Está en la página 1de 15

Es muy comun escuchar conceptos erroneos acerca de la creacion de

empresas, empresarios y emprendedores, lo mas gracioso de la


situacion es que quienes crean estas falsas ideas son personas que
poco o nada tienen que ver con el mundo empresarial, por eso he
hecho esta recopilacion de algunos mitos para que los que esten
pensando en emprender no caigan en el error de fiarse en estas
mentiras.
.
El proceso de creación de empresas y el ejercicio de la profesión
empresarios son, una práctica que como la medicina o la ingeniería
exigen conocimientos, habilidades, actitudes aptitudes y atributos,
pero sobre todo trabajo para lograr la formación y el desarrollo que el
proceso exige.

Igual que en cualquier otro campo de la acción humana existen una


serie de mitos y concepciones erradas, que con gran frecuencia salen
a relucir cuando se excusa de no tener la decisión o de no querer
hacer el trabajo que el proceso empresarial exige o cuando se quiere
desestimularlo o desprestigiarlo.

MITO 1. Los empresarios no analizan.

Esta concepción es muy generalizada e incluso, con gran frecuencia,


los mismos empresarios plantean un desprecio por los métodos de
análisis formal cuando dicen: “Yo para mis negocios, no hice nunca
un estudio”. Esta posición de la idea de que el empresario es un loco,
a quien le plantean o identifica una oportunidad y sin ningún
raciocinio o consideración se lanza y se pone en riesgo, y peor aún,
pretende ilustrar esta conducta como la que conduce al éxito.

La verdad es distinta, los empresarios exitosos por una largo período,


no juegan a la ruleta rusa, no se arriesgan por corazonadas o por
impulsos emocionales. Ellos analizan muy bien la oportunidad, la
miran por todos lados, la evalúan con un software mental que ya
tienen estructurado y que recibe datos por todos los sentidos;
calculan cuidadosamente sus movimientos antes de actuar.

La verdad es que ese software mental y esa lectura sensorial de


datos forman parte del desarrollo del empresario, en muchos casos
logrado a tropezones, y casi siempre es muy particular para ciertos
tipos de negocio en los cuales él tiene experiencia.

Es iluso pedirle a una persona que sólo va a hacer sus primeros


intentos en el mundo empresarial que actúe de ese modo y, por
tanto, es necesario darle un primer esquema de análisis que le
permita iniciar su proceso de desarrollo.
Pero también es verdad que existen muchas personas que analizan y
analizan y nunca toman la decisión de actuar. El fracaso de este
esquema, en términos empresariales, no se debe a los análisis,
obedece básicamente a la falta de algunos atributos empresariales.

El verdadero empresario, con análisis formales o informales, tiene la


habilidad para pensar y evaluar la situación y actuar en el momento
oportuno, bien sea para realizar el proyecto, si está convencido de
que éste pueda salir adelante, o para rechazarlo, si cree que sus
oportunidades son muy escasas.

Para el amante de este mito, una sugerencia: pregúntele a un


empresario de verdad cuántas veces ha dicho no a una propuesta de
negocio y cómo hizo para llegar a esa conclusión, y se dará cuenta
fácilmente, de que sí efectúa análisis y muy profundos, tal vez no en
el papel, pues no fue así como aprendió a analizar, tal vez no en la
forma en que los académicos lo hacen, pero sí en forma consciente y
racional.
.
MITO 2. Los empresarios nacen, no se hacen.

Esta frase ha sido repetida muchas veces pero no sólo para el caso de
los empresarios, sino también para políticos, diplomáticos, artistas,
gerentes, deportistas, etcétera, y en todos los casos se ha
demostrado errada.

Existe evidencia clara de que muchos empresarios no tienen ancestro


empresarial, entendido esto como hijos de padres empresarios, y
muchos de los que no son empresarios provienen de padres
empresarios.

El ser empresario implica unos atributos y unos conocimientos que


son adquiridos y aprendidos. La verdad es que los empresarios se
forjan mediante aprendizaje y experiencias educativas que combinan
en proporciones diversas lo formal y no formal. Nadie va a negar que
se requiere salud, energía, un poco de inteligencia, características
biológicas necesarias pero no suficientes; tampoco se va anegar que
se precisan conocimientos y habilidades que no se dan al nacer sino
que se desarrollan en función del ambiente en que se viva: iniciativa,
toma de decisiones, capacidad de riesgo, creatividad, etcétera.

