Está en la página 1de 20

PADRES E HIJOS: NUESTRO SALON DE CLASES MÁS DIFICIL

LECCIONES SOBRE “UN CURSO DE MILAGROS” Kenneth Wapnick, Ph.D.

CD 1
1.- “Padres e hijos, nuestro salón de clases más difícil”: creo que el título es por
demás ilustrativo. Me gustaría saber si todos coincidimos que se refiere a una
doble perspectiva, vale decir al punto de vista de ser niño y crecer, y al de un padre
que aprende respecto a su relación.
En primer lugar quisiera referirme brevemente a algunas lecturas que hemos
recomendado, ya que ellas tocan diversos aspectos de lo que hablaremos. Las tres
primeras lecturas del texto: “Creando versus la imagen propia”, “La enseñanza y
el aprendizaje adecuado” , y “El ego y la falsa autonomía”, lidian con el problema
de la autoridad, ya sea del punto de vista del padre como del niño; las siguientes
dos lecturas, tomadas del texto “Ilusión y realidad”, y “La elección de la plenitud”
son de las más importantes, desde el punto de vista de las relaciones especiales, ya
sea de un modo teórico, como de la pura experiencia práctica.
práctica. Su punto medular es
destacar como cualquier circunstancia en la vida nos ofrece una oportunidad para
perdonar, de la cual nadie puede escapar, ya que es inherente a la relación padre-
hijo.
Hay tres niveles de enseñanza de los que nos habla Jesús: el incidental, que sucede
por única vez y no volvemos a experimentar, el segundo es el que está circunscripto
a un cierto tiempo, pero que es intenso, dando lugar a valioso aprendizaje, y el
tercero que se refiere a experiencias de vida, que permanecen con nosotros por
siempre. En esta categoría ubicamos a aquellas relacionadas con nuestras esposas,
así como entre padres e hijos, a las cuales nos referiremos en el curso de estos 3
días. Mi idea original, al diseñar la estructura de la charla, era dividirla en dos
secciones: el perdón desde el punto de vista del padre, y el perdón desde la
perspectiva del niño; sin embargo, si lo analizamos en detalle, ambos aspectos
están interrelacionados, y son aplicables a todas las figuras de autoridad, no
solamente parentales,
parentales, siendo su base la experiencia de ser un niño y crecer.
2) Me gustaría comenzar por leer parte del mensaje que Jesús le dio a Helen para
Bill: una de las lecturas que asignamos de “La enseñanza y el aprendizaje
adecuado”, al comienzo de la unidad 4, está ampliamente basada en dicho mensaje
y en la relación padre-hijo, motivo por el cual la estaremos leyendo. El contexto,
sin embargo, es diferente: Bill, que era un excelente orador público, con una
magnífica voz y sentido del humor, le aterraba hablar en público, y más aún
enseñar.
Esto sucedió en el semestre de primavera de 1966, y el curso comenzó en otoño de
1965; se le solicitó a Bill que ofreciera un curso de psicología a nivel universitario,
lo cual le resultaba intimidante. De hecho, Helen tuvo que brindarlo junto con él, y
el mensaje se le brindó para ayudarlo con su bloqueo, el cual estaba originado en
un conflicto de autoridad.
Extraeremos un fragmento de fin de la unidad 3, eliminando aspectos personales y
enfocándonos en lo general. “Como se ha frecuentemente afirmado, nadie adopta
TODAS las actitudes de sus padres como las suyas”. Lo que Jesús hace aquí es
relacionar los miedos de Bill con los de sus padres, pero Helen señala que sólo una
parte de las actitudes parentales se adoptan, habiendo un proceso de elección
propia al crecer. Por ejemplo, Bill no retuvo las creencias políticas de sus padres,
por creerse autónomo en ese aspecto; en una palabra, Bill decidió libremente sobre
qué aspectos él sería libre, y sobre cuáles se sentiría atado, utilizando excusas para
explicar porqué esta determinado en algunas áreas y no en otras.
El punto en cuestión es que es mentira que nosotros somos lo que nuestros padres
desean que seamos, o que hayamos abrazado la opción de estar atados en el pasado
para justificar lo que somos ahora, o lo mal que nos sentimos. No hay ningún
fundamento real en este sentido: no obstante, una teoría sicológica desarrollada en
la década de los 60 llamada “la teoría de la madre esquizofrénica”, se enfoca en
como culpamos a nuestros padres, incluso de esta enfermedad.
3) Ahora explicaremos que es lo que sucede en el caso de Bill: debe haber alguna
aguda cuestión en SI MISMO que lo hace propenso a considerar excesivamente
consideraciones ajenas sobre su propio valor. Esa cuestión debe ser considerada
como punitiva; no podemos justificarla en el hecho que los padres tienen la
autoridad, y los hijos son inocentes
i nocentes e indefensos, ya que ello no es así; esto debe ser
entendido en el nivel de la mente, y no del cuerpo, lo cual analizaremos más tarde.
Esta diferencia es puramente temporal, y una cuestión de maduración: no durará
en la medida que no nos aferremos a esa cuestión; es puramente ilusoria, y en la
medida que crecemos nos transformamos en una réplica física y emocional de
nuestros padres, eliminando dichas diferencias, claro está si no nos aferramos al
pasado. La culpa nunca está basada en el pasado, sino en una decisión presente de
HACER RESPONSABLE lo que sucede hoy en día, en cuestiones ajenas a nuestro
control, que pasaron en el ayer.
Una de sus experiencias pasadas es que sus padres nunca lo valoraron: Bill tenía
una hermana mayor que falleció durante su infancia, y sus padres quedaron
desconsolados al respecto. Cuando Bill era muy joven, desarrolló una enfermedad
llamada fiebre reumática, por lo que quedó muy delicado; cuando finalmente se
recuperó, é l recuerda haber recibido el claro mensaje de sus padres de que “murió
el niño equivocado”. Si bien esto no es específicamente mencionado, es parte del
contexto, y es algo difícil de olvidar; veremos más adelante que un padre no puede
ser afectuoso y dedicado si aun retiene consigo este tipo de conflictos: el secreto
para ser un padre íntegro es haber superado estas percepciones arraigadas en la
niñez, y fundamentalmente el decir “las percepciones de mis padres sobre mí son
responsables de mis propias percepciones.
4) También nos habla de una vez que el padre de Bill ingresó a la oficina de este
último furioso, y “destrozó” la misma. Pues bien, cuando est o sucedió, resulta claro
que Bill de algún modo debe haber permitido que su padre efectuara semejante
acción. Lo que queremos decir no es que Bill es RESPONSABLE de que
destrozaran su oficina, pero a cierto nivel lo debe haber permitido; el comentará
este episodio en numerosas oportunidades, demostrando la importancia que le
otorga en su propio pensamiento distorsionado.
Ahora analicemos cuántas veces hemos contado, una y otra vez, incidentes
sucedidos en el pasado, que no tiene
ti ene porque ser lejano, ya que puede
pu ede ser reciente, o
incluso ayer; con qué frecuencia referimos episodios de abuso físico y emocional
que tenemos en la memoria. Le pagamos muchísimo dinero a un terapista para
narrar ese evento una y otra vez, dándole indirectamente gran importancia ya que
de algún modo deseábamos que pasara. Insisto, no es que seamos responsables de
esos hechos, sino solamente de que nos aferramos, de que no los DEJAMOS IR.
Algo está descomponiéndose en nuestra conciencia, y no es lo que sucedió, sino la
culpa que genera el hecho que ese algo nos haya sucedido.
El punto de la enseñanza de Jesús, para Bill, Helen y todos nosotros es que nadie
está justificado en verse a sí mismo como una víctima inocente de tratamiento
injusto; y si así nos vemos, es porque de una forma subliminal “queremos” ser
tratados injustamente. Si yo me percibo como víctima inocente, y me aferro a ello,
no hay forma que pueda evitar ser así en mi relación padre-hijo, ya sea en el ver
que mis hijos son injustos conmigo, o en mi caso abusando en mi autoridad.
