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Ferrús Antón, Beatriz. Reseña de Ercilla y la Araucana en dos tiempos.

Del Siglo de Oro a la posteridad,


de Eva Valero Juan. Anclajes, vol. XXII, n° 1, enero-abril 2018, pp. 95-97.
DOI: 10.19137/anclajes-2018-2217

Reseñas
Ercilla y la Araucana en dos tiempos. Del
Siglo de Oro a la posteridad

Eva Valero Juan


Sevilla: Renacimiento, 2016, 200 páginas.

“R egresar al debate sobre una


obra tan estudiada, como es
La Araucana de Alonso de Ercilla, pudiera
loga con El Quijote y Comentarios Reales
y es estudiado en el contexto ideológico
de los Siglos de Oro, de la “controvertida
parecer tarea agotada… Sin embargo, es evolución de las letras hispanoamericanas
precisamente esa diversidad de lecturas y del descubrimiento y la conquista” (15).
sus polémicas lo que la descubre como una La misma autora ya nos había demostrado
obra inagotable, generadora… irradia un su exquisita mirada al periodo en Tras las
haz de sentidos capaces de abrir, incansa- huellas del Quijote en la América virreinal
bles, nuevos derroteros” (11). Una cita de (Bulzoni, 2010). El segundo de los tiempos
estas características solo puede ser el co- habla de la reapropiación de La Araucana
mienzo de un trabajo cargado de rigor y como poema fundacional de la nación a lo
de pasión, nacido del debate generado de largo de los siglos XIX y XX. Andrés Be-
la siempre estimulante lectura en el aula y llo, Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Raúl
del mejor sentido de la docencia univer- Zurita son los “lectores” seleccionados.
sitaria, aquella que se aúna con la inves- Desde aquí, la primera parte del li-
tigación para continuar transmitiendo y bro: Ercilla y su tiempo se subdivide en
actualizando el legado de los clásicos. tres capítulos. “Por el camino de la mar,
Desde aquí, Eva Valero Juan nos pro- el viaje hacia el ideal de Alonso de Ercilla”
pone esos “dos tiempos” de aproximación parte de las infinitas aproximaciones a la
a La Araucana, que son los de la genera- obra que, en algunos casos, han conside-
ción infinita de la lectura. El primero de rado a su autor como el gran defensor de
ellos se acerca al libro desde la metáfora de los indígenas y, en otros, como el poeta
la vida como navegación y desde el punto imperial. Frente a acercamientos mani-
de vista de la experiencia del viaje, sobre el queos, la autora propone abordar el texto
tapiz de un momento histórico cargado de como una encrucijada, donde los últimos
transformaciones. El texto de Ercilla dia- ecos del ideal caballeresco medieval con-

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viven con el espíritu renacentista, donde de acercamiento, que nos permite aden-
el viaje como metáfora áurea, signo de trarnos en un poderoso intertexto de épo-
codicia y locura, se entrelaza con la expe- ca de notable significado para entender
riencia vital del poeta para nutrirse de un las claves históricas que la rodean, y nos
sinfín de significados, donde el tópico de muestra su valor de bisagra entre periodos
menosprecio de corte y alabanza de aldea ideológicos.
se rescribe desde una mirada utópica al La segunda parte del libro, Ercilla
pasado precolombino: “Ercilla tomó del augural: del siglo XIX al XX, se aproxi-
ideario humanista su crítica al expansio- ma a La Araucana y a sus protagonistas
nismo violento y al materialismo como como poema que tendría gran influencia
objetivo principal del imperialismo, pero en las letras hispanas desde su aparición.
no se posicionó frente a la colonización, No obstante, no sucede lo mismo con el
sino que planteó una alternativa armo- personaje histórico de Alonso de Ercilla,
niosa de conquista pacífica dentro de los opacado por su texto hasta que se publica
límites de la guerra justa que, de hecho, la biografía de José Toribio Medina, acom-
defiende en el último canto” (44). pañando a la “edición del centenario”, que
El segundo capítulo, “De La Araucana buscaba conmemorar los cien años de la
a El Quijote, o el ocaso de la Edad Dorada” Independencia.
trabaja sobre los vínculos renacentistas que Esta sección se subdivide, a su vez, en
unen a ambos libros. La transformación de cuatro capítulos, hilvanados por una cita
la Edad de Oro y el Dorado marca el trán- de Pablo Neruda: “La Araucana no sólo es
sito del ideal renacentista a la crisis del Ba- un poema: es un camino”, que añade un
rroco: “Así la disociación con la que Ercilla elemento de notable interés: la reproduc-
visualizó la conversión de la Edad de Oro ción de algunos textos breves de estos “lec-
en el Dorado americano tuvo su represen- tores” de Ercilla. “Andrés Bello: La “lección
tación literaria más concreta y precisa en moral” de Alonso de Ercilla” constituye la
esa otra oposición con la que Cervantes, primera parada de ese itinerario, junto con
a través de Don Quijote y Sancho, quiso la edición del texto “La Araucana, por Don
poner de relieve –en la primera parte de la Alonso de Ercilla y Zúñiga”, que se publi-
obra– el choque entre idealismo y materia- có en El Araucano de Santiago de Chile, el
lismo en un siglo marcado por un cambio 5 de Febrero de 1841. En este texto Be-
de valores sustancial” (73). llo ensalza la renovación del género épico,
En tercer lugar, “Alonso de Ercilla y el que detecta en la obra; al tiempo que se
Inca Garcilaso de la Vega: de la epopeya a la reapropia para la tradición chilena, pre-
la tragedia” delinea los ideales humanistas cisamente desde la lectura humanista que
que unen a ambos autores, pero también ensalza la lucha justa, la virtud o el amor
la diferente reapropiación que hacen de a la patria.
los mismos, no sólo a la hora de dibujar El segundo capítulo “Gabriela Mistral:
la figura del conquistador; sino de trazar ‘el bueno de Ercilla’”, incluye un prólogo
la idealización coincidente de los héroes inédito a La Araucana para una traduc-
indígenas, de reseñar la creencia en la po- ción al inglés, que fue recuperado por Luis
sibilidad de una conquista que hubiera Vargas Saavedra. Eva Valero Juan realiza
representado un encuentro pacífico de un recorrido por los diferentes textos en-
razas. sayísticos en los que Mistral fue variando
La aproximación de Valero Juan reve- su visión sobre el poema épico para acabar
la el valor de La Araucana como un clá- subrayando sus valores éticos y su mirada
sico que sigue promoviendo nuevas vías benévola y admirativa hacia el mundo in-

