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A finales del siglo XIX los sexólogos publicaron sus observaciones sobre el deseo y
la conducta hacia personas del mismo sexo y distinguieron a las lesbianas en la
cultura occidental como una entidad distintiva. Desde entonces los historiadores
han reexaminado las relaciones entre las mujeres y cuestionan qué es lo que hace
que una mujer o una relación puedan calificarse de lesbianas. El resultado de este
debate ha introducido tres componentes a la hora de identificar a las lesbianas:
conducta sexual, deseo sexual e identidad sexual.
Las diferentes maneras en las que las lesbianas han sido representadas en los
medios de comunicación sugiere que la sociedad occidental en su conjunto se ha
sentido simultáneamente intrigada y amenazada por las mujeres que desafían los
roles de género femeninos, y fascinada y asombrada por las relaciones románticas
entre mujeres. Sin embargo, las mujeres que adoptan la identidad lésbica comparten
experiencias que conforman un panorama similar al de la identidad étnica: como
homosexuales, están unidas por la discriminación y el rechazo potenciales que
sufren por parte de sus familias, amistades y otros. Como mujeres, tienen
preocupaciones distintas a las de los varones. Las condiciones políticas y las
actitudes sociales también continúan afectando la formación de relaciones y
familias lésbicas.
Índice
1 Etimología y desarrollo de la palabra
2 Teorías biológicas sobre las causas del lesbianismo
2.1 Desarrollo embrionario
2.2 Genética
2.3 Psicobiología
2.4 Evolución
2.5 Otras causas
3 Identidad y género
3.1 Construcción de la identidad lésbica
3.2 La Gran Depresión
3.3 La Segunda Guerra Mundial
3.4 La Posguerra
3.5 La segunda ola del feminismo en Estados Unidos
3.6 En otros países
3.6.1 Europa
3.6.2 Latinoamérica
4 Homosexualidad femenina sin identidad
4.1 Grecia antigua y Roma
4.2 Edad Media
4.3 Europa moderna
4.4 Esposos femeninos
4.5 Reexaminando la amistad romántica
5 Fuera de Occidente
5.1 Oriente Medio y Próximo
5.2 América indígena y precolombina
5.3 África
5.4 Asia
6 Demografía
6.1 Informe Kinsey
6.2 Informe Hite
6.3 Encuestas de población
7 Lesbianas y sexualidad
8 Salud
8.1 Física
8.2 Mental
9 Familias y política
10 Cultura
10.1 Literatura
10.2 Cine
10.3 Televisión
10.4 Deporte
10.5 Música
10.6 Revistas
11 Véase también
12 Notas
13 Referencias
14 Bibliografía
15 Enlaces externos
Etimología y desarrollo de la palabra
Pintura de una mujer vestida con túnicas griegas sentada en un banco de mármol con
árboles y agua en la distancia
Safo de Lesbos, aquí representada en una pintura de 1904 de John William Godward,
dio a la palabra «lesbiana» la connotación de deseo erótico entre mujeres.
La palabra «lesbiana» está derivada del nombre de la isla griega de Lesbos, hogar
en el siglo VII y VI a.C. de la poetisa Safo.1 De los escritos que se han
conservado, los historiadores han deducido que Safo estaba a cargo de un grupo de
mujeres jóvenes para su instrucción y diversión.2 No ha sobrevivido mucha de la
poesía de Safo, pero la que se conoce refleja los temas sobre los que escribió: las
vidas diarias de las mujeres, sus relaciones y rituales. Se centraba en la belleza
de las mujeres y proclamaba su amor por las jóvenes.3 Antes de finales del siglo
XIX, la palabra «lesbiano/a» era un adjetivo que normalmente calificaba a aquello
que derivaba de Lesbos, incluyendo un tipo de vino.nota 1 Sin embargo, el término
«lesbienne» con el sentido moderno ya se usaba en la literatura francesa desde el
siglo XVI. En Inglaterra, se puede rastrear el uso de «lesbian» con su significado
actual desde el siglo XVII, como documenta Emma Donoghue en Passions between women
(1993).5 En 1890, la palabra fue usada en un diccionario médico como adjetivo para
describir el tribadismo (como «amor lésbico»): gratificación sexual de dos mujeres
a través de la simulación del coito. «Lesbianismo», para describir la relación
erótica entre mujeres, fue documentado en 1870. El término era intercambiable con
«sáfica» y «safismo» hacia principios del siglo XX. El uso de «lesbiana» en la
literatura médica comenzó a ser prevalente; hacia 1925 la palabra aparece definida
como un sustantivo para referirse al equivalente femenino de un sodomita.1
Retrato Richard von Krafft Ebing. Un varón mayor, con barba blanca recortada.
La subcultura lesbiana se desarrolló en respuesta a la categorización del
lesbianismo como un problema médico por sexólogos como Richard von Krafft-Ebing.
El desarrollo del conocimiento médico fue un factor importante para las
connotaciones que iba a incluir la palabra. A mediados del siglo XIX, los
divulgadores médicos trataron de establecer formas de identificar la homosexualidad
masculina, que era vista como un problema social considerable en la mayoría de las
sociedades occidentales. Categorizando el comportamiento sexual, sexólogos como el
alemán Magnus Hirschfeld se referían a la «inversión» como un comportamiento sexual
normal para varones y mujeres, por lo que los varones y las mujeres variaban desde
el «tipo sexual masculino perfecto» hasta el «tipo sexual femenino perfecto».6 La
cantidad de literatura médica dedicada a la homosexualidad femenina era mucho menor
que la dedicada a la homosexualidad masculina, ya que los profesionales médicos no
la consideraban un problema significativo. En algunos casos, ni siquiera reconocían
su existencia. Sin embargo, los sexólogos Richard von Krafft-Ebing de Alemania y
Havelock Ellis del Reino Unido escribieron algunas de las categorizaciones más
tempranas y duraderas de la homosexualidad femenina, considerándola un tipo de
locura.7 Krafft-Ebing, que contemplaba el lesbianismo (que llamaba «uranismo») como
una enfermedad neurológica, y Ellis, influido a su vez por los escritos de Krafft-
Ebing, creían que la condición no era permanente. Ellis opinaba que los
sentimientos de muchas mujeres que profesaban amor por otras mujeres cambiaban
después de casarse y tener una «vida real».8 Sin embargo, Ellis admitía la
existencia de «auténticas invertidas» que pasarían toda su vida en relaciones
eróticas con otras mujeres. Estas eran miembros del «tercer sexo», que rechazaba el
papel subalterno, femenino y doméstico de las mujeres.9 La palabra «invertida»
calificaba a la que realizaba los roles de género opuestos a su sexo y sentía
atracción por mujeres, en lugar de por varones; debido a que las mujeres de la
época victoriana eran consideradas incapaces de iniciar encuentros sexuales, las
mujeres que lo hacían con otras mujeres se consideraba que tenían deseos sexuales
masculinos.10
Las obras de Krafft-Ebing y Ellis tuvieron una gran circulación y ayudaron a crear
una conciencia pública sobre la homosexualidad femenina.nota 2 Las afirmaciones de
los sexólogos de que la homosexualidad era una anomalía congénita, por lo general,
eran ampliamente aceptadas por los varones homosexuales; indicaban que su
comportamiento no estaba inspirado ni debía ser considerado un vicio criminal. En
ausencia de otras descripciones de sus emociones, los homosexuales aceptaron la
designación de «diferente» o «pervertido» y usaron su estatus de proscritos para
formar círculos sociales en París y Berlín. «Lesbiana» y «lesbianismo» comenzaron a
describir elementos de una subcultura.11
Genética
Un estudio realizado en Reino Unido en el año 2011 con gemelas idénticas llegó a la
conclusión de que los factores genéticos juegan un papel importante de hasta el 25%
en cuanto a la predisposición al lesbianismo. El estudio descubrió que las gemelas
idénticas que comparten la totalidad de su código genético tienen más
probabilidades de ser ambas lesbianas a diferencia de las gemelas fraternales,
quienes en comparación comparten la mitad de sus genes. Esto demuestra que la
genética puede influir hasta en un 25% en la homosexualidad en las mujeres.13
Psicobiología
Según un estudio publicado por la Universidad de Essex en el Reino Unido en la
revista Journal of Personality and Social Psychology, las mujeres pueden ser
lesbianas o bisexuales, pero muy raras veces son completamente heterosexuales. Los
investigadores monitorearon los comportamientos de 345 mujeres al ver imágenes
explícitas de mujeres y hombres desnudos. Usando tanto dispositivos de seguimiento
ocular que medían factores como la dilatación de la pupila (que se sabe, es un
claro indicio de excitación sexual), así como medidas directas de respuesta sexual
psicológica, el estudio encontró que las mujeres que se identificaron como
heterosexuales respondieron con la misma excitación sexual tanto al ver imágenes de
mujeres como de hombres desnudos. Mientras tanto, las mujeres lesbianas mostraron
muchas más respuestas sexuales hacia su género preferido (las mujeres), por sobre
las imágenes de los hombres.1415
Evolución
Se ha descubierto que el cromosoma Y, el cual define la expresión del fenotipo
masculino, se está encogiendo y, según biólogos de la Universidad de Kent, se habrá
perdido completamente dentro de aproximadamente unos 4,6 millones de años,
propiciando la desaparición de los hombres.16 El nacimiento virginal, conocido como
partenogénesis, sería la respuesta asexual de la naturaleza a un mundo sin machos.
