Está en la página 1de 33

Repartimiento

forzoso
ercancías

COMPILADORA
Margarita Menegus

Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora


Centro de Estudios sobre la Universidad-UNAM
Consejo editorial de la colección: ÍNDICE
Leonor Ludlow, Carlos Manchal,
jorge Silva Riquer y Matilde Souto.

Portada: Yolanda Pérez Sandoval.

Introducción

La economía indígena y su articulación al mercado


en Nueva España. El repartimiento forzoso
de mercancías
Margarita Menegus

El gobernador de indios, el repartimiento de comercios


y la caja de comunidad en los pueblos de indios
del México central (siglo xvm)
Arij Ouweneel 65

Repartos forzosos de mercancías y producción de "ropa


Primera edición, 2000 de la tierra" en Cuzco: 1720-1780
© Derechos reservados
conforme a la ley, 2000
Neus Escandell-Tur 98

Instituto de Investigaciones
Dr. José María Luis Mora El impacto del repartimiento de mercancías en la provincia
Plaza Valentín Gómez Parías 12, de Tehuantepec durante el siglo xviii: los pueblos de
San Juan Mixcoac, la grana
México, 03730, D. E Laura Machuca 120

ISBN 970-684-037-0
Cultura, comunidad y "rebelión" en el levantamiento
Impreso en México maya de 1761 en Yucatán
Printed in México Roben W Patch 146
ron contra el repartimiento fueron Yucatán, el istmo de Tehuante-
pec y Chiapas, regiones que distan mucho de haber sido los luga- EL GOBERNADOR DE INDIOS, EL REPARTIMIENTO
res en donde el monto fue mayor. Tan sólo desde la perspectiva cíe DE COMERCIOS Y LA CAJA DE COMUNIDAD EN LOS
la economía indígena y cíe su integración a la economía colonial, PUEBLOS DE INDIOS DEL MÉXICO CENTRAL (SIGLO XVIII)*
así como desde su capacidad de producción de excedentes, per-
mite comprender en qué momento se rebasaba el equilibrio. En
otras palabras, no se puede fijar un monto preestablecido, es de- Arij Ouweneel
cir, tres pesos o diez pesos, sino que debe analizarse en función de
los desequilibrios que produce a la economía indígena un monto
u otro. En efecto, el monto depende de la cantidad de recursos
alternativos que tienen los pueblos para obtener dinero o empleo
para satisfacer las cargas. Sin embargo, todo indica que el reparti-
miento de dinero o, visto desde la comunidad, la producción cíe
mercancías para el repartimiento, era una carga más pesada que la A punto cíe cumplirse el tercer aniversario de la rebelión zapatista
situación inversa, cuando el indígena pagaba con dinero el consumo. en Chiapas, el escritor Carlos Montemayor reconoció a la revista
Los casos que aquí he analizado con respecto a los levantamien- Proceso que, durante siglos, los pueblos de indios de México han
tos ocurridos muestran cómo se produjo la ruptura entre la de- tenido "autonomía", pero una autonomía traducida en "incomu-
manda de las autoridades locales y la capacidad de producción de nicación, marginación y miseria" que los ha hecho víctimas de la
las comunidades. enfermedad, la desnutrición, el analfabetismo y la falta de
procuración de justicia. Aunque comparto, como historiador, su
conclusión de que "no debemos entender la autonomía indígena
como una nueva creación política, sino como la comprensión de
una parte cíe la realidad de México" y que "la autonomía es natural
a los pueblos indígenas", tengo mis dudas sobre la opinión si-
guiente del conocido escritor: "Lo ha sido casi siempre de manera
desafortunada y cruel."*
En este libro sobre mercados indígenas no podía faltar un resu-
men del llamado repartimiento de comercios. Casi todo el comer-
cio interlocal en Nueva España se servía de este mecanismo. Inclu-
so me atrevería a afirmar que se produjo un periodo de prosperidad
económica en ciertas comarcas de Nueva España cuando se apro-
vechó al máximo este repartimiento. Me estoy refiriendo al siglo
xvni y, en concreto, al periodo anterior a la prohibición de esta
forma de comercio ilegal en 1786, y al periodo inmediatamente
posterior, en los años noventa, cuando se permitió oficialmente el
repartimiento. Asimismo, me estoy refiriendo a la región del

* Versión en español preparada por Virginia Rozemeijer y Beatriz Olaizoia.


1
"Entrevista con Salvador Corro", Proceso, núm. 1052, 29 de diciembre de
1996, pp. 12-19, cita de la p. 12.

64
65
Anáhuac, que constaba de 51 provincias en el altiplano central de que las distintas regiones de Nueva España, y de Latinoamérica en
México y en sus alrededores. Los resultados de mi investigación general, tenían realmente un carácter muy distinto y que no se
no abarcan otras regiones de Nueya España, como por ejemplo, pueden comparar sin más unas con otras.
Guadalajara, Michoacán, Oaxaca o Yucatán, ni tampoco las regio- En este artículo no cuento con suficiente espacio para tratar
nes de los Andes.2 sobre todos los aspectos del repartimiento. En mi libro Shadows
A diferencia de lo que se pensó durante mucho tiempo sobre over Anáhuac (1996), necesité más de 150 páginas para explicar
Oaxaca, los Andes y Anáhuac, el repartimiento no fue "forzoso" en la reciprocidad del "buen gobierno", así como las distintas varia-
Anáhuac sino voluntario. En cambio, el comercio fue ilegal hasta ciones del repartimiento y los productos qué se comercializaban a
1754. Después se utilizó mucho este sistema hasta una nueva pro- través de este mecanismo.5 Pienso que la región del Anáhuac llegó
hibición en 1786. El repartimiento constituyó para la Casa de finalmente a una fase de protoindustrialización, en la cual los fun-
Borbón lo mismo que había supuesto la discusión en torno a Las cionarios y los comerciantes, por un lado, y los habitantes de los
Casas para los Habsburgos: un debate central sobre el futuro de la pueblos de indios, por otro, tuvieron un interés común en esta-
colonia y sobre la protección de los indios. A los comerciantes y a blecer el repartimiento. En las siguientes páginas me limitaré a
los jefes indios no les interesaba este debate. Sólo utilizaron el explicar brevemente cómo funcionaba este mecanismo. Para po-
sistema para poner en marcha un comercio local próspero, por- der formarse una idea más completa -incluso de mi conclusión
que las condiciones del repartimiento resultaban muy apropiadas sobre la protoindustrialización--, hago, referencia a mi libro.
para la concesión de créditos a los campesinos pobres. En Guada-
lajara y Michoacán apenas se dio el repartimiento, puesto que los
pueblos de esas regiones no tenían raíces indígenas muy antiguas. EL REPARTIMIENTO COMO IMPUESTO
Aunque mi trabajo se basa en material del Anáhuac, el historiador
estadunidense Jeremy Baskes demostró, en un artículo excelente, El repartimiento formaba parte de la herencia indígena en el pe-
que el repartimiento tampoco fue "forzoso" en la región de Oaxaca.3 riodo español. Se trataba de una forma de recaudación de impues-
Para mí fue una sorpresa agradable, aunque ya había manifestado tos que estaba ligada al ideal de "buen gobierno" y a un sistema de
anteriormente que el Anáhuac y Oaxaca presentaban muchas si- impuestos prehispánico. Por eso el repartimiento se asoció con la
militudes, pero que estas regiones diferían mucho de Michoacán y "reciprocidad" entre soberanos y subditos. Y por eso también el
Guadalajara.4 Poco a poco se está aceptando en la historiografía repartimiento apenas acarreó problemas en el Anáhuac. Para los
miembros de la llamada república de indios, que era un tipo de
2
estamento feudal, el repartimiento formaba parte del tributo. La
Véanse mis ensayos en Se quedó pacbacate, que publicará en este año El Cole- recaudación del tributo era responsabilidad del alcalde mayor o
gio Mexiquense (1997). También a Ouweneel y C. C. J. H. Bijleved, "The economic
cycle in Bourbon central México: a critic of the recaudación del diezmo líquido en corregidor de una provincia, quien colaboraba en este asunto cpr>
pesos", Híspante American Historical Review, núm. 69,1989, pp. 479-580, y B. H. los gobernadores de indios de los pueblos en su jurisdicción. Los
Siicher van Bath, "Dos modelos referidos a la relación entre población y economía pueblos de indios pagaban el tributo colectivamente, según el
en Nueva España y Perú, durante la época colonial" en A. Ouweneel y C. Torales número de vecinos; se hacía un recuento de la población cada
Pacheco (comps.), Empresarios, indios y Estado. Perfil de la economía mexicana
(siglo xviu), Universidad Iberoamericana, México, 1992. cinco años.6 Puesto que pagaban el tributo en especie y puesta
3
J, Baskes, "Coerced or voluntary? The repartimiento and market participation
of peasants in late colonial Oaxaca" Journal of Latín American Studies, núm. 28, 5
1996, pp. 1-28. Ibid., pp. 159-305.
4 6
Véase A. Ouweneel, Shadows over Anáhuac. An ecological interpretaron of Véase A. Ouweneei, "Growth stagnation and migration and explorative analisys
crisis and development in central México, 1730-1880, University of New México of the tributario serie of Anáhuac (1720-1800)", Hispanic American Historical
Press, Albuquerque, 1996. Review, núm. 71, 1991, pp. 531-577. La traducción "Análisis explorativo de la serie

66 67
puestos particulares como complemento de su salario. Estos
que la corona sólo quería recibir un importe en efectivo, el alcalde impuestos particulares consistían en repartimientos. Los subditos
mayor o corregidor tenía que cambiar los géneros en metálico. entendieron muy bien este sistema y aceptaron los repartimien-
Poco después de que fuera nombrado en una determinada pro- tos. Los consideraban como una inversión para el futuro: se gana-
vincia por algunos años, el nuevo funcionario pedía prestada una rían la simpatía del funcionario y éste los apoyaría en pleitos sobre
cantidad de dinero como capital inicial a algunos comerciantes tierras y en caso de desacuerdos de carácter político con la ciudad
acaudalados. Pedía este dinero para poner un negocio privado. de México.8
Con los acreedores llegaba a un acuerdo sobre el carácter de este Cabe mencionar dos ejemplos que ilustran lo anterior. En la
negocio privado: los pueblos de indios de su jurisdicción suminis- provincia de Chalco, dos hacendados de esa provincia llevaron a
trarían géneros a los comerciantes, y al revés, los comerciantes cabo dos repartimientos a principios de los años veinte. Ambos
suministrarían mercancías a los indios. Los comerciantes garanti- hacendados estaban empleados como tenientes por el alcalde ma-
zaban al alcalde mayor o corregidor que entregarían el dinero a la yor, don Phelipe Diez de Palacios. Esta situación provocaba gran
corona. A cambio, el alcalde mayor o corregidor tenía que garanti- confusión porque los repartimientos de muías y toros eran re-
zarles que los vecinos suministrarían géneros por un valor algo partimientos particulares y no se efectuaban por encargo del al-
más elevado que el importe que tenían que entregar al Tesoro. El calde mayor. Cuando los indios se enteraron de ello, protestaron.
gobernador de indios, que concluía un contrato con el alcalde iSi lo hubieran sabido antes, nunca habrían colaborado! Al fin y al
mayor o corregidor, se encargaría de que los vecinos cumplieran cabo, un repartimiento particular no les aportaba nada política-
lo acordado. El comerciante, el alcalde mayor o corregidor y el go- mente, según hicieron constar algunos gobernadores en su queja.
bernador esperaban sacar beneficios de la diferencia de precios.7 En 1720 y 1721 se vendieron 127 muías, 549 toros y 27 potros.
En esa época, en todo el mundo occidental, a los funcionarios Esta provincia contaba con 2 763 cabezas de familia indios en esa
les pagaban mal porque el financiamiento de la administración época. Sin embargo, sólo 426 compradores eran indios, el resto
estatal dejaba mucho que desear. Por eso, en la edad media los eran españoles.9
reyes habían contratado a los nobles como funcionarios. Estos El corregidor de Zacatlán, don Manuel Esteban Sánchez de Tagle,
disponían de capital propio y del derecho de recaudar impues- entendió perfectamente que, para defender sus dos repartimien-
tos particulares. En el siglo xvin el modelo español todavía no se tos, a mediados de los años ochenta necesitaba ejemplos de "buen
había liberado totalmente de esa herencia, a pesar de que precisa- gobierno". Demostró que él había administrado justicia, a menu-
mente ése había sido el objetivo de las reformas borbónicas. La do en beneficio de los indios. Había apoyado a algunos pueblos
mayoría de los funcionarios mantuvo el derecho de recaudar im- cuando solicitaron justificadamente aplazamiento del pago del
tributo tras la mala cosecha de 1785. Había ayudado a los indios
tributarios de Anáhuac (1720-1800)" será publicada por Él Colegio Mexiquense en de algunos pueblos en un conflicto político en el que estaban in-
una7 colección de ensayos míos, Se quedó pachacate (1997). volucrados los curas. Y, como se verá más adelante, había partici-
Todos los detalles en Ouweneei, Shadows, op. cit., con base en el Archivo pado en el comercio de huevos entre los campesinos de la provin-
General de Indias (en adelante AGI)? Indiferente general, 107 y 108; AGÍ, México,
1675, 1868 y 1872. También B. Hamnett, Polüics and trade in southern México, cia y los comerciantes de la ciudad de México y de Puebla de los
1750-1821, Cambridge University Press, Cambridge, 1971; Roots of insurgency, Angeles. Añadió que no sólo los indios colaboraron en los reparti-
Mexicanregions, 1750-1824, Cambridge University Press, Cambridge, 1986, pp. 70- mientos, sino también los españoles. Incluso pedía precios más
80, y H. Pietschmann, "Der repartimiento-handel der distriktsbeamten im raum altos a los españoles que a los indios. Sólo 254 de los 466 compra-
Puebla im 18, ¡ahrhunáert", Jabrbucb fur Geschichte von Staat, Wirtschaft und
Gesellschaft Lateinamericas, núm. 18, 1973, pp. 236-250; "Agricultura e industria
8
rural indígena en el México de la segunda mitad del siglo xvm" en Ouweneei y Véase Ouweneei, Shadows, op. cit., pp. 164-172.
9
Torales, Empresarios, op. cit. Sobre el Perú véase A. Moreno Cebrián, El corregidor Ibid., pp. 183-187.
de indios y la economía peruana del siglo xvm, csic, Madrid, 1977.

69
68
dores de las muías eran indios o indios caciques. La provincia con- Además, el repartimiento fue una necesidad en una época de
taba en ese momento con 7 000 cabezas de familia (tributarios).10 carencia de tierras. De los documentos de archivo se deduce que,
El alcalde mayor o corregidor de la provincia determinaba el a pesar de que muchos pequeños campesinos tenían en propiedad
carácter y el precio de los géneros que los vecinos le entregarían pequeñas parcelas fuera del fundo legal de su pueblo, la mayoría
como tributo; un precio que estaba fijado por debajo del valor de los vecinos de los pueblos de indios dependía de la adjudica-
comercial de los géneros. El resultado era que los vecinos tenían ción de una parcela de las tierras comunales (común repartimien-
que suministrar relativamente más de lo que exigía el valor comer- to).11 En los pueblos de indios se produjo una carencia de tierra
cial. El alcalde mayor o corregidor revendía estos géneros a los laborable casi general a consecuencia del aumento de población
comerciantes con quienes había llegado a un acuerdo. Estos co- durante el siglo xvin, de modo que las tierras comunales ya no
merciantes vendían las mercancías en otro lugar de la colonia al fueron suficientes. Desde luego que se buscó una solución, sobre
precio más elevado posible. Pronto los pueblos se acostumbraron todo en la ampliación externa de las propiedades de tierra, algo
además a comprar géneros al alcalde mayor o corregidor -o a su que impelió el modelo de asentamientos densamente poblados
representante- normalmente a un precio más elevado que el valor del altiplano. La mayoría de los pueblos de indios no tenía nada
comercial. En la práctica todo esto terminó en un comercio de más que las tierras comunales, compuestas del fundo legal y de
trueque entre comerciantes y vecinos, a través de la mediación del algunas tierras obtenidas mediante las composiciones. Sólo los pue-
alcalde mayor o corregidor. Lo que salta a la vista es que los veci- blos de las faldas y los pueblos ubicados en los límites de los valles
nos indios y españoles compraban sobre todo bienes de capital, del altiplano tenían a veces un ejido o administraban "propios".
como ganado y telares, entre otras cosas. Se negaban a comprar Una alternativa para los pequeños campesinos, que frecuentemente
mercancías que no podían utilizar. Cuando esta práctica no im- tenía éxito, era la ocupación ilegal de tierras de una hacienda; so-
plicaba ventajas para los indios, no se efectuaba. Este comercio bre todo cuando las parcelas en cuestión eran de menor impor-
de trueque se menciona en los documentos con el término de tancia para el hacendado, pues entonces él aceptaba a los ocupan-
repartimiento de comercios, es decir, la redistribución de las mer- tes ilegales como arrendatarios, porque sabía que le sería muy difícil
cancías. sacarlos pacíficamente de su terreno.
Desde luego que los alcaldes mayores o corregidores se acomo- La lucha por las tierras fue una necesidad para los pueblos de
daban a los deseos de los indios, puesto que en Nueva España indios, pero en realidad fue impulsada por los caciques, que de-
disponían de pocos medios para forzarlos efectivamente a aceptar seaban evitar la pérdida de su posición económica privilegiada
mercancías que no deseaban. Su poder como jueces de la provin- encabezando la lucha destinada a aliviar la necesidad de los más
cia era fuertemente minado por las posibilidades de apelación que pobres. Este fue el caso de los pequeños campesinos que se esta-
tenían los indios en la Audiencia, corte del virrey, establecida en la blecieron en el terreno de una hacienda y dejaron de pagar el tri-
ciudad de México. Esta corte respaldaba a los pueblos de indios y buto al pueblo, de los que emigraron a la ciudad y de los que ya
a los vecinos en su exigencia de una jurisprudencia correcta. Ade-
más existía el riesgo de una rebelión en caso de un gran abuso, lo
cual podía suponer incluso una amenaza directa a la vida del al- 11
Sobre este tema véase A. Ouweneel, "From Tlahtocayotl togobernadoryotli a
calde mayor o corregidor. Los vecinos podían incendiar su casa. Es critical examination of indigenous rule in 18-century central México" en Tbe
importante acentuar que los pueblos de indios en Nueva España American Ethnologist, núm. 22,1995, pp. 756-785, traducido como "Del Tlabtocayotl
colaboraban con el sistema, en el peor de los casos, por necesidad al gobernadoryoti. gobierno indígena en Anáhuac en el siglo xvín" en Se quedó
pacbacate (1997). También S. Wood, "The fundo legal or landspor razón del pue-
económica; no se trataba de una coacción directa y física. blo; new evidence from central New Spain" en A. Ouweneel y S. Miller (comps.),
Tbe indian community of colonial México. Fifteen essays on land tenure, corporate
10 organizations, ideologyandvillagepolitics, CEDÍALAS, núm. 58, Amsterdam, 1990.
/¿>iW., pp. 178-182.

