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De lo recóndito a lo visible

icen que la casa de uno es realmente en el lugar donde trabaja, y allí

termina viviendo la mayor parte del tiempo y lo he comprobado, ¡es así!; cuando la

vida me dio la oportunidad de ingresar a esta gran institución tenía muchas

expectativas, me plantee retos y me embargo una enorme curiosidad por la gran

responsabilidad y enseñar a otras personas que estaba adquiriendo, guiarlos para

ampliar su visión con relación a su futuro.

Durante ese proceso de compartir y construir conocimientos con otras

personas en diferentes niveles de formación académica desde aquellos que

apenas leen y escriben hasta los profesionales técnicos, me llevo a reconocer que

la escritura y lectura son las fuentes más importantes pues estas alimentan la

mente, incentivan la curiosidad y ayudan al crecimiento del ser en sociedad.

En la práctica como instructora aprendí a utilizar el lenguaje más básico y

sencillo para lograr hacerme entender de esas personas que no leían ni escribían,

las cuales vivían en una vereda en la montaña, porque hasta allá me ha llevado

esta hermosa institución y fue allí donde aprendí que el cuerpo, la cara, la sonrisa

y los ojos hablan más que los labios.

Estando con ellos, parece perderse la palabra escrita; a tal grado que se

vuelve inexistente entre la suave brisa de los árboles en la montaña, se enreda

entre los matorrales en los que diariamente trabajan para llevar el sustento a sus

hogares, y pasan de necesitar escribir en papel a dialogar, dejando todo en pactos


verbales que trascienden en el tiempo y alimentan la comunicación entre cualquier

grupo de personas

He aprendido también de la otra parte donde se requiere plasmar en papel

la palabra escrita, con coherencia, lógica, secuencialidad y detalle; para

comprender el mensaje que se desea trasmitir. Son muchas las situaciones en

que este mensaje carece de sensatez porque no se intenta escribir para construir

cocimiento sino transcribir y hasta en eso hay errores que podemos decir son

aterradores.

Quizá los instructores en su labor olvidaron que los jóvenes vienen a su

formación profesional con enormes vacíos que obligan a pensar que la educación

básica no fue efectiva puesto que es donde se debe desarrollar ese precioso

habito de la palabra escrita y oral, para lograr acrecentar la comunicación como

canal fundamental en el crecimiento de todas las áreas del ser humano.

Pero no solo ha sido importante vivenciar este tipo de situaciones, sino

tener la oportunidad de hacer comparaciones entre estos dos aspectos, también

es de resaltar las condiciones de vida en las zonas rurales y las zonas urbanas; en

el campo la carencia se evidencia desde las necesidad básicas insatisfechas

hasta en las expresiones diarias que hacen sus habitantes.

Cada vez que me dirigía al campo para adentrarme una, dos y hasta 3

horas de viaje para compartir un poco de conocimiento con los aprendices,

mientras al lomo de un caballo, en el sillín de una moto o simplemente caminando

atravesaba las olas de polvo, las trochas incaminables, los matorrales espesos

solía pensar que a cada vereda iba una vez por semana algunas horas pero ellos

vivían a diario allí, imaginaba como seria enfermar gravemente, como te sacarían
de esa lejanía, cada vez que llegaba yo era lo único diferente que podían ver en

meses, era como si les llevara un poco de novedad a esos lugares apartados.

De otro lado en lo urbano aunque también hay faltas se accede a todo lo

necesario para la vida, de una u otra forma se puede llegar caminando a cualquier

parte, existen diferentes oportunidades para que las personas se formen, es allí

cuando se hace un análisis del comportamiento de los habitantes de estas zonas

concluyendo que ocasionalmente cuando existen un poco más de condiciones

para el acceso a la capacitación hay menos aprecio, poco aprovechamiento,

mínima valoración por parte de estos habitantes; por tanto le restan importancia a

iniciar, perdurar y mantenerse en algún proyecto, formación o iniciativa a la que se

les incentiva a que hagan parte.

Finalmente después de muchas aventuras, situaciones no tan agradables y

a veces difíciles puedo decir que me embarga el orgullo de hacer parte de esta

institución que llega a donde pocas llegan, aportando al desarrollo, fortaleciendo a

las personas en cualquiera de sus necesidades de capacitación, mejorando las

condiciones de vida y construyendo un mejor futuro

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