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HOMOSEXUALIDAD

1. INTRODUCCIÓN:

Antes de comenzar a hablar sobre este tema tan controvertido y que tanta
visceralidad suscita, quiero hacer algunas premisas. Primero advertir que tengo buenos
amigos que son homosexuales y que los aprecio y los valoro como a cualquier otro de
mis amigos y segundo, que por supuesto, creo que el trato discriminatorio y de rechazo
al que se ha sometido a los homosexuales en la cultura occidental y en otras culturas, es
totalmente injusto. Considero que la condición de homosexual no rebaja ni disminuye
en absoluto la dignidad de la persona. Pero esto no me impide afirmar, como psicólogo,
que la homosexualidad es un “handicap” para la persona que la padece y que puede ser
considerada como un trastorno psicológico de tipo neurótico. Alguno podrá aducir que
en el manual DSM-IV que describe las enfermedades psicológicas, editado por la
Asociación de Psiquiatras Americanos, ya no aparece la homosexualidad. Y en 1990 la
OMS la retiró también de las listas de enfermedades mentales.

Efectivamente, la homosexualidad, que siempre había sido considerada como una


“neurosis”, es eliminada de la clasificación de las enfermedades mentales en el año
1973, después de una votación de los asociados presionados por el lobby de
homosexuales. Hay que decir que la Asociación de Psiquiatras Americanos, es un
organismo científico en donde las decisiones no se toman por votación, sino en base a
investigaciones científicas bien realizadas que no dejan pie a dudas, y jamás en su
historia esta asociación ha tomado una decisión por votación, salvo la de la
homosexualidad. Todavía hoy, muchos de los psiquiatras asociados a esta organización
se avergüenzan de aquella decisión tan poco científica y a ese respecto muchos
psicólogos, sobre todo los que trabajan con homosexuales, opinan que la
homosexualidad es una patología y que es curable.

Hoy en día muchos políticos y colectivos gay, se escandalizan cuando se habla de


la homosexualidad como una enfermedad y dicen que eso es tratarles como ciudadanos
de segunda. Yo me pregunto, ¿Acaso el padecer una enfermedad o tener algún defecto
físico significa ser ciudadano de segunda? Si decir que la homosexualidad es un defecto,
implica un desprecio hacia los homosexuales, entonces ¿Cómo se deberían sentir lo
ciegos, mancos, cojos, sordos, diabéticos, hemofílicos, parapléjicos, etc., de los que
nadie duda que tienen un defecto?

Se alude a diversos estudios científicos que supuestamente han demostrado que la


homosexualidad es algo congénito, para así afirmar que ser homosexual está dentro de
la normalidad, pero alguien podría preguntarse: ¿No existen enfermedades que son
congénitas y nadie las considera como normales? Entonces por qué la homosexualidad
va a ser diferente. Por otro lado los tres estudios más importantes hechos para demostrar
el origen genético de la homosexualidad: El Informe LeVay, el informe Bailey-Pillard y
el informe Hamer, todos ellos aparecidos en revistas científicas de prestigio a
comienzos de los años 90, no han resistido la crítica científica, hasta tal punto que sus
autores han debido reconocer que sus conclusiones no eran válidas. Hay que añadir que
Simon LeVay, Richard Pillard y Dean Hamer, autores de los estudios mencionados, se
han declarado homosexuales.
Esto nos sirve también para desmitificar las supuestas investigaciones científicas,
pues los resultados de una investigación no se pueden dar por válidos hasta que no han
sido criticados por el mundo científico y replicados por otros investigadores. Si
estudiamos la historia de la Ciencia veremos cuantas investigaciones científicas han
llegado a conclusiones absurdas y han sido desmontadas por estudios posteriores. Y no
podemos dejar pasar por alto la manipulación de la Ciencia que con frecuencia hacen
algunos grupos, ya sea por intereses económicos (recientemente se ha descubierto que
las tabacaleras americanas han pagado a científicos para que tratasen de demostrar que
el tabaco no es tan malo para la salud como dicen) o para demostrar que su pensamiento
o su ideología son ciertos, basta que pensemos en todas las investigaciones llevadas a
cabo por los científicos nazis para demostrar la superioridad de la raza aria,
investigaciones que hoy en día no soportan la más mínima crítica científica.

Sin ir tan lejos, podemos ver lo absurdo que resulta el hecho de que, movidos por
los colectivos feministas radicales (feminismo de género), hay muchos estudios que
intentan demostrar que las diferencias entre la conducta de hombres y mujeres es debida
exclusivamente a factores culturales, mientras, por otro lado, los colectivos gay tratan
de demostrar científicamente que las diferencias entre heterosexuales y homosexuales es
debida a factores biológicos o genéticos, yendo así contra el más elemental sentido
común.

Por supuesto esto no quiere decir que hemos de menospreciar a la Ciencia, todo lo
contrario, yo como psicólogo experimentalista, creo en la Ciencia; simplemente trato de
poner en guardia contra una aceptación a priori de todo lo que va acompañado por el
adjetivo “científico”.