Drucker indica cómo hace 40 o 50 años nadie pensaba que un


gerente era formable, hoy, la mayoría de la gerencia proviene de las
escuelas de administración de empresas. En el mundo moderno se
producen artistas, deportistas, políticos, diplomáticos, y pueden
producirse empresarios, como lo atestiguan muchos casos
documentados, aun en comunidades deprimidas económica, social y
educativamente.
.
MITO 3. El empresario clásico o puro.

Existe la creencia de que sólo es empresario quien cumple todos los


requisitos que se puedan formular sobre los procesos empresariales o
sobre las características empresariales, y esto lleva a posiciones
ingenuas como aquella que afirma que quien no parte de una
invención o de alta tecnología no es empresario. La verdad es que
existen empresarios que cumplen todas las características del modelo
ideal, pero también hay muchas excepciones. Lo que define a un
empresario es su perspectiva empresarial, y por esos tanto el
empresario rural como el de alta tecnología lo son, no por la
tecnología o mercados que manejan, sino por su perspectiva
empresarial.

Igualmente, no puede pensarse que sólo es empresario quien con


frecuencia empieza una empresa, pues, parte de la función del
empresario es el crecimiento y la supervivencia a largo plazo de la
empresa. Además, es importante entender que la perspectiva
empresarial no depende del sector económico, de la tecnología que se
maneje, de la finalidad o no del lucro o del tamaño de la egresa.

Este mito es tan fuerte que incluso hay empresas consultoras y


universidades que antes de aceptar un participante en un curso de
espíritu empresarial le hacen un chequeo de sus habilidades y
conocimientos y si los tienen lo aceptan; de lo contrario lo rechazan.
La verdad es que ese empresario que ya tenía todas las
características no necesitaba ese entrenamiento, y que los
indicadores de éxito de esas organizaciones son apenas obvios, pues
so empiezan con empresarios es muy difícil terminar si éstos. La
misión del proceso educativo es proveer y despertar las competencias
necesarias para que una persona que no ha actuado como
empresario, empiece a hacerlo.
.
MITO 4. Todo lo que se necesita es dinero

Esta es la disculpa más frecuente de quienes no son empresarios para


explicar su falta de creatividad, decisión e iniciativa. A veces en esta
disculpa hasta el gobierno cae. Una de las habilidades empresariales,
es identificar y conseguir recursos, y entre ellos recursos financieros.
Otro aspecto suficientemente documentados en investigaciones a
nivel mundial es que, en genera, la mayoría del dinero que se invierte
para empezar una empresa proviene de ahorros personales, de los
familiares y de los amigos. Incluso muchas veces la abundancia de
dinero más que una ayuda es un perjuicio, pues no se valoran las
decisiones y se cometen grandes desperdicios económicos.
En general, la falta de de dinero es más un síntoma que la causa del
problema. Muchas veces la gente quiere que le den dinero para una
idea general, o para una idea de negocio que no ha sido evaluada ni
analizada y en la cual el presunto empresario no tiene experiencia, y
claro en ninguna parte del mundo esta persona va a conseguir lo
necesario. Igual ocurre con los problemas de garantías, en que todos
queremos que las entidades financieras nos suelten dinero sin ningún
respaldo; esto es imposible, pues éstas manejan recursos de otros y
tienen el compromiso de responder por ellos.

Existen muchas formas de hacer un proyecto y la tarea del


empresario es identificar la forma que es funcional para su nivel de
recursos.
.
MITO 5. El empresario es falto de preparación.

Este concepto se escucha y hay evidencias como estas: “Si usted


mira a los empresarios famosos de hay, que tal vez empezaron sus
negocios en 1950, se da cuenta de que ellos no fueron a la
universidad y tal vez ni siquiera al bachillerato”; y, claro, uno puede
continuar y afirmar: “Si usted mira los empresarios de 1900, ellos no
fueron ni siquiera a la escuela primaria”.

Indudablemente, esto es falaz, pues se olvida de las características


de la población del país; en 1950 el porcentaje de ciudadanos
latinoamericanos que terminaban bachillerato era mínimo, el número
de empleos disponibles también era mínimo. Por tanto, lo normal era
que los empresarios tuvieran como característica no haber ido a la
universidad.

Las condiciones actuales en los países desarrollados son muy


distintas; la mayoría de los empresarios de la década del 80 son
personas con títulos universitarios, y esto de nuevo no es más que un
fenómeno ambiental.

Cada día en Latinoamérica, más y más empresarios son personas con


educación superior, pues indudablemente esos conocimientos no
pueden perjudicar el ejercicio empresarial. Es fácil también apreciar
que los empresarios todos los días mejoran su calificación y tratan de
remediar su falta de conocimientos.

