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396 DIÁLOGOS

b SOC. - ¿No es un hombre bueno el que tiene un


alma bue na, y es malo el que la tiene mala?
HIP. - Sí.
Sóc. - Luego es prop io del hombre bueno cometer
in justicia volun tariamente y del m alo , hacerlo involun-
tariamen te, s i, en efecto , el hombre bueno tien e un
alma buena.
HIP. - Pero, ciertamente, la ti ene.
S6c. - Luego el que comete errores volun tariamen te
y hace cosas majas e injustas, Hipias, si este hombre
existe, no puede ser otro que el hombre bueno.
H IP. - No me es posible admitir eso, Sócrates.
Séc. - Tampoco yo puedo admitirlo, Hipias, pero
necesariamente nos resulta así ahora según nuestro
e razonamiento. Pero. como decía antes, yo ando vací-
lante de un Jado a otro respecto a estas cosas y nunca
BIPIAS MAYOR
tengo la mism a op inión. Y no es n ada extraño que ande
vacilante yo y cualquier otro hombre inexperto. Pe ro
el que también vosotros, los sabios, vaciléis , es to es ya
t remendo para nosotros, qu e ni siquiera dirigiéndo nos
a vosotros va mos a ce sar en nuestra vacilación.
\ (.) ,r)

y l'

INTRO DUCCIóN

El Hipias M ayor es un diálogo aporético: el pro-


blema planteado queda sin resolver al finali zar la dis-
cus ión. Tiene una extens ión de casi el do ble que el
Hipias Men or, y es te dato es, sin duda, suficiente para
explicar los adjetivos comparativos que sirven para
distinguir un diálogo del otro. Aunque en la Antígüe-
dad no existió problema sobre la autenticidad de este
diálogo, algu nos filólogos han puesto en duda, en los
dos ú ltimos siglos, la atribución de este diál ogo a Pla-
tón. Parece tan difícil admitir las alegadas,
como creer ciegamente en la autenticidad del di álogo.
E n to do caso, esta ob ra figurará siempre en el corpus
p latóni co, porque, a pesar de los problemas que pueda
su scita r su atribución a la pluma de Platón, es una
obra de corte platónico en lo literario, en lo filosófico
y en la forma general del tratamiento del tema 1.
La cuestión discutida en este diálogo es la de lo
bello en sí mismo, la esenc:Ja.__que _debe. subyacer ., a
C9Sas.b ellas para que. sean principio
podría parecer que se trata de un estudio indep endien-
te sobre este tema al que más tarde el autor le hub iera
asignado los nomb re s de Hipias y Sócrates para defen-
der las partes, y al que hubiera colocado una bella y
artística introducción que va hasta 286c, don de empíe-

1 Para el problema de la autenticidad véase W. K. C. GlJTIIRll;


A Hístory of Greek Philosoph y, IV, págs. 175-77.
,
400 núLOGQS RIPIA S MAYOR 401

za el verdadero tema del diálogo. Hasta tal punto la más pasión, po r ejemplo , en la discu sión de Ca licles
parte dedicada al tema de lo bello en si consti tuye un con Sócrates en el Gar gia.<;, pero ese a pasionamiento.
b loque bien ca racterizado. Sin emb argo, los dialogan- e incluso irritación, no de ja la im presión de la ene-
tes no pueden 5e1' otros que Sócrates e Hipias . En el mis tad a fiar de piel que se observa en nu estro diálogo .
caso de Sócrates, no hay la menor d uda. La in troduc- La ironía de Sócrates. antes aún de entrar en el tema
ción de ese personaje de carácter áspero en la búsque- de lo bello, no es una ironía contra los argumentos
da de la ver d ad, p recisamente desde la s primeras lineas sino contra la persona. cuya descal ificación se busca.
en que se aborda el tema de lo bello, así como su cons- Es dificil explicarse por qué Platón decidió enfren-
tante presen ci a a lo largo de todo el resto del diálogo, t ar do s vece s, como únicos dialogantes, a Sócrates y
nos demuest r an que el tema est á tratado desde el su- a Hipias. No 10 h a hecho con Pro tágoras ni con Gor-
pues to de que Sócrates es un interloc utor obligado. gias, sofistas más re presentat ivos que Hlp ías. Puede ser
Quizá no parece tan obligado que el otro in terlocutor que no quisiera volver a tocar a Protágoras. muerto
haya de se r H ípías, pero la verdad es que el persona je casi un tercio de siglo antes de que Platón pudiera
está perfila do muy fr ecuen te men te y m uy bi en. E s im- tener la idea de dar su nombre a un segundo diálogo.
d iálogo Gorgias era ya un anciano de cerca de 100 años al que
interlocutores: la trab azó n es co mpleta. Es claro q ue no parecía oportuno hacer aparecer de nuevo en un
el tema del d iálogo podría haberse t ratado con dial o- diálogo. En cambio. Hipias era más joven y. durante
gantes no caracterizados, pero en el caso de es te di á- algún tiem po, cuando ya Gorgia s era muy viejo, deb ió
logo se puede deci r q ue no ha s ido escrita una sola de se r el sofis ta de más prestigio. Nuevam ente, co mo
linea sin tene r presente que los que d ialogaban eran, en el R ipias Menor, se t rata a es te sofista muy por
precisamente. Sócrate s e Hipi as. debajo de sus méritos reales. La im agen que no s llega
Admitido lo que preced e, como no p uede ser por a través de los dos diálogos resalta los defectos de
m enos, comprobamo s que la b ella parte int roduct íva Hípías -que ciertamente de bió de ser un po zo de va-
está, concretamen te , destinada a la caracterización de nidad- sin hacer visibles sus notables méritos. Un
los do s personajes, especialmente de Hipias , pues to juicio sobre Hi pias sacado de su ac tuación en los dos
q ue Sócrates aparece diseñado por contraste y, ade- diálogos citados tendría al go que ver con una parte
má s, es ya un persona je...ca.nón i _ Nos en contramos, de la realidad. pero no daría la medida de lo que real-
p ues, co n un diálogo co mpletamente traba do desde el m ente fue este sofista. Es cu rioso considerar que, si
p ri ncipio hasta el fin con u nidad in terna precisa. Dos es cier to que Pla tó n le dedicó do s diálogos, las dos
rasgos llaman , sin embargo, la ate nción: la ironía y veces lo haya t ratado del mi smo modo.
la agresív ídad. Se trata sólo de una distinci ón de grado. El H ipias Mayor ha dado lugar a la discusión de si
Los do s pe rsonaj es se expresan con más dureza de la el concepto de 10 bello en s í, es decir, el que las cosas
habitual. La irritación de Hi p ias y la dura ironía de Só- b ellas son bellas por la p re sen cia de lo bello. no es ya
crates desde 300c hasta 302a, así co mo las ú lti mas pala- el co mienzo de la teo ría platónica d e las ideas 2. Una
b ras de H ípla s en 304a, de jan un a impresión de agresi-
2 Véase GTJTHRm. History af Greek Phitosophy, IV, p ági-
vid ad que no a parece en otros diál ogos. Sin duda, hay na s 18B y sígs.
37.- 26
402 DIÁLOGOS

afirmación se mejante aparece en el Eutifrón 6d. Parece


evidente que, de la pura abstracción socrática a la
«teoría de las ideas», hay una vía en la que sería difícil
de terminar u n punto exacto en el que se produzca el
término de la una y el comienzo de la otra. Es el con.
texto general de un diálogo el que permite afirmar qué
expresiones de este tipo deben ser tom adas en u no u HIPIAS MAYOR
otro sentido. El con texto de Hípias Mayor no da lugar
a pensar que Platón se haya desprend ido todavía de
SÓCRATES, H IPIAS
los mo ldes socráticos.
SóCRATES. - Elegante y sabio Hipias, ¿cuánto tierno 281a
po hace que no has venido a Atenas?
NOTA SOBR E LA TRADUCCIóN HIPIAS. - No tengo tiempo, Sócrates. Cuando Elide
ti ene que negociar algo con alguna ciudad, siempre se
Para la versión española se ha seguido el texto de BURNET,
Ptatonts Opera, vol. IJI, Dxford, 1903 (reimpresión, 1974).
dirige a mi en pri m er lugar entre los ciudadanos y
me elige como embajador, porque considera que soy
el más idóneo juez y mensajero de las conversaciones
BIBLIOGRAFIA que se llevan a cabo entre las ciudades. En efecto, en b
muchas ocasion es he ido como embajador a diversas
Véase la in d icación bibliográfica en pág. 174. ciudades, pero las más de las veces, por muchos e
importan tes asuntos, h e ido a Lacedemonia; po r lo
cual, y vuelvo a tu pregunta, no vengo con frecuencia
a estos lugares.
S6c. - Esto es ser de verdad un hombre sabio y
perfect o, Hip ias. Lo digo, porque tú eres capaz de re-
cibir privadamente mucho dinero de los jóvenes y de
h acerles un be neficio mayor del que tú recibes , y tam- e
bién porque eres capaz, públicamente , de prestar ser-
vicios a tu ciudad, como debe hacer un hombre qu e
está dispuesto a no ser tenido en menos, sino a alcan-
zar buena opinión entre la mayoría. Ahora, Hipias,
¿cuál es realmente la causa de que los antiguos, cu-
yos nombre s son famosos por su sabiduría : Pitaco 1,

1 Pítaco de Mitilene, ciudad situada en la isla de Lesbos.


Nació en 651. Entre 5U5 cuarenta y cincuenta a ños gobernó
d urante diez la ciudad. Fue contemporáneo de Alceo, aunque
f\

