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Lo Social-asistencial (Castel)
Castel hace referencia a la “sociedades sin lo social” entendiéndose como una configuración
específica de prácticas que no se encuentran en todas las sociedades, porque lo social aparece
como sistema de regularización instituidos para salvar la brecha entre lo político y el sistema
económico.
Una sociedad sin lo social, es totalmente regida por las regularizaciones de la sociabilidad primaria, es
decir sistemas que vinculan a los miembros de un grupo sobre la base de pertenencia familiar, de
vecindario y de trabajo, tejiendo redes de interdependencia sin la mediación de instituciones
especificadas, redes que llevan al individuo a reproducirse los mandatos de tradición y la costumbre.
Características de lo social-asistencial
● Es una construcción del conjunto de prácticas de función protectora o integrativa, y más tarde
preventiva. Se puede hablar de sociabilidad secundaria, ya que se trata de sistemas
independientes de los grupos de familiares, de vecindario, de trabajo.
● Estas prácticas se presentan siempre, aunque sea un bosquejo de especialización, núcleos de
una profesionalización futura.
● Se bosqueja también una tecnificación mínima. El funcionario estaba obligado a diferenciar
entre los que van a intervenir y entre los que no
● De entrada, se plantea la localización de estas prácticas, y de inmediato introduce
una escisión entre las prácticas institucionales y entre los que no.
● Se ven dos criterios para rechazar o aceptar a los necesitados; el de pertenencia comunitaria
y el de la ineptitud para el trabajo.
El criterio de la incapacidad física no era lo único que abría las puertas a la asistencia. Se sumaba al
de pertenencia comunitaria para delimitar el campo de lo social-asistencial.
Los dos ejes de la asistencia (Castel)
En el occidente cristiano, la instrumentación de la caridad permitió construir la forma culturalmente
dominante de esta exigencia de la limitación del campo de la asistencia, reformular de una manera
específica los criterios de acceso a ella.
Se delimita la zona de la asistencia, o por lo menos, su núcleo en la intersección de estos dos ejes:
● La relación de proximidad que debe existir entre el beneficiario del socorro y la instancia
que lo dispensa. El indigente tiene más posibilidades de obtener socorros cuando es conocido y
reconocido, entra en la renta de vecindad que expresan una pertenencia mantenida a la
comunidad. Se conforma así que el ejercicio de la asistencia es, en la medida de lo posible, un
analogon de la sociabilidad primaria.
● El criterio de la ineptitud para el trabajo. La pobreza, e incluso la indigencia completa, no
otorgan títulos suficientes para beneficiarse con la asistencia. Son principalmente objeto de
ayuda a quienes no pueden subsistir a sus propias necesidades, ya que son incapaces de
poder trabajar. El reconocimiento de la incapacidad para trabajar es el criterio discriminativo
esencial para ser auxiliado.
El núcleo de la asistencia se constituye en la intersección de estos dos ejes. Su extensión depende
del sentido, que no es inmutable, asignado a cada uno de estos criterios. Pues las definiciones sociales
de la relación de proximidad y la aptitud o la ineptitud para el trabajo cambian. Encontrarse en el centro
de una ayuda posible es asociar una incapacidad completa para trabajar con una máxima inserción
comunitaria.
Hay que interpretar las prácticas asistenciales reales, no a partir de una aplicación
mecánica de estos criterios, sino como una ponderación de los vectores. Así una fuerte saturación
de uno de los ejes, puede compensar, un déficit del otro.
Tipos de pobreza (Castel)
● La simulación de la invalidez, constituye una primera estrategia para burlar el modelo
ideal de la asistencia
● El pobre vergonzante, presenta un caso típico más sutil. Pueden ser asistidos
aunque no sean físicamente incapaces de trabajar. Son indigentes que han recibido una buena
educación y han ocupado un lugar honorable en la sociedad, pero cayeron y ya no pueden
mantener su rango.
● El mendigo válido, su emergencia es más o menos contemporánea a la del pobre vergonzante.