70 71
no fueron capaces de pagar el tributo. El único remedio para los bían, pocos días antes de Navidad, las insignias propias de su dig-
gobernadores en contra de esta pérdida de poder era convertirse nidad durante unas grandes festividades.13 La corona tenía en cuen-
en los campeones de los pueblos de indios y, de esa manera, man- ta las diferencias culturales de los pueblos, de modo que cada gru-
tener un número creciente de tributarios bajo su influencia. Los po hablante de otro idioma podía elegir a su propio gobernador.
negocios incluidos en el repartimiento fueron una manera de hacer Por ejemplo, el pueblo de Azcapotzalco, situado en el valle de
eso. En suma, el repartimiento significaba trabajo e ingresos para México, tenía un gobernador para los vecinos que hablaban náhuatl
las familias indias y seguridad para el pueblo como comunidad. y otro para los que hablaban tepaneco.14
Las elecciones tenían lugar en las casas reales de la capital de la
provincia, o en la casa parroquial, bajo la vigilancia del alcalde
EL PAPEL DEL GOBERNADOR DE INDIOS Y LA CAJA DE COMUNIDAD mayor o corregidor y un sacerdote. En caso de conflictos entre los
caciques que proporcionaban los candidatos, los alcaldes mayo-
Dado que los gobernadores formaban en persona la interface entre res (o corregidores) o los sacerdotes proponían a sus propios can-
alcaldes mayores o corregidores y los pueblos, tanto el sistema ad- didatos. Aunque la reelección estaba prohibida, con frecuencia los
ministrativo español como el azteca eran en principio igualitarios, candidatos propuestos ya habían ejercido este cargo. Desde lue-
pero en la práctica entraba furtivamente la desigualdad. Los vecinos go, se podía dar la vuelta al asunto: partidos rivales intentaban
de los pueblos de iridios podían apelar a la legislación española con ganar el apoyo del alcalde mayor (o corregidor) o de la adminis-
el fin de imponer de manera manifiesta esta igualdad latente; en tración de la iglesia en su ambición por obtener el cargo (sólo
esto contaban con el apoyo activo de las autoridades españolas. Pero desde 1803 le quitaron al sacerdote estas atribuciones, pero esto
la legislación era en esos tiempos tan poderosa como la autoridad no significó que desapareciese su influencia en el pueblo). Es evi-
española y, en muchos casos, el poder local de las familias acomo- dente que las elecciones transcurrían de forma fraudulenta. La
dadas era el factor decisivo con respecto a la verdadera ejecución aprobación final -y la facultad de decisión- estaba en manos del
de la ley en los municipios, exactamente igual que en España.12 En gabinete del virrey, es decir de la Audiencia.15
el siglo xviii, este poder estuvo en manos de los gobernadores de El gobernador tenía, en primer lugar, un cargo patriarcal. De-
indios, los jefes de la administración del pueblo que, para poder bía procurar que los precios del mercado se mantuvieran bajos en
cumplir con este cargo, tenían que ser indígenas; por tanto, figu- su distrito durante periodos de escasez y que se distribuyeran de
raban en la lista de tributarios, pero estaban exentos del pago de manera "legítima" los productos en los pueblos de indios. Otro
tributos cuando podían presumir de descender de la nobleza pre- de sus cargos era procurar que se limpiara la plaza del mercado y
hispánica. Este era el caso, probablemente, de muchos caciques
en los siglos xvi y xvii, pero no en el siglo xvín, cuando el término
cacique tomó más bien el sentido de "vecino poderoso y acomo- 13
Una discusión de bibliografía en Ouweneel, "From TlabtocayoiF', op. cit.
14
dado del pueblo". 15
Archivo General de la Nación (en adelante AGNM), Indios, 80; AGNM, Tributos, 2-6.
Cada pueblo de indios tenía un gobernador de indios, que a AGNM, Indios, 80; México, 1939; AGÍ, México, 1939; AGNM, Tributos, 2-6; Ch.
Gibson, The aztecs under spanish rule. A history of the indians of the valley of
veces era secundado por algunos asistentes. En pueblos más gran- México, 1519-1810, Stanford University Press, Stanford, 1964, pp. 126, 167, 180,
des, el gobernador presidía incluso un cabildo de indios. Además, 217-219, 389; J. M. Tlítino, "Provincial spaniards, indians towns and haciendas:
tres funcionarios del pueblo se encargaban de las instituciones interrelated sectors of agrarian society in the valleys of México and Toluca, 1750-
eclesiásticas. Estos funcionarios y los miembros del cabildo reci- 1810" en I. Altman yj. Lockhart (comps.), Provinces ofearly México. Variants of
spanisb american regional evolution, UCLA, Los Ángeles, 1976, pp. 182-187. Sobre
las elecciones, véase Ouweneel, Sbadows, op. cit., pp. 226-229, y R. Haskett,
Indigenous rulers. An etnobistory of town government in colonial Cuernavaca,
12
D. Vassberg, Tierra y sociedad en Castilla, Ed, Crítica, Barcelona, 1986. University of New México Press, Albuquerque, 1991, pp. 27-59.

72 73
que se mantuvieran los caminos y puentes. Le estaba permitido vían. Este detalle atractivo del cargo se prestaba a la acumulación
convocar a los vecinos para llevar a cabo tareas colectivas, faenas de la propiedad.
que se ejecutaban en interés de la comunidad sin recibir dinero a A través del cargo, se podía obtener acceso al poder de decisión
cambio. Ademas tenía que evitar que los vecinos del municipio sobre las fuentes de ingresos más importantes que poseía el pue-
descuidaran sus tierras. Los borrachos y perezosos podían contar blo como colectivo: la tierra y la recaudación del tributo. La clave
con una reprimenda y un castigo. Cada domingo o día festivo, el de esta riqueza residía en la recaudación del tributo. Los pueblos de
gobernador saludaba a sus subditos en la puerta de la iglesia. Si indios, como comunidades, disponían de instituciones como la
faltaba alguna persona en esta ceremonia, él tenía que ir a buscar- caja de comunidad, que normalmente se llenaba con los ingresos
la y exhortarla a que asistiera también.16 procedentes de la tierra labrada colectivamente por los vecinos
Desde luego no les estaba permitido a los gobernadores que (los "propios") y que, por tanto, no caía bajo el común reparti-
mandasen hacer a los vecinos tareas colectivas para sus fines parti- miento. Aparte de esto, los vecinos de los pueblos se reunían en
culares o que sacaran provecho del cargo de otra manera. Pero cofradías o hermandades. Estas cofradías servían para dar forma a
esto sí ocurría: el poder se prestaba casi por excelencia al abuso. la vida religiosa y colectiva de la gente, en la cual destacaba la
Se manipulaban las elecciones de tal manera que el cargo se tur- financiación de las fiestas de los pueblos. Ambos tipos de institu-
naba sólo entre algunas familias emparentadas. Repetidas veces el ciones, civiles y religiosas, eran administradas por los caciques de
gobierno español ordenó a los alcaldes mayores o corregidores los pueblos y, a primera vista, parecería como si ellos gastaran
que procuraran que este abuso no se produjera y que declararan mucho dinero de su capital en esas instituciones.
nulas las elecciones cuando fuera necesario. Sin embargo, muchos En efecto, las fiestas eran organizadas y financiadas, en gran
alcaldes mayores o corregidores daban gran importancia al hecho medida, por las hermandades de los pueblos. También las her-
de mantener una buena relación con los caciques locales, de modo mandades administraban una cierta cantidad del dinero para fi-
que el Estado español, en el fondo, se sentía impotente ante el nanciar las fiestas. Tenían en propiedad algunas tierras, daban
abuso. muías en alquiler a los arrieros del pueblo y, sobre todo, poseían
Para los gobernadores, la administración de la caja del pueblo y mucho ganado. Aparte de esto, recibían la contribución de sus miem-
el cobro de los tributos era más importante que el cargo patriarcal. bros, los vecinos del pueblo. Lo que llama la atención es que las
Además poseían la atribución de adjudicar lotes de tierra a los hermandades eran dirigidas por cofrades o mayordomos, normal-
vecinos de los pueblos de indios que pagaban tributos. A cambio, mente elegidos por turno entre el grupo de los caciques del pue-
estos vecinos podían labrar en usufructo el lote. El importe del blo, de modo que este puesto era comparable al de los goberna-
tributo era a menudo más alto que la suma establecida en la legis- dores en el campo político. A finales del siglo xviü la situación de
lación. Esto se explica fácilmente. Los gobernadores tenían que las cofradías era malísima. El arzobispo de México, don Alonso
mantener un presupuesto equilibrado; como todos los funciona- Núñez de Haro, obispo de 1771 a 1800, vio con malos ojos cómo
rios de la época, en caso de déficit ellos tenían que suplirlo de su decayeron las hermandades. Finalmente intervino, prohibiendo o
propio bolsillo. Para tener una reserva, pedían un tributo más ele- disolviendo las hermandades no viables o juntándolas. El sanea-
vado a los vecinos; las aportaciones adicionales de los tributarios miento tuvo bastante éxito, aunque muchos vecinos no aprecia-
iban a parar a la caja privada de los gobernadores y no se devol- ron esta intervención.17

16 17
AGÍ, México, 1823-6, y AGÍ, México, 1411-836; W Osborn, "A community study of AGNM, Bienes nacionales, 585; A. Lavrín, "Mundos en contraste: cofradías ru-
Metztitlan, NewSpain, 1520-1810", tesis de doctorado, University of lowa, 1970, pp. rales y urbanas en México a fines del siglo xvn",/>¿*per, México, 1983; "Diversity and
56-62, 118-119; J. M. TXuino, "Creóle México: spanish élites, haciendas and indians disparity. Rural and urban confraternities in eighteenth century México" en A. Meyers
towns, 1750-1810", tesis de doctorado, University of Texas, Austin, 1976, pp. 276-281. y D. H. Hopkins (comps.), Manipulating the saints. Religious brotberboods and

74 75
Justamente el empobrecimiento de las hermandades fue lo que
inspiró a los municipios a financiar también las fiestas del pueblo dor de esa política. Rogó con insistencia a sus superiores que elabo-
con el dinero procedente de la caja de comunidad. Esto chocó con raran una ley para arreglar este asunto de la caja de comunidad. Esa
la rama política de la administración española en Nueva España, ley tendría que reemplazar a la antigua. Él pensaba que justamen-
porque los funcionarios observaron, en la misma época que Núñez te por la confusión sobre la interpretación de las antiguas leyes,
de Haro procedió al saneamiento, que la situación financiera de nadie sabía lo que eran "propios" y que, por tanto, los pueblos de
las cajas de comunidad era muy mala. Tengo la impresión de que indios carecían de fondos para llenar la caja de comunidad. Abo-
los funcionarios, que conocían el uso de los "propios" en España, gaba por la ejecución meticulosa de la legislación española en ese
se asombraron mucho al ver que en ultramar no todos los pueblos punto -la legislación tendría que ofrecer a cada pueblo sus "pro-
disponían de "propios" o tierras colectivas aparte del fundo legal pios", o sea tierras extra, aparte del fundo legal y las composicio-
y las composiciones.18 Esta carencia les llamó la atención cuando, nes; más tarde se llamaría "ejidos" a los "propios", aunque el ejido
a finales del siglo xvm, se vieron confrontados con una cantidad era antes también una clase aparte de tierra comunal- y deseaba
creciente de juicios sobre la propiedad de la tierra.19 Y resultó aún un control riguroso sobre el cumplimiento de esas leyes. Además
más grave con miras al éxito de las reformas borbónicas, las cuales se preguntaba dónde tenía que guardarse la caja de comunidad.
comprendían disposiciones sobre la financiación del tributo, del La caja de comunidad era un arca provista de tres cerraduras y en
impuesto eclesiástico y de la escuela del pueblo con dinero proce- todo caso las tres llaves debían guardarlas el gobernador, el corre-
dente de la caja de comunidad. La entrega del tributo correría gidor y el sacerdote. Estas tres personas tenían con frecuencia in-
peligro, pensaban los funcionarios, si se gastaba todo el dinero en tereses opuestos, así que de esa manera se podrían evitar los abu-
fiestas. Pero también influía un aspecto ideológico: la escuela del sos. El lugar donde se guardaba la caja, eso se sabía por experiencia,
pueblo tenía como meta enseñar la civilización española a los ve- daba prestigio social al propietario de ese lugar y, por tanto, la
cinos de los pueblos de indios, sobre todo el idioma y la religión. posibilidad de ejercer un poder real. Los gobernadores ya dispo-
En el momento en que quisieron dar prioridad a este asunto, la nían de tanto poder en los pueblos, que era preferible guardar la
medida se prorrogó por las guerras en Europa y finalmente se sus- caja en casa de uno de los otros dos llaveros. Al funcionario tam-
pendió porque el gobierno español tuvo que abandonar el campo poco le gustaba la idea de que con los muchos cambios de gober-
después de 1821.20 nadores se tuviera que mudar la caja continuamente. La caja debe-
Un funcionario importante de la ciudad de México, ya en 1780 ría estar siempre en un lugar fijo. El lugar más adecuado era la
había informado al gobierno de Madrid sobre el fracaso amenaza- Casa Real, la residencia oficial del alcalde mayor o corregidor; pero
en este caso se debería evitar que se colocara la caja en un salón de
su casa, de modo que él pudiera asumir todos los asuntos de la
social inteqration in posconquest Latín America, Ed. Wayasbah, Hamburgo, 1988,
pp. 67-100, y "Rural confraternities in rural economies of New Spain. The bishopric
administración del pueblo.21
of Oaxaca in the context of colonial México" en A. Ouweneel y S. Miller (comps.), La recomendación no fue escuchada. Mientras tanto se había
The indian communityof colonial México. Fifteen essays on landtenure. Corporate hecho habitual que los pueblos en posesión de propios los pusie-
organizations, ideology and village politics, CEDÍA LAS, núm. 58, Amsterdam, 1990. ran bajo la administración del gobernador. En la mayoría de los
Versión en inglés de ambos ensayos. casos, los otros llaveros de la caja de comunidad eran un repre-
18
Véase Ouweneel, "From Tlahtocayotl", op. cit.
19
Véase Ouweneel y Bijleveíd, "Economic", op. cit. sentante del Cabildo y el sacerdote o el corregidor. Dado que el
20
AGNM, AHH, 385-1, 386-4; AUNE, Consejos, 20723,23727 y 21460; AGNM, Indios, Cabildo también estaba controlado por los caciques dominantes,
80; AGÍ, México, 1968; AGNM, Bienes nacionales, 585; Osborn, "Community", op. la caja de comunidad era administrada normalmente por las per-
cit., pp. 127-128,143,189-193; S. Gruzinski, "La segunda aculturación: el Estado
ilustrado y la religiosidad indígena en Nueva España (1775-1800)", Estudios de His-
toria Novohispana, núm. 8,1985. 21
AGÍ, México, 1868.

