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INTRODUCCION
I CONTEXTO HISTORICO
II CRISTIANISMO Y FILOSOFIA
III EL PENSAMIENTO CRISTIANO
1. Movimientos filosóficos no cristianos
2. Elaboración de un pensamiento cristiano: primeras etapas
IV SAN AGUSTIN
3. Las Confesiones: autobiografía
4. Conocimiento y verdad
5. El hombre, la moral y la política
6. Dios y la creación. El problema del mal
INTRODUCCIÓN
La visión científica del mundo en la que la escuela inicia hoy al niño, en todo país civilizado,
no ha eliminado la visión del mundo otrora predicada en la Iglesia de la Edad Media. Pueden
estas visiones oponerse en algunos espíritus, pero van de acuerdo en otros, y tanto mejor
cuanto que los problemas planteados por la ciencia no son los que resuelve la religión. Sea
de ello lo que se quiera, la existencia de la Iglesia Católica y su vasta difusión en el mundo
son hechos, y donde quiera que esté presente el Catolicismo, las teologías de los Padres y
las de la Edad Media estarán presentes y operantes como reglas de pensamiento y de vida
para millones de hombres que viven en el siglo XX.
E. Gilson: La filosofía en la Edad Media, pág. 700
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La misma denominación de pensamiento cristiano nos remite a una nueva etapa del
pensamiento, un nuevo capítulo de la historia de la filosofía, lo que supone una nueva forma
de interpretar el mundo diferenciada de la anterior, el pensamiento griego. Sin embargo, hay
que tener en cuenta que es dentro del área de influencia griega donde aparece dicho pensa-
miento. Por eso, debemos analizar las relaciones existentes entre el pensamiento griego,
conocido como la filosofía, y el cristianismo. De su entramado se va constituyendo una
nueva visión del mundo que se convertirá en la verdadera filosofía, cuya culminación será la
escolástica cristiana del siglo XIII.
I CONTEXTO HISTORICO
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El desarrollo del cristianismo como doctrina religiosa o como pensamiento filosófico
va paralelo a las vicisitudes de fin del Imperio Romano.
Desde el punto de vista político hay que tener en cuenta que el dominio y la
extensión del Imperio ha producido en Judea, entre otras derivaciones, el refuerzo de las
expectativas de liberación del pueblo de Israel, lo que tendrá consecuencias en la forma de
entender la misión y el papel del cristianismo.
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La unión entre la política y la religión (cristiana) iniciada
CRONOLOGÍA
233 por Constantino tendrá graves consecuencias, al convertir los
Nace PORFIRIO cuya
exposición de la lógica asuntos teológicos en políticos y viceversa, lo que originará
aristotélica será clásica problemas de estabilidad en el Imperio. Un ejemplo son las
hasta bien entrada la Edad
Media. disputas teológicas entre el arrianismo, que no consideraba
II CRISTIANISMO Y FILOSOFIA
Cuando el cristianismo entra en contacto con la cultura del mundo romano ésta,
heredera del pensamiento griego, ha sufrido profundos cambios. Es manifiesta una
influencia cada vez mayor de las religiones orientales monoteístas frente a las politeístas
romanas. Asimismo, los movimientos filosóficos, caracterizados por la búsqueda de
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explicaciones racionales, se transforman en movimientos que pretenden más convertirse en
formas de vida que mantenerse como sistemas de pensamiento. El paso de los habitantes
de las antiguas ciudades-estado a miembros del Imperio ha llevado consigo un sentimiento
de inseguridad que ha acentuado la sensibilidad religiosa y la búsqueda en las religiones de
una seguridad que no ofrecía la vida en el Imperio Romano.
Por lo que se refiere a la expansión doctrinal del cristianismo, sobre todo a partir del
siglo II, adopta los usos y métodos vigentes y comunes a las escuelas de la época. Se
puede decir que en esta época existe la escolástica, es decir, una metodología fija, utilizada
para una exposición doctrinal que va desde los relatos biográficos o epístolas hasta la
técnica expositiva. Así la diatriba, discusión de carácter generalmente moral con
argumentos de autoridad, o la alegoría, interpretación de textos atendiendo al significado
oculto de los mismos, se aplican en este caso a la discusión sobre los Libros Sagrados.
Aspectos como el concepto de creación, que chocaba con la eternidad del mundo
defendida por los griegos; la concepción lineal del tiempo cuyo fin es la parusía o llegada
del Señor, que abre la puerta a la salvación de los hombres y pone fin a las penalidades de
este mundo, otorgan a este pensamiento un optimismo ajeno al pensamiento precristiano,
que no concebía otra idea que el eterno retorno y la concepción cíclica y fatalista de la
historia.
