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I SECCIÓN
MEDICINA FAMILIAR
CAPÍTULO
2 / SALUD PÚBLICA
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LIBRO / MEDICINA FAMILIAR
de las acciones realizadas, detallando a los actores involucrados y sus tareas correspondientes.
La ocurrencia de la enfermedad en una población se puede describir en términos de las tres varia-
bles epidemiológicas básicas de persona, tiempo y lugar. Cuando se describe en función del tiempo
se pueden presentar dos situaciones básicas: las endemias y las epidemias, mientras que cuando
ocurre en un lugar indeterminado se describe como de pandemia.
ENDEMIA
Podemos encontrar diferencias en las definiciones de acuerdo a la bibliografía que consultemos.
En “Salud Pública, Epidemiología y Atención Primaria de Salud”, del Prof. Dr. Jorge Daniel Lemus,
encontramos:
“Entendemos por Endemia de una enfermedad, a la habitualmente presente entre los miembros de
un determinado grupo, en una determinada área.” “…En general, se habla de incidencia normal a la
que fue observada en la semana, mes o año epidemiológico pasado y que se iguala a la que venía
siendo registrada en igual período en los años anteriores, con un límite superior e inferior de inciden-
cia normal.” “…Esta franja de incidencia normal esperada se denomina convencionalmente franja
endémica de una enfermedad”.
Es decir que es esperable que una enfermedad endémica para una región, presente oscilaciones
en su tasa de incidencia a lo largo del tiempo dentro de ciertos límites, los cuales se calculan con
herramientas estadísticas de acuerdo a la historia de la enfermedad en ese lugar.
EPIDEMIA
“Contrariamente el término Epidemia se refiere a la ocurrencia repentina, no habitual, de un número
grande de casos de una enfermedad específica, en un área geográfica delimitada.” “…una Epidemia
es una alteración, espacial y temporalmente delimitada, del estado de salud-enfermedad de una po-
blación, caracterizada por una elevación progresiva, inesperada y descontrolada de los coeficientes
de incidencia de determinada enfermedad, sobrepasando reiteradamente los valores por arriba del
límite epidémico establecido (límite superior endémico si lo hay).”
Conceptualmente podemos hablar de epidemia cuando una enfermedad excede la tasa de inciden-
cia esperada para esa región, en un período temporal determinado. Como vemos, el número de ca-
sos varía según las circunstancias. Unos pocos casos de una enfermedad en determinado momento
y lugar en una zona en la que previamente no se había visto esa enfermedad pueden ser suficientes
para constituir una epidemia.
“Por otra parte, se puede considerar a un Brote epidémico como una situación epidémica localizada,
teniendo sus mismas características: existencia de un número de personas afectadas por una deter-
minada enfermedad o que presentan hábitos específicos (por ejemplo: ingestión de una comida) u
otra característica relacionada con la salud, con una frecuencia claramente superior a la esperada en
condiciones normales, en un ámbito geográfico y período de tiempo determinados.” El autor sugiere
que brote epidémico afecta de una forma más localizada y en menor escala que una epidemia, pero
resalta más adelante que no hay una diferencia conceptual absoluta entre ambos términos. Algunos
autores simplemente los consideran sinónimos, mientras que otros definen diferencias.
PANDEMIA
“Finalmente Pandemia se refiere a una elevación no habitual de la incidencia de una determinada
patología o daño a la salud, en referencia ahora a un área geográfica no limitada, es decir como una
epidemia no circunscripta espacialmente.”
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SECCIÓN SALUD PÚBLICA
INDICADORES DEMOGRÁFICOS
• Población total estimada de Argentina (2013): 42.202.935
• Número de nacidos vivos (2013): 745.603
• Porcentaje de la población menores de 15 años. Argentina (INDEC - 2009): 25,22%
• Porcentaje de la población mayor de 65 años. Argentina (INDEC - 2008): 10.27%
• Esperanza de vida al nacer es una medida que presta particular atención a la mortalidad infantil.
Estima el número de años que en promedio puede esperar vivir un nacido vivo en una población y
año determinado, si se mantuvieran constantes durante su vida las tasas de mortalidad específicas
por edad que prevalecían cuando nació. Argentina (período 2005-2010): 75.24
Esperanza de vida también representa el estado de salud de una población y estima el número pro-
medio de años que se espera que viva una persona de una determinada edad si se mantienen las
tasas de mortalidad actuales.