Forman una categoría identificada como tal, y le plantean problemas a la sociedad. No todos
son culpables de no poder trabajar y pueden ser asistidos sin mendigar, con la condición de que
pertenecieran a la iglesia.
A veces se condena al mendigo como alguien que se presenta como beneficiario potencial de la
asistencia cuando le cabe la obligación de trabajar. En otros casos se reconoce o sospecha que
él no es el culpable de su situación y se le abre la puerta de socorro. Pero no siempre con la
tolerancia de la que se beneficia el pobre vergonzante.
Origen y contexto donde hace su aparición el trabajo social. ( banda Gallego) El TS nace
en Londres, Inglaterra, aunque su expansión fue inmediata, sobre todo a USA. En Inglaterra, a lo largo
del siglo xix se produce un espectacular aumento de la población producido por los nacimientos. La
consecuencia más inmediata de esto son los hacinamientos de la población en los barrios más
periféricos de las ciudades, conocido en inglaterra con el nombre de slums.
La población tiene una cobertura mínima para hacer frente a las necesidades más importantes, a través
de las Leyes de los Pobres. El gasto en el socorro de los pobres había aumentado a lo largo del primer
tercio del siglo xix. ya que el socorro en las iglesias era fácil de obtener, era común despedir a la gente
en épocas malas y así ahorrarse salarios. Ello acentuará el descontento por este estado de cosas y
ocurre el giro que se le va a dar al Nuevo derecho de Pobres, que se concretara en la ley de pobres de
1834, convirtiéndose en debate de las políticas sociales en Gran Bretaña, ya que muchos no estaban de
acuerdo.
Estela Grassi:
La influencia en el desarrollismo marcó una etapa decisiva que se expresó en la introducción de
un nuevo “método”, el “Desarrollo de la Comunidad” en el cambio de nombre de la profesión.
Desde entonces, todo profesional “aggiornado” pasó a ser “trabajador social”, en lugar de
“asistente social”, nombre ideológicamente teñido de beneficencia.
Participación y desarrollo se convirtieron en los términos fundamentales con las que se expresaba el
discurso desarrollista. El primero pretendía garantizar, por un lado, el consenso que asegurara el éxito
de los planes propuestos por los técnicos; y por otro, cierta democratización, por lo menos formal, al
tener en cuenta los intereses y las características culturales de las comunidades a desarrollar, reforzará
al mismo tiempo el primero.
Pero a su vez la participación tuvo un contenido más pragmático, que se expresó en las concepciones
del “esfuerzo propio” y la “ayuda mutua”, la “autoconstrucción”, etc. Al requerirse a los sectores
interesados su participación y aporte en trabajo, se reducía el costo de los planes en lo que a este
aspecto se refiere. Bajo la fuerte crítica al asistialismo paternalista y bajo la consigna el viejo proverbio
“dadle un pez, pero enséñale a pescar”, se pretendía contrarrestar el carácter dádiva de la asistencia
tradicional, reemplazandola por el esfuerzo propio en la resolución de sus problemas, bajo la “dirección
técnica” de los “expertos”.
El viejo prejuicio de la necesidad de “educar” a los pobres, porque en la “ignorancia” está la causa de la
pobreza, se revistió de un nuevo lenguaje, se “legitimó” a través de los cientistas sociales y tomó la forma
de “obstáculos al desarrollo” que se interponen en forma de “pautas” tradicionales, que era necesario
reemplazar por una actitud abierta al cambio y al modernismo.
Habiéndose constituido la Organización y Desarrollo de la Comunidad, como el objetivo fundamental de la
labor de los trabajadores sociales y siendo ésta la orientación teórica con la que se formaron
profesionales de este período, se prueba una vez más que su labor se dirige básicamente al nivel
ideológico y que en él se realiza su función objetiva de legitimación y control.
Dos elementos caracterizaron la época: el compromiso que debía asumir el Estado con el
desarrollo nacional, al que se consideraba el resultado de la acción y el esfuerzo conjunto de la
comunidad y el gobierno; y la planificación económica, educativa, de la acción comunitaria, familiar.