4'J4 Dl ,hOGDS HIPIAS MAYOR 405

Bias, Tales de Mileto y los de su escuela. e inclus o los dices verdad y de que, en realidad, vu estro arte ha
más recientes hast a Anaxágoras 2 . todos o casi todos. progresado e n 10 qu e se refiere a ser capaces de reali-
se hayan mantenido alejados de los as untos públicos ? zar la actividad pública junto con la p rivada. En
H[P. - ¿Qué otra razón crees , Sócrates, sino que efecto, Gorglas s, el sofista de Leontinos, n egó aquí
eran débiles e incapaces de llegar co n su es píri tu a desde su pat ri a en mi sión pública, elegi do e mbajador
d a m ba s cosas, la ac tividad pública y la privada? en la idea de q ue era el más idóneo de Jos Ieontínos para
Sóc. - Luego, por Zeus, así como las otras a rtes negociar los asuntos públicos; ante el pueblo, dio la
han . progresado y. en com paración con los artesanos impresión de que hablaba muy bien, y en privado, en
de hoy, so n inhábiles los antiguos, ¿as' también de be- sesiones de exhibtcj ón y dando leccion es a Jos jóvenes,
mo s decir que vuestro arte de sofistas h a ava nzado y cons iguió llevarse mucho dinero de esta ciu da d . Y si e
que son infe ri ores a vosotros los antiguos sabios? qu ieres otro ca so, ahí está el amigo Pró dico; ha ve-
HIP. - Hablas muy acertadamente. n ido muchas veces en otras ocasiones para asuntos pú-
Sdc. - Por tanto, Hipias , s i ah ora resuci tara Bías, blicos, y la últim a vez, recientemente, llegado desde
282a se expondría a la risa frente a vosotro s. del mi smo Ceos en mi sión pública, habló e n el Consejo 5 y
modo que los escult ores dice n que Dédalo J . s i viviera mereció gran estimación, y en privado, en sesiones de
ahora y reali zara obras como las que le h icieron famo- exhibición y dando lecciones a Jos jóvenes, recibió
so, quedaria en ridículo. canti dades asombrosas de dinero. Ninguno de aquellos
H IP. - Así es, Sócrates, como tú di ces. Si n embargo, anti guos juzgó nunca conve niente cobrar d ine ro como
yo acost um bro a alabar a ntes y más a los antiguos y a rem uneración n i hacer exh ibiciones de su sabid uría
los an te r iores a nosotros ' que a los. de ahora, para an te cualquier cla se de hom b res. Tan sim ples eran, y d
evitar la envid ia de los vivos y por temor al eno jo de así les pasaba in advertid o cuán digno de es ti mación es
los muertos. el dinero. Ca da uno de és tos de ahora saca má s d inero
Sóc. - Piensas y reflexionas acertadamente, según de s u saber, que u n a rtesano , sea el que sea, de su a rte,
creo. Pu edo añadir a tu idea mi t estimonio de que y más que todos, Protágoras.
HIP. - No conoces lo bueno, Sócrates, acerca de
esto. Si supieras cuánto d inero he ganado yo , te asom-
brarlas. No vay a citar ot ras ocasiones, pero una vez
llegué a Si ci lia, cuando Protágoras s e encontraba allí e
r odeado de estimación, y, siendo él u n homb re de más
e dad y yo muy joven , e n m uy poco ti em po recibí más
de ciento ci ncuen ta mi nas; de un solo lugar muy pe-
queño, de Inico, más de vein te minas. Llegando a casa
con ese dinero se lo entregué a mi padre, y él Y los

• Para Gorgias y para Pródico, véase pás:. 152, nota 5.


5 Sobre el Consejo, véase pág. 171, nota 24.
DIÁLOGO S RIPIAS MAYOR 407

demás de la ciudad quedaron asombrados e impresio- HIP. - En absoluto; también los lacedemonios, Só- d
nados. En resumen, creo qu e yo he ganado más dinero crates.
que otros dos sofis tas cualesquiera juntos, sean los S6c. - ¿Acaso evitaron tu enseñanza por falta de
que sean. d inero ?
SOC. - Muy bien, Hipias ; es un a gran prueba de tu HIP. - Sin duda no , puesto que lo tie ne n en abun-
sabiduría y de la sabiduría de los hombres de ahora dancia.
283a en comparaci ón con los antiguos y de cuán di ferentes Sóc. - ¿Qué razón puede haber, entonces, para que,
eran éstos. Según tus pa labras. era grande la ignoran- deseándolo ellos y tenien do dinero, y siendo tú cap az
cia de los antiguos. Dicen que a Anaxágoras, por ej em- de re portarles la mayor utilidad, no te hayan despeo
plo, le aconteció lo contrario. Habién do le de jado en dido cargado de di nero? Quizá sea esta otra razón ,
herencia mucho dinero. no lo cuidó y lo perdió todo; ¿acaso los lacedemonios no darían edu cación a sus
tan neciamente ejercía la sofis t ica. Dicen también hijos me jor que tú ? ¿Debe mos decir esto así y tú es tás
cosas semej antes de otros antiguos. Me parece que con de acuerdo?
esto a portas un buen testimoni o de la sabid uría de los HI P. - De ningú n modo. e
b actuales en comparación con la de los de an tes, y es Sóc. - ¿Acaso no eras capaz de convencer a los
op inión de m uchos que el verdadero sa bio debe ser jóvenes en Lacedemonia de que progresar-ían más
sabio para sí mismo y qu e, por tanto, es sabio el que recibiendo tus lecciones que las de sus conciu da danos.
más dinero gana. Sea ya s uficiente lo dicho. Res pónde- o no te fue posib le persuadir a sus pa dres de que de-
me a este punto. ¿De cuál. de entre las muchas ciudades bían confiá rtelos a ti , en luga r de ocuparse ellos de
a las que vas . has con segu ido más dinero? ¿Es quizá sus hijos, si es que t ien en interés por ellos? Pues no
evide nte que d e Lacedemonia. ado nde has ido con ma- creo que impidieran por envi dia que su s hijos se hi-
yor frecuencia? cieran mej ores.
HIP. - N o, por Zeus , Sócrates. HIP. - Tampoco yo cre o que por envidia .
S6c.- ¿Q ué dices? ¿De dónde menos? S6c. - Sin embargo, Lacedemonia tiene buenas
C H I P. - Nunca nada, en absoluto. leyes.
SOC. - Dices a lgo prodigioso y ext raño. Híp ías. HIP. - Ciertam ent e.
Dime. ¿acaso tu sa bi duría no es capaz de hacer mejo- Sóc. - Pues en las ciuda des co n buenas leyes, lo 284a
res para Ia virtud a los que es tán en co ntacto con el la más a preciado es la virtud.
y la aprenden?
HIP. - Sin duda.
HI P. - Sí. much o, Sócrates.
S6c. - Y tú sabes trans m itirla a otros mej or qu e
SOC. - ¿E s qu e eres capaz de hacer mej ores a los
hij os de los habitantes de Intco, y te es imposible ha- nadie.
cerlo co n los hijos de los es partia tas? HIP. - Con mu ch o. Sócrates.
HIP. - E stá lejos de ser as í, Só crates . Sóc. - Ciertam ent e. el q ue mej or sabe transmitir
Soc.- ¿Es que, realment e, los si cilio tas desean ha. el arte de la hípica , ¿acaso no serfa apreciado en Tesa-
ce rse mej ores, y los lacedemonios no? tía más que en el resto de Gr ecia y recibiría más dí -
408 DIÁLOGOS lUPIAS MAYOR 409

nero, y ]0 mismo en cualquier parte donde se tomara Soc. - Luego, cuando los que intentan establecer
con interés este ar te ? las leyes no alcanzan el bien, tampoco alcanzan lo
HIP. - Eso parece. justo ni la ley. ¿Qué dices tú?
S6c. -- E l que es capaz de proporcionar las más HIP. - Con un razonamiento exacto, Sócrates, así
valiosas enseñanzas para la virtud. ¿no alcanzará los es; sin embargo, la gente no suele expresarlo así. e
b mayores honores y ganará, si quiere, la mayor canti- Séc. - ¿Quiénes, Hípías, los que saben, o los que
dad de dinero en Lacedemonia y en cual quier ciudad no saben?
griega que tenga buenas leyes? ¿O tú crees, amigo, HIP. - La mayoría de los hombres.
que más bien en Sicilia y en la ciudad de lnico? ¿De- Soc. - ¿Son éstos, la mayoría, los que conocen la
bemos creer eso, Hipias? Pues, si tú lo aconsejas, verdad?
debo hacerte caso. HIP. - De ningún modo.
HIP. - No es tradición de los lacedemonios, Sócra- S6c. - Pero, al menos, los que saben consideran
tes, cambiar las leyes ni educar a sus hijos contra las que, en verdad, es más propio de la ley para todos los
co stumbres. hombres producir beneficio, que perjuicio. ¿No estás
S6c. - ¿Qué dices? ¿No es tradición para los lace. de acuerdo?
e demonios obrar rectamente, sino erróneamente? HIP. - Sí, estoy de acuerdo en que en verdad eso
HIP. - Yo no lo afirmaría, Sócrates. es más propio de la ley.
S6c. - ¿No es verdad que obrarían rectamente edu- Sóc. - ¿Luego esa es la verdad y es así como
cando a los jóvenes mejor, en vez de hacerlo peor? creen los que saben?
HIP. - Sí, rectamente. Pero no es legal para ellos HIP. - Sin duda.
dar una educación que venga del extranjero; puesto Sóc. - De todos modos, para los lacedemonios,
que, sábelo bien, si algún otro, alguna vez, recibiera como tú dices, es más beneficioso recibir la educa-
di nero allí por la educación, yo recibiría mucho más. ción dada por ti, aun siendo ésta extranjera, que 285a
Por lo menos, les gusta oírme y me alaban; pero, como recibir la de su propio país.
digo, no es esa la ley. HI P. - Y digo la verdad.
d S6c. - ¿Dices tú, Hiplas, que la leyes un perjui-
Seo. - E, incluso, que lo más beneficioso es lo más
cio, o un beneficio para la ciudad? propio de la ley, ¿dices también eso, Hipias?
HIP. - Lo he dicho, en efecto.
HIP. - Se establece, creo yo, para beneficio, pero S6c. - Luego, según tu rawnamiento, para los hi-
alguna vez también perjudica, cuando la ley se hace jos de los lacedemonios es más propio de la ley reci-
mal.
bir la educación de Hipias y es contra la ley r ecibirla
S6c. -- ¿Qué podemos decir? ¿Los legisladores no de sus padres, puesto que, en 'realidad, van a recibir
establecen la ley en la idea de que es el mayor bien más beneficio de ti.
p ara la ciudad y de que sin ella es imposible gobernar HIP. - Ciertamen te lo van a recibir, Sócrates.
en buen orden? Séc. - Luego infringen la ley los lacedemonios no b
HIP.- Dice s la verdad. dándote dinero ni confiándote a sus hijos.
410 DIÁLOGOS lU PIAS MAYOR 411

