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La organización del Estado colombiano

“ Colombia es un Estado social de derecho , organizado en forma de República unitaria,


descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y
pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las
personas que la integran y en la prevalencia del interés general .”

EL ESTADO , constituye el primer elemento articulador de la Sociedad Puede definirse como:


Organización política y jurídica de un pueblo en un determinado territorio y bajo el poder de mando
de una autoridad que gobierna.

En el camino de las ramas del poder público, nos encontramos con las ramas legislativa, judicial y
ejecutiva. En éstas están representadas las diferentes instituciones de cada uno de los sectores
del poder público.

En la rama ejecutiva se encuentran las que representan al Gobierno, en la rama legislativa se


encuentran el Senado y la Cámara de Representantes, que conforman el Congreso; y en la rama
judicial se encuentran las instituciones encargadas de administrar justicia en el país.

Por el otro camino nos encontramos con los llamados órganos, éstos se dividen en órganos de
control, organización electoral y otros.

Los órganos de control se encargan, por medio de la Procuraduría, la Defensoría y la Contraloría,


de supervisar las acciones tanto de las instituciones que hacen parte de cualquiera de las ramas
del poder público como de la sociedad civil.

La organización electoral está conformada por el Consejo Nacional Electoral y por la Registraduría
Nacional del Estado Civil, quienes se encargan de velar por la realización y supervisión legítima de
los procesos electorales. |

En lo que atañe a los demás órganos, sobresalen el Banco de la República (como la principal
entidad de control en el manejo de la economía del país) y la Comisión Nacional de Televisión, que
se encarga de crear políticas de censura y control acerca de lo que se ve en la televisión
colombiana.

Sector Central: La Presidencia de la República; La Vicepresidencia de la República; Los Consejos


Superiores de la administración; Los ministerios y departamentos administrativos; Las
superintendencias y unidades administrativas especiales sin personería jurídica.

Sector descentralizado por servicios: Los establecimientos públicos; Las empresas industriales
y comerciales del Estado; Las superintendencias y las unidades administrativas especiales con
personería jurídica; Las empresas sociales del Estado Las empresas oficiales de servicios públicos
domiciliarios; Los institutos científicos y tecnológicos; Las sociedades públicas y las sociedades de
economía mixta;

LOS FINES ESENCIALES DEL ESTADO COLOMBIANO

En el artículo segundo de la Carta Política de 1991 aparece la referencia a los fines esenciales del
Estado. Dicha norma enumera una cantidad importante, que se reproducen a continuación: servir
a la comunidad, promover la prosperidad general, garantizar la efectividad de los
principios, derechos y deberes (que aparecen en la Carta), facilitar la participación
de todos los miembros de la comunidad colombiana en los asuntos que le
competen (económicos, políticos, administrativos y culturales), defender la
independencia nacional, mantener su integridad territorial, asegurar la convivencia
pacífica y asegurar la vigencia de un orden justo. Los enunciados mismos son demasiado
contundentes y claros. No obstante aparecen otros fines en toda la Carta que son integrables a las
finalidades del Estado, tales los fines sociales y los expresados en el preámbulo, y otros más que
aparecen en el recorrido por la preceptiva constitucional.

Esta disposición y las concordantes pueden presentarse de una manera bastante sugestiva, a
través de una pregunta, asumiendo la segunda parte del artículo que dice que las autoridades
en Colombia están para proteger a todos los residentes en el país en su vid,
honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades, y para asegurar el
cumplimiento de los deberes sociales.

EL FINANCIAMIENTO DEL GASTO PÚBLICO

En términos generales, la fuente originaria de los recursos con los que el Estado cuenta para
realizar sus tareas, es la sociedad. Es decir, todos y cada uno de los ciudadanos tiene la
responsabilidad de contribuir a financiar los gastos del Estado, en la medida que éste establezca
dicha contribución. Lo cual depende de la naturaleza y carácter del propio Estado.

La forma tradicional y la mas importante mediante la cual los ciudadanos contribuyen al


financiamiento del Estado, es precisamente a través de los impuestos. La naturaleza y carácter del
Estado definen el tipo de impuestos y los porcentajes a partir de los cuales se calcula el impuesto.

El Estado caracterizado por una búsqueda seria de lograr objetivos de justicia social, entre los que
se identifica claramente una redistribución del ingreso, optará por establecer impuestos que
propicien una mayor participación de las clases mas ricas en las erogaciones del Estado. Por otro
lado, el Estado caracterizado por un mayor compromiso con los grupos de poder económico
buscará el establecimiento de impuestos que no lesionen los intereses de éstos grupos y que
repartan mas la carga fiscal entre toda la sociedad. Este tipo de Estado implementará, entonces,
un impuesto al consumo (como el IVA), el cual no sólo hace participar en igualdad de condiciones
a los desiguales, sino que, además, significa una renuncia a la búsqueda de una redistribución del
ingreso y la riqueza.

Desde luego, existen otras formas a través de las cuales, los ciudadanos contribuyen, de modo
indirecto al financiamiento del Estado. Es el caso de cuando existen empresas públicas que
comercializan bienes o servicios que son consumidos por la sociedad.

Lo realmente interesante de ésta modalidad es que representa el mecanismo de financiamiento


mas sano que puede tener el Estado. Porque mediante una actividad productiva se puede allegar
recursos, con lo cual puede disminuir la carga fiscal que pesa sobre la sociedad, en particular
sobre las clases sociales de menores ingresos.

Hoy por hoy, frente a la disyuntiva de si el Estado debe o no participar en actividades productivas,
debe considerarse el hecho de que si lo hace puede asegurarse una fuente de financiamiento que
permite que los ingresos y la riqueza de los ciudadanos no se verá mermada.

Esto es particularmente importante en épocas de crisis económica cuando la contracción de la


actividad económica y la reducción del ingreso de los ciudadanos provoca una contracción de los
recursos captados por el Estado. Adicionalmente, es en éstas épocas cuando las necesidades
sociales se incrementan y, por tanto, el Estado debe elevar su gasto, pero si su única fuente de
financiamiento es vía impuestos, entonces, el intentar ampliar sus ingresos redundará, fatalmente,
en un mayor empobrecimiento de los ciudadanos ya que el incremento de los impuestos reducirá,
aún mas, sus reducidos ingresos.

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