2. ORÍGEN DE LA HOMOSEXUALIDAD:

En una encuesta realizada a un grupo de varones homosexuales cuando los


encuestados eran preguntados por cuáles creían que eran las causas de su
homosexualidad las respuestas más repetidas fueron las siguientes:

Una relación problemática padre-hijo.

Haber tenido problemas con otros compañeros varones.

Una relación insana madre-hijo.

Haber sufrido abusos sexuales.

Rasgos de personalidad individuales.

Los psicólogos y psiquiatras que trabajan con homosexuales están totalmente de


acuerdo en que las causas determinantes para la homosexualidad son ambientales y
coinciden totalmente con los resultados de la encuesta mencionada. Pero analicemos lo
distintos factores que pueden interactuar en al aparición de un problema de
homosexualidad.

Factores genéticos:
Hemos hablado al inicio de factores genéticos que pueden predisponer a la
homosexualidad, como por ejemplo el caso de niños más débiles físicamente, o niños
muy sensibles; también un retraso en la aparición de las características sexuales
secundarias en la adolescencia, etc. Estos aspectos pueden provocar un rechazo a la
relación con los niños de su mismo sexo pues se sienten ridiculizados por ellos o
rechazados en los juegos por ser excesivamente delicados o poco hábiles y ellos mismos
frecuentemente no se sienten a la altura de los demás, eso les lleva a refugiarse en sí
mismos, por lo que es frecuente que tengan pocos amigos o recurran a la relación con
las niñas, con las que se sienten más cómodos y mejor aceptados.

Estos niños a veces sufren también el rechazo más o menos consciente del padre o
en ocasiones una renuncia del padre a mantener una cierta complicidad con él, a tratar
de introducirle en sus aficiones, frecuentemente porque no entienden bien los gustos o
las actitudes del propio hijo, con lo que al niño se le dificulta la identificación con el
propio sexo.

Factores ambientales:

Cuando se trata de afrontar el tema de la “gestación” de la homosexualidad en una


persona el primer punto a analizar sería el de la identificación sexual. Camilla Paglia,
activista de movimientos de gays y lesbianas escribe:

“La mujer es, el hombre tiene que llegar a ser. La masculinidad es peligrosa y
difícil de asir. Se alcanza sólo rebelándose a una mujer, y es confirmada sólo por los
otros hombres.”

Podemos decir que esta afirmación es del todo cierta. En los primeros meses de la
vida del niño existe una relación profunda con la madre, Se puede hablar de
identificación con ella, para el hijo varón esa relación debe romperse para pasar a una
identificación con el padre, mientras que para la niña es simplemente cuestión de seguir
esa relación inicial. Esto explicaría porqué es mucho más frecuente la homosexualidad
masculina que la femenina.

Esta identificación sexual se inicia ya cuando el niño tiene alrededor de un año y


medio y suele culminar a los tres años, es por eso que muchos homosexuales y
transexuales afirman que ellos desde que tienen memoria siempre se han sentido
distintos. Efectivamente nos encontramos en un momento crucial de la vida del niño en
lo que se refiere a su identificación sexual de cara al futuro, el niño debe realizar bien el
proceso de romper el “cordón umbilical” que le une a la madre, para empezar a
identificarse con el padre y aquí pueden comenzar los problemas. El niño puede tener
una mala relación con su padre o verlo como ausente, lejano o incluso tenerle miedo, si
al mismo tiempo la madre es exageradamente protectora y se resiste a romper la
relación de madre-bebé con su hijo, puede dificultar el proceso y hacer que el niño
prefiera mantener esa identificación con ella.

A esto se pueden sumar las interacciones con sus coetáneos, si el niño no se siente
aceptado por los de su sexo o si se burlan de él, etc. se puede acentuar la tendencia a
identificarse con el otro sexo.
Es muy importante que el niño se sienta aceptado como varón por las personas
significativas para él, sobre todo su padre. Si esto no se da el niño tenderá a identificarse
con el sexo femenino e iniciará un proceso de imitación de gestos, juegos, actitudes, etc.
en mayor o menor grado, pero al mismo tiempo se sentirá inferior, con un complejo de
inferioridad frente a su propio sexo, le parecerá que él no está a la altura y generará una
baja “autoestima sexual”. Lo que puede empujarle, desesperadamente a buscar la
aceptación de los de su propio sexo. No es raro que el niño al ver que su padre presta
más atención a su madre y a sus hermanas tienda inconscientemente a imitarlas para
lograr su atención.

Esta búsqueda de la propia masculinidad, en la aprobación y aceptación de los de


su propio sexo, al llegar a la adolescencia puede mezclarse con el impulso sexual y
aparecer un deseo homosexual.

