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ATENCIÓN
LOGOPÉDICA DEL
DAÑO CEREBRAL
ADQUIRIDO
BEATRIZ VALLES-GONZÁLEZ
ALEJANDRO CANO VILLAGRASA
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Reservados todos los derechos. Este manual no puede
reproducirse total ni parcialmente, en cualquier forma que sea,
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JUNTA DE GOBIERNO
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AUTORES
BEATRIZ VALLES-GONZÁLEZ
FONOAUDIÓLOGA
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ÍNDICE
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I. INTRODUCCIÓN
La atención logopédica de las personas con daño cerebral adquirido (DCA) o daño
cerebral sobrevenido, es un campo complejo, interdisciplinar y abierto a una
transformación permanente, todo ello gracias al diseño de nuevas soluciones
terapéuticas por parte de muchos especialistas o por los resultados de nuevas
investigaciones en esta área. Desde que se publicaron los primeros programas de
intervención de la persona con DCA en el siglo pasado, dicha complejidad quedó
en evidencia, pues atender a una persona con este tipo de lesiones requiere de una
formación en anatomía, y de manera muy específica, en neuroanatomía y
neurofisiología, razón que obliga estudiar el sistema nervioso central, el sistema
nervioso periférico y el sistema límbico, desde una perspectiva integral, donde lo
estructural se vincule de manera práctica con lo funcional.
El DCA se define como una lesión en el cerebro que afecta a varios procesos
cognitivos del ser humano y a otras funciones, como por ejemplo las motoras o las
sensoriales. Su etiología es muy amplia y diversa, pues puede ser ocasionado por
traumatismo craneoencefálico (TCE), accidentes cerebro vasculares isquémicos o
hemorrágicos, tumores cerebrales, anoxia, hipoxia o encefalitis (Calderón-
Chagualá, 2019). De esta manera, el DCA ocasiona alteraciones en diferentes áreas
de funcionamiento: cognitivas, emocional, social e incluso en los contextos
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académico y laboral, pudiendo dejar como secuela discapacidades temporales o
permanentes.
En España, cada año se dan 104.701 nuevos casos de DCA: 99.284 por accidentes
cerebrovasculares, 4.937 por TCE y 481 por anoxias. El 65,03 % de las personas
con DCA son mayores de 65 años, lo que se relaciona con una alta incidencia del
ictus en un colectivo en el que la mayor parte son mujeres con una prevalencia del
52%. Además, el 89% de la población presenta serias dificultades para afrontar las
actividades de su vida diaria. A pesar de este porcentaje, el 42% del total de las
personas con DCA que solicitaron algún tipo de valoración de su dependencia
fueron mujeres. Esto sugiere una mayor vulnerabilidad por parte de las mujeres con
DCA, que solicitan en menor medida que los varones el reconocimiento
administrativo de la discapacidad, situación que diversos investigadores han
relacionado con factores de edad y culturales (FEDACE, 2015).
Datos recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE) indican que en España
residen 420.064 personas con DCA, de las cuales un 78% se debe a ictus. La
mayoría de las personas con este diagnóstico presenta secuelas que afectan a
componentes sensoriomotores, cognitivos, emocionales o conductuales. Estos
déficits o discapacidades repercuten directamente en el desempeño ocupacional de
las actividades de la vida diaria. Tanto las actividades como la participación del
individuo se ven alteradas, llegando incluso a producirse el abandono de las
mismas. Por ello, uno de los objetivos primordiales de la rehabilitación se centra en
alcanzar la mayor independencia posible, tanto en su hogar como en su comunidad.
Todo lo expuesto nos obliga como logopedas a entender que la persona con DCA
debe ser tratada en una perspectiva integral, por lo que nuestras acciones deben
centrarse en alcanzar el mayor bienestar posible y una adecuada calidad de vida
tanto para los pacientes como para sus familiares. Una primera tarea que se puede
proponer es estudiar el concepto de DCA en una perspectiva que permita analizar
el impacto que el mismo provoca en las diversas áreas o contextos de vida del sujeto
y entender, además, que los programas de atención logopédica deben abordar un
amplio abanico de funciones, con metodología cada vez más compleja y que su
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puesta en marcha puede extenderse por varios años. Estos argumentos justifican
la elaboración de la Guía de Estudio Atención Logopédica del Daño Cerebral
Adquirido.
