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Eficiencia de las iniciativas públicas en economía circular

de Chile y Colombia 2016-2020

Gerizim Fernanda Silva Hernández

Tutor: Adriana Martínez

Facultad de Relaciones Internacionales y Estudios Políticos

Cajicá - Cundinamarca

2020
Resumen: El objetivo principal de este ensayo es analizar y comparar la eficiencia de las
principales iniciativas públicas en economía circular de Chile y Colombia implementadas
en el periodo 2016-2020. Por esto fue necesario conocer las razones que motivaron a cada
país a vincular este modelo en sus planes de gobierno priorizando la sostenibilidad y la
innovación ambiental. Por consiguiente, se analizaron las iniciativas públicas más
sobresalientes para promover la economía circular en sus respectivos sectores de mayor
preocupación por la contaminación, pobreza o desigualdad social. Finalmente, se realizó
una breve comparación de la eficiencia con la que se desarrollaron estas actividades para
conocer cuál de los dos tuvo mayor compromiso para transformar la economía lineal y
conseguir mejores dinámicas de consumo y producción a la comunidad.

Abstract: The aim of this essay is to break down and compare the efficiency of the main
public initiatives in the circular economy of Chile and Colombia, implemented between
2016-2020. This is why was necessary to know the reasons that motivated each country to
link this model in their government arrangement, prioritizing the sustainability and
environmental innovation. therefore, the most important public actions from both countries
were analyzed to promote the circular economy in the areas of high rick doe to pollution,
poverty or social inequality. Finally, a brief comparison was been done about the
productivity and how those activities were developed to identify which one has been more
committed to transform the lineal economy and to introduce higher standards of
production consumption to the community.

Palabras clave: economía circular, iniciativas públicas, sostenibilidad, innovación,


ambiente, residuos.
Introducción

La velocidad con que la industrialización ha evolucionado en las últimas décadas hace que
la producción y el consumo se muevan libremente por una economía lineal (extraer,
consumir y arrojar), dejando como resultado serios problemas ambientales, económicos y
sociales, es por esto que tanto órganos Estatales y no Estatales se han comprometido por
promover la sostenibilidad a través de iniciativas públicas de la economía circular que
incentiven un verdadero cambio.

En Latinoamérica, el Programa Regional de Seguridad Energética y Cambio Climático


en América Latina (EKLA, por sus siglas en inglés), Fundación Konrad Adenauer (KAS,
por sus siglas en inglés) y Centro de Innovación y Economía Circular (CIEC) unieron
fuerzas para ayudar con el desarrollo de la economía circular en la región,omomía en la
rsada en las 7 R (iseñar, reutiremanufacturar, iclryatinoamérica, desde los últimos 5 años,
en razón al auge de las iniciativas públie ecoía lar e

por tanto, para países como Chile y Colombia promover iniciativas públicas referentes al
nuevo modelo de las 7 R (repensar, rediseñar, reutilizar, reparar, remanufacturar, reciclar y
recuperar) no ha sido un reto sino una oportunidad de progreso.

Por este motivo, el presente trabajo tiene como propósito general comparar y analizar las
principales iniciativas públicas que promovieron el modelo de economía circular en Chile y
Colombia ejecutados durante el periodo 2016 – 2020, con el fin de conocer e identificar la
eficiencia por la que ambos Estados se comprometieron a impulsar la protección ambiental
y la innovación sostenible en las actividades de producción y consumo de sus habitantes.

En primer lugar, se hará una breve explicación de las razones por las que los dos países
se motivaron en incentivar las iniciativas públicas más relevantes de economía circular en
sus territorios, por consiguiente, se hace un análisis de las mismas con el propósito de
comparar sus funciones y avances durante este periodo de tiempo.

