Son unas abuelas que buscan nietos porque un grupo se los llevó. Están encontrando a los nietos, que los papas fueron secuestrados en la época de los militares. Luchan por encontrar a sus nietos. Y aunque los militares les dijeran que dejen de hacerlo. Iban circulando para que les devuelvan a sus hijos y nietos. Algunas abuelas han recuperado a sus nietos y algunas abuelas no. Se los llevaron a otras familias y les pusieron otros nombres. Al no encontrar a sus nietos sienten mucha tristeza. Se sienten solas porque no tienen a sus hijos ni a sus nietos. El 24 de marzo de 1976, una dictadura se adueñó del poder en la Argentina, eliminando derechos y libertades a través de grupos criminales, secuestró y mató a estudiantes, obreros, luchadores sociales, y no conformes con tanta crueldad, se robó a sus hijos, les borró la identidad y los separó de sus familias legítimas. Un gran sector de la sociedad apoyó a esta dictadura cívico-militar. El silencio y el miedo se volvieron algo natural para los argentinos. El resultado: un país sin derechos, una patria sin justicia ni igualdad, donde la vida de sus ciudadanos ya no tenía ningún valor, un país gobernado por el terror. Entonces las madres comienzan a preguntar por sus hijos. Las Madres de Plaza de Mayo se reúnen pacíficamente alrededor de la Pirámide de Mayo. Quieren recuperar con vida a sus hijos detenidos, desaparecidos. Algunas de estas madres comienzan a preguntarse por los hijos de sus hijos e hijas desaparecidos. Estas 12 abuelas también se preguntan: ¿qué pasará con los bebés de sus hijas y nueras embarazadas detenidas? La búsqueda de las Abuelas de Plaza de Mayo es desesperada, en soledad y sin información. Golpean puertas de cuarteles, casas cunas, iglesias, juzgados... La respuesta es siempre la misma: silencio, desprecio, indiferencia, amenazas... Pero nada de esto las amedrenta. Las Abuelas se reúnen en secreto. Buscan a sus nietos. Investigan, redactan denuncias para presentar ante la justicia, juntan información de cada día. El trabajo es enorme, pero su amor es más grande que cualquier obstáculo. Entonces las abuelas se preguntaron: ¿cómo iban a reconocer a sus nietos? Tienen mechones de pelo, huellas de los pies, fotos... Pero los nietos han crecido en todo ese tiempo, y hay otros nacidos durante el cautiverio de sus padres, a los que ni siquiera conocen. ¿Cómo reconocer entonces a sus nietitos? Saben que con una muestra de sangre se puede establecer el vínculo entre un padre y un hijo. Pero en este caso los padres están desaparecidos. Las Abuelas se preguntan si se puede utilizar sangre de otros familiares, para identificar a sus nietos. Sean grandes o pequeñas a veces las respuestas esperan ser encontradas. Solo hay que ir a buscarlas. Así, un equipo de investigadores en los Estados Unidos formula el Índice de Abuelidad, y coincide con el regreso de la democracia en la Argentina. El aporte de la genética en la busca de Abuelas es fundamental. “Sin eso, sin ese ingenio, ese invento puesto para práctica de esto era imposible. Y bueno aquí el avisito que salió en un diario de La Plata, donde decía que un papá que negaba la paternidad... Bueno, con la comparación de la muestra del presunto padre con el presunto hijo, dio que era. Dijimos: ‘bueno se puede comparar la sangre del papá con el hijo, pero los papás no están ¿con que vamos a comparar? Pero estamos las abuelas los abuelos, servirá’. Y ahí empezamos, ya dentro de todos los periplos que hacíamos, buscando apoyo internacional. Empezamos a buscar ahora el apoyo de la ciencia.” “Nosotras estábamos convencidas que, por intermedio de la sangre, se podía identificar a una persona. Para demostrar lo bueno que eran esos dos estudios yo presté a mi nieta, la llevé al laboratorio, se le sacó sangre a mi nieta para demostrar que, intercambiando mi sangre con la de ella y de los otros abuelos con ella, ella era nuestra nieta. Por suerte le dimos la sangre, porque gracias a eso se pudieron encontrar tantos nietos”. Alrededor de 500 niños fueron apropiados durante la dictadura. La apropiación de hijos de desaparecidos se enmarca en una cultura que considera a los niños como objetos y no como sujetos de derecho. Las abuelas desde el principio buscan sensibilizar a la sociedad sobre el derecho a conocer el propio origen y sobre el derecho de sus familias, a recuperar a esos chicos. Están convencidas de que la restitución de la identidad es el único camino para liberarlos. Y esta lucha se ve reflejada con la creación de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad: