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SISTEMAS DE JUZGAMIENTO DE DELITOS EN

ARGENTINA
Los Códigos de Procedimento Penal Federal y de la Província de
Buenos Aires

Dr. Gustavo E. L. Garibaldi


(Prof. Titular Universidad de Buenos Aires)

I. Introducción
Me dispongo a mostrar los orígenes de los sistemas inquisitivo y
acusatorio, el sentido con que se utilizan actualmente esas
denominaciones y sus notas más salientes. Luego, las principales
características legisladas en el Código de Procedimiento Penal de la
Provincia de Buenos Aires y en el Código de Procedimiento Penal de la
Nación, que en rigor es una ley aplicable a la mayor parte de los delitos
cometidos en la Capital Federal y a los delitos federales que se cometen
en todo el territorio de la República Argentina. Haré especial hincapié
en el ejercicio de la acción para mostrar los puntos centrales que en
cada una de esas legislaciones, revelan influencia del sistema
acusatorio, que es aquel que ha ocupado el espacio político, como
paradigma de lo deseable. Formularé observaciones y finalmente,
recordaré presupuestos y presentaré algunas conclusiones.

II. Origen de los sistemas inquisitivo y acusatorio

1
El enjuiciamiento en la Antigüedad, se caracterizó como un
combate entre adversarios frente a un árbitro. La nota por entonces
distintiva del Derecho Germano, era su sistema de enjuiciamiento
acusatorio privado, impregnado por una verificación probatoria con
fuerte sentido subjetivo. Se le sumaba un procedimiento que no tendía
a la averiguación objetiva de la verdad histórica, sino que procuraba
dar la razón a alguno de los contendientes de un conflicto a través de
signos exteriores que directamente revelasen la verdad mediante
diversas prácticas (ordalías o juicios de Dios). No se distinguía entre
infracciones civiles o penales, sino que todas ellas, eran consideradas
un quebrantamiento de la paz comunitaria que llevaba a la pérdida de la
paz. Se dejaba al infractor a merced de sus congéneres, sin la
protección jurídica de la comunidad. La víctima y su familia estaban
autorizadas a restablecer la paz perdida a través del combate o guerra y
de la venganza familiar.1
La composición fue abriéndose paso progresivamente, de modo
que el contrato de reparación tendió a evitar la venganza en los casos
de crímenes menos graves. Sin embargo, cuando el procedimiento
judicial tenía lugar, era de neto corte acusatorio.2
Así, se fue evolucionando hacia otro método, cuyo objetivo era
la reconstrucción de la verdad histórica. Un fenómeno político-jurídico
que implantó la Inquisición3 para combatir la herejía y que a través del

1
Cfr. Maier, J., DPPa, 1b Fundamentos, pp. 23-24, Hammurabi, Buenos Aires, 1989.
2
Ibidem, p. 25.
3
La Inquisición de los herejes, se ubica en el Concilio de Verona de 1184, Papa Lucio III.

2
Derecho romano-canónico, termina desplazando aquel procedimiento
acusatorio primitivo. Fueron la Iglesia y el Derecho canónico los que
instauran por primera vez el modelo inquisitorial, donde delito es
contrariedad con la voluntad divina. Esa concepción es ejemplo para
las demás justicias seculares.4 Del sistema producto de tal evolución,
surgieron exponentes legislativos destacados en la Alemania del siglo
XVI.5 El llamado “modelo inquisitorial” caracteriza al delito como una
infracción.6
Durante la Edad Media,7 ganó terreno la jurisdicción eclesiástica
y finalizó la vida independiente del Derecho germano que luego,
comenzó un periodo tendiente a la asimilación de Derecho extranjero.
La Inquisición y la reforma del enjuiciamiento inquisitivo del siglo
XIX, acompañaron un fenómeno que comprendió toda Europa
continental8 y que en rigor, se corresponde con una concepción
absoluta del poder central.9
Es posible leer voces que alertan acerca de no incurrir en
explicaciones simplistas. Las referencias a la Inquisición medieval, se
motivan en el hecho de que el método inquisitorio antiguo, alcanzó
entonces un nivel de excelencia tal, que lo aproximó al ideal kantiano y
se propone en todo caso, afirmar que la Inquisición de la Edad Media

4
Cfr. Binder, A. M., Derecho Procesal Penal, T. I, Hermenéutica del proceso penal, p. 268, Ad
Hoc, Buenos Aires, 2013
5
Cfr. Maier, J., cit. p. 26. La Constitutio Criminalis Carolina o Lex Carolina, por ejemplo, es un
cuerpo de leyes del Sacro Imperio Romano Germánico aprobado en 1532.
6
Cfr. Binder, A. M., cit., p. 263.
7
Siglos V/XV
8
Cfr. Maier, cit., p. 28.
9
Ibidem, p. 209.