Finalmente, por medio del análisis y la investigación comparativa, se pretende responder


a la siguiente pregunta problema: ¿es Colombia más eficiente que Chile al implementar
iniciativas públicas de economía circular?
Colombia, al poner en práctica la estrategia nacional de economía circular en su
territorio, dio a conocer cómo ha garantizado la eficiencia y compromiso con la
transformación del sistema de producción y consumo lineal a uno mucho más sostenible, a
diferencia de Chile que aunque no ha implementado este tipo de iniciativa pública, ha
centrado su atención en las áreas de mayor preocupación del país con actividades públicas
capaces de promover el desarrollo tecnológico y la efectividad empresarial.

La economía circular en Chile


Para comprender cómo Chile se incentivó en promover iniciativas públicas de economía
circular en su territorio en los últimos cinco años, es importante saber que según el
promotor de la economía circular en América Latina, Ostojic, “en la década de los años 80,
Chile había sufrido un profundo proceso de desindustrialización, desmantelando
infraestructura productiva y dejando de promover la innovación y el desarrollo industrial
como estrategia de crecimiento”, sin embargo, el patrón de economía lineal había
posicionado al país como el mejor negociante de la región, gracias a la extracción excesiva
de los recursos naturales..
No obstante, Chile trataba de diversificar la economía profundizando en este modelo
lineal, pero lo único que lograba era impedir la diversificación de la matriz de producción y
la formalización de innovar con nuevas empresas basadas en proyectos de negocio capaces
de generar beneficios económicos y ambientales para el Estado. Por tanto, mientras los
años pasaban, el mismo poder de la globalización, la cuarta revolución industrial y los
efectos del cambio climático comenzaron a impulsar a los emprendedores chilenos a cruzar
las fronteras para ser apoyados por países europeos (Ostojic, 2019).
El hecho de que los emprendedores migraran a Europa garantizaba la conversión de sus
proyectos innovadores con resultados efectivos encaminados al objetivo de la Unión
Europea que es garantizar “la disposición del marco normativo adecuado para el desarrollo
de la economía circular en el mercado único, y transmitirles señales claras a los operadores
económicos y a la sociedad en general sobre el camino a seguir, respecto de los objetivos
de residuos a largo plazo, así como un conjunto de acciones concretas, amplias y
ambiciosas” (Marcet,2018)
En definitiva, esto motivó al Estado chileno a formalizar reuniones de cooperación con
la comisión europea, tanto así que se creó la fundación empresarial Eurochile, en 1993,
referente a la transferencia tecnológica y al desarrollo regional, la cual ha introducido en los
últimos cinco años la práctica de la economía circular como modelo de gran uso de la UE
en Chile, Además, se ha propuesto difundir a la administración pública y al sector privado
el apoyo al desarrollo de estos entes para avanzar a la circularidad (Fundación empresarial,
Eurochile, 2015).

Esta misión avanza en impulsar actividades en territorio chileno con expertos europeos
encargados de divulgar las buenas prácticas de la UE como: las iniciativas y legislaciones
en aspectos relacionados con la sostenibilidad de los productos, garantizando que se
cumplan las 7 R del modelo circular (repensar, rediseñar, reutilizar, reparar,
remanufacturar, reciclar y recuperar), asimismo, se trabaja en la organización de seminarios
capaces de intercambiar información para transmitir las necesidades privadas a la
administración pública (Fundación empresarial, Eurochile, 2015).

Por otro lado, estos avances no solo se han proyectado en el aprovechamiento de los
recursos, sino que también se busca, por medio de nuevos hábitos de consumo, reducir los
índices de contaminación propuestos en el reporte de calidad del aire de 2018 que posiciona
a Chile entre los 26 países más contaminados del mundo, esto en razón a que se reportan
ciudades afectadas con población vulnerable de niños y adultos mayores presentando
problemas respiratorios e irritaciones en la piel.

Por esto, las actividades para integrar el modelo circular se han situado en el desarrollo
humano, generando empleo con proyectos ecoeficientes, pues Chile es el país con mayores
tasas de desigualdad entre los que integran la OCDE, según el índice de Gini, de 2019, los
problemas sociales confirmaron la importancia de encaminar a las instituciones encargadas
de promover la sostenibilidad en centrar sus objetivos circulares en esta área de
preocupación (Shröder, Albaladejo, Alonso, MacEwen M. & Tilkanen J. (2020).