En general el homosexual masculino presenta una gran obsesión en la búsqueda


de parejas sexuales, porque en el fondo busca su masculinidad y no se siente nunca
satisfecho, manteniendo siempre un “complejo de inferioridad” frente a los otros
hombres y al mismo tiempo una dependencia obsesiva de las relaciones homosexuales
que él mismo sabe en el fondo que no le pueden satisfacer y que le hacen sentirse aún
peor consigo mismo, siendo muy frecuente la depresión y otros problemas de tipo
psicológico. En los círculos gay (homosexuales militantes) se presenta una filosofía
fuertemente hedonista del sexo, queriendo hacer ver que su forma de vida y su
promiscuidad sexual son cosas positivas.

Cuando no se da en los tres o cuatro primeros años de vida de los niños una buena
identificación con su propio sexo, se habla de un Trastorno de Identidad Sexual o de
Género. La APA (Asociación de Psiquiátrica Americana) ha dado una lista de síntomas
que pueden servir para detectar en los niños si nos encontramos frente a un caso de TIS,
es la siguiente:

1. El intenso deseo – o la insistencia repetida – de pertenecer al otro sexo.


2. En los varones, el interés por el travestismo y la tendencia a imitar actitudes
femeninas. En las niñas, la voluntad de adoptar un tipo de vestido típicamente
masculino.
3. La marcada y obstinada preferencia por los roles del otro sexo en los juegos de
representación teatral.
4. El intenso deseo de participar en los juegos y pasatiempos típicos del sexo
opuesto.
5. Una marcada preferencia por compañeros de juego del sexo opuesto.

Estos síntomas pueden aparecer, como decíamos a partir de los 3 ó 4 años, de


todas formas, según Nicolosi, con frecuencia los síntomas no son tan evidentes en el
caso de los varones y más bien se manifiestan en ciertas actitudes como un rechazo a
jugar con otros niños (varones), aversión a los juegos rudos o violentos, repentina
timidez si se deben desnudar en presencia de otros niños varones (pero no en presencia
de niñas), la falta de confianza y de apego con respecto a su padre y con frecuencia un
apego exagerado por la madre.

En la aparición de la homosexualidad o de un Trastorno de Identidad Sexual, los


psicólogos hablan con frecuencia de la Relación Triádica Clásica, que consistiría en la
combinación de un padre ausente o que mantiene una mala relación con la madre y con
el hijo, una madre superprotectora o que busca compensación a la falta de relación con
el padre apoyándose de forma exagerada en la relación con el hijo varón y un niño muy
sensible y emotivo.

Prácticamente todos los homosexuales masculinos manifiestan haber tenido una


mala relación con su padre, el caso de la exagerada relación con la madre no es tan
generalizado, aunque sí muy frecuente.

En el caso de las madres solas es muy importante tener en cuenta tres aspectos:

1. Mantener el control de la relación madre-hijo, es decir, evitar caer en la


tentación de buscar en el hijo varón un sustituto al marido estableciendo
con él niño una exagerada relación de dependencia, el niño con una poco
establecida identidad sexual puede sentirse confuso e identificarse con la
madre.
2. Animar el proceso de identificación masculina del hijo varón. El niño
debe ser consciente de que su masculinidad es algo distinto de la feminidad
de su madre y valorarlo positivamente. En este sentido es muy importante
la forma en que la madre habla del padre ausente o de otras figuras
masculinas, es decir, poner de relieve lo positivo de las figuras masculinas.
3. Encontrar una figura paterna sustituta: Puede ser un tío, un abuelo, un
hermano mayor o si no una persona cercana, un amigo de la familia, un
profesor, entrenador o monitor de algún club, lo importante es que sea una
figura más o menos estable. Es importante que la madre anime y sostenga
los intereses masculinos del hijo.

Un factor que quizás hasta el momento no hemos puesto demasiado de relieve es


la importancia del grupo de amigos o compañeros del mismo sexo. Como hemos hecho
hasta ahora nos vamos a referir fundamentalmente al sexo masculino, por ser entre los
niños varones donde se da más frecuentemente este problema y porque además se
presenta con mayor fuerza y dramatismo que en el caso de las niñas. Pues bien en los
grupos de niños varones, la relación suele ser ruda, brusca y competitiva, se pasa del
tomarse el pelo recíprocamente a manifestaciones, siempre rudas, de afecto y amistad.

En general el niño prehomosexual se siente incómodo en este ambiente, es


demasiado sensible y no consigue asimilar fácilmente las bromas y el espíritu
competitivo en el que no se siente a la altura, por tanto tiende a aislarse, a jugar sólo, a
no practicar deporte y a buscar compañía femenina con quien no encuentra estas
dificultades. Es muy fácil que en estas circunstancias el niño varón desarrolle un
complejo de no estar a la altura y se sienta menos que los demás, distinto.

Hay otro aspecto que según las estadísticas influye mucho en la aparición de la
homosexualidad. En encuestas realizadas en USA entre homosexuales aparecen
porcentajes de hasta un 61% de abusos sexuales sufridos en la infancia y
preadolescencia. Cuando se habla de abusos sexuales frecuentemente son relaciones de
tipo sexual que pueden no ser vistas como tales abusos, pues son realizadas por varones
poco más o menos de la misma edad o poco mayores que ellos. Hay que decir que este
tipo de relaciones en niños con cierta predisposición pueden ser determinantes y
empujarles definitivamente hacia la homosexualidad. Aquí vale la pena decir que
estadísticamente se sabe que aproximadamente un 17% de los niños varones entre 12 y
13 años no tienen clara cual es su inclinación sexual, si en esos momentos mantienen
relaciones de tipo homosexual con otros niños de su edad o algo mayores que ellos, al
resultarles muy placenteras, pueden generarles un condicionamiento hacia este tipo de
relaciones y hacerles creer que son homosexuales.