Concepto de DCA.
Síntomas lingüísticos y cognitivos del DCA.
Evaluación logopédica el DCA.
Intervención logopédica el DCA.
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por logopedas, fonoaudiólogos o patólogos del lenguaje), de capítulos de libros
especializados o de páginas web, donde es posible ubicar información que permita
aclarar y profundizar información sobre el DCA.
Referencias
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II. CONCEPTO DE DCA
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que deja una secuela estructural cerebral. En esta categoría se incluyen los
pacientes de más de 28 días de vida y de menos de 16 años (Castellanos-Pinedo,
Cid-Gala, Duque, Ramírez-Moreno, Zurdo-Hernández, 2012).
Pasaremos a definir los factores etiológicos más frecuentes del DCA en general. En
primer lugar, entendemos TCE como un golpe en la región craneal o facial capaz
de herir tejidos blandos o duros y afectar en mayor o menor medida al nivel de
conciencia. De allí que puedan clasificarse en TCE abiertos o TCE cerrados. La
gravedad del TCE depende del modo en cómo ocurrió el traumatismo (caídas,
accidentes de tráfico, agresiones, etc.) y de la aparición de complicaciones tras el
mismo (SENEC, 2018).
Los límites identificados para diagnosticar el DCAI pueden darse con base a
factores temporales de la línea de vida del ser humano, así se tiene que los
problemas aparecidos durante la gestación y el momento del nacimiento no están
incluidos por ser “congénitos”. Además, se excluyen las complicaciones y secuelas
de la prematuridad, que generalmente se presentan como parálisis cerebral infantil,
ya que se considera que están relacionadas con el nacimiento (factores peri-
natales). Otra variable a considerar es el tipo de servicio clínico que atiende a los
pacientes de acuerdo con la edad. Así tenemos, por ejemplo, que los niños y las
niñas menores de 28 días tienen un circuito propio desde neonatología, mientras
que las personas mayores de 16 años son atendidas en las Unidades de DCA. Es
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importante destacar que el factor edad nos remite sobre todo a diferenciar las
lesiones que aparecen en la infancia o en la adolescencia, de aquellas que se
presentan en la adultez. En las primeras el cerebro está en proceso de desarrollo,
por lo que su impacto implica una situación y un manejo diferente del DCA en el
adulto (Coppens, y Patterson, 2019).
El origen diverso del DCA, las distintas manifestaciones que presenta y la ausencia
de criterios homogéneos hacen complejo definir las lesiones y delimitar el daño
cerebral. Por ejemplo, los límites marcados para el DCAI son, la epilepsia (salvo
que el o la paciente presente daño estructural cerebral como consecuencia de la
misma) y el daño medular que sólo se considerará incluido si está asociado a daño
cerebral.
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Otro aspecto importante es la existencia de una amplia heterogeneidad con
respecto al DCAI. En la actualidad, podemos observar múltiples diferencias
individuales entre los pacientes que sufren DCA en la edad infantil. Esto se debe a
la complejidad de la enfermedad y a sus diversas etiologías que, sumado a las
diferencias individuales, produce una variación en la semiología observada en los
pacientes que la padecen. Por ejemplo, si comparamos los síntomas que presenta
un niño que ha sufrido un traumatismo craneoencefálico que afecta a una zona
cerebral determinada, este mostrará una serie de dificultades que no tienen por qué
ser similares a otro niño que haya sufrido el mismo traumatismo.
