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17, 1996
Fauna y vegetación
en los ritos cultuales ibéricos
Arturo Oliver Foix*
Resumen
El presente trabajo ofrece una aproximación a la problemática que presentan los restos de fauna y vegetación en
los lugares y ritos de carácter cultual o de enterramiento durante la cultura ibérica. Ofrecemos una exposición de los
yacimientos en donde se ha detectado este registro arqueológico, así como las diferentes especies identificadas, y los
tipos de rito en los cuales aparecen, intentando ofrecer una explicación a la presencia de estos elementos.
Abstract
This paper offers an aproximation to the problematic of fauna and floral remainders in places and in rituals of a
worship character or in burials during the iberian culture period. We present the archaeological sites where these regis-
ter have been found-made, different species we identify as well as types of rites, offering a clear explanation of the pre-
sence of these elements.
Las nuevas tendencias metodológicas aplica- van excavando cada vez con mayor rigor, y como
das al análisis del registro arqueológico, que se vie- no, plantearse con un mayor número de elementos
nen considerando últimamente en las excavaciones de juicio, aspectos, ritos y funciones del mundo reli-
de los yacimientos pertenecientes a la cultura ibé- gioso y metafísico del íbero, hecho que parecía
rica, como es el caso de los modelos espaciales y imposible que se conociera a través de los datos de
los estudios de fauna y de vegetación, realizados una excavación arqueológica.
tanto en necrópolis como en asentamientos, nos ha Haciendo uso de la documentación que se
permitido adentrarnos en aspectos de esta cultura aporta a la historiografía ibérica a través de estos
de la antigüedad peninsular, que hasta hace unos nuevos planteamientos, y aprovechando en todo lo
años eran prácticamente insondables. Debido a posible los datos de excavaciones de hace unos
estas nuevas metodologías y a los recursos que se años, hemos querido presentar y plantear una intro-
invierten en los trabajos de campo en el momento ducción a la problemática que puede ofrecer la
de obtener la documentación necesaria, y después existencia de restos de fauna y vegetación en los
de varios años de una visión completamente reno- diferentes ritos de carácter cultual, que se van iden-
vadora de los estudios ibéricos, podemos conocer tificando en las excavaciones de los yacimientos
con mayor conocimiento de causa los planteamien- ibéricos.
tos y estructuración de la sociedad y de la econo- El registro de la fauna y la vegetación identi-
mía ibérica, la funcionalidad y distribución de las ficada, nos permite conocer parte del desarrollo
diferentes construcciones y asentamientos que se de los diversos rituales que los íberos llevaban a
*Servei d’Investigacions Arqueològiques i Prehistòriques. Diputació de Castelló. Campus Penyeta Roja. Edificio D 12080. Castelló de la
Plana.
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cabo tanto en los ambientes domésticos, sagra- Por otra parte, en este mismo yacimiento y en
dos o de enterramientos, así como el valor simbó- el mencionado campo de silos, el silo 101 se usó
lico de las diferentes especies dentro de las como depósito cultual. En la parte inferior de él se
creencias religiosas, a la vez que complementará prendió fuego, y entre el material que allí se utilizó
datos procedentes de otros tipos de fuentes, durante el rito aparecieron restos de trigo y aceitu-
como las iconográficas o las escritas, ayudando a nas.
comprender el complejo y variado mundo cultual y
ritual ibérico que actualmente empieza a presen- 2.- NECRÓPOLIS DE SERRÁ DE DARÓ
tarse perfectamente identificable cada vez con (GERONA)
mayor fuerza en el registro de los yacimientos.
En el presente trabajo recopilamos los yaci- Esta necrópolis pertenece al poblado del Puig
mientos ibéricos en donde la documentación fau- de Sant Andreu de Ullastret, hallándose en la
nística se encuentra integrada en algún tipo de rito vecina localidad de Serrá de Daró. Fue excavada
cultual, relacionándolo además con el espacio y el en 1982, pero no se ha publicado completa; tan
tiempo, así como con las connotaciones religiosas solo en una pequeña nota se nos indica que el
que cada especie pudo tener no solo en el mundo cementerio ofrece una cronología de los siglos V al
ibérico, sino también en algunas de las variadas III aC, aunque la mayoría de las tumbas son del IV
culturas mediterráneas que influyeron en la forma- aC (Martí, 1983).
ción y el desarrollo cultural ibérico. En la incineración número 7, excavada en
1982, se localizaron dos tabas que presentan indi-
cios de cremación.
YACIMIENTOS CON INDICIOS DE ANIMALES
Y VEGETALES EN LOS RITOS CULTUALES 3.- CAMP MAURI, LA VALLDAN-BERGA
(BARCELONA)
Pasamos a exponer de forma somera los
yacimientos en donde se han identificado diferentes En la habitación número 2 de este poblado
ritos cultuales en los cuales animales o vegetales ibérico, se localizó una inhumación infantil en el
se encuentran presentes. Para mayor detalle del pavimento, junto a la cual había un diente perforado
registro arqueológico, remitimos a la bibliografía de lobo. Este hallazgo se fecha entre el siglo III y II
indicada, ya que la exposición completa de los aC (Castillo, Riu, 1962).
datos obtenidos haría demasiado extenso este tra-
bajo. Los yacimientos se relacionan según su situa- 4.- TURÓ DEL MONTGRÒS, EL BRULL
ción geográfica, de norte a sur. (BARCELONA)
1.- MAS CASTELLAR, PONTÓS (GERONA) Yacimiento ibérico del que sobresale su com-
plejo arquitectónico defensivo, frente a una escasa
En este yacimiento consistente en un campo urbanización interior del recinto que encierra la
de silos relacionado con el comercio de cereales muralla. En este asentamiento, que se inicia en el
que se controlaba desde las colonias de Ampurias y bronce final y tiene tres fases de ocupación en
Rosas, encontramos un santuario dedicado a época ibérica, desde los siglos VI al III aC, encon-
Demeter y Core Perséfone, y unos silos que han tramos en el pavimento del llamado “ámbito 3”, per-
sido utilizados para ritos cultuales (Adroher, Pons, teneciente a la última fase, siglo III aC, un depósito
Ruiz de Arbulo, 1993). Todo el conjunto se data compuesto por un esqueleto de oveja (Molist,
entre el siglo IV y la primera mitad del siglo II aC. Rovira, 1986-1989).