No obstante, cabe señalar que los problemas de salud y desigualdad son un hecho
también en Chile con la aparición de la pandemia del Covid-19. En efecto, entra a ser un
nuevo reto de las nuevas normativas de transición del modelo lineal al circular, ya que el
panorama de enfoque global cambió en su totalidad, ahora el centro de atención no son los
desechos o la preocupación ambiental en sí, sino la supervivencia, la protección social y la
estabilidad económica.

Es aquí donde la economía circular comienza a jugar un papel fundamental en procura


por solucionar los efectos devastadores que ha dejado el Covid-19. Es por esto que ha sido
necesaria la ayuda de la administración pública de Chile dispuesta a poner en práctica este
modelo innovador con iniciativas públicas que se han venido realizando desde el 2019 y,
más aún, cuando crece la necesidad de evitar, a toda costa, la economía lineal fortalecida
durante la pandemia por el proceso de usar y desechar.

Principales iniciativas públicas de economía circular en Chile

La Corporación de Fomento de la Producción, Corfo, se ha encargado de promover en el


2019, las siguientes tres iniciativas públicas en todo el territorio chileno con el fin de
transitar a la economía circular, ya que esta agencia del gobierno de Chile se encarga,
específicamente, del ámbito multisectorial para motivar el crecimiento nacional y regional.

1. Centro tecnológico para la innovación en economía circular y


sustentabilidad industrial en la región de Tarapacá

Esta iniciativa, hoy CIEC, se encarga de remitir, desde el 2019, una inversión a 10 años por
9.640 millones de pesos chilenos para el fortalecimiento del capital humano, la industria y
la integración empresarial e institucional del país. De hecho, con el apoyo regional y los
consejeros regionales se hicieron más fáciles los procesos de establecer este modelo que
apoyara a las empresas en la transformación de sus negocios a través de herramientas
metodológicas sostenibles para grandes y pequeños emprendedores (Reporte Minero,
2019).

En vista de que la región de Tarapacá representa, aproximadamente, el 50 % del PIB del


país, el presidente de la República, Sebastián Piñera, centró toda su atención en
determinarla como la capital de la economía circular, para priorizar la cuarta revolución
industrial y llevar a Chile a liderar este modelo sostenible en América Latina. Sin embargo,
el CIEC se encomienda, principalmente, de que esta iniciativa pública se dirija por buen
camino, no solo desde el punto de vista del compromiso normativo sino también para
impulsar a las empresas mineras como Collahausi, a recuperar el caucho, entre otros
productos mineros, en especial, por estar ubicada en la zona franca (Mercurio, 2019).

Según Martínez (2020), “la ciencia y todo su quehacer son la base para lograr una
economía circular competitiva, que permita generar nuevos negocios y proponer soluciones
en los procesos” (pág. 48). Realmente es un argumento que afirma la efectividad de la
creación del centro tecnológico para la innovación ya que la competitividad empresarial y
el alcance tecnológico van de la mano en el proceso de innovar en la región de Tarapacá.

Como se puede observar, el hecho de enfocar este tipo de iniciativa pública en una
región específica y tan importante para el PIB del país trae resultados más oportunos en la
transición a la economía circular porque se proyectan soluciones directas al problema en sí,
logrando que desde el comienzo de su ejecución se vean los resultados durante su
desarrollo para luego apuntar a otras regiones con el mismo modelo.

2. Convocatoria, ‘súmate a la economía circular’

Este programa pretende potenciar el desarrollo de soluciones innovadoras dentro de la


economía circular, con el propósito de resolver los desafíos de la competitividad
empresarial y los estándares para mejorar la producción sostenible a través de la
vinculación con entidades dispuestas a colaborar. Las iniciativas tienen como propósito
innovar, crear, validar, consolidar y expandir esta convocatoria nacional en todo el país
incluyendo incentivos a los proyectos que sean liderados por mujeres (País Circular, 2020).

