Está en la página 1de 8

Las invenciones de la lectura silenciosa

Sergio Pérez Cortés*

Leer en silencio, con frecuencia solos, dejan-


..
no significa compartir la misma historia. A di-
do que la mirada recorra la página escrita y ferencia del habla; la escritura y la lectura
que el alma perciba, a través de los signos, las no descansan en ningún soporte biológico y no
palabras de algún otro. Acto casi impercepti- provienen de ninguna facultad propia de la
ble de tan cotidiano. Y, sin embargo, si se refle- especie. Por definición, cada ser humano es un
xiona un momento, esta asociación entre lec- hablante -debido a su arsenal genético-,
tura, silencio y soledad no tiene el carácter pero nadie es por naturaleza un lector y un
evidente que le asignamos. Esto es, al menos, escritor. La escritura y la lectura son adquisi-
lo que quiere mostrar este trabajo. 1 En favor ciones históricas relativamente recientes cuyo
de nuestra tesis tenemos el hecho de que las desarrollo incluye todas las peripecias de las
cosas no siempre han sido así, y quizá sin obras humanas. No son, pues, actos innatos si-
percibirlo con claridad, esas mismas cosas ya no sociales, y en consecuencia están sometidos
estén cambiando ante nuestros ojos. Cambios a la apropiación individual y colectiva, con su
más difíciles de apreciar no sólo porque son ca- inevitable dosis de pasión, amor y violencia.
si imperceptibles, sino porque se muestran en Para nuestros propósitos es necesario ofre-
plena luz para mejor ocultarse. Esta es pues cer una respuesta a la cuestión ¿qué es leer?;
una invitación a iniciar una excursión en la respuesta que no dejará complacidos a todos,
antropología de la lectura; como recompensa, pero que es la premisa técnica básica del acto
al vivir lo que ya somos, tal vez pueda recono- que intentamos comprender. En este sentido
cerse mejor nuestro presente, cuestión impor- técnico restringido, la lectura es un acto de re-
tante para aquellos que se interesen en saber conocimiento cuyo fin es asociar una serie de
cómo han llegado a ser lo que son. elementos gráficos convencionales con una se-
rie de rasgos fonéticos que poseen valor lin-
Una precisión inicial: no es posible referirse a güístico en la cadena del habla. Así, asociamos
la lectura omitiendo a su correlato insepara- los siguientes signos gráficos Padre, con los
ble, la escritura, y sin considerar la estrecha signos fonéticos /P/a/d/r/e/, que a su vez
unidad de ambas con la lengua hablada. Pero constituyen la parte significante de un signo
todos sabemos que estar íntimamente unidos con valor lingüístico Padre, el cual denota un
ser querido. Por supuesto, ésta no es la única
manera en que los seres humanos intercam-
• UAM-Iztapalapa. bian mensajes a través de gráficos: en innume-