En el futuro, las hembras tendrían relaciones sexuales con otras hembras como un
vestigio evolutivo de la reproducción sexual que alguna vez practicaban. Desde un
punto de vista evolutivo, el lesbianismo sería producto de un proceso evolutivo, el
cual sería la única salida de la naturaleza en el futuro para que las hembras
satisfagan sus necesidades sexuales en un mundo donde se reproducirían asexualmente
sin ayuda de los hombres.17
Otras causas
Popularmente, se cree que las mujeres que fueron víctimas de abuso sexual por parte
de un perpetrador varón o durante su niñez, especialmente por parte de familiares
masculinos, se vuelven más propensas a ser lesbianas. Si bien es cierto que sufrir
una experiencia de este tipo podría dar como resultado el desarrollo de un fenómeno
conocido como misandria o aversión hacia los hombres, esto no necesariamente
significa que la víctima se sienta atraída por personas de su mismo sexo, por lo
que esta teoría podría considerarse solo un mito.18
Identidad y género
Las lesbianas, en particular en la cultura occidental, a menudo consideran que
tienen una «identidad» que se define por su propia sexualidad individual, así como
por la pertenencia a un grupo que comparte características comunes.19 A través de
la historia, las mujeres de muchas culturas han tenido relaciones sexuales con
otras mujeres, pero rara vez eran consideradas como parte de un grupo específico de
personas que se definía por el tipo de relaciones sexuales. Debido a que las
mujeres han sido una minoría política en las culturas occidentales, la designación
adicional como homosexuales produjo el desarrollo de una identidad subcultural
entre las lesbianas.20
Portada de la revista alemana con el título Die Freundin mostrando a dos mujeres
vestidas con la moda de la época, con vestidos de talle bajo
Edición de la revista lésbica alemana Die Freundin («La novia / amiga»), 1928.
Berlín tenía una vibrante cultura homosexual en la década de 1920, existiendo
incluso un himno, Das lila Lied, que las lesbianas también percibían como propio.
Había unos cincuenta clubs y bares para mujeres, que iban desde los grandes y
lujosos cabarés y cafés, como el famoso «Eldorado», visitado por estrellas como
Marlene Dietrich, o «Chez ma belle-soeur», pasando por los mixtos, con todo tipo de
público, como el «Dorian Gray» en la Bülowstrasse, y populares como el «Club des
amies», que realizaba fiestas tres veces por semana, hasta los más sórdidos, como
el «Café Olala», al que también acudían varones travestidos, o el «Tavern», que
tenía una habitación reservada para las damas. En 1928, un libro titulado Berlins
lesbische Frauen («Las mujeres lésbicas de Berlín») de Ruth Margarete Roellig
popularizó la capital alemana como centro de la cultura lésbica europea.22 Las
fiestas y eventos eran publicados en diversas revistas, que funcionaban como
vínculo de unión para la comunidad.23 También se produjo una auténtica explosión de
la cultura lésbica como dan muestra artistas de la talla de Claire Waldoff, Jeanne
Mammen, Christa Winsloe o Anna Elisabet Weirauch, autora de la trilogía Der
Skorpion, la novela lésbica por excelencia de la época. La homosexualidad masculina
estaba prohibida por el artículo 175, pero la policía de ciudades como Berlín y
Hamburgo solía mirar hacia otro lado. La lucha por la eliminación del artículo
permitió articular el primer movimiento homosexual, del que las mujeres, menos
afectadas, formaron solo una parte marginal. Aun así, las mujeres del entorno del
Comité Científico Humanitario realizaron una contribución notable a la lucha por la
emancipación tanto de la mujer como de los y las homosexuales, pudiéndose mencionar
a Theo Anna Sprüngli, la primera activista lesbiana de la historia,24 Johanna
Elberskirchen y Emma (Külz-) Trosse.25
Entre las décadas de 1890 a 1930 la heredera estadounidense Natalie Clifford Barney
mantuvo un salón literario semanal en París al que se invitaba a las grandes
celebridades artísticas y que se centraba en temas lésbicos. Combinando influencias
griegas con el erotismo contemporáneo francés, intentó crear una versión
actualizada e idealizada de Lesbos en su salón.26 Entre sus contemporáneas se
incluían artistas como Romaine Brooks, que pintaba a las mujeres en su círculo; las
escritoras Colette, Djuna Barnes, Gertrude Stein y la novelista Radclyffe Hall.
París también tenía una notable escena lésbica, sobre todo en la zona de
Montmartre, que era conocida por ello desde el siglo XIX, Pigalle y Montparnasse.
Uno de los primeros clubs nocturnos fue «Le monocle» abierto por Lulu de
Montparnasse, al que acudían mujeres vestidas con esmoquin y pelo corto o moño.27
Otro local famoso fue el abierto por la cantante Suzy Solidor, «La vie parisienne»;
aunque visitado por artistas como Tamara de Lempicka, que pintó un famoso retrato
de la cantante, y Colette, Solidor no recibió la aprobación de la intelligentsia
lésbica parisina.28 También se celebraban grandes fiestas a las que acudían parejas
de gais y lesbianas, como el de la «Montagne de Sainte-Geneviève», que evolucionó
hasta convertirse un gran baile el día de Mardi Gras.27
Foto publicitaria de una recia mujer afroamericana vestida con un esmoquin blanco
con cola y sombrero de copa, llevando un bastón blanco en la mano y su firma en la
esquina inferior derecha
La habitante del Harlem, Gladys Bentley, era conocida por sus blues sobre sus
amoríos con mujeres.
En los Estados Unidos, la década de 1920 fue de experimentación social,
especialmente en cuestiones de sexo. El hecho estaba muy influido por las teorías
de Sigmund Freud, que afirmaba que el deseo sexual se expresaba de forma
subconsciente, a pesar de la voluntad del individuo de ignorarlo. Las teorías de
Freud eran mucho más populares en Estados Unidos que en Europa. Las grandes
ciudades con una vida nocturna eran inmensamente populares y las mujeres comenzaron
a buscar aventuras sexuales. La bisexualidad se puso de moda, especialmente en los
primeros barrios gais de Estados Unidos.33 Ningún otro lugar ofrecía tantas
posibilidades al visitante como Harlem, el barrio de Nueva York habitado
mayoritariamente por personas de origen africano. Estos visitantes eran los
llamados slummers, blancos que disfrutaban del jazz y los clubs nocturnos. Las
cantantes de blues Ma Rainey, Bessie Smith, Ethel Waters y Gladys Bentley cantaban
sobre sus aventuras con mujeres para visitantes como Tallulah Bankhead, Beatrice
Lillie y la que pronto se llamaría Joan Crawford.3435 Los homosexuales comenzaron a
comparar su nuevo estatus de minoría reconocida con el de los negros.36 Entre los
residentes de Harlem, las relaciones lésbicas eran comunes y toleradas, aunque no
aceptadas abiertamente. Algunas mujeres realizaban fastuosas ceremonias de boda,
incluso solicitando licencias de matrimonio en la ciudad de Nueva York, usando
nombres masculinos.37 Sin embargo, la mayoría de las mujeres que mantenían
relaciones homosexuales estaban casadas con varones; la bisexualidad era más
aceptada que el lesbianismo.38
Durante las décadas anteriores a la Guerra Civil Española también hubo un cierto
florecimiento de la cultura y la visibilidad lésbica en España. Cipriano Rivas
Cherif estrenó en 1929 con su grupo de teatro El Caracol en Madrid su obra Un sueño
de la razón,43 sobre una pareja de mujeres que buscan un varón para tener un
hijo.44 Lucía Sánchez Saornil, la fundadora de la sección feminista de la CNT,
Mujeres Libres, también publicó algunos poemas dedicados a mujeres bajo el
seudónimo «Luciano de San-Saor». En novela fue Carmen de Burgos quien introdujo el
lesbianismo en sus tramas.45 Incluso se llegó a formar un círculo sáfico en Madrid
en torno a Victorina Durán, como lugar de encuentro y tertulia para mujeres.46
Entre las lesbianas que tuvieron una cierta relevancia en la época se pueden
mencionar a Victoria Kent,4748 primera mujer en actuar como abogada en un juicio en
España, Carmen Conde, primera académica de la lengua, Ana María Sagi o Irene
Polo.4950 A ellas hay que unir a la famosa bailarina y musa de las artes Carmen
Tórtola Valencia, que vivió casi treinta años, hasta su muerte en 1955, con su
amante Ángeles Vila-Magret, a la que adoptó para cubrir las apariencias, aunque era
un secreto a voces.51
La Gran Depresión
La mujer como madre del pueblo ario. Típica imagen de propaganda en la Alemania
nazi. Aquellas que no se conformaban al rol asignado, eran consideradas
«asociales».52
El principal componente necesario para animar a las lesbianas a llevar una vida
pública y buscar a otras mujeres era la independencia económica, que prácticamente
desapareció en la década de 1930 con la Gran Depresión. La mayoría de las mujeres
en los Estados Unidos creyeron necesario casarse con un varón para mantener la
«fachada», a menudo un hombre gay, para que ambos pudiesen mantener relaciones
homosexuales con discreción, pero también con un varón que buscara a una mujer
tradicional. A las mujeres independientes en la década de 1930 se les echaba en
cara que les quitaban el trabajo a los varones.53 Esta actitud social produjo
comunidades pequeñas muy cerradas y centradas en torno a bares en las grandes
