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GUÍA DE ESTUDIO

ATENCIÓN
LOGOPÉDICA DEL
DAÑO CEREBRAL
ADQUIRIDO

BEATRIZ VALLES-GONZÁLEZ
ALEJANDRO CANO VILLAGRASA

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Reservados todos los derechos. Este manual no puede
reproducirse total ni parcialmente, en cualquier forma que sea,
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JUNTA DE GOBIERNO

Cristina Peris Hernández


Decana Asunción Soriano Gracia
Vocal
Amparo Ygual Fernández
Vicedecana Esther Pastor Ventura
Vocal
Sandra Borrás Gómez
Secretaria Clara Puig Herreros
Vocal
Javier Esparcia Navarro
Tesorero Beatriz Valles-González
Vocal
Mª José Albert Mota
Vocal Mª José Manzana Sorribes
Vocal
Celia Gómez Uribes
Vocal

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AUTORES
BEATRIZ VALLES-GONZÁLEZ
FONOAUDIÓLOGA

Fonoaudióloga. Instituto Venezolano de la Audición y el Lenguaje.


Venezuela. Maestría en Lingüística y Doctorado en Educación.
Universidad Pedagógica Libertador. Venezuela. Research Post-
doctoral Fellow in Clinical Bioethics. Universidad de Chicago (USA).
Logopeda en la Clínica de Logopedia. Fundación Lluís Alcanyis-
Universidad de Valencia (UV). Investigadora adscrita al Proyecto:
“Capacidades Metalingüísticas y función ejecutiva en la afasia y
trastornos relacionados”. UV. Autora de artículos y capítulos de libros
sobre los trastornos del lenguaje en enfermedades degenerativas y
sobre la atención logopédica de la persona con demencia. Miembro
de ASHA y de la Sociedad Brasilera de Fonoaudiología.

ALEJANDRO CANO VILLAGRASA


LOGOPEDA

Logopeda. Universidad de La Laguna. España. Máster en


Atención Infantil Temprana y Experto en Trastornos del
Neurodesarrollo y Psicopatología Perinatal e Infantil. Universidad
de Valencia. España. Doctorando en el Programa en Promoción
de la Autonomía y Atención Sociosanitaria a la Dependencia.
Investigador adscrito al proyecto: Competencias lingüísticas y
cognitivas en población infantil con Trastorno del
Neurodesarrollo. Logopeda de la clínica Inia Neural de
Neurorehabilitación (Sede Valencia). Autor de diversos artículos
sobre los trastornos del lenguaje en la infancia y sobre la atención
logopédica en la edad infanto-juvenil.

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN …………………………………………………….. pág. 6

CONCEPTO DE DCA ……………………………………………….. pág. 10

SÍNTOMAS LINGÜÍSTICOS Y COGNITIVOS DEL DCA ……….. pág. 18

EVALUACIÓN LOGOPÉDICA EN DCA ………………………….. pág. 33

INTERVENCIÓN LOGOPÉDICA EN DCA ……………………….. pág. 40

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I. INTRODUCCIÓN
La atención logopédica de las personas con daño cerebral adquirido (DCA) o daño
cerebral sobrevenido, es un campo complejo, interdisciplinar y abierto a una
transformación permanente, todo ello gracias al diseño de nuevas soluciones
terapéuticas por parte de muchos especialistas o por los resultados de nuevas
investigaciones en esta área. Desde que se publicaron los primeros programas de
intervención de la persona con DCA en el siglo pasado, dicha complejidad quedó
en evidencia, pues atender a una persona con este tipo de lesiones requiere de una
formación en anatomía, y de manera muy específica, en neuroanatomía y
neurofisiología, razón que obliga estudiar el sistema nervioso central, el sistema
nervioso periférico y el sistema límbico, desde una perspectiva integral, donde lo
estructural se vincule de manera práctica con lo funcional.

Pero, además, es necesario tener en cuenta que la neurología es una disciplina en


continuo desarrollo. Diariamente podemos conocer de nuevos datos sobre la
fisiología de las estructuras cerebrales o sobre los alcances de métodos de
neurorrehabilitación, lo que supone una dinámica en el conocimiento que obliga al
estudio y a la formación interdisciplinar permanente. Si algo tenemos claro los
logopedas, es que el abordaje de la atención del DCA nos remite a tejer una suerte
de red, en la cual los hilos, representados por las diversas acciones (quirúrgicas,
farmacológicas y no-farmacológicas) ejecutadas por los profesionales involucrados,
se tejen de manera armónica para ofrecer a cada paciente y a sus familiares los
mejores recursos clínicos y terapéuticos.

El DCA se define como una lesión en el cerebro que afecta a varios procesos
cognitivos del ser humano y a otras funciones, como por ejemplo las motoras o las
sensoriales. Su etiología es muy amplia y diversa, pues puede ser ocasionado por
traumatismo craneoencefálico (TCE), accidentes cerebro vasculares isquémicos o
hemorrágicos, tumores cerebrales, anoxia, hipoxia o encefalitis (Calderón-
Chagualá, 2019). De esta manera, el DCA ocasiona alteraciones en diferentes áreas
de funcionamiento: cognitivas, emocional, social e incluso en los contextos

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académico y laboral, pudiendo dejar como secuela discapacidades temporales o
permanentes.

En España, cada año se dan 104.701 nuevos casos de DCA: 99.284 por accidentes
cerebrovasculares, 4.937 por TCE y 481 por anoxias. El 65,03 % de las personas
con DCA son mayores de 65 años, lo que se relaciona con una alta incidencia del
ictus en un colectivo en el que la mayor parte son mujeres con una prevalencia del
52%. Además, el 89% de la población presenta serias dificultades para afrontar las
actividades de su vida diaria. A pesar de este porcentaje, el 42% del total de las
personas con DCA que solicitaron algún tipo de valoración de su dependencia
fueron mujeres. Esto sugiere una mayor vulnerabilidad por parte de las mujeres con
DCA, que solicitan en menor medida que los varones el reconocimiento
administrativo de la discapacidad, situación que diversos investigadores han
relacionado con factores de edad y culturales (FEDACE, 2015).

Datos recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE) indican que en España
residen 420.064 personas con DCA, de las cuales un 78% se debe a ictus. La
mayoría de las personas con este diagnóstico presenta secuelas que afectan a
componentes sensoriomotores, cognitivos, emocionales o conductuales. Estos
déficits o discapacidades repercuten directamente en el desempeño ocupacional de
las actividades de la vida diaria. Tanto las actividades como la participación del
individuo se ven alteradas, llegando incluso a producirse el abandono de las
mismas. Por ello, uno de los objetivos primordiales de la rehabilitación se centra en
alcanzar la mayor independencia posible, tanto en su hogar como en su comunidad.

Todo lo expuesto nos obliga como logopedas a entender que la persona con DCA
debe ser tratada en una perspectiva integral, por lo que nuestras acciones deben
centrarse en alcanzar el mayor bienestar posible y una adecuada calidad de vida
tanto para los pacientes como para sus familiares. Una primera tarea que se puede
proponer es estudiar el concepto de DCA en una perspectiva que permita analizar
el impacto que el mismo provoca en las diversas áreas o contextos de vida del sujeto
y entender, además, que los programas de atención logopédica deben abordar un
amplio abanico de funciones, con metodología cada vez más compleja y que su

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puesta en marcha puede extenderse por varios años. Estos argumentos justifican
la elaboración de la Guía de Estudio Atención Logopédica del Daño Cerebral
Adquirido.

Con el objetivo de orientar el estudio de diversos factores relacionados con la


atención logopédica del DCA, ofrecemos esta guía de estudio que contiene
información sobre conceptos, procedimientos de evaluación e intervención
logopédica, los cuales son complementados con una serie de lecturas
seleccionadas que permiten conocer referencias actualizadas sobre los diferentes
aspectos a tratar. No pretendemos abordar un tema tan complejo de forma
exhaustiva, ni de ninguna manera se busca sustituir una formación académica
sistemática. El Colegio Oficial de Logopedas de la Comunidad Valenciana
(COLCV) tiene como único propósito brindarles a sus afiliados información clave
relacionada con DCA. La lectura de los diferentes textos que se han seleccionado
permitirá de acuerdo con los intereses individuales o particulares, analizar
información relevante para cualquier logopeda que trabaja con población con DCA,
de manera de poder aclarar tres grandes interrogantes en torno a la atención
logopédica: Saber qué pasa, saber qué hacer y saber cómo hacerlo.

Los usuarios de la guía podrán, de acuerdo con sus intereses y necesidades


individuales, realizar el análisis de una serie de aspectos que son fundamentales
para definir líneas de acción en lo relacionado con la atención logopédica, para así,
ofrecer mejores alternativas terapéuticas a las personas con DCA que atendemos
en el ámbito clínico. Por esta razón la guía se ha organizados en los siguientes
apartados:

 Concepto de DCA.
 Síntomas lingüísticos y cognitivos del DCA.
 Evaluación logopédica el DCA.
 Intervención logopédica el DCA.

En cada sección, luego de una introducción, se ofrecen referencias actualizadas


sobre cada apartado, bien de artículos de investigación (en su mayoría elaborados

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por logopedas, fonoaudiólogos o patólogos del lenguaje), de capítulos de libros
especializados o de páginas web, donde es posible ubicar información que permita
aclarar y profundizar información sobre el DCA.

Referencias

Organización Mundial de la Salud. (2001). Clasificación Internacional del


Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF). Ginebra: OMS.

Federación Española de Daño Cerebral Adquirido (FEDACE): https://fedace.org/

Rodríguez, E., y Simón, T. (2018). Plan terapéutico funcional. En Logopedia y


enfermedades neurodegenerativas. España: Nau Llibres.

