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Don Leo Breves Relatos de Su Periodico de La Vida
Don Leo Breves Relatos de Su Periodico de La Vida
BREVES RELATOS
DE SU
Periódico de la vida
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Al caer el inclemente sol y dar inicio a la tarde – noche, la plaza central del
pueblo, se convierte en el eje principal de concentración, vecinos conversando o
paseando a sus hijos, parejas de enamorados o un grupo de jóvenes del pueblo;
entre ellos, mayormente los fines de semana, turistas escuchando un poco de
música y los más religiosos aprovechan para visitar la iglesia, la cual permanece
abierta todos los días hasta las nueve de la noche.
Chupulún puede considerarse un pueblo donde sus hijos han mantenido las
tradiciones de sus antecesores Desde hace aproximadamente dos décadas, surgió
un personaje muy peculiar conocido como Don Leo, una persona mayor, de
aproximadamente 1,70 metros de estatura, de contextura delgada, tez morena,
lentes de vidrios redondos y de cuya figura resaltan sus anteojos redondos, su
cabello y bigotes blancos.
Don Leo a sus 88 años de edad, siempre anda bien vestido con traje,
corbata y un sombrero que combina con su atuendo, lleva en una mano su bastón y
en la otra un periódico amarillento por el pasar de los años. De lunes a viernes,
entre las ocho de la mañana y seis de la tarde, se sienta en la plaza central a hojear
su periódico, para compartir las noticias y consejos con todas las personas que se
acercan a compartir con él alguna situación.
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El tañer de las campanas de la iglesia, indica que son las ocho de la mañana
y al poco tiempo se puede observar que Don Leo salir de su casa, cruzar la calle y
por 20 años siempre se ha sentado en el mismo lugar, como si el banco de la plaza
estuviese reservado. Mientras él se desplaza lentamente, su esposa lo observa a
través de la ventana, donde permanece inerte hasta verlo sentado.
Los habitantes del pueblo siempre hacen chistes sobre Don Leo:
– “Don Leo, siempre anda bien vestido, como que va para una fiesta o va a sacar su
documento de identificación”. –
– “Don Leo cuando muera va a salir penando en ese banquito”. –
– “Don Leo ya se conoce ese periódico de memoria hasta los avisos publicitarios” –.
Chistes pueblerinos que han llegado a los oídos de Don Leo y él siempre
responde: “ante palabras necias hay que hacerse el sordo”.
Algunos vecinos de Don Leo piensan que él no compra el periódico del día
debido a que no tiene dinero y optan por dejarle el periódico del día anterior e
inclusive algunos pasan y le entregan el diario que acaba de llegar de Ciudad
Jardín, pero Don Leo solo comenta: ¡muchas gracias, por traerle abrigo a Don
Doménico!.
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– Pequeña princesa, tu abuelo debe tener su nombre, pero cariñosamente a las
personas mayores nos dicen así, a mi todos me conocen como Don Leo, pero no
me molesta que me llames abuelo ¿Cómo te llamas pequeña princesa? –
– María del Carmen, aunque mi mamá me dice mi niña, pero yo ya soy grande, y
siempre le digo que no soy una niña, tengo 6 años y estudio primer grado. –
– Es cierto, ya eres grande y muy inteligente, ahora te pregunto ¿qué hace sola
una pequeña princesa en esta plaza? –
– No estoy sola abuelo, mi mamá está conversado con sus amigas en el parque;
mientras tanto, yo juego por la plaza. –
– Eso no está bien pequeña princesa, déjame ver que dice de eso el periódico.
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– Pero abuelo, te dije que ya yo soy grande, por eso me toca ir al colegio en la
tarde, ya hice mi tarea y mi mamá me trae al parque para que juegue un rato, luego
tengo que ir a la casa a bañarme y comer para ir al colegio. Abuelo me tengo que ir,
ya que mi mamá me debe estar buscando. –
– Gracias pequeña princesa por compartir un poco de tu tiempo conmigo, que el
Señor te bendiga y proteja siempre. Necesito que me hagas un favor, dígale a su
mamá que antes de irse pase por aquí, ya que me gustaría conocerla y hablar un
ratito con ella. –
– Adiós abuelo, se lo diré, nos vemos otro día. –
– Hasta luego pequeña princesa, que el Señor te convierta en una mujer de bien
con mucha salud, larga vida y sabiduría. –
Don Leo se quedó mirando a la niña hasta que se le perdió de vista a la
entrada del parque.
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– Buenos días joven señora, muchas gracias de antemano por venir, concédame
cinco minutos de su bello tiempo. Tuve la dicha de conocer y compartir una amena
conversación con la pequeña princesa, quien gentilmente me llamó abuelo; sin
embargo, me llamó la atención que estaba sola por estos lares sin supervisión de su
representante. –
– Don Leo, usted sabe como son los muchachos, uno se descuida y desaparecen –
– Permítame joven señora leerle algo rápido de este periódico. –
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La joven señora se dirigió al lugar y casi de inmediato se devolvió.
– Don Leo, eso no es posible, la gata me brincó y casi me muerde al tratar de
agarrarle un gatito. –
– Yo sabía joven señora que eso le iba a pasar, para la gata usted es una extraña y
eso es lo que le va enseñando a sus gatitos, no relacionarse con extraños, así
deben ser los padres con sus hijos, tenemos que educarlos desde muy pequeños a
cómo cuidarse, con quien pueden interactuar, mantener una comunicación con ellos
constante; pero sobre todo, lo más importante, nunca olvidar que niño es niño, ellos
son muy inocentes y confiados, empiezan a jugar y a correr por todos los lados, así
de repente están desorientados, no saben donde se encuentran y buscan refugio en
adultos; por eso somos los padres responsables de mantenernos vigilantes de cada
paso que dan. –
– Don Leo, entiendo perfectamente lo que me dice y le doy las gracias por compartir
esa experiencia conmigo la cual jamás olvidaré y compartiré con mi familia, ahora
voy a buscar a mi hija ya que desde aquí no la veo y es la hora de irse preparando
para ir al colegio. –
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Los días van transcurriendo en el pueblo de Chupulún y una tarde al repicar
las dos campanadas de la iglesia, Don Leo sale de su casa y observa sentado en un
banquito al lado del suyo, a un muchacho de aproximadamente 11 o tal vez 12 años
de edad, con el uniforme del colegio puesto y con una expresión de tristeza.
– Buenas tardes príncipe, expresó Don Leo –
El joven no levantó la cara ni contestó el saludo. Don Leo, se sentó y
exclamó en voz alta:
– ¡Voy a hojear el periódico, para ver que dice sobre los buenos modales! ¡aquí
está la noticia! “Estudio realizado por la Universidad determinó que el 80 por ciento
de los jóvenes de esta generación reciben una mala educación, han perdido los
valores y los buenos modales, ya no respectan a las personas mayores”. –
En ese momento Don Leo es interrumpido.