Cuando abuso en mi autoridad, hay una parte inconsciente que desea que ello
suceda. ¿Por qué entonces nos aferramos tanto, aun cuando el propio BillBi ll asume la
importancia del hecho diciendo “¿Cómo pudo hacerme esto? ”, la respuesta de
Jesús es que su padre realmente no se lo hizo a él; su padre se lo hizo a la oficina, o
en su caso a sí mismo, pero no a Bill; cualesquiera fueran las percepciones del
padre de Bill, el problema se genera porque Bill establece un nexo conectivo
diciendo “me lo hizo a mí”. Ese es el quid de la cuestión: nadie nos hace algo a
“nosotros”, nos lo hacemos a nosotros mismos, proyectándolo, y así nos sentimos
victimas. El punto de Jesús es que debemos aceptar responsabilidad por nuestras
propias decisiones y culpas; si bien no somos responsables de lo que otros hacen, sí
lo somos de tomar la decisión que esos hechos nos AFECTEN. Esos eventos podrán
afectar nuestro cuerpo, pero no debemos dejar que afecten nuestras mentes.
La pregunta de “cómo pudo hacerme …” es en realidad una exteriorización de que
nos sentimos víctimas; no debemos aferrarnos a ello y dejar que nos condicione
por siempre.
5) La pregunta que Bill debe hacerse con total honestidad es si está de veras
dispuesto a demostrar que su padre no lo ha lastimado. A menos que así sea, el no
está pronto para perdonar, lo cual es una cuestión medular en este curso; la forma
en que uno demuestra la habilidad para perdonar es a través de su
invulnerabilidad a los ataques. Lo central es un cambio de pasar a centrarse en el
cuerpo, que es vulnerable,
vulnerable , a la mente, que no lo es: puedes haber herido mi
cuerpo, auto, cuenta bancaria, pero no a mi esencia.
El curso no está escrito para niños, en el sentido físico, que no están maduros para
esta capacidad de perdonar, sino para “niños” en un sentido emocional, lo que
Jesús le está diciendo a Bill es que su problema de inseguridad frente a la clase está
relacionada con su incapacidad para perdonar a sus padres. “Yo no puedo
enseñar, porque tú me heriste, elegiste a mi hermana sobre mí. Eso es lo que
hacemos cuando contamos nuestras historias una y otra vez, en una percepción
distorsionada del efecto que ha tenido en nuestra forma de ver las cosas, por
ejemplo, cuando contamos una y otra vez un evento del pasado distante o reciente
en el cual un profesor o jefe han sido injustos, y ello nos hace sentir “mejor” en la
medida que refuerza nuestra percepción de sentirnos víctimas.
6) Jesús afirma que cuando hablamos de sicoterapia, enseñanza o paternidad,
tenemos una situación que es básicamente la misma, en el sentido que las dos
partes no son iguales, sea profesional-paciente, profesor-alumno o padre-hijo.
Nadie puede sobrevivir independientemente mientras esté dispuesto a ser juzgado
a través de los ojos de los demás; ahora bien, como niño es muy difícil no ser visto
a través de los ojos de los padres, pero en el caso de Bill, el error es aferrarse a ese
concepto para justificar que su vida profesional o emocional no sea exitosa.
Los niños tienen egos plenamente desarrollados, ellos piensan “yo estoy aquí, pero
yo no pedí venir aquí”; los padres no crean ese ego, solamente lo refuerzan.
Debemos aceptar que somos mucho más que una imagen, ya que si nos centramos
sólo en esto nos convertimos en idólatras, sustituyendo la imagen pura que Dios
tiene de nosotros por nuestras propias imágenes, e invitamos a las personas que
nos rodean a reforzar esas imágenes distorsionadas.
7) Bill no tiene justificación
justificación alguna para
para perpetuar
perpetuar una imagen
imagen ya que el ser ser
persona es mucho más que eso, lo que se aplica a cada uno de nosotros.
Usualmente sustituimos la entidad pura y gloriosa que Dios creó por nuestras
propias percepciones, haciendo responsables a nuestros padres de transformar
criaturas inocentes en víctimas, y no recordando en qué momento preciso sucedió
dicho proceso. Nos vanagloriamos de tener una personalidad, pero decimos “yo no
la hice”; en la medida que admitimos la posibilidad que personas del presente,
pasado o futuro nos puedan lastimar, no estamos dispuestos a aceptar quiénes
somos en realidad. Esta es una forma peculiar de narcisismo, en el sentido estricto
de estar centrado en nuestra propia imagen y creer que el mundo gira en torno a
nosotros, afirmando “Me lo hicieron a mí”
8) Los padres
padres de Bill tuvieron percepciones
percepciones equivocadas de su hijo, y ello
obstaculizó que accedieran al verdadero conocimiento. Sin embargo, no hay
motivo para que esas percepciones obstaculicen el conocimiento propio de Bill.
Sin embargo, es cierto que una persona creerá que efectivamente le hicieron algo,
lo cual es altamente peligroso y destructivo para su conocimiento; esto no es sólo
cierto referente a la relación padre-hijo, sino a la relación con amigos. En efecto,
podemos creer que debemos responder a sus percepciones, como si fueran ciertas,
y al vernos afectados, o reaccionar en forma auto-destructiva, estamos aprobando
sus percepciones viciadas. Ellos nos ven de cierta manera, pero eso no es
necesariamente
necesariamente de la forma como somos.
Nadie tiene el derecho de cambiar de acuerdo a diferentes circunstancias; es
nuestra OBLIGACION el establecer, sin dejar lugar a dudas, que no estamos
dispuestos a alinearnos o identificarnos con percepciones equivocadas que otros
tengan de nosotros.
9) Si un maestro se enfoca en factores totalmente irrelevantes tales como las
condiciones físicas del salón, número de estudiantes, horarios, etc. perderá el
conocimiento de su verdadero objetivo, del conocimiento de lo que cada relación
interpersonal debe ser.
No es veraz afirmar que las diferencias
di ferencias entre alumno y maestro sean duraderas; lo
cierto es que su encuentro está destinado a abolir dichas diferencias. Al comienzo,
ambas partes se encuentran sobre una base de no igualdad en términos de
habilidad y experiencia, y el foco del maestro es proporcionarles más de lo que es
temporalmente suyo. El maestro les da más a los que menos tienen,
aproximándolos a un plano de igualdad con sí mismo, creciendo como persona al
mismo tiempo. Hay un interés común, compartido, y la confusión a menudo se
genera porque ambas partes no ganan las mismas cosas, ya que no NECESITAN
las mismas cosas: si así fuera, sus respectivos, aunque temporales, roles no
conducirían a un beneficio mutuo. La liberación de miedo y aprensiones puede ser
lograda por maestro y alumno SOLAMENTE si no se comparan en términos de
sus necesidades o posiciones de autoridad, conocimiento y experiencia.
10) Presumiblemente, los niños deben aprender de sus padres; al mismo tiempo,
los padres obtienen
obtienen conocimiento
conocimiento pero de diferente tipo. Lo mismo
mismo sucede en el
caso del maestro-alumno:
maestro-alumno: los niños sólo tendrán
tendrán un conflicto
conflicto de autoridad si
admiten que su imagen es influenciada POR la autoridad. Esto configura un acto
de VOLUNTAD de su parte, ya que están optando por percibir la autoridad
equivocadamente
equivocadamente y CONFERIR el poder a otra persona
persona externa.
Un MAESTRO con problemas de autoridad es solamente un alumno que se niega a
enseñar: lo que él desea es mantenerse en una posición de autoridad en la cual
pueda ser malinterpretado, lo cual a su vez lo hace estar resentido contra la
enseñanza, ya que subliminalmente
subliminalmente está aferrado
aferrado a la idea que alguna vez sus
padres, maestros o figura de autoridad le hicieron objeto de abusos.
11) En 1908 Freud escribió en un ensayo titulado “Cuestiones familiares” que “la
liberación de un niño de la autoridad de sus padres es consecuencia
consecuencia del crecimiento
y una de las etapas más necesarias, pero al mismo tiempo dolorosas, de su
desarrollo.”