ciudades, mientras que en las zonas menos urbanizadas, las lesbianas permanecían
aisladas. Hablar de homosexualidad en cualquier contexto era tabú y las mujeres
rara vez discutían el lesbianismo incluso entre ellas; se referían a las personas
abiertamente gais como in the Life («en la vida»).54nota 4 La teoría psicoanalítica
de Freud, omnipresente en la comunidad médica, consideraba la homosexualidad como
una neurosis que afectaba a las mujeres inmaduras.55
Las mujeres más masculinas no eran necesariamente abundantes, pero eran visibles,
así que tendían a atraer a mujeres interesadas en encontrar a otras lesbianas. Las
mujeres debían abordar el tema de su interés por otras mujeres de forma cuidadosa,
a veces se tardaba días en desarrollar un entendimiento sin preguntar y sin decir
nada con claridad.64 Se apelaba agresivamente a las mujeres que no se habían
apuntado al ejército para que realizasen trabajos en la industria que habían dejado
vacantes los varones, para mantener la productividad nacional. El incremento de
movilidad, sofisticación e independencia de muchas mujeres durante y después de la
Guerra, convirtió en una opción el vivir sin marido, algo que no hubiese sido
posible bajo circunstancias económicas y sociales distintas, fortaleciendo aún más
las redes y ambientes lésbicos.65
La Posguerra
Tras la II Guerra Mundial, en EE. UU. hubo un deseo general de volver a la
situación social de la preguerra tan pronto como fuese posible.66 Unido a la
creciente paranoia sobre el comunismo y la teoría psicoanalítica que se había
convertido omnipresente en la comunidad médica, en 1950 la homosexualidad se
convirtió para el Gobierno estadounidense en una característica indeseable para sus
funcionarios. Se creía que los homosexuales eran vulnerables al chantaje y el
Gobierno eliminó de sus filas a todos los homosexuales conocidos, comenzando un
amplio esfuerzo por conseguir información sobre la vida privada de los empleados.67
Los gobiernos de los estados y ciudades siguieron el ejemplo, arrestando a personas
en bares y parques, y publicando leyes contra el travestismo tanto masculino como
femenino.68 El ejército y el gobierno realizaron numerosos interrogatorios,
preguntando a mujeres si habían tenido relaciones sexuales con otras mujeres, e
identificando experiencias aisladas en una identidad criminal, separando de forma
estricta heterosexuales y homosexuales.69 En 1952 la American Psychiatric
Association incluyó la homosexualidad en el Manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales entre los desequilibrios emocionales patológicos.70 La opinión
de que la homosexualidad era una enfermedad curable estaba muy extendida en la
comunidad médica, la población en general e incluso entre muchas lesbianas.71 Las
actitudes y prácticas para descubrir a homosexuales entre los funcionarios públicos
se propagaron a Australia72 y Canadá.73 Se añadió y aprobó un apartado en una
proposición de ley en la Cámara de los Comunes en Reino Unido para crear el delito
de "máxima indecencia" entre mujeres en 1921, pero fue posteriormente rechazada por
la Cámara de los Lores ya que por lo visto existía la preocupación de que prestar
atención a la conducta sexual desviada serviría para promocionarla.74
Había muy poca información sobre el lesbianismo, aparte de los textos médicos y
psiquiátricos. Los encuentros de la comunidad lésbicas se reducían a los bares,
donde se llevaban a cabo frecuentes redadas policiales (una vez al mes de media),
con la consiguiente publicidad en los periódicos para aquellos que habían sido
arrestados. En respuesta, ocho mujeres de San Francisco empezaron a reunirse en sus
hogares en 1955 para conversar y bailar. Cuando decidieron hacer de ello una
reunión regular, se convirtieron en la primera organización lésbica de los Estados
Unidos, llamada Daughters of Bilitis (DOB). DOB comenzó a publicar una revista
llamada The Ladder en 1956; en la primera página se encontraba la declaración de
objetivos, el primero de los cuales era «educación de la variante» y que pretendía
dar información sobre la homosexualidad a las mujeres, específicamente sobre el
lesbianismo, y sobre lesbianas famosas en la historia. Sin embargo, hacia 1956, el
término «lesbiana» tenía un significado tan negativo, que DOB rechazaba su uso como
descripción, empleando la palabra «variante» (variant) en su lugar.75 DOB se
extendió a Chicago, Nueva York y Los Ángeles, y The Ladder era enviado por correo a
cientos —incluso a miles— de miembros de DOB, con discusiones sobre la
homosexualidad, a veces desafiando la idea de que era una enfermedad,
contribuciones de las lectoras ofreciendo sus propias razones para ser lesbianas y
sugiriendo formas de aceptarlo o de sobrellevar el rechazo social.71 Las lesbianas
británicas siguieron con la publicación de Arena Three en 1964, con una misión
similar.76
En otros países
Europa
La Constitutio Criminalis Carolina de 1532, una de las pocas leyes europeas que
condenaba el lesbianismo, tuvo una gran influencia en las legislaciones
posteriores. Así, Hirschfeld nombraba en 1914 seis países europeos en los que la
homosexualidad femenina era ilegal. Entre estos países se encontraban Suecia (desde
1864) y Finlandia (desde 1889), cuyas leyes contra la sodomía estaban redactadas de
forma neutral. Las cifras de persecución eran mucho menores que las de los varones:
en Suecia, entre 1880 y 1944, un 0,8 % de las personas juzgadas fueron condenas por
lesbianismo y en Finlandia, entre 1894 y 1971, un 5 %. Dinamarca modificó sus leyes
en 1933 para incluir a las mujeres en las leyes antihomosexuales, al igual que hizo
Islandia en 1940. En Noruega el lesbianismo nunca estuvo prohibido y a partir de
1854 dejó de perseguirse a mujeres por esta causa. Los países escandinavos fueron
de los primeros en Europa en legalizar los actos homosexuales consentidos entre
adultos a mediados del siglo XX: Dinamarca y las Islas Feroe en 1933, Islandia en
1940, Suecia en 1944; Finlandia en 1971 y Noruega en 1972, lo hicieron algo más
tarde. La equiparación en la edad legal de consentimiento se hizo en los países
nórdicos con un retraso de 30 a 40 años, respecto a la legalización de los actos
sexuales entre adultos. Con la excepción de Noruega, estas legalizaciones se
hicieron sin que el movimiento de liberación LGBT ejerciese mucha influencia
política. Desde mediados del siglo XIX, Dinamarca ha sido la pionera y Copenhague
el centro cultural de los homosexuales escandinavos.95
Latinoamérica
En América Latina la consciencia y el asociacionismo lésbico aparecieron en la
década de 1970 y han ido ampliándose a medida que los diversos países han alcanzado
la democracia o, en el caso de los que ya la tenían, la reformaron. Pero aun así,
hasta finales del siglo XX, ningún régimen de la zona, democrático o no, ha
respetado los derechos de gais o lesbianas. Pese a ser legal la homosexualidad en
la mayoría de los países, durante mucho tiempo se han empleado tácticas de
intimidación y acoso, cuando no se empleaban las leyes de «corrupción de menores» o
de «faltas a la moral o las buenas costumbres» para perseguir a homosexuales.98 En
el ámbito hispánico, el conflicto con la lesbofobia de las feministas y la
misoginia de los gais ha generado una trayectoria difícil para las lesbianas y sus
asociaciones.99
Argentina fue el primer país de Latinoamérica en contar con un grupo LGBT, Nuestro
Mundo (NM), organizado en 1969. NM creó en 1971 el Frente de Liberación Homosexual
(FLH), junto con otras cinco organizaciones, todo de forma clandestina y en casas
particulares. Hacia 1972-73, entre sus formantes se encontraba la organización
lésbica Safo. De la actividad inicial en Buenos Aires, se pasó pronto a colaborar
con las feministas en Córdoba, Mendoza y Mar del Plata, e incluso en Tucumán.100
Las persecuciones y el acoso fueron constantes y se agravaron con la llegada de la
dictadura en 1976, cuando se disolvieron todos los grupos a causa del Terrorismo de
Estado en Argentina en las décadas de 1970 y 1980. El movimiento lésbico autónomo
comenzó en 1986 con la creación del Grupo Autogestivo de Lesbianas (GAL) y la
revista Codo con codo, ambos de poca duración. En 1987, comenzaron a publicarse los
Cuadernos de Existencia Lesbiana, que seguían publicándose en 2000. El V Encuentro
Feminista fue el catalizador para la creación en 1990 de los grupos Frente Sáfico
(Fresa), Las Lunas las Otras y el Grupo de Reflexión de Lesbianas. La aparición en
la televisión de Ilse, fructificó en la creación en 1991 de Convocatoria Lesbiana,
del que más tarde surgieron los grupos Buenas Amigas y Sentimientos. Los grupos
lésbicos se unieron posteriormente en el Frente de Lesbianas para superar sus
dificultades con el heterofeminismo y colaborar con la Comunidad Homosexual
Argentina.101
Edad Media
Hasta época reciente se creía que el lesbianismo había sido ignorado por las leyes
civiles medievales. Estudios más modernos tienden a desmentir el hecho, a pesar de
que todavía es necesaria mucha más investigación. La primera ley civil que
condenaba el lesbianismo fue el código de Orléans, el Li Livres de jostice et de
plet (1260):117
Feme qui le fet doit à chescune foiz perdre membre, et la tierce doit estre arsse.