Por ello, se deben descartar múltiples patologías de daño cerebral, sobre todo las
que correspondan a una etiología congénita o genética, es decir, aquellas que
surjan durante la gestación o que ya estén programadas genéticamente por
herencia familiar. Esto nos lleva a acotar rigurosamente el abanico de patologías
que recoge y engloba el concepto de DCAI (Castellanos-Pinedo, Cid-Gala, Duque,
Ramírez-Moreno y Zurdo-Hernández, 2012).
En cuanto al DCA en el adulto algunos autores han propuesto incluir también las
lesiones cerebrales que provocan enfermedades neurodegenerativas, tales como el
Alzheimer, la Esclerosis Lateral Amiotrófica, el Huntington, las Demencias
Frontotemporales, entre otras, pues en estos casos se presentan también afasias,
agnosias y apraxias. Este tipo de pacientes es lo que Terradillos y López-Higes
(2016), denominan “afasias atípicas”. Es decir, observamos en la persona afectada,
un rendimiento lingüístico que aparentemente podría sugerir una actuación
logopédica muy parecida a la que se sigue con una persona con DCA provocado
por TCE o por un ictus. Sin embargo, este aspecto precisa de ciertas
consideraciones.
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capacidad lingüística normal, de forma permanente o transitoria. Este concepto nos
obliga a precisar qué es facultad lingüística normal. Esta misma autora la define
como: “la capacidad de cualquier persona para producir habla que esté bien
estructurada desde el punto de vista de la señal lingüística y que esté
apropiadamente relacionada con el contexto en el que se produce” (Pietrosemoli,
op. cit, p. 305).
Sin embargo, es importante destacar que entre la Afasia que acompaña al DCA y
aquella que se relaciona con las enfermedades neurodegenerativas (EN) se puede
establecer una serie de elementos comunes que podrían producir confusión y poner
en riesgo un adecuado diagnóstico diferencial, especialmente cuando se evalúa a
una persona con demencia en etapa inicial. A este respecto cabe destacar, que
ambos trastornos son adquiridos, es decir no son congénitos. Afectan a la población
adulta y, además, presentan características lingüísticas semejantes. Como las
dificultades en el manejo de recursos cohesivos (los cuales interfieren en la
construcción exitosa de la conversación), los problemas para comprender
determinadas estructuras gramaticales y la necesidad de mayor tiempo para
elaborar las respuestas.
A este respecto, Terradillos y López-Higes (2016) afirman que “el daño cerebral que
se produce por otras causas, como un traumatismo craneoencefálico, un proceso
degenerativo (por ejemplo, la enfermedad de Alzheimer), la presencia de un tumor,
de una infección, también puede causar afasia, pero esta aparecería acompañada
de otros síntomas cognitivos como problemas de memoria o un estado confusional”
(op. cit., p.10). En otras palabras, factores etiológicos del DCA también provocan
alteraciones cognitivas que limitan el funcionamiento y nos obligan como
interventores a definir nuevas líneas de acción (Murray y Mayer, 2017).
Desde una perspectiva comparativa, la persona con demencia presenta una pérdida
progresiva de sus habilidades lingüísticas relacionada con el deterioro cognoscitivo
característico de este síndrome, en cambio en la afasia, el sujeto afectado
experimenta en la mayoría de los casos de forma espontánea o mediada por el
efecto de la terapia una mejoría en sus posibilidades de expresión. Consideramos
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que esta diferencia marca las posibilidades de recuperación y afecta
significativamente la actividad de los interlocutores sanos, quienes perciben estas
diferencias y actúan de manera ajustada a sus percepciones sobre las posibilidades
de comunicación de estas personas (Valles-González, 2009).
Lo planteado nos lleva a elaborar unas conclusiones con respecto a las limitaciones
en lo relacionado con el concepto de DCA. En lo referente al DCAI, encontramos
que las múltiples dificultades para encontrar las delimitaciones del término se ven
influenciadas por el factor de temporalidad, puesto que debe descartarse aquel daño
que se dé en la fase de gestación o en el momento del nacimiento, lo que provoca
que no se establezca una definición clara y precisa, produciendo que los
investigadores de este campo no puedan relacionar sus estudios y de ahí que exista
una escasa literatura en cuanto a revisiones y metaanálisis bibliográficos. Además
de ello, esta situación produce confusión a la hora de englobar y determinar qué
patologías se recogen dentro de este término, sea una tarea muy laboriosa y que
requiere de un profundo conocimiento del DCAI. De esta manera, existe la
necesidad de seguir estudiando y actuando desde los diferentes equipos
interdisciplinares en el progreso del conocimiento y una mejor definición del DCAI.