3
potenció un sistema que sin embargo, tenía su embrión en Egipto y
luego, en el imperio Romano.10
Roma y sus distintos modos de organización política, así como
por la extensión temporal de aplicación de su derecho, es ejemplo de la
transformación del enjuiciamiento penal, en función de la ideología
política imperante. Se distinguían delitos públicos y privados,
reservándose procedimientos extraordinarios para los primeros. En los
delitos privados, la acción era ejercitada por acusación de la víctima y
excepcionalmente se acudía al ejercicio de la acción popular por
iniciativa de un ciudadano.11
La evolución Monarquía-República-Imperio, significó la
paulatina incorporación de instituciones que en el nuevo sistema,
adquirían inicialmente carácter de excepción e intentaban subsanar
deficiencias. Así se iban imponiendo y caracterizaban una época de la
vida Romana.12
En las postrimerías de la República, como consecuencia del
cambio de manos del poder jurisdiccional, quien decidía era el
ciudadano a través de los jurados, nota fundamental del sistema
acusatorio.13 Durante el Imperio, varía la fuente de soberanía, que
residía en la ciudadanía y desde entonces, en el Emperador. El
abandono de la función representativa fue paulatino hacia ese soberano
10
Así, Marinho Marques, L.A., A Hiper-Racionalidade Inquisitória, en “Processo Penal,
Constituição e Crítica, estudos em homenagem ao Prof. Dr. Jacinto Nelson de Miranda Coutinho”,
Lumen Iuris Editora, Río de Janeiro, 2011, p. 478.
El Imperio, abarcó desde -27 hasta 476, año de la caída de Occidente, sobreviviendo 1000 años más
el Imperio Romano de Oriente.
11
Cfr. Cátedra Hendler, “El ejercicio de la acción penal pública, Antecedentes históricos y
comparados. La antigüedad clásica”, p. 1, http://www.catedrahendler.org/doctrina_in.php?id=15
12
Cfr. Maier, ob. cit, p. 34.
13
Ibidem, pp. 39-40.

4
y sus delegados.14 Nació el sistema de persecución penal pública, pilar
de la Inquisición, que dio el golpe de gracia al anterior.15
La figura del procurador, sin embargo, no tiene precedentes en el
Derecho Romano. Se trata de un personaje que surge en el Siglo XII en
Europa, como representante del soberano -Rey o Señor- que se presenta
por el solo hecho de comisión de un delito y que está en línea con la
paulatina sustitución de la víctima.16
El inquisitivo, como modo de enjuiciamiento penal en el
Derecho laico de Europa continental, comprendió desde el siglo XIII
hasta que comenzó su decadencia en el siglo XVIII.17 Durante el siglo
XIX, doctrina y autoridades políticas se interesaron en el
procedimiento penal inglés, buscando alternativas al proceso del
Antiguo Régimen que había dominado los dos siglos anteriores. En esa
línea, comenzó a utilizarse la categoría acusatorio para referirse al
proceso penal anglosajón; e inquisitivo, para hacerlo respecto del
proceso de la Europa continental de entonces.18 Va así desapareciendo
durante el siglo XIX el procedimiento que caracterizó a Europa durante
los siglos XVII y XVIII (Antiguo Régimen). No obstante, dejando
huellas que perduran y son particularmente visibles en los
procedimientos penales latinoamericanos.
14
Ibidem, pp. 47-48.
15
Ibidem, pp. 49-50.
16
Cfr. Foucoult, “La verdad y las formas jurídicas”, pp. 76-77, Gedisa, Méjico, 1986.
17
Cfr. Maier, ob. Cit., p. 52.
M. Langer, explicó que en el Siglo XII, se distinguía entre proceso inquisitivo y acusatorio.
Mientras en aquél, los funcionarios públicos podían iniciar un proceso por propia iniciativa en base
a la existencia de rumores, el acusatorio exigía una acusación escrita practicada por un individuo.
En Conferencia, “La larga sombra de las categorías acusatorio-inquisitivas”, 08/04/2014,
Departamento de Derecho Penal y Criminología, Facultad de Derecho, UBA.
18
Cfr. Langer, M., en Conferencia, cit.

