Está en la página 1de 11

Trabajo social. Entre la perspectiva y la prospectiva


Autor: César Barrantes

INTRODUCCIÓN

Antes que nada, deseo agradecer a mis amigos Wilson Ávila y Mauricio Sarmiento por
haberme dado la oportunidad de compartir con mis colegas estudiantes y graduados
latinoamericanos, este texto que se me ha escapado porque quiere seguir siendo escrito por
cada uno y una de ustedes cuando, releyéndolo crítica-autocríticamente se apropien de él,
lo potencien y redimensionen sobre la base de las experiencias y esperanzas que ustedes
tanto como quien les habla, hemos venido configurando por los caminos de esta América
Latinoiberoindoafrocaribeña (Barrantes 2000b y 2005, nota 1), hoy interpelada por el
pensamiento de Simón Bolívar que es también el de Artigas, San Martín, Abreu e Lima,
Martí, Sandino y tantos héroes y heroínas de nuestros procesos independentistas de hoy y
de siempre.
Celebro la iniciativa de la Asociación de Egresados de Trabajo Social de la Universidad
Nacional de Colombia (AETSUN) tanto por la forma, el contenido y la intencionalidad
como por el esfuerzo colectivo y la capacidad de organización implicada en la
convocatoria al Primer Encuentro Latinoamericano de Trabajo Social, la segunda de cuyas
dos temáticas generadoras plantea por sí misma un desafío que no ha estado presente en los
eventos realizados por los entes burocráticos del trabajo social en el último decenio y no lo
estará en los que ya han sido anunciados para el futuro próximo. Se trata de las “Propuestas
Alternativas para la Construcción de una Nueva Sociedad”, todo un desafío que nos coloca
frente a una exigencia ineludible hasta hoy no asumida a cabalidad por muchos de
nosotros: avanzar más allá de la calistenia futurológica y comenzar verdaderamente a
desarrollar nuestras competencias prospectivas, todo un reto epistémico pero
fundamentalmente fronético1.
 Primera parte revisada y ampliada de la ponencia central presentada al Primer Encuentro Latinoamericano de Trabajo Social “El Trabajo Social Crítico en el Contexto

Latinoamericano. Propuestas Alternativas para la Construcción de una Nueva Sociedad”, organizado por la Asociación de Egresados de Trabajo Social de la Universidad Nacional de

Colombia, Bogotá, 5-8 de octubre de 2005. Retomamos ampliamente a Barrantes (2005a, 2005b, 2005c). En Revista Regional de Trabajo Social, Montevideo, enero-abril de 2006.

 Profesor investigador de grado y posgrado. Universidad Central de Venezuela. Presidente de la Red Latinoiberoamericana y Caribeña de Trabajadores Sociales (RELATS),

cbarran@reacciun.ve; http://listas.reacciun.ve/mailman/listinfo/relats-l

1 Quienes participamos en la construcción de un nuevo paradigma: el de la geopolítica de la producción, comunicación (difusión, circulación) y consumo de saberes, debemos estable-

cer una crucial diferenciación entre el lugar al que hemos llegado en el aquí y ahora de las circunstancias poscoloniales que nos toca vivir y el lugar del cual venimos en materia de
conocimiento. En parte, el nuevo paradigma consiste en el pasaje de la teoría (en la antigua Grecia el teórico era el expectador, contemplador, admirador del evento de que se tratara)

al tipo de conocimiento que Aristóteles, en su Ética a Nicómaco, su hijo, llamó praxis, sea, el sujeto que participa activamente en el espectáculo teatral o circense. Es, y esto implica
Si bien la primera temática no es menos importante que la segunda, para los efectos de
introducir los alcances de mi comunicación, comienzo por compartir con ustedes una
fábula muy esquemática desarrollada en tres actos que sólo nuestra pretensión aporética
permite presentar en secuencias separadas, aunque en la realidad de nuestras vidas
socioprofesionales están absolutamente imbricados y no siempre claramente diferenciados.
Si bien carece de todo valor literario, quizás con el bondadoso concurso de ustedes
podamos encontrarle alguna utilidad estético-narrativa que contribuya a la comprensión del
sentido asignado a mi comunicación.
Dicha aporía tomó vida cuando -en un ejercicio del análisis del texto como disciplina
(Lacan 1984:366; Esperanza 2003; Márquez 2005)2- decidí tomar como punto de partida al
significante de la Convocatoria que pudiera parecer como el menos significativo,
especialmente para quienes realizamos lecturas de vuelo rasante que sólo nos permiten
deslizarnos por la literalidad de los textos sin alcanzar a leer sus reversos y entrelíneas.