HIP. - Estoy de acuerdo en es to ; pues me pare ce HIP. - ¿ De qué, Sóc rate s? Si oigo u na sola vez cin-
que hab las en mi favor y no debo oponerme. cuenta nombres, los recu erdo.
SÓC. - Así pues, amigo. encontramos que los lace- Soc. - Es verdad; no tenía en cu enta que tú do-
de monios infringen la ley y, aú n más, lo hacen en minas la mnemotecni a. Así que supongo que, con
asu nto de máxima importancia; ellos, que pa re cen ser razón, los lacedemonios lo pasan bi en cont igo, que sao
los más respetuos os de la ley. Pero, por los dio ses , bes muchas co sas, y te tienen, como los niños a las 2800
Híplas, te alaban y les gus ta oír 10 que tú expones. viejas, para contarles hi st orias agradables .
¿Q ué es ello ? ¿Es, sin duda, lo que t an bellamente HIP.- Sí, por Zeus , Sócrates ; al trata r de las bellas
e sabes, 10 referente a los as t ros y los fenómenos ce- actividades que deb e un joven eje rcita r, hace poco
les tes? fui muy alabado allí. Acerca de ello tengo un discur-
HIp. - De ningún modo, eso no lo soportan. so muy bell amente compuesto, bien elab orado sobre
S6c. - ¿Les gus ta oírte hab lar de geometría? todo en la elección de las palabras. E ste es, po co más
HI P. - De ningún modo, puesto que, por así de- o menos, el argume nto y el comienz o. Después de que
oírlo, muchos de ellos ni siquiera conocen los números. fue to mada Troya, dic e el discurso que Neop tó lemo
56c. - Luego es tán muy lejos de seguir una diser- p reg un tó a N éstor cuá les era n las ac tivida des buenas
tación tuya sobre cálculo. qu e, al ejercita rl as en la juven tud, harían qu e un hom- b
HIP. - Muy lejos, sin duda, por Zeus . bre alc anzara la mayor e st im ación. A continuación,
Soc. - ¿Les hab las, po r cierto, de 10 que tú sabes habla Néstor y le propo ne numerosa s ac tividades b ellas
d distingui r con mayor pre cisión que nadie, del valo r y de acu erdo con las costumbres. He exp uesto este
de las let ras, de las sílab as, de los ri tmos y las armo- di scurso en Lacedemonia y tengo la intenci ón de ex-
nías ? ponerlo aquí, pasado ma ñana, en la esc uela de Fid ós-
RIP. - ¿De qu é armonías y letras, amigo? trato, así como otros temas que merecen oírse. Me lo
S éc. - ¿Qué es, ciertamente, lo que ellos te es cu- h a pedido á udíco 06, el hi jo de Apemanto. Procura
chan con satisfa cción y po r lo que te alaban ? Dímelo es ta r allí tú y llevar a otros que sea n capaces de escu- e
tú mi smo, ya que yo no cons igo dar con ello. cha r y juzgar lo que yo diga.
HIP. - Escuchan con gusto 10 referente a los linao S éc. - Asi será, Hipias, si 10 quiere la divinidad .
jes, los de lo s héroes y los de los h ombres , Sócrates, Sin emb argo, respóndeme ahora brevemente sobre
y 10 referen te a la s fun dacion es de ciudades, cómo es ta cuestión, pues me 10 has reco rdado con oportu-
se cons tr uyeron an tiguamente y, en su ma, todos los nidad. Recientemente, Hipias, alguien me llevó a una
e relato s de cos as antigu as , hasta el punto de que yo sit uación apurada en una conversación , al censurar yo
mismo he tenido que estu dia r y practicar a fondo unas co sas por feas y alabar otras por b ellas, hacién-
todos es to s temas. do m e es ta pregunta de un modo in solente : «¿De dónde
Soc. - Por Zeus , sue rte tienes, Ripias, de que los sabes tú , Sóc ra tes, qué cosas son bellas y qué otras
lacedemonios no si entan gus to en que se les recite la son feas? Vamos, ¿podrias tú de cir qué es 10 bello?» d
nómina de nuestros arcontes de sde Salón; de ser así,
tendrías buen trabaj o p ara apren dér tela. 6 Sobre Búdico, véase pág. 375, nota 1.
412 DIÁLOGOS HI PIAS MAYOR 413

Yo. por mi ignorancia. quedé perplejo y no supe res- de habla r, no te preguntaría más que so bre lo bello,
pond er le con venientemente. Al retirarme de la con- pues tiene esa costum bre, y te diría: «Porastero de e
versec íó n es taba irritado conmigo mismo y me hacia ¿acaso no son j us tos los justos por la jus ñ cía ?»
reproches , y me pro me tí que, tan pronto como encon- Responde, Hipias, como si fuera él el que te interroga.
t rara a alguno de vosotros, los que sois sabios. le escu- HIP. - Responderé que po r la j usticia.
charla. aprendería y me ejercit a rl a, e iría de nuevo Sóc. - Luego ¿existe e sto , la j usticia?
al qu e me había h echo la pregunta pa ra volver a em- HIP. - Sin duda.
pezar la discusión. En efecto , a hora , como dij e, llegas SOc. - Luego también los sab ios so n sabios por la
con oportunidad. Explíca me adecuadamen te qué es lo sabidu ría y todas las cosas buenas lo son po r el bien.
e bello en sí m ismo y, al responderme, procura hablar HIP. - ¿Cómo no?
con la máxima exactitud . no sea que , refutado por se- SOC. - Por cierto, es tas cosas exis ten, pues no seria
gu nda vez, me exponga de nuevo a la ri sa. Sin dud a, así, si no ex ist ieran.
tú lo con oces claramente y és te es un conocimiento HIP. - Ciertamen te, existen.
in significante en tre los muchos que tú tienes. Soc. - ¿Acaso las cosas bellas no son bellas por lo
H IP. - Sin duda insignificante, por Zeu s, Sócrates, bello ?
y s in importancia alguna, p or así decirlo. HIP. - Si, por lo bello. d
S6c. - Luego lo aprenderé fá cilmen te y ya nadie SÓc.- ¿Existe lo bello?
me refutará . HIP. - E xist e. ¿Cómo no va a se r así?
287a HIP. - Cie r ta mente, nadie; de lo contrari o, sería mi SOC. -Dirá él: «Dime , forast ero, ¿qué es lo bello ?_
saber desd eñable y al alcance de cualquie ra. HIP. - ¿ Acaso el que hace esta pregu nta, Sócrates,
SOCo- Bue nas son tus pa labras, po r Hera, Hi pias, quiere saber qué es bello ?
s i vamos a dominar a ese individuo . Pero, ¿no hay Sóc. - No lo c reo, s ino qué es lo be llo, Hipias.
in conveni ente en que yo lo imi te y que, cua ndo tú H IP. - ¿Yen qué difiere una cosa de otra?
respondas, ob jete los razonamientos ? En efecto, te ngo S6c. - ¿Te pa rece que no ha y ninguna dife rencia ?
alguna p ráctica de esto. Si no te importa, quiero ha. HI P. - Cíertamente, no hay ninguna ' .
certe objeciones para aprender con más segu ri dad . Sóc. - Sin e mbargo, es evidente que tú lo sabes
HIP. - Pues bien, h azlo. En efecto. como decía mejor. A pesar de eso, amigo, reflexiona. No te p re-
b ahora, la cue st ión no es im portan te y yo podría en se- gunta qué es be llo , sino qué es lo be llo. e
ñarte a responde r a pregun tas incluso m ucho más di. HI P. - Ya ent iendo, amigo; vaya contestarte qué
fíciles q ue ésta . de mod o qu e ni ngún hombre sea ca. es lo be llo y es seguro que no me refu ta rá. Clertame n-
paz de refu ta rte. te. es algo bello, Sócrates, sábelo b ien, s i ha y que deci r
Soc. - ¡Ay , qué bien hablas! Pero, puesto qu e tú la verdad, una doncella ' bella .
me a nimas, me voy a convertir lo más posible e n ese
hombre y voy a int en ta r preg unta rte. Porque, si tú 7 Resulta ext ra ña una afinnación de este tipo. AIgo debió
de ver Platón en Hipias para, a pesar de la brillantez de éste
le expus ieras a él este discurso que dices sobre las ocu- en tantas cosas, atribuirle tanta falta de raciocinio .
paciones bellas, te escucharía y, en cuan to terminaras e No sería correcto traducir mu jer o muchacha . A la obje-
414 DI A.LOGOS RI PIA S MAYOR 415

S6c. - ¡Por el perro, Hip ias , que has contestado S6c. - e Sea, dirá él. ¿ Y una lira bella no es algo
bella y b rillantemente ! ¿Es cierto que, si respondo bello?" ¿Decimos que sí. Hi pias ?
28812 eso, habré con testado a la pregunta correctament e y HIP.-Sí.
que no hay ries go de que se me refute ? SOc. - m dirá a continuación. y lo sé casi seguro
H IP. - ¿Cómo podrias ser refutado , Sócrates, e n fu ndándome e n su mod o de ser : • ¿ Y una olla bella,
una cosa e n la q ue todos 10s hombres p iensan lo mi s- no es acaso algo be llo?
mo y todos lo s oyente s confirmarían que tienes razón? HI P.- Pero. ¿quién es ese hom b re, Sócrates? Un d
Soc. - Bie n, ciertamente Jo harán . Deja, H ip ias, qu e mal educad o para a treverse a decir palab ras vulga res
yo exa mine p a ra mis adentros lo que dices. Nuestro e n un tema serio.
hombre me h a rá , poco más o menos, esta p regunta : , Sóc. - Así es él, Híp ías, desati ldadc, grosero, sin
« ¡Ea ! , Sóc rat es, contesta. ¿Todas la s cosas que tu a ñr - otra preocupación que la verdad. Pero, sin embargo,
mas que son be llas. sólo son bellas si existe lo be llo hay q ue responde r le. y yo me adela nto a h ace r lo. Si
en si mismo? Yo di ré que si una doncella he rmosa un bu en alfa rero hubiera dado fo nna a la olla, alisada.
es una cosa b ella, hay aJgo por lo que estas cosas son redonda y bien cocida. como algunas bellas olla s de
bellas. do s asas, de las que caben sei s coess, tan bellas, si
b HI P. - ¿Crees, en efec t o. que él in t entará aún argu- preguntara por una olla así. habrfa que admitir que es
m entar que no es bello lo que tú dices y que, si lo bella. ¿Cómo dirfamos que no es be llo lo que es be llo? e
intenta, no quedará en ridículo? H IP. - De ningún modo, Sócrates.
Sóc.-Sé b ien que lo intentará , admirable a mi go. SOC. - c¿Ta m bié n, di rá él, una olla be lla es algo
E l resul tado nos mostrará s i va a quedar e n ri dículo bello?» Con tes ta .
al in tenta rl o. Qu iero manifest arte lo que él nos va a H IP. - Así es, Sócrat es, creo yo. También es bella
decir . est a vasija si está bien he cha, pero, en suma, esto no
HIP. - Dilo ya. m erece ser juzgado como algo bello en com paración a
Soc. - « ¡Qué agradable eres, Sócrates ! , dirá él. ¿No una yegua, a un a don cella y a todas las demás cosas
es algo bello u na yegua be lla a la que, incluso, el dios be llas.
ha al ab ado en el oráculo? » ¿Qué te contestaremo s, H i- S6c. - Está bien. Ya com prendo, Hipias, que enton- 289a
e p ias ? ¿N o es ci erto que debemos decir que también no sotros debemos respo nder lo sigu iente al que nos
le yegua, la q ue es be lla, es algo bello? ¿Cómo nos hace tal pregunta . c Amigo , tú ignoras que es verdad Jo
atreveríamos a negar que lo bello no es be llo? que dice He raclito 10, que, sin duda. el más bello de los
HIP. - Tienes razón, Sócrates, pu esto que también
9 El coes er a u na medida de tres litros aproximad amente.
el dios dice esto con verdad. En efecto, en mi tierra En la traducción es tA el verbo «caber» con el valor transitivo
hay yeguas muy bellas. usa do por nuestros clásicos.
10 El famoso representa nte de la Filosoffa del ser. Naci4
en ntesc a fina les del segundo terc io de l siglo VI. De fa milia
Uva beUe:za se añade el dato de la virg inidad. Estli claro que, aristoc rática. conservó siempre ese es plri tu. Es ta cita forma
en gen emI , como sucedía con la palabr a doncella en castellano, el frag me nto 82 - y la siguien te. el fra g. 83-- en la edición de
se usaba pa ra t oda mujer soltera. Dim.s·KIwa.
416 DIÁLOGOS HIPIAS MUOR 417