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Hopper, 2017). Pero, además, es posible que debamos atender a personas
afectadas por una EN que ha sufrido por ejemplo un ictus. Este contexto de
actuación nos demanda de otros enfoques de intervención.
Lo que sí está claro es que, tanto en la infancia como en la adultez, el DCA puede
ser responsable de un empeoramiento de la calidad de vida, que no solo afecta a la
propia persona que lo padece, sino que también impacta a la familia y le demanda
un esfuerzo que en ocasiones puede ser el origen de nuevas situaciones
problemáticas en lo social, en lo educativo, en lo laboral y en lo económico. Todo
esto se debe a que el DCA produce una situación de discapacidad de la persona
frente al entorno, y dificulta la realización de las actividades más básicas de su vida
cotidiana, haciendo necesario diseñar acciones socio-sanitarias ajustadas a esta
realidad.
Referencias:
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Mahendra, N y Hopper, T. (2017). Dementia and Related Cognitive Disorders. En
Aphasia and Related Neurogenic Communication Disorders. USA: Jones &
Bartlett Learning Sales.
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III. SÍNTOMAS LINGÜÍSTICOS
DEL DCA
Yates (2003) plantea que el sujeto con DCA presenta un patrón clínico heterogéneo,
con diferentes limitaciones tanto físicas como en los aspectos cognitivos,
conductuales y emocionales. De esta forma, y como ya afirmamos previamente, las
consecuencias del DCA son muy complejas y provocan alteraciones severas en
diferentes áreas o dominios (motoras, sensoriales y cognitivas), además de la
pérdida de independencia funcional, con las consiguientes repercusiones sobre la
vida diaria, laboral, social y económica, tanto para la persona con DCA como para
sus familias. Todo ello hace que el sujeto y su familia deban aprender a convivir con
un funcionamiento físico, emocional, cognitivo y social disminuido, situación que
puede prolongarse por un tiempo extendido.
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con respecto a la de los adolescentes, la que va dirigida a los adultos y dentro de
este último grupo, la que se dirige a mayores de 65 años. Pero la topografía de la
lesión es también determinante para la presencia de síntomas que complican el
abordaje logopédico de las personas con DCA. Una lesión ubicada en zonas
anteriores puede afectar procesos motores del habla, es decir el componente
fonético-fonológico. Mientras que lesiones posteriores se relacionan con la
afectación de procesos de comprensión del lenguaje por lo tanto estaríamos
hablando de la alteración de procesos léxicos-semánticos.
Los TCE y las ECV pueden ocasionar diferentes trastornos de la comunicación, los
cuales dependen del tamaño y severidad de la lesión y del nivel resultante de
funcionamiento cognitivo. Cervera Crespo (2018) advierte que mientras en las
afasias provocadas por ECV el daño tiende a estar focalizado, generalmente en el
hemisferio dominante, en las afasias posteriores a TCE el daño “suele ser de
naturaleza multifocal afectando el funcionamiento cognitivo general, a la
comunicación y al lenguaje” (op. cit, pp 155).
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atendidos por los logopedas. De hecho, estos parámetros se han utilizado para
elaborar una clasificación sintomática de la afasia, la cual analiza los componentes
lingüísticos afectados por una lesión, para deducir su localización y extensión, a
partir del estudio del habla espontánea, capacidad de repetición, comprensión y
denominación que presente la persona evaluada (Terradillos y López-Higes, 2016).