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II. CONCEPTO DE DCA

El concepto de DCA se refiere a la lesión de cualquier origen que ocurre de forma


aguda en el encéfalo, causando en el individuo un deterioro neurológico
permanente, lo que condiciona un menoscabo de su capacidad funcional y de su
calidad de vida previa (Castellano et., al, 2012). De acuerdo con la Federación
Española de Daño Cerebral Adquirido (FEDACE), puede ser definido como una
lesión cerebral que ocurre de forma repentina. Es necesario destacar la aparición
brusca de la lesión y, además, un conjunto variado de secuelas que dependerán del
área cerebral lesionada, de la propia gravedad del daño y de las diferentes etapas
por la que transcurre el mismo, a saber: aguda, subaguda y crónica.

De acuerdo con la edad de la persona con este diagnóstico, se pueden diferenciar


dos grandes grupos, así se asume, por una parte, el concepto de Daño Cerebral
Adquirido Infantil (DCAI) y por otra, Daño Cerebral Adquirido en población mayor de
16 años (DCA). Aunque en ambos grupos las secuelas más frecuentes provocan
anomalías en la percepción, alteraciones físicas, motoras, cognitivas y emocionales;
y en lo referente al funcionamiento lingüístico, cabe destacar la presencia de afasia,
agnosias, apraxia, disartria, apraxia, disfagia, entre otros síntomas. Es
imprescindible no solo asumirlos por separado en lo conceptual, también es
necesario considerar otros aspectos que determinan diferencias en cuanto a la
propia intervención logopédica, pues el factor edad o momento del desarrollo de la
persona con DCA supone retos particulares (Castellanos-Pinedo, Cid-Gala, Duque,
Ramírez-Moreno, Zurdo-Hernández, 2012).

El Daño Cerebral Adquirido Infantil (DCAI) es el daño producido en el cerebro con


posterioridad al nacimiento que provoca un menoscabo de la salud y calidad de vida
de quien lo padece. Las causas que lo producen son variadas, las más importantes
son el traumatismo craneoencefálico, y los ictus, pero otras lesiones del cerebro
como tumores, infecciones cerebrales, anoxias, etc., también son capaces de
producirlo. Entendemos por DCAI el daño cerebral súbito ocurrido tras el nacimiento

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que deja una secuela estructural cerebral. En esta categoría se incluyen los
pacientes de más de 28 días de vida y de menos de 16 años (Castellanos-Pinedo,
Cid-Gala, Duque, Ramírez-Moreno, Zurdo-Hernández, 2012).

Pasaremos a definir los factores etiológicos más frecuentes del DCA en general. En
primer lugar, entendemos TCE como un golpe en la región craneal o facial capaz
de herir tejidos blandos o duros y afectar en mayor o menor medida al nivel de
conciencia. De allí que puedan clasificarse en TCE abiertos o TCE cerrados. La
gravedad del TCE depende del modo en cómo ocurrió el traumatismo (caídas,
accidentes de tráfico, agresiones, etc.) y de la aparición de complicaciones tras el
mismo (SENEC, 2018).

Por su parte se define Ictus como la brusca obstrucción de un vaso sanguíneo


cerebral (trombosis, embolia), a su rotura (derrame) o a ambas. La Sociedad
Española de Neurología (SEN) se aboga para que este vocablo sea el único a la
hora de referirse a cualquier tipo de patología cerebrovascular aguda. Según que el
origen del problema sea la obstrucción de una arteria cerebral o su rotura
hablaremos de ictus isquémico (infarto cerebral) o ictus hemorrágico (hemorragia
cerebral). Esta patología representa la segunda causa de muerte en nuestro medio
(la primera en la mujer), una de las principales causas de discapacidad permanente
en el adulto y la segunda causa de demencia tras la enfermedad de Alzheimer
(Sociedad Española de Neurología (SEN)).

Los límites identificados para diagnosticar el DCAI pueden darse con base a
factores temporales de la línea de vida del ser humano, así se tiene que los
problemas aparecidos durante la gestación y el momento del nacimiento no están
incluidos por ser “congénitos”. Además, se excluyen las complicaciones y secuelas
de la prematuridad, que generalmente se presentan como parálisis cerebral infantil,
ya que se considera que están relacionadas con el nacimiento (factores peri-
natales). Otra variable a considerar es el tipo de servicio clínico que atiende a los
pacientes de acuerdo con la edad. Así tenemos, por ejemplo, que los niños y las
niñas menores de 28 días tienen un circuito propio desde neonatología, mientras
que las personas mayores de 16 años son atendidas en las Unidades de DCA. Es

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importante destacar que el factor edad nos remite sobre todo a diferenciar las
lesiones que aparecen en la infancia o en la adolescencia, de aquellas que se
presentan en la adultez. En las primeras el cerebro está en proceso de desarrollo,
por lo que su impacto implica una situación y un manejo diferente del DCA en el
adulto (Coppens, y Patterson, 2019).

Al estudiar cualquier alteración anatomofisiológica adquirida del cerebro o que se


manifiesta a lo largo del ciclo vital, podemos asumir que estamos en presencia de
un DCA. Por la variedad de causas que la provocan, esta entidad es muy compleja,
ya que como se afirmó previamente, su etiología abarca: TCE, ictus, infecciones del
SNC, tumores cerebrales y cambios patológicos producidos por algunas
enfermedades. Por esto, Yates (2003) afirma que las personas afectadas por un
DCA presentan un patrón clínico heterogéneo, con diferentes limitaciones tanto
físicas como en los aspectos cognitivos, conductuales y emocionales. Todo ello
hace que el sujeto y su familia deban aprender a convivir con un funcionamiento
físico, emocional, cognitivo y social disminuido.

El origen diverso del DCA, las distintas manifestaciones que presenta y la ausencia
de criterios homogéneos hacen complejo definir las lesiones y delimitar el daño
cerebral. Por ejemplo, los límites marcados para el DCAI son, la epilepsia (salvo
que el o la paciente presente daño estructural cerebral como consecuencia de la
misma) y el daño medular que sólo se considerará incluido si está asociado a daño
cerebral.

Debido a ello, surge una serie de dificultades a la hora de definir el concepto de


DCAI, puesto que es un concepto clínico no perfectamente definido en la literatura,
no obstante, se ha establecido como uno de los principales problemas
sociosanitarios en nuestro país. Esta indefinición del término nos conduce a una
situación de dificultad para el estudio del mismo. En primer lugar, al no tener una
definición clara del concepto de DCAI, no se pueden comparar los diferentes
estudios epidemiológicos que se realizan en la actualidad, debido especialmente a
la metodología adoptada por los mismos, ya que en estas investigaciones son muy
dispares en cuanto a la definición de este término, lo que inhabilita la comparación.

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Otro aspecto importante es la existencia de una amplia heterogeneidad con
respecto al DCAI. En la actualidad, podemos observar múltiples diferencias
individuales entre los pacientes que sufren DCA en la edad infantil. Esto se debe a
la complejidad de la enfermedad y a sus diversas etiologías que, sumado a las
diferencias individuales, produce una variación en la semiología observada en los
pacientes que la padecen. Por ejemplo, si comparamos los síntomas que presenta
un niño que ha sufrido un traumatismo craneoencefálico que afecta a una zona
cerebral determinada, este mostrará una serie de dificultades que no tienen por qué
ser similares a otro niño que haya sufrido el mismo traumatismo.

Por ello, se deben descartar múltiples patologías de daño cerebral, sobre todo las
que correspondan a una etiología congénita o genética, es decir, aquellas que
surjan durante la gestación o que ya estén programadas genéticamente por
herencia familiar. Esto nos lleva a acotar rigurosamente el abanico de patologías
que recoge y engloba el concepto de DCAI (Castellanos-Pinedo, Cid-Gala, Duque,
Ramírez-Moreno y Zurdo-Hernández, 2012).

En cuanto al DCA en el adulto algunos autores han propuesto incluir también las
lesiones cerebrales que provocan enfermedades neurodegenerativas, tales como el
Alzheimer, la Esclerosis Lateral Amiotrófica, el Huntington, las Demencias
Frontotemporales, entre otras, pues en estos casos se presentan también afasias,
agnosias y apraxias. Este tipo de pacientes es lo que Terradillos y López-Higes
(2016), denominan “afasias atípicas”. Es decir, observamos en la persona afectada,
un rendimiento lingüístico que aparentemente podría sugerir una actuación
logopédica muy parecida a la que se sigue con una persona con DCA provocado
por TCE o por un ictus. Sin embargo, este aspecto precisa de ciertas
consideraciones.

Pietrosemoli (2007), considera que las personas afectadas por enfermedades


neurodegenerativas (demencias, Huntington, Esclerosis, Parkinson) y por afasia
pueden ser incluidas en el grupo denominado población especial, definido como
aquellas personas que, por algún evento interno o externo, de evolución natural o
de presencia repentina, han padecido o padecen alteración de algún aspecto de la

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capacidad lingüística normal, de forma permanente o transitoria. Este concepto nos
obliga a precisar qué es facultad lingüística normal. Esta misma autora la define
como: “la capacidad de cualquier persona para producir habla que esté bien
estructurada desde el punto de vista de la señal lingüística y que esté
apropiadamente relacionada con el contexto en el que se produce” (Pietrosemoli,
op. cit, p. 305).

Sin embargo, es importante destacar que entre la Afasia que acompaña al DCA y
aquella que se relaciona con las enfermedades neurodegenerativas (EN) se puede
establecer una serie de elementos comunes que podrían producir confusión y poner
en riesgo un adecuado diagnóstico diferencial, especialmente cuando se evalúa a
una persona con demencia en etapa inicial. A este respecto cabe destacar, que
ambos trastornos son adquiridos, es decir no son congénitos. Afectan a la población
adulta y, además, presentan características lingüísticas semejantes. Como las
dificultades en el manejo de recursos cohesivos (los cuales interfieren en la
construcción exitosa de la conversación), los problemas para comprender
determinadas estructuras gramaticales y la necesidad de mayor tiempo para
elaborar las respuestas.