63
rabies casos utilizan símbolos, índices, íconos e cia de un cuerpo documental considerable, cir-
incluso gestualidad corporal para producir sig- culante y fácilmente accesible. La experiencia
nificados que resultan inteligibles para los de la lectura requiere, pues, un esfuerzo de re-
demás. Pero en estos últimos casos, la com- construcción intelectual.
prensión del mensaje exige un tipo de actividad La lectura ha contribuido al aislamiento in-
diferente por parte del receptor, que quizá deba dividual, porque a diferencia de las culturas
ser llamada interpretación, desciframiento o orales, en las cuales la comunicación pasa de
recodificación, pero no lectura. la boca al oído a través de la presencia obliga-
Reservaremos aquí el término "lectura" al da del narrador, la existencia de textos permi-
reconocimiento unívoco, en voz alta o en si- te el alejamiento entre el emisor y el receptor
lencio, de los signos escritos. Es claro que he- del mensaje. El texto transmite y conserva,
mos dado un sentido restringido al término, sin distorsión, la experiencia íntima o colecti-
pero es que con ello buscamos remover la di- va de uno al otro sin ponerlos necesariamente
ficultad que conlleva cualquier tipo de deco- frente a frente. Es el escrito y no el escritor el
dificación y que necesariamente condiciona, a que está presente, de manera que, en la lectu-
través de las habilidades intelectuales reque- ra, el receptor enfrenta únicamente la es-
ridas, el número de individuos capaces de critura de un ausente. Tal separación es acep-
"leer". El sistema alfabético, creado en Grecia tada y prevista por ambos: por el autor, que
en torno al 700 a.C., parece haber logrado la debe confiar al texto la transmisión de todo el
mayor simplificación, porque reduciendo al contenido del mensaje, sin ningún auxilio adi-
mínimo las capacidades de memoria y habi- cional; por el lector, que, asumiendo esa ausen-
lidades individuales requeridas posibilita el cia, concede sin embargo al texto la misma
uso generalizado de la lectura y la escritura. credibilidad que otorgaría si estas palabras
Una de las mayores ventajas del sistema al- fueran efectivamente pronunciadas por el otro.
fabético es que permite un alto grado de auto- La lectura es el punto de encuentro entre un
matismo, en parte debido a que su aprendizaje lector y los signos escritos por un ausente. Y
se efectúa en un momento en que las faculta- aunque es una posibilidad inherente al texto,
des intelectuales del niño no están aún comple- esta concepción acaba por arraigarse de tal
tamente desarrolladas. Estamos situados, en modo que resulta difícil imaginar la lectura
consecuencia, en Occidente en un momento en como otra cosa que un acto solitario y silen-
que la invención del alfabeto se ha consuma- cioso.
do. Suponemos, pues, que están dadas las con- Pero no siempre ha sido así. En la historia
diciones para que cualquier individuo sea un intelectual de Occidente la lectura en silencio
escritor y un lector. Pero aunque las condicio- ha sido "inventada" --es decir, requerida por
nes están ahí, durante mucho tiempo sólo un ciertas necesidades intelectuales y convertida
número restringido de individuos fue capaz de en práctica cotidiana, aunque circunscrita a
escribir y leer, y entre los que leían, una parte un pequeño número de individuos- en dos
minúscula lo hacía en silencio. ¿Por qué? ocasiones: primero, en torno al siglo IV a.C.
Al rastrear las huellas de esos actos encon- y, después, alrededor del siglo XV. ¿Cómo ha
tramos que cada uno presenta características surgido esta experiencia en el individuo y qué
propias, porque si la escritura tiene como con- modificaciones ha provocado en la "tecnología
secuencia la acumulación paulatina de textos, intelectual del yo"?
la lectura, en cambio, no deja rastro material En una cultura dominantemente oral la
en ningún objeto, aunque deje bien claras sus lectura en silencio debe ser considerada una
huellas en el alma del lector. Además, a pesar innovación extraña porque carece, en principio,
de ser una experiencia individual, la lectura de función social. En un medio en que el valor
requiere de condiciones adicionales tales como fundamental de la comunicación recae en la
una escolarización generalizada o la existen- palabra sonora, en el prestigio del narrador y

