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Racismo

Introducción

El color de la piel, la cultura o la preferencia sexual, parecen ser un inconveniente


para la convivencia de algunas personas. Desde hace mucho tiempo, se ha
conocido la humillación que sufre un individuo o grupo por otro más dominante. Y
aunque el tiempo ha traído un gran avance tecnológico, no parece haber ayudado
o cambiado mucho la mentalidad de la gente.

La idea de creer que se posee el poder para decidir qué características son
buenas o positivas en una persona, producen expresiones de rechazo y se puede
considerar como racismo, pues el tener la piel oscura o clara no determina el trato
que debe recibir cada persona.

Desarrollo

El racismo se ha transformado considerablemente a lo largo del tiempo, la idea de


diferencia e incompatibilidad de las culturas, es cada vez más amplia. En este
ensayo trataremos de ver su desarrollo histórico, como también tratar de
comprender su origen, contestando inconvenientes que hasta hoy en día siguen
existiendo, para poder afrontar este problema social que puede afectar el
desarrollo de los niños o lastimar a personas adultas y que existiendo una
sociedad más incluyente podría disminuir esta ideología tan arraigada a veces en
las personas.

El racismo en la historia

En el lado histórico de esta problemática mundial podríamos retornarnos al año


1921, bajo el gobierno de Adolfo Hitler, se produjo uno de los más grandes casos
de racismo en la historia, por no decir el mayor. Miles de personas fueron
acribilladas por su preferencia religiosa. No existió justicia y los pocos que se
enfrentaron al gran ejército nazi tuvieron un final indeseable. El odio y la
repugnancia hacia las razas minoritarias o extranjeras se ha dado a lo largo en la
historia con tanta frecuencia que hasta hoy seguimos presenciando ello.

También durante la época colonial se vivió una amplia discriminación racial.


Empezó por los españoles, con una doctrina llamada “la limpieza de sangre”, en la
que aislaban a los ciudadanos con ascendencia de judíos o moros. Muchos fueron
obligados a adoptar la doctrina católica para obtener los mismos beneficios que
los cristianos de aquella época.

Dentro de las colonias españolas en América, se estableció un sistema social que


constituyó roles y privilegios entre las personas. Las llamadas "castas" fueron
desvalorizadas por el régimen dominante debido a su mestizaje.

Entender el significado del racismo no es tarea sencilla, pues se trata de un


fenómeno complejo, multifacético y doloroso. Muchos crímenes cometidos por
racistas fueron inclusive justificados con teorías pseudocientíficas aumentando así
las confusiones.

Dicho fenómeno no pertenece sólo al pasado, es cotidiano, alimentado por las


ideologías defensoras de sociedades basadas fundamentalmente en la
explotación del hombre por el hombre. El tema es también de actualidad ya que en
los últimos años se ha propagado en forma preocupante en distintos puntos del
planeta. Por ejemplo, los neonazis y "skinheads" en Alemania, que incendian
albergues de inmigrantes; los fascistas que en Rusia atacan a estudiantes
latinoamericanos; la discriminación en España contra los "sudacas"
(sudamericanos); etc. Aunque en esta materia, los EE.UU. mantienen por lejos la
delantera.

Es necesario aclarar que no es posible comprender el racismo en toda su


complejidad, sin estudiarlo en nuestra región como uno de los componentes de la
conquista colonial y neocolonial, que generó a su vez las luchas por la liberación
nacional y social.

Hoy el racismo no sólo adquirió mayor relevancia en varios países capitalistas sino
también mayor virulencia y estas características tienden a generalizarse.

Así que este breve repaso de la historia nos muestra que en Occidente el racismo
ha adoptado formas de lo más violentas, agresivas y sutiles. Donde se elaboró
toda una construcción ideológica basada en teorías aparentemente científicas
para justificar etnocidios, genocidios, matanzas, torturas, linchamientos, robo,
pillaje, explotación, opresión, dominación, alienación, etc.

El racismo y su origen

El racismo no puede existir fuera de la historia, es decir, independientemente del


desarrollo y sucesión de formaciones sociales como producto de la lucha de
clases como ya lo hemos mencionado anteriormente, pues a lo largo de la historia,
hubo distintos esfuerzos por establecer relaciones o explicaciones racionales
acerca del racismo. Los méritos de los racionalistas del siglo XVIII, por ejemplo,
son reconocidos como importantes. No obstante, es sólo mediante el uso del
marxismo que podemos llegar a una cabal comprensión del fenómeno y de la vía
para borrarlo de la tierra.

