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¿Nuestra ideología nos puede llevar a la cárcel?

Cada ser humano es diferente en todo aspecto, cada quien piensa y actúa
diferente de otra persona, es por eso que hoy en día el mundo vive a la
defensiva, porque no respetamos las diferentes opiniones que cada ser
humano pueda tener. En este mundo cada día que pasa hay un sin número de
conflictos y esto debido a que no somos tolerantes con los demás ni con
nosotros mismos, estamos cegados, y no aceptamos las opiniones de los
demás.
José María Arguedas plantea en sus obras el sufrimiento del indígena,
aberraciones que se cometen hacia este, como el quitarle su agua, su terruño,
sus animales, es decir, lo suyo, él quiere reivindicar al indio peruano; todo esto
pone en evidencia su pensamiento socialista, un pensamiento diferente al de
los demás, el cual él defiende a toda costa, por ello lo apresan y lo llevan a “El
Sexto”, por supuestos disturbios y alteraciones del orden citadino, en ese lugar
él tuvo las experiencias más aberrantes como también las más satisfactorias de
la vida, aquellas que todo ser humano en algún momento de su vida
experimenta.
Bien, ahora nos preguntamos, ¿en el Perú existe el derecho a la libertad de
opinión? Supuestamente sí, pero, según mi parecer, eso no es cierto; se puede
apreciar en la televisión, la radio y la prensa escrita, ya que todo lo que se
pueda expresar en dichos medios de comunicación son reguladas las
opiniones, a lo largo de todos estos años lo hemos podido observar. A José
María Arguedas lo que lo llevó a la cárcel fue su deliberada opinión, él lo hizo
como cualquier persona y no pensó en las consecuencias que podía tener el
expresar lo que él pensaba; sin embargo, fue algo dura la consecuencia.
Cuando José María Arguedas pisó “El Sexto” fue testigo de todas las injusticias
que se comenten dentro de esta prisión como el dolor, la angustia, el
sufrimiento, la muerte y demás aberraciones, en la prisión su compañero de
celda es Alejandro Cámac, hombre maduro, campesino, sindicalista y
comunista, Arguedas llega a admirarlo por su sentido de justicia, no le
importaba la militancia partidaria, Cámac era un luchador social y este lo
respetaba. En su misma obra nos podemos dar cuenta de la gran admiración
que le tenía, la forma cómo se expresaba de él lo deja claro: “¿Qué era más
impresionante del Cámac: la claridad de la imagen que tenía del mundo, o los
pocos, los muy pocos medios de los que parecía haberse valido para llegar a
descubrimientos tan categóricos y crueles? Su fecha, sus modales; su modo de
tratarme, ya de tú, ya de usted… Era sin duda un agitador, pero sus palabras
nombraban directamente hechos, e ideas que nacían de los hechos…”
Cuando nosotros convivimos con otras personas ya sea en el lugar que
estemos, cada quien tiene una opinión y pensamiento distinto, pueda ser que
en un intercambio de opiniones podamos coincidir, pero en otras no, es por
eso que Arguedas y Cámac se complementaban bien, podían conversar de lo
que fuera podían coincidir en muchas cosas y a la vez no; pero cada uno
defendía su opinión.
La esencia de cada persona radica en sus opiniones y sus pensamientos cada
quien debe luchar por que estos sean escuchados pero a la vez nosotros
mismos debemos de ser tolerantes y aceptar la opinión de cada ser humano.
Dios nos creó a su imagen y semejanza, pero además a cada quien le entregó
su propia identidad y, por lo tanto, nuestros pensamientos son los que nos
diferencian ya sea de forma errada o correcta. Si creemos que nuestros
pensamientos son correctos debemos de luchar hasta el final para demostrar
así que lo son, sin dañar la susceptibilidad de nadie. Si fuera lo contrario, existe
la tolerancia, el respeto y la empatía que nos ayuda a ser consecuentes.
Nosotros debemos de saber expresar nuestras opiniones de manera correcta,
porque cuando no lo hacemos generalmente se origina un problema. Los
presos del tercer piso de “El Sexto”, apristas, comunistas, etc., llegaron a ser
reos no por haber matado, robado o violado, como los presos de los demás
pisos; sino por su ideología, sus opiniones. El error que cometieron fue el no
saber de qué manera expresarse. El ser humano difícilmente acepta sus
errores; sin embargo, con el diálogo, la comprensión, la tolerancia y sobre todo
el respeto, haríamos que nuestras opiniones se respeten, seremos libres de
poder expresarlas sin dañar a nadie.

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