monos es feo en comparación con la especie humana HIP. - Ciertamente, Sócrates. no hay cosa más sen-
-Y-"que la olfiimás·'beIla es fea en comparación con las cilla que darle una respuesta, si él busca qué cosa es
doncellas, según dice Hípias, el sabio». ¿No es así, Hi- lo bello con lo que se adornan todas las demás cosas y
pías? aparecen bellas al añadírselas esto. En efecto. este e
HIP. - Exactamente, Sócrates; has respondido co- hombre es muy simple y no entiende nada de objetos
rrectamente. bellos. Si le respondes que lo bello por lo que él pre-
SOC. - Escucha. Yo sé que tras esto él dirá: «Pero gunta no es otra cosa que el oro, se quedará confuso
¿qué dices, Sócrates? Si alguien compara a las don- y no intentará refutarte. Pues todos sabemos que a lo
b celias con las diosas, ¿no experimentará 10 mismo que que esto se añade, aunque antes pareciera feo. al ador-
al comparar las ollas con las doncellas? ¿No es cierto narse con oro, aparece bello.
que la doncella más bella parecerá fea? ¿Acaso no dice Sóc. - No conoces al hombre, Hípías, no sabes cuán
también Heraclito, a quien tú citas, que el hombre más sorprendente es y cómo no acepta fácilmente nada.
sabio comparado con los dioses ,parece un mono en H IP. - ¿Qué tiene que ver eso. Sócrates? Lo que está
sabiduría, en belleza y en todas las demás cosas?» ¿De- perfectamente dicho tiene que aceptarlo, y si no lo 290a
bemos admitir, Hipias, que la doncella más bella es acepta, quedará en ridículo.
fea en comparación con las diosas? Sóc. - Excelente Hipias, ciertamente no sólo no
aceptará esta respuesta. sino que se burlará mucho
HIP. - ¿Quién podría oponerse a eso, Sócrates?
de mí y me dirá: «Tú, gran ciego, ¿crees que Fidias
e Sóc. - Pues bien, si admitimos esto. se reirá y dirá: es un mal artísta?». Yo le diré que de ningún modo lo
«¿Tienes presente. Sócrates, lo que se te preguntó?" creo.
Yo le diré que se me preguntaba qué era realmente HIP. - Y dirás bien, Sócrates.
lo bello en sí mismo. A continuación él dirá: «¿Se te Soc. - Sin duda. Pero. cuando yo reconozca que Fi-
pregunta por lo bello y tú respondes con lo que preci- dias es buen artista, a continuación él me dirá: «¿Des-
samente no es más bello que feo, según tú mismo di- conocíaFídtas esta especie de lo bello de que tú ha-
ces?». «Así parece», diré yo. ¿Es que tú me aconsejas blas?» «¿En qué te fundas?», le diré yo. Me contestará: b
decir algo. amigo? «En que no hizo de oro los ojos de Atenea 11 ni el resto
HIP. - Digo eso mismo; y. ciertamente, él dirá ver- del rostro, ni tampoco los pies ni las manos, si real-
dad al decir que con relación a los dioses la raza hu- mente tenían que parecer muy bellos al ser de oro,
mana no es bella. sino que los hizo de marfil; es evidente que cometió
SÓC. - «Si te hubiera preguntado desde el principio, este error por ignorancia, al desconocer, en efecto.
dirá él, qué cosa es bella y a la vez fea y tú me hubie- que es el oro lo que hace bellas todas las cosas a las
d ras respondido lo que ahora, habrías contestado co- que se añade». Si me contesta esto, ¿qué le debemos
rrectamente. ¿Crees tú aún que lo bello en sí, eso con responder, R ipias?
lo que todas las demás cosas se adornan y aparecen
bellas cuando se les une esta especie, es una doncella. 11 La estatua de oro y marfil de la diosa Atenea que Fidias
una yegua o una lira?» esculpi6 para el Parten6n.
37.-27
..
418 Dd .LOGOS HIPIA S MAYOR 419

H IP. - No es difícil : le diremos que obró recta- higuera es más adecuada que la de oro, a no ser que 2914
e mente. En efecto. también el marfil es bello, creo yo. tú digas otra cosa.
Sóc. -lll va a decir. «¿Por qué no hizo de marfil el HIP. - En efec to, es m ás adecuada , Sócrates ; no
espacio entre los do s oj os sino de mármol, tras haber obstante, yo no dialogaría con un hombre que hace ese
b us cado una clase de mármol 10 más parecida al mar- tipo de pregu ntas.
fiI? ¿Acaso también el mármol b ello es también una SOC. - Haces bien, amigo . No se ri a adecuado para
cosa bena ?_ ¿Dire mos que sí. Hipias? t i contaminarte con t ales pal ab ras, u n hom bre como
HI P. - Lo diremos, al menos cuando su uso es ade- tú t an bien vesti do , que u sa un calza do ta n bello y que
cuado. tie ne buena reputaci6n entre los gr iegos por su sabidu-
Scc. - ¿Cuando no es ad ecua do es feo? ¿Debo ad- ría. En cambio, pa ra mí no exis te dificultad en mez-
mitir lo, o no? clarme con est e hombre. Así pues, ínst réycme previa- b
HIP. - Ace pta que es feo cuando no es adecuado. mente y responde en favor m ío : _Si la cuchara de m a-
d SOC. - c¿ No es cierto. dirá él, que el marfil y el de ra de higu era es más ad ecuada que la de oro -dirá
oro, sa bio Sóc rates. cuando son adecuados hacen que nues tro homb re-e, ¿ no es cierto que será también m ás
las cosas ap arezcan bellas y cuando no son adecuado s, bella, puesto que ha s admitido, Sócrates, que lo ade-
f eas? ¿Negamos. o admitimos que él dice la verdad? cuado es más be llo que lo no edecuado?» ¿Debemos
H IP. - Va mos a ad mi tir que lo qu e es ad ecuado a admitir, R ipi as, que la cuchara de m adera de higue ra
cada cosa, eso la hace bella. es m ás b ella que la de oro?
Sóc.- «¿Ou é es lo adecuado, dirá él, cuan do se h a- H IP. - ¿Quie res que t e di ga lo que puedes decir
ce hervir. llena de hermosas legumbres, la bella olla que es Jo b ello y lib rarte de tantas palabras?
de la que acabamos de habl ar : u na cuchara de oro o Soc. - Sí que quiero. Pero no antes de que me di-
de madera de higuera ?» gas , cuál de las dos cucharas de que acabam os de ha- e
HIP. - ¡Por Heraclesl , ¿qué hombre es ese, S ócra- blar debo decirle a él que es ad ecuada y m ás bella .
e t es? ¿No quie res deci rme quién es ?
HIP. - Si quieres , respóndele que la h echa de hi-
S6c. - No lo conocerías si te dijera el nombre.
guera.
HIP. - Pu es, incluso a hora, ya sé que es un hom-
bre fal to de inst rucción . SOC. - Di, pues, ahora lo que iba s a decir a n tes. Pu es
Sóc. - Es muy molesto, Hipias. Sin embargo, ¿qué con es ta respuesta. si digo q ue lo bello es el oro. no va
le vamos a decir? ¿Cuál de la s dos cucharas es adecua-- a resu ltar, según me par ece, más be llo el oro que la
da a la legu m bre y a la olla? ¿No es evidente que la m ad era de hi guera. Vamos a lo de ahora. ¿Qué dices,
de madera de higu era? Da más aroma a la legumbre y, de nuevo, que es lo bello?
ade más, amigo, no nos podría romper la olla ni derra- H IP. - Voy a decí rtelo. Me pa rece que tú tratas d e d
maría la ve rd ura ni apagarla el fuego dejando s in un definir 10 bello como algo t al que nunca parezca feo a
plato muy ag radable a los que ib a n a comer. En cam- nadie en ningu na parte.
bio. la de oro pod ría hacer toda s estas cosas, de manera Sóc. - Exa ctamente, Hipias. Ahora 10 comprende s
qu e, segú n pa rece, podemos decir que la de m adera de muy bien.
..
420 DIáLOGOS HIPIAS MAYOR 421
HIP. - Escucha. Con respecto a lo que voy a decir, Sóc. - No me parece que injustamente, Hípías. No
sábelo bien, si alguien tiene algo que objetar, di que lo pienso así, sino justamente, si le doy esa contes-
yo no entiendo nada. tación.
SOC. - Habla en seguida, por los dioses. HIP. - Pues bien, también me lo parece a mí, pues-
HIP. - Digo, en efecto, que, para todo hombre y en to que tú mismo lo crees 12.
todas partes, lo más bello es ser rico, tener buena SOC. - ¿Puedo deci rte por qué creo que me gol.
salud. ser honrado por todos los griegos, llegar a la pearía con justicia, si le contestara eso? ¿Acaso tam-
e vejez, dar buena sepultura a sus padres fallecidos y bién tú me vas a golpear sin juzganne? ¿O vas a escu-
ser enterrado be lla y magníficamente por los propios char mis palabras?
hijos . HIP. - Serfa indigno, Sócrates, que no te escuchara. e
¿Qué vas a decir?
S6c. - ¡Ayl ¡Ay, Hip iasJ Ciertamente, has hablado
de un modo maravilloso, grandioso y digno de t i. Por
Sóc.- Vaya hablar de l mismo modo que antes, In-
tentando imitarle, para no dirigirte palabras duras e
Hera, yo te admiro y creo que, en la medida en que te
insólitas como las que él me dirigirá a mí. Ten por
es posible, me ayudas amistosamente; pero no da mos
seguro que me dirá: «Dime, Sócrates, ¿crees que reci-
en el blanco con nuestro hombre, sino que ahora se
birás golpes injustamente, tú que has cantado tal dí-
reirá más de nosotros; sábelo bien.
tirambo de modo ta n desafinado y te has apartado
HIP. - Peligrosa risa, Sócrates, pues, si no tiene tanto de la pregunta?» «¿Cómo es eso?», le diré .yo.
nada que decir a es to y se ríe, se ridiculizará a sí mismo «¿Qué cómo?, me dirá. ¿Es que no eres capaz de acor-
292a y será objeto de risa por parte de los presentes. darte de que yo te preguntaba qué es 10 bello en sí
Soc. - Tal vez sea así, pero quizá, según yo presu- mismo, aquello que añadido a cualquier cosa hace que d
mo, por es ta respuesta es. probable que no so lamente ésta sea bella: piedra, madera, hombre, dios, una
se ría de mí. acción o un conocimiento cualquiera? Yo, amigo, pre-
HIP. - ¿Qué entonces? gunto qué es la belleza en sí, y no puedo con mis grí-
Sóc. - Que si casualmente tiene un bastón y no me tos llegar a ti más que si tuviera a mi lado una piedra,
aparto, huyendo de él, intentará seguramente alean. una rueda de molino sin oídos ni cerebro.» ¿Acaso no
zarme. te enfadarfas, Hipias, si, llevado por el temor, respon-
HIP. - ¿Qué dices? ¿Es de algún modo ese hombre
diera yo a estas palabras: «Es Hípías el que dice que
tu duefí o y, al hacerlo, no será detenido y condenado? esto es lo bello, aunque yo le había preguntado, como e
b ¿Vuestra ciudad no está sujeta a leyes y permite que tú a mí, qué es bello para todos y síempre.» ¿Qué di-
los ciudadanos puedan golpe arse unos a otros ínjus - ces? ¿No te vas a enfadar, si digo esto?
tamen te ?
Sóc. - En modo alguno lo permite nuestra ciudad. 12 No es posible ver aquí una aceptación por parte de Hi-
HIP. - Luego será condenado, si te golpea injus- pías, sino desgana y poco interés por lo que Sócrates está di-
ciendo, como queda confinnado por el temor de Sócrates de
tamente. que no le siga escuchando.
+