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Teoría de la culminación
La filosofía sirvió antes a Así pues, antes de la venida del Señor, la filosofía era necesaria
los griegos como fuente
para obrar rectamente para los griegos para su justificación, pero ahora es útil para la
(justificación), ahora sirve piedad, siendo una especie de formación preparatoria ()
para comprender la fe. Por
eso es un bien, ayudó a para aquellos que llegan a la fe mediante la demostración. «No
los que no poseían la tropezarás», dice la Escritura, si atribuyes a la Providencia todo lo
revelación, los preparó
para recibirla que es bueno, sea griego, sea nuestro. Porque Dios es causa de
todos los bienes: de unos, de un modo eminente, como del Antiguo
y del Nuevo Testamento; de otros, por vía de consecuencia, como de la filosofía. Ésta fue, sin em-
bargo, dada probablemente a los griegos de un modo eminente por Dios antes que el Señor los
llamara también a ellos, pues la filosofía fue el «ayo» que llevó a los griegos a Cristo, como la Ley lo
fue para los hebreos.
CLEMENTE DE ALEJANDRÍA: Stromata LI, c. V
Esta teoría es aún más ambiciosa y radical. Según ella, si hay algo de útil y
verdadero en la filosofía se debe a que los filósofos griegos lo robaron de los libros judíos,
del Antiguo Testamento. Así lo afirma TERTULIANO:
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relación entre filosofía y cristianismo, o entre un discurso sometido a la razón y un mensaje
revelado.
El hecho de que las escuelas filosóficas de la época helenística fueran vistas más
como formas de vida que como sistemas teóricos, favorece la aceptación de mensajes
religiosos y la elaboración de corrientes sincréticas, que reúnen elementos dispersos sin
criterio de selección, y eclécticas, que aceptan aquello que juzgan mejor de cada escuela o
corriente. El sincretismo era práctica habitual en la época, sobre todo debido a la tendencia
a acentuar en los movimientos filosóficos sus características práctico-religiosas. Al mismo
tiempo, éstos perdían su esoterismo, es decir, su carácter de saber privado, para convertirse
en movimientos con incidencia en la vida pública y cobrar así una dimensión política.
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1. MOVIMIENTOS FILOSOFICOS NO CRISTIANOS
Entre los movimientos filosóficos dominantes destacan, por sus especiales relaciones con el
cristianismo: el estoicismo, el gnosticismo y el neoplatonismo. Además de estos, en los
que la carga religiosa es importante, se puede destacar también el escepticismo. Este
movimiento filosófico, que dudaba de la capacidad de conocer del hombre, se opone a la
búsqueda de la verdad propio de los tres movimientos filosóficos que vamos a tratar.
1.1 El estoicismo
El estoicismo al que aquí nos referimos es al estoicismo nuevo o estoicismo de la
época imperial. En esta época, s. I y II d.C., este tipo de pensamiento se convirtió en el
pensamiento dominante del Imperio. Su concepción general del hombre y del mundo y su
canto a la individualidad contribuirán decisivamente a dar racionalidad, justificar
ideológicamente, al complejo mundo social de la época. Este estoicismo grecorromano
arranca con POSIDONIO (135-50 a.C.) y sus principales figuras son SÉNECA, EPICTETO y
MARCO AURELIO. En esta escuela hay una mayor influencia de los aspectos referentes a
la conducta humana y a la religión. Por ello, admiten aspectos de otras doctrinas, como la
platónica o la cínica, que les llevarán al rigorismo ético y a una mayor valoración de la razón
humana (logos) que emparenta al hombre con la divinidad. De ahí que llegarán en algunos
casos a interpretar al hombre en forma dualista, al estilo platónico.
1.2 El gnosticismo
En este caso nos encontramos no sólo ante un movimiento filosófico sino que se
trata también de un complejo movimiento religioso, cuyo desarrollo desde el siglo I al III lo
convirtió en un fenómeno de gran importancia cultural.
