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VII Seminario Internacional de Integració n Subregional - 20 al 22 de octubre de 2020

TALLER: Tema: "Clases en línea y Teletrabajo: impacto en la salud mental de los


actores".

Coordinadora del taller: Lic. Ana Rodríguez.

Especialistas invitados: Dra. Ethel Alderete, Lic. Joaquín Orgá z, Lic. Raú l Arguello, Lic.
Sara Mendoza, Lic. Teresa Contreras, Lic. Jimena Alfaro, Lic. Ignacio Bejarano, Dr.
Ernesto Max Agü ero

Objetivo del taller: Convoca a profesionales en la salud mental, psicó logos,


trabajadores sociales, educadores para la salud, educadores y otros profesionales
interesados en la problemá tica. Se propone una discusió n a partir de experiencias
empíricas expuestas por los especialistas para que a partir de las mismas y un debate
con los participantes se generen estrategias de intervenció n y prevenció n

Participantes: má ximo 50 participantes por

Modalidad: a) a partir de la exposició n de lxs especialistas se genera una


conversatorio-taller con la participació n de los y las participantes, se realizara en un
inicio y como disparador que los y las especialista expongan en no má s de 10
minutos alguna experiencia sobre los temas de teletrabajo y salud mental impactos en
lxs trabajadores y sobre clases en líneas y salud mental, ambos tema será n debatidos
durante dos instancias para llegar a conclusiones asertivas.

b) Por otro lado se les pedirá a los organizadores que las personas inscritas en el taller
puedan realizar preguntas antes de la instancia para mejorar la comunicació n y luego
durante el taller a través del chat y de la participació n oral.

c) Se realizara una conclusió n colectiva y luego trascripta.


Intervenció n Joaquín

Breve comentario desde la clínica, el teletrabajo, y la urgencia subjetiva

Este breve comentario parte de una experiencia que en sí no es nueva, ya que viene
siendo utilizada por cierto nú mero de profesionales, pero que ha sido necesario
implementarla de forma masiva, como un modo de prevenció n. Prevenir el contagio
de los trabajadores del sistema de salud, en sus distintas ramas, y que los mismos no
propaguen el virus al resto de la població n, para que así la curva de contagios de covid
no aumente de tal forma que el sistema de salud no pueda responder. Este sistema
interpeló a los profesionales (médicos, odontó logos, enfermeros, nutricionistas, etc.),
que por ahora vamos a centrar la atenció n en los trabajadores de la salud mental,
específicamente el trabajo de los psicó logos, en donde debieron implementar una
herramienta que no estaba tan expandida en la provincia de Jujuy. Para este
comentario nos centraremos en dos cuestiones, una de ella referida a la teoría, desde
un punto de vista psicoanalítico, si es que es posible alojar el tipo de demanda que se
recibe, teniendo en cuenta que la misma es espontá nea o es derivada por otro
profesional, de que se trata la misma, o desde la experiencia misma, sobre que se
trató , y que lugar hay para el psicoanalista en ese dispositivo. Por otra parte, desde la
ló gica del sistema de salud, en donde el contacto pasa a ser virtual, al igual que las
interconsultas, las derivaciones, etc., plantearse si se trata de una nueva modalidad
que puede ser incorporada al trabajo del psicó logo en el á mbito de la salud pú blica, o
debe ser tomado como un modo de hacer que se sostiene en tanto exista la pandemia.