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dígena. Asimismo, propone leerlo junto al los lectores de Ercilla, sean estos grandes
“Poema de Chile” de 1940, que, en octa- poetas o alumnos y docentes que, año tras
vas, retrata la naturaleza que Ercilla obvió, año, siguen debatiendo sobre el poema.
buscando aunar vínculos desde los usos Los que conocemos la obra de Eva Va-
estróficos. lero Juan nos encontramos, de nuevo, con
“Pablo Neruda: ‘Ercilla, inventor de un trabajo cargado de la sensibilidad críti-
Chile’” es el título del tercer capítulo. ca a la que nos tiene acostumbrados, que se
“Son varios los textos que Neruda consa- presenta con una gran claridad estructural
gra a Ercilla, además de los poemas que y expositiva, que invita a leer con pasión.
en el Canto general están dedicados a la Además, la bibliografía que lo acompa-
guerra del Arauco y a sus protagonistas; ña está perfectamente medida y evita el
un conjunto con el que canonizó la Arau- riesgo del exceso; al tiempo que propone
cana como obra fundacional no sólo de un corpus sobre el que seguir pensando.
la literatura chilena, sino de la nación” La editorial Renacimiento ha apostado
(151). Aquí se reproducen fragmentos de por seguir “el camino” de La Araucana y
“El mensajero” de Don Alonso de Ercilla. legarnos otro ejemplar que demuestra el
Inventor de Chile de 1971 y “Nosotros los cuidado con que trabaja en la promoción
indios”, y de Para nacer he nacido de 1977. y difusión del hispanismo literario.
Neruda reactualiza la historia contada por
Ercilla, transmutándola en alegoría de los
Beatriz Ferrús Antón
sucesivos imperialismos que se han posa-
Universitat Autònoma de Barcelona
do sobre Chile.
El último de los capítulos “Raúl Zu-
rita: Ercilla, poeta ‘augural’” parte de la
idea de que la palabra literaria siempre
nos devuelve a la historia de la conquista
y su tragedia: “No sólo hay un proceso in-
tertextual con la obra como lo hay en los
poemas de Neruda dedicados a Ercilla o
a la guerra de Arauco, sino que esa inter-
textualidad afecta al núcleo temático mis-
mo de la obra poética de Zurita: el drama
de los caídos sin exequias tras el golpe del
73 como historia que reedita la ‘herida’”.
(175) Ahora son fragmentos de “Poesía y
Nuevo Mundo” en Sobre el amor, el sufri-
miento y el nuevo milenio los que ilustran la
mirada hacia el poema.
Desde el erasmismo y el humanismo
este libro plantea una visión crítica y hu-
manizada de la conquista y sus vencidos,
que conecta con la “herida de la lengua”
de Zurita, como historia nacional que se
alegoriza como universal en este y en otros
poetas, como un camino de fijación de un
canon, a la vez que de búsqueda de una
identidad colectiva, por el que transitan

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