No se refiere a una rebelión en el sentido estricto, sino a aceptar que nos liberamos
cuando reconocemos que nuestros padres no tienen auténtica autoridad sobre lo
que somos, lo que conlleva es un estado de maduración normal. En una palabra,
hemos logrado crecer, cuando estamos prontos a liberarnos de la carga de que
nuestros padres nos digan qué debemos ser, y cómo debemos ser. Una implicancia
es que, a menos que resolvamos esto que Freud conecta con el complejo de Edipo,
nunca seremos realmente libres, sino solamente adultos que no han resuelto este
conflicto de autoridad. En ese sentido, la teoría de Jesús es la misma que la de
Freud: los conflictos de amor-odio deben ser resueltos para que seamos plenos y
felices.
CD 2
1.- Como hemos afirmado, un maestro con conflicto de autoridad es en realidad un
alumno que se niega a enseñar a otros; lo que él desea es mantenerse en una
posición en la cual pueda ser objeto de una percepción equivocada, o ser
malinterpretado,
malinterpretado, como forma de auto-justificarse. Haciendo una analogía, un
padre con conflicto de autoridad es un hijo que se niega a actuar como padre y
obrar con verdadera madurez.
Tal maestro con conflicto de autoridad últimamente
últi mamente se comportará en forma
inmadura, ya sea procediendo autocráticamente,
autocráticamente, con tiranía, o permitiendo el ser
atacado por sus alumnos. Esto es lo que le sucedía a Bill, ya que él seguía
reflejando las concepciones equivocadas
equivocadas de sus padres, en lo que constituye un
comportamiento
comportamiento inmaduro, pues no se hace cargo de su actual voluntad. Esto lo
hace estar resentido con la enseñanza, debido a lo que él “cree” que se le ha hecho.