5
Italia, conservó el Derecho Romano del Imperio y allí nació el
Derecho Canónico, cuna del inquisitivo, expandiéndose hacia el resto
del continente. A su vez, cuando sufrió la invasión bávara, conoció y
aplicó el Derecho Germánico (entre otros, la composición, la acusación
privada, el debate oral y público, los juicios de Dios y el duelo). Al
contrario del resto de Europa, donde se consolidaban los Estados
nacionales y la monarquía absoluta, estaba disgregada en pequeños
estados–ciudades en los que gobernaban reyes, príncipes y tiranos que
luchaban entre sí. Es la razón por la que la inquisición italiana, no
alcanzó el rigor de otras. Aun cuando subsistieron procedimientos de
tipo acusatorio e inquisitivo, aquél supuso en verdad, una práctica
excepcional.19
Alemania, como expliqué, asimiló Derecho extranjero cerrando
una época de desarrollo propio. El Derecho romano-canónico supuso la
implantación del sistema inquisitivo para el Derecho procesal
germano.20 El primer Código penal alemán (imperial) fue la Constitutio
Criminalis Carolina de 1532. Contenía reglas de Derecho procesal
que, bajo una apariencia de respeto al principio acusatorio, revelaban
aquella influencia inquisitiva. Así, por ejemplo, la idea de tribunal
germano compuesto por el juez y los escabinos desdibujó su sentido,
porque el juez pasó a colaborar activamente en la decisión, jugando un
papel central, por su prestigio y experiencia.21 La idea inquisitiva de la
jurisdicción se desarrolló en todas sus consecuencias hasta comienzos

19
Cfr. Maier, cit., pp. 92-94.
20
Ibidem, p. 69.
21
Ibidem, pp. 70.

6
del siglo XIX y responde a la concepción absolutista del Estado y al
proceso de publicidad progresivo del Derecho penal en la teoría
jurídica, que concibió el delito como un ataque al orden social y la
organización estatal. De cuestión popular, la persecución y juzgamiento
penal se convirtió en cuestión de Estado.22 No obstante, se sostiene que
la contienda entre afectado y ofensor ha constituido un eje central que
tiñe todas sus instituciones penales.23
Francia, introdujo la persecución de oficio y reemplazó el duelo
judicial por un sistema más objetivo de búsqueda de la verdad. La
influencia romano-canónica se advierte en la Ordenanza de 1254 (Luis
IX), con la que se suprime definitivamente el enjuiciamiento acusatorio
antiguo. Importó además, el comienzo del triunfo de la jurisdicción
real, sobre la señorial o feudal.24 El procedimiento inquisitivo se
encaminó hacia su definitiva codificación, mediante Ordenanzas de
1498 (Luis XII) y 1539 (Francisco I).25
La publicidad y oralidad que se conservaban para los alegatos y
sentencias, fueron desapareciendo de los procedimientos
extraordinarios que tenían lugar en caso de los crímenes más graves.
En la Ordenanza de 1498, se conservó una peculiar concesión a la
oralidad. Si el procedimiento extraordinario no lograba disipar las
dudas, se convertía en ordinario, con trámite oral y contradictorio.26

22
Ibidem, p. 73.
23
Cfr. Binder, A. M., cit., p. 275.
24
Cfr. Maier, cit., p. 77.
25
Ibidem, p. 78.
26
Cfr. Cátedra Hendler,cit.

7
La obra legislativa cumbre del sistema inquisitivo fue la de 1670
27
conocida como “Code Louis”, que significó una persecución penal
completamente pública en la que la acción era ejercida por funcionarios
del rey.28 El procedimiento seguía tres principios: Había una
investigación oficial de la verdad; esa investigación era secreta y se
documentaba por escrito; tenía por objeto reprimir todos los hechos
punibles para mantener la paz pública y el orden establecido.29 Regía el
sistema de valoración probatorio conocido como de pruebas legales.30
La ruptura con la tradición inquisitorial de suplicios y
expiaciones, marca el triunfo de la racionalidad y del humanismo que
propusieron los filósofos de las luces.31 El sistema acusatorio fue
institucionalizado en alguna medida por la Revolución Francesa en una
experiencia muy breve, diferente por cierto de la de Inglaterra, donde
es posible hallar exponentes legislativos en el siglo XVII y primeras
décadas del siglo XVIII.32
En Francia, 1789 marcó el triunfo político del Iluminismo y
produjo la renovación de la organización política de Europa
continental. La regla de “oportunidad” de las acusaciones, fue uno de
los dogmas mejor guardados del derecho positivo francés. 33 La
27
Cfr. Maier, ob. cit, p. 78.
28
Ibidem, p. 82.
29
Ibidem, p. 84.
30
Ibidem, p. 89.
31
Cfr. Salo de Carvalho, “Revista à Desconstrução do Modelo Jurídico Inquisitorial”, en “Processo
Penal, Constituição e Crítica, estudos em homenagem ao Prof. Dr. Jacinto Nelson de Miranda
Coutinho, Lumen Iuris Editora, Río de Janeiro, 2011, p. 773.
32
Así, en 1696 se permitió la asistencia de abogado para acusados de traición y en 1730 se inicia la
práctica de autorizar a los abogados a repreguntar testigos en nombre de los acusados de delitos
graves. Cfr. www.catedrahendler.org/doctrina_in.php?id=29, donde se cita a John Langbein, “The
origins of adversary criminal trial” (Oxford University Press, Oxford, UK, New york, USA, 2003).
33
Cfr. Cátedra Hendler, “El ejercicio de la acción penal pública, Antecedentes históricos y
comparados”, p. 2, cit., donde se envía a J. Pradel.