A este respecto, Terradillos y López-Higes (2016) afirman que “el daño cerebral que
se produce por otras causas, como un traumatismo craneoencefálico, un proceso
degenerativo (por ejemplo, la enfermedad de Alzheimer), la presencia de un tumor,
de una infección, también puede causar afasia, pero esta aparecería acompañada
de otros síntomas cognitivos como problemas de memoria o un estado confusional”
(op. cit., p.10). En otras palabras, factores etiológicos del DCA también provocan
alteraciones cognitivas que limitan el funcionamiento y nos obligan como
interventores a definir nuevas líneas de acción (Murray y Mayer, 2017).

Desde una perspectiva comparativa, la persona con demencia presenta una pérdida
progresiva de sus habilidades lingüísticas relacionada con el deterioro cognoscitivo
característico de este síndrome, en cambio en la afasia, el sujeto afectado
experimenta en la mayoría de los casos de forma espontánea o mediada por el
efecto de la terapia una mejoría en sus posibilidades de expresión. Consideramos

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que esta diferencia marca las posibilidades de recuperación y afecta
significativamente la actividad de los interlocutores sanos, quienes perciben estas
diferencias y actúan de manera ajustada a sus percepciones sobre las posibilidades
de comunicación de estas personas (Valles-González, 2009).

A medida que la demencia avanza, se espera que la capacidad de responder a las


exigencias de los interlocutores sanos se reduzca. Por el contrario, en la mayoría
de los casos de afasia posterior a DCA, el paciente va mejorando su ejecución
lingüística. Esto determina una aproximación terapéutica diferente, pues en las
poblaciones con EN el énfasis se pondrá en ralentizar los síntomas, es decir en
retardar el avance del deterioro, mientras que en los pacientes con DCA se insistirá
en rehabilitar (recuperar o compensar) las funciones alteradas.

Lo planteado nos lleva a elaborar unas conclusiones con respecto a las limitaciones
en lo relacionado con el concepto de DCA. En lo referente al DCAI, encontramos
que las múltiples dificultades para encontrar las delimitaciones del término se ven
influenciadas por el factor de temporalidad, puesto que debe descartarse aquel daño
que se dé en la fase de gestación o en el momento del nacimiento, lo que provoca
que no se establezca una definición clara y precisa, produciendo que los
investigadores de este campo no puedan relacionar sus estudios y de ahí que exista
una escasa literatura en cuanto a revisiones y metaanálisis bibliográficos. Además
de ello, esta situación produce confusión a la hora de englobar y determinar qué
patologías se recogen dentro de este término, sea una tarea muy laboriosa y que
requiere de un profundo conocimiento del DCAI. De esta manera, existe la
necesidad de seguir estudiando y actuando desde los diferentes equipos
interdisciplinares en el progreso del conocimiento y una mejor definición del DCAI.

Respecto al DCA en adultos, consideramos que asumir las EN como factor


etiológico del DCA obliga a considerar que los objetivos de la atención logopédica
deben ajustarse a las características de la evolución de cada enfermedad en
particular. Lo que si debemos considerar es que actualmente los logopedas
tendremos cada vez mayores posibilidades de atender personas con DCA con
sintomatología cognitiva como parte de las secuelas del mismo (Mahendra y

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Hopper, 2017). Pero, además, es posible que debamos atender a personas
afectadas por una EN que ha sufrido por ejemplo un ictus. Este contexto de
actuación nos demanda de otros enfoques de intervención.

Lo que sí está claro es que, tanto en la infancia como en la adultez, el DCA puede
ser responsable de un empeoramiento de la calidad de vida, que no solo afecta a la
propia persona que lo padece, sino que también impacta a la familia y le demanda
un esfuerzo que en ocasiones puede ser el origen de nuevas situaciones
problemáticas en lo social, en lo educativo, en lo laboral y en lo económico. Todo
esto se debe a que el DCA produce una situación de discapacidad de la persona
frente al entorno, y dificulta la realización de las actividades más básicas de su vida
cotidiana, haciendo necesario diseñar acciones socio-sanitarias ajustadas a esta
realidad.

Para ampliar la información sobre el concepto de TCE se puede consultar las


siguientes páginas web:

Federación Española de Daño Cerebral Adquirido (FEDACE): https://fedace.org/

Asociación de Daño Cerebral Adquirido de Valencia: https://www.nuevaopcion.es/

Sociedad española de Neurocirugía (SENEC). https://senec.es/

Referencias:

Castellanos-Pinedo, F., Cid-Gala, M., Duque, P., Ramírez-Moreno, J. M., Zurdo-


Hernández, J. M. (2012). Daño cerebral sobrevenido: propuesta de definición,
criterios diagnósticos y clasificación. Rev Neurol, 54, 357-366.

Coppens, P., y Patterson, J. (2019). Aphasia Rehabilitation: Clinical Challenges.


USA: Jones & Bartlett Learning Sales.

16
Mahendra, N y Hopper, T. (2017). Dementia and Related Cognitive Disorders. En
Aphasia and Related Neurogenic Communication Disorders. USA: Jones &
Bartlett Learning Sales.

Papathanasiou, I., y Coppens, P. (2017). Aphasia and Related Neurogenic


Communication Disorders. USA: Jones & Bartlett Learning Sales.

Pietrosemoli, L. (2007). Análisis del discurso en poblaciones especiales: la


conversación con afásicos. En “Análisis del discurso. Por qué y para qué”.
Adriana Bolívar Compiladora. Venezuela: Los Libros de El Nacional.

Terradillos, E., y López-Higes, R. (2016). Guía de intervención logopédica en las


Afasias. Madrid: Síntesis.

Valles-González, B. (2009). Intercambios comunicativos en la afasia y en la


demencia: un estudio comparativo del uso de las reparaciones
conversacionales. Letras, 51(78), 249-273.

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III. SÍNTOMAS LINGÜÍSTICOS
DEL DCA

Yates (2003) plantea que el sujeto con DCA presenta un patrón clínico heterogéneo,
con diferentes limitaciones tanto físicas como en los aspectos cognitivos,
conductuales y emocionales. De esta forma, y como ya afirmamos previamente, las
consecuencias del DCA son muy complejas y provocan alteraciones severas en
diferentes áreas o dominios (motoras, sensoriales y cognitivas), además de la
pérdida de independencia funcional, con las consiguientes repercusiones sobre la
vida diaria, laboral, social y económica, tanto para la persona con DCA como para
sus familias. Todo ello hace que el sujeto y su familia deban aprender a convivir con
un funcionamiento físico, emocional, cognitivo y social disminuido, situación que
puede prolongarse por un tiempo extendido.

La logopedia (fonoaudiología) considera como parte fundamental de su ámbito de


estudio la sintomatología del DCA y existe una larga tradición en estudiar los efectos
del mismo sobre el lenguaje y la comunicación humana, englobando estos síntomas
en un grupo denominado lingüísticos-cognitivos (Bayles y Tomoeda, 2007). Más
recientemente Murray y Meyer (2017), definen un conjunto de síntomas
extralingüísticos del DCA y exponen la necesidad de evaluarlos pues “dado que la
presencia y los efectos de los déficits cognitivos pueden coexistir con la afasia, una
evaluación integral de esta patología debe incluir la evaluación de la atención,
memoria y funcionamiento ejecutivo” (op. cit., pp.133).

La heterogeneidad de la sintomatología lingüística-cognitiva de la población con


DCA dependerán de la etiología, por ejemplo, si el daño es causado por enfermedad
cerebro vascular (ECV) o por traumatismo cráneo-encefálico (TCE), por la magnitud
de la misma, por el tiempo de evolución y por el momento del desarrollo en la cual
se presente (infancia, adolescencia o adultez). Este último aspecto, es decir, la edad
o el momento del desarrollo del paciente, obliga a los logopedas a diferenciar
claramente el abordaje de la atención logopédica que podemos ofrecer a los niños

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con respecto a la de los adolescentes, la que va dirigida a los adultos y dentro de
este último grupo, la que se dirige a mayores de 65 años. Pero la topografía de la
lesión es también determinante para la presencia de síntomas que complican el
abordaje logopédico de las personas con DCA. Una lesión ubicada en zonas
anteriores puede afectar procesos motores del habla, es decir el componente
fonético-fonológico. Mientras que lesiones posteriores se relacionan con la
afectación de procesos de comprensión del lenguaje por lo tanto estaríamos
hablando de la alteración de procesos léxicos-semánticos.

Los TCE y las ECV pueden ocasionar diferentes trastornos de la comunicación, los
cuales dependen del tamaño y severidad de la lesión y del nivel resultante de
funcionamiento cognitivo. Cervera Crespo (2018) advierte que mientras en las
afasias provocadas por ECV el daño tiende a estar focalizado, generalmente en el
hemisferio dominante, en las afasias posteriores a TCE el daño “suele ser de
naturaleza multifocal afectando el funcionamiento cognitivo general, a la
comunicación y al lenguaje” (op. cit, pp 155).

Estas alteraciones o síntomas se agrupan en las categorías de trastornos cognitivo-


comunicativos, trastorno específico de lenguaje y trastornos motores del habla
(Fager, 2005; Doyle, Kennedy, Jausalaitis, y Phillips, 2000; Fager, Doyle, y
Karantounis, 2007; Hux, 2003). Para conocer sobre el perfil general de la población
con TCE se recomienda consultar a Rubial-Álvarez y Veiga-Suárez (2012) y a
Cervera Crespo (2018). Una información bastante completa sobre los diferentes
tipos de ECV se puede encontrar en Terradillos y López-Higes, (2016).