Desde la experiencia se puede afirmar que en la provincia la curva de contagios creció


de forma exponencial a partir del mes de junio, anteriormente ya hubieron casos
aislados, pero los mismos fueron contenidos. En ese momento ya estaban en marcha
un cierto nú mero de dispositivos dentro del sistema de salud que pudieran alojar a las
personas que contrajeran el virus. Entre ellos el dispositivo de telesalud, el cual en un
primer momento tenía como objetivo la detecció n precoz de personas con síntomas
compatibles de covid-19. Profesionales de la salud, incluido el personal de salud
mental, realizaba un triage en donde evaluaban síntomas que pudieran requerir
atenció n médica. Posteriormente el trabajo del psicó logo se fue haciendo má s
específico. Se podría dividir en tres etapas principales: un primer momento en el que
la atenció n se centró en facilitar el acceso al sistema de salud a la població n, personas
que no podían acceder a una consulta médica debido a la saturació n del sistema. Un
segundo momento en el que la demanda era específica para el sector de salud mental,
en donde aparecían síntomas relacionados con cuadros de ansiedad, depresió n,
dolores corporales inespecíficos, dificultades para conciliar el sueñ o, o lo que las
personas llamaban “ataques de pá nico”, todos ellos en relació n a la pandemia, miedo a
contagiarse o que sus familiares así lo hagan, o a la prolongada cuarentena. Y por
ú ltimo, en una tercera etapa, los duelos, las pérdidas de los seres queridos.

Aquí se presentan dos dificultades para el profesional que aborda casos de urgencia, el
cual es interpelado por la contingencia a elaborar nuevas respuestas ante el contexto
inesperado que se le presenta. En primer lugar, como se aclaró má s arriba, a la
dificultad del establecimiento de redes que puedan llegar a contener al usuario, las
cuales también fueron digitalizadas. Pedidos de evaluació n del servicio de psiquiatría,
seguimientos luego de pasada la urgencia, articulació n con otros dispositivos, todos
ellos se realizaban, sobre todo en un primer momento, mediante canales informales
(whatsapp, llamadas telefó nicas a nú meros personales, etc.), para luego utilizar
canales informales, los cuales se realizaron a través de un sitio web del ministerio de
salud de la provincia. Este tipo de estrategias de interconexió n entre dispositivos, fue
tomando forma en un contexto en el que no se podía circular con total libertad, el
acceso a las historias clínicas, el trato día a día con otros profesionales que abordaban
el caso, etc. La interdisciplinariedad a la que apunta la ley de salud mental 26.657
también se vio dificultada, y de a poco se fue reemplazando por la digitalizació n del
registro de los seguimientos e intervenciones, al pedido de interconsulta mediante
plataformas virtuales, que lejos de estar en un estado ó ptimo, abre nuevas
perspectivas para la actualizació n del sistema de salud. Se abre un nuevo paradigma
en cuanto al sistema de salud, en donde una pandemia obligó , no solo a pensar, sino a
actuar de forma diferente a la que se venía haciendo, a inventar nuevos modos de
relacionarse, nuevas formas de intervenir y agilizar ciertos procesos, aunque en
detrimento de otros. Cabe plantear la pregunta de si estos nuevos modelos de
abordaje en el sector pú blico, específicamente en el á mbito de la salud mental, y con
estas herramientas, van en favor del cumplimiento de las metas planteadas por la ley
de salud mental, y si no es así, si es necesario abandonarlos cuando pase la pandemia,
o sacar lo mejor de los mismos.