8
legislación de la revolución desconfiaba de los magistrados y
funcionarios del ministerio público, habiendo establecido el principio
de legalidad procesal,34 que propone la persecución de todos los delitos.
Nace entonces el llamado sistema de enjuiciamiento penal mixto,
respecto del que ilustra el Código de Instrucción Criminal Francés de
1808.35 Ese cuerpo legal guardó silencio y dio lugar a controversias,
respecto de la adopción del principio de oportunidad, explícitamente
consagrado en 1959.36 El sistema mixto fue caracterizado como punto
de equilibrio entre las libertades individuales y la eficiencia. 37 Francia
pensó quedar fuera del debate inquisitivo/acusatorio. Puestos a elegir
entre el procedimiento acusatorio del periodo revolucionario y el
procedimiento inquisitivo del Antiguo Régimen, decidieron el
procedimiento mixto: Inquisitivo en la fase de investigación y
acusatorio en la fase de juzgamiento.38 Aunque la Fiscalía opinase lo
34
Ibidem, p. 2.
35
Cfr. Langer, M., “La dicotomía acusatorio – inquisitivo y la importación de mecanismos
procesales de la tradición jurídica anglosajona. Algunas reflexiones a partir del procedimiento
abreviado”, p. 8, en “El procedimiento abreviado”, Del Puerto, Bs. As., 2001, Maier, J. y Bovino,
A. (comps.). Sin duda, la influencia de las ideas de la Revolución de 1789, no se limita en Francia a
las leyes procesales. Así, por ejemplo, los utilitaristas revolucionarios no penaban sino la
“consumación perfecta” de un delito. Había solo dos excepciones en que también se penaba la
tentativa, a saber, el asesinato y el envenenamiento. Precisamente, procurando evitar que la justicia
del Estado fuera inquisitorial, como había sido la justicia de la Iglesia (Cfr. Robert, Jacques-Henri,
Droit pénal général, p. 214, 6e. édition refondue, Thémis droit, Paris, 2005). En sentido similar,
recuerdo que en Alemania, Köstlin reprochaba a Mittermaier haberse dejado «seducir» por el
Derecho francés, al considerar que la tentativa sólo se inicia cuando por lo menos, ha comenzado la
acción prohibida que integra el delito. Una crítica que revela el carácter garantista del comienzo de
ejecución, como límite a una punición que hasta el influjo de las ideas de la Revolución Francesa,
consideraba que toda acción encaminada a la comisión de un delito era ya, una infracción (Cfr.
Farré Trepat, Elena, La Tentativa de Delito, doctrina y jurisprudencia, p. 142, Librería Bosch,
Barcelona, 1986).
36
Cfr. Cátedra Hendler, “El ejercicio de la acción penal pública, Antecedentes históricos y
comparados”, p. 2, cit.
37
Crf. Langer, M., en Conferencia cit, con referencias a Faustin Hélie, en Traité de l´Instruction
Criminelle (parágrafo 308).
38
Cfr. Caravajal, Zunilda, Reformas Procesales Penales en Francia, “Revista de Derecho y Ciencias
Penales, nro. 15 (23-33), 2010, p. 24, Universidad San Sebastián, Chile.