Podemos imaginarnos el riesgo que supone en este momento el hecho de que en


muchos ambientes educativos se está animando a los preadolescentes a que prueben de
todo para averiguar cuál es su inclinación sexual.

3. LA HOMOSEXUALIDAD FEMENINA:

Con respecto a la homosexualidad femenina hemos hablado muy poco, porque


como decíamos antes, es menos frecuente y menos estable; pero creo importante
dedicarle algunas líneas:

En el caso de las niñas prehomosexuales se suelen presentar los siguientes


antecedentes:

1. Niñas que tienen una mala relación con la madre, que hayan sido
descuidadas por ésta o bien que la madre misma sea una persona muy sumisa
provocando rechazo en la niña, sobre todo si se da al mismo tiempo una
buena relación con el padre.
2. Niñas que no teniendo una buena relación con la madre o en ausencia de
ella, tienen un padre que en ausencia de hijos varones proyecta en ella sus
expectativas.
3. Niñas que han sufrido abusos sexuales por parte de algún adulto durante
su infancia generándoles miedo hacia los hombres.
4. Algunos psicólogos ponen de relieve también el caso de niñas educadas
por madres muy narcisistas que consideran a la hija como una proyección de
sí mismas y no les dan la oportunidad de sentirse ellas mismas distintas de su
madre. Esto puede darse en un sentido positivo, de exagerado apego de la
madre por la hija o negativo, de rechazo total hacia la hija, en ambos casos
con consecuencias no deseables.
5. En la literatura psicológica sobre el tema se habla también mucho de
madres depresivas y por tanto poco afectuosas, distantes, resultando un
modelo no atractivo para la niña.
6. Se dan casos en los que siendo el padre un maltratador, la niña lo
defiende en un mecanismo denominado “identificación con el agresor”, pues
viendo la niña el maltrato al que es sometida la madre, a nivel inconsciente
concluye que es mejor no ser mujer o no mostrar actitudes femeninas.

En cuanto a las características que presentaría una niña con un TIS, podríamos
destacar el hecho ya mencionado de querer vestir al estilo de los chicos, frecuentar
amistades masculinas, preferencia por actividades deportivas y juegos masculinos,
negarse a vestir atuendos femeninos, como faldas, querer llevar el pelo corto y en los
casos más serios negarse a orinar sentada, haciéndolo siempre de pie y la fantasía de que
con el tiempo le crecerá el pene. En la adolescencia aparecerá un rechazo al desarrollo
de los senos y por supuesto a la menstruación.
Una cosa que si conviene señalar es que así como en el caso de los varones las
actitudes afeminadas son un elemento muy importante y una señal muy clara de una
posible homosexualidad no sucede lo mismo con la niña “marimacho” pues con mucha
frecuencia estas niñas al llegar a la adolescencia se feminizan y no manifiestan ningún
problema de identidad sexual.

Es también interesante hacer notar que en las niñas domina el factor afectivo y la
aparición de las relaciones homosexuales suele ser mucho más tardía, por un lado
porque la conciencia de la homosexualidad va apareciendo a través de una relación
afectiva gradual y por otro, porque las mujeres son mucho menos sexuales que los
hombres; en los niños, en cambio, la toma de conciencia de ser homosexuales se da
mucho antes, en general por una relación sexual experimental.

En el caso de las niñas con TIS, al contrario que en el de los niños, es importante
que el padre se distancie para que la madre pueda acercarse más a la niña y facilitar así
la identificación sexual. No obstante, es siempre importante la presencia afectuosa del
padre y una buena relación con él, lo que ayudará a la niña a sentirse, más tarde, digna
del amor de otro hombre, en cambio un padre ausente o demasiado distante puede
dificultar a la hija el llegar a comprender a los hombres.

4. ACEPTACIÓN SOCIAL DE LA HOMOSEXUALIDAD:

Con respecto a los matrimonios homosexuales conviene sentar algunas premisas,


por ejemplo, culturalmente e históricamente no existe ni una sola sociedad que haya
jamás equiparado la relación homosexual al matrimonio, porque evidentemente el
matrimonio cumple una función social de gran trascendencia, como es el procrear y
educar a los hijos, que garantiza la supervivencia del pueblo y de la cultura. En el caso
de las parejas homosexuales no cumplen ninguna función social, por tanto equipararlos
al matrimonio es totalmente injusto para las parejas heterosexuales. Esto no excluye que
se pueda encontrar alguna fórmula para dar reconocimiento jurídico a las parejas
homosexuales.