– Discúlpeme Don Leo, buenas tardes, yo no soy una persona mal educada, pero
usted tiene razón, quiero que sepa que mis padres me han enseñado que debo ser
bien educado con todas las personas sin importar la edad, siempre debo dar los
buenos días, buenas tardes, buenas noches, decir por favor, dar las gracias; no voy
a mentir diciéndole que no lo escuché y por educación debí haberle respondido su
saludo, pero estaba ido, no puedo concentrarme, muchos menos el deseo de
conversar. –
Don Leo al escuchar al joven, comenta:
– El Señor le dio al ser humano ese bello don de la mente y la facultad de poder
hablar; esto nos permite expresar nuestros sentimientos e inclusive aquellas
personas que no pueden hablar han aprendido a través de señas u otros medios a
expresar lo que sienten, hasta los animales expresan lo que sienten. Entiendo
príncipe que no deseas hablar; sin embargo, te haré una pregunta, si quieres la
respondes y si no simplemente sigue en silencio, ya que ese momento del Yo
interno hay que respetarlo:
- ¿A qué se debe que un joven de tan corta edad este ido mentalmente? Mi padre
diría ¡hijo estás en luna o pensando en los huevos del gallo! –
– Don Leo, no sé cómo explicarle y si usted me va a entender, pero ya no quiero
asistir a la escuela y no sé cómo decirle a mis padres, llevo tres días saliendo de mi
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casa para el colegio pero me desvío hacia el río u otro lugar, con tal de no ir, hoy
decidí venir a la plaza. –
– No te preocupes príncipe, yo soy una persona mayor, pero no soy bruto, poco a
poco trataré de entenderte, pero a mi edad, debemos ir por parte. Veamos primero
Me imagino que te pasó algo que es lo que no te permite concentrarte y te ha
quitado el deseo de asistir al colegio. –
– Don Leo, lo que pasa es que en el colegio hay dos muchachos que antes de
llegar, durante y después de salir del colegio se meten conmigo, me quitan la
comida, me empujan, en realidad les tengo miedo, no quiero que me sigan haciendo
daño. –
– Príncipe permíteme leerte lo que dice este periódico. –
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– Príncipe, te voy a contar algo que me pasó hace muchos años, por supuesto la
época era otra ¿ves a aquel señor que está en la esquina vendiendo café? –
– Si, yo lo conozco es Don Daniel. –
– Así es, al igual que tus acosadores, Don Daniel y Yo estudiábamos en el mismo
grado y un grupo de muchachos de un grado superior empezaron a meterse con
nosotros dos y con otros compañeros de clase más pequeño que ellos; al igual que
tú, al principio yo les tenía mucho miedo y los que estudiaban conmigo también, fue
tanto el acoso que un día decidí enfrentarlos y eso hizo que peleara con ellos, no
solo una vez, sino varias veces, yo pensaba que con eso les demostraba que no les
tenía miedo, lo cual hoy en día me arrepiento, ya que con el pasar de los años
aprendí que pelear no era ni es la solución. A pesar de que los confrontaba, cuando
ellos estaban juntos se apoyaban mutuamente y continuaban acosándome, pero era
con la intención de que peleara, ya que cuando estaban solos eran unos cobardes,
ni siquiera me veían, pasaban por la otra acera. Por eso entendí que debía buscar
otra solución para detener lo que nos estaba pasando y no fuese a ocurrir algo fatal.
Decidí conversar con mi padre y le explique con claridad lo que venía ocurriendo, él
se puso muy molesto conmigo, ya que debí tener toda la confianza y haberle
contado en su momento. Mi padre optó por ir a la escuela y habló con la Directora,
ella llamó a todos los representantes, fue una reunión de puros padres, luego nos
llamaron a nosotros y hubo un compromiso de todos que eso no iba a volver a pasar
y desde ese momento nos dejaron tranquilo. Como cosa del destino, los jóvenes
que nos acosaban después de grande se hicieron nuestros amigos, Don Daniel y yo
somos compadres y él junto con Don Doménico son los únicos amigos de mi época
que están en el pueblo, aunque no lo creas, siempre recordamos esos momentos de
muchachos y nos reímos. Por eso príncipe, ocultándote y dejando la escuela no va
a cesar el acoso, yo te aconsejo que vayas a tu casa y cuéntale a tus padres lo que
te está pasando, ellos sabrán tomar la mejor decisión, además te doy otro consejo,
nunca permitas que otra persona te haga sentir mal, que te haga desviar de tus
objetivos, jamás el mal estará por encima del bien, somos más los buenos que los
malos, siempre prevalecerán las personas de buena voluntad Es muy importante y
no debes olvidar ni siquiera por un momento que tienes que tenerle mucha
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confianza a tus padres, conversar con ellos a diario y estoy seguro que ellos ya han
pasado o visto situaciones similares. –
El joven sonrió y dándole las gracias se fue corriendo hacia su casa,
mientras Don Leo exclamaba:
– ¡Príncipe que el señor te acompañe y te haga un hombre de bien”. –
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Una fuerte lluvia cae en el pueblo, el repicar de las campanas indican que las
horas van pasando y Don Leo le comenta a su esposa:
– Parece que hoy el día va a ser muy largo, pero me llama la atención que con esta
lluvia haya una joven sentada en uno de los bancos de la plaza, buscando que le de
un refriado. –
Su esposa se asoma por la ventana
– Amor esas son cosas de muchachos, a lo mejor es una de esas jóvenes amantes
de la lluvia –
La lluvia cedió y en la tarde al sonar las cuatro campanadas Don Leo sale de
su casa y va directamente hacia la joven quien desde la mañana se encontraba
mojándose en la plaza, al acercarse observa que tiene un equipaje como si fuese de
viaje, por lo que le pregunta:
– Buenas tardes joven dama, amante de la lluvia, ¿Usted viene llegando o va
saliendo? –
La joven quien se encontraba completamente mojada, le responde
– Buenas tardes Don Leo, me mojé para refrescar mis pensamientos, pero a pesar
de la cantidad de agua que ha caído el día de hoy todavía no logro aclararlos, tengo
algunos problemas personales y nadie puede ayudarme; por eso he decidido huir de
mi casa, pero aún no se adonde ir, estoy indecisa en si trasladarme a Ciudad Jardín
a la casa de mi tía o a la Gran Ciudad a la casa de mi hermano. –
– Joven dama, discúlpeme, a mi edad no puedo estar parado mucho tiempo, ¿usted
puede acompañarme hasta ese otro banco y conversamos un poco? -
– Por supuesto Don Leo lo acompaño –
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– Joven dama, no la entiendo, Usted me dice que ha decidido huir de su casa, pero
no sabe adónde ir, ¿puedo saber por qué tomó esa decisión? –
La joven lo vio un rato sin decir nada y luego expresó:
– Don Leo tengo muchos problemas con mis padres, ellos no me comprenden,
quieren tenerme encerrada en la casa, después de las 7 de la noche no puedo
visitar a mis amigos, son tantas cosas que se han venido acumulando, creo que
estoy embarazada y para colmo mi novio decidió terminar conmigo hace una
semana cuando le conté sobre el presunto embarazo, si es positivo mi padre me va
a matar y por eso hoy tomé la decisión de irme. –
– Mi estimada joven dama, si ya tomó una decisión ¿cómo es posible que haya
pasado todo el día bajo la lluvia? –
– Usted tiene razón Don Leo, tomé esa decisión, pero he pasado todo el día
pensando, pidiéndole al Señor que me ilumine, si lo que voy a hacer es lo correcto,
aunque ando con este equipaje, mis padres no se han enterado que me fui de la
casa. –
– Joven dama hay un dicho popular que dice: “del apuro solo queda el cansancio”;
eso significa que muchas veces tomamos decisiones que no deberíamos haber
tomado, por no pensar antes de actuar. Dígame joven dama ¿cuándo fue la última
vez que usted conversó estos temas con sus padres? –
– Muy poco hablo con mis padres Don Leo, mi papá trabaja en el banco y hablo
poco con él, en cuanto a mi mamá, ella se dedica en los quehaceres de la casa,
mientras limpia la casa y acomoda todos los cuartos, lava la ropa, cocina, atiende a
los animales, en fin nunca tiene tiempo para conversar. Imagínese lo que pasará si
estoy embarazada y mi papá se entera.