9
contrario, se debía avanzar con la instrucción cuando el damnificado lo
requiere constituyéndose en parte civil y depositando el importe de
costas en garantía. El criterio de oportunidad se limitaba a la
posibilidad de desestimación inicial.39
El procedimiento mixto fue la base de la legislación penal
continental del siglo XIX y parte del siglo XX, con efectos sobre la
legislación de Hispanoamérica en general y Argentina en particular.40
El Código de Procedimientos Penal para la provincia de
Córdoba entró en vigencia en 1940, pretendiendo romper c o n
el modelo inquisitivo del Código F e d e r a l . E n l990, la
pr o p i a l e y federal adoptó ese modelo, cuando lo mismo había
sucedido en la mayor parte de las pr o v i n c i a s . E n l o s h e c h o s , l a
investigación inquisitiva t er mi n ó desplazando y
consumiendo a la fase de e n j u i c i a mi e n t o
pr e t e n d i d a me n t e má s acusatoria. Una muestra del
fracaso de un equilibrio nunca alcanzado que, en todo
caso, siempre desequilibró hacia su faz inquisitiva.
Los procesos penales del continente europeo y los
latinoamericanos, han sido así tradicionalmente influidos en mayor
grado por el sistema de enjuiciamiento inquisitivo. Claro que como se
advirtió, en buena medida el sistema acusatorio había dominado
Europa en la antigüedad41 y no es azarosa su aplicación en las

39
Cfr. Cátedra Hendler, “El ejercicio de la acción penal pública, Antecedentes históricos y
comparados”, p. 2, cit.
40
Cfr. Binder, A. M., cit., p. 286.
41
V. nota 1. También Maier, ob. cit, p. 206.

10
Repúblicas de cualquier época. Sin embargo, la legislación principal en
materia procesal penal para Hispano América en el periodo colonial,
fueron Las Siete Partidas, completadas en 1265 durante Alfonso I,
siendo el Libro III, el que regulaba cuestiones procesales.42
Fue recién después del mencionado Código de Instrucción
Criminal Francés de 1808 y del proyecto de Código para el Estado de
Louisiana de Edward Livingston, que combinaba elementos del
Derecho continental y anglosajón incluyendo un jurado, que se
comenzó a abogar por la adopción de esos modelos mixtos.43
Los sistemas anglosajones han sido tradicionalmente calificados
como acusatorios o al menos, predominantemente acusatorios. 44 El
Tribunal de un procedimiento acusatorio, es un árbitro entre partes que
procuran el triunfo de cierto interés y el sistema, deja de concebir la
consecuencia del delito como ejercicio del poder del príncipe.45
En Inglaterra, las acciones son teóricamente iniciadas por
individuos particulares aunque en las acusaciones formales, el acusador
obra en nombre de la corona. La práctica muestra además que de
ordinario, las acciones son iniciadas por la policía.46
Igual que en Francia, el procedimiento de encuesta surgió en el
siglo XIII para sustituir prácticas germanas, como las referidas ordalías
o juicios de Dios y combates o duelos judiciales. Esas encuestas fueron

42
Cfr. Langer, M., Revolución en el Proceso Penal Latinoamericano, Difusión de ideas legales
desde la periferia, Centro de Estudios de Justicia de las Américas, CEJA – JSCA, p. 13.
43
Ibidem, p. 14.
44
Cfr. Langer, M., en Conferencia cit., p. 4.
45
Cfr. Righi, ob. cit., p. 464.
46
Cfr. Cátedra Hendler, “El ejercicio de la acción penal pública, Antecedentes históricos y
comparados”, p. 3, cit.

11
confiadas a personas del pueblo, a diferencia de lo que sucedía en el
continente, donde se confiaban a funcionarios que actuaban en forma
secreta por delegación de autoridad. Los jueces itinerantes enviados del
monarca, debían acudir a los vecinos para imponer su autoridad. Nació
así la acción de presentación, precedente del Gran Jurado o jurado de
acusación. Luego, la práctica hizo que la presentación fuera redactada
por escrito por un profesional, con ciertas formalidades. Se trata de un
documento en el que se precisan los cargos.47
Sin embargo, lo característico del derecho inglés ha sido
históricamente, la inexistencia de órganos de acusación pública. Data
de una ley de 1985 (Prosecution of Offences Act) el establecimiento de
algo semejante al ministerio público. Se trata del Servicio de
Acusaciones de la Corona, encargado de los casos que presenta la
autoridad policial. 48
No fue precisamente una menor crueldad lo que distinguió a
Inglaterra del resto de Europa, sino el reconocimiento de garantías
como el habeas corpus y el desenvolvimiento de la institución del
jurado, frente a un procedimiento que de ordinario era secreto, una
investigación escrita y la ausencia de toda garantía de defensa y
posibilidad de refutación. 49