76
77
sonas más poderosas del pueblo. Si el alcalde mayor (o corregidor) datos generales sobre la administración de las tierras comunales y
o el sacerdote había logrado acabar con el poder de los caciques, de una lista simple de ingresos y gastos. El comercio tan importante
la caja se guardaba en la casa de uno de los dos y éste administra- en el marco del repartimiento de comercios o los ingresos por tra-
ba los propios. También ocurría que un pueblo poseía más de una bajo temporal -se trataba de sumas muy altas- no figuraban en la
caja; en Izúcar, un pueblo grande de indios, había catorce barrios contabilidad de la caja de comunidad, a pesar de que el dinero sí
y cada uno tenía su propia caja de comunidad.22 pasaba por las manos de los gobernadores. En general la caja de
Sin embargo, entre tanto, se había reducido el poder indepen- comunidad se llenaba con el dinero del tributo, oficialmente una
diente de los gobernadores porque, a pesar de que tenían poder, el contribución de IVfe real por tributario. Aunque a veces se daba el
estado español, sobre todo a finales del siglo XVIH, vigilaba meticu- caso de que se recaudaba la contribución literalmente de casa
losamente la contabilidad de la caja de comunidad y de los pro- en casa, en general se llenaba la caja con los rendimientos de los
pios. Los gobernadores estaban obligados a justificar muy detalla- propios. Los libros de contabilidad muestran claramente que la ma-
damente todos los gastos hechos durante su cargo, desde los gastos yoría del dinero se destinaba a las fiestas. Los vecinos daban a des-
de velas, que se utilizaban durante las procesiones, hasta los gas- gana dinero para pagar al maestro del pueblo, porque se considera-
tos de encalamiento del Ayuntamiento. Lo que sobraba, tras la ba a esta persona como un funcionario español. Un fisgón así no
deducción de los gastos para las fiestas del pueblo, se ingresaba era una persona bien recibida, o los vecinos juzgaban que un im-
en la Real Caja. A algunos pueblos se les autorizó a comprar accio- porte tan alto para pagar a un maestro era un despilfarro enorme.
nes con esta suma en el Banco de San Carlos. Lo hicieron sobre Sin embargo, las autoridades se mantuvieron inflexibles, porque el
todo las comunidades en las regiones de Oaxaca y de Michoacán. programa de culturización tenía que continuar y además ningún
De los pueblos situados en el Anáhuac, sólo algunos pueblos de maestro estaba dispuesto a trabajar en los pueblos por un salario
indios que se encontraban en las regiones montañosas y poco más bajo del establecido. Las evaluaciones de 1774 y 1784 habían
pobladas como Acatlán, Tepeji de la Seda y Zacatlán de las Manza- mostrado lo mal que andaba la enseñanza rural en Nueva España.24
nas, optaron por esta inversión. Sin embargo, una gran parte de A pesar de que hay varios indicios de que no hubo problemas
las acciones fue comprada por los dos pueblos de indios que per- con la administración durante el siglo xvm, los informes de hacia
tenecían al municipio de la ciudad de México. Poseían 200 de un finales del siglo señalan un deterioro. Las cuentas de 1787 y 1808
total de 1 300 acciones vendidas a los pueblos de indios (15 por de varios gobernadores de los pueblos de indios de la provincia de
ciento).23 Texcoco, por ejemplo, muestran ganancias escasas y también pér-
Hay datos disponibles sobre la administración de los propios y didas. El fisco a veces no recibía el importe del tributo completo,
de la caja de comunidad, pero hace falta mucha precaución, porque puesto que en los pueblos se necesitaba el dinero para cubrir los
el material es muy deficiente y no ofrece claridad sobre que hubiera gastos de la caja de comunidad. Este sí fue el caso de Texcoco en
una forma de contabilidad del pueblo. Se trata exclusivamente de 1808; sin embargo en 1787 aún no lo era, teniendo pérdidas como
resultado. Muy raras veces, los ingresos sacados de los propios
22
resultaban suficientes para tener un presupuesto equilibrado, corno
Alrededor de 1800, había en la provincia de Izúcar 26 pueblos de indios, pero el del gobernador de Cuautlanzingo (Otumba). En 1792 él ganó
84 gobernadores, catorce en Izúcar y de dos a tres en otros pueblos. La provincia de
Tochimüco tenía 16 gobernadores en cinco pueblos de indios; Tecali, 26 en tres; 31p 6 (31 pesos y 6 reales) con la venta de maíz, tlazole, cebada y
Actopan, 71 en siete; Yahualica, 86 en siete; Tehuacán, 29 en 25; Ixtlahuaca, 130 en paja. Fue un resultado mediocre a causa de la mala cosecha de ese
61. Véase Ouweneel, "From TlahtocayotF', op. cit.
23
AGÍ, México, 1868; AGNM, Tributos, 43-9; AGNM, Tierras, 1580-1; LE. Henao,
Tehuacán. Campesinado e irrigación, Ed. Edicol/ccs, México, 1980; J. A. Calderón
24
Quijano, El Banco de San Carlos y las comunidades de indios en Nueva España, En Boletín del Archivo General de la Nación, 3a. serie, vol. 7, núm. 2,1983/23,
csic, Sevilla, 1963, pp. 62-72, 113-114; Osborn, "Community", op. cit., pp. 189-193. pp. 710; Gruzinski, "Segunda", op. cit., p. 186.

78 79
hermandades se ocupaban de la organización de estas fiestas, pero
año. Sus gastos de papel (para llevar la contabilidad), misas, fies- los gobernadores las financiaban cada vez más con dinero sacado
tas del pueblo y salario para el maestro fueron tan altos que él de la caja de comunidad. También las elecciones de los cargos eran
mismo tuvo cjue pagar la diferencia de 6p 4. Un año después la concluidas con una gran fiesta, financiada con dinero de la caja de
situación mejoró algo. Había arrendado cuatro lotes de tierra por comunidad.
16 pesos en total y tenía autorización de vender pulque en los tian- Aún está por verse si se trataba de ganancias o pérdidas. Creo
guis de la región por una suma de 50p 6. Tuvo ganancias por 16 que un factor de carácter fraudulento también influía, es decir que
pesos. Estas ganancias aumentaron vertiginosamente en los años los gobernadores acentuaban las pérdidas de la caja. No conozco
siguientes. Entre 1793 y 1794, el nuevo gobernador vendió los la dimensión y el carácter de este fraude. A los gobernadores de
mismos productos, completados con la venta de pulque por una Otumba, por ejemplo, se les acusó en 1807 de haber causado de-
suma de 24lp 5l/2. Además estaban los ingresos sacados del arrien- liberadamente las pérdidas de la caja de comunidad, calculando
do de los cuatro lotes de las tierras comunales (los "propios" aquí, compensaciones demasiado altas para los sacerdotes. Los gober-
porque el pueblo era cabecera) y de la venta de chícharos. Se gas- nadores echaban la culpa a los sacerdotes que, según ellos, habían
taron en total 127 pesos en las fiestas, misas y gastos varios -in- pedido sumas demasiado altas. En cambio, los sacerdotes echa-
cluidos el transporte del maíz y la adquisición del material de ban la culpa al Estado español de que, en el marco de las reformas
embalaje-, es decir, una ganancia de Il4p 5l/2 que se entregó al borbónicas, habían bajado sus salarios. Para compensar la pérdida
fisco.25 de salario cargaban a la parroquia con unos precios muy altos por
Las ganancias eran, en primer lugar, el resultado de los altos sus servicios religiosos. Los funcionarios de la ciudad de México
precios que tenían los productos agrarios durante esos años. Los señalaron, con razón, que ésta era la verdad a medias, porque no
ingresos eran buenos cuando se podía vender la cosecha de los se podía reprochar a los sacerdotes por los altos gastos de velas,
propios a altos precios. Pero era algo frecuente que las cosechas se cera y fuegos artificiales. En un caso determinado se habían gasta-
echaran a perder y que produjeran pérdidas enormes. Estas pérdi- do 75 pesos en velas, mientras que el sacerdote -que tenía un
das se podían cubrir, como en Texcoco, negando el pago íntegro negocio de velas- sólo había recibido 25 pesos. ¿Dónde habían
de los tributos al fisco durante algún periodo. Esto no era una quedado los 50 pesos restantes que el gobernador había sacado
acción ilegal, pero tampoco usual. Por otra parte, es dudoso que de la caja de comunidad? Uno de los gobernadores rogó a la coro-
las pérdidas tuvieran efectivamente importantes consecuencias fi- na retirar a los funcionarios que investigaban el caso, porque "los
nancieras para los gobernadores, porque ellos sabían compen- campesinos del pueblo eran muy religiosos y no se quejaban de
sar sin duda las pérdidas con los ingresos sacados del trabajo tem- los altos importes que tenían que pagar para las fiestas".26 No hay
poral de sus vecinos y, sobre todo, del repartimiento de comercios. que subestimar este argumento. Mi impresión es que en el curso
No obstante, las pérdidas se debían sobre todo a los altos gastos. de las últimas décadas del siglo xviii las fiestas se hacían a mayor
Los pueblos compraban cantidades impresionantes de cera para escala.
la producción de velas y de estatuas de procesión. Además com- No puedo quitarme de la cabeza la idea de que la administra-
praban muchísimos fuegos artificiales. Los sacerdotes recibían al- ción de la caja de comunidad y también de las hermandades favo-
tas sumas por la administración de los sacramentos y por la lectu- recía más a los caciques indios que a los pequeños campesinos de
ra de misas. Efectivamente había muchas fiestas. Las más los pueblos de indios. Los documentos que he tenido a mi dispo-
importantes eran la Pascua de Resurrección, Corpus Christi, Navi- sición señalan un empobrecimiento total de los pueblos de indios
dad y la fiesta del santo patrón o santa patrona del pueblo. Las

26
Ouweneel, Sbadows, op. cit., pp. 271-272.
25
Véase nota anterior y AGNM, AHH, 386-4 y 385-1 y 6.

81
80
hacia 1800. Parece ser que las autoridades centrales de la Iglesia y pueblos de indios, pagando de antemano la cuenta. Todas las
del Estado ya observaron en los años ochenta del siglo xvm el transacciones y el transporte corrían por cuenta de los comer-
empobrecimiento de los pueblos de indios. Se intentó sanear las ciantes. Para el transporte alquilaban a arrieros locales. El volu-
hermandades, de modo que sólo las más fuertes pudieran sobre- men de las ventas dependía de los productos en que se habían
vivir y pudieran responsabilizarse de la existencia de sus miem- especializado los pueblos -es decir, especialidades artesanales y
bros -las hermandades también procuraron pensiones a viudas, agrícolas-, así como de la demanda de estos productos en las
huérfanos, enfermos, incapacitados y ancianos. Se intentó intro- ciudades y los enclaves mineros. Los pueblos compraban pro-
ducir los propios y se tuvo la esperanza de estimular a los gober- ductos que no podían obtener en el mercado o sólo con muchas
nadores a que administrasen bien la caja de comunidad.27 Los re- dificultades. Entre estos últimos contaban las muías, los bueyes
sultados fueron pobres. y los caballos. Hacia 1780 en la provincia de Tehuacán (valle de
Puebla), por ejemplo, los pueblos hacían cada año pedidos de
300 muías a 32 pesos la cabeza, 50 caballos a doce pesos y 150
EL REPARTIMIENTO DE COMERCIOS COMO SISTEMA MERCANTIL toros a doce pesos. Estos precios permanecían fijos durante un
largo periodo y casi no eran influidos por las fluctuaciones del
El propio interés económico de los indios en participar en el siste- mercado ganadero. Una parte del precio de compra de 6 000
ma del repartimiento es un punto importante para una mejor in- pesos se pagaba en efectivo (cada año el día de Todos los Santos
terpretación, porque el repartimiento de comercios era una prác- se pagaban 1 000 pesos) y el resto se pagaba en especie, como en
tica ilegal, es decir prohibida por la legislación. Sin embargo, como trigo a precio de mercado, en ganado menor a siete pesos la ca-
tantas otras medidas jurídicas y políticas, el documento que pro- beza y en ciertas cantidades de ropa, petates y sal a precio de
clamaba la prohibición se guardaba en el archivo directamente mercado. El importe del tributo original sólo comprendía una
después de que lo hubieran recibido los funcionarios. Sólo en caso parte de esta suma.28
de un abuso grave intervenían las autoridades. El sistema ofrecía a La expansión del comercio de repartimiento favorecía, general-
los pueblos el acceso a los mercados de toda la colonia, y los fun- mente, la economía del pueblo en muchos aspectos: el ganado y
cionarios provinciales participaban en este sistema debido a los los telares servían para hacer géneros que compraban los comer-
malos sueldos que les ofrecía la corona. Desde luego, los pueblos ciantes, las muías para transportar estos géneros y las yuntas de
sabían que el repartimiento era ilegal y trataban de explotar oca- bueyes para arar la tierra. Los pueblos producían también culti-
sionalmente su cooperación comercial en asuntos de carácter po- vos, ropa y bienes de consumo para los mercados locales.29 Simila-
lítico. Un desenlace fatal dentro de este juego político podía tener res ganancias eran muy bien acogidas en una época de crecimien-
grandes consecuencias económicas para los vecinos de un pue- to demográfico. Los pueblos que se encontraban más alejados de
blo, en caso de que la Audiencia interviniera. los grandes centros comerciales, las ciudades o los caminos, ha-
El trueque de mercancías ascendía a un volumen tal, que el cían además pedidos de otros productos a los alcaldes mayores o
valor del tributo era rebasado ampliamente. Por ello es mejor corregidores, incluso de maíz. En regiones muy alejadas, como las
hablar de un comercio con base en el crédito. Por una parte se áreas montañosas al norte del altiplano central, los funcionarios
suministraban así géneros a la población campesina, la que den- administraban incluso tiendas donde los vecinos podían seleccio-
tro de un plazo convenido pagaba las mercancías y, por otra par- nar entre las mercancías ofrecidas. En las provincias en que los
te, los comerciantes hacían pedidos de ciertos productos a los

28
AGÍ, México, 1675.
27
Archivo Histórico Nacional (en adelante AUNE), Consejos: 20723-3.

82 83
vecinos disponían de mucho dinero, por ejemplo porque trabaja- habían establecido los contactos comerciales. El segundo reparti-
ban adicionalmente como tlaquehuales (trabajadores eventuales), miento del mismo año fue realizado por el asistente del alcalde
y en que casi todo lo necesario estaba en venta en el mercado, no mayor. Este asistente, un mulato, solía ser la persona que iba a
se efectuaba el repartimiento; estos vecinos pagaban el tributo al recaudar el tributo. Él suministró, como lo hacía obviamente cada
contado. vez, algunos productos pedidos por los vecinos: un tipo de panta-
Si los vecinos lo deseaban se podían parar los suministros del lones bombachos, sombreros y rebozos procedentes de Queréta-
repartimiento. En Actopan hasta muy entrado el siglo xvín, por ro, donde se producían en fábricas textiles. A cambio de este su-
ejemplo, los vecinos solían comprar, a través del alcalde mayor o ministro, los vecinos le entregarían 30 puercos cebados en forma
corregidor, puercos al fiado para cebarlos (el repartimiento fue de tributo. Cada año algunos tocineros de la ciudad de Puebla de
también llamado en el habla popular "venta al fiado"). Pero en el los Angeles solían pedir puercos a este pueblo. Las negociaciones
curso del siglo xviji el aumento de la población de Actopan obligó en relación con el comercio de trueque fueron llevadas a cabo por
a que se arara más tierra para cultivar maíz y, desde ese momento, la mujer del alcalde mayor. Pero en el último momento, los dos
desapareció la cría de puercos. A partir de entonces los indios ad- partidos no pudieron por lo visto ponerse de acuerdo sobre el
quirieron muías a través del repartimiento con el objeto de ganar precio, puesto que la mujer del alcalde mayor volvió al pueblo
algo extra en el sector del transporte, pero estas adquisiciones con los puercos. Un testigo declaró que a la llegada de la esposa,
eran bastante modestas comparadas con el comercio de puercos el alcalde mayor había dicho que, con otro socio comercial, segu-
de antes. La pobreza había aumentado mucho.30 ramente podría vender los puercos a un precio más alto, favore-
Un ejemplo de cómo se efectuaba un repartimiento, muestra ciendo así a los campesinos.
cómo toda la familia de un funcionario podía participar en el co- La complejidad de la administración del repartimiento para los
mercio.31 Los testigos que comparecieron en 1743 en la evalua- comerciantes y los hacendados se refleja en el caso de los reparti-
ción del mandato del alcalde mayor de Metztitlán, declararon que mientos efectuados por Miguel de Pedraza, comerciante de Zaca-
se había efectuado ese año hasta dos veces un repartimiento en telco (pueblo de la provincia de Tlaxcala). En su testamento de
los límites de uno de los pueblos. En el primer repartimiento se 1767, los repartimientos están mencionados bajo el apartado de cré-
trató de 110 becerros y 43 muías. El ganado provino de unas ha- ditos pendientes.32 Una parte de los créditos, por valor de 5 211p 4,
ciendas situadas en las cercanías, propiedad de los jesuitas, y se había sido otorgada a los indios de los municipios de Zacatelco,
suministró a diez pesos el becerro (el valor en el mercado en esa San Gerónimo y San Pablo del Monte por los suministros de bueyes
época era cinco pesos) y a 24 pesos 1^ muía (valor comercial, doce y ropa, entre otras cosas; ya habían pagado 3 000 pesos de esta
pesos). El alcalde mayor pagó una parte a cambio de una cantidad suma. Otros créditos habían sido otorgados a los vecinos del pue-
de maíz procedente de las existencias del pueblo. El resto sería blo de Santo Toribio, en que se había efectuado un repartimiento
pagado con una parte de la cosecha (producida en los "propios") por valor de 600 pesos, pero sólo 100 pesos habían sido liquida-
que estaba por recogerse y que los vecinos entregarían al alcalde dos. En su testamento aparece escrito que todavía se podrían co-
mayor en forma de tributo. Los testigos creían que los tres comer- brar estos créditos en el futuro a condición de que los vecinos (de
ciantes que llevaron a cabo las transacciones para los jesuitas pro- los pueblos de indios) no sufrieran contratiempos. También había
venían de Metztitlán. El pueblo de iv.Jios fue representado por el créditos que nunca jamás serían liquidados, ya que los campesi-
cuñado y el hijo del alcalde mayor. Fueron ellos también quienes nos en cuestión habían fallecido o habían emigrado durante la
última epidemia. Esta suma ascendía a 2 763p 4.