Para Jesús, la única forma de abandonar este particular aspecto del desierto de
culpa, es “dejando ir” tales percepciones, no aferrarse: hay que liberarse de tales
obstáculos, y de todas las personas involucradas en el mismo, negándose
absolutamente a condescender con esos errores. Jesús dice que la forma de llegar a
la verdad, es no negándola: para ello, no debemos participar en una percepción
equivocada, la de basar la imagen de uno mismo en los conceptos de los demás, y
así renunciar a nuestra libertad. Ni el maestro ni el alumno están realmente
prisioneros del aprendizaje, la enseñanza o aún el rehusarse a enseñar, a menos
que estas sean usadas como una forma de atacar a aquel que momentáneamente se
halla en una posición de autoridad diferente.
2.- Continuando este concepto, el rol de un maestro, o de un padre, adecuadamente
adecuadamente
concebido, es el de guiarse a sí mismo y a otros fuera del desierto de separación, no
dando al alumno/hijo autoridad sobre sí, y no creyendo que el alumno/hijo tiene
autoridad, por ejemplo al perder el control y enojarnos con ellos. Cada vez que
levantamos la voz, y no somos pacientes, con una mira punitiva  –  no
 no estamos
hablando de poner límites, lo cual es necesario - de alguna forma el niño se sentirá
triunfante, y no estaremos escuchando a Jesús; todos pierden por la intolerancia:
i ntolerancia:
padre, hijo, maestro, alumno.
Vale referirnos al punto de vista bíblico, donde nosotros le hacemos perder la
paciencia a Dios, lo hacemos enojar: el secreto de ser un buen padre es no dar el
poder a nuestros hijos para hacernos enojar, y después sentirnos culpables por
ello, o dejar que nos hagan sentir culpables
La gran falacia es pensar
pensar que los padres son responsables
responsables del destino de un niño,
ya que los niños tienen egos totalmente desarrollados: ellos pueden y deben hacerse
cargo de sus decisiones llegado el momento de la madurez, nunca afirmando “mi
padre es responsable de mis errores pro fesionales, mis relaciones de pareja”.
Cuando no tomamos las acusaciones de nuestros hijos a pecho, no estamos siendo
padres irresponsables,
irresponsables, o lavándonos las manos: estamos simplemente reafirmando
el poder de la conciencia, de sus decisiones y voluntad, y no negándola. Lo que
Jesús nos dice es que debemos evitar que nuestros hijos u otras personas cercanas
nos arrastren al arenero de la culpa; en lugar de ello, debemos ayudar a que cada
ser cercano, niño o adulto, y a su debido momento, asuma su propia
responsabilidad.
3.- El valor de guiarse a uno mismo y a los semejantes fuera del desierto no puede
ser subestimado, ya que Jesús dedicó su vida al mismo: repetidamente, él les pidió
en el Nuevo Testamento a sus discípulos, “Levántate y anda”. En otras palabras,
para que los discípulos puedan, a su vez, ser buenos maestros, deben interpretar
sus enseñanzas como el propio Jesús, y para ello él ha hecho un esfuerzo total en
enseñarles a no tener miedo: en el momento que están prontos para caminar a su
lado, ya no habrá diferencias; ese es el rol de cualquier persona que ostente la
autoridad, emplearla de tal forma que al final del proceso dicha autoridad
desaparezca
desaparezca en el contexto de la paz y el amor. El objeto último de toda enseñanza
es eliminar el miedo, la autoridad, como formas para llegar a la verdad. Un error
frecuentemente
frecuentemente cometido por sicólogos, educadores y el clero, es concebir el rol de
un padre o maestro comocomo el rol de Dios; un maestro no eses verdaderamente la
autoridad, sólo está temporalmente ostentando dicho rol, hasta que sea abolido, en
términos de forma. En suma, debemos comprender la diferencia entre ser
autoritario –  lo
 lo cual contradice estos conceptos
conceptos  –  y
 y actuar con autoridad, en pos de
un bien mayor. El que es autoritario, no puede  –  y y no sabe  –  enseñar
 enseñar realmente.
4.- Bill estaba en lo cierto al afirmar que este curso  –  El
 El Curso de Milagros - es un
pre-requisito para el suyo. Sin embargo, estaba afirmando mucho más que eso: el
propósito de este curso, es el de preparar para el auténtico conocimiento, en
cualquiera de sus formas.
formas. De igual modo que Jesús, si llegamos a ser ser como él, si lo
seguimos, podremos enseñar al resto; y enseñar implica mostrar respeto a quien
enseñamos,
enseñamos, ya que nos separa meramente una diferencia de forma: por ende
debemos aprender a escuchar,
escuchar, sin juzgar, ni criticar, ni destratar, ni poner a nadie
en un pedestal.
5.- Cada vez que decimos que podemos funcionar en ciertos roles y no en otros, lo
que realmente estamos haciendo es evitar el asumir compromisos; por ejemplo, si
Bill cree que está lidiando
li diando con la cuestión del miedo al meramente funcionar como
un administrador o maestro de internados, se está solamente engañando a sí
mismo. Ciertamente, debe respetarse más: no hay nada más trágico que mentirse a
uno mismo, ya que ello implica que nos percibimos como criaturas tan poco
valiosas, que el auto-engaño es más valioso que la verdad. Por lo tanto, o bien
podemos afrontar todos los roles que estamos destinados a cumplir, o realmente no
funcionamos en ninguno de ellos: es una cuestión del todo o nada.
6.- Es importante precisar este concepto: o somos capaces o no, - lo cual
ciertamente no significa que podamos hacer “realmente” todo -, pero sí nos habla
de tener una actitud orientada a los milagros. Cuando Bill dice “no puedo
enseñar”, él está cometiendo los mismos errores de los que habló previamente,
cuando actuó como si las leyes
l eyes universales del amor, paz y felicidad aplicaran para
todos “excepto” a él mismo. Esto no es sólo arrogante, sino flagrantemente falso;
las leyes universales deben
deben aplicársele,
aplicársele, a menos que él no exista, por el sólo hecho
de su existencia, ya que todos somos hijos de Dios.
PREGUNTA DE LA AUDIENCIA: “¿Podría ser más más específico sobre cómo afecta
a Bill la relación con sus padres,
padres, en términos de sus pro blemas actuales? “
RESPUESTA: “Freud habló de un concepto llamado “repetición compulsiva”, por
el cual nos vemos inducidos a repetir comportamientos
comportamientos que nos marcaron una y
otra vez: Bill cree que ha sido rechazado y herido por sus padres, y se aferra a ello.
Además, tiende a estar cerca de personas que lo “traicionan” o lastiman, como
forma de auto- justificarse, y decir “mis padres, amigos, todos lo han
ha n hecho”. Es
una necesidad para él, porque su mundo se basa en eso.
En términos prácticos, en el caso de los terapeutas o padres, es importante no
contra- atacar cuando seamos atacados por pacientes/hijos, para que ellos no estén
en actitud defensiva. En suma, enfrentemos posibles ataques con actitud de
reflexión y paz (optando por el milagro), como una forma de proporcionar
verdadera enseñanza.
P: “¿Qué sucede cuando como padre traslado lo que supuestamente me hacen mis
hijos, por ejemplo no los llamo, si no me llaman? “

R: Lo primero es reconocer que es un problema nuestro, y no de nuestros hijos. Lo


segundo es no culpar nuestros problemas de adulto a lo que nos paso como niños,
aferrándonos de ese modo a nuestro ego. Subliminalmente, quizás estamos
repitiendo algo que nos pasó; hay que reconocer lo que estamos haciendo en el
momento para ser libres y felices,
f elices, asumir la responsabilidad por decisiones
actuales, y no conectadas con el pasado; lo que sucedió en la niñez es un hecho
pasado, lo que importa es que estamos rechazando el amor en la actualidad.
P: “¿Podría hablar sobre cómo se conecta la cuestión de los sentimientos de culpa
con El Curso de Milagros?”
R: Bill cree que merece que su oficina sea destrozada, o que sus alumnos lo
destraten, ya que ostenta sentimientos de culpa por hechos del pasado. Pero eso
está en su inconsciente. La culpa es una experiencia sicológica del pecado pero no
es tangible, ya que acontece
acontece en el nivel de conciencia; por ejemplo,
ejemplo, cuando
decimos “me siento culpable”, eso es solamente un pensamiento.
CD 3

1) PREGUNTA: “Un participante contó el caso


c aso de cuando tuvo que hacerse cargo de sus
padres a una edad muy temprana, asumiendo responsabilidades muy grandes para
su edad; me gustaría comentara sobre esas situaciones en las cuales los niños deben
hacerse cargo de sus padres, actuando como niños y adultos al mismo tiempo.”

RESPUESTA: Probablemente no haya nada más devastador para un niño que ser el padre de
sus padres; esto sucede cuando los padres comienzan a tratar a sus hijos como si fueran sus
iguales, o adultos. Recuerdo una oportunidad en que estaba trabajando en un campamento
de verano; mi labor consistía en un trabajo de investigación referente a ir a entrevistar
familias. En uno de los hogares, uno de los padres llamaba a su hijo de 7 años, “papá”; lo
realmente horrible no es que sólo lo llamara así, sino que lo trataba de ese modo, como un
igual. Un niño es un niño, y esto puede llevar al comportamiento abusivo, ya sea físico,
psicológico o sexual, en el cual él se transforma en objeto de satisfacción, necesidad o de
sadismo.

Hay muy poco que el niño pueda hacer al respecto, y por supuesto que si la el organismo
competente constata un problema así puede llegar a tomar cartas en el asunto; para el niño
en cambio, ya es más difícil. Sólo puede tratar de sobrevivir a este período conflictivo, y
luego como adulto, tratar de ver las cosas desde una óptica diferente.

Pero no cabe duda, este comportamiento es tan dañino como no dar al niño responsabilidad
de ningún tipo, infantilizándolo: puedo citar el caso de una ocasión en la que mi padre me
solicitó recoger de la lavandería unas camisas, y el costo ascendía a un dólar. Por lo que le
dije a mi padre, “yo lo cubro”, y el se indignó, no aceptándolo de ninguna manera.