III. El sentido en que se emplean las denominaciones:


inquisitivo y acusatorio

47
Ibidem.
48
Ibidem.
49
Cfr. Binder, A. M., cit., p. 270.

12
Langer enseña que actualmente, las categorías “acusatorio-
inquisitivo”, admiten varios usos principales, entre los que menciona
los siguientes:
Tipos ideales descriptivos a los que pueden acercarse en mayor o
menor medida, donde un contenido central es considerar el proceso
como una contienda entre partes o como una investigación imparcial
única.
Sistemas históricos o sociológicos presentes en procesos penales
concretos pasados o contemporáneos –anglosajón y continental
europeo-.
Intereses o finalidades contrapuestas que existen en cualquier
proceso penal, donde dos partes disputan ante un tribunal de juez y
jurados o tiene lugar una investigación imparcial única, llevada a cabo
por funcionarios profesionales.
Funciones del proceso penal, estructurado o no para obtener
admisiones de culpabilidad -en forma sistemática o coaccionada-.
Modelos normativos, de acuerdo a las cuestiones que les interesa
analizar o promover, por ejemplo, proceso conducido por partes o por
el Tribunal, audiencias orales o escritas, procesos públicos o secretos. 50
Es sencillo advertir que las alternativas acusatorias, han
prevalecido en la discusión. El proceso entendido principalmente como
contienda entre partes, se impone frente a la idea de una investigación
oficiosa y pretenciosa del hallazgo de la verdad real. El TEDH sostiene
por ejemplo, que la Convención Europea exige el proceso acusatorio y

50
Cfr. Langer, M., en Conferencia cit.

13
lo vincula con la igualdad de armas, 51 un principio que prevalece frente
a cualquier propuesta expresa de lo contrario. La idea de que dos partes
disputan ante un tercero imparcial, es superadora del equivocado
postulado que confunde imparcialidad con criterio objetivo de
actuación, sin ocultamiento de prueba. El proceso estructurado para
investigar prescindiendo del sospechoso, es preferido a la idea de
obtener la prueba de cargo del propio imputado. La publicidad de
procedimientos excitados por las partes, es preferido a lo secreto,
escrito y oficioso.
Sin embargo, la simple remisión a modelos acusatorio e
inquisitivo, vinculándolos con las jurisdicciones anglosajona o
continental europea, es cuando menos, poco precisa.
En Francia, donde las propuestas de reforma han provocado
resistencia cultural, vinculada incluso a cierto temor de parecerse al
“rival imaginario” que representa el “mundo anglosajón”,52 surgió la
discusión que puso en crisis algunos de los pilares básicos de su
tradición procesal en materia de investigación.
En 1990, la Comisión “Justicia penal y Derechos Humanos” que
presidió la profesora Mireille Delmas-Marty, produjo un informe que

51
“Kennedy v. United Kingdom" (26839/05), 2011, 52 EHRR 4, parágrafo 184: “La Corte reitera
que de acuerdo con el principio de igualdad de armas, como una de las características del concepto
más amplio de juicio justo, cada parte debe haber tenido una oportunidad razonable de presentar su
caso bajo condiciones que no la pongan en desventaja sustancial con su oponente (vea, por ejemplo,
Jespers v. Belgium, no. 8403/78, Decisión de la Comisión, 15 Octubre 1980, Decisions and Reports
(DR) 27, p. 61; Foucher v. France, juzgado 18 Marzo 1997, Reports 1997-II, § 34; and Bulut v.
Austria, juzgado el 22 Febrero 1996, Reports 1996-II, p. 380-81, § 47). Langer (conf. citada), quien
en definitiva duda de toda posición radical de defensa del modelo acusatorio, explica que el
Tribunal Europeo no incluye en el contenido del acusatorio, muchas características del common law,
exigiendo la modificación de sus procedimientos a jurisdicciones continentales y anglosajonas.
Aunque dejándoles, a la vez, lugar para mantener normas e instituciones preexistentes.
52
Jacot, Martine, “Le droit pénal français sous influence anglo- saxonne?, Le Monde, 01/06/2004.

14
no dejó de tener en cuenta aquella resistencia, aunque formuló
propuestas que efectivamente, se acercan en alguna medida al modelo
acusatorio. Así, por ejemplo, a través de la separación entre funciones
de investigación y funciones jurisdiccionales. 53 O, enumerando
principios de garantía fundamentales en el procedimiento acusatorio,
tales como el respeto al derecho de defensa y el equilibrio entre las
partes.54
En 1999, por ley 99-515 se creó un sistema de “composición
penal” que permite al Fiscal formular una propuesta para que el
imputado admita los hechos y consienta la imposición de determinadas
medidas.55 Más tarde, en 2004, la conocida ley “Perben II” amplió su