Por otro lado, muchas personas piensan ingenuamente que aceptar el matrimonio
homosexual es algo que sólo atañe a los homosexuales y que no puede hacer ningún
daño a la sociedad, y por tanto, ¿Por qué no se va a legalizar? Sin embargo no es en
absoluto cierto, pues la aceptación a nivel legal del matrimonio homosexual va a traer,
entre otras consecuencias, que en todos los medios de comunicación, TV, cine, literatura
y en las escuelas a los niños, ya desde pequeños, se les presente la relación homosexual
como algo totalmente normal y nadie va a poder impedir que a sus hijos les hagan
“propaganda” de la homosexualidad y del matrimonio homosexual, y se les invite a
probar para elegir el modelo que más les guste, y para muestra ahí tenemos “Educación
para la Ciudadanía”.

Basta pensar que ya hay colectivos que están cambiando los cuentos
tradicionales; ya no es la Cenicienta y el príncipe, ni la Bella Durmiente y el príncipe,
¡no! A partir de ahora será el Bello Durmiente que recibirá el beso del príncipe y se
casará con él.

Todo esto puede tener unas graves consecuencias en la identificación sexual de


los niños, creándoles fuerte confusión sobre los roles sexuales y a la larga, puede llevar,
si no a la destrucción, al menos a un fuerte deterioro de la familia. Primará cada vez
más la búsqueda del propio bienestar, el egoísmo, sin compromisos de ningún tipo, sin
asumir la función social que la familia desarrolla.

Esta confusión se hará más patente en los niños adoptados por parejas
homosexuales, donde la falta de modelos claros les creará una gran perplejidad pues no
sabrán con quién identificarse; o bien generarán actitudes de tipo homosexual, pues no
olvidemos que según la mayoría de los estudios es claro el componente de aprendizaje
en la aparición de la homosexualidad, de hecho existen ya estadísticas que confirman
que entre los niños educados por parejas homosexuales se da un 60% más de
posibilidades de que sean homosexuales con respecto a los educados en parejas
heterosexuales.

Al margen de todo esto sorprende la prisa y la falta de diálogo con la que se ha


tramitado la ley de matrimonios homosexuales, cuando ha habido opiniones jurídicas de
mucho peso como la del Consejo de Estado, advirtiendo que dicha ley puede ser
inconstitucional y la del CGPJ en la misma línea, sin hablar de las casi 600.000 firmas
recogidas por el Foro de la Familia y el comunicado conjunto de las religiones
mayoritarias en España. Todas estas organizaciones e instituciones sólo han pedido más
diálogo y más consenso.

Curiosamente se puede decir que para que los homosexuales puedan contraer
matrimonio no es necesaria ninguna ley pues todos los españoles mayores de edad
pueden hacerlo, lo que se cambia no es la ley, es el concepto de matrimonio y ¿Es al
Estado a quien compete cambiar un concepto universal y tradicional, mantenido durante
milenios en todas las culturas del planeta, sin excepciones? ¿No se estará precipitando el
Gobierno, presionado por algunos colectivos que, además son muy minoritarios? Basta
que pensemos que según el Instituto Nacional de Estadísticas en España existen 1,1%
de varones homosexuales y sin embargo el número de parejas homosexuales sólo
alcanza a 10.474, cifra muy inferior a la que cabría esperar del número de
homosexuales, de esto podemos concluir, primero, que el porcentaje de homosexuales
en la población es mucho más bajo del que los colectivos gay barajan, y segundo, que la
mayoría de los homosexuales no tienen interés en vivir en pareja.

Entonces, ¿Por qué tanta insistencia en el “matrimonio” entre homosexuales?


Para entenderlo bastaría leer las declaraciones de Michael Signorile, activista
homosexual y escritor, citado en Crisis Magazine, 8 de enero de 2004: “Luchar por el
matrimonio del mismo sexo y sus beneficios y entonces, una vez garantizado, redefinir
la institución del matrimonio completamente, pedir el derecho de casarse no como una
forma de adherirse a los códigos morales de la sociedad sino de desbancar un mito y
alterar radicalmente una institución arcaica. [...] La acción más subversiva que pueden
emprender los gays y lesbianas [...] es transformar por completo la noción de familia”.

Por otro lado hemos de tener en cuenta que la mayoría de los homosexuales no
están de acuerdo con los planteamientos de los colectivos gays. En este sentido en la
revista “Época” de octubre de 2004, aparece una entrevista realizada a Ricardo de las
Bárdenas, un homosexual de 27 años que hablando del proyecto de ley sobre
matrimonios homosexuales dice: "Hay un gran número de homosexuales que no está a
favor de esta propuesta del Gobierno Socialista, pero que no se atreve a dar la cara". Y
con respecto al matrimonio: "Es una palabra mal usada, el matrimonio se refiere a la
unión de un hombre y una mujer. Que se hable de unión civil, me parece correcto, pero
nunca de matrimonio como tal." Sobre la estabilidad de las parejas homosexuales
afirma: "Es muy difícil encontrar a alguien con el que te quieras hacer viejo. En el
mundo gay hay mucha locura. Encontrar a alguien que lleve una vida medianamente
normal es muy difícil. Hay mucha inestabilidad emocional".