– Eso suena interesante, si su madre es la que hace todos los oficios de la casa y
no tiene tiempo para conversar con usted joven dama, ¿Qué hace usted para
ayudar a su madre y darle ese tiempo que necesita para conversar? –
– Don Leo, yo estudio y me dedico a hacer mi tarea, al finalizar veo televisión,
escucho música, cada quién en lo suyo. –
– Mi joven dama, no se vaya a molestar conmigo por lo que le voy a decir; por lo
que me comenta, usted tiene un problema de crianza, sus padres no le enseñaron
desde pequeña que el oficio del hogar es responsabilidad de todos, no importa si es
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hombre o mujer; adicionalmente, esto les ha creado un problema de comunicación.
Para nosotros los padres, nuestros hijos nunca crecen y siempre tratamos de
mantenerlos en la casa para protegerlos de tanta maldad que hay actualmente.
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planes, el espacio y la rutina diaria de otros. Si mi padre estuviera vivo diría “hija uno
después de tres días en casa ajena es como los muertos empieza a oler a formol”. –
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pueblo estaban todas alborotadas ya que eran muchachos muy apuestos y
compartían con ellas todo lo que habían traído, las paseaban en las motos, se
comentaba que ellos iban a durar un mes por éstos lares, pero a la semana
desaparecieron, luego se supo que una noche dos muchachas como de tu edad
fueron abusadas sexualmente en el cementerio y por eso huyeron. Los pobladores
del pueblo estaban enardecidos, tratando de identificar quién era la familia de esos
jóvenes, debido a las protestas que se originaron frente a la Alcaldía, vino de la
Gran Ciudad una comisión especial de la policía, a los dos meses fueron capturados
e identificaron a 4 de ellos como participantes de ese hecho. Por eso es que usted
ve como se pone de mal humor la gente del pueblo cuando llegan los turistas en
motos.
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tiene que ir al médico para determinar si en realidad está embaraza, ya que de ser
así, debe tomar todas las previsiones. –
– Gracias Don Leo, usted me ha hecho ver mi situación de otra manera, es verdad
que debo ayudar en los quehaceres de mi casa y aprovechar ese tiempo para
conversar con mi mamá, ella como mujer sabrá entenderme, sé que mis padres me
quieren mucho y desean lo mejor para mí; por eso, lo que hacen es para evitar que
me ocurra algo malo, necesitaré todo el apoyo de ellos, en caso de que esté
embarazada –
– Que el Señor la acompañe joven dama y le de mucha sabiduría, una cosita más,
al llegar a su casa, dese un buen baño con agua tibia, se pone ropa seca y toma
alguna infusión bien caliente para evitar que vaya a enfermarse. –
La joven dama le dio de nuevo las gracias, tomó su equipaje y se dirigió a su
casa, mientras Don Leo la observaba fijamente.
Don Doménico ingirió un sorbo de una botella que tenía en una bolsa y se
acostó en uno de los bancos. Don Leo insistió que se cambiara de ropa, pero Don
Doménico estaba demasiado ebrio; por lo que lo arropó con varias hojas de
periódico y exclamó
– ¡Nunca sabremos dónde terminará nuestra vida, que el Señor lo proteja! – Y
continuó caminando.
