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MARIO SQUILLACE- CAPÍTULO 1- CONCIENCIA

Podríamos hacer una primera distinción entre dos tipos de conciencia diferenciadas,
la experiencia consiente sensorial del aquí ́ y ahora y, por otro lado, la metacognición:

 Experiencia consiente sensorial del aquí y ahora o conciencia nuclear : anoticiarse de


las entradas de información perceptiva (aferencias) proveniente tanto del mundo
externo como de nuestro mundo interno visceral y anímico. Es una experiencia
contemplativa por la que nos damos cuenta de dichas sensaciones y percepciones.
Es instantánea, centrada en el presente. El individuo se percata de lo información
que llega a través de sus sentidos.
 Metacognición o conciencia extendida: hacerse consiente de nosotros mismos, hacer
participar al yo como objeto de la conciencia. Implica reflexionar sobre el propio
observador. Permite reconocer que las cosas que vivimos en este momento
pudieron haber sido distintas antes y podrían cambiar en el futuro. Es la que genera
un yo autobiográfico. El yo como una constante perceptiva nos permite viajar al
pasado y reconocernos. Podemos, también, proyectarnos al futuro y planificar
nuestras acciones.

Niveles de la conciencia
1- yo implícito: sin pasado ni futuro. Solo experimenta el transcurrir perceptivo actual,
se anoticia de sus motivaciones y necesidades actuales pero no planifica ni extiende
su entendimiento más allá del presente. Se desarrolla al nacer.
2- En un segundo nivel se puede construir la constante perceptiva de un yo, con su
correspondiente representación viso-cenestésica. El individuo puede reconocerse en
el espejo, puede aprender a imitar a otros y tal vez sea este el comienzo de la
capacidad para engañar sostienen los autores. Se desarrolla a los 2 años.
3- yo simbolizado: construido a partir de creencias, el habla interna y las experiencias
autobiográficas. Este es el comienzo de la memoria episódica, el individuo puede
crear recuerdos contextualizados, incluyendo a su yo como parte de los mismos. Se
desarrolla a los 4 años.
¿Los animales poseen conciencia?
Uno de los primeros paradigmas de estudio de la conciencia en animales consistió́ en
identificar si estos son capaces de reconocerse al mirar su imagen en un espejo (Pinel,
2001). Si el animal podía reconocer su imagen en el espejo se esperaba que reaccionara
ante la mancha en su rostro. Los hallazgos encontrados indican que muchos chimpancés y
orangutanes, aunque no todos, desarrollan esa habilidad a partir de la pubertad. De los
gorilas evaluados solo uno presentó conciencia de su yo en el espejo. Un elefante de cinco y
algunos delfines también intentaron sacarse la mancha roja del rostro al mirarse al espejo.
No se han hallado resultados con otro tipo de animales.
Si evaluamos estos resultados desde la categoría de niveles de conciencia, el nivel de
conciencia, que revelan estos estudios en ciertos animales, es de una conciencia del yo viso-
cenestésico. El alcance de estos resultados no nos permite decir nada, aún, acerca de sus
capacidades de metacognición.

Desarrollo de la conciencia en humanos: ¿siempre estuvo ahí ?́


La conciencia viso-cenestésica (del propio cuerpo) puede ya estar presente a partir
de los 2 años de edad, sin embargo, no la metacognición necesaria para la auto-conciencia y
la memoria episódica. La memoria episódica consiste en la codificación, almacenamiento y
recuperación de recuerdos de episodios de nuestra vida. Los recuerdos constituidos poseen
un componente autonoético (conciencia de sí mismo) implicado en dichas huellas
mnémicas.
Según esta experiencia dicha capacidad, que requiere de conciencia extendida,
parece empezar a afianzarse cerca de los 4 años. Tulving ha dividido la memoria declarativa
(memoria que puede ser verbalizable) en memoria episódica y memoria semántica. La
memoria semántica permite el almacenamiento de conocimientos del mundo. Saber cuál es
la capital de Francia y conocer que San Martín cruzo los Andes son conocimientos de ese
estilo. Los mismos están descontextualizados temporal y espacialmente del momento en el
que fueron adquiridos. Por el contrario, la memoria episódica, aunque también almacena
información acerca del mundo, lo hace en relación al recuerdo consiente de su vivencia. De
esta manera, no solo recuperamos información sino también la experiencia vivida en torno
a cuando eso ocurría. La conciencia de nuestro yo participando dentro del episodio es el
componente distintivo de este tipo de memoria. Por ejemplo, al revivir las vacaciones de
este último verano podemos retornar mentalmente a ese lugar en particular, accediendo al
recuerdo de cómo nos sentíamos, con quién estábamos, de qué estábamos hablando, etc. A
esto se llama que la memoria episódica tiene un componente autonoético, el yo recupera
eventos ocurridos tiempo atrás, con un orden temporal, donde la conciencia del sí-mismo
participa del episodio mismo.
Los niños de 2 años, en la experiencia de Povinelli y colaboradores, aún no pueden
situar su conciencia de forma extendida en el pasado, no tienen memoria episódica sino
memoria semántica.

Patologías de la conciencia
Cuando los niveles de actividad cerebral del paciente se encuentran descendidos
como producto de una alteración del alerta pueden presentarse los siguientes cuadros
patológicos de la conciencia según su intensidad:
1) Somnolencia debido a letargia: dificultades para mantenerse despierto, sensación
subjetiva de sueño. La letargia puede ser alterada por la estimulación externa.
2) Obnubilación: la alteración del alerta es más profunda por lo que la estimulación externa
debe ser más intensa para provocar una reacción en el sujeto. El individuo se encuentra
desorientado y confuso. La percepción puede verse distorsionada y la persona presentar
irritabilidad durante la exploración.
3) Estupor: el paciente no emite respuestas motoras y permanece en mutismo, solo puede
ser reactivo ante estímulos sumamente vigorosos. Este estado es frecuente en pacientes en
estado catatónico. Es esporádico. La persona está despierta.
4) Coma: la persona puede permanecer en un estado de ausencia de conciencia, y no
reaccionar ante ningún tipo de estimulación más allá ́ de su intensidad. Es continuo. La
persona no está despierta.
5) Coma con muerte cerebral: el individuo carece de los reflejos pupilocorneal, dioocular y
oculoencefálico, sumado a apnea (sin respiración) y un EEG plano.

Durante las crisis epilépticas las personas también pierden su conciencia. La epilepsia
suele ser un síntoma de alguna enfermedad de base que altera la excitabilidad del sistema
nervioso central.

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