53
Delmas Marty, Mireille, La mise en état des affaires pénales, Comisión Justice pénale et Droits
de l´homme, La Documentation Française - Paris, 1991, en
http://www.ladocumentationfrancaise.fr/var/storage/rapports-publics/914059500/0000.pdf
En el Informe Final, al tratar sobre el principio de garantía judicial, dice: “Se trata de un principio
particularmente sensible, que ha dado lugar a numerosas opiniones. La propuesta de la Comisión de
separar, en aplicación de ese principio, las funciones de investigación y jurisdiccionales, ha
suscitado un amplio debate. Varias muestras de preocupación surgen claramente: Una mayoría ha
señalado el peligro de una reforma que da lugar a un Juez que es privado de sus funciones
jurisdiccionales, una suerte de “súper policía” u "oficial policial mejorado", que al mismo tiempo
“no tiene poder"; la eventualidad de una tal reforma, conduce obligatoriamente a preguntar por el
futuro del Ministerio Público y por su estatus; tal separación estructural aumentará el formalismo y
provocará un desequilibrio entre las funciones de investigación y de control, en detrimento de
aquéllas; los servicios policiales tendrán el sentimiento de una sospecha injusta en su contra y
“perderán motivación”. En fin, la eventual institución de la Colegiación en la etapa de la
investigación, plantea reacciones encontradas. La Comisión se ha esforzado por responder a estas
preocupaciones mediante el desarrollo de diversas razones justificantes, según ella, de la separación
de funciones jurisdiccionales y de investigación, precisando la forma en que se puede materializar
tal separación…”.
54
El principio séptimo del Informe Final, dice: “Todo acusado tiene derecho a ser informado, sin
demora y en forma detallada, de la naturaleza y causa de la acusación formulada en su contra; a
defenderse por sí o ser asistido por un abogado elegido por él o nombrado de oficio, si lo desea y si
es necesario, por un intérprete, si no comprende o no habla el idioma utilizado; a disponer de tiempo
suficiente y facilidades necesarias para la preparación de su defensa”. El principio octavo: « Durante
la fase de instrucción de las causas penales, las partes tienen acceso al expediente en pie de igualdad
y las vías recursivas contra las decisiones que les afectan están abiertas a ellos en las mismas
condiciones. Además, disponen de iguales facultades de vista que quien conduce la investigación”.
55
La presentación general de la ley que refuerza la eficacia del procedimiento penal, en
http://www.vie-publique.fr/documents-vp/circ3112.htm

15
aplicación a un “reconocimiento de culpabilidad” del imputado
próximo al modelo estadounidense de acuerdos.56
A fines de 2008, el Ministerio de Justicia francés nombró un
Comité que tuvo por objeto reformar el procedimiento penal. Conocido
como “Comité Leger”,57 preconizó el fin del Juez de Instrucción, bajo
las premisas de reforzar derechos de la defensa y de la víctima. Su
informe, fue la base para la redacción de un proyecto de código de
procedimiento penal.58

IV. Notas salientes de los sistemas de enjuiciamiento


inquisitivo y acusatorio
Cuando se habla de sistemas procesales, suelen contraponerse
dos tendencias. La defensa de los principios del acusatorio, ha venido
imponiendo sus valores también, en el mundo académico de Argentina,
en los últimos veinticinco o treinta años. Contra esa tendencia aún
entonces no consolidada pero sí iniciada por J. Maier y A. Binder en la
Universidad de Buenos Aires, fue sancionado en 1991 un Código de
Procedimientos Penal Federal bajo los parámetros del sistema mixto.
Siete años después, en la Provincia de Buenos Aires ya estaba vigente
56
Ley 2004-204, 09/03/2004, conteniendo disposiciones relativas a la lucha contra las nuevas
formas de delincuencia y criminalidad. En http://www.legifrance.gouv.fr/affichTexte.do?
cidTexte=JORFTEXT000000249995 . En las colonias estadounidenses existía el cargo de
Procurador General que, a diferencia del sistema inglés, asumió más frecuentemente las
acusaciones. Esos funcionarios se fueron independizando de la autoridad colonial y al tiempo de la
declaración de independencia, cada colonia contaba con mecanismos de acusación pública.
Actualmente, esa forma de acción rige de modo semejante al modelo europeo, con apenas vestigios
de la acción popular estilo inglés. A su vez, son muy conocidos y frecuentes sus acuerdos, con
declaración de culpabilidad del acusado. Cfr. Cátedra Hendler, “El ejercicio de la acción penal
pública, Antecedentes históricos y comparados”, p. 4, cit.
57
Con motivo de la intervención de Phillipe Leger, un alto Magistrado retirado, cfr. Le Monde,
29/08/2009.
58
Cfr. Caravajal, Zunilda, cit., p. 26.