El enfoque está direccionado a las empresas que nunca han innovado y que hoy desean
hacerlo, la idea es apoyar hasta con 10 millones de pesos chilenos para que las pymes,
centros tecnológicos y colaboraciones resuelvan sus desafíos financiando desde la creación
hasta la validación industrial y comercial. Por consiguiente, los subsidios se dirigen a la
reactivación sostenible con un aporte de 40 millones de pesos chilenos, para que los
proyectos tengan energías renovables, eficiencia energética, industria (4.0), movilidad y
disminución de la contaminación (País Circular, 2020).

Más aún, en julio de 2020, Corfo abrió la convocatoria registrando un total de 1.211
proyectos postulados con 127 seleccionados y para el segundo llamado, el 95 % de las
MiPymes fueron seleccionadas junto con los sectores de alimentos, salud, farmacéuticas,
agrícolas, pesca y agricultura siendo de los proyectos ganadores. Es así como a nivel
regional la metropolitana, Valparaíso, los lagos y Biobío fueron las de mayor
representación en ese proyecto (País Circular, 2020).

De esta circunstancia nace el hecho de que el equilibrio económico, social, y ambiental es


el principal objetivo del gobierno chileno, junto con la colaboración de Corfo, por tanto, los
nuevos proyectos están destinados a ser el acelerador financiero del país ya que aportarán
mayores oportunidades para la población chilena como la generación de empleo, esto
garantizará que se cumpla el objetivo de economía circular. “Es fundamental que la
economía circular vaya más rápido que el deterioro de la Tierra y ello supone agendas
locales y globales auténticas. Se debe pasar de la retórica a la norma. Se debe avanzar en el
cambio económico y cultural” (Marcet, 2018).

3. Convocatoria internacional “Instituto Tecnologías limpias” para industria


solar, minería verde y litio + minerales de mayor valor

Esta iniciativa gubernamental se enfoca, principalmente, en responder al desafío que


produjo el cambio climático, en especial, con las emisiones de gases de efecto invernadero,
basándose en la innovación de carácter productivo en las áreas de energía solar, minería
sustentable y otros materiales, como también, en el desarrollo de tecnologías
complementarias de la industria del litio en la fabricación de paneles solares. Para el
desarrollo del instituto, Corfo aportará, desde el 2019, 193,5 millones de dólares, por 10
años (Boletín minero, 2020).

Se espera que para el 2030, el ITL sea una referencia tecnológica mundial convirtiendo a
Chile en un laboratorio para probar nuevas tecnologías de proyectos en energía solar y
minería sostenible, sin embargo, los aportes del instituto están destinados a ser beneficiosos
para el país a largo plazo y sostenibles durante su desarrollo.

Como quiera que sea y de acuerdo con Schröder, Albaladejo, Alonso, MacEwen M. &
Tilkanen J. (2020),” los países de América Latina deben invertir más en iniciativas de
investigación y desarrollo con el propósito de sacar el máximo provecho de las tecnologías
de la industria 4.0 y aplicarlas a la transición de la circularidad”. Esta aclaración confirma
que Chile es uno de los países de la región con mayor desempeño en las prácticas de la
cuarta revolución industrial ya que sus aportes económicos en esta convocatoria son altos
para el desarrollo tecnológico y el compromiso con la energía solar (País Circular, 2020).

Además, es un proyecto ambicioso, pero no descabellado en las posibilidades de


convertir al país en una referencia de la tecnología en la región, generando aportes
sostenibles y de reutilización energética, no obstante, se observa cómo se ha querido salir
de la dependencia económica exclusiva de la extracción de recursos naturales apostándole a
la productividad de la industria con la minería sostenible, de hecho, es una gran
oportunidad capaz de traspasar fronteras dentro de América Latina, lo que impulsa al
progreso de la región.