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Al llegar a su casa, Don Leo le explicó con lujos de detalle a su esposa lo
ocurrido con la joven amante de la lluvia y ella solo comentó:
– Gracias al señor que esa joven decidió regresar a su casa, él le dará mucha
sabiduría, ahora a bañarte para que comamos. –
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Era viernes en la tarde, cuando una joven pareja se acerca a Don Leo
– Buenas tardes Don Leo –
– Buenas tardes joven pareja, tenía varios días que no los veía dando vueltas por
este lugar. –
El joven inmediatamente le contestó:
– Don Leo, nos vamos a casar el próximo mes, estábamos en Ciudad Jardín
arreglando los papeles y aprovechando de hacer unas compras. –
Don Leo sonriendo:
– Ustedes no tienen idea de lo feliz que me hacen escuchar esa boda, son personas
jóvenes, profesionales, a quienes hemos visto crecer en este pueblo y con un gran
futuro por delante, que el Señor bendiga esa unión y a sus descendientes. –
Ambos respondieron casi simultáneamente. –
– Que así sea Don Leo, aprovechamos la oportunidad para entregarle la tarjeta de
invitación para que nos acompañe junto con Doña Nerys. –
– Muchas gracias por su invitación y por acordarse de este par de viejos, pero
ustedes saben que a nuestra edad, ya no podemos trasnocharnos y mucho menos
andar de noche por la calle. –
El joven lo interrumpió
– No se preocupe Don Leo, la boda será a las dos de la tarde; por lo que nos
pueden acompañar un buen rato, la vamos a hacer en la otra cuadra, en la casa de
mi hermano, así que no tienen que caminar mucho y cuando regresen a su casa,
alguien de nuestra familia los acompaña hasta la puerta de su casa para
asegurarnos que llegaron con bien. –
– De nuevo muchas gracias por la invitación, voy a decirle a mi esposa que vaya
poniendo al sol los trapos fiesteros. –
Ambos se echaron a reír y la joven comenta:
– Le tenemos otra noticia, después de casarnos nos vamos a vivir a Ciudad Jardín,
ya conseguimos trabajo y un lugar donde vivir –
– Eso es muy importante jóvenes, porque hay un dicho que dice: “El que se quiere
casar, casa tiene que buscar”, gracias al señor Ustedes son una joven pareja que ha
planificado bien lo que va a hacer. –
– Don Leo puede hacerle una pregunta –
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Por supuesto, le respondió Don Leo al joven
– ¿Usted y doña Nerys tienen muchos años de casado, cuál es el secreto? –
– Permítanme leerles algo de este periódico. –
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somos novios y a muchos se les olvida luego que se casan. La parte buena es
cuando llegan los hijos, antes de dar a luz, algunas veces las mujeres tienden a
ponerse irritable durante el embarazo y tenemos que entenderlas, su cuerpo está
sufriendo una transformación, luego al nacer nuestro hijo o hija, tiene que
amamantarlo y estar pendiente en horas de la noche, sabiendo que al otro día
tenemos que trabajar, pero eso es parte del matrimonio y el hombre debe colaborar
para hacerlo más soportable, , los hijos crecen y van a la escuela, luego se casan,
quedamos de nuevo solos en la casa y han pasado los años sin darnos cuenta. Por
eso joven pareja, no piense en el tiempo que van a durar, vivan su propia vida, no
estén pendiente de lo que hacen o tienen los demás y sobretodo, como les dije
anteriormente, la comunicación es muy pero muy importante, guardarse para sí algo
que hizo su pareja y a usted no le gustó, va creando una olla de presión que cuando
explota no es posible recoger su contenido. Ustedes verán y al pasar el tiempo dirán
que tienen 50 o más años de casados. –
La joven se acercó y le dio un beso en la mejilla a Don Leo, mientras que el
joven le estrechaba la mano y le decía
– Muchas gracias por sus consejos Don Leo, vamos a seguir entregando las tarjetas
y los esperamos en nuestra boda. –
– ¡Que el señor los ilumine y les de mucha sabiduría, que esa futura unión perdure
en el tiempo! –
La joven pareja dándole las gracias de nuevo a Don Leo y haciendo énfasis
en que no vayan a faltar a su boda, se fueron sonriendo y comentando lo que
habían escuchado.
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Repican las cinco campanadas de la tarde de ese mismo día, cuando Don
Leo se dispone a caminar ve a una persona que se le está acercando.
– Buenas tardes Don Leo –
– Buenas tardes Don Luis, por la caída del sol no lo reconocía, por lo visto ya cerró
el banco. –
– Así es Don Leo, he optado por este último tiempo irme temprano a compartir con
mi familia un rato más, quería decirle que el lunes depositan la pensión, para que
aproveche pasar por el banco –
– Usted siempre tan amable Don Luis, lo único que me alegra del pago de la
pensión es que aprovecho de pagarle a mi compadre Don Daniel, porque no
alcanza para más nada, ni siquiera para comprar una pastilla para el estómago en la
farmacia. –
– Bueno Don Leo, la situación económica está difícil en el pueblo, inclusive yo estoy
pensando renunciar al banco e irme con mi familia a Ciudad Jardín o a la Gran
Ciudad. –
– Mí estimado amigo Don Luis, no lo entiendo, usted es una persona muy
inteligente, me dice que la cosa está difícil en el pueblo y está pensando en
renunciar para irse a buscar trabajo. Voy a leerle algo que vi en el periódico. –
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usted está trabajando y ellos lo quieren en su nómina tienen que pagarle y darle
mejores beneficios de los que percibe actualmente. –
– Tiene mucha razón Don Leo, tengo que considerarlo, creo que primero voy a
introducir mi currículum en varias empresas y evaluar. –
– Así es Don Luis, recuerde que también debe considerar que su esposa trabaja,
que ustedes tienen una casa propia, que la escuela está cerca, usted va a almorzar
a su casa, muchos de esos beneficios se pierden en la ciudad, por lo que no
debemos olvidar sopesarlos. –
– Por lo visto Don Leo, no es una decisión fácil. –
– Mi estimado amigo, tampoco es difícil, solo planifique con su esposa y luego
toman su decisión. –
– Eso haremos Don Leo, ya que también debemos tomar en cuenta que se acercan
las elecciones y por los rumores en la ciudad las va a ganar los revolucionarios. –
– Mi amigo Don Luis, yo solo espero que sea un rumor y no volvamos a caer en esa
maldición, con esto no quiero decir que todos los gobiernos que se hacen llamar
revolucionarios sean iguales. Cómo usted sabe, ellos mandaron más de 20 años en
este país, lo saquearon y dejaron en la miseria, retrocedimos más de 100 años, ya
pasaron más de 30 años y todavía estamos en proceso de recuperación. Lo
lamentable es que mucha gente olvida muy rápido y a su vez muchos jóvenes se
creen todos los cuentos de igualdad que pregonan. Tanto es así, que mi padre votó
por ellos y después arrepentido decía en versos:
“Tierra de mucha riqueza
que a un país ha mantenido
hoy una raíz ha nacido
que te lleva a la pobreza
por eso es que cada vez
que no puedes trabajar
solo te llevan un pez
y no te enseñan a pescar. –
– Don Leo, no le había escuchado ese verso –
– Don Luis este verso viene a mi memoria ahora que usted habla de revolución, mi
padre siempre decía: “hijo no crea en cuentos de caminos, lamentablemente los
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políticos que verdaderamente ejercen su trabajo en beneficio del pueblo, los podrás
contar con una mano y de seguro te van a sobrar dedos”. Se me olvidaba
preguntarle Don Luis cómo está su hija mayor? –
– Bueno, Usted la habrá visto caminando por ahí, está trabajando en la farmacia,
está muy bien de salud, cada vez creciéndole la barriga, ya tiene cuatro meses de
embarazo, hasta los momentos no sabemos si es hembra o varón. Le comento que
el novio se negó a casarse con ella, después pensando, mejor así, ya que es un
muchacho menor de edad que estudiaba con ella. Al principio asumí que yo tenía la