64

en la voz anónima y colectiva que se actualiza, gestnai, ellégein o logos (sustantivo de acción
la lectura en silencio no tiene razón de ser. de légein) se agrega (epi-) a un hecho o a una
Frente al alto valor emocional de la narración acción como un complemento o una reflexión. 2
viva y al compromiso psicológico que ésta Vale decir que la lectura en voz alta es conce-
suscita en el oyente, la lectura solitaria y silen- bida como un logos sonoro que se agrega a un
ciosa aparece como un acto que, incluso para texto mudo y, sin ella, incompleto. Pero si se
ser concebido, requiere de condiciones espe- lee en alta voz, ante un público, entonces, a pe-
ciales. Es por eso que al irrumpir en una cultu- sar de la escritura, no se ha roto por completo
ra oral, la escritura y la lectura no son perci- con un modo de comunicación milenario: el
bidas de manera independiente a la voz del que va de la boca al oído.
lector y no logran aún representar a un autor En el momento de tránsito de una cultura
a la vez distante y mudo. Se lee, pues, en voz oral-auditiva a una cultura de lecto-escritura,
alta para otros o para sí mismo. La escritura leer en silencio es aún una desviación de la
está sin duda presente como una serie de sig- norma. Y es como una curiosa excepción que
nos visuales, pero su función primordial es mo- la presenta Aristófanes, quien ha dejado una
vilizar al sonido que completa al texto median- de las primeras evidencias de su existencia.
te la secuencia sonora aportada por la voz del En una escena de Los caballeros (escrita en el
lector. El contenido del mensaje sólo se actuali- 424 a.C.), el autor de comedias presenta a
za en la ejecución en voz alta del lector. De ahí Demóstenes pidiendo a Nicias, además de un
resulta que si el complemento sonoro es indis- escrito que éste ha robado a Plafagón, un
pensable al texto, la lectura en silencio es una trago. "Dámelo a leer", dice Demóstenes mien-
anomalía, un hecho antinatural. Leer en silen- tras Nicias, que llena la copa de vino, pregun-
cio es ir a contracorriente, puesto que social- ta a su vez "¿qué dice el oráculo?" Demóstenes,
mente se espera que la lectura otorgue cuerpo distraído en la lectura, responde "lléname otra
audible a la palabra congelada en el escrito. copa". ¿Es verdad que ahí dice "lléname otra co-
Durante largo tiempo el comportamiento de pa?", vuelve a preguntar Nicias quien piensa
la voz existió por razones técnicas. Los griegos que se trata de una lectura en voz alta. La bro-
clásicos se servían de la escritura continua, es ma continúa un poco más, hasta que Demós-
decir, sin intervalos entre palabras, lo que tenes resume el contenido del mensaje que,
hacía prácticamente indispensable la lectura obviamente, ha leído en silencio. Escena ins-
en voz alta. En escritura continua el ojo en- tructiva, como lo ha mostrado Knox, pues
cuentra dificultades evidentes para reconocer revela que la lectura en silencio no es habitual
las palabras y requiere del oído, sentido mu- para todo el mundo, especialmente para la
cho mejor entrenado para reconocer la forma multitud de espectadores analfabetas que
lingüística de la frase. El sentido del mensaje sólo conocen la escritura como voz sonora.
puede ser percibido de manera más eficaz a Leer en voz alta fue una práctica tan gene-
través del sonido. El texto es un compuesto de ralizada y persistente en el mundo antiguo,
signos gráficos, pero para ser actualizado re- que todavía San Agustín se asombra al ver a
quiere de la voz que lo materializa en el plano su maestro, San Antonio Ambrosio, practicar la
sonoro; mientras tanto, juega más bien el pa- lectura silenciosa. La poderosa asociación que
pel de guía para la voz del lector, para la voz se produce entre la escritura, la voz y el oído,
lectora. hace que incluso la lectura del individuo ais-
A través de la voz, el lector, lo mismo que lado se haga en voz alta. Soledad y silencio
los oyentes, conocerán el contenido de un texto tampoco están, pues, unidos de manera espon-
que, en estas condiciones, no posee ningún ca- tánea.
rácter de privacía o soledad, ni representa de Las huellas de la lectura en voz alta se en-
hecho al escritor ausente. Por eso se ha podido cuentran a lo largo de la Edad Media y se
sugerir que en la significación del verbo epilé- extienden hasta bien entrado el siglo XVI. Que