Todos los programas de apoyo empresarial exitosos por la


capacitación de los empresarios, pues esta es la única forma de
mejorar su habilidad de gestión y elevar la probabilidad de
supervivencia y crecimiento de la empresa.

El empresario no juega al avestruz, cuando él se mete en un negocio


es porque o ha estudiado conoce los pros y los contras, sabe cuáles
son los puntos débiles y tiñe una estrategia para resolverlos; es
consciente de que cuando actúa no tiene todas las respuestas, pero
no porque no las quiera tener, no porque rehuya el conocimiento o la
información, sino porque no las puede conseguir.

El empresario del futuro tiene que ser un empresario educado, formal


o informalmente, de lo contrario, sus posibilidades de éxito y/o
crecimiento son nulas. Por otro lado, el empresario conoce su negocio
detalladamente y sobre éste requiere conocimiento y formación.
.
MITO 6. Los empresarios son los fracasados

En Latinoamérica existe una tendencia muy marcada a asociar


factores de degradación con una persona de éxito, y esta pasa con
los empresarios: despido del trabajo, bajo rendimiento académico,
divorciados, revolucionarios, etcétera; pero no se acostumbra mirar
los factores positivos o las razones por las cuales se dieron los
factores negativos.

Una persona pudo haber sido un mal estudiante, porque estudió algo
que no le gustaba, que le fue impuesto o que fue su única alternativa,
pero un día encontró la forma de desarrollar su verdadero potencial y
lo hizo. ¿Qué sentido tiene analizar que fue mal estudiante?

La gran mayoría de las personan empleadas son despedidas o


renuncian a sus cargos más de una vez en su vida; ¿querrá esto decir
que son malos o incapaces? No, la mayoría de las veces son conflictos
de poder, o procesos de modificación organizacional, o discrepancias
con el jefe, o simplemente insatisfacción con el trabajo.

Además ¿quién ha dicho que todos tenemos que ser buenos para
todos ¿ Es perfectamente válido que uno sea muy bueno para
empleado y muy malo para empresario o viceversa.

En cualquiera de los grupos de empresarios y de no empresarios se


encuentran personas brillantes y mediocre en sus estudios
académicos, habilidosos e incapaces en sus actividades sociales,
casados y divorciados, estables e inestables, malgeniados y
sosegados, etcétera.

Por otro lado, ¿qué es ser fracasado? ¿Acaso un empresario con una
empresa con 20 empleados y con unas buenas utilidades es un
fracasado? Obviamente que no, y es más, ese empresario puede ser
más útil a la sociedad y más exitoso que la persona exitosa que se
jubila sin haber generado un empleo extra y dependiendo solo de su
pensión de vejez.
.
MITO 7. Todo lo que se necesita es suerte.

En este se escudan lo que no son empresarios, pues no entienden


que hay personas que estuvieron en el lugar indicado en el momento
apropiado y fueron capaces de captar la oportunidad que se les
presentó. La suerte es la capacidad de ver apreciar las oportunidades,
es el trabajo serio que se hace en búsqueda de algo, es aprovechar y
maximizar las épocas buenas y minimizar el impacto de las épocas
malas. La idea es crearnos la suerte y no esperar a que ella nos
llegue, o sea; crear la empresa y no esperar a que alguien nos la
traiga.

Es importante que es empresario tenga conciencia de que siempre


habrá resultados no sujetos a su control, que él trabaja con
información incompleta y que por tanto, hay riesgo; pero que esos
riesgos se aminoran a medida que se prepare para enfrentarlos y no
a medida que simplemente confíe en que la buena suerte lo
protegerá.

Para estar en el lugar apropiado, en el momento oportuno y captar la


oportunidad que circula ante nosotros, se necesita un proceso de
análisis de factores; en resumen, se necesita espíritu empresarial y
no suerte.
.
MITO 8. Con el primer negocio me enriquezco.

Con gran frecuencia las personas esperan identificar un negocio que


en poco tiempo les resuelva sus problemas económicos, y rechazan
mientras tanto ideas de negocios porque no muestran todo el
potencial que ellos esperaban; la mayoría de las personan con esta
idea mueren sin encontrar ese Dorado, y obviamente mueren
frustrados.

Como se anotó, el proceso empresarial es un proceso continuado en


el cual se establecen permanentemente oportunidades de negocio y
por lo cual lo importante es iniciar el camino, aunque de pronto las
primeras acciones no sean tan rendidoras económicamente pues
éstas tienen la importancia de dar aprendizaje y acceso a negocios
cada vez mejores.