RECUERDE
INDICADORES DE MORBILIDAD
• Leptospirosis
• Hanta virus
• Chagas agudo vectorial
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• SIDA
• VIH
• TBC
• Meningitis tuberculosa en < 5a.
• Tétanos no neonatal
• Sífilis congénita
INDICADORES DE MORTALIDAD
Relaciona todas las muertes acaecidas en una población dada con la población total. Si bien es
muy utilizada, ya que generalmente se dispone de los datos para su cálculo, deben adoptarse cier-
tos recaudos. Dado que la mortalidad varía con la edad, el sexo u otros factores que inciden en la
posibilidad de que un individuo muera, la tasa bruta puede ser engañosa cuando las poblaciones
que se comparan no tienen una composición similar según la edad y el sexo. Las poblaciones com-
puestas por una elevada proporción de personas de edad avanzada en las que la mortalidad es más
alta, mostrarán naturalmente tasas brutas de mortalidad más elevadas que las de las poblaciones
‘más jóvenes’. Es por ello que las tasas brutas de mortalidad no son útiles para realizar comparacio-
nes. Por eso existen tasas específicas de mortalidad que consideran características de la población
como edad, sexo o localización geográfica, así como también variables como la causa de muerte.
Otra opción para analizar la mortalidad de forma que se pueda comparar, es “ajustando” la pobla-
ción a estudiar a una estructura de población estándar.
= x 1.000
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SECCIÓN SALUD PÚBLICA
= x (10n)
Las tasas de mortalidad según causa relacionan las defunciones provenientes de una causa espe-
cífica con la población. Suministra un índice de la disminución de la población total por una causa
determinada y es uno de los indicadores más utilizados para la evaluación de los programas de
salud. Es importante calcular esta tasa por edad y sexo, ya que las causas de muerte varían según
estas características. Dado que la causa de muerte declarada es uno de los datos que está sujeto a
errores en cuanto a su declaración, cabe tomar precauciones en su uso, dependiendo su exactitud
del tipo de certificación, de codificación y de los criterios de clasificación que se utilicen.
Se utilizan como indicadores las causas:
- Cardiovasculares
- Tumores
- Infecciones
- Causas externas
- Todas las demás.
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La tasa de mortalidad infantil se emplea habitualmente como indicador del estado de salud de una
población ya que está influenciado tanto por determinantes socio-económicos de una comunidad
como por las intervenciones en atención sanitaria. Es considerada como uno de los indicadores más
importantes para la planificación y programación de actividades en salud, y debido a su especial
utilidad, es necesario calcular e interpretar correctamente sus valores. Probablemente, los errores
más graves son los que provienen de una incorrecta aplicación de la definición del hecho y de la
inscripción del mismo. Existe una tendencia a inscribir como defunciones fetales a los niños que, aun
habiendo nacido vivos, mueren inmediatamente. O sea, que podría haber una subinscripción de na-
cidos vivos y también de las defunciones infantiles, situación que influye en el cálculo de las tasas de
mortalidad infantil. Otro factor a considerar es la omisión de registro del nacimiento y la defunción.
Argentina (2013) 10,8/1000 nacidos vivos
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mas, sustentar la toma de decisiones y guiar las actividades, de forma tal que faciliten la instrumen-
tación de medidas correctivas adecuadas. Se definen diferentes causas de muerte para el período
neonatal (0 a 27 días de vida) y para el período post-neonatal (28 a 365 días). Dos grandes grupos
de causas integran esta clasificación: reducibles (que incluye las defunciones cuya frecuencia podría
disminuirse, en función del conocimiento científico actual y por distintas acciones desarrolladas,
fundamentalmente a través de los servicios de salud) y difícilmente reducibles (que incluye las de-
funciones que en la actualidad no son reducibles).
• Tasa de mortalidad perinatal: se inicia en la semana 22ª de gestación (cuando el peso del feto es
normalmente de 500g) y termina cuando se completan 7 días después del nacimiento y depende
especialmente del control prenatal, educación materna y asistencia hospitalaria recibida. Argentina
2010: 11.8 / 1000 nacidos vivos y defunciones fetales tardías.