Mujer que lo hace debe perder cada vez un miembronota 6 y a la tercera deber ser
quemada.
Li Livres de jostice et de plet (1260)
Sin embargo, sería Cino da Pistoia quien en 1314, con la publicación de su
Comentario, interpretaría por primera vez el derecho romano de forma condenatoria
para el lesbianismo. Da Pistoia interpretó una oscura ley de Diocleciano y
Maximiano, la Lex foedissiman de 287 d. C., que condenaba la prostitución y las
mujeres libertinas, para condenar a las mujeres que tienen relaciones con otras
mujeres. En 1400 Bartolomeo de Saliceto retoma esta interpretación de la Lex
foedissiman para condenar el lesbianismo con la pena de muerte. Las Lecturas de
Saliceto se convertirían en una referencia para toda Europa, cuya legislación se
basaba en la romana, hasta el siglo XVIII.118 En general, se han encontrado pocos
casos en los que se aplicaran estas leyes y no parece que existiera una persecución
generalizada.119
En España está documentado un caso de principios del siglo xvii en el que dos
mujeres conocidas como Las Cañitas fueron juzgadas por la Inquisición Española en
Salamanca por «bujarronas» —según la expresión utilizada por el tribunal—. En el
acta se especificaba que «trataba la una a la otra con un artificio de caña en
forma de natura de hombre». Halladas culpables fueron azotadas y condenadas al
destierro, aunque años más tarde llegó el perdón real.122
Esposos femeninos
Pintura de una mujer del Renacimiento vestida como varón, de pie y mirando hacia la
izquierda, mientras una mujer vestida como tal sentada a su derecha, le toma de la
mano y la mira implorante, todo sobre un fondo bucólico.
La confusión del sexo fue un recurso dramático muy popular en los siglos XVI y
XVII, como esta escena de Noche de reyes de Shakespeare, pintada por Frederick
Pickersgill.
El hermafroditismo había aparecido en la literatura médica tan a menudo que se
consideraba conocimiento común, aunque los casos eran raros. Los elementos
homoeróticos en la literatura eran muy frecuentes, específicamente la confusión de
un sexo por otro para engañar y seducir a una mujer inocente. Quizás el ejemplo más
extraordinario de la literatura en español sea el que aparece en Los siete libros
de la Diana del portugués Jorge de Montemayor. En la escena, Ismenia es un varón
que se hace pasar por una mujer vestida de varón que enamora a una pastora. Aunque
Ismenia sea un varón, la pastora no lo sabe y a pesar de ello acepta el cortejo,
los besos y arrumacos.132 Este tipo de recurso dramático fue muy común en España
durante el Siglo de Oro, como muestran las obras Don Gil de las calzas verdes
(1615) de Tirso de Molina o Las manos blancas no ofenden de Calderón de la Barca.
En Inglaterra estos papeles se llamaban breeches role y fueron empleados con
frecuencia por autores teatrales, como Shakespeare en su Noche de reyes (1601) o
Edmund Spenser en The Faerie Queene (1590).133
Fuera de Occidente
Mientras el comportamiento homosexual femenino puede estar presente en todas las
culturas, el concepto de lesbiana como mujer que se junta exclusivamente con otras
mujeres no lo está. La actitud frente al comportamiento homosexual femenino depende
del rol de la mujer en cada sociedad y de la definición que cada cultura hace del
sexo.
Las relaciones entre las mujeres que vivían en los harenes y los temores de que las
mujeres tuvieran relaciones íntimas en los baños turcos fueron expresados en los
escritos de varones. Las mujeres, sin embargo, guardaban mayoritariamente silencio
y los varones rara vez hablaban de relaciones lésbicas. No está claro que las pocas
veces que el lesbianismo es mencionado en la literatura sea una representación
histórica exacta o si más bien servía de fantasía a los varones.
Un tratado de 1978 sobre la represión en Irán afirmaba que las mujeres eran
silenciadas por completo: «En toda la historia de Irán, [a ninguna mujer] se le ha
permitido hablar sobre estas tendencias [...] Admitir deseos lésbicos sería un
crimen inaceptable.»161 Aunque los autores de Islamic Homosexualities
(«Homosexualidades islámicas») afirmaban que esto no implica que las mujeres no
pudieran tener relaciones lésbicas, una antropóloga lesbiana visitó en 1991 Yemen e
informó que en la ciudad que visitó las mujeres no eran capaces de entender su
relación romántica con otra mujer. De las mujeres de Pakistán se espera que se
casen con un varón; aquellas que no lo hacen son marginadas e ignoradas
socialmente. Las mujeres, sin embargo, pueden tener relaciones íntimas con otras
mujeres mientras cumplan con sus deberes conyugales, mantengan sus asuntos privados
con discreción y la mujer con la que están involucradas esté relacionada de alguna
forma lógica o sea de la familia.165
Hay aquí muchas mujeres que realizan oficios de hombres y tienen otras mujeres con
las que están casadas
Pêro Correa, 1551.
Hacia 1576, Pêdro de Magalhães de Gândavo se refiere a relaciones homosexuales de
mujeres tupinambás
Algunas indias de esta región juran y prometen castidad y así no se casan ni
conocen hombre de ninguna calidad, ni lo consentirán aunque por eso las maten.
Estas dejan todas las actividades de mujeres e imitan a los hombres y realizan sus
oficios como si no fuesen mujeres. Traen el cabello <cortado como los machos, van a
la guerra y de cacería con arcos y flechas ... y cada una tiene una mujer a su
servicio y que le hace de comer como si estuviesen casadas.
Pêro de Magalhães de Gândavo, 1576.166
Durante el siglo XVIII otros europeos, misioneros y exploradores describían a
personas del tercer sexo como berdaches, tanto en los casos femeninos como
masculinos. Para las mujeres específicamente, se relata que vestían ropas de hombre
y participaban en actividades guerreras, de caza y otras que su cultura consideraba
masculinas, como la confección de armas; pero además tenían esposas o compañeras
duraderas.167 Los zuñi llaman a las mujeres que toman el rol masculino katsotse168
y los mojave les dan el nombre de hwame.169 Estos roles transgénero tienen menos
que ver con la sexualidad que con la espiritualidad y la ocupación. Las relaciones
entre «dos espíritus» femeninos y mujeres que no son transgénero se consideran como
de «heterogénero».170
África
Los roles transgénero y los matrimonios entre mujeres también han sido documentados
en más de treinta sociedades africanas.171 Las mujeres se pueden casar con otras
mujeres, criar sus hijos y ser consideradas generalmente como varones en sociedades
de Nigeria, Camerún y Kenia. Los hausas de Sudán poseen un término similar al de
lesbiana, kifi, que también se puede aplicar a varones, con el significado de
«ninguna de las partes insiste en un rol sexual particular».172 Cerca del río
Congo, entre los nkundo, una mujer que participa en una relación emocionalmente
fuerte o sexual con otra mujer es conocida como yaikya bonsángo («una mujer que se
aprieta contra otra mujer»). Las relaciones lésbicas también son conocidas en las
sociedades matriliniales de Ghana entre los pueblos akan. En Lesoto, mujeres
realizan lo que se considera habitualmente en Occidente como sexo: se besan,
duermen juntas, frotan sus genitales y mantienen relaciones exclusivas. Pero como
las personas en Lesoto creen que para que exista sexo es necesario un pene, no
consideran este comportamiento sexual, ni las mujeres se consideran lesbianas.173
Asia
China, antes de su occidentalización, era una sociedad en las que los varones y las
mujeres vivían separados. Históricamente, la cultura china no reconoce el concepto
de orientación sexual, o un marco que divida a las personas basándose en la
atracción por otras personas del mismo sexo o del opuesto.177 Aunque existía una
cultura significativa rodeando al varón homosexual, no había ninguna para la mujer.