65
un texto funcione como soporte de la lectura carácter dominante es la organización espa-
sonora, de la memorización y el canto, es un fe- cial, lo que les permite presentarse de manera
nómeno que Margit Frenk ha descrito a propó- simultánea en diversos arreglos y estruc-
sito de la literatura del Siglo de Oro español.3 turas, en los signos verbales la organización
Puesto que el significado socialmente rele- dominante es la temporal y sólo pueden presen-
vante continúa transmitiéndose de la boca al tarse en una secuencia lineal. La naturaleza
oído, los textos están obligados a actuar "en establece los signos visuales, les otorga un ca-
condiciones teatrales, como la comunicación rácter representativo del objeto original, mien-
entre un cantante, recitador o lector, y un au- tras los signos verbales poseen un carácter
ditorio".4 El hábito de la lectura en voz alta simbólico que les permite producir un univer-
alcanza desde la narrativa hasta la poesía so sonoro que afecta al oyente en el plano
lírica, punto extremo en el que se resiente "el acústico-sensorial. Diferencias que resultan
monopolio de la transmisión que ejerce la voz decisivas para el tipo de operaciones que el
que recita y la voz que canta". 6 intelecto puede realizar con cada uno de los
Para nosotros resulta sencillo percibir una tipos de signos.
separación nítida entre las connotaciones de Por otra parte, es por la lectura en silencio
los verbos "leer", "escuchar", "ver", o entre el que se establece la fijación definitiva del texto.
autor y el narrador como sujetos de un proce- El lector silencioso ya no interviene en la
so, pero esas mismas fronteras son más difu- escena de la escritura; él simplemente permi-
sas cuando el acto socialmente relevante es la te que los signos gráficos sean capaces de
recitación pública de un texto. 6 Las dificulta- expresarse a sí mismos. Si algo escucha, es en
des para separar estas categorías provienen todo caso "la voz interior" en la que se desen-
de que en la lectura pública en voz alta el autor cadena un diálogo del alma consigo mis-
comparte con el narrador la voz del texto y con ma. Porque el texto que transmite las ideas de
el auditorio la única vía de transmisión de su otro ha dejado de ser un eco verbal más o
contenido; además, el público del texto no son menos inexacto para convertirse en un objeto
sus lectores en sentido estricto, sino los audi- en sí mismo, diferenciable del contexto en que
tores en trance de escuchar, lo cual significa fi- es emitido. Ahora puede examinarse lo dicho,
nalmente el predominio de un modo de comuni- independientemente del acto de decirlo.
cación colectivo a través de los signos verbales La lectura en silencio transforma en profun-
en el que no hay espacio para el aislamiento didad el modo de comunicación cuando irrum-
individual. pe en un mundo oral que por principio le niega
Hoy sabemos que la lectura en silencio ven- un lugar funcional. Cabe entonces preguntar-
dría a alterar radicalmente ese estado de co- se por las causas de su "invención", su desarro-
sas. Ella permitirá que se comiencen a "repre- llo y su expansión. No es difícil detectar su
sentar" de manera completa las palabras de presencia, pero es necesario derivar concep-
un ausente por medio de signos escritos. Al tualmente las razones de su existencia.
separar lo que antes era una operación única, Consideremos nuevamente las razones téc-
la lectura silenciosa hace autónomo al texto, lo nicas: aunque la escritura continua es un obs-
distancia de la voz y el complemento sonoro ya táculo considerable, no es el único. La separa-
no es necesario para el reconocimiento del con- ción entre palabras no es más que uno de los
tenido. elementos gráficos que deben ser definidos y
En adelante, la vista es, sin rival, el sentido estables para que la vista recorra el texto con
dominante y los signos visuales predominan relativa facilidad, sin soporte adicional. La
sobre los signos verbales. Esta modificación, existencia del alfabeto, su organización en un
de apariencia mínima, tiene una importancia escrito, no es aún la presentación del discur-
capital debido a las propiedades intrínsecas de so. En realidad, la inexistencia de una codifi-
los signos: mientras en los signos visuales el cación en la grafía ha hecho del texto, hasta la