La economía circular en Colombia

Colombia tiene un proceso de deterioro ambiental muy oneroso en razón a sus problemas
coyunturales ocasionados por el conflicto armado interno de la década de los años 60 donde
la minería ilegal, cultivos ilícitos, exportación de hidrocarburos y el desplazamiento
forzado se convirtieron en los asuntos primordiales de desarrollo en el país, tanto así que se
diversificaron las consecuencias del mismo generando inestabilidad.

Entre estas se encuentra, según el DNP en su artículo de la crisis ambiental en


Colombia, “las condiciones de libre acceso a buena parte de los recursos ambientales, la
ausencia de los mecanismos que permitan cobrar el deterioro ambiental y la pobreza junto
con los bajos niveles educativos” (pág., 126). Dichas consecuencias se convierten en el
tropiezo al progreso del país, tanto en el aspecto ambiental como en el económico y social.

Por consiguiente, es indispensable especificar sobre la coyuntura de la calidad del aire,


ya que el país se considera como uno de los más contaminados de América Latina. Según la
ONG ambientalista Greenpeace, Colombia ocupa el puesto 50 entre los países con mayor
contaminación en el mundo y su capital Bogotá el puesto 44 entre las ciudades más
contaminadas del planeta, según el reporte mundial de calidad del aire 2018.

En los últimos años el gobierno colombiano se ha tenido que comprometer con solventar
las problemáticas enunciadas para conservar los recursos ambientales y promover la
competitividad económica. Para estos efectos “se estableció, en el año 2018 una misión de
crecimiento verde, la cual logra alcanzar la meta de reducción de emisiones de carbono del
país, responsabilidad adquirida en la COP21” (Moreno, 2018) todo lo anterior con la
finalidad de aumentar la eficiencia energética, el uso del agua, del suelo, y de las materias
primas, para así encaminar a la transición de la economía circular.

De hecho, el trabajo con el modelo circular en el país se ha fortalecido y acelerado


dentro del plan de nacional de desarrollo 2018 - 2020 en el que se establece un serio
compromiso con la sostenibilidad con base en la reducción y reutilización de los residuos y
materiales, como también haciendo énfasis en la eficiencia de agua y energía, incluyendo a
las instituciones ambientales en el trabajo específico con la transición a la circularidad,
tanto así que se han puesto en marcha las actividades propuestas, desde el 2016, en esta
materia (DANE, 2020).

Cierto es que este modelo innovador “representa un cambio sistémico para contribuir en
la resiliencia a largo plazo, generando oportunidades económicas y de negocios, como
también proporcionando beneficios ambientales y sociales” (Ellen MacArthur Foundation,
2017) lo cual garantiza una eficiencia a futuro en el país dentro de las proyecciones
transformadoras basada en resultados eficientes para el 2030 sin olvidar que también
funciona dentro de las problemáticas inesperadas que surgen mediante el tiempo como lo es
la pandemia Covid-19.

En relación con lo anterior, se considera que la economía circular es relevante en la


recuperación por Covid-19, ya que Colombia se encuentra entre los países más afectados
por la pandemia al ser el más desigual de América Latina según el índice de desarrollo
regional de 2020, sin embargo, aunque el modelo es realmente nuevo se logra acomodar,
perfectamente, ante las situaciones de crisis siendo un mecanismo de ayuda capaz de
equilibrar las consecuencias dentro del margen de producción y consumo.

Al respecto, Shröder, Albaladejo, Alonso, MacEwen M. & Tilkanen J. (2020) manifiesta


que “La pandemia de la Covid-19 ha puesto de manifiesto importantes deficiencias en la
economía lineal: la vulnerabilidad de las cadenas de valor mundiales, el agotamiento de los
recursos naturales y la exacerbación de las desigualdades sociales”, por tanto, el avance de
las iniciativas públicas en materia de economía circular llevadas a cabo en Colombia, desde
el 2016, otorgaron herramientas capaces de reducir a futuro la presión extractiva sobre
ecosistemas frágiles, abriendo la posibilidad de reducir el desequilibrio social provocado
por la pandemia.