interrogarnos acerca de qué clase de conocimiento es el adecuado para los participantes y protagonistas de la geopolítica de quienes estamos intentando epistemologizar el sur en sus
relaciones con el norte en el contexto del sistema mundial de relaciones de poder poscolonial y de colonialidad del poder (Ver bibliografía en Barrantes 2000b y 2005, nota 1). En

tanto somos seres de acción que actúan incluso no actuando, la fronesis contraría a la episteme. Ésta se refiere al conocimiento de las cosas verdaderas mientras aquella tiene el
sentido de una cierta sabiduría acerca de cómo funcionan las cosas en el mundo. La fronesis es algo más que el conocimiento artesanal de cómo se hace algo: implica una
inteligencia emocionalmente reflexiva y una reflexión emocionalmente inteligente que sabe cuándo hay que hacer algo de manera más elaborada y cuándo no, cuándo hay que
emplear una técnica y cuándo otra, cuándo hacerlo de una manera y cuándo de otra. No se trata del “conocimiento” que es reconocido como tal sólo si está formalizado y cientifizado

al estilo positivista, ni tampoco del conocimiento como verdad proposicional. La fronesis está implicada en el deseo (de aquí su sentido definitivamente ético) de seguir cuestionando
tanto lo que sabemos como el cómo debería ser la forma de nuestro conocimiento en tanto participantes implicados en la trama societal y en la geopolítica de la producción,
circulación y consumo de las realidades constituyentes de nuestras propias subjetividades (Pearce 1995:265-283). En otras palabras, la fronesis se refiere a un tipo particular de
razonamiento que conduce a una decisión colectiva con base en el diálogo y la deliberación razonada a partir de diversas opiniones y miradas. Como ideal comunicativo, la fronesis

encuentra sus principales obstáculos en las sociedades extremadamente heterogéneas, polarizadas en donde toda participación dialógica es impedida por los desiguales e
inequitativos puntos de partida de conocimiento y recursos de poder y en donde impera la hegemonía y la prepotencia. Trabajar con la fronesis como ideal supone trabajar no sólo

por el logro de mecanismos e instituciones comunicacionales superiores a partir de la crítica de las formas fonológicas, hegemonizantes y antidemocráticas, sino también por la
necesaria transformación de las condiciones materiales tangibles e intangibles (sociales, políticas, culturales, económicas) que permitan el desarrollo de comunidades dialógicas,

solidarias, constitutivas de una ciudadanía verdaderamente responsable de la vida en sociedad. Esto supone un modelo dialéctico pero fundamentalmente analéctico de acción ético-
geopolítica que prioriza el diálogo pero admite acciones estratégicas cuando las condiciones para el mutuo reconocimiento no están dadas y los mecanismos de dominación oponen
resistencia a la libre expresión de todos. ¿Cómo contribuir con la fronesis? Realizando actividades de investigación y sistematización, información y capacitación, difusión y
promoción de encuentros. Desarrollando una conciencia singular-colectiva crítica de los “vicios” de la comunicación, de la desigual apropiación del conocimiento y de las mismas

relaciones societales, institucionalizados todos ellos en la escuela, en la familia, en las empresas de difusión colectiva (masmedias), en la política, en la universidad, en las
profesiones como el trabajo social y, a través de estos dispositivos, bloqueando la cristalización de una sociedad solidaria, capaz de manejar sus conflictos internos de forma

democrática, sin recurrir a la dominación hegemonizante ni a los efectos Pigmalión como recurso para imponer intereses particulares y corporativos. Para de Sousa Santos (1996:46-
47), “La phronesis combina el carácter práctico y prudente del sentido común con el carácter segregado y elitista de la ciencia, una vez que es un saber que sólo pertenece a los más

esclarecidos, esto es, a los sabios. La doble ruptura epistemológica tiene por objeto crear una forma de conocimiento, o mejor, una configuración de conocimientos que siendo
práctica no deje de ser esclarecida y siendo sabia no deja de estar democráticamente distribuida. Esto, que sería utópico en el tiempo de Aristóteles, es posible hoy gracias al

desarrollo tecnológico de la comunicación que la ciencia moderna produjo. De hecho, la amplitud y diversidad de las redes de comunicación que son posibles hoy de establecer
dentro de una geopolítica de la producción de conocimientos y saberes, dejan en el aire la expectativa de un aumento generalizado de la competencia comunicativa. Sucede, con
todo, que, entregada a su propia hegemonía, la ciencia que crea la expectativa es también la que la frustra. De allí la necesidad de la doble ruptura epistemológica que permita
destruir la hegemonía de la ciencia moderna sin perder las expectativas que ella genera. La nueva configuración del saber es así la garantía del deseo y el deseo de la garantía de que

el desarrollo tecnológico contribuya a la profundización de la competencia cognitiva y comunicativa y así se transforme en un saber práctico y nos ayude a dar sentido y autenticidad
a nuestra existencia. Es el deseo de Sócrates en Fedón de Platón, después de que el filósofo verifica que la investigación de las cosas hecha posible por la ciencia de su tiempo lo

dejaba sin ninguna orientación”.