La defunción materna se define como la muerte de una mujer mientras está embarazada o dentro de
los 42 días siguientes a la terminación del embarazo (6 semanas), independientemente de la dura-
ción y el sitio del embarazo, debido a cualquier causa relacionada con o agravada por el embarazo
mismo o su atención, pero no por causas accidentales o incidentales.
Tasa de mortalidad materna (2013): 3,2/10.000 nacidos vivos
• Porcentaje de nacidos vivos de muy bajo peso al nacer (<1500 gramos). Argentina 2010= 1.1
• Porcentaje de nacidos vivos de bajo peso al nacer(<2500 gramos). Argentina 2010= 7.2
• Porcentaje de nacidos vivos ocurridos en establecimientos asistenciales con relación al total de
nacidos vivos.
• Porcentaje de nacidos vivos de madres menores de 15 años.
• Porcentaje de nacidos vivos de madres menores de 20 años.
• Tasa de mortalidad de 1 a 4 años expresada por 1000 niños de 1 a 4 años.
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INDICADORES SOCIOECONÓMICO
• Índice de desarrollo humano (IDH)
Resulta del promedio del índice de esperanza de vida, el índice del nivel educacional y el índice del
PBI ajustado. (2009=0.830)
• Porcentaje de la población con necesidades básicas insatisfechas Argentina 2001= 17,7%
• Porcentaje de la población de 10 años de edad o más en condiciones de analfabetismo. Argentina
2010= 1.9%
• Porcentaje de población total con agua corriente (2001)= 77
• Porcentaje de población total con desagües cloacales (2001)= 42.5
• Tasas de actividad, empleo y desocupación.
Las metas propuestas deben alcanzarse en el año 2015, habiéndose determinado 1990 como año
base para observar la evolución y el mejoramiento relativo de los indicadores seleccionados durante
el período establecido.
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RECUERDE
En general, los indicadores que reflejan una realidad socio sanitaria (ej.: indicadores de salud ma-
terno infantil, indicadores socioeconómicos) muestran en promedio mayores carencias sanitarias en
la Región Noreste del país. Le siguen la Región Noroeste, Región Cuyo, Región Centro y Región
Patagónica, siendo esta última la que mejores indicadores socio sanitario tiene. Esto es si considera-
mos a cada región en su conjunto. Sin embargo no todos los indicadores se ajustan a esto y dentro
de cada región se observan variaciones con respecto a esta generalización.
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P R E G U N TA
La curva de Lorenz y de concentración y los coeficientes de Gini y de concentración son aplicados a la distribución de la
mortalidad infantil y materna. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones es correcta en relación a ellos?
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“Sistema de salud”: organizaciones, las instituciones y los recursos dedicados a producir activida-
des de salud, es decir a mejorar la salud.
POBLACIÓN
En lo que se refiere a sus características demográficas, sociales y culturales, epidemiológicas; y a
su cobertura de salud.
Con respecto a la población y su cobertura:
• Desigualdad social, como la mayoría de América Latina, y está demostrada la menor cobertura y
accesibilidad a la atención de la población que integra los quintiles inferiores de ingreso.
• La base histórica de la seguridad social argentina es la cobertura que beneficia a los trabajadores
en relación de dependencia, por lo que su extensión y profundidad se ve afectada por la situación
del empleo. Por otra parte, las personas sin trabajo –condición que suele asociarse a mayor vulnera-
bilidad social-, son precisamente las que quedan excluidas de la seguridad social.
PRESTACIÓN
Represetado por el conjunto de efectores asistenciales (hospitales, sanatorios, consultorios, labo-
ratorios, etc.). Dependencia puede ser del subsector público, de la seguridad social o del privado.
Con respecto al componente prestador:
• La división entre prestadores públicos, de las obras sociales y privados genera compartimientos
estancos con escasa articulación.
• Los efectores públicos son en su mayoría provinciales, y en segundo lugar municipales. La Nación
carece prácticamente de efectores propios, y no ha logrado sustituir esta carencia por otros meca-
nismos sólidos de integración asistencial regional y nacional.
• Los establecimientos privados dependen en alto grado de la financiación de las obras sociales –la
capacidad instalada propia de estas últimas es reducida-, por lo que la oferta de servicios privada
sigue en parte los vaivenes de las crisis y coyunturas, en vez de regirse por criterios de prioridad y
calidad.