Este principio, denominado el principio del corredor, es que maravilla


de algunos empresarios maduros, a quienes con gran frecuencia se
ven en nuevos negocios, y los novatos le preguntan: ¿Cómo lo
hacen? ¿De dónde sacan tantas ideas? La respuesta está en que cada
negocio genera múltiples nuevas opciones, y eso le facilita a ese
empresario su expansión.

El ser empresario requiere práctica, requiere un inicio y es muy


probables que algunos de los intentos no sean exitosos. Muchos
empresarios famosos han tenido varios fracasos y de ellos
aprendieron nuevas técnicas y procedimientos que luego los hicieron
exitosos.
.
MITO 9. La mayoría de los negocios fallan rápidamente

Muchas personas no entran en el mundo empresarial por el temor a


las fallas, pues se dice que la mayoría de los negocios fallan antes de
los cinco años. Obviamente, con esta perspectiva nadie quiere
meterse en esta aventura.

¿Cuál es la verdad? La realidad es que toda inversión tiene riesgos, y


que actos 100% seguros no existen en el mundo. La verdad también
es que en el proceso empresarial hay negocios que no son exitosos,
igual que ocurre en el proceso de empleo en que no todo el mundo
permanece y asciende.

Hay que definir muy bien qué son fallas empresariales y sobre todo si
la falla fue productiva o no. En varias investigaciones se ha
encontrado que muchos de los empresarios exitosos o, tuvieron
fallas, pero que de éstas aprendieron lecciones útiles en sus
actividades posteriores y constituyeron la base del éxito empresarial.

Sin embargo, es necesario revisar las estadísticas, pues parecería que


muchos de los enunciados que se emiten no son comprobables, y
muchos de éstos se basan en un concepto de falla que puede ser
errado.

Por ejemplo ¿es una falla un cierre de un negocio por muerte o


enfermedad o traslado o cansancio de un empresario? ¿Es falla una
empresa que estaba en operación pero como su dueño encontró otra
oportunidad usó los recursos de la anterior para la nueva
organización? ¿Es una falla el cierre de una empresa que estaba
orientada a resolver una necesidad humana que se prevé
desaparecerá el año entrante?

Indudablemente hay una manera de no fallar: nunca intentar. Este


principio también garantiza que nunca se logrará el éxito. Es mejor
equivocarse por intentar que morir virgen empresarialmente.
.
MITO 10. Solo los experimentados pueden ser empresarios

Muchas personas siguen creyendo que únicamente las personas con


mucha experiencia y con mucha edad están en condiciones de ser
empresarios, pues sólo ellos tienen los conocimientos y los recursos
para producir eventos empresariales.
Existen múltiples evidencias en todo el mundo de que esto no es
verdad y que muchísima gente joven, aun gente que nunca ha sido
empleada, aun estudiantes de universidad o colegio, están creando
empresas exitosas.

Si se observan los negocios de e-business y muchos de los negocios


establecidos en los últimos años, sus empresarios son personas muy
jóvenes. Bill Gates, famoso empresario de software testimonia:
“Cuando tenía 19 años percibí un camino para mí futuro y basé mi
carrera en esa percepción. Resultó que ella era un buen camino”.

La Nacional Federation of independent Business, NFIB, en un estudio


realizado en Estados Unidos en 1997 encontró que el 76% de los
empresarios estadounidenses iniciaron su empresa cuando tenía
menos de 44 años, el 11% cuando tenía menos de 25 años y sólo el
8% inició su empresa cuando tenía más de 54 años.
.
MITO 11. La situación del país no permite crear empresas

Con mucha frecuencia se plantea cómo la situación socio-económica,


política, legal y , en general, ambiental es muy difícil o poco favorable
para el proceso empresarial.

Sin embargo, en Latinoamérica, con todos los problemas ya


indicados, y a pesar de ese entorno macroeconómico tan difícil de los
últimos 40 años, se ha dado todo un proceso empresarial vibrante
que en gran medida ha evitado el hundimiento total de la economía
regional.

No es exagerado afirmar que la acción de empresarios, tanto en la


economía formal como en la informal, ha impedido mayores
disturbios sociales.

Esto indica claramente a que si bien sería ideal tener un entorno


económico, político y asocial mejor, en el entorno en que toca vivir es
viable lograr eventos empresariales, y que no puede esperarse a que
el entorno cambie para crear empresas, pues el fenómeno es el
contrario: sólo a medida que se creen empresas, trabajo y riqueza,
mejorarán las condiciones ambientales para reforzar el proceso.