FAMILIA TRADICIONAL vs. FAMILIA MODERNA: Todo el aparato estatal se dirigió a esos objetivos: las
instituciones de bienestar social, los tribunales de menores y de familia, etc. La metodología y las técnicas
variaron sustancialmente. El caso social se hizo adecuado y las técnicas de grupo y de desarrollo de la
comunidad se tornaron las herramientas más útiles para los técnicos sociales. La planificación familiar y la
paternidad responsable fueron las armas con que el modernismo enfrentó al tradicionalismo, en el ilusorio
ámbito privado. La posibilidad de modernizar a la familia, pasaba por incentivar a las mujeres al cambio,
sacarlas de los límites de lo privado y hacerlas participar del desarrollo. EL DESARROLLO DE LA
COMUNIDAD Y LOS AGENTES DE CAMBIO: La Unión Panamericana y la ONU, fueron las usinas
generadoras de planes y expertos; allí se generaban las consignas, a partir de las cuales se capacitaba a
los técnicos de base. La influencia de estos organismos fue decisiva en la formación de amplias cámaras
de trabajadores sociales latinoamericanos, a los que, por sus características profesionales y su lugar en
las instituciones, se consideró “agentes de cambio” por excelencia.
“El asistente social, por la naturaleza de su profesión, está dedicado a los principios de organización de
la comunidad y capacitado para efectuarlos. Además, está situado en uno o varios puestos que le
constituyen en un elemento estratégico para la iniciación o facilitación de esfuerzos de mejoramiento
comunal. Tiene la responsabilidad de contribuir a dichos esfuerzos con toda su capacidad”.
Caroline Ware propone para un “estudio sistemático” de una comunidad , una detallada etnografía, que
incluye desde la situación geográfica, hasta la estructura familiar, social, económica, sistema de valores,
relaciones entre los sexos, etc.. Entre las técnicas para la obtención de la información necesaria, incluye
la entrevista con líderes representativos o con personas el pueblo, la observación cuidadosa y detallada
de acuerdo a objetivos precisos y la observación principiante.
Si antes los asistentes social se habían ocupado del individuo con problemas a partir de él
llegaron a su familia, la impronta de ésta época fue llegar a la familia desde la comunidad y por lo
tanto, el trabajador social con ésta y con grupos. El aspecto asistencial es dejado de lado y
reemplazado por la “acción preventiva”, que más allá de atender los “desajustes”, buscaba evitar
los mismos a partir de motivar a la comunidad a modificar pautas y actitudes, adecuándose a los
nuevos tiempos.
El desarrollo de la comunidad requería de planificadores y ejecutores de campo. La capacitación técnica
exigida para actuar a nivel comunitario, no resultaba, entonces, incompatible con las exigencias ya
tradicionales en este profesión. Exigencias que son esencialmente compatibles con la “condición
femenina” definida socialmente y subjetivamente asumida por mujeres. Los asistentes sociales han sido
siempre cargas en los que la competencia profesional por ocuparlos, fue lo suficientemente fuerte como
para que no basten “la mística ni la vocación de servicio”, sino para los que se requiere precisamente,
vocación de éxito, prestigio y poder personal.
Para las corrientes desarrollistas del trabajo social, la capacitación técnica se tornó una exigencia
que debía estar acompañada por estos valores, pero que no podía ser reemplazada totalmente
por ellos. El cambio en los objetivo explícitos de la profesión, la jerarquización del rol profesional
y la apertura de espacios laborales atrajo varones, lo que su vez propició fuertemente desde
algunos centros de formación, sobre todo para el trabajo en áreas rurales o alejadas de los
centros urbanos.
Las exigencias técnicas y las nuevas funciones, no derivaron, sin embargo, en una sólida
formación académica.
La profesión encontró su variable de ajuste, y fue capaz de interpretar las exigencias
externas, para poder seguir cumpliendo su función objetiva en el control y la legitimación del sistema.