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El gnosticismo considera que el conocimiento, la gnosis, al desvelar los misterios
del mundo, produce la salvación. Este conocimiento se alcanza no tanto a través del
discurso racional como por la revelación o la intuición mística. A esto se llama iluminismo,
una doctrina según la cual el hombre espera tener conocimiento gracias a un don otorgado
por la divinidad. Este don o poder sobrenatural no le es propio al hombre, le viene de fuera y
le permite conocer aquello que de por sí no puede conocer.
a) La gnosis vulgar. Está influida por las tradiciones mágicas y astrológicas iranio-
babilónicas. Considera que las prácticas mágicas permiten acceder al conocimiento
salvador. Su centro de influencia está en Asia Menor, principalmente en Siria.
b) La gnosis culta o docta. Hace más hincapié en los aspectos especulativos, muy
influidos en la época helenística por la filosofía religiosa de Egipto, y cuyo centro es
Alejandría. En la gnosis culta tienen gran importancia las influencias del hermetismo, así
como aspectos provenientes del Antiguo Testamento, a través del judaísmo de FILÓN.
b) La gnosis cristiana. Llamada así por haberse desarrollado en los ambientes religiosos
cristianos del siglo II, aunque posteriormente fuese declarada herética, es decir, ajena
al verdadero pensamiento cristiano. Representantes suyos son MARCIÓN, BASILIDES
o VALENT[N. Nació en los lugares en los que se establecieron las primeras comu-
nidades cristianas: Siria, costa de Asia Menor y Alejandría. Identificaban la fe con la
sabiduría (pistis-sophía) dado que la fe, como revelación, hacía posible un
conocimiento que divinizaba al hombre, lo unía a Dios. Por otra parte, y ésta es la base
de la condena, convertían a Cristo en un eon, ser intermediario entre la divinidad y los
hombres.
1.3 El neoplatonismo
El neoplatonismo fue un movimiento filosófico de profunda repercusión en el mundo
helénico y cuyo origen se encuentra en Alejandría. Allí, PLOTINO (205-270) recibió las
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enseñanzas de AMONIO DE SACCAS, filósofo oscuro donde los haya y del que sabemos
que era platónico, lo que influyó decisivamente en las ideas de PLOTINO, que hasta
entonces no había encontrado una filosofía que le satisficiese. A esta influencia añadió su
interés por las filosofías hindúes y persas. Hacia el año 243 se instaló en Roma fundando
una escuela en la que en un principio expuso las ideas de su maestro AMONIO y a la que
asistirán miembros de la nobleza romana. Allí, poco a poco PLOTINO elaborará el
neoplatonismo. Esta filosofía se mantuvo activa y opuesta al cristianismo hasta el siglo VI
d.C., cuando desaparece de la esfera pública con el cierre de la escuela filosófica de Ate-
nas, decretado en el año 529.
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cristianos. Cada vez aparece más la necesidad de exponer la doctrina de forma ordenada.
Esta necesidad será mas acuciante a partir del reconocimiento oficial del cristianismo y
verse envuelto en las polémicas político-teológico-religiosas.
Tanto en unos como en otros intervienen escritores que ya eran filósofos antes de
convertirse al cristianismo. Esto propiciará el uso de conceptos filosóficos externos al
mensaje cristiano aunque adaptados a él. Escritos patrísticos se pueden encontrar hasta el
siglo VIII, ya en la Edad Media, aunque los principales se dan en los siglos III y IV.
Aparecen en ellas los temas centrales del pensamiento cristiano: la idea de Dios, la
idea de creación, la concepción del hombre, el puesto del hombre en el mundo, el lugar que
deben ocupar los cristianos en el Imperio, etc. En algunas de estas apologías aparece,
además, una valoración positiva del pensamiento griego, sobre todo del platónico, como
antecedente o preparación para el pensamiento cristiano.
Esta labor se llevó a cabo principalmente durante el siglo II tanto en griego como en
latín. La diferencia esencial entre unos y otros autores está en la lengua utilizada en sus
escritos, pues su temática es la misma. Se puede decir que los apologistas griegos son
anteriores a los latinos, ya que la lengua latina no cobra fuerza como lengua utilizada por los
cristianos hasta los inicios del siglo III y sólo a finales del mismo será la lengua oficial de los
ritos cristianos.
2.2 Los padres de la Iglesia
Al hablar de Padres de la Iglesia nos estamos refiriendo a aquellos autores cuya labor
fundamental fue la de redactar obras que exponían la doctrina cristiana. Son los verdaderos
iniciadores de la filosofía cristiana al mismo tiempo que desarrollan la estructura eclesial. Se
suelen distinguir dos grupos atendiendo, también, a la lengua usada para la redacción de
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sus obras: Padres griegos y Padres latinos. Sin embargo, en este caso la diferencia entre
unos y otros es más profunda, no sólo de idioma.