422 DI ,(LOGOS lUPIAS MAYOR 423

HIP. - Yo sé con certeza, Sócrates, que lo que yo he Dárdano y Zeta; en cambio, era bello para Pélope y
di cho es bello y se presentará como be llo para todos. los ot ros así nacidos.
Sóc. - e¿ Lo será en lo futuro?, di rá éL Pues lo HIP. - Eso pienso.
bello es bello síem pre.s Sóc. _ cAsí pues, piensas ahora. me dirá. él, lo que
HIP. - Sin d uda . antes negabas, es decir, que ser ente rrado por los hí-
S6c.- c¿Luego lo era también en el pasado? , dirá jos tras haber enterrado a los padres es, pa ra algun os
el hombre. y en algunas ocasiones, feo . Más aún, que, según pare- e
HIP. - También 10 era. ce , no es posible q ue eso llegue a ser y realmente sea
Sóc.- c¿No es verdad que el forastero de e lide algo b ello para todos. De manera que es te argumen to
decía . dirá él. que era b ello pa ra Aquiles ser enterra- ha su fri do el mism o inconveni ente que los tratados an-
do después de sus padres y también, para aaco, su te s, los de la don cella y la olla , y, de man era aÚD más
293a abuelo• .y para los otros nacidos de di oses y para los ri dícu la que aquéllos, es bello para unos y no 10 es
mi smo s dioses? para otros. Por ahora, me dirá él, aún no eres ca paz,
HIP. - ¿Qué dices? Vete al di ablo. Estas preguntas Sócrate s, de dár una respuesta a la p regunta de qué
de l homb re ni siqu iera son reverentes . es 10 bello•. Es tos reproches y otros por el estilo me
S6c. - ¿Oué podemos hacer? Afinnar que es to es hará con justicia, si le contes to como tú dices . E n
as í. cuando otro lo p regunta. ¿no es muy irreverente? efecto, Ripias, cas i siempre dialoga conmigo así poco
H I P. - Quizá. más o menos ; otras vece s se compadece de mi ínex- d
Sóc. - Quizá también tú eres el que dice que, síem- pe rie nci a e ignorancia y él mismo ade lanta algo d eter-
pre y para tod os. es bello ser ente rrado po r sus hijos minado y me pregunta si me parece que eso es lo bello,
y ente rrar a los padres. ¿Acaso no era también tmo de y 10 mismo acerca de cualquier co sa que eventualmen-
ellos Heracles D y tod os lo que ahora hemos nombrado ? te pre gunte y se refiera al objeto de nu estra con-
HIP. - Pero yo no hablaba de los dioses. versación .
b Sóc.- Ni d e los héroes. según parece. HIP. - ¿ En qué sentido di ces es o, Sócrates ?
HIP. - Ni de cuantos eran hijos de dioses. Sóc. _ Voy a explicártelo. e ¡Oh incomprensible
S6c. - Pero. ¿de los que no lo eran? Sócrates l , me dice él, deja de darme tales con tes ta-
HIP. - Sin duda . ciones; son, en efecto, demasiado simp les y refuta.
Sóc. - Y bi en , con arreglo a tu s palabras era indig- b ies . En cambio, examina si te parece que es bello
no, imp ío y vergonzoso , según parece, para Tántalo 14, lo q ue ahora objetábamos en la respues ta, cuando de- e
ciamos que el oro es bello para las co sas que es a de-
13 Hijo de Ze us y AlcJnena, suf r ió la persecución de Hera,
que le llevó a dar mu erte a sus propios hijos. Murió al enviarle cuado y no lo es para las que no es adecuado, y as!
imprudentemente su esposa Deyanira un manto envenenado con todas las otras cosas a las que esto se añade . E xamina
la sa n gre del ce ntau ro Neso.
14 Tántalo es uno de los condenados a castigos eternos tal, es antepasado de Laomedonte, el padre de Príamo . Zet o,
en el Hades. Ya apa rece as! en Odis ea S82 sígs. Para probar la hermano gemelo d e Anfión, es hijo de Zeus y de AnUope. Dár-
omni sapiencla de los d ioses, les sirvió en u n ba nquete la carne da no y zetc fueron quemados sobre una pira. Péiope es el
de su propio hijo Pélope . Dárdano, hijo de Zeus y de una mor- antepasado mítico de los reyes de Micenas y de Es parta.
=W'

424 DI ÁLOGOS RIPIAS MA'iOR 425

Jo adecuado en si y la naturaleza de lo adecuado en sí, Sóc. - ¿ No es imposible que lo que en realidad es


por si lo bello es precisamente estos. Yo. tengo la cos- bello parezca no serl o, si está p resente lo que le
tumbre de aceptarle en cada ocasión estas propuestas. hace parecerlo ?
No sé qu é decirle. Así pu es. ¿te parece que lo adecuado HIP. - Sí, es imposible.
es bello? S6c. - ¿Oeben:ios convenir, H ípías, que a todas las
HIP. - Totalmente. Sócrates. cosas realmente b ellas, incluso instituciones y ccs tum-
soc.- Bxamín émosjo, no sea que nos equivoque- b res, todos los hombres las ti enen siempre como bellas
mos. y les parecen be llas, o bien , tod o lo con trario, que no d
HIP. - Debemos examinarlo. hay co nocimiento sob re ello y que, privadamente, en-
Sóc. - Velo, pues. ¿Decim os que 10 adecuado es lo tre las personas y, públicamente, entre las ciudades
294a que, al ser añadido, hace que ca da una de las co sas en hay más porfia y lucha sobre esto que sobre otra co sa?
la s que es tá presente parezca bella, o hace que sea HIP. -Más bien así, Sócrates, que no hay conocí-
bella, o ninguna de estas dos cosas? " miento.
HIP.-A mí me parece qu e lo que hace que parea- S6c . - No seda as í, si es que de algún modo se les
can bellas. Por ejemplo, si un hombre se pone el manto añadiera la apariencia. Se les añadid a, si lo adecuado
o el calzado que le convienen, aunque él sea ridículo, fuera bello y no sólo hici era que las cosas sean bellas,
da m ejor apariencia. sino también que lo parezcan. De manera que si es lo
S6c. - Por tanto, si lo ade cuado hace que se parezca adecuado lo que hace que las cosas sean b ellas, eso
más belIo que lo que se es, sería un engaño en relación sería lo b ello que nosotros buscamos, no ciertamente
con 10 bello y no sería est o lo q ue nosotros buscamos, lo que las hace parecer bellas. Si, por otra parte, lo
b Hipias. Pues nosotros buscamos aque llo con Jo qu e adecuado es lo que las hace pare cer bellas, no seria e
todas las cosas bellas so n bellas, de la misma manera eso lo bello que nosotros b uscamos. E n efec to. lo que
que todas las cosas grandes son grandes por el hecho b uscamos hace que las cosas sean bellas, pero una
de sobrepasar; pues, to das las cosas so n grandes por misma causa no podría hacer que las cosas parezcan y
esto, y aunque no lo parezcan, si excede n de la m ed ida, sean be llas o de otra cualidad. Oeci damos ya si nos
son necesariamente grandes. Sigui endo este razona- parece que lo adecua do es lo qu e hace que las cosas
miento , ¿qué seria lo bello, con lo que t odas las cosas p arezca n b ellas o lo que hace que lo sean.
son be llas, lo parezcan o no? No p odría ser lo ade- H IP. - Oue lo parezcan, pienso yo, Sócrates.
cuado, pues las hace parecer más b ellas de lo que son, Sóc.- ¡Ayl Se aleja de nosotro s y nos huye. H i-
según tus palabras. y no p ermite qu e aparezcan según pías, el conocimiento de qué es 10 bell o, puesto que lo
son. Hay que intentar decir qué es lo que ha ce que adecuado se ha mostrado co mo algo diferente de lo
e sean bell as, como acabo de decir, Jo parezcan o no. bello.
En efec to, es esto lo que buscamos, si buscamos lo HIP. - Sí, por Zeus, Sócrates, y m e causa extrañeza.
b ello . Soc. - Sin embargo, amigo, no abandonemos toda- 29Sa
HI P. - Pero lo adecu ado, Sócrates, si está p re sente, vía es to, pues aún tengo cierta esperanza de que se
h ace que las cosas parezcan y sean bellas. aclare qué es lo bello.
*+