Efectivamente todos los estudios hechos sobre parejas homosexuales concluyen


que son tremendamente inestables sobre todo las formadas por varones, y en los pocos
casos en los que se da una cierta estabilidad la desconfianza mutua es enorme y fuente
de continuos conflictos. Veamos algunos datos citados por Aquilino Polaino en su
reciente aparición en el Senado: “A propósito de Estados Unidos, diré que en lo relativo
a la estabilidad de la relación sentimental el 28 por ciento de los homosexuales
estudiados de una muestra de 600 habían tenido 1.000 o más compañeros; el 15 por
ciento entre 100 y 249; el 9 por ciento entre 50 y 99; y un solo compañero sólo se daba
en tres casos, y de estos 600 homosexuales la mitad tenía menos de 35 años. ¿Cuánto
dura esa estabilidad de la pareja? El 9 por ciento no había tenido una relación duradera,
el 17 por ciento había tenido una, el 16 por ciento dos, el 20 por ciento tres, el 13 por
ciento cuatro, el 16 por ciento entre seis y 87. ¿Se han realizado estudios en España?
Voy a citarles uno, los datos de la primera encuesta nacional sobre los hábitos sexuales
del colectivo gay, que fueron publicados en el año 2002 y patrocinados por la
federación estatal de lesbianas y gays. Según esos datos, un varón homosexual tiene
relaciones con 39 personas distintas como media a lo largo de su vida. Esto, en palabras
del biólogo Vincent en su libro Biología de las Pasiones, se traduce en que la
homosexualidad resultaría de un déficit en la función de alteridad; es decir, en el
reconocimiento del otro, función que es primordial para el amor. El homosexual se
elegiría a sí mismo sin querer aceptar la diferencia.”

Este mismo hecho es un inconveniente añadido a las adopciones de niños por


homosexuales, y no podemos olvidar que son los niños los que tienen derecho a ser
adoptados y no los padres a adoptar. La adopción es una cuestión de una extraordinaria
responsabilidad. Según el Convenio Internacional de la Haya, debe tener como principio
básico "respetar el interés del niño" y como finalidad "encontrar una familia para un
niño y no un niño para una pareja".

Si nos referimos a los estudios científicos de los que habla el Gobierno, que
demostrarían lo supuestamente beneficiosa que es para los niños la adopción por parte
de parejas homosexuales, es muy interesante leer el artículo “Homoparentalidad” del
profesor de la Universidad de Lyon, Xavier Lacroix, publicado en el “Lexicón”, en el
que pone de relieve las graves deficiencias científicas de los estudios que aparecen más
citados para defender que la adopción de niños por parejas de homosexuales no supone
ningún daño para ellos. Según este profesor, después de analizar detalladamente
decenas de estudios presentados como prueba de la bondad de estas adopciones,
concluye que todos ellos adolecen de graves defectos metodológicos lo que impide que
se puedan tomar en consideración sus resultados. En efecto, estos estudios presentan
serias deficiencias en el muestreo, en el diseño experimental, en el grupo control, en el
material utilizado para la recogida de datos y en la poca seriedad con la que se sacan las
conclusiones.

5. RECUPERACIÓN DE LA HOMOSEXUALIDAD:
Con respecto a la posibilidad de curación de la homosexualidad hay gran cantidad
de psicólogos y psiquiatras que trabajan o han trabajado con éxito en la recuperación de
homosexuales, (Masters y Jonson, Cohen, Van den Aardweg, Bieber, Socarides,
Nicolosi, Hatteter, Gershman, Hadden, Hamilton, Barnhouse, Ellis y muchos otros) y
todos ellos afirman que la homosexualidad es una neurosis que se fragua en la infancia
y cristaliza durante la adolescencia y que, como toda neurosis, es curable. Curiosamente
todos estos estudiosos se encuentran con grandes dificultades para publicar sus trabajos
e investigaciones, pues son boicoteados sistemáticamente por la APA cuando presentan
estudios sobre la posibilidad de recuperación de los homosexuales. En castellano
podemos encontrar algunas publicaciones sobre este tema que pongo en la bibliografía y
también podemos consultar las páginas web: www.peoplecanchange.com o bien la
página en castellano: www.courage-latino.org

Un hecho interesante sucedió en la reunión anual de la APA de 1999, cuando a la


salida, el prestigioso psiquiatra dr. Robert Spitzer, que había liderado el grupo de
psiquiatras que en 1973 había eliminado la homosexualidad del Manual de las
enfermedades mentales, fue abordado por un grupo de manifestantes ex homosexuales
que estaban en contra de la reciente decisión de la APA oponiéndose a las terapias
dirigidas a los homosexuales que querían volver a la heterosexualidad. Llevaban
carteles que decían: “Los homosexuales pueden cambiar – Nosotros hemos cambiado”.
“No me condenéis a un estilo de vida que me estaba matando física y espiritualmente”
“La APA ha traicionado a América con una ciencia ‘políticamente correcta’”. Mientras
algunos psiquiatras trataban de arrancar de las manos de los manifestantes los carteles,
otros les animaban.