2 En tanto disciplina, intenta constituir alguna relación del sujeto con el saber y la verdad del texto que le interroga, es decir, en tanto vehículo de la palabra, hacerle responder al texto

las preguntas que él nos plantea lo cual requiere abrir con un password –una clave específica para cada situación- el espacio inconciente del saber. También implica una dimensión

temporal y una lógica que Lacan distinguió en tres tiempos: ver, comprender y concluir, los cuales pueden ser seguidos en la fábula que hemos inventado.
Se trata del signo que en castellano llamamos punto y que media (¿mediatiza?) las dos
temáticas que integran el objeto de la discusión a la que la AETSUN nos ha convocado.
Como es sabido, el punto ostenta una amplia gama de significados en casi todos los
órdenes que tienen que ver con los más acá y los más allá de la vida, la agonía y la muerte.
De los diccionarios consultados hemos tomado dos como pretexto para iniciar esta
exposición. Me refiero al sentido gramatical de separación (de palabras, frases, ideas,
oraciones) y al que se le da en las denominadas ciencias duras o exactas: elemento del
espacio al que sólo se le puede asignar una sola posición.

Primer acto
En un primer escenario el punto que nos ocupa ostenta una sola posición inconmovible, es
decir, sólo posible de ser no-movible. Simplemente allí está en el centro mismo de la
Convocatoria: persistentemente sosteniendo la única posición que le ha sido asignada: la
que separa, divide, escinde. Es así que los dos campos, cuestiones, temáticas o
problemáticas objeto de nuestras reflexiones durante estos tres días resultan ser
independientes, es decir, una no se deriva de la otra, ambas no están relacionadas de
manera necesaria pudiendo no tener nada en común; en términos dialécticos y
sicoanalíticos, al no contener una el deseo de la otra no hay reciprocidad, antagonismo ni
contradicción, sólo indiferencia entre ambas. Por lo tanto no hay caminos ni puentes,
temporalidades ni espacialidades que transitar ni rebasar porque no hay deseo ni necesidad
de movilizarse de una a otra temática: ni de las propuestas societales al singular campo del
trabajo social ni desde éste al de las propuestas societales que, en este escenario, se
configuran como un ámbito no propio del trabajo social en virtud de que no ha sido
constituido en objeto de deseo por los trabajadores sociales y las trabajadoras sociales. En
sicoanálisis, cuyo referente es el vínculo social, quien no desea no siente malestar en la
cultura ni en la barbarie ni en nada y no puede soñar ni dormido ni despierto; sin deseo no
hay derecho, política ni ética, entendiendo que ésta (Lacan 1959, Savater 1996:46-47) trata
de lo que deseamos o queremos a partir de lo que somos dentro de las circunstancias que
nos son dadas; no se refiere en modo alguno a lo que se debe o puede ser o hacer. Sin
deseo no hay libertad de apropiación, potenciación, totalización, universalización ni de
rebasamiento de lo real3 donde nos constituimos en sujetos y nos movemos. La persona sin
3 Lo real en nuestro enfoque se entiende como la realidad socialmente construida, intersubjetivada, objetivada, acotada, es decir, en proceso de (re)conceptualización, simbolización y

socialización. Es el momento de mayor cualificación de la praxis constituida como tal en tanto productora de sentido (significado y direccionalidad). Es el todo-posible, la racionali-
dad total mas no absoluta, de la siempre inconclusa aproximación del sujeto al conocimiento y apropiación del saber de lo real. El fundamento de lo real es la unidad interna entre
sujeto y objeto, conciencia y realidad, pensamiento y ser, teoría y práctica, poder y conocimiento; sociedad, estado y nación; entre lo real y lo ideal; y entre lo económico, lo político,

lo espiritual, lo ideológico, lo histórico y lo cultural.


deseo no quiere hacer historia ni tener futuro compartido, vgr., entre el trabajo social y las
propuestas societales a las que apunta la Convocatoria a este Primer Encuentro. En
consecuencia, el acto termina al momento mismo de su inauguración, cerrándose el telón
sin cantos ni sinfonías pues no hay nada qué celebrar.

Segundo acto
En un segundo escenario no menos evanescente que el anterior, podemos imaginar que
aquí sí existe un deseo de vincular una temática con otra pero el punto que separa y divide
es inconmovible, se resiste absolutamente a ser removido de la única posición que le ha
sido asignada; no puede ser vencido. Por lo tanto el deseo de los trabajadores sociales y las
trabajadoras sociales que quisieran rebasar sus propios límites y explorar el campo de las
propuestas societales se encuentra bloqueado, irrealizado, imposibilitado. El punto que
obtura, divide, separa y aleja no puede ser suturado. La herida narcisista persiste
inclementemente en seguir conmoviendo a amplios grupos de colegas. El acto se cierra
dando lugar a un canto coral melancólico –invisible pero perfectamente audible- sobre el
malestar, el lamento, la frustración, la queja.