a) Padres griegos son aquellos autores que, usando el griego como lengua y acudiendo
a conceptos de la filosofía griega, construyeron el armazón de lo que, con posteriores
modificaciones, serían la filosofía y teología cristianas. Se basaron sobre todo en el
pensamiento platónico, muchas veces bajo su forma neoplatónica, aun cuando acudie-
ran a conceptos de otras escuelas filosóficas (por ejemplo, estoicismo). Conceptos
como el de demiurgo, mundo suprasensible, espiritualidad e inmortalidad del
alma, eran fácilmente asimilables por el cristianismo. A su vez, esta asimilación de los
conceptos griegos determinó, dentro del pensamiento inicial, una orientación marcada-
mente metafísica. La influencia del pensamiento griego dio, en definitiva, un carácter
especulativo a sus escritos, el cual marcó el pensamiento cristiano.
b) Padres latinos son los autores que escriben en latín y, a partir de la cultura romana,
contribuyeron también a la formación del pensamiento cristiano. Cobraron importancia
sobre todo a partir de la mitad del siglo III, cuando el latín reemplaza al griego como
lengua litúrgica de la comunidad en Occidente. La mayor dependencia de la cultura
latina -de autores como CICERÓN, QUINTILIANO o SÉNECA- les inclinará menos a la
especulación que a la formación de los cristianos, lo que da lugar a la aparición de una
doctrina, una dogmática, que se transmite por la enseñanza y la predicación. De aquí
que entre los Padres latinos no haya tanta preocupación por la metafísica, por la
especulación. Los contenidos metafísicos que aparecen en sus escritos son, en
general, debidos a la influencia de la cultura griega y particularmente del platonismo,
ya presente en las primeras formulaciones del pensamiento cristiano.
A pesar de estas diferencias, se puede decir que la tarea que realizó la patristica, es
decir, la obra realizada por los Padres, fue la de iniciar la construcción de un pensamiento
cristiano a partir del pagano. Esta tarea comenzó en Alejandría, con la creación de la
escuela catequética cristiana, didascalión, en la que están presentes las corrientes
platónicas, estoicas y filonianas, que condicionarán desde sus inicios el posterior desarrollo
del pensamiento cristiano. Se puede decir que entre los Padres de la Iglesia hay una
valoración positiva de la filosofia en cuanto preparación, propedéutica, para el cristianismo.
Se la considera capaz de ayudar a una mejor comprensión de la fe. Éste fue el camino que
impulsó la creación de los conceptos cristianos a partir de la terminología griega. Esta labor
estaba ya concluida hacia el siglo IV, de tal forma que los conceptos tomados de los griegos
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habían cobrado un nuevo sentido fruto de una redefinición en el marco de una filosofia
cristiana.
Apologistas
JUSTINO MEAPOLIS 105 GRIEGO
TEOFILO ANTIOQUIA 120 GRIEGO
TERTULIANO CARTAGO 160 LATIN
LACTANCIO NUMIDIA 260 LATIN
CLEMENTE ALEJANDRIA 150 ESC.
ALEJANDRIA
ORIGENES ALEJANDRIA 186 ESC.
ALEJANDRIA
Padres de la Iglesia
M.VICTORINO AFRICA 280? LATIN
ATANASIO ALEJANDRIA 295 GRIEGO
GREGORIO ARIANZA 329 GRIEGO
BASILIO CESAREA 330 GRIEGO
AMBROSIO TREVERIS 340 LATIN
GREGORIO CESAREA 355 GRIEGO
BOECIO ROMA 480 LATIN
CASIODORO SYLACIUM 490 LATIN
ISIDORO CARTAGENA 560 LATIN
BEDA NORTHUMBRIA 672 LATIN
IV SAN AGUSTIN
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Los tres movimientos contra los que polemiza son:
c) Pelagianismo. Admite que el hombre puede obrar el bien por sí mismo y, por lo tanto,
no había sufrido las consecuencias del pecado original. Admitido esto era muy difícil
explicar el papel de la redención ya que, hasta cierto punto, era innecesaria o, incluso,
inútil.
Las ideas que S. AGUSTIN elabora como resultado de estas polémicas formarán un
sistema filosófico que, además, pasará a formar parte de la doctrina oficial de la Iglesia.
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Tagaste. Dicha evolución es considerada por él como el resultado de un afán de verdad
que le lleva a la sabiduría misma, que es Dios. Lo podemos ver en este texto:
¡Cómo ardía, Dios mío, cómo ardía en deseos de remontar el vuelo de las cosas terrenas hacia
ti, sin que yo supiera entonces lo que tú obrabas en mi! Porque en ti está la sabiduría. Y el amor
a la sabiduría tiene un nombre en griego, que se dice filosofía, al cual me encendían aquellas
páginas*. No han faltado quienes han engañado sirviéndose de la filosofía, coloreando y
encubriendo sus errores con nombre tan grande, tan dulce y honesto. Más casi todos los que en
su tiempo y en épocas anteriores hicieron tal están notados y descubiertos en dicho libro.
