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Set Lectura Tercero
Set Lectura Tercero
El pobre mozo compró las uvas, pero cada vez que pedía una moneda
de ¡ay! todos se reían y mofaban de él.
El pobre mozo compró las uvas, pero cada vez que pedía una moneda 58
de ¡ay! todos se reían y mofaban de él. 67
La Caldera y la Berza
Un hidalgo recién llegado de América contaba un día a varios de sus
vecinos las cosas que había visto en aquella parte del mundo. Hablaba
así:
- Una vez vi una berza tan grande que daba sombra a trescientos
hombres a caballo.
La Caldera y la Berza 5
La Karaba
Había en la feria de Mairena un cobertizo formado con esteras viejas de
esparto; la puerta tapada con no muy limpia cortina, y sobre la puerta
un rótulo que decía con letras muy gordas:
La Karaba 2
- Pues por eso es la Karaba, -dijo el gitano- porque araba y ya no ara. 118
El Honrado Leñador
Al instante, una bella ninfa aparecía sobre las aguas y dijo al leñador:
- Espera, buen hombre: traeré tu hacha.
Por tercera vez la ninfa buscó bajo el agua. Al reaparecer, llevaba en sus
manos un hacha de hierro: -¡Oh, gracias, gracias! ¡Esa es la mía!
El Honrado Leñador 3
Al instante, una bella ninfa aparecía sobre las aguas y dijo al leñador: 58
- Espera, buen hombre: traeré tu hacha. 65
Por tercera vez la ninfa buscó bajo el agua. Al reaparecer, llevaba en sus 126
manos un hacha de hierro: -¡Oh, gracias, gracias! ¡Esa es la mía! 138
Érase unos duende que vivían en un linda casita en un bosque, pero eran
tan holgazanes que no se ocupaban de limpiarla. Un día la Reina de las
hadas les dijo:
-Voy a mandaros a la Bruja Gruñona para que cuide de vuestra casa.
Y así, batiendo sus alas, se fueron muy lejos. Los duendes pasaron
hambre y frío y sin casa donde cobijarse, recordaban con pena su
acogedora morada del bosque. Bien castigados estaban por su
holgazanería, jamás volvieron a disfrutar de su casita del bosque que fue
habitada por otros duendecillos más obedientes y trabajadores.
Érase unos duende que vivían en un linda casita en un bosque, pero eran 17
tan holgazanes que no se ocupaban de limpiarla. Un día la Reina de las 31
hadas les dijo: 34
-Voy a mandaros a la Bruja Gruñona para que cuide de vuestra casa. 47
Y así, batiendo sus alas, se fueron muy lejos. Los duendes pasaron 107
hambre y frío y sin casa donde cobijarse, recordaban con pena su 119
acogedora morada del bosque. Bien castigados estaban por su 128
holgazanería, jamás volvieron a disfrutar de su casita del bosque que fue 140
habitada por otros duendes más obedientes y trabajadores. 148
El Murciélago
El murciélago era la más fea de todas las criaturas. Un día, acosado por
el frío, subió al cielo y le pidió plumas al creador. Él le dijo que bajara a
la tierra y suplicara en su nombre una pluma a todas las aves.
El Murciélago 2
El murciélago era la más fea de todas las criaturas. Un día, acosado por 16
el frío, subió al cielo y le pidió plumas al creador. Él le dijo que bajara a 33
la tierra y suplicara en su nombre una pluma a todas las aves. 46
Èrase una vez un ciervo muy engreído, cada vez que se detenía a beber en
el río contemplaba su reflejo y admiraba su belleza. Tenía las piernas
largas y ligeras, pero él solía decir que preferiría romperse una pierna
antes de privarse de un solo vástago de su magnífica cornamenta.
El Ciervo Engreído 3
Èrase una vez un ciervo muy engreído, cada vez que se detenía a beber en 18
el río contemplaba su reflejo y admiraba su belleza. Tenía las piernas 30
largas y ligeras, pero él solía decir que preferiría romperse una pierna 42
antes de privarse de un solo vástago de su magnífica cornamenta. 53
El Burro Flautista 3
La Culebra y el Hombre. 5