Lo importante es identificar aquellos mecanismos y circunstancias


que limitan la actividad empresarial y que valdría la pena
encontrarles una solución viable.
.
MITO 12. Para formar empresas hay que ser inventor o
trabajar en tecnología avanzada
Aunque muchas empresas ejemplares implicaron una invención o un
trabajo en tecnología avanzada, la realidad es que una mínima parte
de las empresas que se constituyen, aun en los países desarrollados,
tienen como base estos elementos. La gran mayoría de las empresas
nuevas se basan en tecnologías convencionales y conocidas.

Se requieren muchas empresas competitivas, que atiendan nuevas


necesidades o mercados no atendidos, y si para ellos se necesita
tecnología avanzada hay que conseguirla o desarrollarla y aquí la
formación avanzada en ciencia y tecnología y el desarrollo de
mecanismos de apoyo, como las incubadoras de base tecnológica,
son fundamentales. Pero, igualmente, si las soluciones pueden darse
con tecnologías tradicionales y/o con tecnologías apropiadas a los
recursos disponibles, estas empresas no deben despreciarse; hay que
apoyarlas.
.
MITO 13. Mi estatus profesional se rebaja por ser empresario.

Se oye con mucha frecuencia críticas a una persona porque no ejerce


el oficio normal de su profesión, e incluso hay movimientos para
formular leyes que impidan que alguien que no tiene un título, pueda
ejercer un oficio.

Se llegó a pensar que la función del sistema educativo era producir


personas para desempeñar oficios concretos, lo cual conduce a la
súper especialización desde la secundaria, a enfatizar el cómo hacer
cosas, a desechar las bases científicas y tecnológicas por
considerarlas no prácticas, etcétera.

Por otro lado, el éxito profesional se mide por el cargo que la persona
ocupa y el tamaño de la empresa a la cual está vinculado el
profesional, sin tener en cuenta otros valores importantes en la vida
profesional.

Hay que entender que las profesiones son un medio de desarrollo


personal y no un fin en sí mismo, y por tanto, lo importante no es el
ejercicio de una profesión u otra, sino la contribución que al
desarrollo económico y social brinda el profesional.

Es perfectamente válido, incluso deseable, que esa contribución se


haga en una actividad que genere trabajo, riqueza y valor agregado.

La realidad es que un empresario exitoso tiene más estatus


profesional que un empleado de nivel intermedio.
.
MITO 14. El empleo es seguro, los negocios no lo son.
Este mito se ha arraigado a tal punto que los profesionales viven
asustados por el fantasma de la pérdida del empleo. Lo cual los obliga
a no tener posiciones ideológicas o conceptuales firmes, sino a ceder
en sus principios como una manera de sobrevivir
organizacionalmente. Este mito le indica al profesional que no debe
correr riesgos y que en ese sentido debe buscar algo estable y de por
vida.

Los últimos años, tanto en los países desarrollados como en vías de


desarrollo, adquirir un empleo no es garantía de poder conservarlo de
por vida, pues las organizaciones con gran frecuencia toman
decisiones de despido de personal, y en ese momento las personas
quedan cesantes y sin organización para jubilarse, no encuentran en
sus pensiones de jubilación, normalmente el capital del empleado,
unos ingresos que le den seguridad en su vejez.

Realmente existen riesgos tanto en el empleo como en las empresas.


A corto plazo es más arriesgado el mundo empresarial; a largo plazo
es más arriesgado el empleo. Por tanto, este mito hay que
cuantificarlo adecuadamente y no darlo por válido sin analizar las
consecuencias.
.
MITO 15. Mi profesión no es para formar empresas.

La noción de dependencia lleva a creer que las profesiones son para


ocupar cargos o empleos. Se las ha mirado siempre con una óptica
muy estrecha, pues toda persona, y mas el profesional, tiene la
posibilidad de múltiples caminos de acción, y de identificar entre ellos
el que más le satisfaga.

Toda profesión tiene la opción de ser creadora de empresas, y al


diseñar los perfiles de los egresados debe tenerse en cuenta este
concepto básico de formación. Como se anotó: hay que formar a la
gente para el trabajo creativo bien sea en una organización propia o
en una organización para la cual se emplee, y no sólo para empleos
burocráticos.
.
------------------------------------------------------------------------------
Si haz llegado hasta aqui muy bien por que eso demuestra que
realmente te apasiona el emprender y eso es un punto a tu favor, si
haz caido en alguno de estos mitos no te preocupes que el primer
paso para el exito es afrontar los problemas, identificarlos y hacer lo
posible por cambiarlos, entonces te invito a que en una hoja apuntes
los mitos en los que crees que haz caido y añadas tus propios mitos,
para que te pongas a trabajar en ellos y des tu primer paso en el
camino del exito.
Empresario
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Saltar a navegación, búsqueda

El concepto de empresario se refiere a aquellas personas que de forma individual o


colegiada, fijan los objetivos y toman las decisiones estratégicas acerca de las metas,
medios, administración y control de las empresas y asumen responsabilidad tanto
comercial como legal frente a los grupos de partes interesadas en o afectadas por las
mismas. (ver Estrategia empresaria y Stakeholder).