Tercer acto
En un tercer escenario, no menos imaginario y fugaz que los dos anteriores pero con
desenlaces que rebasan el escenario imaginado y se desplazan a los umbrales del
entramado societal, el mismo punto que separa y divide y que en el segundo escenario
aparece como inconmovible, en éste ya contiene la posibilidad de la sutura, de la unión y,
por lo tanto, del deseo de construcción y apropiación del vínculo significante entre las
prácticas de las dos temáticas, que en el primer escenario se nos presentan como
independientes y recíprocamente indiferentes. En otras palabras, lo que en los dos
escenarios anteriores aparece como campo no propio del trabajo social, en éste las
propuestas para la construcción de una nueva sociedad advienen a los y las agentes del
trabajo social como objeto de deseo, de apropiación y potenciación. Los trabajadores
sociales y las trabajadoras sociales habían sido constituidos en propositólogos y
propositólogas societales.
Puesto en escena este insólito e inefable develamiento, la obra termina –en un despliegue
creador de maravilloso eclecticismo- con una polifonía apoteósica escrita por Juanes con
ritmo de Ballenato, inspirada en la Marcha de Aída de Verdi, el Mesías de Haendel y el
Himno a la Alegría de la Novena Sinfonía de Beethoven y bajo la dirección magistral de
Carlos Vives.
Según los cronistas de la época fue tal el impacto que la obra causó entre los colegas
asistentes, que éstos quedaron crecidos en su pundonor, gratificados en su afán de
reconocimiento social, profesional y académico y con una sensación de inmortalidad tal
que salieron de dicho evento levitados, cada uno susurrándose en comunión consigo
mismo: tengo un nuevo trabajo: soy propositólogo social; tengo un nuevo trabajo: soy
propositóloga social. Sin embargo, de manera insólita, al día siguiente los noticieros
reseñaron que, por una extraña razón, nuestros colegas no pudieron encontrar el camino a
su hogar, es decir, el lugar de su pertenencia. En consecuencia, varios días después aún se
encontraban deambulando por los no lugares de la Ciudad: autopistas, aeropuertos,
supermercados, centros de telefonía, televisión y redes de cable y centros comerciales,
preguntándole ansiosamente a cada transeúnte por el lugar del Imperio donde se estaban
fabricando propuestas para una nueva sociedad: ¿latinoamericana, local, global, de los
trabajadores sociales, de los poetas muertos, de los científicos, de los filósofos, de los
estados, pueblos y naciones? Poco importaba ya. Extraviados de su propia identidad habían
perdido la facultad de reconocer sus propias obras. El punto que divide y separa se había
impuesto. La queja había desaparecido.

(…)
La trama fabulada ha puesto en escena la alienación de quienes, confundiendo perspectiva
con prospectiva4, visión de mundo con modelística y todo ello con futurología y propuestas
alternativas de sociedad, se han perdido en el entramado confuso de objetivos, intereses,
prácticas y discursos para los que no hemos sigo formados y posiblemente no lo seremos
en los próximos lustros.
Mi primer haz de preguntas gordianas es el siguiente: ¿Desde dónde se trata de hacer
propuestas de sociedad (es decir, propuestas geopolíticas en el sentido de construcción de
mundos de vida dentro del sistema de relaciones de poder mundial hoy imperializadas y
trasnacionalizadas)?, ¿desde la diferencia poscolonial, desde la colonialidad del poder,

4 Perspectiva: parte de la geometría descriptiva que elabora las reglas gráficas por las que se representa un objeto tridimensional en una superficie plana. Lo que se realiza o dibuja

con tales reglas. Forma en que nos presentamos cosas, especialmente las esperanzas o contingencias que se prevén para el futuro. Alejamientos, distancia con se que observa algo
para evitar apreciaciones inexactas o subjetivas. Se dice de las cosas que se prevén como posibles en un futuro. Visto con la suficiente distancia, relatividad o prospectividad.

Perspectivismo: doctrina filosófica propugnada entre otros por Ortega y Gasset, que propugna un cierto relativismo de la sustancia del mundo, que puede ser definido desde distintos
puntos de vista (perspectivas) complementarios. Prospectiva: explorar, examinar para obtener conocimientos básicos. Cálculo de base estadística que permite hacer planes y llevar a
cabo objetivos. Relativo al futuro que puede ser próximamente. Ciencia fundada por Gastón Berger que busca un conocimiento probable del futuro, no a partir del pasado
(proyectando la evolución de éste en aquél) sino, a partir del futuro mismo, de modo que dé líneas de actuación en el presente. Parte de una base no especulativa: el conjunto de

