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1. Características.

a) El liberalismo burgués nació por la necesidad de acabar con el orden


social del feudalismo.
b) La libertad de propiedad apareció desde la abolición del feudalismo.
La tierra pasó a ser objeto de comercio.
c) La libertad de producción se generalizó con la supresión de las
corporaciones y de los monopolios.
d) La Revolución Francesa fue uno de los promotores de la expulsión
del poder a la vieja aristocracia para ponerlo en manos de la
burguesía. Este nuevo orden burgués generó en Francia de
respuestas por parte del proletariado, de las cuales destaca la
revolución de 1848.
e) El pensamiento liberal nace de la concepción inicial donde los
hombres se definen como seres libres y de igual capacidad, este
supuesto se basa en la idea de que la capacidad de pensar
racionalmente sea un instrumento nato de cualquier hombre.

2. La Revolución francesa

Causas:

 Ideológicas: Debido al calado de las ideas de la Ilustración, en Francia


había un creciente ambiente hostil hacia lo que representaba el
absolutismo con su poder arbitrario. Frente a eso, había una
reclamación de soberanía del pueblo y división de poderes, a lo que el
rey Luis XVI se oponía rotundamente.
 Sociales: Por las mismas razones anteriores (la influencia de la
Ilustración) era rechazada la sociedad estamental con su sistema de
privilegios de las clases altas: la nobleza y el clero. La burguesía era el
grupo más descontento porque su cultura y medios económicos les
capacitaban para intervenir en el gobierno del país, pero encontraba el
camino cerrado. Este grupo social será el responsable de iniciar la
Revolución.
 Económicas: Los despilfarros de la Corte y la intervención de Francia en
la guerra de la independencia americana contra Inglaterra, había dejado
en bancarrota a la hacienda pública, lo que unido a unos años (1787-
1788) de malas cosechas agrícolas habían dejado un país donde en
amplias zonas se extendía el hambre.

La difícil situación obligó a Luis XVI a convocar los Estados Generales (Cortes)
para aprobar una subida de impuestos. Esta asamblea estaba integrada por la
nobleza, el clero y el estado llano o “tercer estado” y realizaron sus sesiones en
Versalles a partir del 5 de mayo de 1789. El problema fundamental de esta
asamblea surge por el sistema de votación. El estado llano, al ser más
numeroso, pedía que se votase “por cabeza”, mientras que los estamentos
privilegiados (nobleza y clero) consideraban que a cada estado le correspondía
un voto.

Consecuencias de la Revolución Francesa:

La consecuencia principal de proceso fue el triunfo de la burguesía, que


liquidó el Antiguo Régimen en Francia con el apoyo del campesinado y se
alcanzaron los objetivos propuestos (sintetizados en la ideología liberal):

 De una Monarquía absoluta se pasó a una República, con Soberanía


Nacional y separación de poderes.
 Igualdad de derechos, logrando de esta manera participar en la política.
 Se implantó una sociedad de clases en la que la posición social se
define por la riqueza (y los burgueses son ricos).

3. La Europa napoleónica

El prestigio alcanzado por Napoleón en las campañas militares del exterior, con
ayuda de otros generales, le permitió dar un golpe de Estado en 1799, y
comenzar un nuevo período de la Revolución Francesa: el Consulado (1799 –
1804). El gobierno estaba dirigido por tres cónsules, siendo Napoleón el
primero de ellos, cargo que le proporcionó el control absoluto del Estado:
controlaba el ejecutivo y parte del legislativo. En política interior, se esforzó por
reconciliar a las fuerzas enfrentadas desde hacía diez años: autorizó a los
emigrados a volver a Francia y amnistió a los contrarrevolucionarios. También
puso fin al enfrentamiento religioso mediante la firma de un Concordato con la
Santa Sede (1801). También centralizó la administración del Estado y elaboró
el Código Civil que unificó en uno sólo los diferentes códigos legales existentes
y que serviría de modelo a otros países. El conocido como Código Napoleónico
consagra y ampara las libertades del individuo, el carácter inviolable de la
propiedad y la separación de poderes entre Iglesia y Estado, principios
impregnados de las ideas de la Revolución. Dado su creciente prestigio y el
aumento de su poder, en 1804, el Senado y una votación popular le otorgaron
el título de emperador de los franceses. La República no fue abolida, pero el
Imperio era de hecho un sistema de poder personal: Napoleón legisló y
gobernó por decreto, las libertades fueron ahogadas y la opinión vigilada. No
obstante, la mayoría de los franceses aceptaron un sistema que aportaba
progreso y gloria militar. Las campañas en Europa Napoleón defendía la idea
de una Europa bajo un solo mando y una vez proclamado emperador, trató de
extender su poder por gran parte del continente, enfrentándose a las potencias
absolutistas europeas y a Inglaterra. Después de la derrota francesa en
Trafalgar, no pudo invadir Inglaterra, como quería, pero trató de hundir
económicamente a los ingleses mediante el bloqueo continental, que prohibía
el comercio con las islas británicas.