Entre las alteraciones más habitualmente descritas en lesiones cerebrales


unilaterales se encuentran las afasias, la apraxia, la anomia, las alteraciones
motoras del hemicuerpo derecho en lesiones del hemisferio izquierdo (HI) y las
limitaciones visuoespaciales, heminegligencia y afectación motora en el hemicuerpo
izquierdo para las lesiones en el hemisferio derecho (HD).

La consideración de factores tales como la topografía cerebral o ubicación de la


lesión y su magnitud, son determinantes en el estudio de los diferentes trastornos

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atendidos por los logopedas. De hecho, estos parámetros se han utilizado para
elaborar una clasificación sintomática de la afasia, la cual analiza los componentes
lingüísticos afectados por una lesión, para deducir su localización y extensión, a
partir del estudio del habla espontánea, capacidad de repetición, comprensión y
denominación que presente la persona evaluada (Terradillos y López-Higes, 2016).

Lamentablemente no existen clasificaciones ideales, pues la variabilidad de


síntomas intragrupo no permite incluir con exactitud a todas las personas afectadas
por DCA. Para analizar la clasificación de la afasia se puede consultar el Clasificador
de la ASHA, además de la extensa Clasificación de las Afasias expuesta por
Terradillos y López-Higes (2016) o la propuesta por Ardila (2006). Para estudiar esta
sintomatología también es importante consultar la CIF o el DSM-V.

Cabe destacar que, si bien en el ámbito logopédico nos referimos al término afasia
como el diagnóstico central del DCA, se entiende que en sus diferentes tipos
coexisten otros síntomas mas allá de las alteraciones en la comprensión o en la
expresión del lenguaje. De esta manera, debemos insistimos en que la persona con
DCA puede presentar trastornos del habla, de la voz, del procesamiento sensorial
(visual o auditivo), alteraciones en la masticación o en la deglución y trastornos
cognitivos, todos estos síntomas pueden cambiar a lo largo del tiempo, bien por la
evolución del DCA o por los efectos de las diferentes terapias que recibe la persona
afectada.

Tratar de entender o evaluar el impacto del DCA nos remite obligatoriamente a la


Clasificación Internacional del funcionamiento y Discapacidad (CIF), pues de
acuerdo con este documento, se entiende la relación entre discapacidad y salud
desde la comprensión holística de los procesos patológicos, las posibilidades de
intervención y la identificación de factores relacionados que van más allá de la
enfermedad. La CIF, basada en un modelo biopsicosocial, da un giro a la hora de
ver esta relación y entiende ambos factores como dos caras de una misma moneda,
no excluyentes entre sí (Rodríguez y Simón, 2018). La discapacidad es considerada
una interacción multidireccional entre la persona y los factores contextuales, por lo
que se estudia el impacto que esta tiene sobre el individuo y sobre su entorno, no

20
la causa que la produce. La CIF proporciona, por tanto, una descripción de
situaciones relacionadas con el funcionamiento humano, y sirve como marco de
referencia para organizar esta información y para a partir de ella, programar tanto
las acciones dirigidas a evaluar como a intervenir a la persona con DCA en el ámbito
clínico.

En el ámbito de la clínica logopédica frecuentemente la persona con DCA se


identifica como un paciente con Afasia, pues este es el diagnóstico que con mayor
frecuencia se hace. Sin embargo y como ya dijimos con anterioridad, la persona con
DCA también puede presentar disartria, anomia, disfagia y otros síntomas que
deben ser identificados oportunamente durante la evaluación logopédica. Paralelo
a esta sintomatología una persona con DCA puede manifestar trastornos cognitivos
y/o emocionales de diferentes tipos. Esta complejidad hace necesario entender que
tanto la evaluación como la atención logopédica directa debe fundamentarse en un
abordaje multidireccional y multidisciplinar. Para conocer más sobre el análisis de
un caso específico de afasia desde la perspectiva CIF se recomienda consultar en
Aldea, Terradillos y Terriza (2009) y a Rubial-Álvarez y Veiga-Suárez (2012).

Con el ánimo de poder comprender los diferentes síntomas relacionados con el


DCA, los logopedas debemos familiarizarnos con un extenso glosario de términos.
A continuación, se expone la relación de los síntomas más comunes propuesta en
la literatura especializada, que abordarían los profesionales de la Logopedia en los
niños que han sufrido un DCA:

La disfagia es una de las patologías más comunes en el DCAI, apareciendo en la


gran mayoría de ellos. Dependiendo de la lesión, se puede encontrar una disfunción,
que provoca que el paciente tenga grandes dificultades a la hora de deglutir,
provocando en numerosas ocasiones aspiraciones pulmonares que derivan en
enfermedades perjudiciales para la salud como puede ser la neumonía aspirativa.
Normalmente, se suelen haber alteraciones miofuncionales como hipotonía o
espasticidad en los músculos y afectación del sistema nervioso de los pares
craneales encargados de la deglución.

21
Según la zona alterada, se pueden encontrar diferentes tipos de disfagia:

 Disfagia orofaríngea: existe una alteración en la fase oral o faríngea. Se


produce dificultad en diferentes etapas la deglución.
 Disfagia esofágica: hay una alteración en la fase esofágica que incluye el
paso del alimento hacia el estómago. Este tipo de disfagia generalmente se
encuentra más relacionada con alteraciones motoras o estructurales del tipo
de masas cancerosas situadas en posiciones más bajas junto a esófago o
hernia de hiato y no es atendida por el logopeda.

La disprosodia y la hipofonía corresponde con la falta de entonación, ritmo y la


intensidad con lo que una persona emite frases durante el proceso de habla. Se
caracteriza por un habla monótona y constante, sin sobresaltos, con muy poco
volumen lo que conlleva una emisión del discurso lineal y sin prosodia. Es un
trastorno muy común en niños que presentan algún daño por etiología oncológica y
suele tener una prevalencia de varios años aún con el tratamiento logopédico
adecuado. También suele surgir por alteraciones estructurales de la laringe, esto en
caso de hemiplejias, ya que todo el lado hemiparético o hemipléjico del cuerpo no
funciona adecuadamente.

La agrafía aparece muy comúnmente en niños con DCA. Independientemente de


la zona cerebral afectada, se encontrarán numerosas limitaciones en este campo,
lo que implica un bajo rendimiento académico durante su etapa escolar. La disgrafía
adquirida (o agrafía) es un trastorno causado por una lesión cerebral que incapacita
total o parcialmente la habilidad de expresar las ideas de forma escrita. Es un
trastorno que implica la escritura y en el DCAI, puede ser evolutivo (si el daño se
produce antes de la etapa lecto-escritora) o adquirida (si el daño se produce
después de desarrollar esta competencia).

A continuación, se proporciona un listado de los diferentes tipos de agrafías:

 Agrafía afásica: déficit de la escritura asociado a afasia.


 Agrafía visoespacial: déficit de la escritura asociado a déficit de la exploración
visiva.

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 Agrafía con alexia: déficit de la escritura asociado a alexia.
 Agrafía pura: déficit de la escritura en ausencia de otros trastornos del
lenguaje oral, de la lectura o de apraxias.
 Agrafia apráxica: incapacidad de trazar correctamente las letras en ausencia
de otros tipos de trastornos apráxicos o de la programación de los
movimientos.

La alexia es un trastorno caracterizado por la pérdida parcial o completa de la


capacidad de lectura, siendo esta producida por la aparición de algún tipo de lesión
cerebral. Se trata pues de una afectación de tipo secundario, es decir derivada de
otra alteración, que incluso puede interpretarse como síntoma de ésta. Existen tres
tipos de alexia:

 Alexia anterior: suele ser habitual que existan menos problemas con palabras
familiares para el sujeto que en comparación al resto de alexias.
 Alexia central: presenta una alteración e imposibilidad o gran dificultad en el
reconocimiento de palabras escritas, pero también en su producción.
 Alexia pura: únicamente aparecen dificultades severas o la completa
imposibilidad en el reconocimiento visual de letras o palabras, pudiendo sin
embargo el sujeto escribir correctamente.

La afasia infantil es un trastorno que poco a poco ha cogido protagonismo en estos


últimos años. Se caracteriza por un predominio de dificultades en su lenguaje
expresivo sobre el lenguaje comprensivo. No obstante, también puede observarse
junto a logorrea parafásica, neologismos etc., acompañados de un trastorno grave
de la comprensión. La recuperación de funciones lingüísticas de fonología, sintaxis,
prosodia es más rápida y completa que en las afasias en un adulto. En cuanto a la
semiología, no se dista notablemente de la de los adultos, puesto que los síntomas
son muy parecidos.

Posiblemente en el ámbito del DCA en los adultos, la Logopedia ofrece información


sobre la sintomatología más abundante y con mayores acuerdos entre los
investigadores. En parte porque este diagnóstico es más prevalente o frecuente en

23
adultos. Además, los trabajos clásicos en afasiología se hicieron con esta población.
Sin embargo, la atención de infantes con DCA es cada vez más frecuente y el
logopeda es fundamental en la habilitación de funciones tan importantes como la
succión y la deglución, las cuales pueden verse comprometidas en niños con DCA
en sus primeros meses de vida y resultan vitales para garantizar la alimentación.

A continuación, presentaremos información relacionada con los síntomas


lingüísticos más frecuentes que podemos identificar de acuerdo a la etiología del
DCA, para ello hemos seleccionado literatura que aborda traumatismo cráneo
encefálico, ictus y lesiones por ocupación o tumores.

Las afasias son perturbaciones de la comunicación verbal y escrita producidas por


lesiones multifocales que pueden afectar a diferentes zonas cerebrales de la
corteza, a la vez que a otras capas subcorticales del mismo, como: del hemisferio
cerebral izquierdo (en donde radican las principales funciones lingüísticas) en las
personas diestras o en el derecho (en donde se establecen las áreas lingüísticas
relacionadas con la prosodia) en las zurdas. Existen diferentes tipos de afasias: de
Broca, de Wernicke, de conducción, global y anómica.