^Ibid.
31 32
AGNM, Tributos, 22-2y 3; tambiénAGNM, Tierras, 2552-11 (Tlaimanalco, 1749). Archivo General del Estado de Tlaxcala (en adelante AGET), 1767, 3-38.

84 85
Lo curioso de esta información es que Pedraza, por lo visto, zález Ruiz, también domiciliado en Zacatelco y propietario de dos
había convenido el repartimiento con algunos vecinos personal- haciendas al sur de Tlaxcala. Este señor González, por ejemplo,
mente y no cplectivamente, como normalmente era el caso en la compró en 1766, en el mercado de ganado de Puebla, 199 toros a
recaudación del tributo. Tlaxcala no era un caso aislado, ya que 5p 6 la cabeza y 629 toros a 5p 7 la cabeza. De ellos vendió, el 30
también llegan informes similares de otras provincias. En Lerma de diciembre de 1766, 29 toros a Francisco Pedraza a ocho pesos
(valle de Toluca), los campesinos acordaron que pagarían indivi- la cabeza. El contrato menciona que se destinaron los toros para
dualmente el suministro de muías en un plazo de tres años. En efectuar un repartimiento. Pedraza tardó un año en liquidar la
caso de fallecimiento, la transacción sería declarada nula, por tan- cuenta: en ocho fechas diferentes del año 1767 pagó las partes de
to, la deuda no se traspasaba a la familia. En Ixtlahuaca (al norte la suma a González, quien vendió gran parte de los demás toros a
de Toluca), los campesinos se dedicaban al comercio de maderas, Joseph Armas, funcionario de Zacatelco. En 1768, el mismo Armas
en el que empleaban muchas muías para el transporte. Ellos paga- vendió 30 de estos toros a un precio de diez a doce pesos la cabe-
ban las muías compradas en dos plazos cuando el comercio de za a algunos vecinos de Santa Catarina y San Marcos, dos pueblos
maderas había salido bien. En el caso contrario, eran otorgados que pertenecían al municipio de Zacatelco. Armas se quedó con
más plazos para liquidar la cuenta. El comerciante, aunque al mis- un peso por cabeza, el resto de la ganancia era para pagar a Gon-
mo tiempo tenía el cargo de funcionario, carecía de medios para zález. El hacendado suministraba también muías, a través de Ar-
poder pedir cuentas a los vecinos como colectivo. El comerciante mas, a los pueblos de indios por el precio de once a 19 pesos la
se vio confrontado con el surgimiento de epidemias y con el rápi- cabeza. Se trató de pequeñas transacciones individuales de algu-
do cambio de las administraciones en los pueblos que se encarga- nos animales cada vez. El 15 de diciembre de 1767, González su-
ban de los gastos colectivos. Es evidente que las liquidaciones a ministró 43 toros a nueve pesos la cabeza a otro comerciante de
largo plazo implicaban muchos riesgos. Debido a los efectos de Zacatelco, Miguel Briones. Los toros se destinaron a efectuar un
las epidemias, los campesinos que sobrevivían estaban a menudo repartimiento en San Pablo del Monte (Tlaxcala). El pago de la
obligados a pagar altas deudas, que tal vez no habían contraído cuenta tardó hasta marzo de 1769. Pero los vecinos del pueblo se
ellos mismos. Esto produjo una gran resistencia y cada nueva ad- sintieron engañados porque una parte de los animales se encon-
ministración del pueblo -es decir, cada nuevo gobernador de in- traba en mal estado, y se negaron a aceptar estos animales. En vez
dios- se negaba a responsabilizarse de los gastos de los predece- de ello, hicieron un pedido de toros a otro comerciante que no
sores. Por lo tanto, los indios fueron abordados personalmente obtenía el ganado a través de González.34
para que pagaran las deudas.33 Los hacendados con mucho interés en el repartimiento eran
Es importante hacer observar que estos suministradores sólo los criadores de ganado de la región de Guadalajara. Ellos tenían
eran pequeños intermediarios y que el sistema de pagos a plazos más interés que los pequeños intermediarios como González o
no se aplicaba solamente a los campesinos indios, sino también a Pedraza. El ganado que vendían a través del repartimiento a los
los intermediarios indios y españoles que pagaban el ganado a lar- vecinos de los pueblos de indios era una parte del comercio inter-
go plazo. Miguel de Pedraza, y más tarde su hijo Francisco, quien no más importante de Nueva España durante el siglo xvin. Se lle-
había heredado la casa comercial en la pequeña ciudad de Zaca- vaba el ganado, principalmente, a los mercados de ganado de To-
telco después de la muerte de su padre, compraba el ganado (que luca (Lerma), Tlaxcala y Puebla. De la literatura se desprende que
vendía en los pueblos) a un hacendado amigo, José Antonio Gon- se trataba de una oleada ininterrumpida de ganado vacuno, muías
y caballos desde el interior de Guadalajara a la región de Anáhuac y

33
AGET, 1767, 4-57; AGÍ, México, 1675; también Osborn, "Community", op. cit., 34
p. 83. AGET, 1772, 1 -sueltos, y 1773, 3-70.

86 87
a Oaxaca, y a los enclaves mineros en la región de Michoacán. La por falta de materias primas, apenas se cobró la alcabala y los cam-
migración de los rebaños al Anáhuac tenía lugar en otoño, cuando pesinos de los pueblos ya no pudieron hacer importantes tareas
los animales estaban bien alimentados después de la temporada agrícolas por falta de ganado de tiro. Asimismo, el comercio regio-
de lluvias, y cuando los prados a lo largo del camino todavía esta- nal y la venta en los mercados semanales, en los que participaban
ban verdes. Además, en ese momento del año las comunidades los vecinos de los pueblos de indios, entraron en crisis. Después
rurales conocían más o menos el volumen de su próxima cosecha, de la anulación de la medida, lo que implicó la legalización de
de modo que podían decidir sobre la compra de ganado. Las co- facto del repartimiento de comercios, los negocios empezaron a
munidades que compraban ganado a través del repartimiento es- funcionar de nuevo. Ya que no se había dejado de criar ganado
taban situadas en el Anáhuac y en Oaxaca, las únicas regiones de durante esta prohibición, el mercado se inundó de animales du-
Nueva España con un alto número de pueblos de indios. A finales rante algunos años, y los vecinos pudieron comprar animales de
del siglo XVIH se produjeron en Guadalajara entre 300 y 350 000 carga y de tiro a precios bajos. Por eso el comercio y el transporte,
cabezas de ganado vacuno al año, de las cuales 10% iba a parar a en el que participaban los vecinos, se restableció un poco.36
algún pueblo del Anáhuac. El negocio de muías se efectuaba de la
misma manera.35
El rápido desarrollo del comercio ganadero fue interrumpido EL VOLUMEN DEL REPARTIMIENTO
en 1786 debido a una prohibición del repartimiento que formó
parte de las reformas políticas de esa época. La prohibición fue Otros dos ejemplos muestran el volumen que podía alcanzar el re-
muy efectiva y paralizó completamente el comercio ganadero por partimiento en algunas provincias. El producto comercial más im-
algunos años. Desde luego, no se podía continuar con este comer- portante de la provincia de Tlapa, situada en las laderas meridiona-
cio en secreto porque era imposible conducir estas cantidades les de las montañas de Anáhuac, eran las lacas. Los pueblos de
enormes de animales por el país sin llamar la atención. Puesto Olinalá, Chauzingo, Tlapa, Teolocazingo y Chipetlán se dedicaban a
que la muía era el medio de transporte más barato e importante pintar lacas según una técnica de origen precolombino, que subsis-
en la colonia y puesto que la mortalidad entre las muías subió te hasta hoy en el pueblo de Olinalá (estado de Guerrero). Los in-
mucho, precisamente en los años de sequía de 1784 y 1785, el dios iban a la costa pacífica a comprar jicaras: los frutos de una her-
comercio interregional e interlocal sufrió muchos daños. Los bácea llamada guaje, que vaciaban y usaban como recipientes.
intendentes de Puebla y Oaxaca se negaron a efectuar la prohibi- También elaboraban baúles. Luego pintaban unos y otros, utilizan-
ción por miedo a una rebelión popular. Hicieron observar que se do para ello tierras de colores. En esta zona cultivaban la chía (Sal-
podría repetir la situación de 1721 en Yucatán, cuando se había via Hispánica), cuyo grano se tostaba en el comal y se molía para
prohibido el repartimiento allá. La prohibición de 1721 creó tan- extraer un aceite, con el cual se lustraban las pinturas. La madera
tos problemas para el gobierno español, que sólo con la anula- para elaborar los baúles provenía también de esta región. Esto ya
ción de la medida se logró restaurar la paz. El efecto de la medida
de 1786 se hizo sentir inmediatamente en el oeste de Nueva Espa- 36
AGÍ, México, 1575 y 1675; AGÍ, Indiferente general, 107; Biblioteca Nacional,
ña: el comercio ganadero se paralizó; la plata, procedente de las Madrid (en adelante BNMa), ms. 2450-122; Stein, "Bureaucracy", op. cit.\ N. Farris,
minas de la región de Michoacán y del norte del imperio español, Maya society under colonial rule. The colective enterprise of survival, Princeton
no llegó a la ciudad de México; la industria tabacalera se paralizó University Press, Princeton, 1984, pp. 44-79, 83-85, 194, 266, 284, 359, 369-370.
Sobre la prohibición del repartimiento véase Ouweneel, Sbadows, op. cit., pp. 207-
208, 298, y también M. Menegus Bornemann, "Economía y comunidades indígenas:
el efecto de la supresión del sistema de reparto de mercancías en la intendencia de
35
R. Serrera Contreras, Guadalajara ganadera. Estudio regional novohispano, México, 1786-18W", Mexican Studies/Estudios Mexicanos, vol. 5, núm. 2,1989, pp.
1760-1805. csic, Sevilla, 1977, pp. 157-158. 201-219.

88 89
demuestra que había una extensa división laboral dentro de la eco- catorce, quince y 16, y en una palabra, siempre es menester com-
nomía de los pueblos en esta región montañosa, en la que se ser- prarlo aquí al menos al doble precio que el que se vende en Méxi-
vían de gran cantidad de muías para el transporte. Los mismos veci- co para que sufra el flete, quebrazón, alunados y hueros. Esto su-
nos vendían sus lacas en todas las ferias importantes de las regiones puesto es un contrato creo tan antiguo como esta provincia: el de
que los indios se lo dan al alcalde mayor todo el año a doce por
novohispanas; una parte de esos productos era entregada al alcalde medio (carga), de suerte que cuando vale a ocho se lo dan a doce,
mayor o corregidor como pago del tributo. El repartimiento de muías y cuando vale 16 se lo dan a doce, sin que el alcalde mayor pueda
a cambio de lacas (y más tarde a cambio de algodón) se efectuaba repelerles la cantidad que trae cada pueblo, cada mes, que es tam-
dos veces al año. El alcalde mayor de Tlapa escribió que este true- bién determinada por ajuste antiquísimo; los mismos que traen el
que representaba un valor comercial de 5 000 pesos al año. Las lacas huevo vuelven a llevar el dinero adelantado para la tanda del mes
en forma de vajillas eran muy solicitadas en todo el país. El alcalde siguiente, lo regularísimo es que cuando vale se atrasa en las tan-
mayor había puesto un almacén grande en la ciudad de México para das, y las pagan cuando no vale, de suerte que hay muchos pue-
reunir las lacas pintadas que le eran entregadas. Ya en 1793 todo el blos que me están debiendo tres o cuatro tandas del año pasado.38
sistema dio trabajo a 8 000 familias, distribuidas en 105 pueblos de
indios. Si los pequeños campesinos de los pueblos necesitaban un Se calculaba en esos tiempos que se suministraban de 240 a
crédito para poder alcanzar el nivel de producción deseado, nor- 320 cargas de huevos al mes a los comerciantes de la ciudad de
malmente éste les era otorgado.37 México, aparte de las 120 a 160 cargas que se suministraban a Pue-
La provincia de Zacatlán, situada en el noreste del altiplano, bla. Esto significa que había una producción de 5 000 000 de hue-
estaba especializada en la producción de huevos. Aunque eran vos como mínimo al año; esta producción, referida a la cantidad
caros, la demanda de huevos en la ciudad de México y Puebla de de gallinas, es la producción de unas 25 000 gallinas a 200 días de
los Ángeles era grande. Algunos comerciantes se dedicaban a la puesta al año. En este cálculo no están incluidos los huevos que
venta de huevos en estas ciudades. La mayoría de los huevos que los campesinos vendían por su cuenta en los mercados de la re-
se vendían allí provenía de Zacatlán, y eran transportados dentro gión. Sin duda se trataba también de unos millones de huevos, de
del sistema del repartimiento de comercios. Los productores resi- modo que un cálculo aproximado de unas 40 000 gallinas en la
dían en unos pueblos de indios de la provincia y habían firmado provincia de Zacatlán no sería de extrañar. El alcalde mayor, a su
un contrato con el alcalde mayor local para la entrega de huevos al vez, suministraba a los indios, en parte a cambio de otros produc-
precio de doce pesos la media carga. A petición de los vecinos de tos, unas 800 muías y unos 500 toros al año.39
los pueblos de indios, el precio se fijaba independientemente del Estos datos ya señalan que no siempre se trataba de comercio
mercado; esto era muy usual en caso de contratos de repartimien- de trueque el que realizaban los vecinos de los pueblos de indios
to. No me asombra nada que el alcalde mayor se quejara en 1786 cuando compraban géneros. En la provincia de Chalco, por ejem-
del hecho de que no se podía cambiar nada en las condiciones de plo, todos los campesinos compraban muías o bueyes al alcalde
entrega: mayor o corregidor por una media de dos reales al día (iel jornal
de un peón!). Utilizaban los bueyes para arar sus tierras y también
El huevo [...] no tiene estabilidad en su precio, sino que conforme para ofrecerse como aradores con su yunta de bueyes a los ha-
varía de precios en México varía aquí, hay ocasiones que vale a
38
AGNM, Albóndigas, 15-4.
37 39
AGÍ, Indiferente general, 108; D. Dehouve, "El pueblo de indios y el mercado: AGÍ, México, 1739, 1868, 1872, 1675; Pietschmann, "Repartimiento-handel",
Tlapa (Guerrero) en el siglo xvm" en A. Ouweneel y C. Torales Pacheco (comps.), op. cit., p. 245; E. Florescano e I. Gil (comps.), Descripciones económicas regiona-
Empresarios, indios y Estado. Perfil de la economía mexicana (siglo xvm), Univer- les de Nueva España. Provincias del centro, sudeste y sur, 1776-1827, INAH, México,
sidad Iberoamericana, México, 1992. 1973, pp. 158-184; Tutino, "Creóle", op. cit., p. 167.