Sería demasiado largo el desarrollo sobre el origen del racismo si quisiéramos


remontarnos a los comienzos de la civilización occidental.

Como ejemplo se encuentran los egipcios que consideraban a todos los pueblos
que no hablaban su lengua como “bárbaros". También los griegos, a su vez,
estaban convencidos de su superioridad y de la supremacía de su civilización.
Varios historiadores consideran que, entre la creencia de la superioridad de una
civilización y de su lengua, a la creencia de la superioridad de una "raza" sobre
otra, no hay demasiada distancia.

Sin embargo, hay que recalcar que no existen datos firmes acerca de
comportamientos racistas hasta el final del mundo antiguo. Si bien es cierto que en
el siglo IV antes de Cristo, Aristóteles en su obra "La Política" desarrolló una teoría
sobre los pueblos esclavos con elementos cercanos al lenguaje o análisis racista.

Pero con el paso del tiempo podemos considerar que el racismo es un nefasto
producto del mundo moderno creado por la civilización occidental que se impuso
como consecuencia de la conquista colonial, en especial cuando mediante
métodos supuestamente científicos se empezó a dividir a la humanidad en grupos
a partir de fenotipos, esto quiere decir; color de la piel, forma de la nariz, textura
del cabello, espesor de los labios, etc. Es decir, clasificar la especie humana a
partir de caracteres anatómicos hereditarios.

Así, de manera arbitraria, se afirmó que una etnia poseía características de


belleza, inteligencia, superioridad y otras las de inferioridad.

Entonces como vemos el racismo es una ideología con bastante arraigo en las
sociedades actuales. Su existencia se funda en una creencia básica: los seres
humanos se dividen en razas; entre las razas existen jerarquías que determinan la
superioridad o inferioridad, según sea el caso de unas frente a las otras. La
posición jerárquica de cada cual se vincula con la subsistencia de características
duraderas e inmutables que las distinguen entre sí, tales como "los rasgos físicos,
las aptitudes y las actitudes psicológicas". Invariablemente, la combinación entre
ellas provoca "un proceso de degeneración de las razas superiores", aunque se
intente decir lo contario, elogiando el resultado de la mezcla, como sucedió en
nuestro país México.

¿Por qué sigue existiendo el racismo y que medidas tomar para afrontarlo?

Un tiempo se pensó que el racismo y sus manifestaciones se debían a un


problema de información. En México, consideraba que para erradicar el racismo
bastaba con enterar a las sociedades de que carecía de bases científicas y que se
podría confiar en que la educación podría contribuir en ello informando; pues de
esta manera, incluso fenómenos como el holocausto sufrido por el pueblo judío
podían prevenirse con la información necesaria. Pues se creía que la barbarie
provocada por la Conquista y la colonia que los reinos europeos impusieron más
allá de sus fronteras se había basado más en la ignorancia que en otra fuente.

Esto hace que aquellos hechos influyan en algunos jóvenes, quienes adoptan una
ideología política errónea, ya sea por la falta de ética moral, educación o del
cuidado de los pensamientos que llegan hasta ellos, dando paso a que se permita
la evolución de una comunidad injusta, vil e ignorante. Donde la delincuencia y
adicciones hacen su mayor aporte.

El pensamiento continuo de que raza prevalece sobre otra continúa formando


caos en la humanidad. El no saber respetar los derechos de los demás, minimizar
los valores o solo hacer uso de ellos cuando sea conveniente llevan a formar una
sociedad cobarde. Y aunque la mayoría dice no apoyar a este conjunto racista,
pocos son los que levantan su voz y defiende la posición de otros que lo
necesitan.

La forma cruel, de actuar con un extranjero, que no comparte la misma etnia o


cultura, es propia de algunos que necesitan oprimir al resto para valorizarse a sí
mismos. Rasgos físicos, de nacionalidad o religiosos dan pie para la aparición de
grupos patéticos con evidentes problemas de autoestima.

Aunque no es satisfactorio admitirlo, la culpa es de todos. Ha sido la propia


humanidad la que ha incentivado a marcar estas diferencias en cada uno. Países,
escuelas, círculos sociales, etc., colaboran cada día para aumentar este rechazo
que, a pesar que se da con menos intensidad en algunos lugares, no deja de ser
un acto de maldad hacia otros.

