Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ÖCHG Y MEBÍQ
Título original:
IN T H E BLINK OF AN EYE. A PERSPECTIVE ON
FILM EDITING
Editado en inglés por SILMAN-JAMES PRESS
© Waiter Murch
T r a d u c c ió n :
© .Aran cea Aguirre
Prólogo:
© José Luis López-Linares
ISBN: 84-95339-48-2
Depósito Legal: M -27.514-2003
Impreso en España
Muchas veces, los casos extremos son los que más nos
enseñan acerca áel término medio de algo: el hielo y el vapor
pueden revelar más sobre la naturaleza del agua de lo que
revelaría el agua por sí sola. Aunque es cierto que coda pelí
cula que valga la pena va a ser singular, y que las condiciones
en que se hacen las películas varían canto que resulta engaño
so hablar de lo que es '‘normal”, Apocalypse Now, desde casi
cualquier criterio —-plan de trabajo, presupuesto, ambien ra
ción artística, innovación técnica—■funciona como el equiva
lente cinematográfico del hielo y el vapor. Solo teniendo en
cuenta la cantidad de tiempo que llevó terminar la película
(vo estuve montando la imagen durante un año y pasé otro
año preparando y mezclando ei sonido), ha sido la pospro
ducción más larga en la que he trabajado, luego puede arrojar
alguna luz sobre lo que es normal”, o lo que debería serio*.
13
menos, que equivaJen a más de 230 horas, Puesro que ia
película terminada dura dos horas y veinticinco minutos,
esto supone una proporción de noventa y cinco a uno. Es
decir, noventa y cinco minutos que no se usaron por cada
minuto que quedó en el producto final. A modo de com
paración, la proporción media en un largometraje es de
aproximadamente veinte a uno.
14
cié de juguete diabólico que uno pudiera dar cuerda y luego
dejar que Funcionara. Una vea que Francis decía: '‘¡Acción!”,
ei rodaje parecía un combare reai: ocho cámaras filmando
simultáneamente (algunas en derra y otras en helicópteros),
cada una de ellas cargada con un rollo de película de mil
pies (aprox. 305 metros), once minutos.
15
a mi caía, para volver al día siguiente y hacer el corre que
había pensado el día anterior, hacer otro corte e irme a mi
casa, hubiera tardado el mismo tiempo que me llevó en la
realidad montar mi parte de la película.
16
Por cada corte en la película terminada hubo probable
mente quince cortes ' en la sombra”; cortes llevados a cabo,
considerados y después deshechos o retirados de la pelícu
la. Pero incluso admitiendo esto, las restantes once horas y
cincuenta y ocho minutos de cada jornada de trabajo trans
currieron en actividades que, de diferentes maneras, serví
an para aclarar e iluminar el camino que teníamos por
delante: proyecciones, discusiones, vuelta atrás, nuevas pro
yecciones, reuniones, listados, ajustes, notas, contabiliza-
dones y multitud de reflexiones. En realidad, una enorme
cantidad de preparación para llegar al momento de la
acción decisiva: el corte — el momento de transición entre
un plano y el siguiente— algo que, si es que llega a notar
se, debería parecer casi que se cae por su propio peso, que
no supone ningún esfuerzo.
¿Por qué hacer cortes?
' Película compuesta por sólo diez pianos, cada uno de diez minu
tos de duración, unidos emre sí de manera invisible, de forma que la
impresión es de una ausencia completa de montaje.
4 Hablando para un púbiico australiano, me di cuenta de las renden-
cías inherentes a nuestros respectivos idiomas. En ios Estados Lñidos, la
película se 'horra”, lo cuai pone el énfasis en la separación. En Australia (y
Gran Bretaña), ía película se “une”, con el énfasis en la conexión.
18
— decenas, cientos de millones de anos— los seres vivos
han experimentado el mundo de esa forma. Y de repente,
al principio del siglo XX, nos enfrentamos a algo difereren-
te: la película montada.
19
cerrado que encuadra a los actores desde los robiilos. En este
caso el nuevo plano es lo suficientemente diferente como para
indicar que algo ha cambiado, pero no lo bastante como para
hacernos reconsiderar su contexto. El desolazamiento de la
imagen no supone ni movimiento ni cambio de contexto, y
el encuentro entre esas dos concepciones produce una discor
dancia — un salto— - que es comparativamente molesto5.
; Una colmena puede ser desplazada dos pulgadas (5,08 cm) cada
noche sin desorientar a las abejas a la mañana siguiente. Sorpren
dentemente, si se desplaza dos millas (3.218 metros) las abejas siguen sin
tener problemas: debido ai desplazamiento total de su entorno se ven
obligadas a reorientar su sencido de la dirección, cosa que pueden hacer
con bastante facilidad. Pero si la coimena se desplaza dos yardas (1 metro
y 828 cm.), las abeias resultarán fatalmente confundidas. Ei entorno no
les parece diferente, luego no se reorientan y en consecuencia no reco
nocerán su propia colmena, revoloteando en torno ai espacio vacío en el
que solía estar, cuando la colmena se encuentra sólo dos vardas más allá.
ella de alguna forma u otra: con cómo superar sus dificulta
des y/o cómo sacar el mejor partido de sus ventajas0.