Noberto Alayón:
La misión de Maidagán de Ugarte:
Creado el Instituto de Servicio Social el 7/9/1959, siendo presidente Arturo Frondizi. Concluía así una
etapa iniciada inicialmente en 1957, dándose origen a un relevante centro de formación en Servicio
Social, que se constituyó en bastión profesional de la época “desarrollista”.
El gobierno argentino había solicitado en 1957, a la Administración de Asistencia
Técnica de las Nacionas Unidas una misión de asesoramiento técnico sobre la enseñanza de
Servicio Social. El 10/10/57 asume tal función la experta chilena Valentina Maigadán de Ugarte,
habiéndose encomendado el estudio, reorganización y correlación los programas de enseñanza en
las Escuelas de Servicio Social existentes en el país.
Las tareas específicas que le eran encargadas fueron las siguientes: 1. Revisar los programas de las
Escuelas de Servicio Social. 2. Promover una relación más estrecha entre las diferentes Escuelas de
Servicio Social. 3. Interpretar el Servicio Social como una profesión.
En base a ello pudo comprobar que, en general, todas las Esc. S.S. Tenían programas
de enseñanza teórica mucho más extensos que los destinados al adiestramiento práctico y se
daba mayor importancia y tiempo a las disciplinas afines del S.S. Que a las propias de la profesión.
Ella dio como recomendaciones se requería principalmente a lo siguiente:
1. Un cuerpo docente de asistentes sociales que asumieron en las Escuelas de
Servicio Social la responsabilidad de la enseñanza teórica y práctica de la profesión y un grupo de
supervisoras.
2. Los programas de estudios teóricos y de adiestramiento práctica se desarrollarán en horarios de tiempo
completo.
3. Las instituciones de bienestar social públicas o privadas aceptasen la
organización de Centros de Práctica para los alumnos de las Escuelas de Servicio Social. Señala
Maidagan de Ugarte que las denominacio nes de “Instituto de Servicio
Social” de “Trabajador social” tenían como objeto diferenciar y dar un nivel profesional a la
enseñanza que por la intensidad y duración de los estudios y prácticas, era totalmente
distinta a la que se impartía hasta ese momento. Se tuvo en cuenta tambi ñe
́ qe el título de El
Trabajador Social favorecía a los varones para que ingresaran a la carrera.
El Instituto de Bolívar:
Fue un instrumento que logró desnudar la inviabilidad de las viejas concepciones
asistencialistas.
R econceptualización.
No existe un período histórico que se denomine “reconceptualización” solo se da en el campo del
“saber”, enmarca en un espíritu general del antiimperialista, un rechazo hacia los conocimiento que
venían de Norte América.
Los conceptualizadores critican mucho a los métodos clásicos del trabajo social. Moljo:
El afán de la reconceptualización era cambiar las estructuras, acabaron por
desconocer no sólo las especificidades del Trabajo Social, sino al propio Trabajo Social; todo
era “militancia”.
Los objetivos de la carrera estaban directamente ligados a los objetivos del nuevo gobierno popular, se
trataba de la liberación de los pueblos. Así este objetivo se transforma en el objetivo del Servicio
Social, por lo cual no es para asombrarse que durante este breve período que abarca de 1973 a 1976
se haya identificado militancia con Práctica profesional.
La finalidad del Servicio Social era contribuir a la transformación de la sociedad a
través de una praxis liberadora en y desde el pueblo, en el cual el hombre se hace hacedor de
su historia. Los objetivos son: concientización, capacitación, participación, organización
popular, gestión popular, movilización popular, politización, entre otros.
En el caso de la Esc. Servicio Social de Rosario, también comenzaron a producirse los cambios dentro
del plan de estudios; que contó con una importante participación del claustro estudiantil y docente. Los
estudiantes tenían un entusiasmo transformador. Había ya
una clara identificación entre la militancia y el trabajo social.♥ Durante este proceso se contrataron
nuevos docentes en las áreas contextuales. Así, aparecían disciplinas como “Tercer Mundo”,
Investigación, Teoría de la Dependencia, entre muchas otras.