66
invención de la imprenta, una base para la entre las clases dirigentes que no veían en la
oralización, más que una página destinada a lecto-escritura actividades indispensables
la lectura. para su vida, al grado de que incluso los más
V arios índices lo muestran: existe una gran instruidos entre ellos las ignoraban y mante-
diversidad de estilos de escritura y práctica- nían grupos de clérigos a sueldo para esos me-
mente ninguna convención en puntuación o nesteres. Pero a medida que los textos se mul-
en abreviaturas. Algunas de esas escrituras tiplicaron, no solamente se amplió para todos
son prácticamente ilegibles7 y la cadencia de la necesidad de leer, sino que se obtuvo una
lectura posible está muy distante del habla de las premisas de la lectura en silencio, por-
cotidiana. Es porque la escritura en la Edad que la profusión de textos plantea para algu-
Media no se ha fijado como tarea el mostrar las nos individuos la obligación de un mayor con-
estructuras del discurso, sino más bien un es- sumo y por tanto impulsa en la dirección de la
fuerzo por guiar al lector en aquello que se lectura silenciosa, que, en efecto, es varias
quiere resaltar dentro de la sonorización. Los veces más rápida que la lectura en voz alta.
escasos títulos o subtítulos parecen más indi- Sin duda, la estabilización de la grafía im-
cativos de un índice para la declamación que presa y la velocidad impulsan hacia la lectura
de un apartado conceptual, y lo mismo sucede silenciosa. Pero no son aún suficientes. La
con los signos de puntuación que se utilizan, razón más profunda se encuentra en la apari-
un punto para indicar la detención del relato y ción creciente de un cierto tipo de enunciados
una coma para prevenir una exclamación, es agrupados en textos, que exigen un tipo de
decir, una próxima elevación de la voz. ejercicio intelectual-llamémosle "analítico"-
La irregularidad en la grafía se explica por- que es incompatible con el hábito de la lectu-
que la manuescritura8 introduce una interfe- ra en voz alta. Se trata de las exigencias plan-
rencia específica en el paso de la voz al texto: el teadas por la acumulación del saber analítico
escribano no es un hombre tipográfico, y por y científico, que conducen a la lectura ensilen-
tanto, compone en el momento en que escribe. cio (aun cuando quede circunscrita a un nú-
Quizá no tanto en el momento en que copia mero reducido de individuos, situados en un
sino cuando transcribe de sus tablillas de cera mundo en que tal lectura es prácticamente
al papel un dictado, o cuando plasma en papel desconocida). Más que hablar de algo tan vago
un relato que ha compuesto mentalmente como "una nueva actitud intelectual", hay que
antes de iniciar la escritura. Todo ello hace buscar la explicación en algo más preciso: la
que "el texto se parezca más a una partitu- aparición, la multiplicación y la acumulación
ra que a nuestras páginas impresas".9 de escritos que no caben dentro de una cultura
La lectura debió ser, pues, un esfuerzo inte- oral-auditiva, porque exigen al entendimiento
lectual considerable: "exigía iniciativa y ac- una actitud por completo diferente a la ante-
ción física, al mismo tiempo que valía intelec- nor.
tual".10 Y a decir verdad, cabe preguntarse si En una cultura oral, el soporte material del
se justificaba, porque, como se sabe, la genera- contenido del mensaje es básicamente la me-
lización del hábito de la lectura requiere de moria individual, la cual debe ser capaz de re-
una producción y difusión amplia de textos y producir a través de enunciados los valores so-
hasta el siglo XVI, éstas se localizaban en cialmente significativos. Para enfrentar esta
redes de individuos que, aunque extendidas tarea con posibilidades de éxito, la memoria se
por toda Europa, eran de un número suma- otorga algunos puntos de apoyo, por ejemplo,
mente limitado. El hábito de la lectura y, por somete los enunciados a una estructura métri-
supuesto, de la lectura silenciosa, se extendió ca o formular que le facilita la repetición más
muy lentamente en las capas sociales: en el o menos automática del mensaje. De ahí sur·
bajo clero, del que se escuchan constantemen- gen las narraciones propias de la cultura oral
te quejas por su analfabetismo, pero también que son simultáneamente artefactos mnemo-