culpa, durante un mes la situación estuvo tensa en la casa, mi esposa todos los días
insistía que teníamos que superarlo y así hicimos, en estos últimos tres meses ha
retornado la felicidad. –
– Amigo Don Luis, ese niño o niña que se encuentra en el vientre de su hija, le
traerá bendiciones a su familia, si no se muda, ya lo veré a usted jugando con él en
el parque. –
– Que así sea Don Leo, le comento que no le había dado las gracias por lo que hizo,
ya que no me encontraba en condiciones de tratar el tema, mi hija nos contó que
usted habló con ella el día que quería huir de la casa. –
-– No fue nada amigo Don Luis, yo tampoco le dije nada a usted, ya que esa es una
situación familiar que debían afrontar y solucionar entre ustedes, el Señor por
casualidad la puso en mi camino un día lluvioso y amablemente compartimos un
buen rato. –
– Don Leo aunque usted no lo crea, ella cambió totalmente, ahora conversamos
cada vez que nos vemos, comemos todos juntos en la mesa, ayuda en los
quehaceres de la casa y compartimos más tiempo junto. Gracias al Señor, la dueña
de la farmacia le dio trabajo y ella piensa retornar a sus estudios luego de dar a luz,
veremos qué pasa. –
– Amigo Don Luis, el señor siempre nos pone una prueba que debemos superar. –
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– Usted ve Don Luis, ahí está mi esposa pendiente, porque ya es la hora de que
regrese a la casa, me toca echarme un bañito con agua tibia y sentarnos a comer –
– Como siempre Don Leo me alegro haber conversado con Usted y escuchar sus
sabios consejos, los cuales hay que aprovechar ya que son gratis –
– ¡Que el Señor lo lleve por el camino del bien Don Luis y que lo ilumine para que
tome la mejor decisión para su familia!. –
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Ha iniciado la temporada de lluvia, la cual ocasionó fallas en el servicio
eléctrico por la caída de las líneas de alta tensión, Don Leo observa por su ventana
y escucha que un deslave obstruyó la carretera; esto originó que la gente del pueblo
empezará a protestar, ya que la única manera de salir es en lancha a otro pueblo
costero ubicado como a media hora de distancia y desde ahí tomar el transporte a
Ciudad Jardín. Don Leo observaba la protesta y comenta a su esposa:
– Amor cada vez que tenemos fuertes lluvias sucede lo mismo, si la Alcaldía
tomará las previsiones antes de que se inicie el período de lluvia, esto no ocurriría o
el daño fuese menor. –
Mientras la protesta sigue su curso y cesa la lluvia, Don Leo sale de casa y
se sienta en la plaza a observar todo lo que pasa, en ese momento ve a una señora
que se le va acercando
– Buenas tardes Don Leo –
– Buenas tardes señora Berta, no la reconocía con esos lentes oscuros –
– Quería un poco de su tiempo para hacerle una consulta, por ahí dicen que usted
es un buen abogado. –
- Señora Berta, a este anciano aunque no se le ha olvidado lo que estudió, no estoy
al día con las leyes actuales, eso sí lo debe hacer un buen abogado. Yo soy
abogado de profesión pero no de ejercicio, como decía un comediante, si hubiese
actuado como defensor en un juicio de divorcio, seguro hubiese terminado trayendo
conmigo a un muchacho ajeno.
La señora Berta sonrió, luego se quedó un momento en silencio y comentó:
– Mire Don Leo, he tenido algunos problemas en mi matrimonio; en realidad no se
qué hacer. –
- Señora Berta la conozco desde que era pequeña y me da pena decirle que a pesar
de tener 64 años casado, soy un pésimo consejero matrimonial, si se tratase de algo
legal quizás pudiese ayudarla. -
La señora Berta viendo fijamente a Don Leo, se subió un poco el lente por el
lado de su ojo izquierdo mostrándole un fuerte hematoma.
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–Don Leo, creo que esto tiene que ver con el aspecto legal, no se le he dicho a
nadie y por eso ando con estos lentes oscuros, anoche mi esposo llegó embriagado,
sostuvimos una discusión y sin querer me golpeó en la cara, no lo quiero denunciar
porque estoy segura que el Alcalde se lo va a llevar preso; además, él es el padre
de mis dos hijos y tampoco quiero divorciarme. Esta mañana me pidió perdón, es la
primera vez que pasa y me dijo que más nunca pasaría, estoy confundida y no sé
qué debo hacer. –
- Mi estimada señora Berta, no creo que yo sea la persona más indicada para
aconsejarla; por eso, no le voy a hablar como abogado, sino como amigo, es
imperdonable el hecho que un hombre le pegue a una mujer, sea cual sea el motivo,
ya que un hombre que golpea a una mujer no tiene perdón del Señor. Mi padre
decía “hijo las mujeres no se maltratan ni con el pétalo de una flor, debemos
cuidarlas y quererlas como si fueran nuestras madres”; lamentablemente hay de
todo en la viña del Señor. Voy a hacerle unas preguntas para tener una mejor idea y
ver si puedo aportarle algo que le sea beneficioso ¿qué tiempo tienen ustedes como
parejas?. –
– Llevamos 5 años, estuvimos 2 años de noviazgo y llevamos 3 años casados –
– Cuándo eran novios alguna vez pelearon, su comportamiento era agresivo? –
– Algunas veces discutimos, sobre todo cuando él ingería licor, en una oportunidad
me apretó muy fuerte el brazo, una vez me dijo varias palabras obscenas muy feas,
después me pidió perdón y a pesar de esas discusiones siempre nos
reconciliábamos. –
– ¿Señora Berta y después que se casaron que tan frecuente han sido esas
discusiones y el comportamiento de él? –
– Creo que ahora me cela más, lo que sí es seguro es que cada vez que se
embriaga discutimos, pero siempre era un intercambio de palabras, hasta anoche
que pasó lo que ya le conté. –
– Mi estimada amiga, voy a leerle una noticia que vi en este periódico. –
Don Leo empieza a hojear su diario:
– ¡Aquí está la noticia! “La Comisión de Derechos Humanos, determinó que en este
año se ha incrementado la violencia de género y los feminicidios, las mujeres se
encuentran en una especie de Síndrome de Estocolmo, a pesar de ser maltratadas
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sienten compasión por su agresor y no ven a su pareja como una persona que le
quiere hacer daño. En el estudio realizado la Comisión apreció que la mayoría de
las mujeres que son golpeadas por sus parejas permanecen en silencio, dándoles
cada vez más poder sobre ellas”. Como verá señora Berta esta situación es a nivel
mundial, las agresiones comienzan de manera leve y luego se van agravando,
significando un maltrato progresivo; mayormente la mujer va argumentando excusas
tras excusas para justificar las acciones de su pareja. Tanto es así, que algunas se
convencen que ellas son las culpables y se merecen ese trato. Yo pienso que es
necesario que usted ejerza alguna acción de una vez y evitar males mayores. Por lo
que me comenta, podría inferir que su esposo tiene problemas al consumir alcohol,
pero como le dije no soy ningún experto en la materia. Recuerdo que ayer estuve en
el dispensario médico y ellos tienen colocado un afiche de una Organización no
Gubernamental, esas llamadas ONG con sus números telefónicos y dice que son
especialistas en violencia de género, lo que puedo aconsejarle es que se apoye con
ellos, ya que con la experiencia que tienen en éstos casos, pueden guiarla por el
camino correcto, mejor que yo. –
– Muchas gracias Don Leo, aunque no lo crea Usted me ha sido de gran ayuda, voy
a aprovechar que aún está abierto el Dispensario para leer el aviso, salúdeme a
Doña Nerys. Por favor le agradezco que no vaya a comentarle esto a nadie. –
– Señora Berta puede confiar en mi palabra que no le contaré a nadie lo sucedido,
ya que esto es como un secreto de confesión, que el Señor la proteja y guíe por la
dirección correcta. –
Mientras Don Leo conversaba con la señora Berta, el Alcalde había
notificado a los protestantes que ya había paso vehicular en la carretera, los ánimos
se habían calmados y los pobladores habían regresado a sus hogares.