En el santuario encontramos una sala, la
número 1, donde se han localizado restos de ani- 5.- CAN RADON DE L’HORT, CABRERA
males en conexión, concretamente perro, cinco DE MAR (BARCELONA)
individuos; toro, dos individuos; ovicáprido, un indi-
viduo; equinos, un individuo; cerdo, un individuo. Necrópolis localizada casualmente en 1881
Los hallazgos se situaban encima del pavimento de en la finca denominada de Can Radon de l’Hort, y
la estancia. En el espacio número 3, ambiente en el excavada por J. Rubio de la Serna tras su localiza-
que había un ara y unos hogares, se menciona tam- ción; no obstante, sus materiales no fueron publica-
bién la presencia de fauna, aunque no se indica la dos hasta 1968 (Barberá, 1968). Posteriormente,
especie. fue objeto de otra excavación (Barberá, 1969-
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fases de ocupación, una posible que abarcaría del tiles en vivienda, de los cuales el denominado 2M,
siglo VII al VI aC, otras de los siglos VI, V, IV, IV-III y que se encontraba en un hueco debajo la ban-
una última del II aC (Sanmartí, Santacana, 1992). queta de cimentación de la vivienda, estaba acom-
Este yacimiento ha proporcionado varios pañado de un ovicáprido y un conejo (Beltrán,
tipos de depósitos de animales. Cabe destacar los 1976-1978).
situados en un posible ambiente cultual del siglo IV
aC, los cuales se han localizado en tres agujeros de 11.- CABEZO DE ALCALÁ, AZAILA (TERUEL)
unos 20 centimetros de diámetro excavados en el
pavimento, en los que se han podido encontrar tres
En el estrato II perteneciente al momento ibé-
corderos de una edad entre cinco y diez meses,
rico de la acrópolis de este conocido yacimiento
presentando la parte del viscerocráneo, mandíbu-
aragonés, J. Cabré localizó una vasija con un
las, manos y pies, junto a uno de ellos había una
huevo en su interior (Beltrán, 1976,31). La funcio-
valva de Donax. También un perro de edad infantil,
nalidad cultual de la cascara no se ha podido dis-
identificado por el humero. En otro recinto e igual-
cernir con seguridad.
mente en el pavimento, se había enterrado una
oveja de dieciseis a dieciocho meses, y otra entre
doce y quince meses, todos ellos representados 12.- SAN ANTONIO, CALACEITE (TERUEL)
por el viscerocráneo, mandíbula, manos y pies.
Junto a uno de los individuos, el segundo, había En este poblado ibérico de los siglos IV-II
una concha de Glycymeris, y dos vertebras de aC, excavado por P. Bosch, y estudiado años más
pagel. También había una gallina adulta, de la que tarde por F. Pallares, se localizó un interesante
estaba el tarso, el metatarso, el pico, dos vértebras recinto subterráneo, en el centro del cual había un
y tres falanges, y junto a ella una valva del género ara de mampostería y junto a los muros unos ban-
Donax. Todo ello con una cronología del siglo IV cos corridos, sobre los que habían vasijas llenas
aC. En un recinto del siglo anterior se localizó una de cenizas. Entre medio de ambas estructuras y
oveja macho de nueve a doce meses, acompañada sobre el pavimento se encontró gran cantidad de
de dos valvas de Glycymeris. Todo ello estaba en huesos de animales indeterminados (Pallares,
un agujero relacionado con un hogar realizado 1965).
sobre el pavimento. En un edificio que según sus
excavadores podría ser un horreo, también se loca- 13.- TARRATRATO, ALCAÑIZ (TERUEL)
lizaron los restos de una oveja de tres años, repre-
sentada por el viscerocráneo, mandíbula, manos y
Yacimiento al igual que el anterior, excavado
pies. Se encontraba sobre una banqueta de piedras
hacia los años veinte, pero publicado en su
y rodeada de cal. Otros tres ejemplares de ovicápri-
momento. Es un poblado de calle central, y en la
dos, dos de ellos entre doce y dieciocho meses, y
vivienda 6, en un ángulo de la estancia y detrás de
otro de veinticuatro, representados por la dentición,
un zócalo de piedras, había una inhumación infantil.
mandíbulas, maxilares y extremidades, se localiza-
Cercana a la inhumación apareció una pequeña
ron en otro recinto acompañados de una valva de
fosa en donde se depositaron los restos de diversos
Glycymeris y otra de Donax. En una torre se encon-
pájaros (Paris, Bardaviu, 1926).
tró un perro, según indican los restos de mandíbu-
las, fragmentos de cráneo, cinco metacarpos,
costillas, dos metatarsos, ulna y radio; es de edad 14.- EL PALOMAR, OLIETE (TERUEL)
infantil. Otro perro también de edad infantil, mandí-
bula, escápula, radio, húmero, costillas, se ha loca- Espectacular yacimiento de un solo nivel de
lizado junto a los metacarpos de un ovicáprido. Por ocupación perteneciente al ibérico pleno y tardío.
último, una cornamenta de cabra de un ejemplar En él se mencionan varios enterramientos de ani-
adulto, se ha encontrado en una pared del siglo VI males, especialmente cerdos y ovejas, situados
aC (Albizuri, Nadal, 1992). en la entrada de los corrales. En la H-2/16 había
un pozo excavado en la grava, en el cual se loca-
10.- LA ROMANA, PUEBLA DE HIJAR lizó un esqueleto de cerdo o jabalí. Aparecen tam-
(TERUEL) bién enterramientos infantiles de inhumación,
junto a los cuales hay pequeñas cistas con ofren-
En este asentamiento de los siglos III-I aC se das (Vicente, Ezquerra, Escriche, 1990; Vicente,
han exhumado una serie de enterramientos infan- 1981; 1982).
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16.- EL PUIG DE LA NAU, BENICARLÓ En este yacimiento se han excavado dos recin-
(CASTELLÓN) tos que han ofrecido en su pavimento cinco enterra-
mientos infantiles de inhumación en urna,
Yacimiento con un amplio segmento cronoló- pertenecientes a los siglos VI-V aC. En la urna número
gico desde el siglo VII al V aC. En la fase corres- 5 había una valva de un pequeño molusco parasitario
pondiente al siglo VI aC, se ha localizado en el de la ostra (Gusi, 1970; 1971; 1989a; 1992).
recinto 28 un enterramiento infantil en posición
fetal, junto al cual había la mitad distal de un hueso 21.- LA ESCUDILLA, ZUCAINA (CASTELLÓN)
de oveja de un año de edad.
Ya perteneciente al siglo V aC, concreta- Santuario necrolátrico compuesto por tres
mente a su segunda mitad, encontramos dos dependencias, en la del medio denominada H-1
depósitos localizados en los pavimentos de las hay dos ámbitos, el primero con un betilo central,
viviendas 14 y 21, ambos junto a los muros. En el y el segundo es un espacio cerrado más
primero habían restos de oveja y cerdo, en el pequeño. Frente a la puerta de acceso al departa-
segundo varios huesos de oveja (Oliver, Gómez, mento menor se descubrió un agujero circular de
1989). 1 metro de diámetro y 0,20 metros de profundi-
dad, excavado en la roca y tapado por el pavi-
17.- NECRÓPOLIS DEL PUIG DE LA NAU, mento; en él habían depositado tres perros, dos
BENICARLÓ (CASTELLÓN) ovejas y un jabalí, cuyas articulaciones estaban
en conexión, por lo que no eran restos de comida.
En la necrópolis del poblado de la segunda En el muro medianero de la H-1 y la H-3, al lado
mitad del siglo V aC, se mencionan restos de con- de la puerta, apareció entre dos hiladas semides-
chas en la tumba 8 y en la 17, y de vegetales en la truidas, una extremidad de cordero. Junto a la
primera de ellas, aunque no se han analizado para puerta de acceso y en el mismo paramento, había
conocer las especies. una mandíbula de cordero de corta edad colo-
cada en una pequeña concavidad formada por
18.- CALLE SAN JOSÉ DE ALCALÁ dos bloques de la pared y recubiertos con un ten-
DE CHIVERT (CASTELLÓN) del de barro.