Parece que hoy no existe el tiempo suficiente para concentrarse en sí mismo. Es


cotidiano escuchar algún comentario despreciable sobre alguien distinto. Es fácil
fijarse en las debilidades del resto que encarar las que alguien propio posee. Y
más aún crear estereotipos que nos afecten de forma personal o social.

Antes era el color, luego el ser de la ciudad o del pueblo, por su diferente aspecto
cultural o lengua. Ahora es el nivel social y económico. ¿Y luego? Posiblemente el
mundo encuentre más formas de despreciarse entre todos. Ya que mientras exista
el hombre, esta seguirá con él. Sin embargo, ¿Aún es posible luchar contra este
mal?

Quizás no se pueda erradicar de todo al racismo, pero es viable inculcar en cada


individuo el respeto y la tolerancia. Recordar que cada miembro de la humanidad
posee el mismo valor y derecho. Que todos son parte de una misma sociedad que
puede evolucionar. El racismo es un problema social que afecta a todos, los
prejuicios deben ser abandonados, los tratos injustos y las conductas agresivas
solo pueden presentarse si lo permitimos y es algo que debemos evitar a toda
costa y tal vez sea esta por medio de la educación.

Problemática del racismo en la educación

Una concepción de la educación donde a los niños se le enseñe más allá del color
de piel, religión, discapacidad, etc, donde los adultos tomaran más allá del simple
estatus social, sino que también transmitieran desde los inicios de la vida un
desarrollo de la artes como también una perspectiva mas amplia a valores que hoy
en día ya no se tocan o que ni siquiera ya se mencionan, porque aparte de la
familia, la escuela también es una parte orgánica de la sociedad y tiende a
reproducir lo que le interesa instruir a sus alumnos. La diferencia es que la escuela
funciona en su tarea educativa como quizá no lo hacen las demás instituciones.
Por supuesto que la escuela también se declara partidaria de eliminar la
ignorancia, ciertos prejuicios y preconcepciones, pero no al racismo por sí mismo
no. Este, contra todo pronóstico, con todo y que es uno de los prejuicios
ideológicos más patéticos, forma parte intrínseca de la naturaleza misma del
proyecto educativo, pues existen muchos casos donde los mismos docentes
fomentan este tipo de comportamientos, olvidándose de su tarea que es la de
educar un menor en la mejor etapa de su vida.

Así se podría intuir que en las sociedades lo tienen codificado en sus estructuras
básicas, el racismo está inscrito en los fundamentos nucleares de la educación
formal. Entenderlo, clarificarlo, resulta fundamental, entre otras cosas para explicar
por qué no siempre resultan exitosos los intentos deliberados por minarlo con
medidas escolarizadas.

La educación como camino para una sociedad inclusiva


Para que el problema pudiera cambiar de cierta forma o llegar a que se redujeran
los números de víctimas por el rechazo mismo de la sociedad, tendríamos que
empezar a diseñar un mundo utópico, donde se empiecen abrir las puerta hacia
una sociedad más incluyente para los mismos miembros de esta, de ahí, la
importancia de desarrollar procesos educativos que persigan la sensibilización y
contribuyan a la percepción de la pluralidad cultural como una gran oportunidad de
enriquecimiento y aprendizaje, al tiempo que promueven la prevención frente a la
intolerancia y la discriminación por origen racial o étnico, manifestaciones que no
se han conseguido mitigar ni en los modelos asimilacionistas ni en los
multiculturales. Esta tarea de sensibilización ha de ser universal, para todas las
personas y no únicamente para los migrantes extranjeros, ya que cada una de
ellas es portadora de un patrimonio cultural propio y en constante construcción, lo
que supone la ocasión más propicia para un aprendizaje éticamente orientado y
cimentado en los derechos humanos.

No hay duda de que el reto para la educación se encuentra en la prevención, por


supuesto y complementariamente a la utilización de protocolos. Pero la prevención
coincide con las tareas y responsabilidades que, por definición, deberían
corresponderle a la escuela. Debemos insistir sobre la necesidad, de que los
centros educativos y sus aulas se transformen en espacios de convivencia
inclusivos e interculturales, precisamente por su potencialidad preventiva.
Explotando al máximo el modelo inclusivo de convivencia, que podrían adoptar los
centros educativos para prevenir, específicamente, el racismo, como otros
problemas que aquejan a la sociedad.

Conclusión

Al final de este ensayo se hizo visible la relación entre el racismo y la educación y


como se expuso, se trata de una relación especial, de una relación nada simple, pero
de gran utilidad para el racismo, que encuentra en la educación el agente ideal capaz
de producirlo, reproducirlo, introducirlo y transmitirlo entre las nuevas generaciones.