24
Luego, ;de dónde provenían las diferencias?
26
don no está en sus valores intrínsecos, sino más bien en la
inconveniencia de cambiar de idea durante el proceso de
crear a uno de ellos. No comencemos haciendo un chim-
oancé v luego decidamos cambiarlo en un ser humano. Eso
Jl J ^
23
que cortar porque nos pagan por hacerlo. Nos pagan para
tomar decisiones, y tanto si corta como si no, el montador
está, de hecho, tomando veinticuatro decisiones por segun
do: “No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. ¡Sí!”
29
La regla de seis
30
Emoción, lo último que se aprende en una escuela de cine,
si es que se aprende, en gran parte porque es lo más difícil
de definir y de manejar. ; Cómo queremos que se sienta el
espectador? Si durante toda la película se siente como nos
otros queremos habremos hecho ío máximo que podemos
hacer. Lo que al final recuerda el espectador no es el monta
je, ni el trabajo de la cámara, ni ia interpretación, ni siquie
ra ei argumento, sino cómo se ha sentido.
1 . Emoción 31%
2. Argumento 23%
3. Ritmo 10%
4. Dirección de la mirada 7%
3. Piano bidimensional de la pantalla 5%
6. Espacio tridimensional de ia acción 4%
31
eramos que hay que sacrificar alguno de estos seis elemen
tos al hacer un corte, vayamos haciéndolo a partir del ulti
mo de la lista.
32
tiende a oscurecer los problemas relativos a los elementos
de ios últimos puestos, pero no viceversa. Por ejemplo, si el
n° 4 (la dirección de la mirada) funciona correctamente,
el espectador no prestará tanta atención a un problema con
el n° $ (el eje) mientras que si el n° 5 es correcto pero no se
respeta el n° 4, el corte no resultará.
33
Desvío de la atención
Sin embarco,
O * a veces uno se enfrasca en los detalles Jv
oierde de vista ei conjunto. Cuando me sucede eso, nor
malmente es porque he estado mirando la imagen como la
miniatura que es en la sala de montaje, más que viéndola
34
como ei mural que llegará a ser cuando se proyecte en un
cine. Algo que devuelve rápidamente la perspectiva corree
ra es imaginarnos a nosocros mismos muy pequeños y a la
pantalla muy grande y suponer que estamos viendo ia pelí
cula acabada en una sala de mil asientos abarrotada de
gente, y que ya no se pueden hacer más cambios. Si toda
vía nos gusta lo que estamos viendo, probablemente estará
bien. SÍ no, lo más seguro es que se nos ocurra algo para
corregir ei problema, cualquiera que este sea. Uno de los
trucos que uso para ayudarme a tomar esta perspectiva con
siste en recortar muñecos de papel — un hombre y una
mujer— y poner uno a cada lado de la pantalla de monta
je. El tamaño de los muñecos (unos pocos centímetros de
alto) es proporcionalmente adecuado para que la pantalla
parezca medir unos nueve metros.
35
í
Mirando más allá del borde del fotograma
36
vamos a casa”. Más tarde, cuando lo ve en la mesa de monta
je, lo único que puede recordar es el horrible momento en que
fue rodado y entonces puede no adverar sus posibilidades.
33
Soñando en pareja
39
imagen se ha descrito, la tarea del oyente consiste en pro
poner una secuencia imaginaría de sucesos basada en ese
fragmento. Por ejemplo, todo lo que se ha recordado es
un avión. El oyente propone inmediatamente que debe
de haber sido un avión de pasajeros volando sobre Tahiti
cargado con pelotas de golf para un rorneo en Indonesia.
Tan pronco como oye esta descripción el soñador se
encuentra a sí mismo protestando: ‘‘No. Era un biplano,
sobrevolando los campos de batalla de Francia, y Aníbal
estaba arrojándole flechas desde su legión de elefantes.”
En otras palabras, el propio sueño, escondido en la
memoria, se alza para defenderse cuando se le desafía con
una versión aternativa,* v/ de este modo se revela a sí
mismo. Esta revelación acerca de biplanos y elefantes
puede, a su vez, mover ai oyente a elaborar otra improvi
sación, que sonsacará un nuevo aspecto del sueño escon
dido, y así sucesivamente, hasta que el sueño quede reve
lado hasta donde sea posible.
4C
fotograma o bien 1/24 de segundo más tarde, en ei p róx i
mo fotograma?).
o Pero en ocasiones el soñador es ei m oa-
tador y el director es ei oyente, que es entonces quien
pone un cebo para que el sueño colectivo revele más de sí
mismo.