La afasia de Broca, también llamada de expresión, motriz o motora, se caracteriza


por una marcada reducción de la calidad de la expresión oral con una mejor
comprensión. En el lenguaje resalta la dificultad para lograr una adecuada expresión
espontánea y por repetición, además de fallar en la denominación, la lectura y la
escritura. En cuanto a la afasia de Wernicke, o sensorial, el rasgo más característico
a nivel de procesamiento es la afectación severa de la comprensión a nivel de
palabra. La producción puede ser excesiva, llegando a la logorrea, a menudo con
elementos muy distorsionados como los neologismos, dando lugar a una jerga
neologística. Las parafasias pueden ser semánticas, verbales o fonémicas. En las
parafasias que afectan la fonología, los errores tanto a nivel de selección fonémica
como de secuenciación de sílabas o segmentos. En lo que se refiere al discurso, es
frecuente encontrar paragramatismo o disintaxis, con errores en la formulación de
frases y enunciados sin coherencia.

24
CLASIFICACIÓN DE LAS AFASIAS

FLUENTES NO FLUENTES

El individuo es capaz de producir habla. La La producción de voz se detiene y


estructura de la oración está con esfuerzo. La gramática está alterada,
relativamente intacto pero, hay defectos pero, el contenido de las palabras puede
en los significados ser preservado.

La comprensión del La comprensión La comprensión del La comprensión


lenguaje está del lenguaje está lenguaje está del lenguaje está
relativamente relativamente
intacta
alterada alterada
intacta

AFASIA DE AFASIA DE AFASIA DE BROCA: AFASIA GLOBAL:


CONDUCCIÓN: WERNICKE: dificultad repetición pobre lesión grave en
dificultad en acceder al para repetir palabras de palabras y producción y
léxico y repetir frases y frases frases expresión de
lenguaje;
puede ser capaz de
comunicar
AFASIA ANÓMICA: AFASIA AFASIA usando expresión,
dificultad para TRANSCORTICAL TRANSCORTICAL entonación facial
encontrar palabras, SENSORIAL: buena MOTOR: buena y gestos.
uso de términos repetición de repetición de
genéricos palabras y frases; palabras y frases,
(ej. "cosa"), puede repetir más pero puedes tener
circunlocuciones y preguntas de que dificultad de
repetición contéstales como responder a
preservado de una "Ecolalia" preguntas
palabras y frases espontáneamente.

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Respecto a la afasia de conducción, se caracteriza por un lenguaje fluente, pero con
alteración en la denominación y abundantes parafasias, estando la comprensión
casi preservada. Se observa asimismo un marcado déficit en la repetición. La afasia
de conducción afecta también la lectura y la escritura.

La afasia global es el síndrome más grave entre los trastornos adquiridos del
lenguaje, ya que afecta tanto a la producción como a la expresión en grado severo.
En la vertiente productiva, en general se manifiesta una anulación total del lenguaje,
con posibilidad de algunos automatismos preservados. El procesamiento está
alterado incluso a nivel de palabra. Las personas con afasia global presentan
también afectaciones muy severas en la lectura y la escritura.

Por último, en las afasias anómicas, la característica principal es la dificultad para


acceder al léxico, estando el resto de funciones prácticamente preservadas. Como
resultado el discurso se llena de circunloquios y expresiones vagas o bien de
aproximaciones léxicas, siendo a veces el paciente incapaz de encontrar recursos
compensatorios para transmitir la palabra bloqueada. La dificultad léxica se
manifiesta tanto en el lenguaje oral como en el escrito.

La apraxia del habla es una alteración en la planificación fonético-motora del habla,


donde se evidencian problemas de selección y secuenciación de patrones motores
relacionados (lengua, laringe y velo del paladar) y en ocasiones, imposibilidad
articulatoria. No solo hay afectación del SNC sino también del SN periférico. Otros
términos incluyen apraxia del habla, apraxia del habla adquirida, apraxia verbal y
dispraxia. La persona con apraxia del habla sabe qué palabras quiere utilizar, pero
el cerebro tiene dificultad en coordinar los movimientos musculares necesarios para
decir dichas palabras. Puede que diga algo completamente diferente, incluso
palabras inventadas. Por ejemplo, la persona puede tratar de decir "chaqueta" pero
lo que le sale es "tate" o incluso "cacheta". La persona puede reconocer el error y
tratar de nuevo, y en ocasiones es capaz de rectificarlo, pero algunas veces dice
algo completamente diferente. Esto puede ser muy frustrante para el hablante.
Puede ser difícil entender a una persona con apraxia del habla.

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La apraxia del habla puede ser leve o grave. La persona con apraxia puede:

 tener dificultad en imitar los sonidos del habla.


 tener dificultad en imitar movimientos no necesariamente relacionados con el
habla (apraxia oral), como sacar la lengua.
 realizar esfuerzos tentativos al tratar de producir los sonidos.
 en casos graves, ser incapaz de producir sonido alguno.
 cometer errores irregulares.
 hablar a un ritmo lento.
 conservar parcialmente la capacidad de producir el "lenguaje automático"
(lenguaje de rutina), por ejemplo, respuesta a saludos como "Hola, ¿qué tal?"

La apraxia puede darse de manera simultánea con la disartria (debilidad muscular


que afecta la producción del habla) o la afasia (dificultades del leguaje relacionadas
con lesiones neurológicas).

La disartria se da como resultado de una afectación del SNC o del SNP que
produce dificultades en la programación o en la ejecución motora dando
alteraciones en el rango, fuerza, tono, velocidad y precisión de los movimientos de
la musculatura del habla, provocando una articulación errática. El tipo y la gravedad
de la disartria dependerán de qué parte del sistema nervioso se vea afectada.

La persona con disartria puede exhibir cualquiera de los siguientes síntomas,


dependiendo de la magnitud y ubicación de la lesión al sistema nervioso:

 "Arrastrar" las palabras al hablar.


 Hablar muy bajito o ser apenas capaz de susurrar.
 Hablar con lentitud.
 Hablar con rapidez y "entre dientes".
 Movilidad limitada de la lengua, los labios y la mandíbula.
 Entonación (ritmo) anormal al hablar.
 Cambios en el timbre la voz (voz "nasal" o sonar "tupido").
 Ronquera.

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 Voz entrecortada.
 Babeo o escaso control de la saliva.
 Dificultad al masticar y tragar.

La anomia es uno de los síntomas más comunes que experimentan los pacientes
con afasia. Es la dificultad de recuperar palabras o reproducir los sonidos que las
componen. Anomia se muestra tanto en el uso oral como escrito del lenguaje, así
como en tareas programadas como la denominación o descripción de imágenes, o
en el uso del habla coloquial (Rosell-Clari y Hernández-Sacristán, 2017). Se
considera anomia la dificultad en producir el nombre de las cosas, sin producir otro
distinto en situación de denominación (Nespoulous, 2000; Siegal, Varley y Want,
2001; Moineau, 2003).

Los circunloquios son las muestras de lenguaje expresivo en donde el individuo


emite de forma poco precisa y redundante la idea sobre un concepto u objeto. Sería
pues, una emisión en donde se da ciertos rodeos para expresar una idea que podría
haberse dicho de una forma mucho más breve.

La ecolalia es un trastorno del habla que consiste en la repetición involuntaria e


inconsciente de palabras, frases, e incluso conversaciones, diálogos… etc. Es una
perturbación del lenguaje en la que el sujeto repite involuntariamente una palabra o
frase que acaba de pronunciar otra persona en su presencia, a modo de eco.

Las parafasias son sustituciones durante el proceso del habla, en donde el paciente
cambia la palabra adecuada por otra que no guarda coherencia o cohesión en la
frase emitida. Esto también puede ocurrir con sonidos pertenecientes a fonemas o
sílabas. Se distinguen dos tipos de parafasias:
 Parafasias semánticas que es la sustitución de una palabra por otra que
pertenece al mismo campo semántico
 Parafasias verbales: esencialmente en la utilización de una palabra en lugar
de otra.

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 Parafasias fonémicas: es la sustitución de uno o más fonemas de una
palabra, lo que resulta en la producción de palabras deformadas. Se conoce
también como parafasia literal.

El agramatismo es ausencia de palabra de clase cerrada (artículos, pronombres,


preposiciones y conjunciones) y morfemas gramaticales (tanto flexivos como
derivativos) en el discurso de los pacientes, lo cual provoca que su lenguaje se
vuelva telegráfico. Esta alteración se observa comúnmente en la afasia de Broca.
Se observa dificultad para el uso de las uniones gramaticales, la conjugación de
verbos y el conjunto de elementos y pequeñas partículas, que dan cohesión a los
distintos elementos de la frase y aseguran que los elementos hablados se coordinen
fluidamente los unos con los otros. Las personas que presentan agramatismo
utilizan predominantemente frases construidas por yuxtaposición de elementos, en
especial sustantivos, y, en principio, emplea los verbos en forma infinitiva; podría
decirse que el lenguaje se ha reducido al esqueleto de la frase.

El paragramatismo es una alteración del lenguaje hablado, que consiste en que


las oraciones están desorganizadas sintácticamente. También se da cuando el
usuario utiliza formas gramaticales incorrectas a la hora de estructurar las
oraciones.

Los automatismos están formados por elementos de lenguaje automático o


expresiones emocionales de uso común en la vida corriente que, durante la fase
inicial de reducción grave del lenguaje en el paciente afásico, pueden constituir la
mayor parte de las producciones habladas del paciente, si no las únicas posibles.
Estas emisiones están bien articuladas, en marcado contraste con la incapacidad
del paciente para elaborar otros elementos hablados.