En este caso propósito, hay que señalarlo, el racismo se sirve tanto de la educación
escolarizada o institucional como de aquella otra que tiene lugar en todo el espectro
social e institucional posible e imaginable, que incluso influye y actúa en la misma
esfera de la primera, creando lo que Callirgos denomina "la cultura escolar realmente
existente", en la cual ambas influencias se mezclan y crean un excelente caldo de
cultivo para la reproducción y legitimación del racismo.

Como vimos en este escrito, la educación formal suele promover ciertos contenidos
racistas, algunos explícitos y otros velados, suficientes para que el racismo encuentre
lo necesario y se reproduzca. A su vez, la lógica del currículum -enfocada en la
formación del "hombre nuevo"- contiene fundamentos eugenésicos e higiénicos
capaces de engendrar y reproducir de por sí al racismo. Una prueba de ello es el
llamado "racismo de la inteligencia" al que se refiere Pierre Bourdieu, y que resulta y
se deriva del desarrollo y la aplicación simple y puntual del currículum educativo. Es
precisamente con esta característica con la que a menudo colisionan los buenos
propósitos de las convenciones, declaraciones de los organismos internacionales y de
las leyes y disposiciones locales cuando, atendiendo las recomendaciones de aquellas,
se introducen contenidos antirracistas en la educación escolarizada, sin reparar en el
hecho de que la lógica profunda del currículum , que es proclive al racismo, termina
por imponerse. Callirgos lo comprobó así en sus investigaciones en Perú, pues pudo
constatar que los contenidos y las acciones antirracistas suelen alimentar "la cultura
escolar ideal", aquella bien intencionada pero que no alcanza a realizarse, mientras
que en su lugar termina por imponerse "la cultura escolar realmente existente", en la
cual el racismo alcanza su producción y reproducción en la escuela, sin obstáculo que
lo detenga.

En los hechos, es "la cultura escolar realmente existente" la que enlaza la esfera
educativa escolar con la otra, también llamada educación no formal, que cubre todos
los demás espacios posibles de la educación, e incluso penetra los de la educación
escolarizada. Y es gracias a ese enlace que ocurre en la cultura realmente existente
desarrollada en los propios ámbitos escolares (en las aulas, en los pasillos y en las
áreas de recreo) que la producción y reproducción del racismo tiene lugar. Callirgos en
Perú, Bruno Baronnet en las escuelas del subsistema de educación indígena en el
estado de Chiapas y Hernández Rosete en la Ciudad de México observaron esto como
demostración práctica del racismo en los planteles escolares. En dicha demostración
práctica del fenómeno se ven involucrados tanto los propios profesores poniendo
motes, apodos, sobrenombres y endilgando prejuicios a sus alumnos, como los mismos
estudiantes con sus pares, caracterizados con marcas diferenciadas por la complexión,
el fenotipo, la estatura o alguna capacidad diferente.

La noción de "cultura escolar realmente existente" no es un concepto acabado,


tampoco goza de legitimación extendida, pero en este caso parece tener utilidad para
describir el racismo existente en las escuelas. Puede servir muy bien, por ejemplo,
para explicar la relativización de los contenidos escolares en el hecho educativo que
produce y reproduce dicho fenómeno. Puede incluso ser útil para demostrar que
el currículum no lo es todo, puesto que apenas estaría jugando una condición parcial
en la causal global que produce y reproduce el racismo en los ámbitos escolares.
Incluso podría ser de utilidad para demostrar por qué -en virtud de la hegemonía que
este tipo de cultura ejerce- a pesar de que en los contenidos educativos se fomentaran
posturas antirracistas, terminarían por ser eufemismos, convirtiéndose al final de
cuentas en posturas retóricas, vacías de contenido -o, en todo caso, en reproductoras
de posiciones semejantes a las llamadas políticamente correctas- ante el
avasallamiento que ejercen todas las otras fuentes sociales reproductoras del
fenómeno, que se imponen por su vía -la de "la cultura realmente existente"- en los
ámbitos escolares.
Entonces, por lo antedicho, se puede afirmar que el racismo, si bien se sirve
del currículum y de los contenidos de los libros de texto para producirse y
reproducirse, esta capacidad le viene fundamentalmente de sus bases estructurales, y
por tanto abarcadoras o englobantes de muchas de las prácticas institucionales que
constituyen lo que de manera abierta e incluyente los sociólogos denominan como el
ancho mundo de lo social.

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