Fuera de sus obligaciones de dar hijos a su marido, se consideraba que las mujeres
no tenían ninguna sexualidad.178 Esto no significa que las mujeres no pudiesen
mantener relaciones con otras mujeres, sino que ese tipo de relaciones no podía
ponerse por delante de las relaciones con varones. Una de las escasas referencias
al lesbianismo ha sido transmitida por Ying Shao, que llama a las relaciones
homosexuales entre mujeres de la corte imperial, que se comportaban como marido y
mujer, dui shi (comida en pareja). Las asociaciones de la orquídea dorada en el sur
de China se mantuvieron hasta el siglo xx y realizaban matrimonios entre mujeres a
las que se les permitía adoptar a niñas.179 La occidentalización trajo nuevas
ideas, entre ellas, la que decía que todo comportamiento sexual que no resultase en
reproducción era aberrante.180 La libertad que conllevaba un empleo en las fábricas
de seda a partir de 1865 permitió a algunas mujeres convertirse en tzu-shu nii (que
nunca se casan) y vivir en comunidad con otras mujeres. Otros chinos las llamaban
sou-hei (que se peinan a sí mismas) porque adoptaban el peinado de las mujeres
casadas. Estas comunas desaparecieron a causa de la Gran Depresión y fueron
desalentadas por el gobierno comunista como una reliquia de la China feudal.181 En
la sociedad contemporánea china, tongzhi (mismo fin o espíritu) es el término usado
para referirse a los homosexuales; la mayoría de las chinas prefieren no
clasificarse con más detalle como lesbianas.182
Demografía
Informe Kinsey
El más amplio de los primeros estudios sobre homosexualidad femenina lo llevó a
cabo el Instituto Kinsey para la investigación sexual, que publicó un informe en
profundidad sobre las experiencias sexuales de las mujeres en 1953. Alfred Kinsey y
sus colaboradores entrevistaron a más de 8000 mujeres plasmando los resultados en
el libro Comportamiento sexual de la mujer, segundo tomo del conocido popularmente
como Informe Kinsey. El tratamiento objetivo por el informe de la homosexualidad
como una forma más de comportamiento sexual humano fue revolucionario para la
época. Antes de este estudio solo los médicos y los psiquiatras habían estudiado el
comportamiento sexual, y casi siempre los resultados habían sido interpretados
desde un punto de vista moral.189
Informe Hite
En 1976, veintitrés años después, la sexóloga Shere Hite publicó otro informe de un
estudio realizado sobre una encuesta realizada a 3019 mujeres, bajo el título The
Hite Report (el informe Hite). Las preguntas del cuestionario de Hite se
diferenciaron de las de Kinsey en que se centraban más en cómo se identificaban las
propias mujeres, o qué preferían más que en lo que habían experimentado. Las
encuestadas por Hite indicaron que el 8 % prefería el sexo con mujeres y el 9 %
contestó que se identificaban como bisexuales o que habían tenido experiencias
sexuales tanto con varones como con mujeres y negaban tener una preferencia.195 Las
conclusiones de Hite se basan más en los comentarios de las encuestadas que en los
datos cuantificables. Encontró sorprendente que muchas mujeres que no habían tenido
experiencias lésbicas indicaran que estaban interesadas en el sexo con otras
mujeres, particularmente porque no se hacía esa pregunta en el cuestionario.196
Hite encontró dos diferencias significativas entre las encuestadas con experiencias
con varones, y las que las tenían con mujeres. Las primeras destacaban la
importancia que le daban a la estimulación clitorídea, y las segundas la mayor
implicación emocional y las respuestas orgásmicas.197 Como Hite realizó su estudio
durante el auge del feminismo de los años 1970, ella misma admitió que algunas
mujeres podrían haberse identificado como lesbianas por motivos políticos.198
Encuestas de población
Se estima que en EE. UU. las lesbianas representan el 2,6 % de la población, según
una encuesta completada en el año 2000 del National Opinion Research Centers
(Centros nacionales de investigación de opinión) sobre la actividad sexual de
adultos que habían tenido experiencias homosexuales en el último año.199 Una
encuesta sobre parejas homosexuales en EE. UU. muestra que entre 2000 y 2005, el
número de personas que afirmaban tener relaciones homosexuales se había
incrementado un 30 %, cinco veces la tasa de incremento de población de EE. UU. El
estudio atribuye este salto a que la gente se siente más cómoda que antes
autoidentificándose como homosexual ante el gobierno federal.nota 13 El gobierno
del Reino Unido no pide a sus ciudadanos que definan su sexualidad, pero estima que
está entre el 5-7 %.200 El cálculo no diferencia a las lesbianas como lo hace el
censo de EE. UU., incluyendo en él a gais, lesbianas y bisexuales. Las encuestas en
Australia registran una tasa de mujeres que se autodefinen como lesbianas o
bisexuales de entre el 1,3 % y 2,2 % de la población total femenina.201
Lesbianas y sexualidad
Artículo principal: Prácticas sexuales lésbicas
La necesidad de existencia de una relación sexual física o sentimental entre
mujeres para definir el lesbianismo sigue debatiéndose. Según la escritora
feminista McCormick, la sexualidad femenina ha sido construida por los varones,
para los cuales el principal indicador de la orientación sexual lésbica son las
experiencias sexuales con otras mujeres, aunque no se exija la práctica sexual con
varones para definir a una mujer como heterosexual. McCormick afirma que las
conexiones emocionales, mentales e ideológicas con otras mujeres son tan
importantes o más como la genital.202 Sin embargo en los años 80 un significativo
movimiento rechazó la desexualización del lesbianismo realizada por las feministas,
lo que causó una gran polémica denominada «guerras del sexo».203 Se retomaron los
papeles butch y femme, aunque no de forma tan estricta como en los años 50. A
partir de los años 90 el lesbianismo se convirtió en una forma optativa de expresar
la propia sexualidad. Una vez más las mujeres se sintieron seguras para ser más
aventureras, y la flexibilidad sexual se hizo más aceptable.204
Otros debates sobre género y orientación sexual atañen a cómo se denominan o se ven
muchas mujeres. En las culturas occidentales se ha dado mayoritariamente por
sentado que la heterosexualidad es una cualidad innata. Cuando una mujer pone en
práctica su atracción sexual o romántica por otras mujeres puede experimentar una
«crisis existencial» y muchas van más allá y adoptan la identidad de lesbiana,
desafiando los estereotipos homosexuales de la sociedad, y aprenden a desenvolverse
en la subcultura homosexual.206 Las lesbianas de las culturas occidentales
generalmente comparten un sentido de identidad cultural similar al de las minorías
étnicas, construido por experiencias discriminatorias parecidas y que han llevado a
muchas lesbianas a rechazar los principios heterosexuales. Esta identidad es única
y diferente a la de los varones gais y la de las mujeres heterosexuales, y
frecuentemente crea tensión con las mujeres bisexuales.207 Algunos teóricos de la
sociología han destacado que el comportamiento y la identidad no siempre coinciden,
que hay mujeres que se definen como heterosexuales que mantienen relaciones
sexuales con otras mujeres, mujeres que se autodenominan lesbianas pueden tener
relaciones sexuales con varones, u otras que creían que tenían una orientación
sexual inmutable que ha cambiado a lo largo del tiempo. Un artículo de 2001 sobre
la identificación de las lesbianas en los estudios médicos sugiere su
reconocimiento tanto por identidad como por comportamiento sexual. El artículo
declina incluir el deseo o la atracción como método ya que raramente ha sido
mensurable como un asunto de salud o psicológico.208
Mental
Desde que la literatura médica comenzó a describir la homosexualidad, la pauta ha
sido frecuentemente intentar encontrar una psicopatología inherente como su causa
principal, siguiendo las teorías de Sigmund Freud. Aunque él consideraba que la
bisexualidad era inherente a todo el mundo, y que la mayoría pasa por fases de
atracción o experimentación homosexual, Freud atribuía la atracción exclusiva por
personas del mismo sexo a un desarrollo detenido debido a un trauma o a conflictos
paternos.222nota 15 Mucha literatura de la salud mental de los homosexuales se
centraba en la depresión, abuso de sustancias y suicidio. Aunque estos problemas se
dan en las lesbianas, el debate sobre sus causas sufrió un cambio al retirarse la
homosexualidad del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales en
1973. En su lugar, el ostracismo social, la discriminación legal, la
internalización de estereotipos negativos y las estructuras de apoyo limitadas son
factores que frecuentemente afectan de manera adversa la salud mental de los
homosexuales en las sociedades occidentales .223 Las mujeres que se autodefinen
como lesbianas informan sentirse significativamente distintas y aisladas durante la
adolescencia;223224 se ha citado que estas emociones aparecen de media a los 15
años en las lesbianas y a los 18 en mujeres que se autodefinen como bisexuales.225
En conjunto, las mujeres tienden a desarrollar el autoconcepto propio de manera
interna o con otras mujeres con las que son íntimas. Las mujeres también limitan a
quién divulgan su identidad sexual, y frecuentemente ven el ser lesbiana como una
opción, al contrario que los varones gais, que son más abiertos y que consideran
que ser gay es algo fuera de su control.224
Los trastornos de ansiedad y la depresión son los problemas de salud mental más
frecuentes para las mujeres. Las tasas de depresión en lesbianas son similares a
las de mujeres heterosexuales,226 aunque el trastorno de ansiedad generalizada
tiende a aparecer en mayor proporción en lesbianas y mujeres bisexuales que en
mujeres heterosexuales.223nota 16 La depresión es un problema mucho más
significativo en las mujeres que piensan que deben esconder su orientación sexual
de sus amigos o familia, que experimentan conjuntamente discriminaciones por etnia
o religión, o que soportan problemas de pareja sin un sistema de apoyo.227 Se ha
comprobado que los estereotipos de los varones sobre la sexualidad femenina afectan
a la forma en que las lesbianas perciben sus propios cuerpos. Los estudios muestran
que los varones heterosexuales y las lesbianas tienen estándares diferentes de
atractivo femenino. Las lesbianas que se ven a sí mismas según los modelos
masculinos de belleza femenina pueden experimentar una baja autoestima, trastornos
alimentarios y una mayor incidencia de depresiones.213 Más de la mitad de las
encuestadas en un estudio de 1994 sobre problemas de salud mental en lesbianas
contestaron que tenían pensamientos suicidas, y el 18 % había intentado
suicidarse.228
Familias y política
Aunque la homosexualidad femenina se ha dado en muchas culturas a lo largo de la
historia, la creación de familias entre parejas del mismo sexo es un fenómeno
reciente. Antes de la década de 1970, la idea de que personas del mismo sexo
formaran relaciones comprometidas a largo plazo era completamente desconocida para
mucha gente. La mayoría de lesbianas (entre un 60 % y un 80 %) declaran estar en
una relación a largo plazo.231 Los sociólogos asocian el alto número de parejas de
mujeres a la socialización del rol de género: la inclinación de las mujeres a
comprometerse en una relación se duplica en una unión lesbiana. Al contrario que en
las relaciones heterosexuales, que tienden a dividir el trabajo basándose en los
roles sexuales, en las relaciones lésbicas se dividen las tareas equitativamente.