Recordemos que la única familia que es totalmente libre de ego es Dios y su hijo; ninguna
otra familia es perfecta: la mayoría de nosotros tenemos alguna historia que contar, a la que
nos aferramos con culpa e indirectamente nos comparamos con los que nos rodean, “Mira lo
que me pasó”, o “Mira lo que me hicieron”.

A veces un abuso flagrante es mucho más fácil de lidiar que uno sutil; no es una situación
fácil, pero por lo menos es claro. Lo difícil es el caso en que un padre le dice a un hijo que lo
ama, y después lo trata como si lo odiara.

2) P: “¿Puede comentar sobre lo que es en realidad tener preocupación de madre, por


ejemplo, es válido cuando me preocupa cómo le va a mi hijo en su trabajo? ”
R: Cuando tenemos esa clase de preocupaciones, en realidad lo que tenemos es una
inquietud de ayudarlo a tomar una nueva decisión, a nivel de conciencia. También nos afecta
la posible culpa de pensar que no hemos hecho lo correcto como padres, pues sentimos que
cualquier cosa que sucede es últimamente nuestra responsabilidad.

Cuando nuestro hijo tiene 10 años es normal que estemos más involucrados en temas de
forma, pero cuando tiene 30 el punto medular es aceptar que eso es lo que él desea hacer,
aunque estemos en la certeza que está absolutamente equivocado. No le diremos que está
equivocado, ya que es su decisión, la de su ego, ya sea la de elegir una pareja no
recomendable, o un trabajo insalubre.

El mensaje que debemos darle es que cualesquiera sea su decisión, está en lo correcto, ya
que vuestra relación de amor no está en peligro; es un conflicto de amor, no de contenido,
que es el amor de Jesús. Por ende, a menos que específicamente soliciten nuestro consejo,
no lo daremos, ya que no importa lo que suceda, igual amaremos a nuestro hijo.

En definitiva, este es el mensaje de Dios, que nos ama y nos perdona por encima de todas
las cosas: el niño desea saber que no importa si nos desobedece, o si discrepa con nosotros,
igual es y será amado.

3) Lo importante es enfocarnos en el contenido, el amor, y no la forma; no hay


significado en la forma, y nunca lo habrá. En términos prácticos, cada vez que una
relación de familia se transforma en ritual, “te amaré si sacas buenas notas”, “ te
amaré si tratas bien a tu hermano menor”, “te amaré si no limpias tu cuarto”, el
mensaje es justamente referido a comportamiento. No se trata de poner límites,
sino de crear culpa, ya que el mensaje es “mamá estaba feliz hasta que le diste esas
noticias”; no se trata tanto de lo que decimos, sino de cómo lo decimos. Pensamos
que se trata de amor, pero en realidad se trata de odio; las palabras predican
dulzura, pero las actitudes, en el contenido, dicen lo contrario.
Jesús habla de honestidad, en sentido de consistencia; cuando nuestras palabras no
condicen con lo que hacemos, estamos siendo inconsistentes, y por ende deshonestos. Se
trata de buscar hacer lo que profesamos: por ejemplo, es muy común en religión, que le
decimos a Dios lo mucho que lo amamos, y muchas veces no lo hacemos. El nos pide que
amemos a nuestros semejantes como a él; ahora, ¿lo hacemos realmente? Es una cuestión
de doble mensaje en términos de contenido, no un conflicto de forma. El mensaje que
debemos dar es el contenido del AMOR, el ser sensitivo a lo que quiere ser o necesita
nuestro hijo, no imponerle lo que queremos que sea.

4) P: “En este curso, ¿es la palabra “demostrar” concebida


concebida en el nivel de la mente y la
conciencia, o de las acciones efectivas?

R: Todo se trata de la mente, de sentir que Jesús vive dentro de cada uno de nosotros. Cada
vez que nos involucramos en temas de forma, elevándolo sobre el contenido, nos alejamos
de las enseñanzas del amor; cuando deseamos que nuestro hijo sea el mejor de su clase, o
que saque niveles A, ¿cómo sabemos que es lo mejor para el niño? Pues no lo sabemos:
estamos cayendo en la trampa de nuestro ego, de querer imponer lo que pensamos.

Recordemos una vez más la definición que da Jesús de “honestidad”: en el caso


c aso de un
régimen dictatorial, por lo menos recibimos lo que vemos, lo que no significa que sea bueno;
pero sí es visible, y por ello más fácil de solucionar que un caso sutil o encubierto.

5) P: “Me gustaría clarificar una vez más los efectos de poner a los hijos límites; ¿es ello
válido siempre y cunado me mantenga en el contexto del amor de Jesús?

R: “Efectivamente, cuando ponemos límites debemos hacerlo con amor, sin ánimo punitivo;
es como el caso de dos maestros, uno que es didáctico y paciente, y otro que es impaciente y
que grita a sus alumnos, inspirando miedo, pero en el primer caso, tendrá lugar un
aprendizaje más efectivo.

No podemos negar que a veces los efectos en términos inmediatos del miedo pueden ser
aparentemente eficientes, en la medida que es breve, y directo, “nuestros subordinados nos
obedecen”, “el niño limpia el cuarto”, pero tengamos en cuenta del mismo modo que los
beneficios a corto plazo se pierden, y los efectos del miedo, y de priorizar la forma sobre el
contenido, a largo plazo, serán sin duda devastadores. En suma, enfaticemos: el propósito de
este curso es visualizar la preeminencia del contenido del amor, sobre la forma, pues de eso
se tratan todas las relaciones.

6) P: “¿Puede ser válido, en este contexto, un tipo de amor “estricto”, imponiendo


límites e incluso, a veces demostrando dureza?”

R: “El amor es un concepto abstracto, y por ello puede tomar diferentes formas: no podemos
establecer una colección de principios, como siguiendo la corriente, ya que a veces el amor
está lleno de obstáculos, a veces es dulce, pero a veces lleva a ser más estricto. En ese
sentido no hay paradigmas, que funcionen universalmente; en este curso hay pocas reglas, la
esencial es el perdón, y el dejar de lado la culpa y el triunfo del ego.

Yo diría que no debemos decir “nunca gritaré”, porque a veces el amor tomará diversas
diversas
formas, que funcionarán para una pareja, o para una relación y no para otra; recordémoslo,
y tengamos la necesaria flexibilidad.

7) P: “Puede suceder, como abuela, que a veces vea comportamientos disfuncionales


entre mis hijos y nietos, y en dichas ocasiones tienda a pensar que me cabe
responsabilidad, por lo que debería intervenir; ¿cómo me conviene manejar
semejantes situaciones?”
R: “En primer lugar, recordemos que no tienes la responsabilidad primaria,
primaria, por más que
desees intervenir; solamente si tu hija te consulta al respecto, debes darle tu opinión y no
dejar que la culpa de posibles errores que hayas cometido como padre, desvirtúen tu acción.
Si bien es difícil visualizar que algo malo va a suceder y no intervenir, lo único que podemos
hacer es promover que nuestros hijos a que tomen acción, pero dándoles la necesaria
libertad para hacerlo”.