realidades (sociales, técnicas, económicas, etc.) interpretadas como causas del marco que se anticipa.
desde el poder neocolonial, desde la diferencia imperial o lo que se plantea es el
desplazamiento del trabajo social hacia los politicismos, economicismos y otros ismos,
ajenos pero muy interiorizados por algunos sectores que hacen vida en la burocracia
internacional del trabajo social? ¿Este nuevo campo sería EL campo o apenas una práctica
más del trabajo social realmente existente? A este respecto remito a Barrantes (2005c) en
donde de manera breve se introduce la reflexión sobre el desafío que tenemos los
trabajadores sociales y las trabajadoras sociales de desenredar nuestros propios nudos o
bloqueos internos al mismo tiempo que asumimos la realidad de los ovillos externos; ello a
fin de que el trabajo social no se pierda en entramados confusos y densos –vgr., como el de
las propuestas societales- cuyo virtual abordaje sólo adquiere sentido de realidad a la luz de
enfoques denominados, a falta de mejores nombres, inter-multi, transdisciplinarios y
poscientíficos, pero fundamentalmente desde nuestros heterogéneos trabajos de campo
(estatales y civiles, públicos y privados, sectoriales y cotidianos, locales y globales),
nuestras ambiguas prácticas académicas y nuestras tenues y frágiles empresas
investigativas. He aquí uno de los desafíos del trabajo social que está por hacerse crítico-
autocrítico y ético-estético, eco-lógico-social y geopolítico en y a partir de nuestra América
profunda.
Nuestra capacidad fabulista también nos permite, por asociación de ideas, compartir otro
haz de preguntas: ¿existe en el ser-en-el-mundo del trabajo social que está queriendo ser
(consigo mismo, con otras disciplinas, con la sociedad), algún punto de obturación o flujo
de vacío que esté subsumiendo el ritmo y la calidad de sus experiencias y esté escindiendo
a los trabajadores sociales y a las trabajadoras sociales de su capacidad de comprender,
aprehender, explicar y potenciar la trama social -de la cual somos arte y parte- en su propia
realidad y, por ello, esté siendo fuente de malestar y queja (y por lo tanto de incompletud,
minusvalía, imposibilidad, impotencia o insuficiencia) entre ellos?, ¿cuáles son las
realidades que el trabajo social y sus agentes están siendo capaces de soportar y por lo
tanto inaugurar como nuevos ámbitos de actuación-intervención-implicación?, ¿qué y
cómo hacer para que los trabajadores sociales y las trabajadoras sociales y sus específicas
prácticas que globalmente denominamos trabajo social, contribuyan efectivamente a la
geopolítica de la producción de conocimientos y saberes concernientes a la erradicación de
las causas del malestar y la barbarie y liberar de éstas a quienes las sufren?
Veamos en lo que sigue algunos sentidos que adquieren nuestras preguntas:
• Ellas nos dan cuenta de que el simple pensar por el pensar mismo si no va acompañado
de un cómo-pensar no asegura en modo alguno que podamos efectivamente sumarnos a
la agregación significativa de valor (plusvalía según Marx o plus de goce según Lacan),
es decir, a la reproducción ampliada del vínculo social o conjunto de relaciones
sociales de producción, circulación y consumo de valores (tangibles, intangibles de
cambio y de uso) dentro del que incluimos la producción de propuestas o imágenes
alternativas de sociedad. Tomar las propuestas societales como ámbito o campo del
trabajo social conlleva absolutamente el desiderato de su discusión y aplicación a
través del mercado geopolítico mediante el cual se procesa, relanza y redimensiona el
entramado societal, lo cual nos exige inventar una estrategia de pensamiento asertivo y
sinérgico de corto, mediano y largo plazo; es lo que llamo el cómo-pensar el trabajo
social, que en estos tiempos de imperio, posmodernidad, globalización y pensamientos
únicos de derecha e izquierda, es una tarea pendiente, laboriosa y nada cómoda que
tiene requisitos diversos y muchas implicaciones, tanto en el plano personal como en el
propio del trabajo social y fundamentalmente ciudadano. En otras palabras, el cómo-
pensar el trabajo social es una tarea pletórica de laberintos y densidades, opacidades y
luminosidades, encrucijadas y entreveramientos que nos obligan a mantener la mirada