Este santuario se caracterizó por la abundan-
En un posible enterramiento del ibérico tardío, cia de inhumaciones infantiles, un total de 18 indivi-
encontrado casualmente al realizar una zanja en la duos, que se encontraban dentro de urnas, algunas
calle San José para el tendido telefónico, se han conteniendo varios cuerpos. En estas urnas habían
localizado dos cabezas de caballo (Oliver, 1986). los siguientes animales (Gusi, 1970; 1971; 1989;
1992):
19.- ALTO CHACÓN, TERUEL Urna 1: falange de bóvido y ovicáprido; un
incisivo de ovicáprido lechal.
Yacimiento ibérico con una cronología de los Urna 2: fragmento óseo indeterminado.
siglos V al I aC, ofreciendo su mayor desarrollo del Urna 2 bis: mandíbula de un ovicáprido
siglo III al II aC, presentando 25 departamentos y lechal; seis hemimandíbulas izquierdas de cría de
dos calles. En el departamento 19, que es un edifi- ratón de campo; grano de cereal indeterminado.
cio que por sus características constructivas resulta Urna 3: mandíbula de ovicáprido; falange y
singular, presenta junto a su muro oeste, un altar de canino de cerdo o jabalí; mandíbula de cría de ratón.
piedras escuadradas, y a su alrededor hay mues- Urna 4: un diente indeterminado de ovicá-
tras de fuego. El edificio podría haber estado prido lechal.
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IV aC. En la denominada tumba 14 hay tres astrá- metros, que corresponde a una estructura tumular,
galos y en la 25, un diente de bóvido. Este alrededor de la cual aparecieron restos de varias
hallazgo parece ser que corresponde a los restos hogueras. Sobre el enlosado además, se encontra-
de un silicernium. En el enterramiento 28 encon- ron restos de cerámica y huesos de animales. No
tramos grano de trigo; en la 36, semillas de parece que la estructura constructiva indicada seña-
bellota, y en la 62, semillas sin determinar (Blan- lase la existencia de enterramientos. El conjunto se
quez, 1990). data entre el siglo V y II aC (Abad, Alberola, 1990).
Necrópolis excavada en el inicio de los años Poblado ibérico con una cronología de los
cuarenta. Son enterramientos de cremación en siglos IV-II aC, en donde parece que existió un edifi-
hoyo simple y con estructuras tumulares. En la cio cultual. Encima de una plataforma del departa-
tumba 0 habían restos de caballo, datándose en el mento I, y en el estrato IIb, así como entre esta
siglo II aC (Blanquez, 1990). estructura y la pared sur, habían varios restos óseos
de pequeños animales. Por otra parte, el análisis de
31.- EL ZARICEJO, VILLENA (ALICANTE) la sedimentación del estrato indicó la presencia de
abundante material descompuesto, sobre el cual, la
Necrópolis con escultura funeraria fechada en autora del trabajo, se pregunta si era de los anima-
el siglo IV aC. Adolece de un estudio general del les allí sacrificados (Nordstrom, 1967).
yacimiento, pero se menciona la existencia de res-
tos de animales (Soler, 1972). 36.- EL ORAL, SAN FULGENCIO (ALICANTE)
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Tabla 2. Relación de especies según lugares cultuales. 1.- Santuario en edificio. 2.- Santuario en cueva. 3.- Incineración. 4.- Inhumación.
5.- Depósito comunal. 6.- Depósito doméstico. 7.- “Banquete funerario”.
Serena. También podría ser que debamos conside- zadas, jabalí, cabra, oveja, caballo, ciervo, perro,
rar el caso del edificio de El Oral de San Fulgencio, buey, cerdo y asno. Estos restos podrían provenir
pues algunos elementos podrían indicarnos un seguramente de sacrificios ejecutados de forma
lugar cultual. regular en estas salas.
Los animales localizados en ellos pueden Los otros centros cultuales presentan los res-
estar situados encima del pavimento, como es el tos en el propio suelo, dentro de un agujero y tapa-
caso del Mas Castellar, Alto Chacón, La Escuera y dos con el pavimento. Parece ser que corresponden
Cancho Roano. Tan solo en este último, y en el pri- a ofrendas que se realizaron tan solo una vez, y pre-
mer yacimiento se especifican las especies locali- sumiblemente, debido a la situación en que se
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rramientos infantiles con los animales se docu- rias, debido al tipo de algunos recipientes encon-
menta también en los tophets fenicios. trados en el ajuar de los enterramientos, como
La fauna que acompaña a estos enterramien- bien demostró G. Nieto (1970); pero últimamente,
tos son, el cordero, el conejo, el cerdo, el buey, el los análisis faunísticos nos han permitido identifi-
ovicáprido, la avifauna, el lobo, el ratón, la musa- car los restos de animales. No obstante, la falta de
raña, y la Cypraea en cuanto a moluscos. Debemos un estudio detallado y pormenorizado, que tan
de indicar, que tanto el diente de lobo como la solo se ha hecho en la necrópolis de El Turó dels
Cypraea, presentaban perforaciones para su sus- Dos Pins de Cabrera, no permite aportar grandes
pensión como collar, por lo que estamos ante un conclusiones, siendo sin embargo el rito más
valor simbólico efectivo incluso durante la vida y extendido en el que participan animales, así tene-
que continuaría después de la muerte. mos la necrópolis de Can Rodan de l’Hort de
Las partes representadas son las extremida- Cabrera de Mar, El Turó dels Dos Pins de la
des, mandíbulas y escápula del conejo; las extremi- misma localidad, la calle San José en Alcalá de
dades y la mandíbula del cerdo, las extremidades Chivert, Los Villares de Hoya Gonzalo, La Hoya de
del buey y las mandíbulas de musaraña y cerdo, y Santa Ana de Chinchilla, El Zaricejo de Villena, La
el esqueleto completo del ratón o en ocasiones tan Guajela de Monforte del Cid, San Antón de
solo la mandíbula; por lo tanto, nos encontramos Orihuela, El Cigarralejo de Mula, Baños de la
con la selección de unas partes muy claras de los Muela de Cástulo, Finca de Gil de Olid de Puente
esqueletos. En cuanto a la edad, la mayoría son del Obispo-Baeza, Castellones de Ceal en Hinoja-
animales de corta edad. res, La Guardia, Baza, Tutugi de Galera, Boliche y
En la Escudilla de Zucaina también se indica Medellín. Además, en Boliche, Tutugi, El Cigarra-
la presencia de restos de semillas en la urna lejo, Los Nietos de Cartagena, Cabezo del Tío Pío
número 1. de Archena, El Castillejo de los Baños de Fortuna,
Ya hemos señalado anteriormente que estos Coimbra del Barranco Ancho y Medellín, se han
enterramientos podrían estar relacionados con los localizado vegetales. Por otra parte en los Nietos,
depósitos de animales domésticos, y que podrían Baza, La Guardia, Cabezo del Tesoro de Verdo-
tener un valor de protección fundacional del edificio. lay, La Albufereta de Alicante, Coimbra del
Los depósitos de animales del Palomar de Oliete, Barranco Ancho de Jumilla, Orleyl de la Vall d’Uixó
están incluso en edificios de corrales, de allí que y la necrópolis de Serrá de Daró, se han encon-
sus excavadores piensen en este caso que son trado astrágalos, que como después veremos pre-
ritos para proteger el ganado. sentan una problemática particular.
