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17/02/2020

Universidad Pontificia Bolivariana.


Jaider Enrique Hoyos Guerrero.

INFORME DE LECTURA SOBRE EL CAPITULO BIBLIA Y PALABRA DE DIOS.


Antonio M Artola y Manuel Sánchez Caro. Autores del libro Introducción al estudio
de la Biblia (Biblia y palabra de Dios). En este apartado se trata de dar respuestas
a las siguientes preguntas: ¿Cómo puede ser palabra de Dios los escritos en un
libro humano? ¿Por qué escuchamos la palabra de Dios en unos determinados
libros? También el autor trata de evidenciar lo que es la palabra de Dios vista
desde el Antiguo y Nuevo Testamento.
En este escrito tratare dar a conocer de manera objetiva los postulados en esta
primera parte del libro, titulada “Biblia y Palabra de Dios”. Esta constituido de la
forma en la que esta constituidos los postulados del texto original, evidenciando a
mi modo de ver los postulados mas importantes y los que mas me llamaron la
atención. Iniciando por un postulado de revelación vinculada a la Palabra de Dios.
La palabra de Dios en el nuevo y antiguo testamento.
La revelación no será otra cosa sino la palabra de Dios en cuanto dotada de un
sentido divino que se da a conocer al hombre. En el cristianismo, la etapa de la
palabra-escritura, culmina en la Encarnación. La palabra personal del Padre
asume al ser humano de Jesús elevándolo a un orden estrictamente divino. Para
el cristianismo, no hay duda alguna de que en la Encarnación la palabra de Dios
reviste un sentido estrictamente divino, donde de cierta manera alcanza plenitud.
El autor en este capítulo titulado “Biblia y palabra de Dios” trata de dar respuesta
de una manera más enfática a estas preguntas; ¿Es igualmente estricto y propio
en sentido en que dicha palabra se atribuye a otras locuciones que nos son la
Encarnación?, ¿Cuál es el verdadero alcance de la palabra de Dios en la
revelación y en la escritura?
La palabra solo se puede llamar Palabra de Dios, cuando se da una manifestación
y esta esta de cierta manera vinculada con lo divino. En el AT según Jeremías,
son tres las principales formas de la palabra de Dios: La Ley, La Sentencia
Sapiencial y el Oráculo profético.
El vocablo principal para designar la palabra de Dios en el AT es el Dabar. Este
Dabar puede tener tres significados: el primero, es el acto mismo de pronunciar
una palabra o de hablar; el segundo, es el contenido neótico o sentido de la
Palabra; el tercero, es la cosa misma denominada por la Palabra. En el orden de
los sucesos, Dabar es el evento en sí, el suceso histórico.
La misión profética. El momento de la locución profética, aparece como una
culminación existencial largamente preparada. El profeta se presenta como
elegido y consagrado ya desde la eternidad para la misión profética. Lo primero
que realiza la palabra de Dios es construir al hombre en profeta. Hasta que punto
el ser de cada profeta queda afectado por la palabra, lo evidencia Jeremías,
cuando quiere renunciar a la palabra, pero la palabra es más fuerte que él. De
esta convicción firme del profeta con la palabra surge la convicción de que sus
oráculos son palabras de Yahvé. “Así dice Yahvé”.
Según el AT, Yahvé es el único dios que anuncia de antemano los sucesos del
futuro y los realiza. Un ámbito sumamente interesante en el que aparece la
palabra profética como creadora de los sucesos futuros, es el de las acciones
simbólicas. En ellas el profeta por mandato de Yahvé, realiza, anunciando el
futuro, una serie de gestos dotados de sentido anticipador de ese futuro. En Ez
37,1-14 la nueva historia de Israel, que comenzara tras el retorno, se presenta
bajo el símbolo de los huesos vueltos a la vida por el mandato de la palabra y la
acción del espíritu.
La Palabra y Espíritu en la profecía. La fuerza que acompaña la palabra no
brota del constitutivo mismo del lenguaje, sino que es la fuerza misma del espíritu
Ruah. Ya que este Ruah, es el aliento de Yahvé, lo que permite que se lleve a
cabo el Dabar. Pero también sin el Dabar la Ruah sería algo vacío, pues una vez
anunciada por el Dabar la realidad de la cosa, la Ruah como principio dinámico,
lleva a la realización la idea expresada por el Dabar. El autor plantea que estos
dos están íntimamente unidos, tanto así que el Dabar sin el Ruah, sería algo
ineficaz, al igual que la Ruah sin en el Dabar sería algo vacío. Ambos unidos se
realizan mutuamente en una unidad perfecta; La Ruah realizará lo expresado por
el Dabar.
De este modo el Espíritu como principio dinamizador de la palabra es también el
que explica la unidad que se establece entre la divinidad y el profeta, es decir,
hace de la profecía una verdadera palabra de Dios. Pues es en la realidad divina
donde puede realizarse la unión entre el hombre y Dios. Es menester resaltar que
Jesús al subir a los cielos, prometió dejarnos el espíritu santo como nuestro
consolador, como medio de poder sentir que el está en medio de nosotros y que
no debemos sentirnos solos ya que tenemos el espíritu que nos acompaña a cada
momento.
El sentido de la profecía. La palabra de Dios cobra sentido verdadero, en el
instante de la locución profética, cuando, Dios a través del enviado, hace llegar al
destinatario la locución hec et nunc le interpela. Luego solo queda en el recuerdo y
en la historia. Ya no es palabra de Dios, pero en el pasado en el instante de la