La desintegración fonética produce que los sonidos tienden a emitirse en


condiciones de una motilidad más elemental. De esta manera, puede aparecer todo
tipo de deformaciones: elisiones, asimilaciones, sustituciones, metátesis, epéntesis
en el lenguaje.

29
La heminegligencia consiste en la dificultad que presenta el individuo para
orientarse, actuar o responder a estímulos o acciones que ocurren en el lado
contralateral a una lesión hemisférica, que no es debida a trastornos elementales
sensoriales o motores. Típicamente se ha descrito por lesiones que afectan el lóbulo
parietal, fundamentalmente el derecho. En la heminegligencia, hay una pérdida de
la configuración de la entrada sensorial al cerebro, especialmente al neocórtex;
teniendo en cuenta que el lóbulo parietal contiene el esquema corporal y media la
percepción espacial, la topografía más frecuentemente descrita es precisamente en
este.

La jergafasia es una deformación del lenguaje que puede aparecer en las afasias.
Comprende un lenguaje donde se mezclan los neologismos o formación de palabras
nuevas, las parafasias y las disintaxias. Tiene como características principales una
producción fluente, la estructura sintáctica está preservada y presencia de
neologismos y/o parafasias.

Los neologismos pueden definirse como una palabra nueva que aparece en una
lengua, la inclusión de un significado nuevo en una palabra ya existente o una
palabra procedente de otra lengua. Existen diferentes tipos de neologismos:

 Neología de forma: son palabras creadas a partir de cambios morfológicos


de vocablos ya existentes en la propia lengua.
 Neología de sentido: son palabras nuevas a partir de vocablos ya existentes
en la propia lengua que sufren cambios semánticos o de significado.

Las perseveraciones son repeticiones sucesivas de una palabra o respuesta


previamente utilizada. El usuario evoca nuevamente una palabra o respuesta que
se había escuchado o producido con anterioridad.

Los trastornos conductuales y emocionales están presentes en la mayor parte


de los DCA tanto en la edad infantil como en la adulta. Estos trastornos se
manifiestan en forma de inhibición, inflexibilidad, impulsividad o muestra de
conductas disruptivas (generalmente más frecuente en niños que en adultos). En
adultos, se manifiestan, además de los mencionados, otros síntomas como bajo

30
estado anímico, depresión, trastornos del humor o cambios en rasgos de
personalidad dependiendo de la zona del daño.

Para estudiar diversos clasificadores y los síntomas de la afasia recomendamos


consultar:

Ardila, G. (2006). Las afasias. Miami: Florida International University.

Rubial-Álvarez, S., y Veiga-Suárez, M. (2012). Perfil del sujeto con daño cerebral
adquirido en fase crónica en un recurso de atención sociosanitaria. Rev Neurol,
55 (7), 392-398.

Terradillos, E., y López-Higes, R. (2016). Guía de intervención logopédica en las


afasias. Madrid: Síntesis.

ASHA:
https://www.asha.org/uploadedFiles/ASHA/Practice_Portal/Clinical_Topics/Aph
asia/Common-Classifications-of-Aphasia.pdf.

Referencias:

Aldea Jiménez, A., Estíbaliz Terradillos Azpiroz, E., y Terriza Reguillos, E. (2010).
Análisis de un caso de afasia a través de la Clasificación Internacional del
Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud. Bol AELFA, 10 (1), 2-7.

Rosell-Clari, V., y Hernández-Sacristán, C. (2017). Anomia rehabilitation viewed


from a pragmatic-functional paradigm. A case study. Revista de Investigación
en Logopedia, 1, 47-70.

Rosell-Clari, V., y Hernández-Sacristán, C. (2014). La evaluación del lenguaje en el


adulto, la Afasia como ejemplo. En Lingüística y déficit comunicativos. ¿Cómo
abordar las disfunciones verbales? Madrid: Síntesis.

31
Yates, P. J. (2003). Psychological adjustment, social enablement and community
integration following acquired brain injury. Neuropsychol Rehabil, 13, 291-306.

32
IV. EVALUACIÓN LOGOPÉDICA DEL DCA

De acuerdo con la ASHA (2007) los servicios de patología del habla y lenguaje
(fonoaudiología o logopedia) desarrollan acciones de diagnóstico y tratamiento de
la deglución (disfagia), el habla y el lenguaje, y los trastornos de la comunicación de
base cognitiva. Los patólogos del habla y el lenguaje (fonoaudiólogos o logopedas)
tratan los trastornos de producción de sonido del habla (por ejemplo, articulación,
apraxia, disartria), resonancia (por ejemplo, hipernasalidad, hiponasalidad), voz (p.
ej., calidad de fonación, tono, respiración), fluidez (p. ej., tartamudeo), lenguaje (por
ejemplo, comprensión, expresión, pragmática, semántica, sintaxis), trastornos
relacionados con la cognición (por ejemplo, atención, memoria, resolución de
problemas, funcionamiento ejecutivo) y alimentación y deglución (p. ej., etapas oral,
faríngea y esofágica).

El logopeda emplea una variedad de pruebas de evaluación formales o informales,


estandarizadas o no estandarizadas para determinar el tipo, los factores y la
gravedad de los trastornos del habla, la voz y el lenguaje relacionados con el DCA.
La evaluación inicial establece los datos de referencia necesarios para evaluar las
expectativas, el potencial de habilitación o rehabilitación, establecer metas
funcionales y conocer en profundidad la calidad de la comunicación.

Debe incluir pruebas de diagnóstico objetivas o subjetivas (estandarizado o no


estandarizado), interpretación de resultados de pruebas y hallazgos clínicos. Si las
pruebas de línea de base no se pueden realizar por ningún motivo, esto debe
tenerse en cuenta. En este caso es importante describir de forma lo más precisa
posible el rendimiento observado y explicar los motivos por los que no se pudo
realizar una evaluación formal. Las reevaluaciones son apropiadas cuando el
paciente exhibe un cambio en las habilidades funcionales de comunicación del
habla y lenguaje.

La primera tarea a realizar en la consulta es diseñar un plan de evaluación ajustado


a las necesidades particulares de cada persona con DCA a partir del análisis de su

33
historia clínica. Dentro de esta, es necesario recoger información referente al motivo
de consulta, sintomatología existente, características físicas y psicológicas,
antecedentes familiares y personales, y otros procesos cognitivos que puedan estar
afectados.

Acto seguido, es conveniente establecer unas hipótesis sobre qué dimensiones y


áreas se van valorar, determinando de esta manera los instrumentos, pruebas y
baterías diagnósticas y de evaluación que se administrarán. A continuación, se
muestra un listado con algunas de las pruebas utilizadas en la valoración y
evaluación de las competencias y habilidades lingüísticas en la edad infantil:

La Evaluación Clínica de los Fundamentos del Lenguaje - 5 (CELF-5; Wiig,


Semel y Secord, 2018) es un instrumento clínico de aplicación individual para niños
y adolescentes con edades comprendidas entre los 5 y los 15 años. Está diseñado
para identificar, diagnosticar y realizar el seguimiento de los trastornos del lenguaje
y la comunicación. Este instrumento valora aspectos del lenguaje expresivo como
el léxico, la morfosintaxis, la semántica y la pragmática, así como del lenguaje
receptivo.

El Registro fonológico inducido (RFI; Juárez y Monfort, 2010) es un cuestionario


que se puede aplicar a partir de los 3 años de edad. Tiene como objetivo principal
examinar la articulación del habla en producción inducida de palabras y, en caso
necesario, en repetición. Por lo que evalúa los fonemas en diferentes posiciones y
los procesos de simplificación del habla.

La Prueba de Lenguaje Oral de Navarra (PLON-R; Aguinaga, Armentia, Fraile,


Olangua y Uriz, 2016) es una prueba de aplicación individual que se administra a
niños de 3 a 6 años de edad. Su objetivo es la detección fácil y rápida (es decir,
empleándose como screening) de las dificultades y limitaciones del lenguaje. Evalúa
todos los componentes del lenguaje (fonología, morfología, sintaxis, semántica y
pragmática) a través de diferentes pruebas como la articulación de fonemas,
repetición de frases, comprensión léxica, identificación de colores, entre otras, y que
pueden cambiar en función de la edad.

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El Test de Illinois de Aptitudes Psicolingüísticas (ITPA; Kirk y otros, 2019)
consiste en un instrumento de valoración clínica que se administra de forma
individual en niños con edades de entre 3 y 10 años. Su objetivo principal es detectar
posibles dificultades en el proceso de comunicación, así como las habilidades o
condiciones positivas que puedan servir de apoyo a un programa de recuperación.
Este test valora la comprensión y asociación auditiva y visual, expresión verbal y
motora, memoria secuencial y visomotora, integración visual, auditiva y gramatical.
Además, es útil para conocer cual es el mejor canal de entrada y salida del paciente
(auditivo, verbal o visomotor) así como sus procesos.

La Batería de Lenguaje Objetiva Criterial (BLOC; Puyuelo, Renom, Solanas y


Wiig, 1998) consiste en un instrumento para realizar una evaluación individual los
aspectos lingüísticos de niños de 5 a 14 años de edad. Su objetivo es detectar
alteraciones del lenguaje e identificar las necesidades lingüísticas de los pacientes,
así como medir su evolución. Con ella se puede evaluar componentes morfológico,
sintáctico, semántico y pragmático del lenguaje. Cada componente se divide en una
serie de bloques que evalúan diferentes habilidades como la formación de plurales,
tiempos verbales en formas regulares e irregulares, entre otras.