Era un momento de efervescencia, se tomaban las instituciones; en el caso de la
escuela de Servicio Social, se levantaban las aulas, se hacían asambleas too el tiempo y los bombos
retumbaban dentro de la escuela hasta que eran tomadas por un sector del peronismo.
Servio:
El surgimiento de la reconceptualización en Argentina aconteció durante el gobierno autoritario de Juan
Carlos Onganía, simultáneamente al auge del método de Organización y Desarrollo de la Comunidad del
Trabajo Social, La radicalización de la juventud se canalizó, en gran parte, en la militancia dentro de
distintos grupos, entre los cuales no estaban incluidos los partidos políticos.
Los canales de ingreso a la militancia fueron principalmente los ámbitos
universitarios y religiosos, pero también los grupos de estudio, que se formaban fuera de la universidad
y donde se estudiaba el marxismo y se revisaba la historia argentina.
La radicalización de la juventud se encauza en la participación de las fuerzas armadas.
La Iglesia Católica también daba un giro hacia la izquierda, a partir de los cambios
Institucionales Introducidos por el Papa Juan XXIII y por el Concilio Vaticano II. En América Latina, los
obispos del Tercer Mundo se declararon a favor de los pobres y manifestaron la necesidad del
compromiso activo para reformar la sociedad. En Argentina, el movimiento de sacerdotes por el Tercer
Mundo y laicos que lo acompañaban, militaron en las zonas más pobres, particularmente las villas de
emergencia, promovieron la formación de organizaciones solidarias e impulsaron reclamos y acciones
de protesta.
El peronismo atrajo a muchos jóvenes sin experiencia política previa y a corrientes
de la izquierda que pretendían ser la vanguardia de la clase obrera, ciertamente peronista.
El trabajo y las prácticas pre-profesionales de Servicio Social en el ámbito comunitario, que
durante el onganiato experimentaron su apogeo, fueron el escenario
donde estudiantes y graduados de nuestra profesión convivieron con jóvenes militantes y con
sacerdotes tercermundistas, quienes constituyeron una vía importante para que grupo profesional
comenzará a radicalizar sus posturas, descartando ciertos supuestos, incluso aquellos emanados de la
corriente desarrollista.
El contacto de nuestra profesión con la tradición marxista también fue propiciada por
los grupos de estudio que se formaban fuera de las aulas, donde el marxismo ingresaba principalmente
por medio de divulgadores. Es decir, los principales canales de la iniciación estrictamente académicos.
Si bien las Escuelas de Servicio Social fueron modificando sus planes de estudio, las fechas y
contenidos de los mismos difieren notablemente entre unas y
otras, y no podemos afirmar que las nociones en base al marxismo hayan estado presentes en la
formación profesional de todas las Escuelas de Servicio Social.
Grupo Ecro y Tradición Marxista en el Trabajo Social: Los trabajadores sociales que
escribieron en aquel momento en las publicaciones de la Editorial ECRO, accedieron de modo
acotado a la obra de Marxista.
Sin embargo, a la hora de sostener sus argumentos, en la búsqueda de nuevos fundamentos y
horizontes para la profesión, los autores de ECRO también recurrieron a obras que nacieron del
contexto latinoamericano: Pichón Riviere y Paulo Freire.
El trabajador social que optaba por el cambio, no como agente de cambio, sino como uno de los
agentes de cambio, debía centrar su esfuerzo en la desmitificación de la realidad, con el objetivo de
superar la totalidad social por otra que no siga prestando la contradicción estabilidad-cambio.
Alayón:
La significativa que tuvo el proceso de Reconceptualización en el desarrollo del
Trabajo social latinoamericano, torna imprescindible y absolutamente actual la necesidad de recuperar el
análisis del mismo, tanto en su génesis como en la influencia posterior que se Verificó en la formación y
en la práctica profesional de las y los trabajadores sociales.
Impregnó al conjunto de las ciencias sociales y también, en particular, a nuestra profesión,
se hablaba de la sociología de la liberación.