8) P: “¿Cómo puedo estar segura de que soy una buena madre, o lo suficientemente
buena, siendo una persona exitosa en lo profesional?”

R: “Esta es, en suma, la preocupación fundamental de todos; “aún cuando hago las cosas lo
mejor posible, quizás no sea lo suficientemente bueno”. Es muy honesto y saludable
saludable aceptar
que tenemos estos miedos, y estas limitaciones, y quizás no logremos hacer todo perfecto:
dicho esto, debemos tener cuidado con proyectar esto frente a quienes nos rodean, ya sean
hijos o alumnos.

Como hemos visto, esto de algún modo implicaría aferrarnos al hecho que somos
responsables por el destino de los que nos rodean, sintiendo culpa y de alguna manera muy
subliminal, deseando justificar nuestros fracasos y responsabilizar a alguien de hacernos
víctimas. En vez de decir “es la decisión de nuestros hijos, o alumnos”,
alumnos”, decimos “es
“es nuestra
culpa”, aferrándonos al hecho que somos naturalmente el hogar de la oscuridad y la
desesperación.”

9) Jesús nos dice que Dios a veces no puede entrar dentro de los enfermos, física o
emocionalmente, ya que se aferran a la culpa, la protegen, y la convierten en la
razón de nuestra existencia. “No soy lo suficientemente bueno”; de algún modo
pareciera que aquellas personas enfermas de culpa se quejan de su desgracia, y al
mismo tiempo inconscientemente se regocijan. Pero olvidan que nuestros padres o
nuestros seres queridos, no nos hicieron así, yo me he hecho a mí mismo a través de
mis propias decisiones. Nuestros trabajos, relaciones no van a ser perfectas, ya que
nada lo es; pero si no logramos la paz, eso tendrá que ver con lo que hemos
decidido. Parte de este curso es enfocarse en nuestra atracción por la culpa, el
aferrarnos a ella y el ver como nos impide seguir adelante: la auténtica libertad
implica ser conciente de este importante aspecto.
CD 4
Hay dos cuestiones sobre las que quiero hablar hoy, una de ellas es el ser padre, y
la otra es ser niño, sobre todo niño adulto.

1) PREGUNTA: “El mensaje que creo haber recibido de mi padre es que no


me amaría a no ser que obtuviera buenas notas en el colegio;
lamentablemente,
lamentablemente, creo haber reflejado demasiado de eso en la educación de
mis tres hijos, uno de los cuales está a seis semanas de graduarse. Por lo
tanto, ¿cómo me aconseja manejar la situación de aquí en más?”

RESPUESTA: “En primer lugar, sea consciente de todo el stress y dolor que le ha
causado, y de cómo su vida ha sido totalmente creada basada en eso; entienda la
importancia de esta cuestión, que no es tan grave en el sentido de esperar
rendimiento académico,
académico, sino en el de dar amor condicionado. Asimismo, vea su
origen, y visualice la oportunidad dorada de abrir los ojos de una vez por todas;
cuestiónese, y simplemente deje de hacer lo que está haciendo, de condicionar su
amor; no le dé más importancia que la que realmente tiene. Lo que le va a permitir
dejarlo de lado es ver claramente lo mal que ha estado; incluso puede pedir perdón
a su hija mayor, y hacerle sentir que no importa los grados que logre, igual la
amará. De algún modo, usted sentirá que ha nacido de nuevo.”

2) El ser humano desde tiempos inmemoriales se ha encomendado a hacer que


todo, las cosas en general funcionen, ya sea la pareja, el trabajo, las
relaciones. Desgraciadamente,
Desgraciadamente, ello se logra en la menor parte de los casos,
pues no podemos cambiar los eventos que suceden a nuestro alrededor,
desde un punto de vista formal, pero sí en su contenido. Yo tengo el poder
para cambiar mi mente; sólo puedo hacer una cosa perfecta, el perdonar;
así, puedo aprender a perdonar y aceptar las imperfecciones en mí, y la
gente que me rodea.

3) P: “¿Podría hablar de la culpa que se siente cuando no aceptamos


libremente la llegada del amor?”

R: “Bueno, esa es una de las armas de doble filo de este curso; hemos dicho que
uno de los puntos medulares es el aceptar que no somos responsables por todo lo
que nos rodea, sino solamente de nuestras propias decisiones y de aferrarnos a
eventos traumáticos del pasado, a través de la culpa. Pero al mismo tiempo, debo
reflexionar sobre cómo estoy de alguna forma rechazando a Jesús, a su amor, y eso
me provoca culpa; esa es la principal lección, el poder ver estamos activamente,
deliberadamente
deliberadamente eligiendo en contra del amor de Dios, y no sentirme culpable.
Debemos ser pacientes con nosotros mismos y no sentirnos culpables por una
decisión que originalmente tomamos: esa es la lección importante.”

4) P: “¿Puede comentar desde el punto de vista psicológico cual es su opinión


sobre las perforaciones corporales o “piercing?”

R: “Las personas hacen cosas extrañas con sus cuerpos, perforaciones en sus
ombligos, orejas; estoy seguro que originalmente ponerse caravanas
caravanas en las orejas
sonaba extraño, pero los tiempos han cambiado. Para la gente que lo hace, es algo
tan normal como afeitarse o ponerse maquillaje; en sentido riguroso, todo lo que
hacemos con nuestro cuerpo sería una forma de mutilación, en la medida que
estamos tratando de hacer más atractivo o castigar algo que es diferente. Debo
reflexionar sobre porqué lo hago, qué efecto estoy buscando, cual es mi actitud
referente a lo que hago; pero en resumen, no es algo diferente
dif erente de lo que otros
hacen. Sólo porque yo no lo haga, no significa que sea bueno o malo.”