90 91
cendados de las cercanías. En el período de mayo a octubre, un importe muy alto. El tributo de toda Nueva España rendía a la
campesino ganaba siete reales al día por trabajar en una de las corona en esa época un promedio de 800 000 pesos al año, es
haciendas; la mayoría de los pequeños campesinos se contentaba decir, aproximadamente lp 3 por tributario, o el equivalente a
con trabajar media jornada en ellas (desde las nueve de la mañana seis días de trabajo eventual en las haciendas del altiplano (a dos
hasta las tres de la tarde). Otros campesinos se dedicaban al co- reales por día).41
mercio de maderas. En la provincia de Xilotepec, cada familia de
pequeños campesinos poseía de tres a cuatro muías para ganar
algo extra en el transporte de cargas y de cinco a seis bueyes para CONCLUSIONES
arar. En ambas provincias se pagaban las adquisiciones al contado,
porque estos campesinos no tenían ningún tipo de artesanía local Se puede probar que los documentos refutan la separación de la
para ofrecer a los alcaldes mayores. Aquí el repartimiento era única- economía en un sector "español" y un sector "indio", que juega un
mente una venta al fiado. A consecuencia de la alta mortalidad del papel tan importante en la interpretación clásica de la economía
ganado en las regiones relativamente secas del Anáhuac, era inevi- colonial. La separación jurídica en ambas "repúblicas" ofreció má3
table que el campesino supliera cada año su cantidad de animales. bien posibilidades para la integración; posibilidades que fueron
Finalmente, hay que destacar que ciertos pueblos compraban lana aprovechadas tanto por los indios como por los españoles. En Nue-
a algunos comerciantes. Con esta lana los campesinos hacían paños va España, las comunidades de indígenas fueron comunidades abier-
por encargo y más tarde los vendían a los mismos comerciantes. A tas e integradas en el sistema económico de esa época. Las autorida-
veces el comerciante otorgaba un crédito a los tejedores para poder des de la ciudad de México y de Madrid, que quisieron eliminar el
cumplir con los pedidos. Todo esto guarda semejanza con la repartimiento porque los funcionarios debían pensar en los ingre-
protoindustríalización europea y con elputting-out system.40 sos del Estado y no en el suplemento de su propio sueldo, tuvieron
Se puede comprender que dentro del repartimiento se movía que reconocer finalmente el valor de este comercio. Los documen-
mucho dinero. Se conocen las cifras de 1786 acerca de las provin- tos con palabras apasionadas en contra del repartimiento, escritos
cias del valle de Puebla y de las regiones montañosas circundan- por muchos funcionarios y curas, no despertaron ningún eco ni en
tes: entonces se vendieron unas 4 600 muías, unos 7 000 bueyes y la corte ni en los pueblos. Es obvio que los gobernadores de indios,
unos 1 300 caballos a los pueblos de indios. La mayor venta de en calidad de intermediarios, sacaron provecho de su cargo.
muías tuvo lugar ese año en las provincias de Zacatlán, Cholula, En realidad se puede confirmar lo que los funcionarios, los ha-
Tepeaca, Tehuacán y Tlaxcala, provincias en las que muchos veci- cendados y los gobernadores de indios escribieron en esa época y
nos trabajaban como arrieros. En el mismo año, la mayor venta de cada uno desde su punto de vista: hasta tal punto los pueblos de
bueyes se realizó en provincias agrícolas como Huejotzingo, Tlaxca- indios estaban integrados en la economía de la región a través de
la, Cholula y Atlixco. El historiador alemán Horst Pietschmann ha estas características de la estructura comercial que, sin el reparti-
calculado una venta de géneros a los pueblos por un valor de más miento de comercios, la estructura comercial del Anáhuac no ha-
de 250 000 pesos al año y, en contrapartida, una compra de los pue- bría podido funcionar. Esto se deduce también del colapso del
blos por una media de 70 000 pesos al año. Cuando se compara la comercio interregional después de 1786, cuando las autoridades
cifra de ventas con la de la población de las provincias esto da un protoliberales de Madrid prohibieron el repartimiento durante
algunos años. La diferencia de precio mencionada entre los géne-
ros comprados a los pueblos de indios y las mercancías vendidas a
éstos servía para compensar un poco el alto precio del transporte
40
AGÍ, México, 1675. Véase también el excelente trabajo de M. Miño Grijalva,
Obrajes y tejedores de Nueva España (1700-1810), IEF/ICI, V Centenario, Madrid, 41
1990. Pietschmann, "Repartimiento-handel", op. cit., pp. 243, n. 10, 244, 246-247.

92 93
de los géneros por la colonia. Por este sistema, los pequeños cam- Baskes, J., "Coerced or voluntary? The repartimiento and market partici-
pesinos de Zacatlán podían suministrar huevos a la ciudad de pation of peasants in late colonial Oaxaca" en Journal of Latín
México, a una clistancia de más de 200 kilómetros. El repartimien- American Studies, núm. 28, 1996, pp. 1-28.
Calderón Quijano, J. A., El Banco de San Carlos y las comunidades de
to ofrecía a la vez una solución al problema de la escasez de mone-
indios en Nueva España, csic, Sevilla, 1963.
das, que solía dificultar la recaudación del tributo. En general, los Dehouve, D., "El pueblo de indios y el mercado: Tlapa (Guerrero) en el
vecinos de los pueblos de indios colaboraban en este comercio siglo xvm" en Ouweneel y C. Torales Pacheco (comps.), Empresarios
voluntariamente y por propia iniciativa. El repartimiento suponía indios y Estado, perfil de la economía mexicana (siglo xvm),
ingresos adicionales para los vecinos de los pueblos y, por tanto, Universidad Iberoamericana, México, 1992, pp. 139-166.
una seguridad de existencia. Farriss, N., Maya society under colonial rule. The collective enterprise of
Además, se puede concluir que mi investigación, todavía no muy survival, Princeton University Press, Princeton, 1984.
exhaustiva, sobre la posición de los gobernadores en los pueblos Florescano, E., e I. Gil (comps.), Descripciones económicas regionales
del Anáhuac -andando a tientas en un espacio todavía oscuro-, ha de Nueva España. Provincias del centro, sudeste y sur, 1766-1827,
afirmado que los pequeños campesinos indios no estaban conde- INAH, México 1973.
nados exclusivamente a una agricultura de subsistencia y al traba- Gibson, Ch., The aztecs under spanish rule. A history oftbe indians of
jo temporal en las haciendas y en las minas de plata. La estructura the valleyof México, 1519-1810, Stanford University Press, Stanford,
económica se habría colapsado sin la producción de artículos de 1964.
artesanía en los pueblos -comercializados a través del repartimiento Gruzinksi, S., "La segunda aculturación: el Estado ilustrado y la religio-
de comercios- o sin el transporte de los miles de arrieros. El po- sidad indígena en Nueva España (1775-1800)", Estudios de Historia
der de los gobernadores y de los jefes de las hermandades prove- Novobispana, núm. 8, 1985, pp. 175-201.
Hamnett, B., Politics and trade in southern México, 1750-1821, Cam-
nía de la ideología de reciprocidad en esa época: el estatus y la
bridge University Press, Cambridge, 1971.
riqueza a cambio de la seguridad económica. , Roots ofinsurgency: mexican regions, 1750-1824, Cambridge
University Press, Cambridge, 1986.
Haskett, R., Indigenous rulers. An ethnohistory oftown government in
ARCHIVOS CONSULTADOS colonial Cuernavaca, University of New México Press, Albuquer-
que, 1991.
AGET Archivo General del Estado de Tlaxcala, Tlaxcala (México). Henao, L. E., Tehuacán, campesinado e irrigación, Ed. Edicol/ccs, México,
AGÍ Archivo General de Indias, Sevilla (España). 1980.
AGNM Archivo General de la Nación (México). Lavrin, A., "Mundos en contraste: cofradías rurales y urbanas en México a
AHH Archivo Histórico de Hacienda (México). fines del siglo xvm", Paper, México, 1983.
AHNE Archivo Histórico Nacional, Madrid (España). , "Diversity and disparity rural and urban confraternities in
BNMA Biblioteca Nacional, Madrid (España). eighteenth-century México" en A. Meyersy D. H. Hopkins (comps.),
Manipulating the saints. Religious hrotherhoods and social inte-
Por ejemplo: AGN, Tierras: 1586-3, se lee como ramo de tierras, volumen gration in postconquest Latin America, Ed. Wayasbah, Hamburgo,
1586, expediente 3. 1988, pp. 67-100.
"Rural confraternities in the local economies of New Spain.
The bishopric of Oaxaca in the context of colonial México" en
BIBLIOGRAFÍA Ouweneel y S. Miller (comps.), The indian community of colonial
México. Fifteen essays on land tenure. Corporate organizations,
Altman, I., yj. Lockhart (comps.), Provinces ofearly México. Variants of ideology andvillage politics, CEDÍALAS, núm. 58, Amsterdam, 1990,
spanish american regional evolution, UCLA, Los Ángeles, 1976. pp. 224-249.

94 95
Menegus Bornemann, M., "Economía y comunidades indígenas: el efecto Slicher van Bath, B. H., "Dos modelos referidos a la relación entre
de la supresión del reparto de mercancías en la intendencia de población y economía en Nueva España y Perú durante la época
México, 1786-1810", Mexican StudiesI Estudios Mexicanos^ voi. 5, colonial" en Ouweneel y Torales Pacheco (comps.), Empresarios,
núm. 2, 1089, pp. 201-219. op. cit., pp. 35-74.
Meyers, A. y D. E. Hopkins (comps.), Manipulating the saints. Religious Stein, S. J., "Bureaucracy and business in the Spanish Empire, 1759-1804:
brotherhoods and social integration in postconquest Latin failure of a bourbon reform in México and Perú", Hispanic Ameri-
America, Ed. Wayasbah, Hamburgo, 1988. can Historical Review, núm. 61, 1981, pp. 2-28.
Miño Grijalva, M., Obrajes y tejedores de Nueva España (1700-1810), Tutino, J. M., "Provincial spaniards, indian towns and haciendas: interre-
IEF/ICI, V Centenario, Madrid, 1990. lated sectors of agrarian society in the valleys of México and Toluca,
Moreno Cebrián, A., El corregidor de indios y la economía peruana del 1750-1810" en I. Altman y Lockhart (comps.), Provinces of early
siglo xviii, csic, Madrid, 1977. México. Variants of spanish american regional evolution, UCLA,
Osborn, W, "A community study of Metztitlan, New Spain, 1520-1810", Los Ángeles, 1976, pp. 177-194.
tesis de doctorado, University of lowa, 1970. , "Creóle México: spanish élites, haciendas and indian
Ouweneel, A., "Growth stagnation, and migration. An explorative analisys towns, 1750-1810", tesis de doctorado, University of Texas, Austin,
of the tributario series of Anahuac (1720-1800)", Hispanic Ameri- 1976.
can Historical Review, núm. 71, 1991, pp. 531-577. Vassberg, D., Tierra y sociedad en Castilla, Ed. Crítica, Barcelona, 1986.
—, "From Tlahtocayotl to gobernadoryotl: a critical exami- Wbod, S., "The fundo legal or lands por razón de pueblo: new evidence
nation of indigenous rule in 18th-century central México", The from central New Spain" en A. Ouweneel y S. Miller (comps.), The
American Ethnologist, núm. 22, 1995, pp. 756-785. indian community of colonial México. Fifteen essays on land ten-
-, Shadows over Anahuac. An ecológica! interpretaron ure, corporate organizations, idelogy and villagepolitics, CDLA LAS,
of crisis and development in central México, 1730-1880, Univer- núm. 58, Amsterdam, 1990, pp. 115-128.
sity of New México Press, Albuquerque, 1996.
-, "El pasado seguía vivo en Antonio Pérez: envidias de
estamentos de un indígena mexicano, 1757-1761", Colonial Latin
American Review, núm. 6, 1997, en prensa.
- y C. C. J. H. Bijleveld, "The economic cycle in Bourbon
central México: a critique of the recaudación del diezmo líquido en
pesos", Hispanic American Historical Review, núm. 69, 1989, pp.
479-530.
Oweneel, A. y C. Torales Pacheco (comps.), Empresarios, indios y Estado.
Perfil de la economía mexicana (siglo xvni), Universidad Ibero-
americana, México, 1992.
Oweneel, A. y S. Miller (comps.), The indian community of colonial
México. Fifteen essays on land tenure, corporate organizations,
ideologyandvillagepolitics, CEDÍALAS, núm. 58, Amsterdam, 1990.
Pietschmann, "Der repartimiento-handel der distriktsbeamten im raum Puebla
im 18 jahrhundert",/«&r&wc£/wr Geschichte von Staat, Wirtschaft
und Gesellschaft Lateinamerikas, núm. 10, 1973, pp. 236-250.
, "Agricultura e industria rural indígena en el México de
la segunda mitad del siglo xviii" en Ouweneel y Torales (comps.),
Empresarios, op. cit., pp. 115-138.
Serrera ¿entreras, R., Guadalajara ganadera. Estudio regional novo-
hispano, 1760-1805, CSIC/EEH, Sevilla, 1977.

96 97
ircuitos
tírcuil
mercantiles
j
ercados).
Latinoamérica
Simios XVÍÍÍ'XÍX

COMPILADORES
Jorge Silva Riquer * Juan Carlos Grosso
Carmen Yuste

Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora


Instituto de Investigaciones Históricas-UNAM
Instituto de Investigaciones
*->r. José María Luis Mora ÍNDICE
Director general
Hira de Gortari Rabiela

instituto de Investigaciones
Históricas-UNAM
Directora
Gisela von Wobeser

Consejo editorial: Leonor Lodlow


Carlos Marichaíjorge Silva R. y Matilde Souto

Introducción 7

Siglas utilizadas 10

i. MERCADO INTERNO COLONIAL 11

Flujos mercantiles en el Potosí colonial tardío


Enrique Tandeter, Vilma Milletich y Roberto Schmit 13
Mercancías y tejidos en Huamanga, 1779-1818
Jaime Urrutia 56
Alcabalas filipinas y géneros asiáticos en la ciudad
Portada: Yolanda Pérez de México, 1705-1785
Carmen Yuste 87
Mercado urbano y mercado regional en Guadalajara,
1790-1811: tendencias cuantitativas de la renta de alcabalas
conrorme a la ley, 1995
Antonio Ibarra 100
Instituto dé Investigaciones La participación indígena en los mercados del valle de
Ur. José María Luis Mora Toluca a fines del periodo colonial
Plaza Valentín Gómez Parías 12 Margarita Menegus 136
banJuanMixcoac,
México 03730, D.F.

ISBN: 968-6914-38-2 II. LOS PRECIOS EN EL PERIODO COLONIAL 159

Impreso en México En torno al debate sobre la inflación en México durante


Printed in México
el siglo xviii
Richard L Garnery Virginia García Acosta l6l
Tendencias de los granos básicos del diezmo en los INTRODUCCIÓN
partidos de Zamora, Valladolid, Puruándiro, Maravatío y
Zitácuaro, Michoacán: 1660-1803
Jorge Silva Riquer 179
ni. MERCADOS INTERNOS EN EL PERIODO INDEPENDIENTE 233
Continuidad y el cambio entre la colonia y la república.
Estudio de los circuitos mercantiles y de las
especializaciones productivas regionales en Cuenca,
Ecuador
Silvia Palomeque 235
Comercio y mercado en el Litoral argentino durante la En los primeros días del mes de marzo de 1993 se llevó a cabo en
primera mitad del siglo xrx la ciudad de México el coloquio internacional titulado Circuitos
Roberto Schmit 291 Mercantiles, Mercados y Región en Latinoamérica, Siglos xvm-xrx.
Las mercancías y los hombres: el abasto de la ciudad de El interés por convocar esta reunión se originó en las discusio-
Puebla a mediados del siglo XDC nes y charlas entre los miembros del seminario de investigación y
Juan Carlos Grosso y Francisco Téllez análisis "Mercados Urbanos en México, Siglos xvra-XDC" que trabaja
326 desde hace dos años. De los trabajos de investigación sometidos a
Las fibras del poder: la guerra contra Texas (1835-36)
y la construcción de un Estado físico-militar en San Luis la crítica de este seminario y de las diversas temáticas y enfoques
Potosí que en él se confrontan, se evaluó la posibilidad de convocar una
reunión académica que discutiese líneas de investigación bajo dos
Barbara M. Corbett 362 grandes rubros: circuitos mercantiles y mercado interno en el últi-
mo siglo colonial, durante los años de la guerra de Independencia
iv. MINERÍA, FUERZA DE TRABAJO Y CAPITAL EN LOS MERCADOS y la transición, y en el primer siglo independiente. Por lo demás, se
{
LATINOAMERICANOS
395 señalaba la importancia de recuperar el tema del espacio regional
para la territorialidad latinoamericana en su conjunto, con el fin de
El mercado minero como estímulo para la primera etapa impulsar propuestas y avances.
de industrialización nacional: Chile, 1850-1914 Para tal propósito se invitó a distintos especialistas de México,
Julio Pinto Vallejos Argentina, Perú, Ecuador, Bolivia, Uruguay y.Chile, y en los resulta-
397
Auge azucarero y mercado de trabajo en el noroeste dos del coloquio se compaginaron trabajos muy acabados, produc-
argentino, 1850-1930 to de investigaciones sólidas profundas, basadas en mterrninables
Daniel Campi y Marcelo Lagos consultas a fuentes originales, con otro tipo de comunicaciones
442 menos elaboradas, prepositivas y generosas pero no menos intere-
Obstáculos para el desarrollo del mercado de capitales en santes, que contribuyeron en su conjunto a enriquecer las sesiones
el México del siglo xrx de la reunión. En total, en el coloquio se presentaron 24 trabajos,
Carlos Manchal 500 de los 29 que esperábamos, distribuidos en seis distintas mesas de
Contribución indígena, acumulación mercantil y trabajo enunciadas bajo los siguientes temas: Mercados y Regiones
reconformación de los espacios políticos en el sur peruano
1820-1890