426 DÚLOGOS UIPIAS MAYOR 427

HIP. - Estoy seguro, Sócrates; ni siquiera es difícil esto lo llamam os feo. ¿Acaso no piensas tú también
conseguirlo. En efecto, estoy convencido de que, si me así, Hipias?
quedara a so las un poco de tiempo y lo reflexionara, HIP. - Sí lo p ienso.
te 10 diría con la máxima exactitud. S6c. - ¿Luego afirmamos rectamente ahora que lo
S6c. - ¡Ay, no seas presuntoso, Hipiasl Ves cuán- ú til es precisamente bello, m ás que cualquier otra cosa?
tas dificultades nos ha causado ya esta búsqueda; es HIP. - Lo afirmamos rectamente, Sóc rates.
de temer que se nos crispe la cuestión y se nos escape S6c. - ¿Lo que es capaz de realizar una cosa es
b aún más. Pero no he d icho nada; pues tú, creo yo, lo ú til para lo que es capaz, y lo que no es capaz es inú til ?
conseguirás fácilmente cuando estés solo. Pero, por los HIP. - Sin duda.
dioses, descúbrelo junto a mí y, si quieres, haz la in- Sóc. - ¿Luego el poder es algo bello y la falta de
vestigación conmigo como ahora. Si lo descubrimos, poder, algo feo?
será excelente; si no, yo me consolaré con mi suerte y HIP. - Totalme nte, Sócrates. Otras cosas te darán
tú, en cuanto me hayas dejado, lo hallarás con facili- testim onio de que esto es así, sobre todo la polí tica;
dad. Si lo descubrimos ahora, sin duda que no te voy a entre los políticos y en sus propias ciudades ejercer 296a
ser molesto preguntándote qué era lo que tú hallaste a el poder es lo más bello; no tener ningún p oder es lo
solas. Mira ahora de nuevo si te parece a ti que 10 que más feo.
e voy a decir es 10 bello -pero examínalc prestándome Scc. - Muy bie n. Por los dioses, Hipias, ¿acaso por
mucha atención, no sea que yo diga tonterías: tome- es to la sabiduría es lo más be llo y la ign orancia lo
mos corno bello lo que es útil. He hablado haciendo m ás feo?
la reflexión de este modo: son bellos los ojos, no los HIP. - ¿Qué estás pe nsando, Sócrates?
de con dición tal que n o pueden ver, sino los que sí S6c. - Conserva la calma, amigo. Me da miedo pen-
pueden y son ú tiles para ver. ¿Es así? sar qué es lo que realme nte estamos diciendo.
HIP.-Sí. HIP. - ¿Qué temes de nuevo, Sócrates? Ahora tu b
S6c. - Luego también, siguiendo de este modo, de- razona miento se ha producido perfectamente.
cimos que todo el cuerpo es bello bien para la carrera,
S6c. - Así quisiera yo, pero examina esto conmigo.
bien para la lucha, y lo mismo, todos los animales, un
¿Acaso haría alguien algo que no conoce ni puede
d caballo, un gallo, una codorniz; los enseres y todos los
hac er en absoluto?
vehículos, de tierra; en el mar, los barcos y las tri-
rremes, y todos' los instrumentos, los de música y los HIP.-De ningún modo. ¿Cómo va alguien a hacer
de las otras artes, y, si quieres, las costumbres y las lo que no puede hacer?
leyes; en suma, llamamos bellas a todas estas cosas S6c. - Los que cometen errores y hacen mal y lo
por la misma razón, porque consideramos en cada una hacen contra su voluntad, ¿n o es cierto que no harían
de ellas para qué han nacido, para qué han sido hechas, nunca esto si no pudieran hacerlo?
para qué están determinadas, y afirmamos que lo útil HIP. - Es evidente.
es bello teniendo en cuenta en qué e s útil, con res- Sóc. - Luego los que pueden son potentes por el e
e pecto a qué es útil y cuándo es útil; lo inútil para todo poder, n o por la fal ta de poder.
.. \
428 DI,(LOGOS RIPIAS MAYOR 429

HI P. - No lo son , cier tamente, por la falta de po- HIP. - Así es .


der. Soc. - Luego 10 bello es causa del bien. 297«
Soc. - ¿Todos los qu e son potentes pueden hacer Jo Hu'.-Lo es.
que hacen ? Séc. - Pero la causa, Hipias, y aquello de lo que la
HIP.- Sí. ca usa pueda ser causa son dos cosas di stintas. En efec-
S6c. - Todos los homb re s hacen más m ales que to, la causa no podrla ser causa de la causa. Exam1nalo
bienes, empezando des de niños y cometen errores as í. ¿N o no s ha resultado que la causa es agente ?
involunta riamente. HIP. - Ciertamen te.
HIP. - Así es. Sóc. - ¿Luego el agente no produce otra cosa que
S6c. - ¿ Qué podemos decir ? Este poder y estas el resultado, pero no produce el agente?
cosas ú til es para hacer el m al, ¿acaso vamos a decir HIP. - Así es.
que son cosas bellas o bien estamos lej os de ello? S6c. - ¿Luego un a cosa es el resultado y otra, el
d HIP. - Lej os , Sócrates , pienso yo. agente?
S6c.- Luego, según parece, Hí pía s, lo potente y lo H IP. - Sí.
útil no es, para nosotros, lo bello. Sóc. - Por tanto, la causa no es causa de la causa,
HIP. - 1.0 es al menos, Sócrates. cuando puede ha- sino de lo producido por ella. b
cer bien y es ú ti l para es to. HIP. - Ciertamen te.
S6c. - Se no s va, por tanto, la idea de que lo poten- S6c. - Por consiguiente. si lo bello es causa de l
te y lo ú til sean simpleme nte lo bello. Pero, ¿es acaso bi en , el b ien seria producido por lo bello . Por esto,
esto Jo que nuestra mente quería decir, a saber, que según parece, descamas la inteligencia y todas las otras
Jo ú til y Jo potente para hacer el bien es lo bello? cosas bellas, porque la ob ra de eUas y lo que de ellas
e HI P. - Así me lo parece. nace , el bien , es deseable; es probable que, de 10 que
SOC. - Pero esto es ]0 provechoso. ¿No es verdad? deducimos , lo bello sea en cierto modo padre del bien.
HIP. - Sin duda. HIP. - Perfectamente. dices la verdad, Sócrates .
S6c. - Así. también, los cu erpos bellos y la sabidu- Sóc.- ¿Y también es verdad que el padre no es
rla bella y t odas las cosas que ahora decíamos son hijo ni el hijo. padre?
bellas porque so n provechosa s. HIP. - Verdad , sin duda. e
HIP.- Es evidente. Séc. - Tampoco la causa es el efec to, ni el efecto
Sóc. - Lu ego nosotros pensamos, Hipias, que lo pro- es la causa.
vechoso es lo b ello . HIP. - Dices la verdad.
HIP. - Completamente, Sócrates. SÓc. - Por Zeus, amigo, tampoco entonces lo bello
Sóc. - y , ciertamen te, lo provechoso es 10 que hace es bueno ni lo bueno es bello. ¿ O crees tú que es to es
el bien. posible partiendo de lo que hemos dicho?
HIP.-Lo es. HIP. - No, por Zeus, no me lo parece.
Sé c. - Lo que hace algo no es otra cosa que la Süc. - ¿Nos parece bien y estaríamos dispuestos a
causa de lo que hace. ¿Es así? decir que lo bello no es bueno ni lo bueno, bello?
1
, ",

\
430 DIÁLOGOS HIPIAS MAYOR- 431

HIP. - No, por Zeus, no me parece bien de ningún HIP.- Quizá, Sócrates, esto le pase inadvertido a
modo. nuestro h ombre.
Sóc. - Por Zeus, Hip ias , a mí es lo que peor me Soc. - Por el perro, Híp ías, no le pasará a aquel
d parece de todo lo que h em os dicho. ante el que yo sentina la mayor vergüenza, si digo ne-
, HIP. - As.í pienso yo. cedades y simulo decir algo sin decir nada.
S6c. - Así pues, es probable que, contra lo que hace HIP. - ¿Quién es éste?
un momento n os parecía ser el mejor de los razona- Seo, - Sócrates, hi jo de Soíronísco, el cual no me
mientos, a saber, que lo útil, lo provechoso y lo capaz permitiría decir esto a la ligera sin haberlo investiga-
de hacer algún bien es lo bello. no sea así, sino que, do, así como tampoco dar por sabido lo que n o sé. e
si ello es posible, sea aún más ridícula esta proposición HIP. - Puesto que tú lo dices, a mí también me
que las de antes en las que creíamos que la doncella parece que es algo distinto lo de las leyes.
era 10 bello y, así, cada una de las cosas entonces dichas. Soc.- Ten tranquilidad, Hipias: es probable que
HIP. - Puede ser.
hayamos caído en la misma dificultad acerca de lo bello
S6c. - Yo. Hipias, n o sé adónde dirigir mi mente, en la que caímos hace un momento, la de creer de
estoy confuso. ¿Puedes tú decir algo?
nuevo que estábamos en el buen camino.
HIP. - No por el m omento, pero, como decía antes , e
HIP. - ¿Qué quieres decir, Sócrates?
si 10 reflexion o, estoy seguro de que lo hallaré.
Soc. - Me parece que yo, por el deseo de conocer- Soc. - Voy a decirte lo que me parece, por si tiene
10, no soy capaz de esperar a que reflexiones . I ncl uso algún valor. Lo que hemos dicho respecto de las leyes d
creo que acabo de encontrar una salida. Mira a ver. y de la s costumbres quizá parezca no estar fuera de la
Si decimos que es be llo 10 que nos produce satisfacción, sensación que nosotros percibimos por el oído o por la
n o todos los p laceres, sino los producidos por el oído vista. Pero sostengamos este criterio, el de que es bello
298a y la vista, ¿cómo saldríamos adelante? Los seres hu- lo que produce placer por medio de estos sentidos y
manos bellos , Hípias, los colores bell os y las pinturas dejemos aparte lo referente a las leyes. Entonces si
y las esculturas que son be llas nos de leitan al verlos. es te hombre que yo digo u otro cualquiera nos pre-
Los sonidos bellos y toda la música y los discursos y guntara: «¿Por qué, Híp ías y Sócrates, separáis del
las leyendas nos hacen el m ismo efecto, de modo que placer ese placer que vosotros decís que es bello y
si respondemos a nuestro atrevido hombre : «Lo bello, negáis que sea be llo el p lacer producido por otras sen-
amigo , es lo que produce placer por medio del oído o saciones, las de la comida y la bebida, las de l amor y e
de la vista», ¿no le contendríamos en su atrevimiento? todas las demás? ¿Es que afirmáis que no son agrada-
HIP. - Me parece, Sócrates, que ahora has dicho bles y que no hay p lacer, en modo alguno, en este tipo
b bien qué es l o bello. de sensaciones ni en otra cosa que en ver y o ír ?» ¿Qué
Soc. - Pero, ¿qué decir? ¿Acaso las costumbres diremos, Hipias?
bellas y las leyes, Hipias, diremos que son be llas por- HIP. - Afirmaremos sin ni nguna duda, Sócrates, que
que producen placer p or medio del oído o de la vista, también en las otras sensaciones hay muy grandes
o bien son de otra índole? placeres.
L L