El valor simbólico del animal en este rito Por tanto, vemos, que aunque la relación ani-
estará en función del valor que se le otorgue al mal/necrópolis se da en toda la región ibérica, apa-
enterramiento. Si este es un rito propiciatorio el rece en más ocasiones en la parte sur. Los
animal vendrá a reforzar este hecho, mientras que yacimientos que ofrecen este rito van del siglo V al
si es un enterramiento, el animal estará subordi- II aC. Así pues, falta en las necrópolis más anti-
nado al finado como ofrenda, con la misma funcio- guas.
nalidad que veremos posteriormente en las El abanico de especies que participan en este
incineraciones. No podemos de dejar de mencio- rito es el más amplio de todos, tenemos el cordero,
nar el caso del tofet de Tharros, en donde encon- el conejo, la cabra, el cerdo, el buey, avifauna,
tramos al igual que en la cultura ibérica tres tipos perro, caballo, asno, perdiz, grajilla, tordo, ciervo,
de enterramiento diferentes: uno en el que tan solo lirón, y los moluscos Glycymeris, las Pectem jaco-
está el niño, otro en que éste se acompaña de un beus, Cypraeas, Cardium, además del huevo de
animal o resto de él, como una “victima acompa- gallina y de avestruz. En cuanto a las especies
ñante”, y por fin en el que tan solo encontramos el vegetales está el trigo, la cebada, la almendra, la
animal, como “victima sustitutoria” (Fedele, Foster, bellota, el higo, el gamón, la alholva, la piña, la
1988). Podríamos estar ante un paralelismo del rito avena y el dondiego.
del Mlk fenicio que no podemos pasar por alto. En cuanto a las partes del animal predominan
las mandíbulas y dientes, las extremidades y las
pelvis. En el Turó dels Dos Pins, el grupo de huesos
Los enterramientos de incineración con mayor aporte de carnes es el más represen-
tado. Vemos que la mandíbula de los animales ya
En el rito de la incineración, siempre se ha aparece en época prehistórica acompañando a los
considerado la posibilidad de ofrendas alimenta- enterramientos (Vigne, 1982; 1986).
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El significado de la participación de los anima- registro arqueológico nos puede indicar un rito simi-
les puede ser variado, tal vez, estemos ante una lar al señalado en el depósito votivo del Amarejo de
ofrenda a los dioses, ante la comida de la parte del Bonete.
banquete que le corresponde al finado, o ante la
comida que éste se lleva para el transito al más allá.
J. D. Vigne interpreta los esqueletos enteros como ESPECIES IDENTIFICADAS EN LOS RITOS
ofrendas alimentarias, al igual que cuando aparece CULTUALES IBÉRICOS
alguna parte del animal (Vigne, 1982,79).
Mención aparte merecen los astrágalos apa- Aunque en algunas ocasiones los autores de
recidos en las necrópolis, así como los restos de los estudios de las excavaciones no nos indican la
huevos, que son simbólicos. Lo mismo parece ser especie de los animales o de los vegetales localiza-
que sucede con las conchas, ya que estas posible- dos, diciendo simplemente que existe abundante
mente llegaron ya descarnadas. fauna o restos de animales, en otras ocasiones y
cada vez más, se empiezan a analizar los restos
óseos que nos permiten una valoración de cada
Banquete funerario una de las especies localizadas en los ritos ibéricos
de los que forman parte.
En tres yacimientos, es el caso del Molar, Los
Villares y Medellín, se ha pensado ante el tipo de
cierto registro localizado en la necrópolis, que se ha OVICÁPRIDOS
realizado un banquete funerario. Estos hallazgos
son cubetas excavadas en el suelo en las que se Las cabras y ovejas son los animales más fre-
han depositado cerámica y restos de animales. La cuentes en los ritos ibéricos, lo mismo que en la
cronología de los yacimientos va del siglo VI al V cabaña ibérica. Se dan en todo tipo de culto, san-
aC, y los animales localizados son la oveja, el tuarios, ritos domésticos, inhumaciones, incinera-
cerdo, el buey, ovicápridos, el ciervo, galápago, y ciones, etc., y aparecen en la gran parte de los
los moluscos Glycymeris, Columbella, Truncula- yacimientos indicados.
nopsis, Cochliella y también hay astrágalos. Estos La oveja es un animal que tenemos en repre-
restos eran quemados en el depósito, y tal vez el sentaciones iconográficas en escenas de sacrifi-
fuego se apagaba con los líquidos que contenían cios, es el caso de la pátera de Tivisa y en un
las ánforas encontradas, como en el caso de la exvoto de procedencia desconocida. También es
necrópolis del Molar, cuyo posible contenido era el un elemento que aparece con frecuencia en los col-
vino. gantes ibéricos del noreste peninsular, y en los
La existencia de banquetes funerarios es exvotos, por ejemplo en el Collado de los Jardines
una costumbre que se da desde la prehistoria de Santa Elena (Jaén).
europea, y se acrecienta en el mundo clásico; de Simbólicamente el cordero representa el
todos son conocidos los banquetes en los entie- hogar, como vemos en los morillos zoomorfos.
rros de los grandes héroes que describe Homero La parte mejor representada del animal es la
en la Iliada. Ello ha llevado a interpretar estos res- cabeza y las extremidades, aunque aparecen ejem-
tos mencionados en el mundo ibérico como las plares completos.
muestras de la existencia de banquetes funera-
rios.
Pero debemos de indicar, que en Grecia CERDO
desde el siglo VIII aC y sobre todo en el periodo clá-
sico (Quesada, 1991, 51), se constata la existencia Es otro de los animales más representados
del denominado “depósito de ofrendas” y de las en los ritos ibéricos, ya que aparece en todos ellos.
“zanjas de ofrendas”, en las cuales se depositan Es también una de las especies más abundante en
ofrendas de alimentos y cerámicas, que eran que- las cabañas ibéricas. Se encuentra en gran parte
madas y no cocinadas, para ser cubiertas posterior- de la región ibérica, y aunque los huesos más
mente, mientras que el banquete funerario o representados son la cabeza, también hay otras
perideipon, se celebraba en la casa familiar. Las partes del cuerpo. El cerdo es uno de los animales
zanjas eran poco profundas, forradas con adobe, relacionados con ritos cultuales en la antigüedad
por tanto similares a las estructuras que se mencio- (Blázquez, 1983,257), aunque en la zona fenicia y
nan en las necrópolis ibéricas. Por otra parte, el griega no encontramos sacrificios de suidos, pero si
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que aparecen en las prácticas religiosas de los Como podemos comprobar, incluso por la
galos (Memiel, 1989a). iconografía monetal (López, 1973) estamos ante
un culto de este animal ampliamente generalizado
en la practica totalidad de la región ibérica, lo cual
TORO corrobora el toro de bronce de la acrópolis del
Cabezo de Alcalá de Azaila encontrado en un posi-
Esta especie, está ampliamente representada ble santuario con altar. No obstante, no se solía
en la iconografía ibérica, especialmente en la escul- relacionar con el mundo funerario, hasta que se
tura funeraria, la encontramos en ofrendas, en los empezaron a identificar las esculturas en las
banquetes funerarios, en las incineraciones y en las necrópolis (Llobregat, 1981). Tengamos en cuenta
inhumaciones. El toro aparece en Mas Castellar de también, que el toro se relaciona con los astros, y
Pontós, en las necrópolis del término municipal de éstos a su vez con el mundo funerario, incluso la
Cabrera de Mar, en La Escudilla de Zucaina, en El luna en algunas creencias es la morada de los
Amarejo de Bonete, Los Villares de Hoya Gonzalo, difuntos. La vaca va unida a la luna como alegoría
El Molar y en El Cigarralejo de Mula. Vemos pues, de la fecundidad y de la renovación (Blázquez,
que su distribución geográfica se centra en el 1983,269)
levante peninsular, no existiendo en el sur, aunque La parte de esqueleto que aparecen son cor-
en esta última zona encontramos también escultu- namentas, cráneo, dientes, costillas, tibia, falanges,
ras de toros, como la de Obulco, y a este animal se metapodio, radio, metatarso, mandíbula.