Los estudios también señalan que los lazos emocionales son más estrechos en las
relaciones lésbicas y gais que en las relaciones heterosexuales.232
Los asuntos relacionados con las familias fueron una preocupación importante para
las lesbianas cuando el activismo gay se volvió más prominente en las décadas de
1960 y 1970. Los problemas de custodia en particular resultaban de interés, ya que
frecuentemente los tribunales no otorgaban la custodia a las mujeres abiertamente
homosexuales, incluso aunque fueran las madres biológicas.233 234 Como consecuencia
de los conflictos de custodia, se realizaron varios estudios para comparar el
desarrollo de los menores con progenitores del mismo y con madres solteras
heterosexuales. Estas investigaciones no encontraron diferencias en la salud mental
del menor, su felicidad y su adaptación, por lo general. La orientación sexual,
identidad de género y roles sexuales de los menores que crecen con madres lesbianas
no sufren ningún efecto. Las diferencias halladas incluyen el hecho de que las
lesbianas divorciadas tienden a vivir con una pareja, que los padres visitan a las
madres lesbianas divorciadas más frecuentemente que a las madres divorciadas no
lesbianas, y que las madres lesbianas expresan un mayor miedo a perder a sus hijos
a través de medios legales.235
El mejorar las oportunidades para formar familias para las parejas del mismo sexo
ha perfilado el paisaje político en la última década. El movimiento a favor del
matrimonio entre personas del mismo sexo en países occidentales ha sustituido otros
objetivos políticos. En 2012, once países, diez jurisdicciones de EE. UU., dos
estados de México y una jurisdicción de Brasil permitían el matrimonio homosexual.
Además, las uniones civiles se presentan como una opción en varios países de Europa
y estados y municipios de EE. UU. La posibilidad de adoptar o proporcionar un hogar
a menores también es una prioridad familiar y política para muchas lesbianas, al
igual que el mejorar el acceso a la inseminación artificial.235
Cultura
Dado que las lesbianas son consideradas un grupo social minoritario, se habla muy a
menudo de subcultura lesbiana, lo cual no significa una situación de inferioridad
presupuesta, sino algo que es parte de la propia especificidad de las lesbianas,
respecto al mundo heterosexual mayoritario.236
Literatura
Artículo principal: Literatura lésbica
Además de la obra de Safo,nota 17 la historiadora literaria Jeannette Howard Foster
incluye el Libro de Rut,237 y la tradición mitológica antigua entre los primeros
ejemplos de lesbianismo en la literatura. En las historias griegas sobre
divinidades a menudo aparecen figuras femeninas cuya virtud y virginidad están
intactas, que practican actividades masculinas, y que están acompañadas por un
devoto grupo de doncellas. Foster cita a Camilla y Diana, Artemisa, Calisto, Iphis
y Ianthe como ejemplos de figuras mitológicas femeninas que muestran una
inclinación por las mujeres o desafían los papeles tradicionales del género
femenino.238 También se debe a los griegos la difusión de la historia de una
mitológica raza de mujeres guerreras, las amazonas. En-hedu-ana, una sacerdotisa de
Mesopotamia dedicada a la diosa sumeria Inanna, tiene el honor de haber firmado la
primera poesía lésbica de la historia, donde ella misma se nombraba la esposa de
Inanna.239
Durante los diez siglos siguientes a la caída del imperio romano el lesbianismo
desaparece de la literatura.240 Foster apunta a la visión particularmente estricta
que se tenía de Eva, representante de todas las mujeres y causante de la caída de
la humanidad, por lo que el pecado original entre las mujeres era una preocupación
mayor, y debían cuidar su castidad especialmente por ser consideradas la fuente de
la vida.241 Durante este periodo la mayoría de las mujeres eran analfabetas y no se
les permitía acceder a la cultura, así que los varones eran quienes se encargaban
de establecer las ideas sobre la sexualidad.242 En el siglo XVI las descripciones
de las relaciones entre mujeres de los escritores ingleses y franceses (Vida de las
damas galantes de Brantôme de 1665, la erótica Memorias de una mujer de placer de
John Cleland de 1749 o El espía inglés de varios autores de 1778) presentan una
actitud que va desde la sorprendida tolerancia hasta la excitación, aunque un
personaje masculino debía participar para completar el acto. Se fomentaban a menudo
las relaciones físicas entre mujeres, que no se percibían como una amenaza para los
varones cuando estos no estuvieran disponibles, al considerar que no serían tan
satisfactorias como las de un varón con una mujer.243 En el peor de los casos si
una mujer se enamoraba de otra se convertía en una figura trágica. La satisfacción
física y por lo tanto emocional se consideraba imposible sin la intervención de un
falo natural. La intervención masculina en una relación entre mujeres se hacía
necesaria cuando estas actuaban como varones y demandaban los mismos privilegios
sociales.244
Fotografía de 1900.
En Europa el lesbianismo se convirtió en un tema casi exclusivo de la literatura
francesa en el siglo XIX, basándose en la fantasía masculina y el deseo de iluminar
los valores morales burgueses.245 Honoré de Balzac, en La chica de los ojos de oro
(1835), usó el lesbianismo en su historia sobre tres personas que describía la
degeneración de París, y lo repitió en La prima Bette y Séraphîta. Su obra influyó
en la novela de Théophile Gautier Mademoiselle de Maupin, que tiene la primera
descripción física del tipo que se asociaría a las lesbianas: «alta, ancha de
hombros, estrecha de caderas y de inclinación atlética».246 Charles Baudelaire
usará el lesbianismo como tema recurrente en sus poemas «Lesbos», «Femmes damnées
1» (Mujeres malditas), y «Femmes damnées 2».247 Criticando la sociedad francesa,
además de utilizarlas como personajes chocantes, muchos de los personajes lésbicos
de la literatura francesa del XIX eran prostitutas y cortesanas: personificaciones
del vicio que morían temprano, con muertes violentas y con moraleja final.248 El
poema de Samuel Taylor Coleridge Christabel (1816) y la novela Carmilla (1872) de
Joseph Sheridan Le Fanu presentan el lesbianismo asociado al vampirismo.249 Estas
representaciones de la homosexualidad femenina no fueron las únicas que formaron la
conciencia europea sobre el lesbianismo, Krafft-Ebbing menciona las personajes de
Gustave Flaubert en Salambó (1862) y Ernest Feydeau en El conde de Chalis (1867)
como ejemplos de lesbianas ya que ambas novelas muestran protagonistas femeninas
que no siguen las normas sociales y que expresan sentimientos sexuales
contradictorios, aunque de ninguna de ellas muestra deseos o comportamientos
homosexuales.250 Havelock Ellis usó ejemplos literarios de Balzac y varios poetas y
escritores franceses para desarrollar su obra principal sobre la inversión de la
identidad sexual en las mujeres.251
Otras escritoras como Amy Lowell, H.D., Vita Sackville-West y Gale Wilhelm también
abordaron en sus obras relaciones lésbicas o transformaciones de género como tema.
Otras como Mary Renault y Carson McCullers escribieron o tradujeron obras de
ficción que se centraron en los varones homosexuales; aunque ambas mantuvieron
relaciones lésbicas, sus principales amigos fueron varones gais.258
Cuando los libros en rústica se pusieron de moda, los temas lésbicos quedaron
relegados a la pulp fiction. Muchas de estas novelas de pseudoliteratura
presentaban tópicamente a mujeres muy infelices, o relaciones que terminaban
trágicamente. Marijane Meaker posteriormente escribió que le aconsejaron terminar
negativamente la historia de Spring Fire, porque los editores estaban preocupados
que de no ser así, el servicio postal de los EE. UU. confiscaría los libros.259
Tras los disturbios de Stonewall los temas lésbicos se hicieron mucho más diversos
y complejos, y en vez de presentarse como erotismo para varones heterosexuales, las
obras pasaron a dirigirse a las lesbianas. Las revistas feministas como The Furies
y Sinister Wisdom reemplazaron a The Ladder. Varias escritoras serias incluyeron
personajes y tramas lésbicas en sus obras, como Rita Mae Brown en Rubyfruit Jungle
(1973), que presenta una heroína feminista que elige ser lesbiana.260 La poetisa
Audre Lorde se enfrentó a la homofobia y el racismo en sus obras y Cherríe Moraga
es la principal responsable de llevar la perspectiva latina a la literatura
lésbica. El cambio de valores es evidente en los escritos de Dorothy Allison, que
se centró en el abuso sexual de menores y los temas deliberadamente provocativos
como el sadomasoquismo lésbico.261
En décadas recientes han proliferado las escritoras que tocan temas lésbicos como
Jeanette Winterson, el mundo fantástico proyectado en los libros de Marion Zimmer
Bradley. También se suman escritoras de habla española como Ana María Moix, Silvia
Molloy, Ena Lucía Portela, Esther Tusquets, Rosamaría Roffiel, Susana Guzner, Zoé
Valdés, Lola Vanguardia, Lucía Etxebarria, Isabel Franc, Thaís Morales, Odette
Alonso, Isabel Prescolí y Cristina Peri Rossi.262
Véanse también: Louise Labé, Alice B. Toklas, Djuna Barnes y Roberta Gregory.