locución, fue en sentido pleno palabra de Dios. Este proceso en la historia es lo
que mantiene un recuerdo vivo y una esperanza. Pues en este sentido podría
hablarse de la resurrección de las palabras, donde el recuerdo cobra nueva vida y
se convierte en una verdadera palabra, que fue dada en un pasado y puede ser
dirigida a un auditorio futuro.
La palabra de Ley. La ley incluye en el AT una compleja gama de prescripciones,
de sentido bien diferenciado. La ley es palabra de Dios en cuanto a que es el
querer del mismo Dios.
LA HISTORIA. El Dabar no solo significa palabra, sino también es un hecho
histórico, el evento, el suceso. Por ejemplo: La creación; esta se atribuye a una
obra conjunta de la palabra y el espíritu. “Por la palabra de Yahvé fueron hechos
los cielos, por el soplo de su boca todos sus ejércitos” (Salmo 33,6). Otro ejemplo
es: La Sabiduría; aunque la sabiduría en el AT no se evidencia como palabra
propiamente de Dios, el autor dice que puede ser entendida como palabra de Dios
en el sentido en que la sabiduría ofrece la doctrina como elemento abstracto o
conceptual del Dabar en su segunda acepción.
La verdad es el compendio de la palaba. La verdad en la palabra de Dios consiste
en fidelidad y cumplimiento de lo que en la locución se ha afirmado. Tratándose de
la palabra profética en su cumplimiento.
El AT cierra con una conciencia bien clara de poseer una palabra bien distinta a la
mera palabra humana, la palabra religiosa vagamente atribuida a Dios. Israel no
llego a determinar que la Escritura es palabra de Dios.
LA PALABRA DE DIOS EN EL NT.
El apóstol san pablo es quien comienza a llamar palabra de Dios al mensaje
evangélico. Su terminología es variada, “palabra de Dios” Palabra del Señor”
“Palabra”. Estos términos los ha mantenido la Iglesia hasta la actualidad, y tienen
en el cristianismo un valor trascendente de honor, valor y respeto a Dios.
Cristo como Palabra de Dios. La predicación cristiana, es autentica palabra de
Dios por la referencia a su contenido, que es Cristo, y a su origen, que es el
mandato de predicar recibido de cristo y a la presencia misma de Cristo resucitado
en el acto del anuncio. La realidad primordial, sin embargo, es la condición de
cristo como palabra de Dios.
Es curioso resaltar que el NT nunca presenta a Jesús recibiendo la palabra de
Dios, al estilo de los profetas según el AT. Tampoco se presenta a Jesús
anunciando la Palabra de Dios al modo de los Apóstoles, pues Jesús predicaba su
palabra y la gente se agolpaba para escuchar aquella palabra y la tomaban como
palabra de Dios. (Lc 5.1). De este modo pues, podríamos afirmar que el AT cobra
mas validez ya que con Jesús y los dichos de Jesús alcanza su cumplimiento. El
concepto de escritura y su utilización litúrgica y kerigmatica llevó poco a poco al
cristianismo naciente a considerar de una forma global todo el AT como palabra de
Dios.
SANTIDAD DE LA ESCRITURA Y PALABRA DE DIOS.
En los últimos tiempos del AT los libros de la Biblia son llamados “santos” y
“sagrados” de igual manera pues el NT aplica esta condición a la Escritura a la
que llama a demás “inspirada por Dios”. En el AT se presenta solo a Dios como
santo, pues Moisés presenta a Yahvé como el único Santo de Israel y el santo por
excelencia. De igual manera es evidente que el NT sigue y mantiene esta teología.
Cuando se habla de la santidad de los lugares, de las personas, de los tiempos o
de los objetos, tal santidad es una condición recibida y añadida a su constitutiva
profundidad. Si la escritura es denominada santa esta debe tener una vinculación
con la santidad de Dios. La palabra de Dios es santa por su conexión inseparable
con el Espíritu. Del mismo modo que el nombre de Dios es Santo, también lo es su
palabra.
A la palabra santificada del AT y a sus libros sagrados el NT los llama Palabra de
Dios. La consagración de las palabras, en cuanto acción sacramental, eleva el
lenguaje humano al rango de la locución divina, esto por medio de un aspecto muy
similar a el sacramento de la eucaristía, donde se pasa de lo profano a lo sagrado,
convirtiendo el pan el vino en cuerpo y sangre de Cristo. La consagración de la
palabra que tiene lugar en la alocución de cristo, y la la predicación apostólica,
adquiere una modalidad nueva en la redacción inspirada de la Escritura.
La consagración de la palabra en la proclamación litúrgica pertenece al orden de
la locución, como la palabra de Cristo, de los profetas y de los apóstoles. Por eso
es una locución divina estricta, ya que en tal proclamación acontece una presencia
formalmente divina y sacramental que produce un efecto de gracia solo atribuible
a Dios.
Es menester reconocer la importancia de este capítulo, pues plantea temas muy
importantes y relevantes en el cristianismo actual. Pues clarifica lo que es y ha
sido palabra de Dios y cuales son sus exigencias en el mundo pagano. También
un tema importante es el tema de la misma palabra en el nuevo y antiguo
testamento, cual ha sido la interpretación y la valoración en cada uno según los
profetas, los apóstoles y Jesús. Mirar o discernir en el mundo actual que es
palabra de Dios es poder identificar la voluntad de Dios en nuestras vidas, y pues
es algo difícil y que requiere una vinculación directa del espíritu santo como
puente del contacto del hombre con lol trascendente, Dios.

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