El término generalmente se aplica tanto a las altas capas de gerencia -los llamados
directores ejecutivos - ver, por ejemplo Bill Gates y Steve Jobs - como a los miembros
del consejo de administración o junta de directores -ver, por ejemplo: Sergio
Marchionne y Ramón Aboitiz- o a algunos accionistas (generalmente "accionistas
mayoritarios" o aquellos que poseen múltiples inversiones, ver, por ejemplo: Warren
Buffett y Ricardo Claro) y, más generalmente, a los propietarios de empresas de
cualquier tamaño.

Se puede sugerir que en el rol del empresario se encuentran tres funciones distintas: la
de propietario, capitalista o financista; la de gerente o administrador y la de
emprendedor o innovador y tomador de riesgos.

Así, por ejemplo, Jean-Baptiste Say sugiere —en su Traité d'économie politique de
1803— que "es raro que tales empresarios sean tan pobres que no posean por lo menos
parte del capital que emplean"; que "él es el lazo de comunicación entre los diferentes
clases de productores, como entre los productores y los consumidores. Él dirige el
negocio de la producción y es el centro de muchos encuentros y relaciones; él hace
ganancia de su conocimiento y de la ignorancia de otros, y de cualquier ventaja
accidental de producción"; que "el mérito del mercader que logra, a través del buen
manejo hacer que el mismo capital sea suficiente para expandir un negocio es
precisamente análogo al del ingeniero, que simplifica la maquinaria o la hace mas
productiva", y nota al mismo tiempo que "el empresario esta expuesto a todos los
riesgos, pero en cambio se aprovecha de todo lo que puede serle favorable".[

Concepto de empresario en la economía actual

En la economía actual, el concepto de empresario aparece íntimamente unido al


concepto de empresa, concebida ésta como realidad socioeconómica. El empresario
personaliza la actuación de la empresa, y es la figura representativa que, según sus
motivaciones, persigue objetivos coherentes con los fines a conseguir por la empresa en
un intervalo temporal. En definitiva, el empresario se constituye como el órgano
individual o colectivo encargado de administrar (establecer los objetivos empresariales
y la toma de decisiones oportunas para alcanzarlos).

Empresario es la persona que dispone de derechos de la empresa como dueño de ésta.


En ella pueden tener directivos que la dirigen y que realizan la función de empresario
como persona empleada con función empresarial, sin obtener participación propia por
ser dueño de la empresa.

[editar] Características del concepto de empresario

Las funciones características del empresario pueden ser agrupadas en dos:

 Los que consideran que la función económica del empresario se caracteriza por la
asunción del riesgo y por el prestigio de la empresa.
 Los mas estiman que la función principal es la directiva y de control del proceso
económico.Segun Henrry Fayol

[editar] Evolución histórica


[editar] Primera etapa

En una primera etapa histórica, que nace con la Revolución industrial, la noción del
empresario puede ser concebida como la del propietario administrador: Los intereses
de la empresa y los del propietario del capital coinciden absolutamente.

Esta visión corresponde a la de Adam Smith, para quien lo natural y eficaz es que los
hombres controlen o manejen directa e individualmente sus negocios. No es que él no
vea diferencias entre la labor del propietario y la del administrador[2] sino que considera
que solo tal control directo de los propietarios puede producir la maximizacion de
beneficios que los propietarios desean: las labores de administración solo pueden ser
delegadas con buenos resultados en asuntos o áreas triviales -solo cuando “todas las
operaciones son capaces de ser reducidas a lo que es llamado una rutina, o a tal
uniformidad de métodos que admitan solo pequeñas o ninguna variación”.[3] - debido,
por un lado, al problema del agente:,[4] y, por el otro, a que Smith rechaza, en principio,
toda unión de intereses -incluso patronales- como contraria al interés general (en que
aumenta precios, reduce producción y competividad, etc (ver op. cit)