Cine
Artículo principal: Homosexualidad en el cine
Still shot of a film trailer showing Shirley MacLaine looking down at the left and
Audrey Hepburn to her right staring at her, in a bedroom. The words "Can an ugly
rumor destroy what's beautiful?" obscure much of MacLaine's face
La censura obligó a que no se mencionaran los términos lesbianismo u homosexualidad
en La calumnia (1961) aunque era el rumor por el cual el personaje de Shirley
MacLaine se suicida.
A pesar de que también lo hace de forma bastante negativa, la primera película que
intenta representar el lesbianismo con cierta profundidad es El asesinato de la
hermana George en 1968, en la que algunos de sus escenarios eran auténticos clubs
de lesbianas de Londres. En ella por primera vez un personaje se define como
lesbiana. El historiador cinematográfico Vito Russo considera que la película
representa de forma compleja a un personaje con múltiples facetas que es obligada a
permanecer en silencio por otras lesbianas.270 En Personal Best (1982) y Lianna
(1983) se trata a las lesbianas y las relaciones lésbicas de forma más amable y
aparecen escenas de sexo lésbico, aunque ninguna de las dos representa relaciones
felices. Personal Best fue criticada por mostrar el tópico de la mujer que tras
estar con mujeres vuelve a una relación con un varón, dando a entender que el
lesbianismo es una fase, además de por tratar la relación lésbica con «manifiesto
voyeurismo».271 En esa época también aparecieron personajes y relaciones lésbicas
representados de forma ambigua, como en Silkwood (1983), El color púrpura (1985) y
Tomates verdes fritos (1991), en argumentos en los que el lesbianismo era uno de
los temas principales.272
El cine independiente hizo posible que se abordaran nuevos temas. Barbara Hammer
rodó varias películas experimentales de tema lésbico como Dyketactics (1974),
Superdyke (1975) y Nitrate kisses (1992). Desert Hearts de 1985 fue una de las que
tuvo más éxito. Dirigida por la lesbiana Donna Deitch, está libremente basada en la
novela de Jane Rule Desert of the heart. No recibió muy buenas críticas en su época
pero sí las ha obtenido en las revisiones de prensa gay.273 Al final de la década
de los años 80 e inicio de los 90 aparecen películas en los que se tratan los temas
homosexuales con seriedad, producidos por los propios gais y lesbianas, denominado
New Queer Cinema.274 Entre las películas que tratan de lesbianas destacan la
innovadora comedia romántica Go Fish (1994) de Rose Troche y la primera películas
sobre lesbianas afroamericanas The watermelon woman (1995) de Cheryl Dunye.275 El
realismo de las películas que representan lesbianas da paso a otro tipo de
representaciones como las historias románticas como The incredibly true adventure
of two girls in love y Cuando cae la noche, ambas de 1995, Better than chocolate
(1999), sátiras sociales como But I'm a cheerleader de 2001, o incluso el realismo
mágico de El niño pez (2009).276 También han reaparecido temas recurrentes como la
lesbiana asesina en películas como Criaturas celestiales (1994) de Peter Jackson,
Monster (2003) de Aileen Wuornos, o la exploración y descubrimiento de la
orientación sexual y el primer amor en películas como Fucking Åmål (1998), Besando
a Jessica Stein (2001) y Persiguiendo a Amy (1997).277Entre las cineastas lesbianas
más reconocidas de la actualidad se encuentran Jamie Babbit (But I'm a
cheerleader), Patricia Rozema (Cuando cae la noche), Léa Pool (Lost and Delirious),
Rose Troche (The L Word) y Barbara Hammer. La película Las horas (2002) enfoca el
lesbianismo y su impacto social en tres épocas diferentes de la historia, algo
parecido a lo que hace la película If These Walls Could Talk 2 (2000). En el año
2004 la película D.E.B.S. cuenta la historia de una ladrona y una espía que tiene
una relación lésbica. En 2015, la película Carol, basada en la novela
autobiográfica El precio de la sal, de Patricia Highsmith, debuta en el Festival de
Cannes con excelentes críticas.278279
Ellen DeGeneres en 1994, unos años antes de que su carrera corriera peligro al
salir del armario en 1997. Estuvo varios años sin trabajo a raíz del revuelo
mediático,286 hasta que consiguió su propio programa, The Ellen DeGeneres Show, que
tuvo un gran éxito.
Aunque las series de televisión no empezaron a tener personajes homosexuales entre
el reparto permanente hasta el final de los años 80, algunas comedias de situación
anteriores tenían un personaje que Stephen Tropiano denomina "gay-hetero". Era un
personaje secundario extravagante que no cumple con las normas de género o que
tiene una vida personal ambigua, que «para todos los efectos debería ser
homosexual» aunque no se explicita. Entre estos se incluye a Zelda de The many
loves of Dobie Gillis, Miss Hathaway de The Beverly Hillbillies y Jo de The Facts
of Life.287 Desde mediados de los años 80 y en los 90 las comedias de situación
suelen tener un episodio de salida del armario, donde un amigo de los personajes
protagonistas se declara homosexual, provocando que los protagonistas traten el
tema. En Designing Women, The Golden Girls y Friends aparecieron lesbianas de esta
forma.288 También se recurrió a personajes lésbicos que salían del armario en
Married with Children, Mad about you y Roseanne. En este último el episodio Don't
Ask, Don't Tell despertó el temor entre los ejecutivos de la ABC de que el beso
entre Roseanne y Mariel Hemingway podría bajar la audiencia y hacer que se
retiraran los anunciantes. En cambio ese episodio fue el de mayor audiencia de la
semana.289
De lejos la comedia de situación americana con mayor impacto para la imagen de las
lesbianas fue Ellen. La publicidad que supuso en 1997 la salida del armario de la
protagonista tanto en la ficción como en la realidad fue enorme. Ellen DeGeneres
apareció en la portada de la revista Time la semana antes de la emisión del
Episodio del cachorro con el titular «Yep, I'm Gay» (Sip, soy homosexual). Se
organizaron reuniones en muchas ciudades de Estados Unidos para ver el episodio, y
las protestas de las organizaciones conservadoras fueron intensas. El guion ganó un
Emmy, pero cuando la serie continuó con el personaje de Ellen Morgan como lesbiana
cada semana, la audiencia bajó, y los ejecutivos de la cadena se sintieron
incómodos con la dirección que el programa estaba tomando y lo cancelaron.290
Las series médicas han seguido introduciendo personajes y relaciones lésbicas, pero
ya no solo entre los pacientes que aparecen esporádicamente, sino también entre el
personal de las plantillas sanitarias del reparto permanente. Tal es el caso de ER,
House, Anatomía de Grey y la española Hospital Central. En esta última destaca la
trama lésbica por implicar a dos de los personajes protagonistas, Maca y Esther.294
Más adelante, en la serie también española, Los hombres de Paco se formaría otra
relación lésbica, con Pepa Miranda y Silvia Castro de protagonistas.
En Japón destaca la presencia del Yuri, que muestra en el manga y el anime el amor
entre mujeres. Series como Maria-sama ga Miteru, Shōjo Kakumei Utena o Sasameki
Koto emplean el yuri como elemento central, mientras que otras como Sailor Moon
(con la conocida pareja Haruka/Michiru) lo emplean como un elemento secundario.295
Deporte
Desde hace años, la lucha por el reconocimiento y la entrada al mundo del deporte y
la perseverancia y el triunfo en eventos deportivos ha sido parte esencial de la
historia de la cultura lésbica. Sin embargo, la homofobia existente disuadió a
muchas deportistas de hacer pública su orientación sexual mientras estaban en
activo. La primera deportista que públicamente reconoció ser lesbiana fue la
tenista Billie Jean King en 1981. Ganadora del Abierto de Australia, Roland Garros,
Wimbledon (en seis ocasiones) y el US Open (en cuatro ocasiones), tuvo que hacer
pública su orientación forzada por las circunstancias: había mantenido una relación
extramarital con su asistente Marilyn Barnett, quien amenazaba con demandarla y
publicar las cartas de amor que King le había escrito. Los juzgados finalmente
desestimarían la demanda. Para King fue un periodo difícil, pues su familia era muy
homófoba y estaba muy preocupada por su reacción ante la noticia, que tuvo una gran
repercusión en los medios de comunicación.297
Más tarde ese mismo año, la tenista Martina Navratilova también admitió tener una
relación sentimental con la escritora Rita Mae Brown. Navratilova llegó a ganar en
tres ocasiones el Abierto de Australia, en nueve el torneo de Wimbledon, se hizo
con el US Open en cuatro ocasiones y consiguió por partida doble alzarse con la
victoria en Roland Garros, lo que la convierte en una de las mejores tenistas de la
historia de este deporte. Su salida del armario le valió mucho respecto, pero
paralelamente perdió patrocinadores, que temían las posibles consecuencias
comerciales de asociarse a una persona abiertamente homosexual.298
Desde 1982 se celebran cada cuatro años los Gay Games, un evento deportivo y
cultural a semejanza de los Juegos Olímpicos. El Comité Olímpico Internacional no
permite el uso del término Gay Olympics, lo cual ha generado controversia.300 El
principal objetivo de los Gay Games es «promocionar y aumentar el autorespeto de
lesbianas y varones gais del mundo, y generar respeto y comprensión del mundo no
gay».301
Música
La cantante canadiense de pop y country k.d. lang, ganadora de cuatro premios
Grammy, salió del armario en 1992 en una entrevista en la revista The Advocate. Más
tarde, en 1993, protagonizó una portada transgresora junto a Cindy Crawford en la
revista Vanity Fair, mostrando su lado más butch. En 2008 admitió que recibió
cierta presión por parte de su compañía discográfica para no salir del armario,
pero cree que gracias a esa decisión su carrera terminó de despegar.302
Melissa Etheridge, cantante de rock ganadora de dos premios Grammy en 1992 y 1994,
y de un Óscar en 2006 por la canción I need to wake up (del documental Una verdad
incómoda), salió del armario en 1993 durante la gala presidencial del primer
mandato de Bill Clinton.303 Férrea activista de los derechos homosexuales, declaró
tras la aprobación de la proposición 8 que le impedía casarse con su pareja Tammy
Lynn Michaels —con la que tiene gemelos— que, como medida de protesta, se negaría a
pagar sus impuestos al no ser «una ciudadana de pleno derecho».304
El grupo español Mecano escribió la famosa canción Mujer contra mujer sobre la
homosexualidad femenina.305 La canción Sol, noche y luna de Chenoa hace referencia
también a este tema.306 Asimismo, el dúo ruso t.A.T.u. hizo referencia al
lesbianismo en sus declaraciones públicas y en varias de sus canciones, entre las
que destaca su éxito All the things she said.307
Revistas
La primera revista LGBT del mundo fue Uranus, publicada en 1870 por el alemán Karl
Heinrich Ulrichs.308 Sólo tuvo una edición. La primera revista exclusivamente
lésbica de la que se tiene constancia fue Die Freundin (1924-1933; «La amiga»),
editada en Alemania por Friedrich Radszuweit.309 Llegó a haber cinco revistas para
lesbianas en Alemania durante la República de Weimar, además de Die Freundin,
Ledige Frauen (1928-1929), Frauenliebe (1926-1930), Frauen, Liebe und Leben (1938),
Garçonne-Junggesellin (1930-1932), la única publicada exclusivamente por mujeres, y
Blätter idealer Frauenfreundschaft (1924-1927).31023
En Estados Unidos, la pionera fue Vice Versa, publicada en 1947 por Lisa Ben
(anagrama de Lesbian, Lesbiana en inglés).311 The Ladder fue la primera distribuida
a nivel nacional en ese país. En España, por otra parte, la primera revista lésbica
fue Femme fatal, publicada en 2004.312
Véase también
Cultura lesbiana
Historia del lesbianismo
Historia del lesbianismo en Estados Unidos
Homofobia
Movimiento gay
Utopía lésbica
Familias homoparentales
Ver el portal sobre LGBT Portal:LGBT. Contenido relacionado con LGBT.