En tierra, Napoleón se impuso a todas las potencias. Amplió el territorio de


Francia, cambió las fronteras de los Estados, depuso reyes y nombró otros
nuevos entre sus familiares y generales (como su hermano José en España).
En 1811, el imperio francés alcanzaba su máxima extensión. Pero la misma
magnitud del imperio era su debilidad. Su estrella empezó a declinar a partir de
1812 por las derrotas sufridas en España y Rusia. En 1814 fue obligado a
abdicar y lo llevaron al destierro en la isla de Elba, de donde consiguió escapar,
y desembarcar en Francia, haciéndose de nuevo con el poder en el llamado
“Imperio de los Cien Días”. Fue derrotado definitivamente en la batalla de
Waterloo (1815) y desterrado a la isla de Santa Elena donde murió en 1821.

4. Revoluciones liberales burguesas


a) La Restauración. El Congreso de Viena (1814 – 1815)

Tras derrotar a Napoleón, las potencias vencedoras, Austria, Prusia,


Rusia y Gran Bretaña, pretendieron terminar con la situación creada por la
Revolución francesa y el Imperio napoleónico. Se reunieron en el denominado
Congreso de Viena, para la Restauración de los principios monárquicos del
Antiguo Régimen. Estuvieron presentes soberanos reinantes y representantes
plenipotenciarios. El Congreso dio comienzo en octubre de 1814 y el acta final
se firmó en junio de 1815.

Los objetivos de este congreso estaban perfectamente definidos y fueron


los siguientes:

 La Restauración del Antiguo Régimen, el absolutismo.


 La restauración de los monarcas derrotados por Napoleón a sus tronos.
 La recomposición del mapa político de Europa, con incorporaciones
territoriales para Prusia, Rusia y Austria.
 Intervencionismo, las potencias se comprometían a intervenir en
aquellos territorios, donde surgían movimientos populares que pusieran
en peligro la monarquía absoluta. En este Congreso, se constituyeron
dos importantes alianzas, la Santa Alianza, integrada por Austria, Prusia
y Rusia, que representaban a las tres religiones cristianas, firmando un
pacto de ayuda mutua y la Cuádruple Alianza, integrada por los tres
países anteriores a los que se unió Gran Bretaña, para defender el
nuevo orden europeo y resolver los conflictos entre naciones por medios
diplomáticos. Mandaban ejércitos para contener a los revolucionarios
que atentaban contra los monarcas absolutos.

b) Las Revoluciones Liberales (1820-1848)

Las ideas de la Revolución Francesa se habían extendido por toda


Europa y unos años después del Congreso de Viena se vivieron distintas
oleadas revolucionarias por la mayor parte del continente. Son conocidas como
las revoluciones liberales burguesas, y tienen componente político, en unos
casos, y nacionalista, en otros.

 Las Revoluciones de 1820.

Se inician en España (1820-1823) con el pronunciamiento militar del


comandante Rafael de Riego, quien impuso un giro político al rey Fernando VII,
iniciándose el Trienio Liberal. Ante esta situación las potencias de la Santa
Alianza enviaron un ejército conocido como los Cien Mil Hijos de San Luis, que
apoyados por realistas españoles, terminó con la condena a la horca del militar
español, y la restauración del absolutismo.

 Las Revoluciones de 1830:

Afectaron a más países que en la década anterior. Las más graves se


desarrollaron en Francia con el derrocamiento de Carlos X y la llegada de una
monarquía constitucional con Luis Felipe de Orleáns. Grecia, consigue la
independencia del imperio otomano. Bélgica se independiza de Holanda.
Movimientos en Polonia y en determinados estados italianos (Módena, Parma,
Bolonia) y alemanes (Sajonia, Brunswick, Hannover...)

 Las Revoluciones de 1848:

Importantes por la extensión que tomaron en toda Europa. Tuvieron su


comienzo en Francia, donde Luis Felipe de Orleáns abandonó el trono. Se
proclamó la II República cuyo presidente Luis Napoleón Bonaparte, sobrino de
Napoleón, instauró posteriormente el imperio. Al mismo tiempo Aquella oleada
revolucionaria afectó a Prusia, a varios estados italianos (Venecia, Nápoles y
los Estados Pontificios), a Austria, Hungría y la Confederación Germánica.