refiere la cita de Diodoro (4,12,2), que nos indica el
carácter sagrado de los bueyes, y los relaciona con
el trabajo de Hércules en la Península. ÉQUIDOS
Su simbolismo religioso debido a la corna-
menta, se encuentra muy arraigado en las culturas Estos animales concretamente, el caballo y el
mediterráneas de la antigüedad, estando relacio- asno, se dan en incineraciones y en el depósito
nado con la mujer, ritos de fertilidad y funerarios, comunal, siendo dudosa su presencia en los san-
como así lo indican las propias esculturas de las tuarios. El caballo lo encontramos en Alcalá de Chi-
necrópolis. El toro es un animal apotropaico. En vert, El Amarejo de Bonete, en La Hoya de Santa
otros casos se considera como el símbolo de la divi- Ana de Chinchilla, El Cigarralejo, Can Rodan de
nidad y de las fuerzas vitales de la Naturaleza l’Hort de Cabrera, en Mas Castellar de Pontós y
(Benoit, 1969, 47). Es un signo astrológico. Sobre la posiblemente en Cancho Roano de Zalamea de la
simbología del toro podemos ver varios artículos Serena. En los tres últimos casos tan solo podemos
referidos a España (Llobregat, 1981; Alvarez, 1962; indicar que son équidos. El asno aparece única-
Blázquez, 1975, 1983; Blanco, 1961-1962) mente en El Cigarralejo.
296
FAUNA Y VEGETACIÓN EN LOS RITOS CULTUALES IBÉRICOS
Las fuentes clásicas Estrabón (3,4,15), ya Las partes del perro son variadas, mandíbu-
nos indican la importancia del caballo en el las, costillas, escápulas, radios, humeros, ulna y
mundo ibérico. Siendo un elemento de sumo inte- pelvis. Tanto en Alorda Park como en La Escudilla
rés para comprender el simbolismo del caballo la son ejemplares infantiles.
identificación de santuarios como el del Cigarra-
lejo con divinidades protectoras de este animal al
modo de una Potnia hippon, divinidades que son JABALÍ
conocidas en varias culturas de la antigüedad.
También en Cancho Roano aparecen varios ele- Este animal relacionado con cultos funerarios
mentos relacionados con la montura, así como lo tenemos representado en La Escudilla, y en El
una estatua broncínea de un caballo, que presu- Palomar de Oliete, aunque no se sabe con certeza
miblemente iría montado, aunque el jinete se ha si es un cerdo o un jabalí, así como en la cueva de
perdido. Merinel de Bugarra. Está relacionado por tanto con
La importancia del caballo enlaza también los depósitos en los santuarios, y tal vez con los
con el prestigio social del individuo, y resaltemos, depósitos domésticos. Es un animal con ciertas
que en el sur, en la zona donde aparecen un mayor representaciones iconográficas, aparece en la
número, hay una distinción social mucho más jerar- pátera de Tivisa, en los frisos de Pozo Moro, y en
quizada que en la zona norte de la región ibérica. fíbulas. El jabalí en la zona centroeuropea era con-
Las partes del esqueleto que encontramos de siderado un animal de culto y relacionado con el
los équidos son la cabeza, la pelvis, mandíbula, mundo funerario.
huesos largos, metatarsos, y falanges. Las partes del cuerpo que se encuentran son
el cráneo, mandíbula, dientes, húmero, pelvis,
fémur, costillas, escápula, prácticamente todo el
PERRO esqueleto.
297
ARTURO OLIVER FOIX
iberos. Según J.M. Blázquez este animal está tes del esqueleto, especialmente las mandíbulas,
unido a los cultos solares y se asimila al caballo. nos llevan a confirmar que no son intrusiones en el
Por otra parte, debemos de indicar que esta espe- registro arqueológico.
cie va ligada con la caza mayor, por tanto a un El único simbolismo que tenemos de estos
prestigio social, aparece ya en los enterramientos animales es el de los goces de ultratumba que
neolíticos franceses (Arbogast, Blouet, Desloges, representan las liebres, animal que encontramos
Guillaume, 1989). también en el país galo relacionado con las sepultu-
ras (Memiel, 1989a).
ROEDORES E INSECTÍVOROS
AVIFAUNA
Estos pequeños animales, que en la actuali-
dad muchos de ellos están socialmente mal consi- Hay varias especies dentro de la avifauna
derados, son la musaraña, la rata, el lirón, el conejo identificadas en los ritos ibéricos, así, tenemos el
y la liebre. Los tres primeros se caracterizan por su gallo, la perdiz, la grajilla y el tordo, y otros restos no
pequeño tamaño y su pelaje, siendo el primero un determinados; se señalan en los ritos de la incinera-
insectívoro y los restantes roedores. Las caracterís- ción, la inhumación, y el gallo además en los depó-
ticas fosoras de los roedores e insectívoros, ha lle- sitos comunales y domésticos.
vado a considerar su presencia en el registro Estas especies se dan en El Turó dels Dos
arqueológico como una perturbación, pero su apari- Pins de Cabrera, en la necrópolis de Can Rodan de
ción repetitiva en elementos rituales, nos hacen l’Hort de Cabrera, Alorda Park de Calafell, en El
pensar que son animales que participan en el rito Amarejo de Bonete, en El Tarratrato de Alcañiz,
correspondiente. Incluso en los enterramientos posiblemente también en El Cigarralejo de Mula y
infantiles de La Escudilla, vemos que ha habido una en Tutugi de Galera.
selección de la edad de los animales, ya que pre- El gallo es el símbolo de la fecundidad y de la
sentan la misma que los niños resurrección. Otras aves, como la paloma, simboli-
La rata, la musaraña y el conejo, se dan en zan el alma del difunto, y el pavo real la inmortali-
los enterramientos de inhumación, y el lirón y el dad. No obstante, es de la fauna que menos se
conejo en el de incineración. El ratón también lo indica la especie.
encontramos en el depósito comunal, al igual que el En cuanto a las partes del esqueleto aparece
conejo y la liebre. El ratón y la musaraña aparecen el pico, el tarso, metatarso, vértebras y falanges,
en El Castellet de Bernabé y La Escudilla, y el ratón pero tan solo se indican como mucho en algunos
en El Amarejo de Bonete, y el lirón en Castellones gallos.
de Ceal, yacimientos que presentan una cronología No podemos pasar por alto la existencia de
del siglo VI al III aC. pisteros ornitomorfos de cerámica de técnica ibé-
Del lirón se encuentra el dentario, o el cráneo, rica, los cuales tienen un amplia extensión geográ-
mientras que del ratón y la musaraña está todo el fica, y están muy relacionados con el mundo
esqueleto o las mandíbulas, la selección de las par- púnico.