vigilante –crítica y autocrítica- a todo evento que luzca imperceptible o impredecible,
cercano o lejano, probable o improbable, normal o caótico, relevante o irrelevante, real
o irreal. No por otra razón escogimos como vía de entrada a esta comunicación, el
punto que pudiera ser considerado como el más irrelevante de este Encuentro: el punto
que pareciera ser motivo de malestar y de queja, siempre a flor de piel pero muchas
veces ocultado, el punto que separa y divide al trabajo social de sus agentes; de éstos
entre sí y de sus objetos de actuación (vgr., la societalidad, la estatalidad, la
culturalidad, la satisfacción de carencias y la potenciación de aspiraciones sociales
individuales, colectivas y sistémicas). Varios estudios con metodologías distintas
apuntan al flujo de vacío aludido en el párrafo trasanterior (Barrantes 2000; García
1999; Barría 2001); asimismo, la experiencia de la Red Latinoiberoamericana y
Caribeña de Trabajadores Sociales (RELATS), en donde regularmente surge la queja
en las discusiones sobre el trabajo social, nos permite advertir que al malestar por lo
general se le asigna un valor más sustantivo que a la satisfacción y que el logro o
realización no siempre está a flor de piel como para ser significado, al igual que la
queja, como propio del modo en que realizamos el trabajo social en los ámbitos que
nos conciernen. Hasta donde mis conocimientos escasos me alcanzan, puedo adelantar
que estamos ante una cuestión que -aunque muchos de nosotros procuramos ocultar o
desvirtuar- se encuentra instalada mas no tematizada ni epistemologizada en el origen
mismo del trabajo social, en la vida misma de sus agentes, en el ejercicio
socioprofesional y en sus eventos académicos y gremiales de carácter local, nacional e
internacional.
• Se trata de dos manojos de preguntas que buscan respuestas a las disyuntivas cuyas
resoluciones pendientes nos acucian en el día a día; asimismo, buscan nuevas
centralidades sobre las cuales puedan girar –ojalá en un futuro no muy lejano porque
los pueblos y las naciones no esperan a los intelectuales ni a los técnicos, mucho
menos, a los burócratas y tecnócratas- nuevas discusiones sobre nuevas aperturas del
trabajo social, ¿a qué?, a la vida en sociedad, es decir, a lo bio-sico-eco-sociológico, a
lo ético-estético y a la geopolítica de la producción de conocimientos y saberes en los
habitáculos que nos son dados, pero que también potenciamos en un acto inagotable de
apropiación, subjetivación e historización de nuestra Pachamama o Madre Tierra,
nuestra Patria Tierra (Morin) como ningún otro mamífero (natural en oposición al ser
hablante al cual Lacan designó como animal desnaturalizado) podrá hacerlo jamás. En
fin, son preguntas que abren la posibilidad de poder llegar a apuntar por diversas vías,
hacia la construcción de nuevos paradigmas (vgr., los análisis de ruptura y el
acompañamiento a cada quien en su aquí y ahora del proceso de producción de
conocimientos y saberes) que nos potencien el afinamiento de los sentidos racionales
tanto como de nuestra razón sensible; ello en aras de permitir resignificar –más allá de
las dobles rupturas epistemológicas (de Sousa Santos 1996)- las continuidades
temáticas propias de la singularidad y universalidad del ser-que-está-queriendo-ser del
trabajo social en el mundo poscolonial pero fundamentalmente en y a partir de la
alborada latinoiberoindoafrocaribeña del siglo veintiuno, lo cual pasa necesariamente
por la desparadigmatización del trabajo social realmente existente: el
burotecnocráticamente organizado. Una cuestión -no problematizada aún por amplios
grupos de agentes del trabajo social- de honda raíz sicoanalítica pero también
sociológica y politológica, filosófica y epistemológica, económica y ecológica5,
biológica y culturológica de la que se han ocupado numerosos cultores.6
• Se trata en fin de preguntas que abren la posibilidad de que, más allá de las dobles
rupturas epistemológicas (de contenidos, de métodos, de paradigmas) podamos retomar
5 Los conceptos economía y ecología están originadas en el griego oikos (casa), la primera procura el máximo (cantidad) y la segunda el óptimo de resultados (cantidad más calidad)