67
técnicos destinados al entretenimiento y a la punto de vista lógico, sintáctico y estilístico.
educación. Uno de esos soportes básicos de De entrada, porque el texto, ofrecido como un
la memoria es la presencia en el relato de una abanico de signos visuales, exige una actitud
serie de personajes memorables que viven hermenéutica en la medida en que su com-
sus vidas en algún tipo de secuencia temporal prensión se dificulta al no aportar consigo el
-aunque no sea un tiempo idéntico al nues- contexto en que está situado. El texto, lo mis-
tro. Los enunciados que relatan sus actos son mo que los enunciados, requieren obligatoria-
retenidos con mayor facilidad, porque la me- mente de interpretación, de explir.ación, de
moria es receptiva a las hazañas, las genealo- exégesis. Y si esto es realizable es porque la
gías, los sucesos inesperados y los personajes vista, que puede volver constantemente a las
excepcionales. Los relatos buscan instruir al premisas del escrito, ejerce la posibilidad de
auditorio acerca de un conjunto de valores tomar conciencia de las articulaciones del dis-
socialmente normativos, y lo logran conser- curso, de sus contradicciones, de las reglas que
vando en la memoria individual una serie de lo ordenan, permitiendo la explicación de la
expresiones de acción cuyos sujetos son seres racionalidad que lo estructura.
excepcionales y que se concatenan más por Es claro que este ejercicio del entendimien-
procedimientos retóricos que analíticos. Pues- to no es excepcional, pero para realizarse re-
to que el relato busca atraer y divertir, no acu- quiere de una conciencia que dialoga, no con
mula secuencias lógicas sino metáforas, simi- otros en el espacio público, sino consigo mis-
litudes, ejemplos sobresalientes, instancias, ma, en un diálogo interno que le permite movi-
etcétera. Y esto incluye en los personajes, como lizar una serie de medios lingüísticos sin los
es natural, odios, desesperación y disculpas. cuales ningún "objeto" conceptual se presenta
Se comprende entonces que el modo de co- en la experiencia.
municación de un mundo oral-auditivo sea Porque a diferencia del mundo oral, esa con-
hostil a toda una clase de enunciados como "la ciencia ya no trata de identificarse con la ac-
suma de los ángulos de un triángulo es igual a ción, sino que busca alejarse analíticamente
la suma de dos ángulos rectos". La razón es del texto. Tampoco intenta seguir con el oído,
sencilla: en este tipo de enunciados domina es decir, siempre hacia adelante en el relato,
una síntesis analítica en la que los sujetos y los los actos memorables, justos o injustos, valio-
predicados son impersonales y el verbo es sos o condenables, de héroes imposibles; por el
una cópula intemporal de tipo lógico. Esta sín- contrario, la conciencia que lee en silencio es
tesis establece definiciones y principios, y es- capaz de interrogarse acerca de la naturaleza
tructura una clase de juicio de atribución se- estable de algunas categorías o nociones, inte-
gún el cual un algo (un sujeto), es siempre de resándose, más que en las emociones del hé-
un cierto modo. No es únicamente que en la roe injusto, en qué es la justicia. Desde lue-
conceptualización se estén utilizando términos go, en ese esfuerzo por alcanzar la definición,
"universales" en el lugar de los sujetos activos, la norma o la estructura del objeto bajo exa-
sino que todo el discurso busca la estructura- men, éste pierde colorido y variedad, incluso
ción de esos términos en ciertas relaciones pierde visibilidad, porque el mundo de héroes
sintácticas o lógica al interior de proposicio- con sus glorias, sus penas, su fatalidad y su
nes que los conectan mediante cópulas y ope- honra se desdibuja en un horizonte de objetos
raciones equivalentes. intemporales, visibles sólo para el entendi-
Desde luego, la existencia de ese tipo d~ miento a través de las categorías con las que
enunciados estaba dentro de las posibilidades lo piensa. El dato inmediato y multicolor se ha
de la escritura, porque sólo ésta es apta para convertido en un orden de las razones. El uni-
fijar, dar forma objetiva y autonomía a esos verso que resulta ya no es narrativo ni históri-
mensajes. Pero lo cierto es que su aparición co, sino lógico y sintáctico, y tiende a convertir-
exigió al intelecto una actitud nueva desde el se en un sistema organizado de categorías. Es