Los procesos de cambio progresivo o de retroceso en las disciplinas no son un producto meramente
endógeno de cada profesión. Se generan y se articulan con la dinámica
social y política específica que se registra en un momento histórico determinado.
Los trabajadores sociales comenzamos a identificar y reconocer el origen de la desigualdad social en
las relaciones de dominación vigentes en la sociedad, cuestionando las
propuestas de la integración al medio de los “desadaptados” o “marginados” propias de aquel
pensamiento modernizador y de las concepciones teóricas funcionalistas, propuestas provenientes de la
óptica de entender lo justo y adecuado para el modelo imperante.
El principio de causación individual era atribuido a quienes padecían de problemas sociales,
desconectando la relación existente entre el funcionamiento global de la sociedad y la presencia de los
llamados: males sociales.
Las instituciones eran y son espacios de lucha
La reconceptualización expresa con fuerza un proceso de plegamiento de los saberes y de los
poderes de una época; plegamiento que no es privativo del Trabajo Social.
Dilucidar el Movimiento de Reconceptualización será, en este sentido, y a la manera
de un caleidoscopios, reconstruir los soportes sobre los que se asienta la época histórica en la que se
inscribe.
La reconceptualización puede considerarse como una disconformidad política con el saber académico
instalado, y como una crítica negativa tanto al ejercicio profesional como a los arreglos institucionales
en que tal ejercicio tiene lugar. Disconformidad y crítica que
emergen al calor de la irrupción de nuevos discursos contestatarios, nuevos gobiernos, y de nuevos
movimientos sociales y políticos que son a la vez expresión y resultado de un tiempo de profunda y
extensa radicalización política que invita al Trabajo Social a la remoción de sus perspectivas
ideológicas, de sus fundamentos teóricos y de los senderos metodológicos hasta ese momento
transitado.
¿Cuales son las condiciones?
–Mayo francés: proclama que la universidad debía convertirse en el centro de la revolución contra el
capitalismo. Una revuelta revolucionaria de sujetos no necesariamente sometidos a la explotación
económica, sino fundamentalmente a la enseñanza.
– La autodefinición del marxismo como socialismo científico por oposición al
socialismo utópico: La reconceptualización en Argentina es tributaria de esta tendencia del pensamiento,
aun cuando para Marx la verdad o la falsedad de una teoría de la sociedad no pueden deducirse del
grado en que se ligue a ciertos intereses.
– La teoría de la dependencia: Impugnación al optimismo propio del desarrollismo, la teoría de la
dependencia tiene una profunda influencia en la arena social y política en general,
y en la vida académica en particular. Es la dominación imperialista la que impide el desarrollo
de los países del Tercer Mundo.
En síntesis,el movimiento de Reconceptualización tiene como condiciones de
existencia y de posibilidad de su discurso a una década rica en teorías y corrientes críticas,
constatamos, de pretensiones revolucionarias que atravesaron no solo a la práctica política, sino
también a la vida científica y cultural.
La Reconceptualización en Argentina: En el seno de nuestra profesión, la toma de la palabra estuvo a
cargo de la Generación del 65 y del Grupo ECRO, de trayectorias y composición heterogéneas, en un
campo ya convulsionado tanto por el optimismo de la perspectiva desarrollista como por las feroces
advertencias anticomunistas realizadas por algunas voces provenientes del sector conservador de la
profesión.
La reconceptualización asume a pleno la lucha por otorgar un sentido y una
direccionalidad al trabajo social.
Existían dos concepciones teóricas importantes:
–Concepción de sujeto significado desde la ideología de la transparencia → supone
que a mayor explotación, mayor conciencia; y supone que lo real se ve directamente, y el
conocimiento científico es garantía de una práctica transformadora.
–Concepción materialista mecanicista de la historia → hace de la dialéctica un sinonimo de
contradicción.
–Concepción instrumentalista del Estado → herramien perpetuamente controlada por la clase
dominante.
– Una identificación entre los procesos de la práctica social y su devenir histórico y los
objetivos profesionales del trabajo social → transformación social.