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Un sol radiante permite ver toda la belleza del pueblo, Don Leo luego de
haber conversado con su amigo Don Doménico, escucha una voz
– Buenos días Don Leo –
– Buenos días Doña Julia, hoy amanecimos con un sol esplendoroso –
– Así es Don Leo; sin embargo un poco preocupada por lo que se comenta de un
virus que está azotando otros países. –
– Doña Julia, vamos a sentarnos un ratito para leerle una notica que apareció en la
prensa. –
Don Leo, hojea su periódico
- ¡Aquí está la noticia! “Durante siglos muchas enfermedades y virus han azotado a
la humanidad, causando miles de muertos, ha aparecido un nuevo virus llamado
Covid, la Organización Mundial de la Salud está haciéndole seguimiento y emitiendo
las alertas respectivas a cada país”; por lo que Doña Julia, lo que debemos es estar
atento a lo que dicen las autoridades y cumplir con las medidas preventivas que
recomienden, ellos saben más que uno, aunque ya yo estoy de salida, no me
quejaré ante el Señor si puedo ver un día más. Mi abuelo vivió lo que se conoció
como la peste y recuerdo que él decía que estuvieron un buen tiempo en
cuarentena, tanto es así que le escribió un verso a mi abuela que lo llamó AMOR
EN CUARENTENA y dice así:
“El amor en cuarentena
no es muy fácil de llevar
ella me quiere en la casa
y yo quiero trabajar.
Reunir a mis amigos
en la esquina o en el bar
escuchar una buena música
y un traquito disfrutar.
Cuando dieron la primicia
me dio un mal presentimiento
mi mujer dijo lo siento
yo te tengo otra noticia.
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Te suspendo las salidas
las fiestas y el dominó
ese virus aquí no entra
porque en la casa mando yo.
La cosa va estar buena
solo repite mi mujer
como estas en cuarentena
ya sé lo que vas a hacer.
Hoy te toca cocinar
mañana lavas los platos
después de pones a limpiar
para que pases el rato.
Los niños hay que bañar
cuando barras ese piso
y si quieres descansar
tienes que pedir permiso.
Hay que aguantar el encierro
aunque no pueda descansar
voy a bañar al perro
para poder almorzar.
Felicito a las mujeres
dedicadas al hogar
con todos esos quehaceres
tenemos que aportar.
Ahora me toca descansar
es la hora de la cena
jamás voy a olvidar
este amor en cuarentena”
Jajajajaja, Doña Julia río a carcajadas con lo recitado por Don Leo
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– Usted si inventa cosas Don Leo –
– No mi Doña Julia, eso no lo inventé yo, eso lo recitaba mi abuelo y yo me lo
aprendí, se me vino a la memoria ahora que estábamos hablando del posible virus
que ojalá no llegue a nuestro país y si llega, que todos acatemos las medidas
preventivas ya que de lo contrario la pesaremos muy mal, sobre todo aquí en el
pueblo que el cementerio está tan lleno que los muertos los están enterrando
parados. –
– Jajaja, bueno Don Leo, ya me reí bastante, menos mal que la risa despierta el
alma y me va a durar varios meses, tengo que seguir para hacer mis compras, dele
mis saludos a su esposa y que pase buen día. –
– Hasta luego Doña Julia, que el Señor la guíe por el buen camino. –
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Los días transcurren como si el tiempo se hubiese detenido en el pueblo de
Chupulún, se puede predecir que hará cada persona y como de costumbre se
puede conseguir a Don Leo sentado en la plaza con su periódico observando lo que
pasa a su alrededor, cuando observa a varios jóvenes caminando por la plaza,
quienes al verlo le dan los buenos días en coro.
– Buenos días jóvenes futuros de nuestro país. ¿Se ven muy contentos hoy? –
Uno de los jóvenes, comentó:
– Don Leo terminamos la escuela básica y gracias al señor todos pasamos de
grado. –
– Estimados jóvenes ustedes no tienen idea de lo feliz que me hacen escuchar que
ya terminaron la escuela básica, pero recuerden que ese no es el final, todavía
deben finalizar su educación secundaria y universitaria, necesitamos de muchos
profesionales buenos para reconstruir este país y que sea próspero y sustentable
para las nuevas generaciones, pensando en especial en el medio ambiente,
imagínense todo el país bello como este pueblo. Si me dan 5 minutos de su tiempo,
voy a comentarle algo que leí en este periódico. –
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que decidan hacer háganlo excelentemente bien, si quieren ser barrenderos, sean
excelentes barrenderos, si lo que le gusta es hacer mandados, sean excelentes
mandaderos, si quieren ser conductores de transporte público, sean excelentes
conductores, si quieren ser pescadores, sean excelentes pescadores, si desean ser
ingenieros, doctores, abogados, policías, lo que deseen ser, siempre busquen la
excelencia y nunca se olviden de este hermoso pueblo que los vio nacer. No se
olviden de ayudar al prójimo, las necesidades abundan en este país y que Dios los
guié siempre por el camino del bien –
Los muchachos se pararon y dieron las gracias a Don Leo con un apretón de
manos cada uno y continuaron su camino.
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La tarde empieza a caer y se observa el movimiento de los pobladores
regresando de su trabajo cotidiano en la playa, mientras Don Leo espera la hora
para regresar a su casa, cuando se aparece Don Daniel.