i.
Christine Hunefeldt 523
LA PARTICIPACIÓN INDÍGENA EN LOS MERCADOS México se nutría de irnos 1 000 indígenas que llevaban diariamente a
DEL VALLE DE TOLUCA A FINES DEL PERIODO COLONIAL vender sus legumbres, frutas y verduras. Sin embargo, a fines del
siglo xvi el comercio de los naturales era interceptado por mulatos y
negros, sirvientes de los españoles, que salían a las orillas de la ciu-
Margarita Menegus dad para adquirir dichos productos antes de que llegaran a la plaza.2
De igual manera, encontramos en los reales mineros denuncias
constantes contra los regatones, a quienes se les atribuye el papel
de acaparadores y se les considera responsables de elevar el pre-
cio de los bastimentos. A pesar de la actividad de los regatones e
intermediarios, los naturales aparecen siempre, aunque en la som-
bra, llevando sus productos a los mercados más cercanos.
La segunda explicación nos la ejemplifica Florescano, quien con-
sideró, en 1971, que las haciendas de los españoles crecieron inten-
-La falta de registros sistemáticos, así como los privilegios de los cionalmente buscando limitar la producción indígena. En otras pala-
que gozaban los indígenas en cuanto a exenciones por el pago de bras, el crecimiento territorial de la hacienda mexicana en los siglos
alcabalas, hace difícil la tarea de medir la participación de las co- xvii y xvni se debió a la necesidad que tenía de controlar la produc-
munidades en los mercados, urbanos y mineros.1 La historiografía ción de alimentos, para poder así controlar su precio. A decir de En-
económica colonial plantea comúnmente que a partir del último rique Florescano: "La competencia que en la época de la cosecha le
tercio del siglo xvi la producción indígena para el mercado decayó hacían a la hacienda los pequeños agricultores y el indígena provo-
drásticamente. Para explicar este fenómeno los autores han recu- cando el derrumbe de los precios y el autoconsumo, fue combatida
rrido a tres tipos de explicaciones: 1) que la producción indígena por el procedimiento de quitarles sus tierras o apoderarse de sus co-
continuó pero cayó en manos de los regatones e intermediarios; 2) sechas".3 Si bien esta estrategia parece parcialmente cierta para el
que la hacienda surgió en este periodo y sustituyó a la producción Bajío y particularmente correcta para el norte de Nueva España, no
indígena y, 3) que el sistema de repartimiento forzoso obligó a los aparece tan certera para el centro y sur de México. Sabemos ahora
naturales a participar en el mercado de manera coercitiva. por John Tu tino que las haciendas del centro de México crecieron
Con respecto a la primera vertiente, observadores de la época co- poco territorialmente y que en regiones como Oaxaca, según los tra-
mo lo fue Gonzalo Gómez de Cervantes afirmaba, en 1599, que: "nin- bajos de Chance y de Taylor, la propiedad permaneció mayoritaria-
guna cosa entra en esta ciudad de México de bastimento, que goce- mente vinculada a las comunidades indígenas.
mos los vecinos de comprarla de la primera venta, porque primero En los últimos años la historiografía ha ido reconsiderando las es-
entra en poder de regatones que nos las revenden, y no se contentan trategias de las haciendas para sobrevivir en un mercado cerrado y
de ganar de una mano a otra ciento por ciento, sino con tan excesiva con una demanda limitada. Juan Felipe Leal planteó que la hacienda
ganancia que nos llevan a cuatrocientos por ciento y aún más". no creció de una manera arbitraria, sino que mantuvo una extensión
Según Gonzalo Gómez de Cervantes, el comercio de la ciudad de
2
1
Gonzalo Gómez de Cervantes, Vida económica y social de Nueva España,
Para el Potosí existe el trabajo de Enrique Tandeter et al, "Indios, alcabala y mer- 1599, México, p. 100. Véase también por ejemplo las Ordenanzas de Taxco de
cado: Potosí, 1793", Buenos Aires, CI-DI-S. Los autores, después de estudiar 40 000 tran- 1575, las cuales tratan de corregir los abusos de regatones, en Francisco del Paso y
sacciones en libros de alcabalas de 1779-1810, afirman que la abundancia de patroními- Troncoso, Papeles de la Nueva España, Geografía y Estadística, edición fascimilar,
cos indígenas podrían significar que tal exención no se aplicaba cabalmente; Juan Gar- Cosmos, 1979, pp. 280-282
ios Garavaglia y Juan Carlos Grosso, Las alcabalas novobispanas, Banca CKHMI-AGN, •* Enrique Florescano, Origen y desarrollo de los problemas agrarios de México,
México, 1987. 1500-1821, Era, México, 1976, p. 171.

136 137
de tierras más o menos considerable, inculta, a manera de reserva cambio de ganado mayor.9 Es necesario plantearse si las fluctuacio-
para poder responder con ella a las fluctuaciones del mercado. En nes en la producción indígena coadyuvaron a los cambios suscita-
efecto, en épocas de una mayor demanda, aumentaba la extensión dos en la economía novohispana del siglo xvm. ¿Acaso hubo una
de cultivo y a la inversa, en periodos de abundancia reducía dicha contracción en la oferta de productos indígenas, después de la crisis
extensión. de. 1785-86, a la vez que una demanda creciente, provocándose en-
La tercera vertiente nos la ofrece Rodolfo Pastor cuando planteó tonces el proceso inflacionario del último tercio del siglo xvm? O
que el -sistema de repartimiento forzoso de mercancías surge a la ¿qué efecto tuvo la supresión del sistema de repartimiento forzoso
vuelta del siglo xvi, con motivo de la crisis económica provocada por sobre la producción indígena?
la disminución drástica de la población que, a la vez, trajo como con- Para la región de Guadalajara, Van Young afirma que entre 1750
secuencia la disminución de excedentes de las comunidades indíge- hasta la década de 1770 los indígenas proporcionaban 25% del maíz
nas para el abasto de los mercados.5 Y afirma: "Así el indio se refugia consumido por esa ciudad. Para 1782 se redujo a 20% y para 1812
en una economía de autosuficiencia y produce sólo el excedente que calcula que tan sólo representaba menos de 1%.10 Van Young consi-
necesita para cumplir con los pagos obligados, producir más para el dera que esta caída se debe al aumento de la población indígena
mercado implica dejar de producir lo que precisa y depender de un que llevó a un mayor consumo de maíz en su lugar de origen, de-
mercado incierto".6 A su juicio, el repartimiento permite al español jando a los pueblos sin excedentes para comercializar.
extraer de las comunidades aquello que le es necesario para el avi- Garavaglia y Grosso, en su artículo "Marchands, hacendados et
tuallamiento de los mercados y le devuelve al español la ventaja paysans a Tepeaca", nos proporcionan el primer estudio que intenta
sobre el comercio que había perdido.7 Mas adelante, Pastor afirma cuantificar la participación indígena en un mercado regional en rela-
que a partir de 1670 el crecimiento de la minería, así como una bo- ción con la participación de otros sectores sociales, hacendados y
nanza económica general, provocó el debilitamiento de este sistema mestizos. Las conclusiones a las cuales llegan son a todas luces im-
comercial. "Esas condiciones cambiantes favorecían en cierto grado portantes: en conjunto el comercio indígena de mestizos representa
la regatonería y la comercialización de los tianguis y tendían a restar- casi un 50% del valor de las transacciones efectuadas en el mercado
le fuerza al sistema de repartos, ya que la misma demanda de una de Tepeaca a fines del siglo xvin, con lo cual los autores consideran
economía en expansión rebasaría la capacidad del circuito". No obs- que estos dos grupos disputan la hegemonía del mercado a las ha-
tante, el autor cree que las reiteradas crisis entre 1697-1712 y 1738- ciendas.11 Por otra parte al medir el número de.transacciones efec-
1763 replanteaban la necesidad de continuar con el reparto forzoso.8 tuadas advierten que los.naturales realizan 57% de las mismas, y dan
Si bien concuerdo esencialmente con la tesis de Pastor, habría testimonio de la diversidad de mercancías que llegan a la ciudad y la
que ponderar la importancia del comercio indígena libre, sobre todo multiplicidad de sectores productivos que concurren a ella. En su-
en el siglo xvm, así como tomar en consideración que el reparti-
miento se limitaba a la redistribución tan sólo de algunos productos; 9
Sobre el repartimiento forzoso de mercancías en Toluca véase Margarita Mene-
en el caso del valle de Toluca, el reparto consistía en comprar maíz a gus 13., "La evolución de la propiedad indígena en México. Los pueblos del valle de
Toluca: comunidades indígenas y haciendas", tesis, Universidad de Valencia, 1989, pp.
^ Juan Felipe Leal y Mario Huacuja R., Economía y sistema de Haciendas en Méxi- 367-1399.
10
co. La hacienda pulguera en el cambio, siglos xvín, xixyxx, Era, México, 1982, passim. Eric Van Young en Hacienda and market..., calcula para la ciudad de Guadala-
"* Rodolfo Pastor, "El repartimiento de mercancías y los alcaldes mayores novohis- jara que los indígenas proporcionaron 25% del maíz consumido en esa ciudad entre
panos. Un sistema de explotación de sus orígenes a la crisis de 1810", en Woodrow 1750 hasta la decada de 1780; asimismo asegura que dicho procentaje era más alto en la
Borah (comp.), El gobierno pnnñncial en la Nueva España 1.570-1787, UNAM, México, primera mitad del siglo xvm y que después de 1782 comenzó a declinar hasta represen-
1985, pp. 201- 236. tar tan sólo 2% en vísperas en la Independencia, pp. 86-87.
6 1
Ihid, p. 209. ' Juan Carlos Garavaglia y Juan Carlos Grosso, "Marchands, hacendados et pay-
7
Ihid., p. 210. sans a Tepeaca. Un marché local mexicain a la fin du xvm siete, Annales, ¿V5.C, núm.
<s
Ibiel, p.219. 44, mayo-junio, 1989, pp. 553-580.

138 139
ma, el predominio de la hacienda no parece tan claro conforme qué productos concurren los hacendados a los mercados y con cuá-
avanzan los estudios sobre la participación indígena en la produc- les llegan los indígenas.
ción comercial. La presente comunicación tiene por objetivo describir las rutas
Si bien en el Bajío y en el norte de Nueva España se ha estudiado comerciales que cruzaban el valle de Toluca y sus mercados prin-
con bastante profundidad el surgimiento de las haciendas agrogana- cipales; asentar los principales productos que llegaban a los mis-
deras en torno a los reales mineros en regiones como el valle de To- mos y sus lugares de procedencia. Por último, proponer una pri-
luca, no queda aún suficientemente bien explicado este fenómeno. mera reflexión sobre la importancia de la producción indígena
¿Cómo se abastecían los mercados locales y regionales? El centro de para el abasto de los mercados de esta región.
México presenta características harto diferentes de las otras. Las co- El valle de Toluca se encuentra al oeste del valle de México. Está
munidades indígenas mantuvieron una clara vinculación con la tierra situado a los 2 500 metros de altura y lo divide de México una cordi-
y una fuerte tradición de comerciar con sus excedentes. Si algunos llera montañosa. En el centro del valle se ubica Toluca que fue cabe-
pueblos perdieron parte o gran parte de sus tierras durante el siglo cera de los matlatzincas. Desde la época prehispánica esta región
xvii, la mayoría conservó un territorio suficiente. Las haciendas del fue propicia para el cultivo de maíz y otros granos. Los suelos eran
valle de Toluca, salvo excepciones, crecieron poco a lo largo de los fértiles y había una abundancia de agua, lo que facilitó en el periodo
siglos xvii y xvin. Más bien se estableció una relación simbiótica entre colonial la introducción del trigo. Las tierras de Toluca se regaban
las comunidades y las haciendas. La mano de obra indígena que tra- con el agua que fluía desde el Nevado y, por el este, con las corrien-
bajaba en ellas fluía estacionalmente; según Tu tino, Bauer y otros au- tes fluviales provenientes de la laguna y del río Lerma. El clima entre
tores, los peones acasillados eran cuando mucho 10% de la fuerza la- una zona del valle y otra varía mucho; al sur en la región de Malinal-
boral de las haciendas, de tal manera éstas ocupaban jornaleros esta- co y Ocuila éste se asemeja al del valle de Cuernavaca, mientras que
cionales.12 En suma, la producción indígena para el mercado no apa- los pueblos asentados en la cordillera montañosa que dividen el
rece abatida en esta región, sino que por el contrario, conserva a lo valle de México del de Toluca son de temperamento boscoso y frío
largo del período colonial una participación importante. Es menester - alcanzando algunas poblaciones los 2 800 metros de altura sobre el
revalorar las estructuras agrarias regionales, haciendo a un lado la vi- nivel del'mar.-El norte del valle, en torno a Ixtlahuaca y Xilotepec,
sión unilateral de la hacienda, y estudiando de manera conjunta a la tiende a ser frío pero también árido.
hacienda con las comunidades. Es preciso profundizar en el estudio El valle de Toluca unió a la ciudad de México con la provincia
de los mercados locales o regionales alejados de los grandes merca- de Michoacán, al oeste, y al noroeste sirvió de enlace con las regio-
dos mineros y urbanos, para revalorar esta participación. Por otra nes de Querétaro y Celaya. El sur del valle de Toluca fue, en cam-
parte, también es necesario reparar en la multiplicidad de productos bio, uno de los caminos utilizados por los arrieros provenientes del
que se comercializaban, pues si las haciendas lograron controlar la valle de Cuernavaca hacia México.13
producción de trigo, maíz y de ganado mayor, existe un amplio co- Las haciendas y las comunidades tenían una situación privilegia-
mercio de otros productos. En todo caso habría que distinguir con da para vender sus excedentes, por un lado la proximidad de la ciu-
dad de México, y por otro, la cercanía de dos regiones mineras; al
sur, Temascaltepec, Sultepec, Amatepec, Zacualpan y Taxco, y Tlal-
12
John Tutino, "Provincial spaniard indian towns and haciendas. Interreiated sec- pujahua y Cimapan al noroeste. Pero es menester también valorar el
rors of agrarian society in the valleys of México and Toluca, 1750-1810", en Ida Altman y comercio realizado en poblaciones como Toluca, Lerma, Tenango e
James Lockhart (comps.), Prvvinces ofearly México. Variante ofSpanisb American re-
gional evolution, UCLA, Los Ángeles, 1976, pp. 147-194; John Tutino, "Creóle México:
spanish élites, haciendas and indian towns, 1750-1810", tesis University of Texas, Austin,
1976 y Arnold Bauer, "Rural workers in spanish America: problems of peonage and op- 13
Alejandro de Humboldt, Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, Po-
pression", HAHR, vol. 59, núm. 1, febrero de 1979, pp. 34^63. rrúa, México.