(Eichler 1991:17-26).

6 Entre dichos autores cito algunos de los más cercanos a nuestro enfoque: Freud (1975a y 1975b), Marcuse (1979a y 1979b) en donde éste plantea una crítica brutal al malestar, a la

represión y a la alienación en el capitalismo apuntalado en un encuentro genial entre Marx y Freud, encuentro ya iniciado por el padre del freudomarxismo: Wilhelm Reich;
asimismo, Varios (1988, 1989), Taylor (1991), Mires (1998), cuyo título evoca inintencionalmente la consigna de Rosa Luxemburgo: socialismo o barbarie; finalmente, Morin

(2001), Stiglitz (2002), Ford (2003), y muy afín a todos ellos, Chomsky (2004) y Power (2005).
las continuidades temáticas7, transparadigmáticas y apuntar, por diversas vías, a la
resignificación metaepistemológica de los presupuestos fundamentales, las nociones,
los términos y conceptos, los juicios metodológicos y las decisiones que no se derivan
ni son reductibles a la observación de lo dado ni al razonamiento analítico formal. Lo
anterior implica remirar los objetos del pasado, retomar las teorías de los clásicos de las
diversas épocas y, a partir de las nuevas plataformas epocales actuales, resemantizar
aquéllos y rescribir éstas para saber qué se puede hacer con todo ello. Por la mediación
de una recuperación histórico-crítica de los grandes y pequeños temas que les
conciernen a los trabajadores sociales se puede llegar a reformular, enriquecer,
redimensionar, resignificar y otorgar nuevas funciones a las teorías, métodos, técnicas,
sujetos y objetos de conocimiento y, por lo tanto, a la memoria singular-colectiva de
los trabajadores sociales pero no sólo de cara al pasado –cercano o lejano- sino
fundamentalmente a la del rebasamiento de lo real, a la construcción de un nuevo punto
de partida para la producción, circulación y consumo de conocimientos y saberes que
nos conciernen en tanto agentes-actores-sujetos del trabajo social.
A propósito de lo anterior y de la problematización del malestar y la queja, de la alienación
y la barbarie como experiencias del trabajo social, podemos preguntarnos entonces por la
necesidad histórica de inaugurar, como parte del campo de las propuestas para la
construcción de una nueva sociedad, un trabajo social de la liberación, al igual que existen
desde hace décadas una Filosofía de la Liberación, una Teología de la Liberación, una
Sicología de la Liberación y una Sociología de la Liberación. Es la perspectiva que nos
permite seguir parafraseando a Mires (1998:253) diciendo que esta fuerza histórica que es
el malestar en tanto miedo y deseo al mismo tiempo, tenemos los trabajadores sociales y
las trabajadoras sociales que asumirla, concientizarla, compartirla, organizarla y
epistemologizarla en el centro mismo de las multitudes en el nombre de las cuales se
legitimó e institucionalizó la asistencia/servicio/trabajo social propio de la sociedad
moderna; asimismo, alimentar dicho malestar con la pasión subversiva de saber que somos
hablados por la historicidad de nuestra existencia. Sólo así podremos estar en condiciones
de darle rienda suelta a nuestros poderes creadores y asumir –cada quien al nivel y espesor
que le corresponde y de acuerdo con sus propias circunstancias- la misión de contribuir a

7 “…La continuidad que existe entre la cosmogonía [judeo-cristiana] y la cosmología evolucionista actual es una continuidad ‘themática’ y no de contenido o de método. Así como

existe una ruptura paradigmática entre ambas perspectivas, existe una no menos fuerte continuidad ‘themática’. Prolongando la analogía sostenemos que la com-
posición/complementación entre las categorías de la modernidad/posmodernidad es otra de estas alternancias meta-epistemológicas que exhiben continuidad o ruptura según se

privilegie una lectura themática o paradigmática” (Piscitelli 1988:69, cita No. 1).
cambiar el curso de las cosas que tanto nos molesta y que tanto malestar causa a billones
de seres humanos en el mundo.
Y creo que esta misión comienza, como decimos en RELATS, con la crítica-autocrítica y
el debate fraterno pero sin concesiones, tanto de los supuestos básicos constitutivos de la
singularidad-especificidad del trabajo social como de los supuestos generales (no menos
básicos que los primeros) constitutivos de su universalidad.