– Buenas tardes mi compadre Don Leo –
– Buenas tardes mi compadre Don Daniel ¿cómo está mi comadre Doña Luisa? –
–Gracias al Señor estamos bien de salud y mi comadre Doña Nerys? –
– Que le puedo decir, mientras pasan los años se pone más hermosa y todos los
días diciendo como la ilustre Violeta Parra en su canción “Gracias a la vida que me
ha dado tanto”. –
– Me contenta eso, por lo visto ellas rejuvenecen y nosotros nos ponemos viejos y
canosos. –
– Compadre Don Daniel no diga eso, si mi padre estuviese vivo le respondería “viejo
es el camino al caserío La Soledad y todavía anda gente caminando por ahí”, “hay
que templar la piel si se arruga porque tener cana no es vejez” y “viejo es aquel que
estando joven tiene el espíritu muerto”. –
– Jajaja, siempre recuerdo a su padre, tenía unas ocurrencias, las cuales usted
heredó. –
– Eso lo heredó mi padre de mi abuelo, a él se le ocurrían unas cosas. –
– Compadre hablando de su abuelo, yo no recuerdo haberlo conocido ni tampoco a
su abuela, si conocí algunos de sus tíos y tías que una vez vinieron a visitarlos al
pueblo. –
– Mi compadre, usted no los conoció porque ni siquiera había nacido, le cuento que
mis abuelos por parte de mi padre Don Mariano y Doña María, nacieron allá arriba
en el caserío La Soledad, a dos horas de camino, subiendo por la vereda que está
al lado del cementerio, yo tengo años que no visito ese lugar, ya que mis piernas no
me dan para subir, ahí nació mi padre, mis 3 tíos y mis 5 tías, ellos eran en total 9
hermanos. Mis abuelos cultivaban frutas, cebolla, papá, tomate, hierbas de
diferentes tipos, cuando la cosecha estaba lista, mi abuelo iba a venderla en bestia
a Ciudad Jardín, cuyo viaje duraba 3 días y el resto lo vendían aquí en esta plaza,
ya que no existía ninguno de los negocios actuales. A medida que mis tíos fueron
creciendo, optaron por irse a vivir a Ciudad Jardín y a la Gran Ciudad, hasta que
solamente ellos se quedaron viviendo en La Soledad con mi papá y una de mis tías
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quienes eran los más jóvenes de la familia, pero llegó el día en que mis tíos
insistieron que debían abandonar el caserío, ya que a ellos se les hacía difícil poder
atenderlos en caso de alguna enfermedad; primero los llevaron a Ciudad Jardín y
luego a la Gran Ciudad, donde vivieron en un apartamento hasta que fallecieron. De
todos los hermanos, mi tío Don Francisco y mi padre fueron los que mantuvieron
ese arraigo por este pueblo y esa pasión nos la transmitió a nosotros; tanto es así,
que mi padre se casó con mi difunta madre Doña Victoria y compró esa casa al lado
de la iglesia, donde nosotros nacimos y la cual todavía conservo.
– Compadre Don Leo, tampoco recuerdo a Doña Victoria –
– Mi compadre Daniel, usted tampoco la conoció, era muy pequeño. Mi madre
falleció en esa casa cuando yo tenía 2 años de edad, mi hermana mayor Nelly tenía
3 años y Mari la menor solo 1 año de nacida. MI padre trabajaba y no podía
cuidarnos, eso hizo que nos llevara a vivir a la Gran Ciudad a la casa de nuestros
abuelos maternos, él se quedó trabajando aquí y cuando podía nos visitaba. Le
cuento que cada vez que él iba, yo parecía una Magdalena, empezaba a llorar y a
suplicarle que me trajera para la casa, luego de dos años, ya yo había cumplido los
4 años de edad, aún continuaba con mi lloriqueo y un día mi padre decidió traerme
con él y mis hermanas fueron llevadas a vivir con uno de mis tíos, donde pasaron el
mayor suplicio de su vida, debido al maltrato que les daba la esposa de mi tío, hasta
que mi hermana menor cumplió 15 años y decidió huir, esa es una larga historia.
Por eso, mi compadre Daniel usted no conoció a mi madre y a mis hermanas las
conoció cuando ya que eran unas mujeres hechas y derechas. –
– Así es mi compadre Don Leo, yo lo conocí a Usted en el colegio. –
– Hablando de colegio, le comento compadre Don Daniel que en estos días
pasados, estuve hablando de usted con un príncipe que estaba muy triste porque
unos compañeros de clase lo tienen acosado y le conté que nosotros hasta
llegamos a pelear con los acosadores. –
– Yo todavía estoy arrepentido de esos días, ese día después de la reunión de
padres con la directora del colegio, al llegar a mi casa por estar peleando en la calle
mi papá me dio una paliza con un cuero de ganado que todavía conservo, jamás
olvidaré ese momento, uno cuando es muchacho a veces se deja llevar y comete
muchos errores; menos mal, que en esa época, no existía tanta maldad como
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ahora, fíjese que los que nos acosaban hoy difuntos, se hicieron amigos nuestros y
para ellos eso era un juego y no medían la consecuencia de los daños ocasionados
no solo a nosotros sino a los otros compañeros del colegio, desde ese día opté por
no meterme más con nadie y hasta los momentos he cumplido. A pesar de esos
momentos, también tuvimos momentos gratos, recuerdo la despedida que le
hicimos en el pozo del río cuando terminamos la educación básica y usted nos dijo
que se iba del pueblo, siempre comentábamos que jamás regresaría. –
– Mi compadre Don Daniel, ese es uno de los momentos que nunca olvido, yo vivía
solo con mi padre, ya que él no volvió a casarse sino hasta que nosotros ya
estábamos bien crecidos, él se empeñó que debía irme a la Gran Ciudad a vivir con
mis abuelos y estudiar allá; por eso, al terminar la escuela básica y con todo el dolor
de mi alma me tuve que mudar, pero siempre pensé que algún día regresaría. No es
fácil vivir en la Gran Ciudad, uno vive encerrado en los apartamentos y no encuentra
tanto sitios de esparcimientos como en este pueblo. –
– Lo bueno compadre Don Leo es que usted nunca nos olvidó, cada vez que venía
nos buscaba, pero le voy a decir la verdad, mayormente con Don Doménico
comentábamos que iba a ser de su vida, una vez vino vestido de militar, luego vino
al pueblo con unos policías, recuerdo que la gente del pueblo estaba asustada,
después nos dijo que trabajaba en una petrolera y luego que era abogado. Gracias
al Señor que usted se graduó de abogado porque así pudo ayudarnos en el pueblo
para que fuésemos propietarios de nuestras tierras. –
– Mi compadre Don Daniel, uno cuando es joven a veces sabe lo que quiere y no
puede conseguirlo, lo importante es no abandonar. Yo siempre soñé con ser piloto
de avión, por eso presenté mis exámenes y logré ingresar en la aviación militar;
pero muchacho al fin, al ingresar a la escuela, me entero que como suboficial de la
aviación no te es permitido volar aviones, eso solo es para oficiales, el trabajo como
suboficial no era lo que yo quería, por ese motivo, luego de estar varios meses