En segundo lugar, es necesario plantear, desde el marco teó rico desde el que se
aborda, la cuestió n de las urgencias. Inés Sotelo describe, desde el psicoaná lisis, esta
pandemia como una época atravesada por una urgencia que nos atraviesa a todos, no
solo a las personas de bajos recursos o desafortunados de otros países por las
catá strofes sociales, y en donde las noticias se multiplican y cobran el centro de la
escena, noticias esperanzadoras de una vacuna, nú meros que crecen, la amenaza de
un rebrote o recontagio, etc., no habiendo mucho mas que hacer que aislarnos. . La
vivencia de riesgo inminente pone a los sujetos en urgencia y las consultas se
multiplican presentando como síntomas: angustia, miedo. temores diversos, enojo,
sospecha, hipocondría, delirios, etc. Debemos en principio diferenciar la urgencia
generalizable de la urgencia subjetiva.
Hoy todos estamos en urgencia generalizada y el fuego, lejos de extinguirse se
expande, lo que se traduce en ansiedad, miedo, riesgo inminente, perdida de la
homeostasis. Esta irrupción de lo real, de lo que no tiene sentido produce efectos
diferentes en cada sujeto, anudándose con lo traumático, con lo más íntimo de
cada uno. Muchos llegan a las guardias, creyendo padecer del virus, otros
irrumpen
en los consultorios de salud mental desbordados de angustia por el riesgo
inminente, o confrontados con el efecto del encierro, la proximidad al otro, la
convivencia forzada, el aburrimiento.
Una constante en estas consultas es la relación con el tiempo, la prisa
para que esto concluya lo antes posible, para que un diagnostico resuelva la
incertidumbre. La vivencia subjetiva en ese momento es la de “no hay tiempo”.
Frente
a ello, la intervención analítica podría introducir, según las particularidades que
presente cada caso, un paréntesis, un tiempo lógico en el que se despliegue un
relato, que produciendo un efecto de subjetivación detenga el pasaje al acto.
Frente a la prisa por concluir, el analista propone una pausa, no
cronológica sino lógica. Abrir un tiempo, que a veces puede ser de apenas unos
minutos para que algo allí se articule, se anude.

1. En primer lugar para tratar las urgencias y el lugar del analista….

FRAGMENTOS DE INES SOTELO LA URGENCIA EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS: una