Consecuencias de las revoluciones liberales burguesas

Salvo en los casos de los países que consiguieron su independencia, la


mayoría de estos movimientos revolucionarios se pueden considerar como un
fracaso, pero, sin embargo, consiguieron ciertos logros positivos:

 El sufragio universal en Francia, y la ampliación del cuerpo electoral en


otros países.
 Constituciones en países como España, Portugal, Suiza, Holanda y
Saboya.
 La gran triunfadora fue la burguesía liberal y nacionalista que pasó a ser
la conservadora y defensora del orden.
 A mediados del siglo XIX, se empiezan a extender las nuevas ideas
socialistas en los núcleos industriales y urbanos.
 El campesinado, se convierte en una nueva fuerza social al quedar
abolidos los últimos vestigios feudales.
5. Estado liberal burgués en Venezuela.

Después de la Guerra de Independencia, en Venezuela, durante el siglo


XIX, se sucedieron una serie de gobiernos autodenominados "revolucionarios":
"revolución de las reformas", "revolución federal", "revolución azul", "revolución
legalista" y "revolución liberal restauradora". Posteriormente, en el siglo XX, se
suceden la "revolución de octubre", la "revolución del 23 de enero", para luego
culminar el siglo e inaugurar el XXI con la "revolución bolivariana". Es decir, el
pomposo calificativo de "revolución" ha servido para enmascarar una situación
todavía latente: la existencia permanente del Estado liberal burgués. Por
supuesto, dichas "revoluciones" han sido acompañadas de "reformas"
constitucionales y una que otra "constituyente" cuyo desenlace final ha sido
reafirmar al Estado liberal, sin introducir cambios sustanciales.

En la Asamblea Constituyente de 1999, no sólo se reitera la existencia


del Estado liberal con sus tres poderes clásicos (Ejecutivo, Legislativo y
Judicial), sino que se amplía su espectro agregando más poderes al Estado
(Electoral y Ciudadano o "Moral"). El Estado entonces sería una
superestructura de tipo piramidal donde en el vértice se encuentra un
Presidente y su gabinete ejecutivo con los ingresos más elevados de
la administración pública estatal. En la medida en que la pirámide asciende el
Poder se personaliza cada vez más y los "representantes" del pueblo son cada
vez menos, convirtiéndose en verdaderas élites divorciadas del pueblo pero
negociando en nombre del "pueblo". En la cúspide de la pirámide el Poder del
Estado se concentra en el Ejecutivo (sea monárquico o republicano, Rey o
Presidente). Es precisamente tal estructura una de las sobrevivientes del
antiguo régimen monárquico.

Las "revoluciones" modernas se han legitimado y permitido dentro de


las estructuras de poder del Estado liberal. Las contradicciones entre
determinadas fuerzas "conservadoras" y "liberales", así como entre
"demócratas" y "comunistas", no resuelven el verdadero fondo en la asimetría
reinante en la estructura de clases. En 1789 quienes protagonizaron la oleada
de protestas en Francia no fue la nobleza terrateniente ni la iglesia, mucho
menos el ejército, pero fue éste último quien terminó capitalizando el proceso
revolucionario hasta convertir a la naciente república francesa en Imperio
napoleónico. Doscientos años después, en Venezuela, estalló la primera
protesta colectiva contra el neo-liberalismo de cierta magnitud a nivel mundial
(en ese mismo año cae el Muro de Berlín), pero el proceso insurreccional
terminó siendo capitalizado por un sector militar de dudosa procedencia
ideológica, pero con objetivos más claros: Conservar las estructuras del Estado
y controlar su aparato burocrático, con el fin de participar en el saqueo. Así
pues, desde la Revolución Francesa hasta el Caracazo, se presenta una
constante significativa para comprender los procesos "revolucionarios"
modernos y pos-modernos: la intervención de los ejércitos como árbitros y
directores del "proceso revolucionario", lo cual ha degenerado en dictaduras
militaristas.

Con la Globalización la pirámide del Poder del Estado Liberal no sólo


abarca un territorio nacional sino el contexto de una determinada, preconcebida
y absoluta "comunidad internacional", donde imperan las grandes
corporaciones a través de sus mega-instituciones (O.N.U., O.E.A., O.T.A.N.,
etc.) creadas para salvaguardar sus intereses planetarios.

Son dichas instituciones supranacionales quienes, en última instancia,


tienen el veredicto para sentenciar, condenar, aniquilar o, sencillamente,
permitir cualquier "revolución", siempre y cuando no desborde el marco del
Estado Liberal burgués.
Universidad Nororiental Privada

‘’Gran Mariscal de Ayacucho’’

Facultad de Ciencias Económicas y Sociales

Maturin, Edo. Monagas

Profesora: Integrantes:
Aurora Bloohm. Hernández Yoselyn
Lárez Yanniris
López Saymar
Torres Oraima
Villarroel Fabiola

Noviembre, 2019

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