También se pone allí de manifiesto aquel saludable aviso de tu Espíritu, dado por tu siervo
bueno y pío (Pablo): Ved que no os engañe nadie con vanas filosofías y argucias seductoras,
según la tradición de los hombres, según la tradición de los elementos de este mundo y no
según Cristo, porque en él habita corporalmente la plenitud de la divinidad.
S. AGUSTIN: Confesiones, libro III. cap. IV, 8
Como vemos en este texto, su deseo de sabiduría le lleva a la filosofía pero, desde
su postura de converso al cristianismo, muestra una cierta sospecha hacia ella. Este hecho
se entiende teniendo en cuenta que la citada lectura de Hortensio a los diecinueve años le
inclinó hacia la filosofía. Para dar respuesta a esta inclinación se adhirió al maniqueísmo
pero el desengaño intelectual sufrido con los líderes de esta secta le hizo caer en el
escepticismo. Sin embargo, este interés por la filosofía le llevará hacia las ideas defendidas
por los cristianos, sobre todo gracias a la predicación de S. AMBROSIO, que le muestra el
camino de la interpretación alegórica del Antiguo Testamento.
*
Se refiere a la obra de M.T. CICERON, Hortencio, hoy día perdida, en la que analizaba diversas corrientes
filosóficas para defender, finalmente, el eclecticismo.
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4. CONOCIMIENTO Y VERDAD
Pues todo lo que percibimos, lo percibimos o con los sentidos del cuerpo o con la mente: a
lo primero damos el nombre de sensible; a lo segundo de inteligible, o, para hablar según
costumbre de nuestros autores, a aquello llamamos carnal, a esto espiritual [...].
Cuando se trata de lo que percibimos con la mente, esto es, con La verdad que
el entendimiento y la razón, hablamos lo que vemos está presente en percibimos con la
mente procede de
la luz interior de la verdad, con que está iluminado y de que gota el que una iluminación
se dice hombre interior: más entonces también el que nos oye conoce interior.
lo que yo digo porque él lo contempla, no por mis palabras, si es que lo ve él interiormente y con
ojos simples. Luego ni a éste, que ve las cosas verdaderas, le enseño algo diciéndole verdad,
pues aprende, y no por mis palabras, sino por las mismas cosas que Dios le muestra
interiormente.
S. AGUSTIN: De Magistro
a) Conocimiento sensible. Se trata del conocimiento que tenemos de las cosas a través de
nuestros sentidos. Éstos son modificados por influencia de las cosas y esta modificación
llega al alma por medio del cuerpo, y de este modo hay conocimiento. Sin embargo, no
se trata de un conocimiento verdadero, fidedigno, ya que tanto los objetos -origen de la
modificación- como el cuerpo aportan sus deficiencias al conocimiento.
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distingue al hombre de los demás seres vivos ya que es el único que por poseer un alma
racional puede llegar a este tipo de conocimiento.
Alcanzar el nivel superior del conocimiento no es una tarea que pueda llevarse a
cabo con las solas fuerzas humanas. Si en PLATÓN se establecía un sistema ascético, de
autodisciplina, una vida dedicada al estudio como condición para alcanzarlo, en S.
AGUSTIN es necesario un concurso venido del exterior que lo haga posible.
Para explicarlo, compara esta ayuda venida de fuera al papel que desempeña el sol
en la naturaleza. Si éste es el que posibilita la visibilidad de los objetos, tiene que haber una
especie de luz que posibilite la visión de las ideas. Es lo que llama iluminación. Su papel
consiste en iluminar la mente finita humana para que sea capaz de alcanzar lo inmutable,
aquello que está más allá de su propia naturaleza limitada y mudable. Esta iluminación
afecta a la parte más noble del alma humana, la ratio superior, allí donde es posible y se da
la sabiduría.
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sol visible ilumina, de un modo análogo, en el secretísimo sol divino a cuyo conocimiento
aspiras, tres cosas se han de considerar: que existe, que se clarea y resplandece en el
conocimiento, que vierte su luz para que sean entendidas las demás cosas.
S. AGUSTIN: Soliloquios 1, 8, 15
Y, amonestado de aquí a volver a mí mismo, entré en mi interior guiado por ti; y púdelo hacer
porque tú te hiciste mi ayuda. Entré y vi con el ojo de mi alma, como quiera que él fuese,
sobre el mismo ojo de mi alma, sobre mi mente, una luz inconmutable, no ésta vulgar y visible
a toda carne ni otra cuasi del mismo género, aunque más grande, como si ésta brillase más y
más claramente y lo llenase todo con su grandeza. No era esto aquella luz, sino cosa distinta,
muy distinta de todas éstas.