Así pues el empresario es, según este enfoque, el individuo que compromete su
capacidad en el funcionamiento de la empresa y, en consecuencia, afronta el riesgo
patrimonial de la actividad. Podemos señalar, por consiguiente, que las características
del empresario tradicional o capitalista son la propiedad y el carácter de tomador de
riesgos individual. Esto es enfatizado por Richard Cantillon, quien postula que el
resultado de toda actividad es incierto, implica un riesgo, y alguien tiene que asumirlo
con la esperanza de recompensa en el futuro.[5] y por Jean-Baptiste Say, para quien el
empresario es -entre otra cosas- quien “esta expuesto a todos los riesgos, pero en
cambio se aprovecha de todo lo que puede serle favorable”.[6]

[editar] Segunda etapa

Esta segunda etapa puede ser concebida como la del empresario profesional. Esos
empresarios existían ya aun en los tiempos de A Smith, pero -como se ha visto- no eran
generalmente percibidos como eficientes y el sistema no se había generalizado.

Sin embargo varios factores condujeron a la creciente extensión del sistema de


empresarios profesionales.
Entre esos podemos contar los avances tecnológicos que permitieron tanto niveles de
producciones cada vez mayores como una mayor productividad de la mano de obra, lo
que expande los mercados, ya que los incrementos salariales (tanto en el número de
asalariados como en los salarios mismos -ver Fordismo) crean un mayor poder de
compra y los grandes volúmenes de producción reducen los costes. La consecuencia de
este proceso es la aparición de unidades de producción de mayor dimensión y
consecuentemente la necesidad un mayor volumen de capital para financiarla. Ante las
dificultades de hacer frente a estas exigencias con el patrimonio de solo un individuo o
un grupo pequeño de tales individuos, surgen las grandes sociedades mercantiles en las
que varios propietarios financian conjuntamente la empresa. Con ellas comienzan a
disociarse los roles del empresario y del capitalista.

Ese proceso se aceleró y llegó a ser ampliamente reconocida y aceptado con desarrollos
en EEUU que tienen que ver tanto con la expansión de la bolsa de valores como
-principalmente- la expansión de los ferrocarriles en ese país:[7] dadas las distancias y
cantidades de fondos necesarios para esa expansión, se hizo necesario emitir grandes
cantidades de acciones, las que se vendían en esas bolsas de valores, generalmente
situadas a mucha distancia de las obras mismas. Eso promovió la expansión de un
sistema empresarial compuesto no con los propietarios del capital sino de gerentes
profesionales, lo que impulsó la creación de mecanismos de supervisión de tales
empresarios profesionales, dando así origen a las formas modernas de gobierno
corporativo, tales como el Consejo de administración, etc, que, eventualmente, dieron
origen a un gran y compplejo sistema burocratico de administración.[8]

En este sistema el capital obtenido es confiado a un profesional -que puede ser o no


participe del capital- en base a sus conocimientos respecto a la toma de decisiones,
interpretación del mercado, tecnologías, etc. Esas altas capas gerenciales
incrementalmente toman no solo la responsabilidad pero las decisiones acerca del
manejo de la empresa. Esos nuevos empresarios profesionales, siendo en teoría
empleados de la empresa, reciben una remuneración salarial. Sin embargo, la mayoría
de sus ingresos dependen ya sea de otorgaciones de acciones o bonos de producción.

Lo anterior modifica a su vez la concepción de la empresa misma, en la medida que la


utilidad con que define su actuación económica llega a concebirse de forma diferente,
tomando en consideración no solo la ganancia sino también otros factores. Así, por
ejemplo, para Thorstein Veblen las grandes corporaciones no están primariamente
interesadas en maximar ganancias a través de la producción y venta de productos o
servicios. El objetivo principal de los gerentes corporativos es maximar el valor de las
inversiones que controlan.[9] Para Veblen el capital de una empresa incluye no solo
elementos materiales sino también aspectos intangibles -medido en el buen nombre o
reputación de la empresa.[10] O, en terminología financiera mas moderna: "Los
requerimientos de información a las compañías son principalmente de índole económico
o recaudatorio pero, a nadie escapa, que un Balance de Situación, o una Cuenta de
Perdidas y Ganancias, en la mayoría de los casos, no representa la realidad económica
de la empresa sino una fiscal paralela, y cuyo análisis, lejos está de poder determinar si
la compañía está haciendo las cosas de forma óptima.".[11]

Eso dio lugar a empresas que no ofrecen o ofrecen solo sumas menores como
dividendos a sus accionistas, confiando primariamente en el aumento del valor de las
acciones para atraer y mantener inversionistas: "... se promovió desde EEUU que, para
las empresas en bolsa, el criterio primordial para establecer el bonus debería ser el
llamado ‘valor para el accionista', es decir el incremento del valor de la acción durante
el período en cuestión. Eso implicaba que la mejora de la acción estaba directamente
relacionada con la gestión de la compañía de manera que si subía el valor de la acción
era debido a una buena gestión.".[12]