La Escala de Desarrollo de Lenguaje Expresivo y Receptivo de Reynell III


(Edwards, Fletcher, Garman, Hughes, Letts y Sinka, 1997) se aplica de forma
individual a niños con edades comprendidas entre el año y medio y los 7 años. Tiene
como objetivo detectar posibles problemas de lenguaje y ofrecer guías básicas de
terapia y estimulación, evaluando el lenguaje receptivo y expresivo.

A continuación, se propone una serie de instrumentos de diagnóstico y evaluación


enfocados a la valoración de adultos y ancianos que presentan un daño cerebral
adquirido:

El Test de Boston para el Diagnóstico de Afasias (TBDA; Godglass y Kaplan,


1996) permite extraer un perfil exhaustivo del paciente, así como una escala de
severidad. Presenta dos modalidades de aplicación, una de ellas abreviada. Ambos
se obtienen a partir de los datos recogidos en los subtests de Conversación,

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Descripción de lámina y Discurso Narrativo. Así mismo, la comparación del perfil del
paciente con los rangos de cada tipo de afasia da lugar al diagnóstico sindrómico
del paciente.

El Western Aphasia Battery (WEB; Shewan y Kertesz, 1980) es una batería del
lenguaje que incluye subtests de otras funciones cognitivas para valorar la posible
presencia de apraxia bucofonatoria, ideomotora o constructiva, así́ como las
dificultades de cálculo y de pensamiento abstracto. Permite establecer el
diagnóstico sindrómico en función de las puntuaciones de los subtests, así́ como el
grado de severidad de la afasia. Como rasgo distintivo, el test ofrece la opción de
explorar la denominación mediante objetos reales.

El Test de Barcelona (TDB; Peña Casanova, 2019) es una batería


neuropsicológica que incluye subtests de lenguaje entre otras funciones cognitivas.
El propio test establece un “perfil de afasias” a partir de la aplicación de una
selección de algunos subtests. Este instrumento consta de una versión abreviada
que acorta sustancialmente el tiempo de aplicación gracias a la eliminación de
algunos de los subtests del test original. Actualmente dispone de una versión online
que incluye otros tests neuropsicológicos, así́ como herramientas de gestión del
tratamiento de los pacientes.

La Batería de Evaluación de los Trastornos Afásicos (Beta; Cuetos Vega y


González-Nosti, 2009) se trata de una batería de exploración lingüística que
explora los procesos alterados desde el punto de vista del marco teórico de la
neuropsicología cognitiva. El test agrupa las pruebas en 6 dominios (Comprensión
Oral, Producción Oral, Lectura, Escritura, Semántica y Oraciones) e incluye léxico
frecuente e infrecuente así́ como elementos que representan seres vivos y seres
inanimados. En función de los resultados de cada subtest, este instrumento de
exploración permite determinar el diagnóstico sindrómico con precisión, tanto en lo
que respecta a la anomia, como a la alexia y disgrafía.

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La evaluación de pares craneales: la exploración neurofisiológica de los pares
craneales se ha de realizar evaluando diferentes nervios encargados del habla, el
lenguaje y la voz. A continuación, se describen los pares craneales que intervienen:

 Nervio Trigémino (par V): debe incluir la evaluación del funcionamiento de los
músculos pterigoideos, los maseteros y los temporales. Se tiene que registrar
la capacidad, el recorrido muscular, la velocidad, la simetría, la coordinación,
la fuerza de los movimientos y la presencia o no de movimientos patológicos
como temblores, etc.
 Nervio facial (par VII): supone valorar el estado de la musculatura implicada
en la mímica de la cara en reposo, movimiento y posturas sostenidas.
 Nervios Glosofaríngeo (par IX) y Vago (par X): se centran en el
funcionamiento del velo del paladar, la faringe y la laringe. Se estudia la
simetría, el recorrido muscular, la velocidad y la fuerza de los movimientos.
 Nervio Accesorio (par XI): supone el estudio del músculo
esternocleidomastoideo y de la parte rostral del músculo trapecio. Se valora
la simetría y el recorrido muscular del movimiento pidiéndole al paciente que
rote la cabeza a ambos lados y que la incline sobre sus hombros.
 Nervio Hipogloso (par XII): supone el estudio de la integridad lingual. Deben
observarse: la presencia de atrofia muscular por denervación, la aparición de
fasciculaciones por contracción involuntaria de los fascículos musculares, las
desviaciones en el desplazamiento antero-posterior y lateral de la lengua y
las alteraciones en la coordinación.

MetAphAs. Protocolo de exploración de habilidades metalingüísticas


naturales en la afasia (Rosell Clari y Hernández Sacristán, 2014). Es un
protocolo de evaluación de las habilidades metalingüísticas en pacientes con afasia
que incluye 40 ítems distribuidos en seis secciones, a saber: 1) Lenguaje interior,
capacidad de inhibir y discurso. 2) Control de procedimientos semióticos
concurrentes. 3) Habilidades parafrásticas y fenómenos asociados. 4) Decir referido
y fenómenos asociados. 5) Capacidad de monitorización. Marcas de
contextualización. 6) Usos desplazados del lenguaje y teoría de la mente. Este

37
protocolo de exploración es útil para desarrollar programas de intervención que
mejoren las habilidades metalingüísticas y la comunicación de los pacientes, por
estas razones se le considera como un recurso apropiado para evaluar la función
lingüística en las personas con DCA. Este protocolo es útil, además, para identificar
perfiles diferenciales metalingüísticos en los pacientes que sirven como punto de
partida para la planificación de la intervención individualizada.

El Índice de Discapacidad Vocal (VHI; Núñez-Batallaa, Corte-Santosb,


Señaris-Gonzáleza, Llorente-Pendása, Górriz-Gilc, Suárez-Nieto, 2007): consta
de un formulario de autoevaluación que explora tres dominios (funcional, orgánico
y emocional), mediante 10 preguntas en cada uno (seleccionadas a partir de
informes de enfermos, para asegurar que la escala tenga contenido y validez
nominal). Las tres subescalas exploradas son: la funcional que describe el efecto
del trastorno de la voz en las actividades cotidianas del paciente, la orgánica que
valora la percepción del paciente de las molestias laríngeas o de las características
de la fonación y la emocional que indica la respuesta afectiva del paciente al
trastorno vocal. Este test es válido para todos los tipos de alteraciones vocales y ha
sido validado estadísticamente.

La exploración de la deglución por Videofluoroscopia (VFSE): es un examen


que realiza el cuerpo médico. Evalúa su capacidad para tragar de forma segura y
eficaz. Este examen no invasivo utiliza la fluoroscopia para ayudar a identificar el
espesor del líquido y de la comida que usted puede comer de la forma más segura.

El Método de Exploración Clínica Volumen-Viscosidad (MECV-V, Clavé et. al.,


2006) consiste en la administración de bolos de 5, 10 y 20 ml con viscosidades
néctar, pudding y líquida (agua). Se comienza por la viscosidad néctar a volumen
bajo, para ir aumentando este, y se sigue el mismo procedimiento con el líquido
claro (agua) y, finalmente, con la viscosidad puding. En cada ocasión se registra si
se producen signos de alteración de la seguridad (tos, descenso de la saturación
basal de oxígeno mayor de un 5% y cambio del tono de voz o presencia de voz
“húmeda”) y/o de la eficacia (sello labial insuficiente, residuos orales o faríngeos y
deglución fraccionada). Cuando se encuentra algún signo que compromete la

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seguridad del paciente, no se pasa ni a un volumen mayor ni a una viscosidad
inferior. Se concluye que no existe disfagia cuando no se evidencian signos de
alteración en la seguridad ni en la eficacia en ningún momento de la prueba

El Test de Token mide la comprensión estrictamente lingüística, fuera de contexto,


por lo que es muy sensible en la detección de trastornos del procesamiento. Es un
requisito previo para la administración que el paciente sea capaz de identificar los
distintos colores y formas de las fichas. Incluye 5 bloques de órdenes de dificultad
creciente, desde el procesamiento de palabra a la comprensión de frases complejas
con conjunciones o adverbios. El último bloque de ejecución permite detectar
afásicos muy leves, sin aparentes dificultades de comprensión en su vida diaria.

Para consultar más sobre la evaluación de los pacientes con DCA recomendamos
consultar:

El Hachioui, H., Visch-Brink, E. G., de Lau, L. M. L. et al. (2017). Screening tests for
aphasia in patients with stroke: a systematic review. Journal Neurol, 264, 211–
220.

González Rodríguez, B. (2012). Daño cerebral adquirido: evaluación, diagnóstico y


rehabilitación. Madrid: Síntesis.

Terradillos, E., y López-Higes, R. (2016). Guía de intervención logopédica en las


afasias. Madrid: Síntesis.

Rosell-Clari, V., y Hernández-Sacristán, C. (2014). La evaluación del déficit


lingüístico adquirido en el adulto. La afasia como ejemplo. Ed: Síntesis.

39
V. INTERVENCIÓN LOGOPÉDICA DEL DCA
La intervención logopédica puede ser definida como el proceso que busca alcanzar
el mejor nivel de funcionamiento posible en una persona que ha sido evaluada
previamente y a quien se le ha identificado una sintomatología que permite
establecer un determinado diagnóstico. Esta es la situación ideal: lograr conocer
conjunto de fortalezas o de debilidades y en consecuencia concluir en un cuadro
diagnóstico. Lamentablemente, esto no siempre es posible e intentar clasificar los
síntomas lingüísticos se hace difícil, por lo que en ocasiones es necesario iniciar el
plan de intervención sin tener claro el tipo de afasia que presenta la persona con
DCA, pues el conjunto de síntomas va cambiando y el rendimiento del paciente es
dinámico.