estudiando decidí renunciar. Posteriormente, a través de unos amigos me interesé
en el trabajo de investigación que hacía la policía científica, presenté mis exámenes
y fui admitido, trabajé durante 9 años y alcance el rango de Inspector. La vez que
vine con los funcionarios, fue cuando hubo el robo de los motores a las lanchas de
los pescadores, como yo conocía el pueblo y era más factible que pudiese
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conseguir información por conocer la gente de aquí, mi jefe me asignó el caso y
logramos en una semana recuperar los seis motores y detener a las 8 personas
involucradas, entre ellos, lamentablemente el hijo de un amigo en común que usted
sabe quién es. El trabajar en la policía y mantener una familia no es fácil, por eso, al
nacer mi hijo Leo el mayor, decidí que era hora de buscar otro Norte y un trabajo
más seguro, fue en ese momento que empecé a trabajar en el área de seguridad de
la industria petrolera, donde estuve por 19 años, durante ese tiempo mi jefe siempre
insistía que si quería progresar dentro de la industria era necesario que tuviese un
título universitario, fue así que estudié la carrera de Derecho y me gradué de
abogado, luego nació mi otro hijo, Leo el menor, vivimos con ellos en la Gran
Ciudad, donde estudiaron y se graduaron, hoy uno es ingeniero y el otro
economista. Cuando cumplí los 60 años, ninguna empresa te da trabajo, porque
piensan que tus facultades han mermado, el gobierno te da una pensión de vejez y
creen que con eso vas a vivir; así que junto con mi esposa decidimos dejar de ser
turista y que era hora de venir a vivir al pueblo, ya tenemos 28 años aquí. Cuando
llegué el pueblo, en una conversación con Don José, me comentó que tenía
problema con su hacienda, ya que él no era el propietario, lo ayude con todo el
papeleo hasta que le salió su título de propiedad, eso se regó en el pueblo y
logramos solucionarle a todos su situación, incluyéndolo a usted. –
– Así es, pensé que a mí no me había cobrado, porque somos amigos, pero
después me enteré que no le había cobrado a ninguno del pueblo. –
– Mi compadre Don Daniel, a todos los que ayudé ya me pagaron el favor, mi
esposa y yo somos unas personas mayores, siempre contamos con alguien para
cualquier reparación, comprar algo; en fin, todos estamos aquí para ayudarnos, es
la única manera de mantener una buena comunidad. –
– Hablando de otra cosa, yo recuerdo a mi comadre Doña Nerys, cuando usted la
trajo al pueblo la primera vez y nos la presentó en la playa, esa noche hicimos una
fiesta en su casa y amanecimos, luego nos fuimos al río, pasamos momentos muy
divertidos. –
–Todavía nos divertimos, pero a nuestra manera. Tuve la suerte y la gran dicha de
conocer a mi esposa a través de unos amigos mutuos, hoy son nuestros
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compadres, los padrinos de Leo el mayor, ya tenemos 64 años juntos y hasta que el
Señor lo disponga. –
Don Leo y Don Daniel mantenían una amena conversación, cuando una
pelota cae cerca de ellos y un joven se acerca:
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la casa, además se encargan de pagar la cuenta. Aquí mi esposa y yo no
necesitamos teléfono, lo más lejos que caminamos es hasta el dispensario médico y
siempre vamos juntos, cuando queremos ir a la playa o al río, siempre conseguimos
quien nos lleve y nos traiga. Fíjese que mi esposa cada vez que suenan las
campanas se asoma por la ventana para ver si yo estoy aquí sentado y si estoy
dando la vuelta, ella espera hasta ver que me siente; en caso de que ella no se
asome, yo me acerco a la casa para ver si no le pasó nada, así estamos pendiente
uno del otro, aparte que Doña Tomasa nos ayuda con los quehaceres de la casa y
mis hijos le transfieren su pago al banco mensualmente. –
– ¿Compadre voy a tomarme un café, le ofrezco uno? –
– Mi compadre Don Daniel, usted sabe que de ese mal no me voy a morir, la última
vez que tomé café tenía como 20 años de edad, que fue cuando empecé a tener
problemas de colitis y el médico me recomendó moderar la ingesta de café y decidí
no tomarlo más. –
– Bueno compadre Don Leo, ya vengo voy a llevarle un cafecito a Don Doménico. –
Pasado como diez minutos Don Daniel regresó y se sentó de nuevo al lado
de su compadre Don Leo.
– Compadre, llamé varias veces a Don Doménico para darle el café y no respondió,
se nota que está embriagado –
– Mi compadre, esa es una historia de novela con muchos capítulos repetidos,
lamentablemente después de la muerte de su esposa y uno de sus hijos en el
accidente que hubo hace como 10 años en la carretera hacia Ciudad Jardín, Don
Doménico empezó a ingerir licor todos los días en esta plaza y a dormir en ese
banco, a pesar de tener una buena casa cerca de la playa que se está destruyendo
porque sus hijos pocas veces vienen a visitarlo, yo sabía que por ese camino iba a
terminar alcoholizado. Primero hablé con su hijo mayor y él se lo llevó a la Gran
Ciudad, de allá se le escapó y vino a parar de nuevo al pueblo, luego se lo volvió a
llevar y lo ingresó a una casa para que le tratasen la adicción al alcohol, pero
también se fugó, nosotros le dimos una habitación en la casa, pero siempre había
que llevarlo más arrastrado que cargado, a mi edad ya no podía moverlo por su
peso y la gente te ve y son pocos los que quieren ayudar; por lo que optamos en
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dejarlo en la plaza y así se lo hice saber a sus hijos, después hablamos con el
Alcalde y nos dijo que no podía ayudarlo, ya que no tenía sentido ingresarlo a una
casa hogar en Ciudad Jardín y luego se volviera a escapar. Yo estoy pendiente de
que se ponga ropa limpia, que se tome un café en la mañana y coma algo, así como
usted lo hace Como usted sabe, Don Doménico se para y va a ayudar en el
cementerio, la gente siempre le da algo de propina y él lo utiliza para comprarse una
botella de licor. En una oportunidad hablé con Don Enrique, el dueño del abasto,
para que no le vendiera alcohol y Don Doménico se valía de otros compañeros de
aguardiente para comprarlo, lamentable a nuestra edad puedo decir que es una
causa perdida. –
Empieza el repicar de las campanas indicando que son las seis de la tarde;
por lo que Don Leo le dice a Don Daniel que es hora de ir a su casa. Don Daniel le
estrecha la mano y le comenta:
– Compadre Don Leo, siempre he tenido una curiosidad ¿de qué año es ese
periódico? –
– Mi compadre Don Daniel, por eso hay un dicho que dice que la intriga hay que
vivirla pero no indagarla, este periódico no tiene fecha, es el periódico de la vida. –
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