urgencia atraviesa la época
entramándose con ella y mostrando descarnadamente lo más íntimo de cada uno
así como lo más propio de una sociedad. . Las noticias se multiplican, cobran el
centro de la
escena desplazando en los noticieros al dengue, a los femicidios o rugbiers. Así se
meten en nuestras casas múltiples predicadores: desde prudentes sanitaristas a
profetas apocalípticos. Lo cierto es que la vulnerabilidad frente a este virus será
uno
de los nombres de la castración. Esta pandemia tiene la particularidad de
atravesarnos a todos, ya no solo a los niños
sin vacunas, a los pequeños desnutridos, a los wichis segregados o a aquellos sin
agua potable sino a todos, no habiendo mucho más para hacer que aislarnos,
seguir
las indicaciones sanitarias, y confrontarnos con lo que adviene. La vivencia de
riesgo inminente pone a los sujetos en urgencia y las consultas
se multiplican presentando como síntomas: angustia, miedo. temores diversos,
enojo, sospecha, hipocondría, delirio … los mecanismos también son diversos,
desde la inhibición absoluta a la omnipotencia maniaca. El gran encierro, afirma
Virilio (2007), el regreso a las ciudades cerradas,
conduce a los ciudadanos a la búsqueda de seguridad interior, para lo cual se
protegen con cercos, cámaras, controles, concluyendo que de la “cosmópolis”, la
ciudad abierta de ayer, se pasa a la “claustrópolis”, incrementándose así la
desconfianza y segregación de todo lo extraño, extranjero, inmigrante. Sin
embargo, hoy son ineficaces cercos, cámaras y controles y
paradójicamente ha cambiado el objeto a ser segregado tornándose
potencialmente
peligroso el turista europeo. Una dimensión que no puede descuidarse es la
repercusión acuciante
sobre la economía de esta recesión forzada. Caída de mercados, sistemas
productivos que se detienen, negocios que cierran, la cuarentena fuerza a detener
la economía.
¿Cómo no remitirnos al Lacan del 68, de los cuatro discursos? En ese Seminario y
en “Hablo a las paredes”, nos habla de la modernidad y sus modos de vivir la
pulsión, del discurso capitalista, de la proliferación de objetos de consumo,
discurso
que invita a pensar en los modos de goce de la vida contemporánea. Consignas
como “Imposible es nada” , “Enjoy” comandan el consumo y de un día
para el otro: cuarentena, encierro, confinamiento que nos obliga a detener la
marcha, reducir nuestro espacio, reducir el consume. Pensemos entonces en las
consecuencias para la subsistencia básica de
todos aquellos que viven de lo producido en el día, trabajos precarizados.
desprotección, angustia e impotencia que llevan a la desesperación. Comenzamos
a escuchar en las consultas de salud mental los efectos del aislamiento. Debemos
en principio diferenciar la urgencia generalizable de la urgencia subjetiva.
Hoy todos estamos en urgencia generalizada y el fuego, lejos de extinguirse se
expande, lo que se traduce en ansiedad, miedo, riesgo inminente, perdida de la
homeostasis con que la vida transcurría pero a diferencia de otras catástrofes, que
siempre están en otro lado como los refugiados que mueren en el Mediterráneo,
los
muertos en Irak, los incendios en Australia, el Tsunami o terremoto en otros
continentes, el peligro recorre el mundo entero. Esta irrupción de lo real, de lo que
no tiene sentido produce efectos
diferentes en cada sujeto, anudándose con lo traumático, con lo más íntimo de
cada
uno.
Muchos llegan a las guardias, creyendo padecer del virus, otros irrumpen
en los consultorios de salud mental desbordados de angustia por el riesgo
inminente, o confrontados con el efecto del encierro, la proximidad al otro, la
convivencia forzada, el aburrimiento.
Una constante en estas consultas es la relación con el tiempo, la prisa
para que esto concluya lo antes posible, para que un diagnostico resuelva la
incertidumbre,
Entendiendo por urgencia a una ruptura aguda de la cadena
significante, encuentro con lo real, dicha ruptura produce como efecto un colapso
temporal entre el instante de ver y el momento de concluir: es lo que en muchas
ocasiones se presenta bajo el modo característico del pasaje al acto o el acting
out,
uno de los riesgos de esta urgencia generalizada. Hemos recibido en las guardias,
sujetos intoxicados con lavandina o alcohol, en un pasaje al acto delirante para
matar el virus.
La vivencia subjetiva en ese momento es la de “no hay tiempo”. Frente
a ello, la intervención analítica podría introducir, según las particularidades que
presente cada caso, un paréntesis, un tiempo lógico en el que se despliegue un
relato, que produciendo un efecto de subjetivación detenga el pasaje al acto.
Frente a la prisa por concluir, el analista propone una pausa, no
cronológica sino lógica. Abrir un tiempo, que a veces puede ser de apenas unos
minutos para que algo allí se articule, se anude. Que en ese miedo que llega del
extranjero, se localice lo propio, lo íntimo, más allá del coronavirus.
Presencia del analista, que propicia un momento de concluir y supone
un corte o diferencia respecto de cierta posición subjetiva, soporte de los síntomas
y que Lacan nombra como fantasma, sostén de la repetición en la neurosis, es
decir, de aquello que no cesa de escribirse y que se instaura como un eterno
presente, un verdadero fuera de tiempo.

2. En segundo lugar para encontrar la nueva ló gica de los dispositivos de salud se


puede decir que…

sEsta pandemia ha mostrado también la otra cara del capitalismo salvaje,


que promueve salud para unos pocos con muy baja inversión en la salud pública,
y
tiene como consecuencia la fragilidad de los sistemas de cuidado, prevención y
protección que son responsabilidad del Estado, así como la insuficiencia de los
recursos sanitarios para actuar en un tiempo de urgencia signado por la abrupta
ruptura del sentido.
Los sujetos quedan expuestos a cualquier forma de intrusión de lo real,
consolidándose el ascenso de lo traumático a una nueva categoría clínica, signada
por la desprotección del sujeto ante esta existencia. Sera una nueva forma de
manifestación de lo real, que exige una renovación de los paradigmas clásicos de
la práctica clínica. Trauma y urgencia, se van constituyendo así en nuevos
significantes amo.
El COVID 19, confronta al mundo con la deficiencia de los sistemas
sanitarios en salud pública. Evitar el contagio tiene como objetivo que no colapsen
los servicios asistenciales, lo cual muestra las inversiones del estado. ¿Dónde se
ha privilegiado poner el dinero?

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