Principales iniciativas públicas de economía circular en Colombia

El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, junto con el Consejo nacional de


política económica y social (Conpes), son las instituciones encargadas de incentivar las
siguientes iniciativas públicas en pro de la sostenibilidad en el país:

1. Política nacional para la gestión integral de residuos sólidos, 2016

Esta política tiene como objetivo gestionar los residuos no peligrosos, aportar al desarrollo
sostenible y a la adaptación y mitigación del cambio climático ya que estos presentan una
dinámica propia con una política normativa que promueve su prevención y minimización,
sin embargo, su principal propósito es lograr que el valor de los productos y materiales se
mantengan durante el mayor tiempo en el ciclo productivo (Martínez, 2019).

Su ejecución, hasta el 2020, ha tenido avances considerables en el control de la


contaminación causada por los residuos sólidos y en la sostenibilidad del servicio público.
De hecho, hoy existe un porcentaje muy bajo de contaminación en los municipios de
Colombia, gracias a los controles existentes en el uso de los mismos. No obstante, “estos
avances se han dado mediante el desarrollo paralelo de visiones que no siempre están
articuladas en cuanto a su dimensión ambiental y al enfoque de servicio público. Lo
anterior se evidencia en el desarrollo de diferentes políticas públicas implementadas
separadamente y que, a pesar de coincidir en algunos puntos, no se han potenciado
mediante el trabajo integrado” (Conpes, 2016).

En cuanto a su eficiencia da un paso adelante en la recolección adecuada de residuos


articulando las 7 R del modelo de economía circular, sin embargo, el hecho de que sea una
política nacional para la gestión integral de residuos sólidos hace que se destine su
potencial en un solo problema ambiental del país, lo que es muy positivo para reducir los
niveles de desechos que contaminan rápidamente el aire, pero esta política no se enfoca en
un solo sector, pues incluye, directamente, a un gran número de municipios que aún
esperan por una transformación sostenible e innovadora.
2. Resolución n.o 1407 de 2018 por la cual se reglamenta la gestión ambiental de los
residuos de envases y empaques de papel, cartón, plástico, vidrio y metal

La resolución es una norma legal establecida a los productores y tiene que ver con la
obligatoriedad de formular, implementar y mantener actualizado un plan de gestión
ambiental, así como reglamentar el posconsumo de envases y empaques dándoles
responsabilidades a los productores para que hagan buen uso de estos, como tener puntos
limpios de recolección, para después efectuar su aprovechamiento (Minambiente, 2018).

En Colombia es muy alta la preeminencia del sector de envases y empaques porque es el


medio por el que se consume gran parte de materias primas. Por esto es importante analizar
que a raíz de la pandemia de Covid-19, en el 2020 se incrementó el uso de recipientes
plásticos lo que amenazó directamente al medio ambiente. Sin embargo, gracias a esta
resolución el proceso de aprovechamiento de residuos y envases mitigó las consecuencias
ambientales que se veían venir, específicamente, en Bogotá y Medellín, aunque se espera
que “para el 2021, los productores de envases y empaques en el país, aprovechen el 10 % de
los residuos, es decir, aproximadamente 200.000 toneladas” (Minambiente, 2018).

En relación con el argumento de Schröder, Albaladejo, Alonso, MacEwen M. &


Tilkanen J. (2020), en el documento de la economía circular en América Latina y el Caribe,
“El modelo de economía circular confiere la misma importancia a las consideraciones de
justicia social y ambiental”. Un enfoque de “transición justa”, para esto es necesario que
existan normas y leyes que garanticen darle importancia al cuidado del medio ambiente ya
que no se está en un periodo de concientización sino de comenzar a dar pasos para
solucionar los problemas del cambio climático.