CONADI. “Queríamos tener algo de este contactado con el gobierno de turno, algo que sea oficial. Porque lo nuestro es una ONG, así que queríamos tener algo que tenga el peso de la ley”. Ahora ya en la secretaría de derechos humanos existe este espacio, donde cada vez más perfeccionado, con más caminos de acción e implementando con rapidez gestiones de que ante una duda se presente un joven hoy o una joven, acá en esta casa de Abuelas, se los derive a la CONADI, y pueda inmediatamente, y sin juicio ante la justicia, conseguirle un turno para que el banco extraiga sangre, procese y compare, y dé respuestas, cosa que nosotros no podemos decirle a la justicia lo que tiene que hacer, al banco lo que tiene que hacer, porque eso es resorte del Estado. A poco de volver la democracia, cinco jefes de la dictadura fueron condenados en el Juicio a las Juntas. Pero la prisión de los militares logró que se sancionarán las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, y que todo el resto quedara impune. Este círculo de impunidad se cerró con los indultos que promulgó el ex presidente Menem a poco de comenzar su mandato. Las causas por robo de niños quedaron afuera del alcance de las leyes de impunidad. De esta manera se convirtieron en el único resquicio para juzgar a los represores. En los años 80 y 90, las penas a los apropiadores eran leves. Para 1990, las Abuelas ya habían encontrado a 45 nietos, pero los medios todavía se referían a sus apropiadores como “padres del corazón”. La sociedad aún no comprendía la importancia del derecho a la identidad. Las Abuelas se preocuparon por explicar la complejidad de la apropiación de niños. Y mientras sus nietos seguían creciendo ya no buscaban niños sino adolescentes. En 1998 se llevó a cabo la primera presentación por el juicio contra el plan sistemático de apropiación de menores. Una causa emblema de la Asociación. Allí se investigaron más de 30 casos de nietos apropiados, se condenó a los altos mandos de la dictadura y se comprobó que hubo una práctica sistemática de robo y sustracción de identidad a los hijos de desaparecidos. “Por tratarse los hechos juzgados de delitos de lesa humanidad. implementados mediante una práctica sistemática y generalizada de sustracción, retención y ocultamiento de menores de edad, haciendo incierta, alterando o suprimiendo su identidad, en ocasión del secuestro, cautiverio, desaparición o muerte de sus madres, en el marco de un plan general de aniquilación que se desplegó sobre parte de la población civil a las penas de 50 años de prisión, este juicio ha concluido. Esto es todo por parte de este tribunal” La sentencia recién se dictó en el 2012. El arduo trabajo de años daba sus frutos, pero las Abuelas no bajaron los brazos. En los años 90 se dan cuenta que sus nietos ya son jóvenes. Jóvenes que pueden participar de su propia búsqueda. Inician campañas masivas para convocarlos, para que aquellos que tengan dudas sobre su identidad, se acerquen, porque la lucha de las abuelas es una lucha de todos, una lucha que nos convoca sin importar colores ni banderas políticas. Las Abuelas no estaban solas como podrían estarlo. Estas campañas dan visibilidad a la búsqueda de los nietos. La Red Nacional por el Derecho a la Identidad lleva el mensaje de Abuelas a los posibles nietos que pueden estar en cualquier parte. Las Abuelas no están solas, esa es la fuerza de su lucha. Una lucha que empezó siendo de unas pocas, hoy es de miles. Las campañas de difusión continúan, pero ahora esos nietos ya son adultos, y muchos de ellos ahora también tienen hijos, y al igual que sus padres, ellos también tienen derecho a conocer su verdadera historia familiar. Ya nadie habla de padres del corazón, se habla de una búsqueda legítima. Se habla del derecho a la justicia. Se habla del derecho a la identidad. ¿Cómo no sentirse inspirado por estas mujeres? Mujeres, madres, abuelas, abuelas que buscan a sus nietas, que abren su corazón y sanan sus heridas con cada nieto recuperado, y con cada hombre y mujer solidario en la búsqueda de la verdad y la justicia. “Mi nombre es Leonardo Fossati. Mi papá se llamaba Rubén Leonardo Fossati y mi mamá Inés Beatriz Ortega” “Soy Victoria Montenegro y ellos son mis hijos” “Yo soy Gonzalo” “Yo Santiago” “Yo soy hija de Roque Orlando Montenegro y de Ilda Torres”. Ya son más de 100 los nietos restituidos. ¿Cómo no sentirse inspirado por estas Abuelas? La vida abre caminos La vida trae esperanza La vida es compromiso La vida que encuentra la vida Abuelas de Plaza de Mayo.