5) Hemos discutido la importancia


importancia de no transformar a los niños en adultos antes
de tiempo, o de considerarlos nuestros
nuestros iguales, de no sobrecargarlos
sobrecargarlos con cargas
inadecuadas para su edad; ahora quiero leer algo que he publicado en un artículo
llamado “El arte de perdonar” basado en la novela “El Arco Iris” del autor DH
Lawrence; el contexto se refiere al rol de padres e hijos.
Lawrence escribió esta novela a los 27 años, y refleja una increíble madurez;
debemos destacar que cuando fue publicada en Inglaterra, fue originalmente
prohibida por ser considerada obscena, a pesar de no contener ninguna referencia
al sexo. Es la historia de tres generaciones: en la primera narra la relación de Tom
y Lidia, que tiene
ti ene gran tensión en los primeros años de matrimonio, que
eventualmente resuelven.
resuelven. Su hija, Ana, se transforma en la segunda generación.
generación.
Lawrence describe el refugio perfecto en el que se siente la niña cuando ve que sus
padres se aman, y por ende, desde ese momento no tiene nada que temer. Lo peor
que podemos hacer es quedarnos con nuestra pareja si ésta no debe seguir,
simplemente por cuestión de que tenemos niños; si amamos a nuestra esposa,
automáticamente amaremos
amaremos a nuestros hijos, de lo contrario estaremos usándolos
como armas contra nuestra pareja, y lo que es peor, el niño se dará cuenta. Muy
posiblemente crecerá
crecerá con este conflicto, ya que verá esta deshonestidad; lo mejor
es dar mensajes claros, ya que no hay mensaje que no pueda ser entendido o
digerido si es expuesto con honestidad.
6) Lawrence escribió una historia llamada “El ganador del caballo”; en él se
refiere a como las mentiras son enfermizas,
enfermizas, y los
lo s niños tienen una gran
intuición para descubrir que se les están ocultando cosas. Recuerdo una vez
que unos tíos se estaban peleando a golpes de puño, y se me dijo “eso es lo
que hacen los adultos, a veces”; en fin, yo considero que es mejor que estar
ocultando lo inocultable. Asimismo, cuando yo tenia 6 años, mi padre
contrajo tuberculosis, no se me dijo nada, pero yo veía a mi madre llorar,
mi padre no estaba visible, por lo que sabía que algo estaba mal; poco a
poco fui descubriendo signos, pero no sabía si era cáncer, u otra
enfermedad terrible. Así que le pregunté a mi madre, y finalmente lo dijo:
pero estoy convencido que lo mejor hubiera sido que me hubieran dicho
que mi padre estaba muy enfermo, porque el niño se va a dar cuenta, se le
diga o no. Inclusive, a veces los niños pueden desarrollar una patología para
hacernos ver que algo está mal y llamarnos la atención.

7) P: “Mi esposo es un cristiano fundamentalista, y mi hija tras ir a la iglesia,


me comentó que el pastor había dicho que todos los que no creen en Jesús
van al infierno. Por lo que me pregunta si es cierto, delante de mi marido, y
este contesta que sí; ¿cómo debo manejar este tipo de situaciones, debo
contradecir a mi marido delante de
de una niña de 7 años?”
R: “Ciertamente no es una situación fácil, ya que no se debe mentir, y
contradecir a tu esposo puede ser contraproducente y negativo para su
relación. Lo que puedes hacer es decirle a la niña que hay cosas en las que
mamá y papá no coinciden, pero que ello no significa que no se amen. Las
personas tienen derecho a pensar diferente, e igual quererse; puedes darle
ejemplos de otro tipo como “a papá le gusta el béisbol, y a mamá leer” para
que lo visualice más claro”. Mentirle a la niña, y que se de cuenta, es casi
tan malo como tener constantemente discusiones con tu esposo delante de
ella, porque de algún modo puede promover la idea que ella se está
interponiendo entre sus padres. Es una lección hermosa, un arco de amor,
que la niña se de cuenta que las personas pueden tener profundas
diferencias intelectuales y al mismo tiempo amarse profund amente.”
CD 5

1) Quiero referirme a la situación de ser niño, ya que no todos en esta habitación


son padres, pero todos de algún modo son hijos. Quiero volver a referirme a la
obra de Freud, “Cuestiones familiares” en donde se dice que “la liberación de un
niño de la autoridad de sus padres es consecuencia del crecimiento y una de las
etapas más necesarias, pero al mismo tiempo dolorosas, de su desarrollo.”

No se refiere a una rebelión en el sentido estricto, sino a aceptar que nos liberamos
cuando reconocemos
reconocemos que nuestros padres no tienen auténtica autoridad sobre lo
que somos, lo que conlleva es un estado de maduración normal. En una palabra,
hemos logrado crecer, cuando estamos prontos a liberarnos de la carga de que
nuestros padres nos digan qué debemos ser, y cómo debemos ser. En un sentido
esto es la principal definición de crecer: cuando no miramos a nuestros padres
como nuestros padres, no hablando en sentido de forma, sino de contenido.
Cuando transcurre muchos años y seguimos viendo a nuestros padres como tales,
se puede generar lo que Freud refiere como complejo de Edipo, en el cual amamos
al padre del sexo opuesto, y vemos como rival al del mismo sexo: el contenido es
una relación especial de amor-odio: mientras sentimos que necesitamos algo como
apoyo, aprobación, o atención seguimos estableciendo que somos niños, desde un
punto de vista emocional, y que nos rehusamos a crecer.
De algún modo le estamos dando la espalda al amor de Jesús, y buscando una
amor sustituto, en una relación de dependencia y ego. Si tenemos conflictos no
resueltos con nuestros padres, significa que estamos eligiendo vernos a nosotros
mismos como niños, y que estamos decidiendo culpar a nuestros padres, en vez de
vernos como niños de Dios, y a Jesús como nuestro maestro y hermano mayor.
Nuestra decisión, en dicho caso, es ser niños del ego, y responsabilizar a nuestros
padres de nuestros infortunios o insatisfacción, “yo soy así por culpa de ellos”; esta
cuestión será lo medular de una posible terapia, ya que nos impide crecer, y lograr
lo grar
una auténtica libertad en el seno de la paz de Dios.

2) A medida que crecemos, muchas veces terminamos haciéndonos cargo de


nuestros padres; en ese sentido nos transformamos en “padres del padre”;
frecuentemente
frecuentemente debemos cuidarlos o internarlos en una casa de salud y hacernos
cargo de los costos, y la paradoja es que esto puede ser visto como una bendición, o
una enorme carga. Si yo me siento como un niño que no fue amado, no hay forma
que pueda ser un buen “padre para mis mis padres”; tan sólo cumpliré con mi
cometido porque la sociedad lo impone, y no porque realmente los ame. Hay una
parte de mí que grita “tú no estuviste conmigo cuando te necesité, tú no me
quisiste, ¿porqué debería cuidarte yo ahora?”. En estos casos, especialmente
cuando se trata de enfermedades
enfermedades incurables, terminamos siendo pasivamente, o
activamente, agresivos, ya que nuestra relación padre- hijo no ha sido “sanada”;
esto significa que vemos a nuestros padres como tales, y no como hermanos que
caminan el mismo camino. “Sanar” la relación implica comprender que ellos no
son ni mejores, ni peores personas, y visualizarlos objetivamente como personas
que quizás cometieron errores, que fueron abusivas, pero de algún modo trataron
de hacer lo mejor dentro de lo que sus posibilidades le permitieron.
De ese modo, los veremos
veremos con amor y compasión,
compasión, como iguales, ya que hemos
hemos
realmente crecido en términos de contenido; no podemos realmente amar a
nuestros padres en la medida que creamos que son “diferentes”, que tienen algo
que nosotros no tenemos, y que necesitamos; esto no se refiere a que no creamos
que son mayores o más sabios, pero el punto es que ya caminamos como iguales, ya
tenemos lo mismo que ellos tienen.