FINANCIACIÓN
Que puede ser de origen público (presupuestos nacionales, provinciales y municipales), de la segu-
ridad social (recursos del sistema de obras sociales) y privado (gasto directo)
Con respecto a la financiación:
• A la cobertura social a través del empleo formal (si no tiene trabajo, no tiene cobertura), debe agre-
garse que la afiliación por rama de producción generó históricamente desniveles entre los gremios
de diferente promedio salarial, desvirtuándose en parte el principio de solidaridad nacional.
• El gasto directo o de bolsillo es un componente muy alto del gasto total en salud de nuestro país
(más del 40%), lo que es prácticamente sinónimo de inequidad.
• Este gasto directo incluye la afiliación de un sector de población –principalmente el de mejores
ingresos - a las entidades de medicina prepaga.
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LEGISLACIÓN VIGENTE
El Sistema de Salud de la Ciudad de Buenos Aires
De acuerdo con la Ley Básica de Salud N°153, el Sistema de Salud “está integrado por el conjunto
de recursos de dependencia estatal, de la seguridad social y privada que se desempeñan en el terri-
torio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”. (CABA, Ley 153, art. 10°)
Proyectos de desarrollar un sistema más integrado generaron muchos de los criterios organizativos
en vigencia: Atención Primaria, las áreas programáticas, las más recientes regiones, la organización
por niveles, las redes de servicios, entre otros.
Sistema de Salud para contribuir a la accesibilidad, equidad y calidad de atención sigue siendo un
desafío permanente y dinámico en la Ciudad.
Una de las variables de potencial transformación es la cuestión territorial o espacial, es decir, la
consideración de poblaciones residentes en espacios geográficos determinados, y su articula-
ción con los servicios de salud. Pone en juego elementos demográficos, epidemiológicos, cultu-
rales, políticos, de participación poblacional; que permiten un abordaje más integral del proceso
salud-enfermedad-atención.
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SECCIÓN SALUD PÚBLICA
En la descentralización política aparece transferencia de poder de una jurisdicción mayor a una me-
nor, de la Nación a las provincias, de las provincias a las municipalidades, o, en el caso de la Ciudad
de Buenos Aires, del gobierno central a las comunas.
En la descentralización administrativa o funcional hay delegación de facultades a un organismo
periférico, sin que el mismo cambie su dependencia (por ejemplo, incremento de facultades de las
conducciones de hospitales, pero que siguen dependiendo del mismo Ministerio).
La Región Metropolitana
Más allá de su identidad institucional y territorial como ciudad, la formulación y desarrollo de políti-
cas públicas en Buenos Aires hace necesario también el abordaje de otras dos dimensiones territo-
riales: Por un lado, la pertenencia de la Ciudad a una región; por otro, la desagregación de los niveles
locales urbanos.
Regiones metropolitanas que comprenden grandes conjuntos poblacionales, debe existir una pla-
nificación y ejecución conjunta entre las diversas jurisdicciones (provincias, municipios), porque los
factores epidemiológicos, socioculturales, de flujo de demanda, entre otros, convierten en inexisten-
tes los límites jurisdiccionales. Las enfermedades emergentes y reemergentes dan un claro ejemplo
reciente, como ocurre con la vigilancia y la propagación del dengue y la influenza. La IRAB (bronquio-
litis) es otro desafío estacional constante a los límites artificiales.
Debe destacarse al Mercosur como una instancia conjunta imprescindible para la planificación sani-
taria, si bien en parte corresponde a la Nación. Entre otros temas pueden citarse las actividades con-
juntas de vigilancia epidemiológica y sanitaria, los acuerdos recíprocos en materia de migraciones, la
homologación de normas en materia de recursos humanos y actividades de atención.
Constitución y Comunas
La Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, sancionada en 1996, estableció la nueva división
político-institucional de la Ciudad en Comunas (CABA. Constitución de la Ciudad. Art. 127° a 131°).
Las Comunas son “unidades de gestión política y administrativa con competencia territorial”.
Constituyen esencialmente una descentralización política, ya que se crea un gobierno local electo
–un órgano colegiado de siete miembros- con competencias de rango constitucional.
Las competencias comunales son de dos tipos: Exclusivas y concurrentes. Señalemos desde ya que
la cuestión de la salud no es una competencia exclusiva.