Acerca de la resolución esta toma su efectividad en el momento en que se hace cumplir


la gestión ambiental de residuos en cada región del país, haciendo que el modelo de
economía circular logre sus objetivos de ir eliminando el funcionamiento de economía
lineal y que al mismo tiempo exista una transición justa con patrones de consumo
sostenibles capaces de adoptar nuevos hábitos, de hecho, es la única manera de cambiar de
modelo económico, pues no es solo la administración pública la que se debe comprometer
con la transición sino también los habitantes, productores y consumidores.
3. Estrategia nacional de economía circular, 2018 - 2022

Colombia es el primer país en Latinoamérica en implementar esta estrategia nacional que


incentiva a los productores, proveedores y consumidores a desarrollar y efectuar nuevos
modelos de negocio para que incorporen la gestión de los residuos, el manejo eficiente de
los materiales y el mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos. En consecuencia,
se pretende que el país se convierta en una de las tres economías más competitivas de la
región, dentro de los próximos 10 años, si se mantiene como prioridad transformar la
economía lineal en una circular dispuesta a aumentar los niveles de reciclaje y uso
responsable de los residuos sólidos.

Desde el 2019, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible ha estado trabajando


en el desarrollo de divulgar la economía circular en las principales ciudades del país,
específicamente, en Bucaramanga, San Andrés, Santa Marta, Buenaventura, Yopal, Pereira,
Cartagena y Medellín. Sin embargo, el eje central es superar los desafíos de cada región,
primeramente, buscando colaboraciones en las empresas para que los residuos de algunas
industrias puedan ser materia prima para otras, pues la principal idea es que se motive la
rentabilidad y sostenibilidad con niveles más altos de producción y consumo positivo.

Según Moreno (2018) “El modelo de economía circular ha venido cobrando impulso en
los últimos años como una estrategia rentable y sostenible a largo plazo para las empresas.
Permite establecer un equilibrio entre el crecimiento económico, el bienestar social y el
aprovechamiento de los recursos”. Esto permite entender que es fundamental centrar la
sostenibilidad en los nuevos modelos empresariales de Colombia para así lograr que la
economía circular se fortalezca, no solo en solucionar los problemas de las empresas
antiguas sino en comenzar a impulsar los emprendimientos que serán el futuro del país.

Al respecto, para Colombia es un desafío el tema de apoyar a los emprendedores, pues es


un proyecto relativamente nuevo y poco efectivo en destinar fondos para nuevos
empresarios, es por esto que no existen incentivos y pocos negocios pequeños surgen por la
falta de recursos y accesibilidad a las tecnologías sostenibles, por tanto, se espera que esta
estrategia se comprometa con una financiación definida para el apoyo específico de las
Pymes enfocadas en la sostenibilidad y para aquellas que aún no lo están .
¿Es Colombia más eficiente que Chile al
implementar iniciativas públicas de economía circular?

En comparación con Chile, Colombia es el país más desigual de América Latina con
grandes retos sociales, ambientales y económicos, mientras que Chile se ha mantenido con
los mismos niveles de desigualdad durante los últimos 20 años ocupando el segundo lugar
después de Uruguay con menor índice de pobreza en la región (Cuéllar, 2019). Por otro
lado, Chile se encuentra con los registros más altos de contaminación del aire del mundo,
mientras que Colombia ocupa el puesto 50, según los indicadores de calidad del aire, 2019.

Como se puede observar los retos de ambos países son los mismos, pero cada uno tiene
un área de mayor gravedad que el otro, lo que hace que el enfoque de las iniciativas
públicas en materia de economía circular que cada gobierno implementó se desarrollen, por
ejemplo, en Colombia, enfocados en mitigar las desigualdades, mientras que en Chile se
destina a disminuir los niveles de contaminación.

En cuanto al manejo de direccionar ciertas iniciativas públicas hacia una economía


circular, se observa que Colombia tomó la decisión desde el 2016 con la política nacional
para gestionar los residuos sólidos, mientras que Chile incorpora las propuestas sostenibles
hasta el 2019 por medio del centro tecnológico para la innovación en la región de Tarapacá.
Esto evidencia que cada iniciativa se ha enfocado en áreas distintas de preocupación a las
que se deberían centrar.