140 141
Ixtlahuaca que sirvieron de enlace para las distintas rutas comercia- cambio la población no indígena asentada en el real se ocupaba,
les que iban hacia México. c claro está, de la plata, pero también de la arriería y de la fábrica de
paños de algodón y seda. Es decir, aparece una clara especializa-
ción de la producción por pueblos, y por razas. En el real de Te-
LOS MERCADOS MINEROS mascaltepec, Villaseñor y Sánchez registra para 1742, 320 familias
españolas y 200 mestizas y mulatas. En su entorno, al igual que en
Los centros mineros ubicados en el sur del valle de Toluca comen- Sultepec, se encuentran los pueblos^ de indios, especializados en la
zaron a ser explotados desde el siglo xvi y permanecieron en ex- producción de distintos insumos para el real. El pueblo de San Mi-
plotación a lo largo del periodo colonial. La minería del sur del guel de los Ranchos produce trigo, maíz, haba, cebada y cortes de
valle de Toluca en el último cuarto del siglo xvni ocupaba un cuar- madera; San Juan Atezcapa, cultivaba huertas de hortalizas y árbo-
to lugar en la producción de plata quintada, después de Guanajua- les frutales. Pero también existían pueblos desprovistos de recursos
to, Zacatecas y San Luis Potosí. Si bien, a lo largo del siglo xvin la naturales que se dedicaban por completo al trabajo en las minas,
población indígena comenzó a crecer en términos generales, los por ejemplo, el pueblo de San Andrés, San Lucas, o San Simón de
centros mineros muestran un crecimiento espectacular, que poco los barreteros, dedicados al ejercicio de las barretas.17
tiene que ver con la reproducción natural de la población. Por Otras comunidades del valle de Toluca más alejadas producían
ejemplo, Temascaltepec y Sultepec pasaron de tener una pobla- también una parte de los insumos que demandaban los reales mi-
ción indígena de 2 956 en 1644 a 16 744 en 1805. Zacualpan creció neros. Por ejemplo, el pueblo de Tenancingo llevaba a vender a
de manera similar, de 12 865 indios en 1742 a 32 282 en 1805.14 Taxco y a Temascaltepec, carbón, leña, madera y otros productos
Esta población asentada en torno a los reales de minas provocó un agrícolas. Desde el último tercio del siglo xvi, los naturales de la
aumento sustancial de la actividad comercial. región trataban en dichos reales. La Relación de Taxco consigna
Según Villaseñor y Sánchez a mediados del siglo xvin Zacualpan que los indios "tratan con ellos (los españoles) vendiendo ropa de
comprendía quince pueblos, con 240 familias de indios, 50 de es- la tierra, así como cacao, maíz, cera y otras semillas y frutos de la
pañoles y 50 de mestizos. La mayoría dedicados a la extracción y tierra y también venden sombreros, zapatos y otras cosas que com-
beneficio del mineral, pero también había quienes se ocupaban en pran a españoles".18
la trata de maíz, trigo y otras semillas. A su vez Zacualpan tenía in- Los pueblos ubicados alrededor de Malinalco eran productores
genios para hacer azúcar, miel y piloncillo que se vendían en otras de haba, maíz, trigo, frijol, garbanzo, lentejas y arvejón, y frecuen-
provincias.15 temente vendían sus cosechas en Sultepec y Temascaltepec. Asi-
Sultepec, reunía 400 familias de españoles, mestizos y mulatos. . mismo una fracción importante de pobladores de estas comunida-
Los trece pueblos indígenas de la jurisdicción se especializaban en des se dedicaba a la arriería, conduciendo los insumos que deman-
la comercialización de distintos productos que llevan a vender al daban dichos reales. A la vez, estos arrieros llevaban productos
real. Capuía, por ejemplo, vendía carbón y leña únicamente; Santia- provenientes particularmente de Cuernavaca: azúcar y miel de tie-
go Tecaltitlan, cortes de tablas, teas y algunas semillas; Pozoltepec rra caliente hacia el mercado de la ciudad de México. Las poblacio-
palma, sal, hilados de algodón y semillas; Santa Ana, cera y miel; y nes de Malinalco y Tenancingo estaban rodeadas de cerros bosco-
Santiago Clacyac frutas, maíz y cría de ganado para su venta,16 En
17
1/1
Ibid., p. 214.
Manuel Miño, "La consolidación y el ocaso del sistema colonial", en Breve histo- JK
Relación de Taxco, por P. Ledesma...., pp. 280- 282. Desde el siglo xvi los natura-
ria del Estado de México, El Colegio Mexiquense, México, 1987, pp. 146-147. les acuden a los mercados mineros y las Ordenanzas dadas durante la gestión del vi-
b
Villaseñor y Sánchez, Tbeatro Americano, descripción general de los reynos y rrey Enríquez tratan de regular el abasto. Ledesma comentó en 1581 "y de los dineros
provincias de la Nueva España y sus jurisdicciones, México 1952 vol i pp 229-^31 que ganan alquilándose para trabajar en las minas o vendiendo algunas frutillas, pagan
16
Ibid., p. 329- sus tributos y compran lo que han de menester".

142 143

-L
vechaban su trayectoria para comercializar una 'parte de sus mer-
sos de los cuales extraían ocotes y teas que mercaban en los cen-
cancías en las cabeceras del valle de Toluca, principalmente en
tros mineros y también los llevaban a la ciudad de México. En Ma~
Toluca, Tenango, Ixtlahuaca y Lerma. Así, el comercio de la región
linalco en 1790 había 40 arrierías, seis en Ocuila, ocho en San Am-
se veía alimentado por tres circuitos comerciales, el que venía de
brosio Chalmita, 37 en Taculoaya, cuatro en Joquicingo, y 87 en
occidente, el del sur, y los productos de Castilla provenientes de
Tenancingo.19 Para el siglo xvm estas comunidades habían alcan-
Veracruz o de la ciudad de México. Pero hay que destacar el flujo
zado una notable diversificación social y económica. En Tenancin-
comercial interregional. Los pueblos del valle de Toluca tenían dos
go había una población significativa dedicada a tareas no agríco-
las, por ejemplo un censo de 1790, registra a 34 tejedores, 20 hilan- tipos de mercados a los cuales acudían regularmente; a la ciudad
de México, por un lado, y a los mercados ubicados en el mismo
deros, 22 sastres, 14 zapateros y 18 panaderos.20
El pueblo de Ixtapan, ubicado entre los valles de Cuernavaca y valle.
El valor de la alcabala de Toluca en 1777 fue de 34 792 pesos, lo
de Toluca, poseía grandes extensiones de sal que se extraía desde
la época prehispánica para tributar y que durante el periodo colo- que nos indica una gran actividad comercial, si lo comparamos
nial siguió explotando. Buena parte de esta sal era llevada a los con otras ciudades para el mismo año, por ejemplo, Querétaro re-
centros mineros, y otra se reservaba para el consumo humano. porta 26 984, y Guadalajara, 65 854 pesos.22
A la ciudad de México acudían los indígenas de Amanalco y Ma-
Según los Libros reales de asiento de alcabalas de Sultepec de
lacatepec para vender cebada y trigo; los de Santiago Tianguisten-
1797 llegaban los siguientes productos provenientes de otras regio-
nes fuera del valle: de Celaya, Querétaro y Salamanca, sabanilla, co mercaban con semillas y carbón, y los de Zinancantepec ven-
dían maíz. También los pueblos ubicados en la cordillera que divi-
añil, garbanzo, mantas y sombreros; de Puebla, cristal y loza; del
de los valles de México y de Toluca, como son Atlapulco, Ocoyoa-
valle de Cuernavaca se traía azúcar, y de Michoacán mantas y cor-
cac, Tepezoyuca y Coapanoaya, aprovechaban sus bosques de
tes de jerguilla. Los productos provenientes del comercio interna-
muy diversa manera. Obligados en .un principio por el repartimien-
cional por vía de la ciudad de México y Veracruz eran: de Veracruz
vino y aguardiente, los de México no aparecen especificados pues to a llevar a la ciudad de México madera, leña y carbón, una vez
se registran sólo como productos varios. Finalmente, también se suprimido a principios del siglo, continuaron con esa costumbre.
Tanto Ocoyoacac como Atlapulco tenían una población importan-
comercializaba el cacao de Guayaquil.21 Y de Sultepec los comer-
ciantes se llevaban no sólo plata sino también rebozos para vender te de arrieros dedicada al acarreo de productos desde la región sur
del valle de Ocuila y Malinalco a la ciudad de México, comercian-
a distintos lugares.
do principalmente con miel.23
El comercio dentro del propio valle era nutrido; desde el siglo
xvi, y tal vez antes, los tianguis de Santiago Tianguistenco, Toluca,
LAS POBLACIONES DEL CENTRO DEL VALLE DE TOLUCA
y Metepec eran muy concurridos; a esos mercados acudían las po-
Las comunidades del centro del valle de Toluca servían de enlace blaciones vecinas a vender sus productos. El pueblo de Almoloya
con el comercio proveniente del sur, del occidente y del norte del mercaba en Santiago y en Toluca, pescados, pastos y tule. San
valle que iban hacia la ciudad de México. Los productos llegados Pedro Tultepec, ubicado en las orillas de la laguna de Lerma, tejía
de Michoacán o del Bajío con destino a' la ciudad de México apro- tule y también comerciaba con petates. Temoaya fabricaba ollas y

19
Brígida Von Mentz, Pueblos de indios, mulatos y mestizos 1770-1870. Los cam- 22
AGNM, Alcabalas, caja 23. Juan Carlos Garavaglia y Juan Carlos Grosso, registran
pesinos y las transformaciones protoindustriales en el poniente de Morelos, CESAS 30, para el mismo año 14 126 pesos y para el año siguiente, 35 723 pesos; seguramente la
México,'1988, p. 176.
2(] primera cifra es incorrecta y la mía más certera, Las alcabalas, op. cit., p. 230.
Ibid.,p. 176. 23
21
AGNM, Alcabalas, caja 131. AGNM, Alcabalas, caja 23.

145
144
la alcabala en Ixtlahuaca en el último tercio del siglo xvm fue de alre-
jarros.24 Los pueblos de Ocoyoacac y demás comunidades que te- dedor de 8 000 pesos.
nían abundancia de bosques producían tejamanil y distintos pro- Los indígenas de Tianguistenco, Malinalco, Tenancingo y Santa
ductos de madera labrada que comercializaban regionalmente junto Ana tenían telares para el tejido de la lana. Si bien en Toluca, según
con la leña y el carbón. Más al norte de la villa de Toluca, Ixtlahua- un registro de alcabalas de 1793, todos los telares pertenecían a espa-
ca y Chiapa de Mota tenían una importante población de artesanos ñoles o mestizos, en Tianguistenco la mayoría, 72 frente a 59, eran
carpinteros. En torno a Toluca, en Xilotepec e Ixtlahuaca, se cria- de indios.29
ban ganado porcino y ovejas, mismos que engordaban para su Sin embargo, cabe preguntarse ¿quiénes son los introductores de
venta.25 Por último, las comunidades ubicadas en torno a la laguna estos productos provenientes de otras regiones? El azúcar provenía
de Lerma vendían patos, aves y otras especies de la región. Un in- de las haciendas de Morelos y de los ingenios que tuvieron los jesui-
forme de 1792 describe la región lacustre de Lerma de la siguiente tas en la región de Malinalco. Y si en el valle de Toluca había ha-
manera: "Esta laguna mantiene no obstante mucho ganado, se ciendas de ganado mayor e incluso ganado de lidia de renombre,
sacan excelentes y sabrosos pescados blancos de más magnitud también concurrían ahí los criadores de la región de Guadalajara,
que los comunes, las ranas son extraordinarias y de buen gusto, y particularmente de Sayula, tanto a las ferias como a realizar ventas al
estos y otros reptiles que se crían son el sustento de muchos pue- menudeo. Desde el siglo xvi proliferaron las estancias ganaderas en
blos y el comercio para los pueblos grandes, donde los transportan el norte del valle, en torno a Ixtlahuaca y Xilotepec, haciendo nece-
con estimación".26 saria la construcción de la gran cerca de Toluca para evitar la trashu-
Según el Libro Real de Alcabalas de Tenango los productos co- mancia de ganados de españoles sobre los cultivos de indios. Lesley
mercializados en dicho pueblo, provientes del mismo valle son los Byrd Simpson calculó el efecto del ganado sobre el suelo de la re-
siguientes: de Toluca, chile pinto; de Lerma, frijol y baquetas; de gión y el cambio en su uso. Asimismo, desde la introducción de la
Tenancingo, algodón; de Chiapa de Mota, chile y lana y también mesta en el siglo xvi, se establecieron las aduanas ganaderas en el
lana de San Mateo Ateneo.27 De otras regiones de Nueva España se valle. El ganado proveniente de Michoacán, del llamado valle de
traían de diversas haciendas del valle de Cuernavaca, miel y azúcar; Matlatzinca, se registraba en Toluca; el ganado destinado para las
de Zamora, Michoacán, queso y chile; de Querétaro y San Juan del minas del sur se asentaba en Tenango, mientras que el ganado cuyo
Río, frijol y chile y de Celaya, frijol. El valor de la alcabala en Tenan- destino era la ciudad de México se detenía en Lerma.30 El comercio
go en 1794 era de 7 904 pesos.28 del ganado mayor como es sabido, estaba en manos de los españo-
En cambio en el norte del valle, en Ixtlahuaca, los productos pro- les, grandes ganaderos del valle y de las regiones de Guadalajara y
venientes de sur del valle eran, de nuevo, algodón de Tenancingo y Michoacán. Sin embargo, en el paraje llamado El Cerrillo y Guapan-
azúcar de Malinalco; chile de Michoacán, particularmente de Cuitseo go, diaramente se compraba y se vendía ganado de todo tipo. Ahí
y de Apaseo. A través de los comerciantes de México y Veracruz se acudían los grandes ganaderos, pero también los indígenas a vender
proveían de los efectos y frutos de Castilla. En promedio, el valor de sus cerdos u ovejas. La receptoría de alcabalas de El Cerrillo, recau-
daba por este concepto de 20 a 30 pesos diarios, lo. que permitía pa-
24
AGNM, Congregaciones, vol. 1, exp. 244, fs. 118-119. Véase también Beatriz Albo-
garle al receptor un peso diario de sueldo. Se calcula que los ingre-
res, "Economía lacustre en la cuenca alta del río Lerma, siglo xvín", Mesa Redonda, So- sos anuales provenientes de dicho paraje, a fines del siglo xvni, eran
ciedad Mexicana de Antropología, San Cristóbal las Casas, Chiapas, 1981, pp. 537-544.
25
Descripción del Arzobispado de México, 1570, Biblioteca de Facsímiles, Guadala- 29
AGNM, Alcabalas, caja 37.
50
jara, 1976, pp. 101-104 y 146. William Dusenberry, TheMexican Mesta. The administration ofrancbing in co-
26
27
AGNM, Padrones, vol. 21, fs 95v -96 lonial México, University of Illinois Press, Urbana, 1963, pp. 131-132, y Lesley Byrd
AGNM, Alcabalas, caja 142,1811, mes de mayo. Libro de Asiento de las Partidas re- Simpson, "Explotation of land in central México in the sixteenth century", Iberoameri-
caudadas por el pago de alcabalas hecho por los indios. Aduana de Toluca. cana, núm. 7, Berkeley y Los Ángeles.
28
Ibid.
147
146
de 70 000 pesos anuales, un volumen nada despreciable.31 Según número de comerciantes o tratantes." Al final comenta que debido a
John Tutino, a fines del siglo xvra, el ganado de los valles de México la intensa actividad comercial de la región una cuarta parte de las fa-
y de Toluca -disminuyó debido a la preferencia que mostraron los milias establecidas tienen un domicilio precario y errante.32
hacendados por extender el cultivo del maguey para la producción El valle de Toluca, en términos de su población, es una región
de pulque. Ello provocó que los ganaderos de Guadalajara y El Bajío densamente poblada y a la vez muestra una distribución significati-
fuesen desplazando a los ganaderos tradicionales del centro de Mé- va de habitantes no indígenas a lo largo del valle, por lo cual la va-
xico en el abasto de la ciudad de México. El consumo de ovejas y riedad de productos comercializados se relaciona con la diversidad
puercos en la ciudad de México en 1791 era de 278 300 y 50 000 ca- de razas. Tan sólo en Toluca se registran, en 1742, más familias de
bezas respectivamente (véase cuadro 1). españoles, mulatos y mestizos que de indios, 618 contra 412.33
Un comercio tradicionalmente en manos de los indígenas era el
de diversas aves: patos, guajolotes y gallinas. El consumo anual de
Cuadro 1. Consumo de la ciudad de México en 1791 éstos en la ciudad de México, según Orozco y Berra en 1791, era el
siguiente: gallinas, 1 255 000; guajolotes, 205 000 y patos, 125 OOO,34
Producto Volumen Por otra parte, también es sabido que los grandes volúmenes de
maíz y trigo eran introducidos por los hacendados regionales o ex-
Toros 16000 trarregionales. No obstante, las comunidades indígenas siguieron
Carneros 278 300 vendiendo parte de sus excedentes de granos a la ciudad de México,
Puercos 50 000
Cabritos y conejos y sobre todo en los mercados regionales. Tutino considera que los
24000
Gallinas y pollos 1 255 000
indígenas de los valles centrales vendían sus- excedentes de maíz al
Patos 125 000 término de la cosecha lo que provocaba una disminución en el pre-
Harinas 130000 cargas cio. Los hacendados, en cambio, preferían guardar su cosecha en es-
Maíz 117 200 cargas pera de que los precios aumentasen.35 El comercio al menudeo rea-
Cebada 40200 cargas lizado, por los indígenas, aunque difícil de medir, abasteció de ma-
Pulque 294700 cargas nera considerable los mercados regionales. Veamos un ejemplo que
Aguardiente 12000 barriles puede ser sugerente.
Vino y vinagre 4507 barriles
Aceite de España 5 600 arrobas
FUENTE: Alejandro de Humboldt, Tablas geográficas del reino de Nueva Espa- EL TIANGUIS DE TOLUCA
ña,.., 1804, en Enrique Florescano e Isabel Gil, Descripciones económicas genera-
les de Nueva España, 1784-1817, INAH, México, 1973, p. 152. En Toluca los indígenas que acudían al tianguis de los viernes no
estaban exentos del pago de alcabalas. Este fenómeno, junto con
La actividad comercial del valle de Toluca involucraba a todas las un cuadernillo;de 1811 que registra las partidas recaudadas por el
razas y su intensa actividad comercial fue comentada en el informe pago de alcabalas por los naturales en el tianguis de Toluca permi-
arriba citado de 1792: "Se trabajan todas las manufacturas del país, y ten detallar un poco más nuestro tema de interés.
(estofas) de algodón para la gente pobre, todo se consume, como
los demás efectos comerciables, por lo que se mantiene en constan- 32
AGNM, Padrones, vol. 21, fs. 950- 956.
te tráfico en lo interior y para México, cuyo lucro sostiene un crecido 53
Villaseñor y Sánchez, Theatro Americano, op. cit., p. 222.
34
John Tutino, "Creóle México", be. cit., capítulo 5.
1 35
AGNM, Alcabalas, caja 22-23. Ibid.