Ni estaba sobre mi mente como está el aceite sobre el agua o el cielo sobre la tierra, sino
estaba sobre mí, por haberme hecho, y yo debajo, por ser hechura suya. Quien conoce la
verdad, conoce esta luz, y quien la conoce, conoce la eternidad. La Caridad es quien la
conoce.
S. AGUSTÍN: Confesiones libro VII, cap. 10, 16
Como hemos visto en el apartado anterior, el hombre, cada hombre concreto sujeto de
redención, posee dentro de sí una realidad que se muestra como razón. La razón es para S.
AGUSTIN el alma en sentido propiamente humano, aquel aspecto que lo diferencia de los
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demás seres vivos. Esta alma posee diversos niveles, relacionados con los niveles del
conocimiento, razón superior y razón inferior, siendo la primera la que lo acerca a Dios. El
alma es lo que define propiamente al hombre y es una sustancia dotada de razón destinada
a regir un cuerpo. Esta concepción manifiesta una visión dualista, al estilo platónico, según
la cual el hombre es un compuesto de dos elementos: alma y cuerpo.
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5.1 El libre albedrío
El hombre, heredero del pecado original, nace con una voluntad débil. Esta voluntad,
en cuanto capacidad de elección, es entendida como libre albedrío, es decir, capacidad de
decidir libremente. Precisamente es esta capacidad de decisión la que se encuentra
deteriorada en el hombre y no sólo deteriorada sino inclinada más en favor del mal que del
bien. Desde esta situación, al hombre le sería casi imposible obrar el bien, y, por lo tanto,
difícil atribuirle responsabilidad moral.
No salgas de ti mismo, vuelve a ti, en el interior del hombre habita la verdad; y si encuentras
que tu naturaleza es mudable, levántate por encima de ti mismo.
S. AGUSTIN: De vera Religione, 39
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Lo que busca no es sólo entender al hombre aislado, sino explicar su destino como
miembro de una colectividad. Con ello pretende encontrar el sentido de la historia, de la
historia humana, que debe tener alguna relación con la Historia Sagrada y la visión
escatológica que aparece en la Biblia. Esta interpretación considera -ya lo hemos dicho- un
tiempo final, el tiempo de la salvación. Al plantear la historia desde esta perspectiva. inicia lo
que posteriormente será entendido como filosofía de la historia pero, por la carga religiosa
desde la que se interpreta, es, fundamentalmente, una teología de la historia.
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No se trata, sin embargo, de dos localizaciones o poderes concretos sino de dos
formas de comportamiento que no impiden su mutua influencia. Así, se puede participar de
la ciudad terrena y, sin embargo, trabajar en favor de la ciudad celestial (recordemos la
polémica con el donatismo), o participar en la ciudad celestial y servir a los intereses de la
terrestre. La única forma que ve S. AGUSTÍN de que esta influencia sea mutuamente be-
neficiosa es el que ambas ciudades, Babilonia y Jerusalén, se rijan por los valores
espirituales, que busquen en sus actuaciones los intereses divinos y no los terrenales.
Esta teoría sirvió para justificar más tarde el poder temporal de la Iglesia, el
predominio de la Iglesia sobre el Estado, del Papa sobre el Emperador. A la consolidación
de esta teoría contribuyó el poder judicial y político que los obispos obtuvieron en los
tiempos finales del Imperio Romano, poder que se incrementó a la caída del Imperio
Romano de Occidente, por ser la Iglesia la única sociedad jerárquicamente organizada que
perduró en aquella hecatombe.
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existente de acuerdo con las ideas eternas, es decir con las ideas de la mente divina:
ejemplarismo divino.
La creación del mundo es un acto libre de la voluntad divina, un acto único, ya que
crea tanto lo que existe actualmente como lo que existió o existirá según su propio plan. Lo
creado se despliega en el tiempo pues, al crear, creó el tiempo: las cosas fueron hechas no
como cosas sino como gérmenes, semillas, que se despliegan en el tiempo.