432 DUwaOS HIPU.8 MAYOR 433

SOC. - e¿ Por qué, en tonces, di rá él. las priváis de HIP. - Ciertam ente. d
este nombre y las despojái s de la condición de bellas SÓe. - c¿ Aca so , dirá él. un placer se di stingue de
299a siendo placeres 10 mismo que aquéllas?_ «Porque, di- otro placer por el hecho de ser placer? Pues no se tra-
remos n osotros, n adie dejarla de reírse de nosotros si ta de si u n pl acer es mayor o menor o más o menos
afirmáramos que comer no es agradable, pe ro sí be llo, placer, sino de si algún placer difiere de los placeres
y que ole r p lacenteramente n o es p lacentero sino bello. en que uno es placer y otro noe. Nos parece que no,
En lo referente al amor, todos nos objetarían que es zno es así?
muy p lacentero. pero que es preciso que, cuando se HIP. - E n efecto, no.
hace, sea de manera que nadie lo vea porque es m uy Sóc. - c¿ Entonces . dirá él, habéis tom ado éstos en-
feo para ser visto s. Ante es tas p ala bras nuestras, Hi- tre los otro s placeres por algo di stinto que porque son
ptas. quizá n os dijera él: . Me doy cuenta de que des- placeres, observando que ambos tienen algo distinto
de hace ti empo os re si stís por vergüenza a afirmar que de los dem ás y, aten diendo a ello, afirmáis que son be- e
es tos pl aceres son bellos, porque no lo piensan así los 110s? Pues, sin duda, el placer producido por la vista
b hombre s. Pero yo no preguntab a qué le parece b ello no es pl acer be llo por el hecho de que se produce por
a la mayoría, sino qué es lo bello », Diremos, sin duda, la vista. En efecto, si esa fuera la causa de ser bello,
creo yo, lo que habíamos p ropuesto, a saber, que lo jamás sería bello el otro placer, el producido por el
bello es esa parte del placer que se produce por la oído, pues no es placer producido por la vistas. Es
vista o por e l oído. ¿Te sirve el razonam iento , Híplas, verdad, diremos n osotros.
o decimos otra co sa ? HIP. - Lo direm os, en efecto.
HIP. - Es necesario suje tamos a lo dicho, Sócrates, SÓe. - «Tampoco, a su vez, el placer producido por 300a
y no decir otra co sa que eso. medio del oído es precisamente bello porque se pro-
Soc, - cMuy bien, d irá él. ¿No es cierto que si 10 duce por medio del o ído, pues entonces jamás sería
e pl acentero por medio de la vis ta y del oído es bello. e l be llo el place r produci do por la vist a , pues no es pla-
placer que no sea precisamente es to , evi den tem ente cer produ cido por el o ído.e ¿Diremos , Hipias, que
no sería be llo?_ ¿Lo aceptaremos? n uestro ho mbre dice la verdad al decir esto?
HI P. -Sí. HIP. - La verdad.
Sóc. - c¿Quizá. dirá él, el placer producido por me- Sóc. - cSin embargo, uno y otro son bellos, seg:1n
dio de la vista es p lacer por la vista y tambi én por el decís,» ¿Lo decimos. en efecto?
oído y el placer producido por medio d el oído es pla- HIP. - SL
ce r por el oído y también por la vista?_ «De ningú n S6c. - cTien en, pues , algo idéntico que los hace
modo, diremos nosotros. eso sería decir que lo p rodu- ser bellos, a lgo común que se enc ue ntra en uno y otro
cido por m edio de uno de los dos 10 sería por ambos , conjuntamente y en ca da uno de los dos separadamen-
y nos p arece que tú dices eso; sin embargo. nosotros te ; de otro modo no serían bellos los dos y cada uno b
decimos que cada uno de es tos dos placere s es bello de elloa.» Contésteme como si yo fu era él.
por sf mismo y que ambos son bellos » ¿No re sp onde- HI P. _ Respondo que me parece que es as í como tú
ríamos así? dices.
37.- 28
:p

RIPIA S MAYOR 435


434 DI.(LOGQS

HIP. _ Parece que di ces cosas prodigiosas.


Sóc. - Si una condición afectara a .est os do s place-
más aún que las que decías hace un rato. g eñ exíona.
res , pero no a cada uno de ellos. ¿no serian bellos por
esto? Si los dos somos just os, lno lo seriamos cada uno de
HI P. - ¿C6m o podría ser, Só crates, que no siendo nosotros? Si injust o cada uno, l no lo seriamos am o
afectados ni uno ni otro por alguna condición, esta b es? Si so mos de buena salud, l no lo se n a cada
Si cada uno de nosotros estuviera e nfermo, hendo, 301a
condición, que ni nguno de los do s ha experimentado.
afecte a ambos? golpeado o afectado por cualquíer cosa, experu,nen-
e SÓC.- ¿ No t e parece posib le? taríamos también los do s eso mismo? Aun más, SJ los
HI P. - Tendría yo gran inexperiencia de la natura- dos fuéramos de or o, de plata o de marfil y, si 10 pre-
leza de estas cosas y del lenguaje de los razonamientos fieres si fuéramos no bles o sab ios o con derecho a
honores o viejos o jóvenes o de otra condición humana
en que estamos.
Sóc. - Muy bien, Hi pías. Sin e mbargo, yo tengo la cualquiera, ¿acaso no es de una gran necesidad el que
idea de qu e m e parece ver algo así como lo que tú di- seamos eso cada uno de n oso tros?
ces que es imposible. pero no llego a verlo. Sóc. - Sin ninguna duda.
HIP. - No ti en es la idea, Sócrates, sino que cierta- HIP. _ En efecto, Sócrates, tú no examinas el con.-
mente se te va la vista. junto de las cosas, ni tampoco, ésos con los que .tú
Sóc.-No obstante. se aparecen ante mi mente mu- acostumbras a dialogar: aisláis lo b ello o cualquier
chas imágenes de est e tipo, pero desconfío de ellas otra. cosa y os ec háis sobre ello haciendo en las conver-
porque no se te muestran a ti . el hombre de nue stro sacion es una obra despedazadora. Por es to, se os esca-
d ti empo que m ás dinero h a ganado por su sab idwia; pan inadvertidamente tan grandes y perennes obje tos
e n cambio, se me m ues tran. a mí que jamás he gana· de la realidad . Ahora se te ha p asado por alto algo tan
do nada. Me t emo, amigo, que bromeas conmigo y que importante como creer qu e existe al gún accide nte o
me engañas intencionadamente; con tanta firmeza y entidad que pertenezca a dos se res, p ero no a cada e
frecuencia se me aparecen esas ideas. a
uno de ellos, 0 , la inv ersa, que pe rtenezca cada:
uno,
HIP. - Si b romeo o no, nadi e lo sa brá mej or que pero no a los dos. Tan irracional, irreflexiva, Simple
tú , caso de qu e procures decirme esas ideas que se te e ininteligible 15 es vu estra s ituación.
aparecen. Resultará eviden te que dices algo sin valor. Súc. - Asi estamos no sotros, Hipias; con fr ecuen-
Jamás e ncontrarás al go qu e no nos afecte ni a ti ni a cia los h ombres dicen el proverbio : «No lo que se
mí y que nos afecte a los dos juntos. quie re sino lo que se puede.• Pero tú nos ayudas amo-
e S6c. - ¿Qué dices, Hip ia s ? Quizá t ienes razón y yo
no comprendo. Escucha m uy claramente lo que quiero
decir. Me p arece que 10 que yo no he experimentado 15 Imitan do el estilo de Hipias, Platón ha colocado en UD'\
linea una serie de adver bios cuya terminación el
qu e existe e n m1 y lo que yo no soy, ni tampoco tú, ríuec cuant itativ o y tonal. Ya en 291d imitÓ el es tilo de Hjpías
es posible que eso lo e xperi men te mos los dos: por otra en l1IIA alitera..clóo. Debió de se r un es tilo ca paz de al
parte, otras cosas que experimentamos los do s no las oyente por el oído, lo cual es bello, aunque quizá HiplÜ no
expe ri mentamos cada uno de nosot ros. p asara de la forma.
436 DIÁLOGOS HIPIAS MA.YOR 437