Otra limitación al momento de analizar, seleccionar y definir los objetivos del plan
de atención logopédica es que frecuentemente los diferentes síntomas no se
abordan de manera integral en los materiales de consulta. Frecuentemente,
podemos conseguir artículos para la rehabilitación de la anomia o de cualquier
síntoma, donde este trastorno ha sido tratado como algo separado de otras
capacidades alteradas, como por ejemplo los trastornos en la planificación motora.

Aldea, Terradillos y Terriza (2009) y nos ofrecen una guía clara de cómo planificar
la atención logopédica en afasia, en una propuesta que integra los diferentes
dominios a considerar. Así mismo, en Terradillos y López-Higes (2016) podemos
analizar una visión en conjunto de las diferentes necesidades que debemos atender
los logopedas cuando planificamos este tipo de intervención. Con relación a esto es
necesario apuntar que nuestras acciones como logopedas se da siempre en el
marco de un trabajo multidisciplinar y por ello estamos coordinados con otros
profesionales.

Teniendo en cuenta la perspectiva de la CIF, Simón López y Rodríguez (2018),


definen un conjunto de factores o características que debemos tener en cuenta al
diseñar cualquier programa dirigidos a la atención de las enfermedades
neurodegenerativas. Sin embargo, consideramos que las observaciones hechas por

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estas autoras, pueden perfectamente guiar el diseño de los programas de atención
logopédica en personas con DCA. A continuación, presentamos una adaptación de
los factores a considerar:

- Precoz porque debe comenzar en el momento del diagnóstico, facilitando el


éxito terapéutico.

- Constante porque el DCA requieren una intervención continuada en el tiempo


para mantener el mayor grado de autonomía posible.

- Dinámico porque ha de detectar y dar respuesta a las nuevas necesidades


en la medida que vayan apareciendo.

- Integral e individualizado porque se plantea dar respuesta a las necesidades


de cada persona, promocionando su autonomía y su plena reinserción en la
comunidad. Esta visión reconoce la relación entre las dimensiones física,
psicológica, social y espiritual de la persona, reconociendo que cualquier
intervención sobre una de ellas, repercutirá directamente en las demás.

- Global, en tanto que se concibe la intervención terapéutica como un todo no


fraccionado. Se desarrollan actuaciones en todos los ámbitos de intervención y se
establecen conexiones en toda la red de atención ya sea formal o informal.

Todo el proceso girará además en torno a tres ejes fundamentales, que son la
prevención, la personalización y el mantenimiento. Se trata de un modelo centrado
en la persona y que por tanto es sensible a cualquier necesidad particular.

- La prevención es fundamental para evitar complicaciones que interfieran


negativamente en el curso natural de la enfermedad y es especialmente importante
la formación a familiares, a cuidadores y al personal sanitario. Por ejemplo para
evitar una neumonía por aspiración, han de seguirse de forma sistemática las
pautas del logopeda y del equipo médico pertinente.

- Cuando hablamos de personalización, nos referimos a que la terapia ha de


adaptarse a las características del individuo y de sus factores contextuales. En la

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mayoría de los casos con DCA, todos los profesionales se enfrentarán a cambios
continuos y serán capaces de ofrecer respuestas y soluciones ante los problemas
que vayan aconteciendo.

- Hablamos de mantenimiento porque, aunque la intervención va dirigida a


mejorar aquellas funciones dañadas, sobre todo irá encaminada a mantener el nivel
de actividad y participación. Es necesario utilizar para ello todas las estrategias que
estén a nuestro alcance y así mejorar y mantener la calidad de vida de la persona.

Referencias:

Aldea, A., Terradillos, E. y Terriza, E. (2009). Análisis de un caso de afasia a través


de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de
la Salud. Boletín de AELFA, 10 (1), 2-7.

Terradillos, E., y López-Higes, R. (2016). Guía de intervención logopédica en las


afasias. Madrid: Síntesis.

Simón López, T., y Rodríguez, E. (2018). Calidad de vida en las enfermedades


neurodegenerativas. En: Logopedia y enfermedades neurodegenerativas. De
las Heras y Simón López Coordinadoras. Valencia: Nau Llibres.

Para consultar más sobre la intervención logopédica de los pacientes con DCA
recomendamos consultar los siguientes artículos. Hemos decidido organizarlos de
acuerdo con el tema principal que se aborda en cada uno:

Daño Cerebral Adquirido

Carvajal-Castrillón, J., y Restrepo-Pelaez, A. (2013). Fundamentos teóricos y


estrategias de intervención en la rehabilitación neuropsicológica en adultos
con daño cerebral adquirido. CES Psicología, 6 (2), 135-148.

42
Federación Española de Daño Cerebral (2007). Cuaderno FEDACE sobre daño
cerebral adquirido. Logopedia y daño cerebral adquirido. Madrid: FEDACE.

Afasia

Zhang, J., Yu, J., Bao, Y., Xie, Q., Xu, Y., Zhang, J., et al. (2017) Constraint-induced
aphasia therapy in post-stroke aphasia rehabilitation: A systematic review and
meta-analysis of randomized controlled trials. PLoS ONE, 12 (8), 1, 1-5.

Pilkington, E., Keidel, J., Kendrick, L. T., Saddy, J. D., Sage, K., y Robson, H. (2017).
Sources of Phoneme Errors in Repetition: Perseverative, Neologistic, and
Lesion Patterns in Jargon Aphasia. Frontiers in human neuroscience, 11, 225.

Martín Barragán, L., y Ordóñez del Río, N. (2009). Jergafasia: caso clínico. Aelfa,
10(1), 8-12.

Best, W., Grassly, J., Greenwood, A., Herbert, R., Hickin, J., & Howard, D. (2011).
A controlled study of changes in conversation following aphasia therapy for
anomia. Disability and rehabilitation, 33(3), 229–242.

Abel, S., Weiller, C., Huber, W., y Willmes, K. (2014). Neural underpinnings for
model-oriented therapy of aphasic word production. Neuropsychologia, 57,
154-165.

Rochon, E., Leonard, C., Burianova, H., Laird, L., Soros, P., Graham, S., y Grady,
C. (2010). Neural changes after phonological treatment for anomia: An fMRI
study. Brain and language, 114(3), 164–179.

Disartria

Melle, N. (2012). Disartria. Práctica basada en la evidencia y guías de práctica


clínica. Revista de Logopedia, Foniatría y Audiología, 32 (3), 120-133.

43
Aceituno, C. et., al. (2018). Calidad de vida en personas con disartria. Revista de
Logopedia, Foniatría y Audiología, 39 (1), 27-31.

Melle, N. (2007). Guía de intervención logopédica en la disartria. Madrid, España:


Síntesis.

Anomia

Rosell-Clari, V. y Hernández-Sacristán, C. (2017). Anomia rehabilitation viewed from


a pragmatic-functional paradigm. A case study. Revista de Investigación en
Logopedia, 1, 47-70.

Disfagia

Hernández-Bello, E., Castellot-Perales, L., y Tomás-Aznar, C. (2019). Valoración de


la disfagia con el test método exploración clínica volumen-viscosidad en
pacientes ingresados tras un accidente cerebrovascular. Revista Científica de
la Sociedad Española de Enfermería Neurológica, 49, 8-15.

Paniagua, J., Susanibar, F., Murciego, P., Giménez, P., y García, R. (2019).
DISFAGIA. De la evidencia científica a la práctica clínica. Madrid: Giunti EOS.

Soto, S., y González, I. (2003). Fisioterapia orofacial y de reeducación de la


deglución. Hacia una nueva especialidad. Fisioterapia, 25(5), 248-92.

Terapia Semántica

Efstratiadou, E. A., Papathanasiou Holland, R., Archonti, A., y Hilaria, K. (2018).


Systematic Review of Semantic Feature Analysis Therapy Studies for Aphasia.
Journal of Speech, Language, and Hearing Research, 1, 1–18.

44
Pierce, J. E., Menahemi-Falkov, M., et al. (2017). Constraint and Multimodal
Approaches to Therapy for Chronic Aphasia: A Systematic Review and Meta-
Analysis. Neuropsychological Rehabilation, 1, 1-37.

Terapia de Entonación Melódica

Norton, A., Zipse, L., Marchina, S., y Schlaug, G. (2009). Melodic intonation therapy:
shared insights on how it is done and why it might help. Annals of the New York
Academy of Sciences, 1169, 431–436.

Zumbansen, A., Peretz, I., y Hébert, S. (2014). Melodic intonation therapy: back to
basics for future research. Front. Neurol, 5(7).

Speech Entrainment Treatment

Fridriksson, J., Hubbard, H. I., Hudspeth, S. G., Holland, A. L., Bonilha, L., Fromm,
D., y Rorden, C. (2012). Speech entrainment enables patients with Broca's
aphasia to produce fluent speech. Brain : a journal of neurology, 135(12),
3815–3829.

Sentence Production Program For Aphasia

Silagi, M. L., Hirata, F. N., y de Mendonça, L. (2014). Sentence production in


rehabilitation of agrammatism: A case study. Dementia & neuropsychologia,
8(3), 297–301.

45
Response Elaboration Training

Wambaugh, J. L., Nessler, C., y Wright, S. (2013). Modified response elaboration


training: Application to procedural discourse and personal recounts. American
Journal of Speech-Language Pathology, 22(2), S409–S425.

Kearns, Kevin P. (1985) Response Elaboration Training for Patient Initiated


Utterances.

Verb Network Strengthening Treatnent

Edmonds, L. A. (2019). The effect of multimodality (spoken and written) Verb


Network Strengthening Treatment (VNeST) on spoken and written outcomes
for three people with distinct clinical presentations of aphasia. Conference
Abstract: Academy of Aphasia 5

Edmonds, L. A., Nadeau, S. E., & Kiran, S. (2009). Effect of Verb Network
Strengthening Treatment (VNeST) on Lexical Retrieval of Content Words in
Sentences in Persons with Aphasia. Aphasiology, 23(3), 402–424.

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