Cabe destacar que, si bien en el ámbito logopédico nos referimos al término afasia
como el diagnóstico central del DCA, se entiende que en sus diferentes tipos
coexisten otros síntomas mas allá de las alteraciones en la comprensión o en la
expresión del lenguaje. De esta manera, debemos insistimos en que la persona con
DCA puede presentar trastornos del habla, de la voz, del procesamiento sensorial
(visual o auditivo), alteraciones en la masticación o en la deglución y trastornos
cognitivos, todos estos síntomas pueden cambiar a lo largo del tiempo, bien por la
evolución del DCA o por los efectos de las diferentes terapias que recibe la persona
afectada.
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la causa que la produce. La CIF proporciona, por tanto, una descripción de
situaciones relacionadas con el funcionamiento humano, y sirve como marco de
referencia para organizar esta información y para a partir de ella, programar tanto
las acciones dirigidas a evaluar como a intervenir a la persona con DCA en el ámbito
clínico.
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Según la zona alterada, se pueden encontrar diferentes tipos de disfagia:
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Agrafía con alexia: déficit de la escritura asociado a alexia.
Agrafía pura: déficit de la escritura en ausencia de otros trastornos del
lenguaje oral, de la lectura o de apraxias.
Agrafia apráxica: incapacidad de trazar correctamente las letras en ausencia
de otros tipos de trastornos apráxicos o de la programación de los
movimientos.
Alexia anterior: suele ser habitual que existan menos problemas con palabras
familiares para el sujeto que en comparación al resto de alexias.
Alexia central: presenta una alteración e imposibilidad o gran dificultad en el
reconocimiento de palabras escritas, pero también en su producción.
Alexia pura: únicamente aparecen dificultades severas o la completa
imposibilidad en el reconocimiento visual de letras o palabras, pudiendo sin
embargo el sujeto escribir correctamente.
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adultos. Además, los trabajos clásicos en afasiología se hicieron con esta población.
Sin embargo, la atención de infantes con DCA es cada vez más frecuente y el
logopeda es fundamental en la habilitación de funciones tan importantes como la
succión y la deglución, las cuales pueden verse comprometidas en niños con DCA
en sus primeros meses de vida y resultan vitales para garantizar la alimentación.
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CLASIFICACIÓN DE LAS AFASIAS
FLUENTES NO FLUENTES
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Respecto a la afasia de conducción, se caracteriza por un lenguaje fluente, pero con
alteración en la denominación y abundantes parafasias, estando la comprensión
casi preservada. Se observa asimismo un marcado déficit en la repetición. La afasia
de conducción afecta también la lectura y la escritura.
La afasia global es el síndrome más grave entre los trastornos adquiridos del
lenguaje, ya que afecta tanto a la producción como a la expresión en grado severo.
En la vertiente productiva, en general se manifiesta una anulación total del lenguaje,
con posibilidad de algunos automatismos preservados. El procesamiento está
alterado incluso a nivel de palabra. Las personas con afasia global presentan
también afectaciones muy severas en la lectura y la escritura.
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La apraxia del habla puede ser leve o grave. La persona con apraxia puede:
La disartria se da como resultado de una afectación del SNC o del SNP que
produce dificultades en la programación o en la ejecución motora dando
alteraciones en el rango, fuerza, tono, velocidad y precisión de los movimientos de
la musculatura del habla, provocando una articulación errática. El tipo y la gravedad
de la disartria dependerán de qué parte del sistema nervioso se vea afectada.
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Voz entrecortada.
Babeo o escaso control de la saliva.
Dificultad al masticar y tragar.
La anomia es uno de los síntomas más comunes que experimentan los pacientes
con afasia. Es la dificultad de recuperar palabras o reproducir los sonidos que las
componen. Anomia se muestra tanto en el uso oral como escrito del lenguaje, así
como en tareas programadas como la denominación o descripción de imágenes, o
en el uso del habla coloquial (Rosell-Clari y Hernández-Sacristán, 2017). Se
considera anomia la dificultad en producir el nombre de las cosas, sin producir otro
distinto en situación de denominación (Nespoulous, 2000; Siegal, Varley y Want,
2001; Moineau, 2003).