298
FAUNA Y VEGETACIÓN EN LOS RITOS CULTUALES IBÉRICOS
299
ARTURO OLIVER FOIX
tarso que contacta con el esqueleto de la pierna. Para R. Olmos la tradición ibérica de este
Generalmente, cuando se referencia la presencia juego vendría de los griegos, concretamente de la
de estos huesos en un hallazgo arqueológico, no se Magna Grecia (Olmos, 1979, 87).
indica la especie a la que pertenece aunque suele La problemática que presentan estos elemen-
ser de ovicáprido. tos son dos, la transformación de algunos de ellos
Este elemento se encuentra ya atestiguado mediante rebajes en una de sus caras o perforacio-
durante el imperio nuevo egipcio, en donde servía nes, y la abundancia con la cual aparecen. Pueden
para jugar. También se conoce sobre todo en el presentarse también sin ningún tipo de modifica-
mundo clásico, tanto griego como romano, siendo ción o aisladas. Ante ello, el significado y la funcio-
objeto de representaciones artísticas: esculturas, nalidad que tuvieron presentan varias hipótesis.
pinturas y cerámica. Si aparecen tabas sin retocar, indudable-
En el mundo griego está relacionado con el mente podrían estar relacionadas con la incerti-
arte adivinatorio, que practicado con este objeto se dumbre del futuro del finado, teniendo pues un
llama astragalomancia, y estuvo muy ligado al tem- simbolismo metafísico, lo que enlazaría con su
plo de Hércules que había en Bura. Como juego empleo como objeto adivinatorio, tal y como hemos
también está constatado, así, lo vemos por ejem- visto.
plo, en la vida del héroe homérico Patroclo, quien Relacionado con el carácter de amuleto o
de niño y tras un acalorado juego con estos ele- talismán serían las que llevan una perforación para
mentos, dio muerte a Anfidamonte, según unos, o a ser enhebradas, ello enlazaría con la hipótesis
Clitónimo según otros. En el juego de las tabas, planteada por P. Cintas para el mundo púnico (Cin-
cada jugada tenía su nombre, correspondiente tas, 1946,128). En este caso podrían usarse como
especialmente a dioses, hasta que se le dio valores colgantes durante la vida. El problema mayor lo
numerales, que convivían con los anteriores. plantean las tumbas que presentan un número ele-
En Roma era el juego de azar más en boga, vado de tabas como en La Albufereta, o las tres-
recibiendo el nombre de alea, nombre generalizado cientas encontradas en la tumba 200 del
para los juegos de azar, o tabus; aunque también Cigarralejo (Cuadrado, 1968, 162). En La Bastida
se consideró en cierto modo adivinatorio, o de deci- de les Alcuses en Mogente (Valencia), en un ámbito
sión hacia hechos futuros. No olvidemos que el de poblado se encontraron dos vasos llenos de
juego es una derivación de la práctica adivinatoria y tabas, concretamente 90 (Fletcher et alii, 1969,
de la fuerza del azar en muchas ocasiones. 175), en El Puntal dels Llops de Olocau, 80 (Valen-
En el mundo fenicio púnico el uso de estas cia) (Bonet, Mata, 1981, 43). Ello ha llevado a E.
piezas óseas está demostrado por el registro Cuadrado a darles un valor intrínseco como mone-
arqueológico, sin embargo, no la encontramos das o fichas (Cuadrado, 1968,162), lo que nos indi-
representada ni mencionada en las fuentes escritas caría un nivel social y económico del finado,
o iconográficas. consideración recogida al estudiar el yacimiento de
Durante siglos ha subsistido la creencia en Coimbra del Barranco Ancho (Iniesta, Page, Gar-
este juego como medio revelador del porvenir. cía, 1987, 52).
Lejos de las culturas mediterráneas, en las tribus En otras ocasiones se ha pensado en su utili-
del centro y norte de África, todavía hoy en día es zación como fichas de juego, equivalentes a los
frecuente la práctica de las tabas como medio adivi- dados (Ramos, 1975), es el caso de Orleyl y Coim-
natorio. En nuestra sociedad el juego de la taba ha bra del Barranco Ancho (Lázaro, Mesado, Arane-
llegado hasta ahora, jugándose con una o cuatro gui, Fletcher, 1981; Iniesta, Page, García, 1987,52).
piezas, en este último caso se juega parecido a los En algunos poblados también se les da esta finali-
griegos, pudiéndose hacer treinta y cinco combina- dad (Lillo, 1981, 429-431), especialmente en La
ciones diferentes, combinando los nombres de los Bastida de les Alcuses de Mogente en donde se
valores con nombres y números: carne, culo, chuco hallaron junto a fichas de cerámica y guijarros
y taba. redondeados (Fletcher, 1969, 175) No obstante, S.
El juego se practicó durante toda la historia Broncano y J. Blánquez nos indican que algunas de
tanto por adultos de ambos sexos como por los las tabas retocadas no sirven para el juego (Bron-
niños, tal y como ya podemos ver en las represen- cano, Blánquez, 1985, 130-133).
taciones clásicas. Para J.A. Santos las tabas al estar asociadas
La arqueología en la cultura ibérica ha identifi- a tumbas de ricos ajuares, serían símbolo tal vez de
cado tanto el uso de las tabas en ambientes de la propiedad de la cabaña doméstica, quizá cada
poblados como de necrópolis. taba indicará un animal (Santos, 1989).
300
FAUNA Y VEGETACIÓN EN LOS RITOS CULTUALES IBÉRICOS
En la necrópolis del Turó dels Dos Pins, tie- llevará por relación indirecta de funciones, a identifi-
nen señales de haber sido quemadas, cosa que no car la concha con la luna, es decir con los ciclos
se da en los otros huesos de animales. eternos, tanto de la mujer como de este satélite. Es
Estamos pues, ante una funcionalidad, o un por tanto, representando a este simbolismo de eter-
simbolismo difícil de discernir, tan solo podemos nidad, que las conchas se introducen en la creencia
señalar que el valor que tuviesen ya sea económico funeraria, las conchas son portadoras de energía
o simbólico, venía dado por la pieza en sí, y no por vital (Servejeau, 1989). El simbolismo sexual y
la pertenencia a una especie animal concreta. ginecológico de las conchas marinas implica una
Las tabas se dan únicamente en el rito de la significación espiritual: el segundo nacimiento.
incineración. Las tumbas que presentan estos ele- No obstante, debemos de indicar que en algu-
mentos son todas ellas de los siglos V-IV aC, nos casos no son moluscos bivalvos, hay cypraeas
exceptuando el Turó dels Dos Pins, con una fecha en el Cigarralejo, o un Thais haemastoma en la
del siglo III aC. misma necrópolis.