Setiembre de 2005 se sancionó la Ley Orgánica de Comunas N° 1777, cumpliendo el mandato cons-
titucional, lo que inició la etapa de concreción de esta nueva organización de la Ciudad.
La Ley 1777 reafirmó el sentido de participación ciudadana y gestión local de las Comunas.
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En 1999, la sanción por la Legislatura de la Ley Básica de Salud (CABA, Ley 153) estableció un
marco normativo global para el sistema de salud de la CABA, cuyos contenidos en síntesis son los
siguientes:
• Garantiza el derecho a la salud integral de todas las personas.
• Detalla los derechos de las personas en su relación con el sistema de salud.
• Establece las funciones del Gobierno de la Ciudad como autoridad regulatoria del conjunto del
sistema de salud.
• Fija la organización general del subsector estatal de salud, con base en la estrategia de atención
primaria, en la constitución de redes y tres niveles jerarquizando el primer nivel de atención y la des-
centralización progresiva de la gestión.
• Determina la organización territorial del subsector estatal por regiones sanitarias integradas por
unidades locales denominadas áreas de salud.
La Ley 153 en su Artículo 27° establece que “El subsector estatal de salud se organiza territorial-
mente en unidades de organización sanitaria denominadas regiones sanitarias, integradas cada una
de ellas por unidades locales o áreas de salud. Las áreas de salud son definidas como las unidades
locales de organización territorial del subsector estatal de salud”.
En 1997, la Ciudad fue dividida en cinco regiones denominadas Sistemas Urbanos de Salud (SUS),
que no tuvieron continuidad (Bonazzola, 1999). Más recientemente, el Ministerio de Salud creó cua-
tro Regiones Sanitarias por Resolución 31-MSGCBA-2008, que, a nuestro entender, han dado inicio
a la implementación de ese aspecto de la Ley, como está contemplado en publicaciones previas
Con respecto a las Áreas de Salud, sus lineamientos son (CABA, LEY 153, Art. 28°):
• Su articulación geográfico poblacional con las futuras comunas, disposición que entendemos de
gran importancia para el desarrollo de los sistemas de salud en los niveles locales;
• Su carácter de sede administrativa en materia de salud;
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SECCIÓN SALUD PÚBLICA
Las Comunas de la Constitución y las Áreas de Salud de la Ley Básica establecieron un marco ins-
titucional propicio para contribuir a la transformación del sistema de salud, y uno de sus ejes es la
descentralización de la ciudad y del sector sanitario.
Ambos entes -comunas y áreas- se dirigen a un cambio en la organización del Estado de la Ciudad,
combinando la descentralización política –las Comunas- con la descentralización administrativa –las
áreas-.
Los habitantes de la comuna pasan a ser sujetos titulares de derecho, tienen responsables electos e
instancias concretas de participación para sus demandas y su protagonismo.
Salud no es una competencia exclusiva de las comunas, las políticas generales de salud no se des-
centralizan. La Ciudad tiene que garantizar un proyecto común y la compensación de desigualdades
regionales. Por otra parte, la mayoría de los hospitales de la Ciudad tienen una magnitud y comple-
jidad de servicios que los ubican muy por encima de lo que sería un hospital “comunal”. Por ello, la
gestión del segundo y tercer nivel no es materia descentralizable en el actual marco normativo.
En esencia, el cambio de la visión “hospitalocéntrica” debería determinar que los hospitales no sean
“líderes” ni “subordinados”, sino “participantes” en los Consejos Locales, aportando su visión y su
problemática específica.
La participación comunitaria facilitada por las comunas y áreas, no sólo propicia el desarrollo de
conductas saludables por la población, sino la presencia de la misma en la identificación de sus
necesidades, de las prioridades en la asignación de los recursos disponibles en ese nivel, y de las
formas más eficaces de gestión local
Para los equipos de salud, probablemente mejore la certidumbre de objetivos a cumplir
Niveles de Atención*
• Primero: Acciones y servicios destinados a la promoción, prevención, diagnóstico, tratamiento y
rehabilitación, en especialidades básicas y modalidades ambulatorias
• Segundo: Acciones y servicios de atención ambulatoria especializada y aquéllas que requieran
internación.
• Tercero: Acciones y servicios que por su alta complejidad médica y tecnológica son el último nivel
de referencia de la red asistencial.
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[B]
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