Como criatura de Dios, el mundo tiene que mostrar de alguna forma la perfección
divina. Sin embargo, hay en el mundo aspectos que parecen ser negativos, contrarios a esa
perfección, como pueden ser las enfermedades, la violencia, o los defectos en los seres
naturales y en los comportamientos humanos. Es lo que suele entenderse como la
presencia del mal. Este tema, recordemos, es uno de los núcleos de
Lo que existe como discusión de S. AGUSTÍN contra los maniqueos.
bien creado es
susceptible de
corrupción y por lo
tanto de alteración. S. AGUSTIN considera que el mal, tanto físico como moral,
La alteración, sin no puede ser objeto de creación divina porque denotaría
embargo, no es
cambiar la sustancia imperfección, sino, simplemente, una carencia, una privación y, en
sino modificarla y
esta modificación es cuanto tal, no es algo realmente existente.
el mal; el cual
solamente puede
existir como una Pues ¿qué otra cosa es el mal, sino privación del bien? Del mismo
modificación del modo que, en los cuerpos de los animales, el estar enfermos o
bien. Es, pues,
requisito necesario
para que se dé el
mal la existencia del 23
bien.
heridos no es otra cosa que estar privados de salud -y por eso, al aplicarles el remedio, no se
intenta que los males existentes en aquellos cuerpos, es decir, las enfermedades y heridas,
se trasladen a otra parte, sino destruirlas, ya que ellas no son substancia, sino al teraciones
de la carne, que, siendo substancia y, por lo tanto, algo bueno, recibe estos males, esto es,
privaciones del bien que llamamos salud-, así también todos los defectos de las almas son
privaciones de bienes naturales, y esos defectos, cuando son curados, no se trasladan a
otros lugares, sino que, no pudiendo subsistir con aquella salud, desaparecen en absoluto
[...]. Sin el bien no podría existir el mal. El bien que carece de todo mal, es el bien absoluto;
por el contrario, aquel al que está adherido el mal, es un bien corrupto o corruptible; y donde
no existe el bien, no es posible mal alguno. De aquí se deduce una ex traña conclusión: que,
siendo toda substancia, en cuanto tal, un bien, parece que cuando a la substancia corrompida
se la denomina mala, se afirma que el mal es lo mismo que el bien, y que el mal no existe
sino en cuanto existe el bien; pues toda naturaleza es un bien, y no existiría cosa mala alguna
si esa misma cosa que es mala no fuese substancia. De donde se sigue que no se da el mal
sin el bien. Y aunque esto parezca absurdo, sin embargo, la trabazón de este razonamiento
exige necesariamente esta conclusión.
S. AGUSTÍN: Enquiridión, XI, 3; XIII, 4
De esta forma apunta S. AGUSTIN en dos direcciones distintas ante el problema del
mal. Por un lado da una respuesta a un problema de carácter metafísico: todo lo que es
sustancia es bueno y el mal no es sustancia pues, si fuese sustancia, sería bueno. Por otro
contesta desde una perspectiva moral al referirse al origen del mal generado por el hombre.
En este caso el mal es producto de la voluntad humana, que hace un uso indebido de la
naturaleza, que usa mal del bien, pervirtiendo así la obra de Dios, obra por sí mismo sin
tener en cuenta a Dios, alejándose de Dios, de la obediencia a Él debida.
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ACTIVIDADES
De comprensión
1. ¿Qué se entiende por hermetismo, diatriba, sincretismo, hipóstasis, patrística y
apologética?
2. ¿Qué entiende S.AGUSTIN por sabiduría?
3. ¿Qué entiende por iluminación?
4. ¿Qué es el conocimiento contemplativo?
5. ¿A qué llama libertad?
6. ¿Qué defiende el cesaropapismo?
7. ¿Cuál es la naturaleza del mal?
De aplicación
8. Expón las diferencias y similitudes que encuentres entre la forma de concebir el
conocimiento en PLATÓN y S. AGUSTÍN.
9. Compara las teorías del latrocinio y de la culminación.
10. Relaciona brevemente por escrito la concepción creacionista de S. AGUSTíN con la
concepción griega del origen del mundo.
TEXTO I
Son las ideas ciertas formas principales o razones permanentes e invariables de las cosas las cuales
no han sido formadas, y por eso son eternas y permanecen siempre en el mismo estado, contenidas
en la divina inteligencia. Y siendo así que ellas ni nacen ni mueren, con todo se dice que está
formado según ellas todo lo que puede nacer y morir, y todo lo que nace o muere.
Sólo al alma racional le es dado el conocerlas
con aquella porción suya que sobresale, es decir, la mente y la razón, que es como cierto semblante
y ojo suyo, interior y espiritual.
Y no cualquier alma racional, sino la que fuere santa y pura, se asegura que es idónea para
tener visión de ellas; es decir, la que tuviere el mismo ojo interior, con que estas cosas se ven, sano,
limpio y sereno, y semejante a la misma realidad que pretende intuir.