68
un ser, pero no es un ente, es una situación tienen una serie de individuos comprometidos
sintáctica, no una situación vivida; es por eso con la exploración creativa de la cultura --que
que sugiere la existencia de un mundo de es la función del "intelectual". Pero además de
objetos conceptuales intangibles. que su actuación tiende a borrarse en benefi-
La lectura silenciosa es, pues, indicio de que cio de la memoria colectiva, esos intelectuales
el entendimiento está ejerciendo una actividad no orientan su actividad hacia la reflexión
específica, diferente de la de mimetizarse con individual, sino justo en el sentido inverso,
la narración: es la función de pensar sobre hacia la actualización y rememoración de los
el pensamiento, de razonar. Al interrumpir el valores compartidos. En todo caso, la lectura
sueño colectivo e hipnótico de la cultura oral, en silencio es un nuevo comportamiento del
la lectura en silencio posibilita algo que el individuo intelectual.
mundo narrativo cancela: la aparición del yo Por otra parte, tampoco deseamos sostener
del entendimiento como universo autónomo y que lo que antecede a la lectura en silencio sea
minúsculo que, de manera independiente a la simplemente un mundo simplificado y abstru-
voz inmemorial y colectiva, es capaz de refle- so. Como lo muestra la literatura a lo largo del
xionar y de pensar. Por supuesto, no es que el siglo XV, la lectura en público incluye la exis-
hombre piense por vez primera, pero es la tencia de obras escritas en un lenguaje muy
primera vez que en la soledad y en silencio complejo, sin que ese modo de transmisión
dirige sus pensamientos hacia esa misma re- limitara el número de lectores, más bien am-
flexión y se obliga a situarla en un cuadro pro- pliando su recepción con un mayor número de
pio y coherente. La lectura silenciosa no es oyentes. El analfabetismo no es una barrera
una nueva facultad, pero es una nueva orien- insuperable para la existencia de un público
tación de las facultades existentes hacia la numeroso habituado a narraciones de gran
reflexión, a través de una conciencia indivi- calidad. Además, el mundo oral no carece de
dual, aislada, que ejerce una indagación críti- sutileza y complejidad. Ejemplo de ello es la
ca de sí misma. experiencia religiosa en la Edad.Media; la pré-
En el diálogo del alma consigo misma sur- dica suministraba a la población una compren-
ge un pensamiento en silencio, una voz inte- sión sofisticada de los textos bíblicos y de sus
rior. Como lo mostró el sacrificio de Sócrates, elevados conceptos. La lectura silenciosa no
la aparición de esa novedad es susceptible de descubre, pues, ni al intelectual, ni la sutileza
provocar una conmoción, porque la voz de la o ccmplejidad del intelecto, sino simplemente
cultura oral es una voz sonora y pública, y no acentúa, orienta la capacidad de reflexionar
una voz individual e interiorizada. ¿cómo po- sobre sí y sobre la coherencia de las facultades
dría el mundo oral aceptar sin recelo la exis- intelectuales. Aunque esto no es de ningún
tencia de un mensaje personal e interior que modo desdeñable, pcrque con ello se indica la
ningún otro individuo puede escuchar? La lec- existencia y la multiplicación de hombres de-
tura silenciosa, este acto literalmente "priva- cididos a dedicar sus vidas a esta nueva fun-
do", indica que se ha realizado una transforma- ción del intelecto.
ción social profunda, en la cual la comunidad Nadie pondría en duda que en la historia de
está en trance de separarse de la situación la producción de conocimientos existe un segui-
oral-auditiva creando un nuevo tipo de inte- miento vi...'"l.culado con los procesos de simboli-
lectual, el lector solitario, cuya obligación pri- zación y con el manejo de signos. Pero es me-
mera es aceptar por completo las implicacio- nos reconocida la importancia que actos como
nes de la existencia del documento. la escritura y la lectura de esos signos tienen
Al referirnos a un nuevo tipo de actividad para esa misma historia intelectual. Quizá se
del intelecto no deseamos sostener que con la debe a que siendo tan familiares, apenas pare-
lectura en silencio aparece por primera vez un cen requerir de nuestra atención. Aquí se ha
grupo de intelectuales. Las sociedades orales intentado, en todo caso, mostrar, al menos en

69
lo general, lo que el acto de leer en silencio nicación, en el diálogo con otros o consigo
posibilita, en tanto que instancia de comu- mismo.

Notas
1 El cual, por supuesto, debe todo a un grupo de 4
Idem, p. 111.
historiadores y filósofos, deuda que intentamos dejar 5 Idem, p. 109.
clara en la bibliografía. 6
Paul Zumpthor, La letra y la uoz. De la •literatura•
2
Svenbro, J., Phrosikleia. Anthropologie de la lectu re medieval, p. 143.
7
dans la Grece ancienne, pp. 72-73. Idem, p. 112.
3 Margit Frenk, *'Lectores y oidores'. La difusión oral 8 El término es de Paul Zumpthor, ídem, p. 118.
9
de la literatura en el Siglo de Oro", Actas del VII Congreso Idem, p. 135.
Internacional de Hispanistas Giuseppe Bellini, tomo 1, 10 Idem, p. 124.

Roma, Bulzoni, 1981, p. 112.

Bibliografía

Detienne, Marcel, Les savoirs de l'éscriture dans Ong, Walter, Oralidad, México, Fondo de Cul-
la Grece ancienne, Presses Universitaires tura Económica, 1987.
de Lille, 1988. Stock, B., The Implications of Literary, Prin-
Havelock, E., Aux origines de la civilisation ceton, 1983.
écrite en occident, París, Editions Maspero, Svenbro, J., Phrasikleia. Anthropologie de la
1981. lecture dans la Grece ancienne, París, Édi-
Knox, B.M.W., "Silent Reading in Antiquity", tions la Découverte, 1988.
Greek, Roman and Bizantine Studies, 9, Zumpthor, Paul, La letra y la voz. De la "litera-
1968, pp. 115-126. tura" medieval, Madrid, Ediciones Cátedra,
1989.

70

También podría gustarte