Notas
Un intento de los nativos de la isla de Lesbos (llamada Mitilene en Grecia) en
2008 de reclamar en los tribunales griegos la palabra como exclusiva de los
habitantes de Lesbos no tuvo éxito. Los habitantes afirmaron que el uso de
«lesbiana» y «lesbianismo» para referirse a la homosexualidad femenina violaba sus
derechos humanos y los «avergonzaba en todo el mundo».4
En Alemania, entre 1898 y 1908, se publicaron más de mil artículos sobre la
homosexualidad. (Faderman [1981], p. 248) Entre 1896 y 1916, se publicaron 566
artículos sobre las «perversiones» femeninas en los Estados Unidos. (Faderman,
[1991], p. 49.)
Otras figuras históricas que fueron etiquetadas como lesbianas a pesar de su
comportamiento: Djuna Barnes, autora de Nightwood, una novela sobre su aventura
amorosa con Thelma Wood, le ganó la denominación de «escritora lesbiana», a lo que
ella contestó: «No soy una lesbiana. Solo amaba a Thelma.» Virginia Woolf, que basó
el héroe/heroína de su novela Orlando en Vita Sackville-West, con quien estaba
teniendo una relación amorosa, se distanció de las mujeres que querían relaciones
con otras mujeres escribiendo «Estas safistas aman mujeres; la amistad nunca está
completamente libre de amorosidad.» (Castle, p. 4–5.)
El historiador Vern Bullough publicó un artículo basado en un estudio inacabado de
las características mentales y físicas demostradas por una lesbiana en Salt Lake
City en las décadas de 1920 y 1930. La compiladora del estudio informó sobre 23 de
sus colegas, indicando que existía una comunidad lésbica clandestina en la ciudad
conservadora. Bullough señala que la información se usaba para apoyar el punto de
vista de que las lesbianas no eran anormales o inadaptadas, reflejando además que
las mujeres incluidas en el estudio se esforzaban de todas las formas posibles por
adaptarse a las expectativas del rol de género, tratando con hostilidad a
cualquiera que traspasase los límites de la respetabilidad. Bullough escribió, «de
hecho, su éxito disimulando su orientación sexual al mundo exterior nos lleva a la
hipótesis de que el lesbianismo era más prevalente en el pasado de lo que las
fuentes parecen indicar, ya que la sociedad no sospechaba nada.» (Bullough, Vern;
Bullough, Bonnie [verano 1977]. "Lesbianism in the 1920s and 1930s: A Newfound
Study", Signs, p. 895–904.)
Una declaración similar apareció en un panfleto feminista aparecido en Leeds, en
Inglaterra, afirmando que «Nuestra definición de una lesbiana política es una mujer
identificada con la mujer que no jode con varones. No significa una actividad
sexual obligatoria con mujeres.» (Jennings, p. 177.)
No está claro que significa exactamente «perder cada vez un miembro»; Crompton, p.
202
Existe una discusión en la sociología contemporánea sobre si estos casos deben ser
descritos con mayor exactitud como transgénero, basándose en los detalles
individuales de cada caso.
En una de las raras ocasiones en las que la sexualidad era un punto central de la
amistad romántica, dos profesoras de escuela escocesas de principios del siglo xx
fueron acusadas por estudiantes de dormir en la misma cama, besarse y hacer que la
cama se moviese. La abuela de los estudiantes informó a las autoridades, que no
creían que sus acciones fuesen de naturaleza sexual o que se extendiese más allá de
la amistad normal: «¿Debemos decir que toda mujer que ha formado una amistad íntima
y que ha dormido en la misma cama con otra es culpable? ¿Dónde está la mujer
inocente en Escocia?» (Aldrich, p. 233.)
Wollstonecraft y Blood fundaron una escuela privada para niñas, de forma que
pudiesen vivir y trabajar juntas, y Wollstonecraft bautizó a su primer hijo con el
nombre de Blood.
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La primera dama Eleanor Roosevelt intercambió anillos y escribió cartas a la
periodista Lorena Hickok, expresándole su amor y su deseo de besarla; sus escritos
estaban dentro del estilo de la amistad romántica. La idea de que la relación de
Roosevelt con Hickok pudiera ser sexual, y por lo tanto calificada como lésbica,
creó polémica entre los biógrafos de Roosevelt. (Faderman [1981], p. 297–313.)
Contacto sexual según el informe Kinsey incluía los besos en los labios, los besos
profundos en la boca, tocamientos en el cuerpo, la estimulación manual de los
pechos o los genitales, la estimulación oral de pechos o genitales y la penetración
vaginal con objetos. (Kinsey, p. 466–467.)
El estudio estima que la población total de gais, lesbianas y bisexuales es de 8,8
millones, pero no hace distinción entre varones y mujeres. (Gates, Gary [octubre de
2006]. Same-sex Couples and the Gay, Lesbian, Bisexual Population: New Estimates
from the American Community Survey, The Williams Institute on Sexual Orientation
Law and Public Policy, University of California Los Angeles, p. 1–25.)
Otro estudio que resumía las encuestas y estudios existentes encontró que entre el
80% y el 95% de las mujeres que se autodefinían como lesbianas había tenido algún
contacto sexual previo con un varón, y en algunos casos conductas sexuales de
riesgo (King, p. 221.)
Un estudio de 1966 sobre la literatura psicológica de la homosexualidad comenzó
con la teoría de 1924 de Freud de que se trataba de una fijación en el padre del
sexo opuesto. Como las opiniones de Freud eran la base de la psicoterapia, los
artículos posteriores estaban de acuerdo con esto, incluyendo uno de 1951 que
afirmaba que los homosexuales eran heterosexuales que jugaban con ambos roles de
género, y que los homosexuales intentaban perpetuar «fijacion(es) infantiles,
incestuosas» en relaciones prohibidas. (Zucker, Luise [July 1966], Mental Health
and Homosexuality, Journal of Sex Research 2 (2), p. 111–125.)
Las lesbianas y las mujeres bisexuales también tienen más probabilidades de
informar sobre síntomas de trastornos múltiples el trastorno depresivo mayor,
ataques de pánico y abuso de alcohol y drogas. (Cochran, et al., 2003)
Además Safo ha servido como personaje en muchas obras literarias escritas tanto
por autores anónimos como por reconocidos como John Donne, Alexander Pope, Pierre
Louÿs que han interpretado sus relaciones tanto con varones como con mujeres. Se ha
usado su figura como la personificación del deseo homosexual, y usado en personajes
libremente basados en su vida. (Castle, pp. 125, 208, 252, 319, 566.)
La vestimenta masculina de Sand fue también objeto de varios sonetos de Elizabeth
Barret Browning (Castle, p. 426–427).
En 21 Jump Street hubo un beso entre el personaje regular de Holly Robinson Peete
y el de Katy Boyer en el episodio A Change of Heart (1990) pero no despertó ninguna
atención de la crítica ni del público. (Capsuto, p. 235)
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