Las parafasias son sustituciones durante el proceso del habla, en donde el paciente
cambia la palabra adecuada por otra que no guarda coherencia o cohesión en la
frase emitida. Esto también puede ocurrir con sonidos pertenecientes a fonemas o
sílabas. Se distinguen dos tipos de parafasias:
Parafasias semánticas que es la sustitución de una palabra por otra que
pertenece al mismo campo semántico
Parafasias verbales: esencialmente en la utilización de una palabra en lugar
de otra.
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Parafasias fonémicas: es la sustitución de uno o más fonemas de una
palabra, lo que resulta en la producción de palabras deformadas. Se conoce
también como parafasia literal.
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La heminegligencia consiste en la dificultad que presenta el individuo para
orientarse, actuar o responder a estímulos o acciones que ocurren en el lado
contralateral a una lesión hemisférica, que no es debida a trastornos elementales
sensoriales o motores. Típicamente se ha descrito por lesiones que afectan el lóbulo
parietal, fundamentalmente el derecho. En la heminegligencia, hay una pérdida de
la configuración de la entrada sensorial al cerebro, especialmente al neocórtex;
teniendo en cuenta que el lóbulo parietal contiene el esquema corporal y media la
percepción espacial, la topografía más frecuentemente descrita es precisamente en
este.
La jergafasia es una deformación del lenguaje que puede aparecer en las afasias.
Comprende un lenguaje donde se mezclan los neologismos o formación de palabras
nuevas, las parafasias y las disintaxias. Tiene como características principales una
producción fluente, la estructura sintáctica está preservada y presencia de
neologismos y/o parafasias.
Los neologismos pueden definirse como una palabra nueva que aparece en una
lengua, la inclusión de un significado nuevo en una palabra ya existente o una
palabra procedente de otra lengua. Existen diferentes tipos de neologismos:
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estado anímico, depresión, trastornos del humor o cambios en rasgos de
personalidad dependiendo de la zona del daño.
Rubial-Álvarez, S., y Veiga-Suárez, M. (2012). Perfil del sujeto con daño cerebral
adquirido en fase crónica en un recurso de atención sociosanitaria. Rev Neurol,
55 (7), 392-398.
ASHA:
https://www.asha.org/uploadedFiles/ASHA/Practice_Portal/Clinical_Topics/Aph
asia/Common-Classifications-of-Aphasia.pdf.
Referencias:
Aldea Jiménez, A., Estíbaliz Terradillos Azpiroz, E., y Terriza Reguillos, E. (2010).
Análisis de un caso de afasia a través de la Clasificación Internacional del
Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud. Bol AELFA, 10 (1), 2-7.
31
Yates, P. J. (2003). Psychological adjustment, social enablement and community
integration following acquired brain injury. Neuropsychol Rehabil, 13, 291-306.
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IV. EVALUACIÓN LOGOPÉDICA DEL DCA
De acuerdo con la ASHA (2007) los servicios de patología del habla y lenguaje
(fonoaudiología o logopedia) desarrollan acciones de diagnóstico y tratamiento de
la deglución (disfagia), el habla y el lenguaje, y los trastornos de la comunicación de
base cognitiva. Los patólogos del habla y el lenguaje (fonoaudiólogos o logopedas)
tratan los trastornos de producción de sonido del habla (por ejemplo, articulación,
apraxia, disartria), resonancia (por ejemplo, hipernasalidad, hiponasalidad), voz (p.
ej., calidad de fonación, tono, respiración), fluidez (p. ej., tartamudeo), lenguaje (por
ejemplo, comprensión, expresión, pragmática, semántica, sintaxis), trastornos
relacionados con la cognición (por ejemplo, atención, memoria, resolución de
problemas, funcionamiento ejecutivo) y alimentación y deglución (p. ej., etapas oral,
faríngea y esofágica).
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historia clínica. Dentro de esta, es necesario recoger información referente al motivo
de consulta, sintomatología existente, características físicas y psicológicas,
antecedentes familiares y personales, y otros procesos cognitivos que puedan estar
afectados.