Pues bien, a raíz de lo antes narrado, en mayo del año 2001 el dr. Spitzer presentó
una ponencia en la que textualmente reconoce: “Yo, como la mayor parte de los
psiquiatras, pensaba que los comportamientos homosexuales podían ser frenados por
medio del autocontrol, pero no que pudiesen realmente cambiar. Hoy creo que es falso,
porque algunos individuos consiguen realmente cambiar.”

De todas formas hay que decir que el proceso no resulta fácil; por lo que hemos
explicado hablando de cómo se genera la homosexualidad se puede entender que la
homosexualidad es una neurosis que puede llegar a estar fuertemente arraigada en
nuestro inconsciente generando una serie conductas que al ser placenteras quedan
fuertemente reforzadas haciendo muy difícil el abandonarlas, por otro lado el elemento
neurótico de la sensación de inadecuación a la masculinidad empuja con fuerza a la
persona con problemas de homosexualidad, a buscar esa masculinidad que percibe
como ausente en él, de una forma compulsiva muy difícil de controlar.

Por todo lo dicho se entiende que para abandonar la conducta homosexual y hacer
desaparecer la pulsión en esa dirección se necesita una fuerte motivación que con
frecuencia se da en homosexuales de una cierta edad asqueados por el tipo de vida que
han llevado que les ha hecho sentir un gran vacío interior y en gran medida, también en
personas que han tenido una educación religiosa y añoran el amor puro y desapegado
que la religión les propone.

Es importante destacar que todo homosexual que supera su neurosis se descubre


heterosexual, es decir, la homosexualidad es como una capa de pintura que cubre la
verdadera naturaleza de los impulsos sexuales de la persona.
Para poder superar la homosexualidad por tanto, debe haber una fuerte
motivación, si es religiosa mucho mejor, al mismo tiempo se debe llevar una terapia
psicológica, llevada adelante por un psicólogo con experiencia y el apoyo de un grupo
de personas, familiares y amigos o grupos de ex homosexuales. El proceso puede
resultar muy largo, fácilmente un par de años, pero si se persiste y no se abandona la
terapia suele concluir con éxito.

Muchos se preguntan si vale la pena “curar la homosexualidad”, si eso al final lo


único que va a traer para estas personas es más sufrimiento, si no es mejor dejarles
tranquilos que hagan su vida.

Hoy en día los colectivos y organizaciones Gay tratan de presentar la


homosexualidad como un estado superior del ser humano y a los homosexuales como la
esperanza de la humanidad; proclaman a los cuatro vientos que la homosexualidad es la
forma mejor de alcanzar la plenitud y hacen de la práctica del sexo el camino para llegar
a la felicidad.

Pues bien resulta interesante escuchar los testimonios de homosexuales que han
podido “curarse” o de otros que aún no habiéndolo hecho siendo conscientes de lo
negativo de la vida homosexual han decidido vivir apartados de ese mundo. Por ejemplo
en una encuesta hecha, en USA a 189 hombres que estaban tratando de dejar la
homosexualidad éstos afirman que están dejando la homosexualidad "por el dolor que
causa la propia vida homosexual" y esto lo afirmaron el 77% de los encuestados.

La mayoría de los homosexuales que no militan en los grupos Gay, (es importante
ser conscientes que dichos grupos sólo representan a una minoría de los homosexuales)
reconocen que la vida que hacen a nivel afectivo y relacional es muy dura y frustrante.
Recientemente hemos tenido el testimonio de dos líderes del movimiento Gay
norteamericano que públicamente se han arrepentido de su conducta y han hablado
claramente. Aquí tenemos el testimonio de uno de ellos, Michael Glatze, Editor de la
revista “Young Gay America”, tal y como aparece traducido en la página Web
www.Courage-latino.org “…reveló en julio de 2007, a WorldNetDaily que ha cambiado
de vida y ahora alienta públicamente a los homosexuales a dejar un estilo de vida que,
para él, "es por naturaleza promiscuo y pornográfico.".

Cuando tenía veintipocos años Michael Glatze ya era el editor de la revista Young
Gay America, con bastante éxito en su "sector". Pero aquello quedó atrás.

En el testimonio que ha publicado WorldNetDaily, Glatze cuenta públicamente


cómo ha cambiado. Explica su viaje por el estilo de vida homosexual y recomienda a
los demás, especialmente a los jóvenes, que eviten pasar por lo que él ha pasado.

"La homosexualidad, ejercida en mentes jóvenes, es por su misma naturaleza


pornográfica. Destruye mentes impresionables y confunde su sexualidad cuando
ésta se está desarrollando. No me di cuenta de todo esto hasta que tuve 30 años",
escribe Glatze.