3) P: “¿Como aprender a tratar a tu madre como una niña, cuando ella ha sido tu
madre toda la vida? En mi caso, este cambio
cambio de autoridad fue muy conflictivo, ya
que ella no deseaba darme
darme la responsabilidad, en
en la medida que siempre lo hizo
sola.”

R: “Es muy difícil ser un “padre de los padres”, especialmente si ellos no lo ven –  o
 o
no desean verlo - de esa manera. Frecuentemente, no sentiremos como hermanos
mayores cuidando de un niño malcriado,
malcriado, al cual consideramos
consideramos un igual, a pesar
que el mundo y la sociedad entera lo siguen considerando nuestro padre; como
hermanos mayores
mayores somos mas sabios,
sabios, y debemos cuidarlos dentro
dentro de las diversas
formas que ellos puedan aceptar y que sean igualmente
i gualmente efectivas. Les diremos que
somos sus hijos, pero actuaremos como padres, librándonos del ego, y profesando
amor y compasión.”

4) P: “Una amiga que conozco está cuidando de su padre de 80 años, y muchas


veces afirma que espera que sus hijos lo hagan por ella, pues es su obligación
natural, ¿es esto equivocado?”

R: “Responsabilidad no es amor; uno es forma y el otro es contenido; cuando


decimos “uno debe hacer esto, los hijos deben….”no es amor. Si la sociedad nos
dice que hacer algo es una obligación, que si no lo hacemos nuestra culpa sería
inmensa, o que nos dejarán fuera del testamento, eso no es realmente amor. La
esencia debe ser, el porqué no ayudar a hermanos que nos necesitan, que son másmás
débiles, no porque “debemos” hacerlo, sino porque queremos hacerlo.
De lo contrario, estamos haciendo lo correcto pero por las razones incorrectas; el
resultado, en definitiva, no está mal, pero debemos visualizarlo, y ser conscientes
de lo que estamos haciendo, y porque lo estamos haciendo.
Admitamos que es difícil amar a todos en sentido puro, pero seamos conscientes de
nuestros conflictos y culpas, como forma de poder hacer algo al respecto, y
realment e crecer.”

5) P: “¿Son aplicables los conceptos que hemos estado hablando a otro tipo de
relaciones?”

R: “Por supuesto: nos hemos enfocado en la relación padre-hijo, pero siempre que
una persona tiene algo que necesitamos, le hemos dado autoridad. Si bien esta
relación es más visible en el caso de padres-hijos, cuando nuestro nieto no nos da
un beso y nos sentimos mal por ese hecho, le hemos conferido un poder, una
autoridad sobre nosotros, como si fuera un padre. Todo el amor del Espíritu
Santo se encuentra dentro de nosotros, ¿que más podemos necesitar? Cuando
pienso que necesito algo que Dios no me puede dar, en realidad estoy cultivando el
ego, ya que nuestro cuerpo es una maquina gigante de “necesidades”, tales como
afecto, consuelo, apoyo, etc.; esto es especialmente claro a medida que nos ponemos
viejos, y estas necesidades
necesidades están exacerbadas.
exacerbadas. Jesús nos dice que lo único
único que
necesitamos es capacidad para perdonar,
perdonar, en la medida que mis padres no me
hicieron feliz, ni arruinaron
arruinaron mi vida; como escribió Shakespeare,
Shakespeare, todos somos
actores de una inmensa
inmensa obra en la que somos padres,
padres, hijos, esposos,
esposos, amigos, u
otros roles. El propósito de este curso es darnos cuenta que el amor de Dios es todo
lo que necesitamos para ser felices y libres.”

6) P: “¿Cuando afirmó previamente que o bien nos casamos con nuestro padre o
madre, como sugiere manejar este conflicto?”

R: “Desde un punto de vista psicológico, esto es cierto; ahora bien, lo único que le
puedo sugerir es que debemos practicar
practicar el perdón, trabajar en las relaciones
honestamente para “sanarlas”, y liberarnos del ego.”

7) P: “Mi madre falleció hace 5 años, y tuvimos una relación difícil que
afortunadamente pudimos
pudimos resolver. Ella vivía lejos
l ejos de casa, y tuvo que ser
hospitalizada; fui a visitarla una vez, y el resto de las ocasiones la llamé por
teléfono. Realmente me costó lidiar con la l a idea de saber que ella no deseaba estar
en el hospital; a veces siento que no hice mi tarea como hija, trayéndola conmigo o
visitándola mas seguido; ¿cuál es su opinión?”
R: “En mi opinión, te aferras a este hecho, para afirmar que eres una persona
terrible, y que no tienes
ti enes derecho a ser feliz. Seguramente debe haber infinidad de
recuerdos bonitos, y positivos, pero solo eliges recordar esto; el problema no es lo
que hiciste o dejaste de hacer,
hacer, sino que elijes aferrarte
aferrarte a esta justificación; tú
hiciste lo mejor que pudiste, ya que no existe hijo, o padre perfecto, y esto está en
el pasado. En la medida que no puedes cambiarlo, es lo que decides ahora, esta
decisión de aferrarte la que te pesa, porque genera culpa; tu poder radica en
decidir no aferrarte, dar vuelta a la página y ser de ese modo libre. ”

8) P: “Ha enfatizado la temporalidad de la relación padre-hijo, maestro-alumno;


maestro-alumno;
ahora bien, yo soy una madre soltera, y en realidad no deseo abandonar mi rol, en
el cual me siento muy cómoda, ¿estoy cometiendo un error?”

R: “El proceso es dejar de lado la forma, y enfocarse en el contenido; en la medida


que te aferras al rol de madre, te estás aferrando a la culpa de no haber sido una
madre suficientemente buena, y no puedes borrar los errores del pasado. Ni tus
hijos ni tú deben acarrear
acarrear el pasado, porque tú has hecho lo mejor que has podido;
posiblemente, de algún modo te da miedo asumir tu futuro rol, que puede deparar
momentos muy plenos y llenos de felicidad para ti, pero al mismo tiempo es un
desafío, y dejar de ser lo que eres actualmente, que es ser madre.”

9) P: “¿Si es imposible amar a alguien de quien necesitamos algo, es entonces


imposible que un niño pequeño ame a sus padres?”

R:”Efectivamente, esto es imposible mientras son niños pequeños; sólo amarán


verdaderamente cuando puedan ver a sus padres como sus iguales. No puedes
amar a alguien que percibes como diferente, y del que necesitas apoyo, aprobación,
pues lo ves como diferente; esas diferencias representan que alguien te sacó algo
que era originalmente tuyo, y te crea una relación de dependencia. Cuando le
decimos al niño, “besa a mamá y dile que la quieres”, no tiene sentido, ya que el
niño en realidad no en tiende aún el concepto de “amor”. Como padres lo que
debemos buscar es ayudar a que nuestros hijos crezcan hasta ser adultos, iguales,
para que así puedan auténticamente amar, no basándose en necesidad, sino en una
visión pura de interés común;
común; las diferencias que son obvias al ojo son
superficiales, y ocultan la verdadera unidad subyacente de crecer como padre, y
como hijo, y combatir al ego.”

También podría gustarte