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Conozca cómo ha sido la evolución

del impuesto del 4X1.000 en 20 años


Asobancaria pide que impuesto solo se cobre cuando se
realizan retiros en efectivo
Laura Fernanda Bolaños R. - lbolaños@larepublica.com.co

Uno de los gravámenes que más ha tenido tanto detractores como defensores es el
4×1.000, y este año, llegando al segundo piso por cumplir 20 años, los debates de si debe
seguir disminuyendo o desaparecer definitivamente se hacen más vigentes.
Con la más reciente Reforma Tributaria se estipuló que el tributo se mantendría en 2018, a
partir del próximo año iniciaría su desmonte gradual, hasta llegar a su desaparición total en
2022. Sin embargo, el pasado del mismo hace que los expertos no vean como
esperanzadora esta propuesta de desaparición total por los recursos que entrega al Estado,
que equivalen a cerca de 5% del recaudo total.
Haciendo un recorrido al pasado, este gravamen nació en 1998 con el decreto 2331 del
mismo año, con el objetivo de servir como “colchón” para enfrentar la crisis financiera de la
época. Aunque se estipuló solo por un año, por un terremoto en la zona cafetera, se
prolongó y con los años se convirtió en un gravamen permanente el cual pasó de 2×1.000
a 3×1.000 hasta llegar finalmente al 4×1.000.
Sin embargo, se ha expresado que esto frena la inclusión financiera, y como manifestó
Santiago Castro, presidente de Asobancaria, se “ha insistido en diversas ocasiones en la
eliminación de este impuesto que ha presentado repercusiones negativas sobre el bolsillo
de las familias colombianas. Y también da paso a actividades ilegales como corrupción,
evasión fiscal, lavado de activos y otros”.
A pesar de esta opinión de los banqueros, David Nieto, coordinador del área financiera de
la Facultad de Economía de la Universidad El Bosque, afirmó que “quitar este tipo de
impuestos, no solo afecta al sistema, sino impacta de forma negativa a las proyecciones
que tiene de recaudo el gobierno, por lo cual mecanismos gratuitos generan una
problemática en términos de la confianza que tiene el sistema”. Según el director este es
uno de los impuestos que tiene el sistema con mayor recaudación, y a lo mejor por eso el
debate sobre el mismo no se detiene.
Actualmente hay dos propuestas sobre la mesa por parte de Asobancaria y el senador
David Barguil, en la que la asociación del sistema financiero propone que se reduzca, y que
“el impuesto ya no se cobre en los casos en los que hay una salida de recursos de forma
digital. Es decir, si se hace un pago con tarjeta débito, o con el botón PSE o una
transferencia entre cuentas; este gravamen ya no se cobraría. Por el contrario, se
mantendría en las condiciones actuales el cobro del impuesto en las transacciones de retiro
del efectivo”.
Aunque Barguil apoyó en cierta parte esta propuesta, aclaró que “no podemos seguir
golpeando el bolsillo de los colombianos, y ante iniciativas como estas nos seguiremos
oponiendo”, y esto lo ha demostrado desde 2012 cuando expuso que este cobro de difícil
cálculo y obstáculo para la bancarización, debería eliminarse totalmente. Se debe saber
que este cobro se aplica para todas las transacciones en cuentas corrientes y de ahorros y
saldos positivos en la tarjeta de crédito, por lo que los cobros que se realizan representan
el 0,4% de cada una de las operaciones. Aunque también hay excepciones como
transacciones que sean menores a 350 UVT mensuales ($11,6 millones).

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