Después de años en primera fila del movimiento gay, Glatze empezó a dudar de
por dónde iba su vida. Sus dudas aumentaron repasando un vídeo de una intervención
que hizo en un debate público, en el que él salía como "experto" del bando pro-
homosexualismo.

"No sabía a quién acudir con mis dudas... y me giré hacia Dios", explica. A
raíz de una enfermedad previa -relacionada con su forma de vida-, hacía un tiempo que
ya había establecido una relación con Dios.

"Vi claro, a medida que pensaba el tema, y lo rezaba, que la homosexualidad nos
impide encontrar nuestro auténtico yo interior. No podemos ver la verdad cuando
estamos cegados por la homosexualidad", escribe.

"Creemos, bajo la influencia de la homosexualidad, que la lujuria no sólo es


aceptable, sino una virtud", apunta.

Desde ese momento empezó a llamar a sus deseos homosexuales por su nombre:
lujuria. Y buscó centrarse en su yo más verdadero para empezar un proceso largo de
sanación.

"Sanar las heridas causadas por la homosexualidad no es fácil", dice. "Hay poco
apoyo obvio. El apoyo que puedes recibir es ridiculizado, ofendido, silenciado y
humillado por la retórica, o ilegal a causa de leyes retorcidas. Parte de la agenda
homosexual es que la gente deje de considerar que la conversión es una pregunta
viable, que se puede hacer esa pregunta, dejando a un lado incluso si funciona o no."

"En mi experiencia, salir del armario de la influencia de la mentalidad


homosexual fue la experiencia más liberadora, hermosa y asombrosa que he tenido en
toda mi vida", dice.”

Otro de los testimonios lo ha dado Charlene E. Cothran, también editora de otra


revista, la revista “Venus”. Transcribo la noticia dada por una página Web de ex-
homosexuales: “Charlene Cothran, una de las más prominentes lesbianas afro-
americanas de Estados Unidos, fundadora y editora de la revista homosexual “Venus”,
anunció sorpresivamente su conversión al cristianismo en el último número de la
revista, y su decisión de cambiar el rumbo de la publicación para ayudar, en adelante, a
la recuperación de homosexuales.”

Estos son sólo algunos testimonios de los muchos que se podrían citar tomados de
las manifestaciones de tantos homosexuales que reconocen honestamente cuál es la
realidad de la vida que realizan y de muchos que, como decíamos antes, han decidido
abandonar este tipo de vida, precisamente por el malestar y la frustración que les
producía. Todos éstos muestran la verdadera cara de lo que se vive en los ambientes
homosexuales que independientemente de la moral y de las creencias hacen evidente
que el estilo de vida que realizan es duro, frustrante y generador de mucho sufrimiento
por lo que no es aconsejable ni deseable para nadie. Y sin más ahí están las estadísticas
sobre el número de suicidios entre los homosexuales, el número de alcohólicos y de
drogadictos, que es muy superior al de los heterosexuales; los colectivos gay afirman
que eso es debido a la discriminación social que sufren los homosexuales, pero en
sociedades como la de San Francisco en USA o en Holanda, en donde la
homosexualidad está plenamente aceptada desde hace tiempo, los índices antes
mencionados son prácticamente idénticos.
6. CONCLUSIÓN

1. El homosexual es una persona que sufre un handicap, por tanto debemos tener
hacia él una atención especial y brindarle nuestro apoyo.
2. Decirle a un homosexual que su condición es algo normal, es un engaño y
estamos contribuyendo a su infelicidad y a su sufrimiento, no olvidemos que el
mundo homosexual es tremendamente promiscuo y egoísta.
3. La homosexualidad no es algo congénito si no adquirido aunque es cierto que
puedan darse ciertas predisposiciones congénitas.
4. El mundo occidental ha querido reconocer a la homosexualidad como algo
normal acusando de discriminación al que argumenta, incluso con datos
científicos, que la homosexualidad es algo patológico. Pensemos que se trata
simplemente de una corriente de pensamiento basada en valores de tipo
hedonista. No caigamos en la trampa de apoyarlas en nombre de una mal
entendida caridad.
5. La homosexualidad se puede prevenir con una correcta educación y en caso de
presentarse en los niños trastornos de identidad sexual se puede intervenir de
forma muy eficaz para que dicho trastorno no cristalice, llegada la adolescencia,
en una conducta homosexual.
6. Con frecuencia en la adolescencia se pueden presentar dudas sobre la propia
identidad sexual que si son manipuladas por un entorno que ve a la
homosexualidad como algo normal pueden llevar a muchos adolescentes hacia
conductas homosexuales.

Iñaki Guerrero Ostolaza

Psicólogo, máster en Psicología Clínica

ALGUNOS LIBROS INTERESANTES EN ESPAÑOL

COHEN, Richard: “Comprender y sanar la homosexualidad” Edit. Libros Libres.

CONSEJO PONTIFICIO PARA LA FAMILIA: “Lexicón” Edit. Palabra.

IRALA, Jokin: “Comprendiendo la homosexualidad” Edit. EUNSA.

MORRISON, David: “Un más allá para la homosexualidad”. Edit. Palabra.

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