Es así que mientras Colombia se centraba en enfocar sus iniciativas en solucionar, en


primer lugar, los niveles de contaminación, Chile, a los 3 años, se familiariza con la
innovación empresarial sostenible, por tanto, se puede afirmar que la eficiencia de una
iniciativa pública no depende, específicamente, del tiempo de ejecución sino en la
evaluación respectiva de los problemas más relevantes del país, ya sea en cuanto a los
niveles de contaminación o desigualdad o como el compromiso de las instituciones antes de
iniciar una iniciativa pública de economía circular.

Por consiguiente, existe cierta recuperación de la eficiencia de iniciativas públicas en


Colombia con la ejecución de la estrategia nacional de economía circular realizada en el
2018 ya que las instituciones se comprometieron a trabajar arduamente en la divulgación
para generar valor agregado a los emprendimientos con nuevas formas de producción y
consumo en las distintas regiones del país, para que asimismo se aceleraran los ciclos
materiales (agua y energía). Lo anterior llevó al país a convertirse en el pionero de
Latinoamérica en implementar la economía circular.

Pero Chile no se queda atrás, pues conserva su efectividad directa con la ayuda de Corfo
y CIEC enfocándose en la actividad sectorial como asegura Ostajic (2019) “No puedo dejar
de señalar el gran trabajo que estamos desarrollando desde Tarapacá, donde absolutamente
todos los actores locales hemos tomado como objetivo único y común el convertirnos en la
capital de la Economía circular”. Importante decir que la gestión de Chile es más profunda
que la de Colombia, pero no más eficiente porque ambas tienen una buena proyección y
todo depende de los resultados del proceso en el tiempo.

Conclusión

Finalmente, para transformar el modelo lineal que ha imperado durante años en Colombia y
Chile es indispensable que la economía circular esté ligada a las iniciativas públicas
lideradas por los gobiernos e implementadas por las instituciones ya que el agotamiento de
los recursos y la escasez de materias primas genera inestabilidad y desequilibrio en el
desarrollo económico de los países, por tanto, extraer y arrojar ya no es una opción para
incentivar la innovación, ahora los residuos son recursos al ser reutilizados y las
instituciones ambientales son las pioneras en coordinar que las iniciativas públicas cumplan
con sus propósitos de promover el emprendimiento sostenible y optimizar la recuperación
ambiental.

Es de resaltar que Colombia es un país de continuos contrastes, por lo que sus


consecuencias ambientales y sociales están hoy en alerta roja, por esta razón el impulso
global por el nuevo modelo circular motivó al Gobierno a sujetar su economía en la
estrategia nacional de economía circular en el 2018 optimizando el uso de los recursos para
mejorar la calidad de vida de sus habitantes, así como contrarrestar los malos índices de
contaminación. Por el lado de Chile, este país se dispone en enfocar las iniciativas públicas
en los sectores y áreas de mayor preocupación, como la Convocatoria internacional
“instituto tecnologías limpias para industria solar, minería verde y litio + minerales de
mayor valor”.
No obstante, en comparación con la eficiencia de las iniciativas públicas en materia de
economía circular de Chile y Colombia, se evidencia que aún es un proyecto relativamente
novedoso para ambos países, puesto que se debe seguir innovando en cada uno,
adecuadamente, según las dificultades y retos por evaluar.

Además, se identifica que Colombia tiene una muy buena proyección en esta materia, al
mismo tiempo que Chile, pero con enfoques distintos. De hecho, ambos países tienen el
reto de medir las situaciones devastadoras que les dejó la pandemia del Covid-19, y usar
con mayor veracidad las iniciativas públicas enfocándolas a los problemas de mayor
relevancia que en este caso serían la salud pública y el fortalecimiento de los malos hábitos
de consumo y producción.
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