nestán donos constantem ente. ¿Pue do todavía mostrar- HIP. - Eso no puede ser, Sócrates.
te ahora aún más lo que pensábamos an tes de que tú S6c. - Luego somos par los dos. ¿ Es así?
nos recriminaras la situación tan tonta en que nos ha- HIP.- Exacta me nte .
d liamos, o bi en no debo decirlo ? SOC. - ¿Aca so por el hecho d e que lo s do s so mos
HIP. - Vas a hab lar a quien ya sabe lo que vas a par es ta mbién par ca da uno de nosotros.
decir. Sócrates; pues yo conozco a todos los que prac- HI P. - No , sin duda. b
tican es tas conversaciones y sé cómo son. Sin embargo, Sóc. - Luego no es de absoluta necesidad, como
si t e es más agradable, habla. antes decías, q ue lo que sean los dos lo sea cada uno y
Sóc. - Ciertamente, m e es más agradable. En efecto, que lo qu e sea cada uno lo sean los dos.
nosotros, amigo, é ramos tan necios, antes de haber ha- HIP. - No en esta clase de cosas, sino en las que yo
blado tú, que ten íamos la creencia respecto a ti y a mí decía a ntes.
de que cada uno de nosotros e ra uno y que esto que S6c. - Es suficiente , Hipias . Hay que contentarse
éramos cada uno de nosotros no lo éramos consiguien- con eso, puesto que unas cosas parecen así y otras no
temente los dos , pues no somos uno, sino dos. Tan lo son. Yo decía, si te acuerdas de dónde partió es te
neci amente p ensábamos. Pero ahora hemos aprendido razonam iento, que el placer por medio de la vista y
e de ti que, si IO!l dos somos dos , es necesario que cada del oído no era bello por el h echo de que fu era afec-
uno de nosotros sea dos y que. si ca da uno es uno, es tado ca da uno de ellos, pero no los dos, ni por la cua- e
neces ari o también qu e los dos seamos uno. No es posí- lidad que tuviesen los dos, pero no la que tuviese ca da
ble que acont ezca de otro modo a la co ntinua razón de u no, sino por la que afectara a los dos y a cada uno,
lo real, según Hípías. stno que lo que sean los do s porque tú estabas de acuerdo en que eran bellos Jos
lo es cada uno y lo q ue sea cada uno lo sean los dos. dos y cada uno de ellos. A ca usa de es to, yo creía que
Convencido ahora por ti, me quedo ya quieto aquí. era necesario que ellos fu eran be llos por la esencia que
Sin em bargo. Hipias , hume recordar an tes: ¿somo s acompa ña a los dos , si los dos son be llos, y no por lo
nosotros uno, tú y yo, o tú eres dos y yo, también q ue le falla a uno de ellos. También ahora pien so as í.
dos ? Pero d ime, co mo si empezáramos ahora. si los placeres
HIP.- ¿Oué inten tas decir, Sócrates? p roducidos por medio de la vis ta y del oído so n bellos
S6c. - Lo que es toy d iciendo . Me temo que tú expre- los dos en conjunto y ca da uno de ellos, ¿acaso lo que d
302a ses clarame nte tu irritación co ntra mi cuando crees h ace que sean b ellos no acompaña a los dos con junta-
que dices algo con razón. Sin emb argo, sigu e aún: ¿no mente y a ca da uno de ellos?
es uno ca da uno de noso tros y está afecta do de es ta HIP. - Sin du da.
condición, la de ser uno ? SOC. - ¿Acaso porque cada uno de ellos es p lace r y
HIP. - Sin duda. los dos también lo son p or esta razón so n b ellos? ¿O
S6c. - Luego si es uno, es también impar cada uno bien por esta razón también los ot ros placeres serian
de nosotros. ¿ No consideras que el uno es impar? igualmente bell os? Si te acuerdas, resultó evidente que
HIP. - Cier ta mente . eran placeres en la mi sma medida.
S6c. - ¿Y los dos somos impar, siendo dos? HIP. - Si m e acuerdo.

,
po

438 DIÁLOGOS BIPIAS MAYOR 439

S6c. - y de que 'le dij o que eran bellos porque son Sóc. - ¿Cuál de estas dos cosas, Hípí as, te parece b
e. p roducidos por la vis ta y el oído. a ti que es lo bello? ¿Aqu ella de la que tu hablabas:
HI I'. - Tambi én se dijo eso. si yo soy fuert e y tú también, lo somos los do s; si yo
SOC. - Examina si digo la verdad. Decíamos, en soy justo Y tu también, lo so mos los dos, y si lo somos
efec to . según yo recuerdo. que el placer era be llo, pero los dos, lo es cada uno; y del mismo modo, si tú y yo
no tod o placer, sino el p roducido po r la vista y el oíd o. somos bellos, lo so mos también los dos, y si 10 so mos
HIP. - Ciertamente . los dos, lo es cada uno? ¿O bien, nada impide que sea
SOC. - ¿No es verdad q ue es ta cualidad acam pada de este otro mod o: siendo los dos conjuntamente par,
a los dos conjuntamente, pero no a cada uno ? E n efec- cada uno de eUos es quizá impar, quizá par; y taro-
to, segú n declama s a ntes, ca da uno de eIlos no está bién s iendo cada uno de los dos indetenninado, el
fonnado por los dos conjuntamente. sino los dos con. conjunto de los dos es quizá detenninado, quizá índe-
juntamen te por ambos. pero no por cada uno de ellos . tenninado ; así otros infinitos ejem plos de este tipo que e
¿ Es así? ya dije que se presentan ante mi mente ? ¿En cuál de
HIP. -Así es. los dos colocas lo bello? ¿O lo que pa ra mí es eviden te
Sóc. - Luego cada uno de ellos no pue de ser be llo acerca de es to 10 es también para ti ? A mí me parece
por lo que no acompaña a cada uno. La cualidad de muy contrario a la razón que nosotros seamos be llos
ser dos no acompaña a cada uno. De manera que, de los dos, pero que no lo seamos cada uno, o qu e lo
acuerdo con nuestra suposición, es po sible decir que seamos cada u no , pero no los do s, así como cualquier
los dos so n bello s, pero no es posible decirlo ' de cada otra cosa de este ti po. ¿Tomas este punto de vis ta o
303a uno. ¿Qué otra cosa vamos a decir? ¿ No es necesari o el otro?
que sea así? HIP. - a ste , sin duda, Sócrates.
H I P. - Así resulta. S6c. - Haces bien, Ri pia s, a fin de evitarnos una in-
SOC. - ¿Debemos deci r, pues , que Jos do s so n be- vesti gaci ón más la rga. En efecto, si lo bello es d e esta d
lios y que cad a uno de ellos no lo es? clase. el placer producido conjuntamente por la vis ta
HIP. - ¿Qué lo im pide? y el oído ya no sena bello .. pues lo hacen bello las dos
SOC. -Me parece a mi, a migo, que el impedim ento percepcion es, la de la vista y la del oído, pero no cada
es que e n todas las cosas que tú has citado nos suce- una de ellas. Esto es imposible, Ripias, según hemos
día que las cualidades que se añadía n a la s cosas, si conve nido tú y yo .
se añadían a las dos, se a ñadían también a cada una, HIP. - Lo hemos convenido. en efec to.
y si a cada una también a las dos. ¿ Es así ? SOC. - Lu ego es imposible que el place r por la vis ta
HIP. - SI. y po r el oído sea b ello , puesto que, si se hace bello,
S6c . - En cam bio, en las que yo he nombrado no implica un imposible.
es as í. Tenemos, por una parte, lo qu e es cada uno en H IP. - Asl es.
sí mi sm o y, po r ot ra, 10 uno y otro conju ntamen te . ¿Es Soc. - «Repe t tdlo. dirá nuestro hombre, desde el
así ? principio, puesto que perdisteis el camino. ¿Qué decís e
HIP. - Así cs. qu e es lo b ello propio de estos do s placeres, aque llo
-
440 DIÁLOGOS HIPIAS MAYOR 441

por 10 que dándoles preferencia sobre los otros pla- errando siempre en continua incertidumbre y. cuando
ceres les disteis el nombre de bellosz» Me parece, Hi- yo os muestro mi necesidad a vosotros, los sabios, ape-
pias, que es necesario decir que porque éstos son los nas he terminado de hablar.une insultáis con vuestras
placeres más inofensivos y los mejores, tanto los dos palabras. Decís lo que tú dices ahora, que me ocupo
conjuntamente como cada uno de ellos. ¿ Tienes tú al- en cosas inútiles, mínimas y dignas de nada. Por otra
guna otra cosa que decir por la que sean superiores parte, cuando, convencido por vosotros, digo lo mismo
a los otros? que vosotros, que es mucho mejor ser capaz de ofre-
HIP. - Nada; realmente son los mejores. cer un discurso adecuado y bello y conseguir algo ante
Sóc.-«¿Luego, dirá él, decís que lo bello es un un tribunal o en cualquier otra asamblea, entonces d
placer provechosoz» «Así parece», diré yo. ¿Y tú? oigo toda clase de insultos de otras personas de aquí y
HIP. - También yo. de este hombre que continuamente me refuta. Es pre-
Scc, - «¿Luego lo que produce el bien es provecho- cisamente un familiar muy próximo y vive en mi casa.
so; pero lo producido y 10 que produce han resultado En efecto, en cuanto entro en casa y m é oye decir esto,
ser algo distinto hace un rato y nuestra conversación me pregunta si no me da vergüenza atreverme a ha-
ha vuelto adonde estábamos antes? En efecto, n i 10 blar de ocupaciones bellas y ser refutado manifiesta-
304a bueno sería bello, ni lo bello bueno, si cada uno de mente acerca de lo bello, porque ni siquiera sé qué es
ellos es distinto del otro». Perfectamente, diremos realmente 10 bello... En verdad, me dice él, ¿cómo vas
nosotros, Ripias, si somos sensatos, pues no es lícito tú a saber si un discurso está hecho bellamente o no,
11 no estar de acuerdo con el que dice la verdad. u otra cosa cualquiera, si ignoras 10 bello? Y cuando e
HIP. - Pues, ciertamente, Sócrates, ¿qué crees tú te encuentras en esta ignorancia, ¿crees tú que vale
que son todas estas palabras? Son raspaduras y frag- más la vida que la muerte?» Me sucede, como digo,
mentos de una conversación, como decía hace un rato, recibir a la vez vuestros insultos y reproches y los de
partidas en trozos. Pero lo bello y digno de estimación él. Pero quizá es necesario soportar todo esto: no hay
es ser capaz de ofrecer un discurso adecuado y bello nada extraño en que esto pueda serme provechoso.
ante un tribunal, o ante el Consejo o cualquier otra Ciertamente, Híplas, me parece que me ha sido beneñ-
b magistratura en la que se p roduzca el debate, conven- ciosa la conversación con uno y otro de vosotros. Creo
cer y retirarse llevando no estas nimiedades, sino el que entiendo el sentido del proverbio que dice: «Lo
mayor premio, la salvación de uno mismo, la de sus bello es diñcil.»
propios bienes y la de los amigos. A esto hay que con-
sagrarse, mandando a paseo todas estas insignificancias,
a :fin de no parecer muy necio, al es tar metido, como
ahora, en tonterías y vaciedades.
Sóc. - Querido H ípfas, tú eres bienaventurado por-
que sabes en qué un hombre debe ocuparse y porque lo
practicas adecuadamente, según dices. De mí, según
e parece, se ha apoderado un extraño destino y voy

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