En el caso del hogar con la concha en el cen-
tro, también podríamos estar en una relación de
CONCHAS Y OTROS ANIMALES MARINOS similitud con los genitales femeninos, a modo de
simbolismo propiciatorio para la fecundidad del
Las conchas de moluscos las encontramos hogar, al igual que la Donax de Alorda Park apare-
en varios tipos de rito cultual, los depósitos votivos, cida en un rito doméstico de ofrenda.
ritos domésticos, banquetes funerarios, inhumacio- En los banquetes funerarios, nos encontra-
nes e incineraciones. En el primer caso está El mos también con moluscos bivalvos. Estamos ante
Amarejo, en el segundo El Molar, acompañando un rito de enterramiento, que por lo visto se toma-
inhumaciones se da en El Castellet de Bernabé, en ron estos elementos por el valor de la concha en sí,
Can Oliver y Alorda Park, y en las incineraciones en y no por la alimentación que pudieran aportar, ya
La Albufereta de Alicante, Baza, Gil de Olid, Ciga- que están muy rodados, lo que nos indica que se
rralejo, Coimbra del Barranco Ancho, Baño de la recogieron ya muertas (Monraval, López,
Muela, y en Penya del Moro está como rito domés- 1984,150).
tico. Otro significado a tener en cuenta es el de
Dentro del simbolismo de las conchas mari- simple adorno personal, que se llevaría colgado en
nas en el mundo antiguo nos encontramos que se el cuello, como demuestra la perforación de la con-
relacionan con los genitales femeninos (Eliade, cha de El Castellet de Bernabé de Liria. Indudable-
1952, 164), debido a un parecido con la vulva. Ello mente podría llevarse en el cuello con un valor
301
ARTURO OLIVER FOIX
apotropaico. Los excavadores de este yacimiento, sito comunal de El Amarejo de Bonete. Por otra
siguiendo el simbolismo dado por E. Saglio apuntan parte, está el pagel localizado en Alorda Park, que
que pudiera ser un atributo de mujer destinado a no es tan extraño por situarse este yacimiento en la
ejercer la protección materna en el más allá, ya que costa.
este autor reseña que el caracol marino simboliza a Tanto las conchas, como las otras especies
Venus en el mundo clásico (Guerin, Martínez, marinas, al encontrarse en algunas ocasiones a
1987-1988, 67). Por tanto, volvemos a encontrar- varios kilómetros de la costa, nos indica la impor-
nos con la relación concha mujer que veíamos en tancia que tenía su simbolismo, y nos hace pensar
los moluscos bivalvos. que cuando se depositarían serían simplemente
En el Cigarralejo, exceptuando la tumba 308 las partes no perecederas, por lo tanto ya no servi-
perteneciente según E. Cuadrado a un guerrero, en rían para la alimentación. Los excavadores de El
donde se asocia una caracola y una concha Molar ya hacen hincapié en que las conchas esta-
bivalva, el resto de las tumbas donde aparecen ban rodadas, por lo que su valor debemos bus-
muestras malacológicas son tumbas femeninas. carlo en el simbolismo de ellas mismo y no en su
La cronología de estos elementos ocupa carne.
prácticamente toda la cultura ibérica, ya que las
dataciones de los contextos en donde aparecen va
del siglo V al II aC. En las necrópolis se dan espe- LOS VEGETALES
cialmente en la cuarta centuria.
La presencia de conchas en las necrópolis Tan solo diez yacimientos, sobre los más de
concretamente en la orientalizante de La Joya de cincuenta aquí estudiados, presentan restos de
Huelva, J.M. Blázquez la relaciona con el banquete vegetales. Esta baja proporción puede resultar
funerario, buscando su origen en el mundo semita lógica teniendo en cuenta las características de
(Blázquez, 1983, 117). conservación de estos elementos, y que su identifi-
Las otras especies de animales marinos loca- cación en el registro arqueológico es mucho más
lizadas son la sepia y el tiburón, ambas en el depó- complejo que la de los huesos. Los yacimientos en
302
FAUNA Y VEGETACIÓN EN LOS RITOS CULTUALES IBÉRICOS
los que aparecen los vegetales se encuentran junto funerario de algunos enterramientos ibéricos.
especialmente en el sureste y en el sur peninsular. En una tumba perteneciente al bronce argárico
Se han identificados en las incineraciones, en localizada en la necrópolis de Setefilla, en Lora del
las inhumaciones y en los depósitos comunales. Río, podemos ver que en el ajuar de ésta aparecen
Habiéndose encontrado un total de veintiuna espe- las mismas especies identificadas en época ibérica,
cies diferentes de las cuales quince se localizan en es el caso del buey, cerdo, ovicápridos, cabra mon-
el depósito de El Amarejo de Bonete. Las gramí- tes, ciervo e incluso el ratón, del cual está presente
neas como el trigo, el centeno, la cebada y la avena la mandíbula y los huesos largos, al igual que en
son las más abundantes, encontrándose en El época ibérica (Estévez, 1981, 251). También han
Cigarralejo de Mula un capazo lleno. Le sigue en aparecido ofrendas de animales en las tumbas de
cantidad las rosáceas, como las almendras, las Cuesta del Negro de Purullena (Granada), en
ciruelas, posiblemente también manzanas y peras. donde las especies siguen siendo las mismas, ovi-
Existen ejemplos de flores, como el posible don- cápridos, cerdos, bueyes, y de nuevo el ratón (Esté-
diego de Los Nietos de Cartagena, y el higo es tam- vez, 1981, 251). El listado sería mucho más amplio
bién una especie que aparece tanto en las si los registros arqueológicos se acompañasen con
incineraciones como en el depósito. más asiduidad de análisis de fauna y de vegeta-
Como podemos comprobar tenemos dos gru- ción, lo cual, indudablemente, nos ofrecería un
pos de vegetales, los comestibles y las flores, por lo mayor número de los elementos aquí estudiados en
que evidentemente estamos ante un posible depó- contextos cultuales de la prehistoria peninsular.