El empresario afronta ahora no un riesgo patrimonial, sino un riesgo profesional, es


decir, arriesga la continuidad en su puesto, Se produce entonces una importante ruptura
en la identidad de los objetivos empresariales: los accionistas persiguen !a obtención de
unos frutos presentes o futuros de la inversión, mientras que el empresario profesional
busca una continuidad que depende tanto de los accionistas como del crecimiento de la
empresa que incremente su poder y le brinde alternativas de cambio hacia otros puestos
más atractivos en otras empresas. Esta doble dinámica va a configurar la plasmación de
los objetivos de la empresa empeñada en una supervivencia dentro de un contexto
competitivo en el que el crecimiento, en un sentido muy amplio, es una garantía de
subsistencia. Ahora, las características dominantes del empresario actual son los de un
promotor, innovador y administrador profesional.

Lo anterior dio origen no solo a una percepción del aumento incremental de la


capacidad ejecutiva de las capas directivas sino también a una concomitante perdida de
la capacidad de los propietarios de tomar decisiones incluso acerca de la conducción
general de las empresas,[13] percepción que culmino en la propuesta del profesor John
Kenneth Galbraith[14] acerca de la existencia de una tecnoestructura , que se define
como el conjunto de profesionales y técnicos de altos niveles empresariales : no es
sierto economistas, ingenieros, abogados, especialistas en administración, marketing,
finanzas, etc, que realmente dirigen esas grandes empresas. Galbraith describe la
situación como similar a los monopolios y oligopolios del mundo neoclásico pero con
modificaciones significantes: las grandes empresas no pueden ser dirigidas por una sola
persona, sino solo de forma colegiada. Y esa dirección colegiada incrementalmente
desplaza la dirección de los propietarios, sean esos propietarios privados o estatales. La
tecnoestructura seria, por decirlo así, un monopolio u oligopolio interno a las empresas,
pero uno que -en la medida que los gerentes de una empresa a menudo son miembros de
los "Consejos de administración" en otras- se generaliza y tiene consecuencias a nivel
mas general.

En general la posición jurídica de los accionistas como propietarios de la empresa se


mantiene, pero aparece el derecho de propiedad restringido -manteniendo el primitivo
poder de los "propietarios como directores" solo en las empresas individuales y
familiares o en las pequeñas y medianas sociedades- en las grandes empresas el derecho
a voto de los accionistas individuales carece prácticamente de significado porque la
capacidad de decisión estratégica se concentra en los llamados "Consejos de
Administración" que funcionan como cuerpo colegiado: “Al evolucionar hacia los
sistemas organizativos empresariales contemporáneos, al constituirse la organización
requerida por la tecnología y la planificación modernas, y con la separación del
propietario del capital y del control de la empresa, el empresario ha dejado de existir
como persona individual en la empresa industrial madura”.[15] El accionista privado
individual, poseyendo la acción como un título que le da derecho a percibir unas rentas
(dividendos y derechos de suscripción) y a esperar una ganancia al subir el precio de su
inversión (acciones), se ha convertido en un simple inversionista. Si los resultados no
son los esperados, la forma de mostrar su disconformidad no es sometiendo a crítica la
política de la empresa frente a la Junta General de accionistas (lo que está de antemano
destinado al fracaso), sino vendiendo sus acciones de la compañía y dirigiéndose hacia
otra inversión.

De acuerdo a lo anterior se puede sugerir que los propietarios pueden subdividirse en


dos grupos:

1. Propietarios permanentes, con dominio y control financiero y directamente integrados


o muy cercanos al Consejo de Administración.
2. Propietarios temporales o simples inversores financieros.

Sin embargo, el poder de la tecnoestructura no es ilimitado. Sus integrantes mantienen


su posiciones en tanto que sean capaces de generar los resultados necesarios para
satisfacer las partes interesadas, especialmente en relación a -o en competición con-
otros sectores o grupos empresariales: 'La optimización continua de todos los
segmentos y recursos de la organización en un entorno dinámico y hostil, es la clave, no
ya para obtener mayores beneficios en una compañía, sino de cara a mantener un nivel
de competitividad tal, que si asegure su permanencia en el mercado.'.[11]

Un empresario siempre esta en riesgo y expuesto a todo tipo de problemas ya que el es


el eje principal y de el depende la correcta administración y liquides con la que funcione
la empresa.

También podría gustarte