Nadie que se precie de hombre religioso, aun cuando sea todavía inepto para aquella visión,
se atreverá a negar o dejar de confesar que todas las cosas existentes, según su naturaleza y
especie, fueron creadas siendo Dios su autor [...] Pues él mismo no miraba ningún modelo exterior a
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sí para fabricar conforme a él cuanto fabricaba. Luego, si la razón de las cosas, antes o después de
crearlas, está en la mente del Creador, donde todo es eterno e inmutable, -y a estas razones
causales de las cosas llamó Platón ideas-, se deduce que ellas son verdaderas y eternas, y
permanecen inalterables en su ser, y con su participación se hace cuanto se crea, de cualquier modo
que fuere.
Ahora bien, el alma racional aventaja a todas las cosas que fueron creadas por Dios, y está
cerca de él; cuando es pura y cuanto más se adhiere a él por la caridad, tanto más participa de la luz
inteligible y tanto mejor podrá ver, no con los ojos del cuerpo, sino con la porción principal, que es su
título de mayor excelencia, aquellas razones cuya contemplación la hace sumamente feliz.
S. AGUSTíN: Sobre ochenta y tres diversas cuestiones
Comenta el texto que transcribimos a continuación atendiendo al tema central del que trata y
siguiendo las cuestiones que se plantean.
TEXTO II
¿Eres razonable cuando pides que yo u otro cualquiera doctor hable para que entiendas lo que
crees? Pues debes corregir tu convicción. No es que vayas a rechazar la fe, sino que vas a
contemplar también con la luz de la razón lo que ya con la firmeza de la fe admitías.
Dios está muy lejos de odiar en nosotros esa facultad por la que nos creó superiores al resto
de los animales. Él nos libre de pensar que nuestra fe nos incita a no aceptar ni buscar la razón, pues
no podríamos ni aun creer si no tuviésemos almas racionales.
Pertenece al fuero de la razón el que preceda la fe a la razón en ciertos temas propios de la
doctrina salvadora, cuya razón todavía no somos capaces de percibir. Lo seremos más tarde. La fe
purifica el corazón para que capte y soporte la luz de la gran razón. Así dijo razonablemente el
profeta. Si no creyerais, no entenderéis. Aquí se distinguen, sin duda alguna, dos cosas. Se da el
consejo de creer primero, para que después podamos entender lo que creemos. Por lo tanto, es la
razón la que exige que la fe preceda a la razón. Ya ves que, si este precepto no es racional, ha de ser
irracional, y Dios te libre de pensar tal cosa. Luego si el precepto es racional, no cabe duda de que
esta razón, que exige que la fe preceda a la razón en ciertos grandes puntos que no pueden com-
prenderse, debe ella misma preceder a la fe.
S. AGUSTIN: Carta 120, 3
11. ¿Qué significan, a tu juicio, dentro del contexto del pensamiento de S. AGUSTIN, las
siguientes expresiones: «entiendas lo que crees», «contemplar con la luz de la razón lo
que ya con Ia firmeza de la fe admitías» , «no podríamos creer si no tuviésemos almas
racionales», «la fe purifica el corazón para que capte y soporte la luz de la gran razón»?
12. Expón cómo entiende la razón S. AGUSTiN.
13. Basándote en el texto que acabas de leer ¿cuáles son las relaciones entre la razón y
la fe para S. AGUSTIN?
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14. A partir del texto y de la forma de explicar las relaciones entre fe y razón en S.
AGUSTIN ¿qué diferencias encontrarías entre las formas de «conocer» por medio de la
razón y por la fe?
BIBLIOGRAFÍA
Fuentes
SAN AGUSTÍN: Obras completas, volúmenes, I, II, III, XVI y XVII. BAC.
Consulta
DANIELOU, J.: Ensayo sobre Filón de Alejandría. Editorial Taurus. Madrid,1962.
GARCÍA-JUNCEDA, J. A.: La cultura cristiana y S.Agustín.Editorial Cincel.Madrid, 1987
GIGON, 0.: La cultura antigua y el cristianismo. Editorial Gredos. Madrid, 1970.
GILSON, E.: La filosofía en la Edad Media. Editorial Gredos. Madrid, 1972.
GRABMANN, M.: Filosofía medieval. Editorial Labor. Barcelona, 1949.
HUTIN, S.: Los gnósticos. Eudeba: Buenos Aires, 1976.
JAEGER, W.: Cristianismo primitivo y paideia griega. Editorial F.C.E. México, 1965.
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Extraído de:
NOESIS: Historia de la filosofía – M. Caballero – J. De Echano – E. Martinez – P. Montarelo - I.
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