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El Test de Illinois de Aptitudes Psicolingüísticas (ITPA; Kirk y otros, 2019)
consiste en un instrumento de valoración clínica que se administra de forma
individual en niños con edades de entre 3 y 10 años. Su objetivo principal es detectar
posibles dificultades en el proceso de comunicación, así como las habilidades o
condiciones positivas que puedan servir de apoyo a un programa de recuperación.
Este test valora la comprensión y asociación auditiva y visual, expresión verbal y
motora, memoria secuencial y visomotora, integración visual, auditiva y gramatical.
Además, es útil para conocer cual es el mejor canal de entrada y salida del paciente
(auditivo, verbal o visomotor) así como sus procesos.
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Descripción de lámina y Discurso Narrativo. Así mismo, la comparación del perfil del
paciente con los rangos de cada tipo de afasia da lugar al diagnóstico sindrómico
del paciente.
El Western Aphasia Battery (WEB; Shewan y Kertesz, 1980) es una batería del
lenguaje que incluye subtests de otras funciones cognitivas para valorar la posible
presencia de apraxia bucofonatoria, ideomotora o constructiva, así́ como las
dificultades de cálculo y de pensamiento abstracto. Permite establecer el
diagnóstico sindrómico en función de las puntuaciones de los subtests, así́ como el
grado de severidad de la afasia. Como rasgo distintivo, el test ofrece la opción de
explorar la denominación mediante objetos reales.
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La evaluación de pares craneales: la exploración neurofisiológica de los pares
craneales se ha de realizar evaluando diferentes nervios encargados del habla, el
lenguaje y la voz. A continuación, se describen los pares craneales que intervienen:
Nervio Trigémino (par V): debe incluir la evaluación del funcionamiento de los
músculos pterigoideos, los maseteros y los temporales. Se tiene que registrar
la capacidad, el recorrido muscular, la velocidad, la simetría, la coordinación,
la fuerza de los movimientos y la presencia o no de movimientos patológicos
como temblores, etc.
Nervio facial (par VII): supone valorar el estado de la musculatura implicada
en la mímica de la cara en reposo, movimiento y posturas sostenidas.
Nervios Glosofaríngeo (par IX) y Vago (par X): se centran en el
funcionamiento del velo del paladar, la faringe y la laringe. Se estudia la
simetría, el recorrido muscular, la velocidad y la fuerza de los movimientos.
Nervio Accesorio (par XI): supone el estudio del músculo
esternocleidomastoideo y de la parte rostral del músculo trapecio. Se valora
la simetría y el recorrido muscular del movimiento pidiéndole al paciente que
rote la cabeza a ambos lados y que la incline sobre sus hombros.
Nervio Hipogloso (par XII): supone el estudio de la integridad lingual. Deben
observarse: la presencia de atrofia muscular por denervación, la aparición de
fasciculaciones por contracción involuntaria de los fascículos musculares, las
desviaciones en el desplazamiento antero-posterior y lateral de la lengua y
las alteraciones en la coordinación.
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protocolo de exploración es útil para desarrollar programas de intervención que
mejoren las habilidades metalingüísticas y la comunicación de los pacientes, por
estas razones se le considera como un recurso apropiado para evaluar la función
lingüística en las personas con DCA. Este protocolo es útil, además, para identificar
perfiles diferenciales metalingüísticos en los pacientes que sirven como punto de
partida para la planificación de la intervención individualizada.
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seguridad del paciente, no se pasa ni a un volumen mayor ni a una viscosidad
inferior. Se concluye que no existe disfagia cuando no se evidencian signos de
alteración en la seguridad ni en la eficacia en ningún momento de la prueba
Para consultar más sobre la evaluación de los pacientes con DCA recomendamos
consultar:
El Hachioui, H., Visch-Brink, E. G., de Lau, L. M. L. et al. (2017). Screening tests for
aphasia in patients with stroke: a systematic review. Journal Neurol, 264, 211–
220.