BIBLIOGRAFÍA

Barrantes, César (2000), “Anotaciones para una reflexión sobre la geopolítica de la producción de
conocimientos y verdades”, Conferencia Conjunta de la Federación Internacional de Trabajadores
Sociales y la Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social. Montreal, 29 de julio al 2 de
agosto de 2000. Una versión ampliada fue presentada como conferencia inaugural del Segundo
Congreso Internacional de Trabajo Social, organizado y realizado del 24 al 28 de octubre de 2000
por la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del Zulia. En Revista Colombiana de Trabajo
Social, No. 19, 2005:83-97, Cali.
Barrantes, César (2001), “La Red Latinoamericana y Caribeña de Trabajadores Sociales. Un espacio para
producir conocimientos”, Conferencia Conjunta de la Federación Internacional de Trabajadores
Sociales y la Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social, 29 de julio al 2 de agosto de
2000, Montreal, en Revista Venezolana de Trabajo Social de la Universidad del Zulia, Vol. 1, No.
1, págs. 137-161, Maracaibo.
Barrantes, César (2002), Proyecto de Ley del Trabajo Social de la República Bolivariana de Venezuela,
Asamblea Nacional, Comisión Permanente de Seguridad Social Integral, julio-octubre, Caracas
Barrantes, César (2005a), “Desafíos ¿del o al? trabajo social en tiempos de imperio, posmodenidad y
globalización”, XVIII Seminario Latinoamericano de Escuelas de Trabajo Social, San José, 12-15
de julio de 2004, en Ruiz, Ana (Coorda., 2005), Búsquedas del trabajo social latinoamericano.
Urgencias, propuestas y posibilidades, Espacio Editorial, Buenos Aires. También en Revista
Regional de Trabajo Social, No. 33, 2005, Montevideo, en línea: www.revistatrabajosocial.com/
Barrantes, César (2005b), Trabajo social en el contexto actual ¿Reinvención o repetición?, Conferencia
Inaugural del Quincuagésimo Tercer Congreso de la Asociación Mexicana de Escuelas de Trabajo
Social, León, Guanajuato., México, 5-7 de mayo de 2005.
Barrantes, César (2005c), “Pensar el trabajo social en la construcción de un nuevo paradigma”, ponencia
magistral de cierre al V Congreso Ordinario de la Federación Mexicana de Escuelas de Trabajo
Social, celebrado en la UNAM, México D.F. del 17 al 19 de noviembre de 2004. En Revista
Margen, No. Nº 36/37, 2005, Buenos Aires, en línea: www.margen.org/
Barría, Javier (2001), “Síndrome de Burnout en Asistentes Sociales del Servicio Nacional de Menores de la
Región Metropolitana”, Santiago, Julio de 2001. V Coloquio Internacional de Estudiantes de
Trabajo Social, Universidad del Altiplano, noviembre de 2001, Puno, Perú.
Chomsky, Noam /2004), Hegemonía o sobrevivencia, Ediciones B, España.
de Sousa Santos, Boaventura (1996), Introducción a una ciencia posmoderna, Colección de Estudios
Avanzados 3, Centro de Investigaciones Posdoctorales, FACES-Universidad Central de Venezuela.
Esperanza, Graciela (2003), “Contar con la ye”, En Varios (2003), Apuntes para una epistemología del
psicoanálisis, Cuadernos del ICBA, No. 7, págs. 23-26, Instituto Clínico de Buenos Aires,
Miembro de la Red Internacional del Instituto del Campo Freudiano, 1° edición, septiembre,
Buenos Aires.
Ford, Aníbal (2003), “El Malestar en la brecha digital”, en línea: www.encuentroconosur.uchile.cl
Freud, Sigmund (1975a), El malestar en la Cultura, Alianza Editorial, Madrid.
Freud, Sigmund (1975b), Tótem y tabú, Alianza Editorial, Madrid.
García, Julia (coorda., 1999), “Estudio de la motivación-desmotivación de los trabajadores sociales UTS”,
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Subdirección General de Programas de Servicios
Sociales, Madrid.
Lacan, Jacques (1959-1960), “Seminario 17: El reverso del psicoanálisis”, en Lacan. Seminarios del 1 al 27
sin textos establecidos, Escuela Freudiana de Buenos Aires, Paidós. Versión CDRoom.
Lacan, Jacques (1959-1960), “Seminario 6: El deseo y su interpretación, clase 27 del 1 de julio de 1959”, en
Lacan. Seminarios del 1 al 27 sin textos establecidos, Escuela Freudiana de Buenos Aires, Paidós.
Versión CDRoom.
Lacan, Jacques (1984), “Respuesta al comentario de Jean Hippolite sobre la verneinung de Freud”, en Escritos
1, págs. 366-383, Editorial Siglo XXI, México.
Lukács, Georg (1978), Historia y conciencia de clase, Grijalbo, Instrumentos 1, Barcelona, España.
Marcuse, Herbert (1979a), El hombre unidimensional, Alianza Editorial, Madrid.
Marcuse, Herbert (1979b), Eros y civilización, Alianza Editorial, Madrid.
Márquez, Carlos (2005), La disciplina del comentario de textos: una lectura sin estándares, pero no sin
principios, trabajo de ascenso, Escuela de Administración, Universidad Central de Venezuela,
Caracas.
Martín-Barbero, Jesús (2005), “Transdisciplinariedad: notas para un mapa de sus encrucijadas cognitivas y
sus conflictos culturales”, Ponencia en el Congreso Internacional “Nuevos Paradigmas
Transdisciplinarios en las Ciencias Humanas”, Universidad Nacional, Bogotá, Abril 7, 8 Y 9 de
2003 y publicado en J. E. Jaramillo (comp.), Culturas, identidades y saberes fronterizos, CES,
Bogotá, 2005, en línea: http://www.debate-cultural.org.ve/*#*/
Maturana, Humberto (1997, La objetividad, un argumento para obligar, Ediciones Dolmen, Santiago de
Chile.
Mires, Fernando (1998), El Malestar en la Barbarie, Editorial Nueva Sociedad, Caracas.
Miller; Jacques Alain (2001), La erótica del tiempo y otros textos, Tres Haches, Buenos Aires.
Piscitelli, Alejandro (1988), “Sur, modernidad y después. Un debate a partir de la metamorfosis de la
ciencia”, en Varios (1988), Imágenes Desconocidas. La Modernidad en la Encrucijada Posmoderna,
Clacso, Buenos Aires.
Power, Samantha (2005), Problema infernal. Estados Unidos en la era de genocidio, Fondo de Cultura
Económica, México.
Savater, Fernando (1988), Ética como amor propio, Grijalbo Mondadori, Barcelona, España.
Stiglitz; Joseph (2002), El Malestar en la Globalización, Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, Buenos Aires.
Taylor, Charles (1991), The malaise of modernity, Anansi Press, Ontario.
Varios (1988), Francisco de Oliveira, María Tavares, Adam Przeworski, Michel Wallerstein, Desmond King y
Mauricio Coutinho ¿Hacia un Nuevo Estado de Malestar?, Revista Novos Estudos, No. 22, 1988,
CEBRAP, Río de Janeiro; también en Cuadernos de Ciencias Sociales, No. 27, 1989, FLACSO-
Costa Rica.

También podría gustarte