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LA SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

1. LA PRIMERA GRAN CRISIS DEL CAPITALISMO

A finales del siglo XIX aparecen nuevas transformaciones a nivel industrial. Aunque Gran Bretaña
aún domina la economía mundial, otros países alcanzan un gran nivel industrial.
Las grandes potencias europeas exportan productos por todo el mundo, comercian entre ellos y
se prestan dinero. Todo esto provoca que la economía mundial esté globalizada, ya que las
economías de los distintos países europeos del siglo XIX dependen unas de otras.
En este ambiente inicial de globalización económica mundial aparece la primera gran crisis del
capitalismo. En 1873, bajo las políticas de los gobiernos liberales que defiende el librecambio de
productos, el mercado europeo se inunda de productos agrícolas de bajo precio que provienen de
los países recién creados en América, antiguas colonias británicas o españolas como EE.UU.,
Argentina, etc.… Los campesinos europeos no logran vender sus productos y muchos se arruinan
y dejaron de comprar productos industriales, lo que repercutía en los beneficios de las industrias.
A toda esta situación se unió el hundimiento de la bolsa de Viena, capital del imperio
Austrohúngaro. En 1870, la disputa por la sucesión de Isabel II de España hizo que Francia le
declarara la guerra a Prusia, guerra que perdió contundentemente. Como condición para poner fin
a la ocupación de gran parte del norte de Francia, Berlín exigió pagos de millones de francos a
modo de compensación por la guerra.
Francia entregó el dinero a Alemania, lo que hizo que Francia se enfrentase a dificultades durante
las siguientes décadas. En cambio, el resultado en Alemania fue muy diferente. El dinero que
entraba en Alemania y Austria hizo que la población comenzará a invertir en bolsa y en el sector
inmobiliario. Esto provoco la subida de las acciones de las empresas austriacas y alemanas en la
bolsa, pero al mismo tiempo esas empresas no estaban vendiendo sus productos al no poder
competir con los fabricantes extranjeros. Los inversores querían vender sus acciones, pero nadie
las quería comprar, lo que hizo que su valor se desplomara y muchos inversores se arruinaran.
Finalmente, la bolsa de valores de Viena se hundió, y la crisis no tardó en extenderse a Berlín y al
resto del mundo. El Paro aumento a nivel mundial, descienden los precios y aumenta la rivalidad
entre los países, los cuales adoptan medidas proteccionistas para salvar sus industrias.

2. INICIO DE LA II REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

La crisis de 1873 modifica la economía mundial al aumentar la competencia entre las empresas y
los países. Las empresas se modifican para poder competir en precios más bajos contra sus
rivales mediante varios procesos:

Concentración de empresas. Se abandonan las empresas pequeñas o familiares de la I


revolución industrial, ya que sólo las grandes empresas pueden conquistar nuevos mercados y
luchar en la guerra de precios contra la competencia. Siendo una gran empresa se logra renovar
más fácilmente las máquinas y contratar a muchos obreros. Todo esto da lugar a las uniones de
varias empresas o la unión de la empresa con el banco, el cual invierte en acciones de la empresa
y logra su control.
Se crean de este modo verdaderos gigantes empresariales y se favorece el nacimiento de los
llamados monopolios, una empresa o varias empresas unidas que controlan y dominan el
mercado de un producto, lo que repercute en que la empresa puede vender al precio que quiera el
producto.

Nueva organización del trabajo. La fuerte competencia entre las empresas obliga a aumentar la
producción de las mismas, lo que da lugar a un nuevo sistema de organizar el trabajo dentro de
las fábricas. Este nuevo método, llamado Taylorismo, fue creado por Frederick Taylor para
aumentar la producción y controlar los tiempos de producción. El Taylorismo estudia los pasos
que se necesitan para realizar un producto y el tiempo necesario en cada paso. Luego cada
obrero se especializa en realizar uno de los pasos productivos en el tiempo que se cree necesario
para ese paso. Mientras otros trabajadores se encargan de supervisar el trabajo para que el
sistema funcione. Finalmente, los obreros reciben un salario proporcional al número de productos
fabricados.
El taylorismo bajó notablemente el coste de producción ya que al pagar por número de piezas
realizadas se pagaban menores salarios, y obligaba a los obreros a producir el máximo posible.
Todo esto generaba grandes riquezas para la empresa y empeoraba las condiciones laborales de
los obreros, los cuales dejan de trabajar a su ritmo y pasan a trabajar al ritmo que marca el
empresario.
Este sistema se difunde por el mundo y será modificado por el dueño de una empresa de
automoción en EE. UU, Henry Ford. El nuevo sistema, conocido como Fordismo, se basa en el
taylorismo, pero introduce la cadena de montaje. Se divide al máximo los pasos necesarios para
realizar un producto y se sitúan a los obreros a lo largo de una cadena donde cada uno de ellos es
responsable de realizar uno de esos pasos, el cual lo repite sin parar. Como cada producto se
hacía por etapas sobre la cadena, el sistema paso a llamarse sistema de montaje.
El sistema necesitaba de mucha mano de obra

Nuevas formas de capital

Si los pioneros de la industrialización habían financiado sus negocios en buena medida con capital
familiar, las nuevas necesidades impulsaron la búsqueda de nuevas fuentes de financiación. Es el
caso del ferrocarril, para cuya implantación y desarrollo se necesitaban grandes cantidades de
recursos que desbordaban las posibilidades de los particulares adinerados. 

Destacaron como formas o instrumentos de capital:

La Banca: los empresarios acudieron a


ella en busca de créditos con los que
hacer frente a los crecientes
desembolsos de inversión.

Las sociedades anónimas: constituidas por socios propietarios de acciones (participaciones) de la


empresa, que se repartían los beneficios generados proporcionalmente. La compra y la venta de
acciones tuvo como escenario la Bolsa.   

Durante la primera industrialización los capitales estuvieron dispersos en pequeñas empresas que


competían en un mercado libre. Durante la Segunda Revolución Industrial se tendió a
la concentración de capitales en pocas manos y a la fusión empresarial. Las compañías más
poderosas absorbieron a las más débiles y controlaron las distintas ramas de la producción
pretendiendo controlar el mercado en régimen de monopolio. 

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