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Cardiocirugía - Medicina

Las enfermedades cardiovasculares son un conjunto de trastornos del corazón y de los


vasos sanguíneos, son la principal causa de muerte en todo el mundo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que en 2015 -último año del que se
han publicado datos- murieron 17,7 millones de personas por enfermedades
cardiovasculares, lo que representa un 31% de todas las muertes registradas en el mundo.

Aproximadamente una de cada tres personas padece una enfermedad cardíaca. De allí
surge la vital importancia de la cirugía cardiovascular, práctica médica que cada año no solo
alarga la vida del paciente sino que mejora su calidad esto en gran parte, ha sido posible
gracias a los adelantos del instrumental quirúrgico para la cirugía cardiovascular.

En la actualidad la fusión de la medicina y la tecnología es lo que ha permitido la fabricación


de herramientas que garanticen a los pacientes intervenciones quirúrgicas satisfactorias.
Este desarrollo tecnológico permite la realización de intervenciones de alto nivel para las
afecciones primarias y secundarias del sistema cardiovascular, siendo mayormente
realizadas trasplantes cardíacos, cardioversión eléctrica, estenosis, cirugía coronaria o
bypass, instalación de catéter vascular, entre otros.

Nuevas tecnologías aplicadas a la cardiología ocupan un lugar importante en las reuniones


científicas. El Congreso de las enfermedades cardiovasculares en 2009 ha dedicado gran
parte de su programa científico a los últimos avances de este campo.
El Holter implantable, la teleasistencia o la ablación con catéter son algunas de las
modernas técnicas de imagen que permiten conocer la anatomía y cómo está funcionando.

El Holter implantable es un dispositivo de diagnóstico, del tamaño de un pen drive, a


través del cual se detectan los impulsos cardíacos mediante electrodos durante las 24 horas
del día. “Se realiza una pequeña intervención para implantar este pequeño aparato bajo la
piel del paciente, el cual podrá vivir con él durante tres años sin necesidad de extracción”,
afirma el Dr. José Luis Merino.

“Este pequeño dispositivo graba continuamente el ritmo cardíaco de la persona y si el


paciente experimenta un síncope, debido a que la frecuencia cardíaca baja a niveles muy
bajos, el Holter detecta y registra estos episodios”, explica el Dr. Merino. “Una de las
ventajas de esta técnica es que se puede interactuar con el dispositivo sin necesidad de
intervenir de nuevo al paciente –añade-. El paciente sólo debe colocar un mando sobre el
pecho, a través del cual se recoge la información del dispositivo al apretar un botón. Si se
registra alguna incidencia, el mando, que a su vez también puede estar conectado al
teléfono, puede enviar un mensaje al especialista. A su vez, la información recogida por el
Holter es registrada en una página web que será consultada por el médico de forma
periódica, de tal manera que se hace un seguimiento continuo del paciente sin necesidad de
que éste acuda a la consulta”.

La teleasistencia es una tendencia que, desde hace relativamente poco tiempo, está
revolucionando el seguimiento y tratamiento del paciente cardiaco. “Los nuevos dispositivos,
como por ejemplo, la nueva generación de desfibriladores automáticos implantables, nos
permiten establecer un control remoto de los pacientes. Antes, este tenía que trasladarse a
la consulta cada tres o seis meses para hacerle una revisión. Gracias a este sistema, sólo
tiene que acudir al centro hospitalario si se produce algún incidente”, explica el Dr. Merino.
El funcionamiento es muy sencillo. Tras implantar el dispositivo bajo la piel, a través de una
sencilla intervención, gracias a un sistema inalámbrico, todos los días a una hora prefijada,
un dispositivo externo “llama” al desfibrilador para recoger la información de su estado. Una
vez recogida la información, esta se transmite vía Internet a una página web que es
consultada por el personal médico de manera periódica. “De esta forma, si se ha producido
alguna anomalía –asegura el Dr. Merino- el sistema pone a nuestro alcance la misma
información que si el paciente se hubiera trasladado a la consulta”.
Asimismo, con algunos sistemas el paciente puede además medir su tensión o peso, y esta
información se retransmite al sistema para que el especialista también tenga acceso a la
misma. En palabras del Dr. José Luis Merino “esto nos permite llevar a cabo un manejo
integral del paciente, con el consecuente ahorro de personal y coste sanitario general ”

Otra de las técnicas que más se han desarrollado en los últimos años y han beneficiado el
tratamiento de los pacientes con problemas cardíacos, en este caso con arritmias, es la
ablación de tejido arrítmico mediante catéter. “Algunas personas experimentan
taquicardias o arritmias por exceso, es decir cuando hay más latidos del corazón de lo
normal y el paciente nota palpitaciones”, explica el Dr. José Luis Merino. “Para tratar este
problema, el cual suele responder mal a la medicación, se somete al paciente a una
intervención mínimamente invasiva, de dos a cuatro horas de duración, a través de la cual
eliminamos el tejido responsable de dicha arritmia”
El proceso consiste en la introducción por la pierna, llegando hasta el corazón, de unos
catéteres que contienen electrodos en su superficie, los cuales registran y provocan
actividad eléctrica. “Dependiendo de las señales eléctricas que se detecten, así como la
respuesta del corazón a esta estimulación eléctrica, se realiza el diagnóstico de la arritmia y
la localización de su origen”, comenta el Dr. Merino.

“Pero no se trata solamente de quedarnos en el diagnóstico –añade- sino que, una vez
localizado el problema, procedemos a eliminar lo que está provocando la arritmia para curar
al paciente”. Para llegar a esa ablación, el especialista se guía gracias a una pantalla de
rayos X, sistema implantado en la práctica clínica desde hace muchos años. Pero según
afirma el experto, “los rayos X tienen limitaciones. Por una parte, transmiten radiación al
paciente, por lo tanto, son perjudiciales, y por otro, nos proporcionan una imagen de dos
dimensiones del cuerpo, dándonos una información “plana” de hacia dónde estamos
dirigiendo el catéter”.
Las nuevas tecnologías han evolucionado hacia sistemas que actúan como GPS
cardiacos. “Gracias a estos sistemas, vemos representada en la pantalla de un ordenador
la posición espacial de los catéteres –explica el Dr. Merino-. Nos ofrecen una visión en 3D y
son capaces de reproducir un molde de la cavidad cardiaca que estamos explorando. Así,
podemos determinar exactamente dónde colocamos los catéteres para proceder finalmente
a la ablación”.

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