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V. INTERVENCIÓN LOGOPÉDICA DEL DCA
La intervención logopédica puede ser definida como el proceso que busca alcanzar
el mejor nivel de funcionamiento posible en una persona que ha sido evaluada
previamente y a quien se le ha identificado una sintomatología que permite
establecer un determinado diagnóstico. Esta es la situación ideal: lograr conocer
conjunto de fortalezas o de debilidades y en consecuencia concluir en un cuadro
diagnóstico. Lamentablemente, esto no siempre es posible e intentar clasificar los
síntomas lingüísticos se hace difícil, por lo que en ocasiones es necesario iniciar el
plan de intervención sin tener claro el tipo de afasia que presenta la persona con
DCA, pues el conjunto de síntomas va cambiando y el rendimiento del paciente es
dinámico.
Otra limitación al momento de analizar, seleccionar y definir los objetivos del plan
de atención logopédica es que frecuentemente los diferentes síntomas no se
abordan de manera integral en los materiales de consulta. Frecuentemente,
podemos conseguir artículos para la rehabilitación de la anomia o de cualquier
síntoma, donde este trastorno ha sido tratado como algo separado de otras
capacidades alteradas, como por ejemplo los trastornos en la planificación motora.
Aldea, Terradillos y Terriza (2009) y nos ofrecen una guía clara de cómo planificar
la atención logopédica en afasia, en una propuesta que integra los diferentes
dominios a considerar. Así mismo, en Terradillos y López-Higes (2016) podemos
analizar una visión en conjunto de las diferentes necesidades que debemos atender
los logopedas cuando planificamos este tipo de intervención. Con relación a esto es
necesario apuntar que nuestras acciones como logopedas se da siempre en el
marco de un trabajo multidisciplinar y por ello estamos coordinados con otros
profesionales.
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estas autoras, pueden perfectamente guiar el diseño de los programas de atención
logopédica en personas con DCA. A continuación, presentamos una adaptación de
los factores a considerar:
Todo el proceso girará además en torno a tres ejes fundamentales, que son la
prevención, la personalización y el mantenimiento. Se trata de un modelo centrado
en la persona y que por tanto es sensible a cualquier necesidad particular.
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mayoría de los casos con DCA, todos los profesionales se enfrentarán a cambios
continuos y serán capaces de ofrecer respuestas y soluciones ante los problemas
que vayan aconteciendo.
Referencias:
Para consultar más sobre la intervención logopédica de los pacientes con DCA
recomendamos consultar los siguientes artículos. Hemos decidido organizarlos de
acuerdo con el tema principal que se aborda en cada uno:
42
Federación Española de Daño Cerebral (2007). Cuaderno FEDACE sobre daño
cerebral adquirido. Logopedia y daño cerebral adquirido. Madrid: FEDACE.
Afasia
Zhang, J., Yu, J., Bao, Y., Xie, Q., Xu, Y., Zhang, J., et al. (2017) Constraint-induced
aphasia therapy in post-stroke aphasia rehabilitation: A systematic review and
meta-analysis of randomized controlled trials. PLoS ONE, 12 (8), 1, 1-5.
Pilkington, E., Keidel, J., Kendrick, L. T., Saddy, J. D., Sage, K., y Robson, H. (2017).
Sources of Phoneme Errors in Repetition: Perseverative, Neologistic, and
Lesion Patterns in Jargon Aphasia. Frontiers in human neuroscience, 11, 225.
Martín Barragán, L., y Ordóñez del Río, N. (2009). Jergafasia: caso clínico. Aelfa,
10(1), 8-12.
Best, W., Grassly, J., Greenwood, A., Herbert, R., Hickin, J., & Howard, D. (2011).
A controlled study of changes in conversation following aphasia therapy for
anomia. Disability and rehabilitation, 33(3), 229–242.
Abel, S., Weiller, C., Huber, W., y Willmes, K. (2014). Neural underpinnings for
model-oriented therapy of aphasic word production. Neuropsychologia, 57,
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