sito alimentario y una ofrenda floral. Frente a la exigua información que tenemos
Los vegetales, especialmente las flores, han de los cultos prehistóricos y protohistóricos en la
tenido siempre una simbología. Así, vemos que el Península, nos encontramos con amplias referen-
higo que se encuentra ya en sepulturas calcolíticas cias de los cultos en culturas del Mediterráneo occi-
peninsulares, en algunos lugares forma parte de los dental, es el caso de Grecia y Fenicia, lo que ha
rituales mágicos de curación (Rivera, Obón, 1990), llevado a desviar las comparaciones y paralelismos
siendo entre los romanos un símbolo de fecundi- de los cultos ibéricos hacia estas culturas, bus-
dad. El pino está relacionado con una simbología cando siempre las influencias en las colonizacio-
fálica y además es la perpetuidad de la vida. La uva nes. Indudablemente, esta influencia existió, pero
acompaña igualmente a las ideas de inmortalidad. actuó sobre unos cultos ya establecidos y consoli-
También la bellota por ser el alimento de los cerdos, dados. Pensemos por ejemplo, que en zonas
que tal y como hemos dicho en la zona centroeuro- donde las influencias mediterráneas fueron esca-
pea se consideraban sagrados, tienen un carácter sas o no llegaron, en las necrópolis encontramos
sacro. En cuanto al gamón en la cultura griega, ya las mismas especies, como vemos en los enterra-
desde el primer momento se relaciona con el mientos celtibéricos (Cerdeño, Pérez, 1993; Sanz,
mundo funerario, plantándose en los alrededores 1990), por tanto, creemos que estamos ante un
de las tumbas para que sus raíces y tubérculos fue- susbtrato cultual que posiblemente ya se habría
ran el alimento de los muertos (Rivera, Obón, desarrollado durante la edad del bronce. Sin
1987). embargo, no podemos de dejar pasar por alto en
estas influencias mediterráneas, por ejemplo, el
factor fenicio en la introducción del valor simbólico
CONCLUSIONES del huevo, lo que vemos en las necrópolis de
ambiente fenicio, como la de Laurita de Almuñecar,
Las presencia de restos de animales y de en donde se encuentran huevos de avestruz. En
vegetales en los ritos cultuales, indudablemente Villaricos, se localizan estos mismos huevos y tam-
tiene sus orígenes en la prehistoria, se ha dicho bién tabas y conchas. Al hablar de la influencia feni-
incluso que “no hay religión sin animales” (Poplin, cia en los ritos ibéricos deberemos de indicar la
1989). Esta temprana cronología la podemos ver relación de los depósitos de ovicápridos en ambien-
perfectamente en yacimientos franceses (Vignes, tes domésticos con las inhumaciones infantiles,
1982; Dedet, Schwaller, 1990,153; Memie, 1989), y relación que vemos en los tophets y en el rito mlk
españoles. Señalemos el caso geográficamente fenicio, lo cual es evidente, por ejemplo, en el yaci-
más próximo, de la sepultura calcolítica de la cueva miento insular de Tharros. Pero curiosamente, este
Sagrada de Lorca (Murcia), en la cual se han locali- ritual se da en la parte norte de la región ibérica, y
zado restos de higos (Rivera, Obón, 1987), que tal y no en el sur, tal vez cuando se publiquen los datos
como hemos visto, forman también parte del con- de Montemolín, la situación cambiará. No obstante,
303
ARTURO OLIVER FOIX
esta influencia se ejercerá sobre un rito de inhuma- En cuanto a los animales que acompañan a los
ción de infantes ya establecido desde época prehis- enterramientos, nos podemos encontrar con ofren-
tórica (Oliver, Gómez, 1989). Dentro del ambiente das alimentarias, ya sean para el difunto o la divini-
fenicio y orientalizante podemos señalar la existen- dad, pero hay casos, como los animales recién
cia de tabas en las necrópolis de Cádiz, o la presen- nacidos, especialmente roedores, las conchas de
cia de restos de alimentos en el túmulo 1 de la moluscos, y los animales que acompañan al recién
necrópolis del Castillo de Doña Blanca (Cádiz). nacido, que indudablemente no tienen apariencia
En los yacimientos coloniales griegos como de ofrenda alimenticia, sino simbólica. Como talis-
es el caso de la necrópolis de Les Corts de Ampu- mán están otras ofrendas, es el caso de los colgan-
rias, vemos restos de vegetales, como nueces, dáti- tes de conchas y el diente de lobo.
les y avellanas. Como hemos visto, las especies faunísticas y
Otro hecho que nos planteamos en este tra- vegetales aquí identificadas, tienen un alto valor
bajo ha sido la existencia o no de los banquetes simbólico relacionado con el mundo funerario y de
funerarios ibéricos en la propia necrópolis, si el la fecundidad, lo que nos lleva a pensar que las
registro de las necrópolis de El Molar, Medellín y Los ofrendas en muchos casos son simbólicas. Hemos
Villares son los restos de este ágape, o estamos podido comprobar a lo largo de este trabajo a parte
ante zanjas de ofrendas. También, el posible rito de de la intervención de animales en ritos ibéricos, la
apagar los fuegos purificadores de las ofrendas con existencia de ritos de sacrificios de animales reali-
bebidas alcohólicas, tal y como se describe en tex- zados en edificios de funcionalidad cultual, en
tos clásicos griegos, como es el caso de la Eliada, y donde encontramos un ara y un hogar relacionado
que parece que se da también ya en el segundo con el rito, hogares que en algunas ocasiones pue-
milenio entre los hititas (Rafels, 1985,25). Ello ven- den estar en ámbitos domésticos, como pueden ser
dría indicado por la existencia de unos elementos de los decorados del Languedoc (Dedet, Schwaller,
combustión semiconsumidos por el fuego, como 1990,155). Estos sacrificios podrían relacionarse
vemos en el depósito de El Amarejo de Bonete, jun- con los depósitos domésticos encontrados en las
tamente con restos de ánforas que encontramos casas, depósitos que son similares a los que se
también en El Molar de San Fulgencio. Pero, pode- hacen también en los edificios cultuales.
mos pensar, que estamos ante ofrendas de bebi- Resumiendo, podemos indicar, que la relación
das, como bien podrían indicarnos las ánforas de la de los animales en los cultos ibéricos se encuentra
necrópolis de Can Radon de l’Hort en Cabrera. dentro de la línea general de las religiones existen-
La extensión geográfica que abarca estos tes en la prehistoria y en la antigüedad de toda
ritos es toda la región ibérica, incluso tenemos Europa, pues las especies participantes son prácti-
paralelos en el sur de Francia en donde son emple- camente idénticas en todos los cultos identificados
adas las mismas especies (Dedet, Schwaller, en los diversos yacimientos de este continente, y de
1990). No obstante, algunos ritos se dan más en las tierras circunmediterráneas. De algunas espe-
unas zonas que en otras. Lo mismo ocurre en la cies como los ovicápridos, también tenemos mues-
extensión temporal. Los ritos aparecen desde el tras de su sacralización mediante textos escritos, e
surgimiento de la cultura ibérica, siglo VI, hasta el incluso en las culturas mesopotámicas, ligadas al
inicio de la romanización, siglos II-I aC. Mediterráneo a través del mundo semita.
En cuanto a las especies localizadas, aunque Indudablemente los datos aún son escasos y
algunas aparecen especialmente en la parte del hace falta una mayor serie de análisis faunísticos y de
levante y otras no, no hay una distribución clara, ya vegetales para poder relacionar más estrechamente
que parece ser que se pueden dar todas en toda el estos elementos dentro de la religión ibérica. Espere-
área ibérica. mos que las nuevas técnicas de excavación y análisis
Problema aparte ofrece el simbolismo de las aplicadas al registro arqueológico vayan aportando
especies. Tengamos en cuenta que hay un predo- cada vez datos más novedosos al respecto.
minio de los animales domésticos, destacando los
ovicápridos, ya que ante los 225 individuos identifi-
cados a partir de los yacimientos en los que se ha BIBLIOGRAFÍA
realizado el correspondiente análisis faunístico, 126
son ovicápridos, es decir un 59 por ciento. El cerdo AA.VV. (1989): Inhumaciones infantiles en el
representa el 10,69 por ciento; los équidos el 4,65 ámbito mediterráneo español (siglos VII a.E.
por ciento; el buey el 4,18 por ciento; el perro el 4 al II d.E.). Cuadernos de Prehistoria y Arque-
por ciento; el conejo y los ratones el 3,25 por ciento. ología Castellonenses, 14. Castellón.
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