148 149
En agosto de 1777 el recién nombrado administrador de alcabalas quizá los españoles no acuden al mercado de Toluca porque no pue-
de Toluca, Miguel Valero, informa con sorpresa a su superior en Mé- den competir con el precio al que venden directamente los naturales.
xico, Miguel Páez, que los naturales que acuden a Toluca los viernes Contradiciendo también aquello que sucedía en la ciudad de México,
pagan alcabalas sobre productos de la tierra. Al presentarse el primer según Gómez de Cervantes, aquí tampoco aparece una flotilla de re-
viernes de su gestión al tianguis de Toluca, observó que los indios gatones y de intermediarios, sino que los indios acuden libremente
comerciaban con jarcia, queso, petates, mantas, sal, chile, panocha, de distintas poblaciones del entorno a mercar sus productos. Como
fríjol, garbanzo, frutas y otros productos y que se cobraba la alcabala ya hemos mencionado arriba, el tianguis de Toluca gozaba de gran
por puestos sin excepción. Y más adelante afirmaba: tradición en el valle al igual que Santiago y Metepec, tradición que se
Instruido yo, de la excepción que gozan estos naturales en la venta de preservó a pesar del desarolló de las haciendas de españoles.
frutos que cosechan, y en los efectos que trabajan, había dado orden El 24 de diciembre de 1789, el virrey Revillagigedo mandó que
de no cobrarles nada, pero sabiendo después que ha estado en cos- cesara el método de cobrarles a los indios de Toluca la alcabala
tumbre, que lo que se les exige, es cosa corta, que ellos no la han re- sobre los efectos y frutos de la tierra. Y al parecer así se ejecutó por
pugnado, y que la práctica se fundó sin duda en la conciencia, o coin- un tiempo, y luego volvió a establecerse, pues el cuadernillo de
cidencia de que algunos frutos, y efectos, como son sal, panocha, y 1811 muestra la variedad de productos con los cuales mercaban los
otros, los compraban para traerlos al mercado movidos de su propio naturales de la región y el volumen y el monto de la alcabala que
interés, suspendí la determinación.. .3Í)
pagaban.39
El informe de Valero resulta particularmente interesante por dos No son del todo claros la. situación de los indios y el pago de las
razones: una, la más evidente, los indios no estaban exentos del alcabalas, pues en marzo de 1794 y el 18 de junio de 1804 se mandó
pago de alcabala; ello nos lleva a preguntarnos si Toluca era el retirar la exención al ganado introducido por los naturales en los
único caso. En segundo lugar, el hecho de que algunos de los natu- mercados y, como se verá más adelante, el comercio de puercos era
rales que vendían productos eran comerciantes y no productores. uno de los más importantes.
Valero es claro cuando dice que si son comerciantes se justifica el Por otra parte, el año de nuestro ejemplo, 1811, está lejos de ser
pago de alcabalas puesto que la exención estaba pensada para la un año típico, por lo cual su representatividad es limitada. Ese año
venta de los excedentes que producían los naturales. La equivalen- recoge el impacto que tuvo el inicio de la revolución de 1810, es
cia que hace Valero de español, comerciante, indio, es elocuente e un año de escasez de trigo y de maíz, y en consecuencia de pre-
insiste en dudar de que los indígenas sean comerciantes a secas, cios altos de esos productos.
aunque para algunos productos lo considera así. "Dudo muy poco El análisis del cuadernillo muestra que de 137 comerciantes in-
en cuanto a que sea cierto que los indios compren para volver a dios, la gran mayoría que acudía a vender a Toluca era del valle de
vender, y creo sin violencia alguna que la sal y tequesquite, que Toluca y de las inmediaciones de la villa. Los granos que. comercia-
aquí se vende en el tianguis sufra de esta cualidad, pero ignoro ban los barrios y estancias de Toluca eran frijol y cebada, cerdos y
cómo puede apurarse la verdad, siempre que los introductores in- sus productos como son: el cuero fresco, la manteca, y lo que lla-
dios la nieguen, expresando cosecharla".37 man el cuero al pelo. Gracias a los obrajes existentes ocupan un sitio
Sean productores o comerciantes, lo cierto es que los indígenas preponderante los productos de origen textil: colchas, frazadas, ba-
abastecen en "poco más de la mitad" a la villa de Toluca. Y en el danas y cortes de servilletas. Un gran número de comunidades ubi-
mismo informe dice: "es difícil que vengan a comerciar [a Toluca] cadas en el entorno de la villa -Almoloya, Zinancantepec, Metepec,
otros que nos sean indios".38 Retomando lo dicho ppr Florescano, Calimaya y Xilotepec-, también vendían cebada, haba, frijol, cerdos,
cueros, queso y manteca.
•^ AGNM, Alcabalas, caja 22.
^ AGNM, Ibid., caja 23.
•^ AGNM, Ibid., caja 23- ^ AGNM, Ibid., caja 13.

150 151
Un segundo grupo de indígenas comerciantes, como bien intuía dos y subproductos (cueros y manteca), el 10.95% haba, 4.3% pro-
Valero, el administrador dedicábalas, eran de San Mateo Ateneo o ductos textiles, 2.9% frijol, 2.9% queso fresco, y 8% de productos va-
de Metepec quienes vendían sal, ya que en dichos pueblos no había rios entre ellos jarcia, zapatos, gameras, miel y tecomates.
salinas. En suma, a pesar de las tendencias monopólicas a fines del xvín,
Otro comercio es el de introductores de miel de Tenango, que en cuanto a la producción de maíz y trigo para el abasto de la ciuda-
bien pudieron haber sido revendedores que adquieren en Tenan- des y de los reales mineros, pervivid una importante producción in-
go la miel proveniente de Cuernavaca o arrier.os que salen de dígena que se comercializaba. Podemos afirmar que las comunida-
Cuernavaca y llevan la miel a distintos mercados del valle. Tenan- des indígenas, por lo menos las del valle de Toluca, no se reducen al
go se distinguía por sus obrajes y sus productos recorrían el valle. autoconsumo, sino que además de esa producción se especializaron
Habrá que subrayar otra característica de este mercado, lo emi- en la producción de algunos géneros agrícolas y artesanales, con el
nentemente regional y local, ya que sólo tres individuos de fuera propósito evidente de procurarse dinero para el pago de tributos y
del valle introdujeron productos al mercado (sabanilla y sal) y obvenciones aunque en conjunto no representaba un volumen de
éstos provenían de Texcoco y Tlalnepantla.. consideración a nivel familiar. No obstante, el comercio indígena al
Por último, aparecen en esta lista cuatro individuos asentados en menudeo alimentaba a los mercados locales o regionales y su valor,
haciendas los cuales no sabemos si son arrendatarios o peones con nada despreciable como en el caso de Toluca, llegaba quizá a abas-
parcelas: dos de la Gavia, hacienda que tenía por costumbre suba- tecer en 50% al mercado de esa villa.
rrendar terrenos, debido precisamente a su gran extensión territorial, No sabemos la cantidad de maíz y trigo que vendían las comuni-
y las haciendas de Xuchitepec y San Miguel Almoloya. En los cuatro dades en los mercados, pero lo más probable es que guardaran sus
casos venden cebada. excedentes temiendo una mala cosecha, y quizá, como asienta Artís
Veamos el valor de lo comercializado. Si tomamos el mes de mayo en su estudio sobre el mercado del trigo en la ciudad de México, en
de 1811 como ejemplo, y lo comparamos con el valor total de la alca- años de carestía excepcional, provocada por la escasez u otros meca-
bala cobrada en el tianguis en 1814, resulta que los efectos introduci- nismos no climatológicos, los indígenas aprovechaban la coyuntura
dos por los indígenas en el mercado de Toluca representan más de para utilizar sus excedentes.41 De otra manera, en los años de precios
una cuarta parte. Y si pudiéramos calcular la producción indígena de regulares y de abasto suficiente, parece que no era una operación
efectos que no pagan la alcabala en estos años, estaríamos segura- rentable, particularmente con respecto al maíz, ya que si los indios no
mente hablando de un valor más alto. Todo parece indicar, como lo pagaban alcabala sí lo hacía aquel que lo adquiría, por tanto procura-
advertía Valero, que la producción indígena satisface, cuando menos, ba comprarlo a un menor precio, tal y como lo indica la representa-
la mitad de la demanda de bastimentos toluqueños.40 Sin embargo,al ción de los labradores de Chalco de 1771: "porque aunque es verdad
parecer el mercado de Toluca servía de mercado redistribuidor de las que los indios no deben pagar alcabala de lo que cosecharan, es tam-
mercancías que luego recorrían las poblaciones menores del valle, bién cierto que el que les comprare el maíz, tanto menos le ha de dar
pues el valor de la alcabala en 1811 fue de 27 273 pesos, tres veces * por él cuanto menor fuere la utilidad que espérase en su segunda
mayor del valor de la alcabala del tianguis de los viernes. venta".42 La misma representación dice: "Pobres y ricos sacan muy
¿Qué es lo que más se comerciaba? Conforme al número de tran- poca utilidad del maíz que siembran aun sin contar con la alcabala.
sacciones realizadas, 29.20% vendió cebada, 26.28% sal, 13-87% cer- Lo primero porque abunda mucho, y estale hace bajar de precio."

40
No encontré el valor de la alcabala para 1811, por lo cual utilicé el de 1814. El 41
importe de la alcabala en un trimestre de 1814 es de 2 748 pesos 4 reales y 6 granos. Clara Elena Suárez, La política cerealera y la economía novobispana: el caso del
No obstante, habrá que mencionar que Garavaglia y Grosso de nuevo reportan una trigo, CIESAS, México, 1985, y Gloria Artís Espriú, Regatones y maquileros, el mercado de
cifra muy distinta a la que encontré; para 1811 registran un valor anual de 27 273- trigo en la ciudad de México (siglo xvni), CIESAS, México, 1986.
42
Véase Las alcabalas, op. cil, p. 236. AGÍ, México, 2096.

152
153

_L
Con ideas similares se expresa el contador del viento de Coyoa-
cán en 1772: "Es digno también de mucha consideración el que las tos introductores y con acentuadas tendencias monopólicas. En cam-
cosechas del maíz de los indios son colectivamente mayores que bio, los mercados del valle de Toluca, muestran una lógica inversa.
las de los españoles y personas no exentas."43 Por otra parte, Tuti- La agricultura indígena estaba organizada sobre una base familiar, y
no afirma que las ventas de maíz o trigo en cantidades limitadas re- tal vez producía excedentes reducidos, pero por lo general no se pa-
ducía sensiblemente el precio del mismo. Así, su ganancia era limi- gaba la mano de obra, con lo cual los costos de producción eran me-
tada, tanto por la actitud de los compradores, como por el volumen nores que en las haciendas. Ahora sabemos que los indígenas utili-
de granos que mercaban los indios. zaron métodos intensivos de cultivo, incorporaron técnicas europeas
Sin duda los grandes productores y comerciantes se encargaban (yuntas o trigo de riego) y que la productividad por semilla sembra-
de la comercialización de la mayor parte de los productos princi- da en América era muy superior en comparación con los rendimien-
pales y de transportarlos hasta distancias lejanas en busca de los tos europeos.
mercados más prósperos. En cambio, la producción indígena para La población asentada a lo largo del valle, como lo muestra el
el mercado aparece estrechamente confinada a un comercio regio- cuadro 2, era un mercado potencial nada desedeñable, sobre todo si
nal, y también a diferencia de los españoles, el comercio indígena , pensamos en que muchos comerciantes recorrían las principales ciu-
parece muy variado en géneros. Los indígenas prefirieron comer- dades del valle de Toluca y otros andaban los caminos reales hacia
cializar productos de los cuales podían, al menudeo, obtener una la ciudad de México. En síntesis, se hace cada vez más evidente la
mayor ganancia de la que ofrecía normalmente el comercio de necesidad de estudiar a los mercados regionales, y las alternativas
maíz. Hay que considerar también que en el valle de Toluca los in- que significaron tanto para las comunidades indígenas como para las
dígenas criaban ganado menor en abundancia y el maíz, igual que haciendas.
la cebada, también les servía de alimento.
En suma, habría que ponderar la importancia,del comercio indí- Cuadro 2. Subdelegaciones del valle de Toluca.
gena frente al español, distinguiendo los'tipos de mercados. Al pa- índice de Población
recer, los naturales tenían una participación activa en los mercados
regionales y locales, a diferencia de los españoles que preferían a Pueblos Población
la ciudad de México y los mercados mineros del norte y el Bajío.
Quizá, efectivamente, el aumento de la población así como la Ixtlahuaca 59 49300
crisis en la producción de maíz en 1785-1786, como el del trigo en Lerma 5 4726
1810-1811, contrajeron la oferta de maíz indígena en el mercado; Malinalco 21 20 198
Metepec 46 34588
pero el mismo crecimiento quiza llevó a que la población exce- Temazcaltepec 61 41855
dente de las comunidades, sin acceso a tierras o con un acceso li- Tenayo 52. 36594
mitado, emprendiera nuevas actividades comerciales o artesanales. Toluca 21 15761
Ello explica la mayor estraficación y diversificación social que en-
contramos en las comunidades rurales a fines del siglo xviii. FUENTE: Carlos Urrutia, Noticia geográfica, 1794.
Sin duda se trata de dos estrategias diferentes entre ambos grupos
pero también los mercados regionales como el de Toluca, Tenango,
o Lerma son muy diferentes a los grandes mercados, los cuales a
fines del siglo-xvni aparecen claramente acaparados por unos cuan-
43
Ibid.

154
155
El valle de Toluca y los Reales Mineros

Cuadro 3. Recaudación de alcabalas, 1777-1811


(en pesos) c I Zimapán

Años • Malinaíco Toluca Ixtlahuaca LEYENDA


1777 2075 14 126 2392 QUERÉTARO @ Reales Mineros
1778 4414 35723 6915
1779 3885 HIDALGO O Pueblos
33628 4662
1780 4227 33 245 4548 — Límite Estatal
' 1781 5001 45704 7 108
1782 5324 58042 6005
1783 4062 48096 5900
1784 4920 47527
1785 4586 41629
6522
5 589
\
1786 6380 37359 8374 Jilotepec
1787 '4761 40010 2790 O C"
j Temascalcingo \
1788 5171 40509 5387
1789 •
4355 35762 4030 Tlalpujagua Q
1790 4027 Atíacomulco
43768 4 191
1791 3981 37343 6865 O Jocotitián
1792 4428 34508 4500 MICHOACÁN /
1793 5329 34703 4222 Ixtlahuaca
1794 4611 45253 4551
1795 O Jiquipiíco
5 703 46633 6 768
1796 6 143 44218 5 979
1797 7706 35210 4238
1798 6046 37 665 6 299
1799 7529 -38 120 6 152 \
1800 10004 Zinacantepec O O Q ^-Oo ^tlapuíco
1801 10995
48775
43936
7102
12457
j Metepec \Ocoyoacac D
-F-
1802 7136 39095 4425
Calimaya@ ¿ O \
1803 10417 40741 4651 Temascaltepec Tenango Q ' Xalatlaco/\
1804 6391 37567 6391 ^s Atlatlahuaca O / " "^ , _/-
1805 9456 ^ Ocuilañ
45968 9304 Malinaíco O J r
1806 7504 45791 5669 Texcaltitlán o o Coatepec ° Pueblos ¿TUernavaca
1807 9033 44 281 9248 I
I •Suitepec© OAlmoloya
1808
1809
7496
10318
44289
44608
12 173
6749
\ GUERRERO
/
1810 7287 34744 5806 Zacualpan <
, Amatepec ¿ MORELOS
1811 2087 27273 0
I \
FUENTE: Garavaglia y Grosso, Las alcabalas, op. cit. \^
\
r GUERRERO
Taxco
©
W

156

También podría gustarte