16
un Código Procesal acusatorio. La tendencia se extendió a provincias
como Neuquén, Chubut y Santiago del Estero, discutiéndose desde
2014 en el Congreso de la Nación, un nuevo proyecto de código federal
basado en esos principios, finalmente convertido en ley.
Voy a mostrar aquí, tres principales características que
distinguen uno y otro sistema. Intentaré presentarlas de modo neutral,
vale decir, prescindiendo de la carga ideológica que supone una
enunciación donde es clara, la posición preferible.
El sistema acusatorio se ocupa especialmente de asegurar la
tutela del inocente, desconfía de las bondades del poder como fuente
para la averiguación de la verdad y entiende la verdad, como resultado
de una controversia entre intereses contrapuestos.
El inquisitivo en cambio, pone acento en el castigo de los
culpables, confía en el poder como fuente de averiguación de la verdad
y concibe la verdad, como un hallazgo del propio sistema de poder.
Por cierto que bajo el sistema acusatorio se condenan culpables y
que al inquisitivo no le es indiferente condenar inocentes. Sucede que
la batería de protecciones con las que se procura evitar la condena de
inocentes, es cualitativamente diversa, así como lo son las exigencias
para llegar a la condena de un culpable.
Las ideas fuerza que se enfrentan y están en tensión, son la
controversia entre partes frente a un árbitro por un lado, y la
comprobación de una infracción y su infractor por otro. Lo más
relevante en el primer caso es el daño o padecimiento de una de las
partes del conflicto y la protección del respeto a los derechos de la otra

17
parte. Mientras que la infracción es lo más relevante en el segundo
caso. Una dicotomía que tiene correlatos dogmáticos: Daños o riesgos
entendidos como peligros concretos frente a defraudación de
expectativas o riesgos, no necesariamente configuradores de peligros.
Es aconsejable no obstante la prudencia, a la hora de canalizar el
entusiasmo en favor del sistema que enuncia mayores protecciones.
Así, con relación a la aplicación del principio “in dubio pro reo”,
Sancinetti se pregunta hasta dónde estaría dispuesto un sistema
punitivo a perder eficiencia para no dañar inocentes. Por un lado, sólo
la absolución del cien por ciento de los sentenciados permitiría
asegurar que ningún inocente será condenado y por otro, no hay
sistema judicial tan eficiente que garantice la condena de personas
culpables, exclusivamente.59 Así, se evidencia una relación entre
culpables impunes e inocentes, donde los estándares probatorios más
elevados para llegar a un pronunciamiento de condena, redundan en
una más intensa protección de los no culpables.
Entonces, un autor que no defiende precisamente una dogmática
de daños ni peligros concretos, es no obstante más garantizador, pese a
que considera al delito básicamente como infracción y no, un conflicto
entre partes.
Otro ejemplo es el sistema de jurados escabino. Se lo critica por
la influencia que el juez profesional puede tener sobre jurados legos y
en buena medida, hace que la estructura de poder intervenga de modo
59
Cfr. Sancinetti, M. “Testimonio único y principio de la duda”, pp. 3-6, InDret, Revista para el
Análisis del Derecho, Barcelona, Julio de 2013, www.indret.com. La cita de este autor, requiere
aclarar que no es precisamente un defensor de los sistemas de valoración probatoria que se suelen
vincular con el acusatorio (libres convicciones – íntimas convicciones).

18
no concebible en el sistema de jurados populares del common law. Es
frecuente la defensa del escabinado pese a que supone la incorporación
de la estructura de poder estatal en la resolución del conflicto central
del sistema de juzgamiento.
También es posible mencionar la garantía que protege contra la
autoincriminación forzada.
El Medioevo supuso el reemplazo del uso de la fuerza, por la
confianza supersticiosa en fuerzas divinas donde predominaba lo
mágico o el azar. La Edad Moderna y la Sociedad Contemporánea,
procuraron establecer la verdad por medio de averiguaciones. Aquélla,
utilizando la coerción sobre el sospechoso.60 Esta, eliminando la
violencia física y estableciendo fórmulas de protección del más débil
en el proceso.
La Sociedad de Información, por su parte, permite extirpar la
violencia y reemplazarla por técnicas que no utilizan esa metodología.
Incluso, sin el costo que la erradicación de la violencia supuso para la
obtención de la verdad de boca del imputado en la Sociedad
Contemporánea.61
Pregunto ahora: ¿Hasta dónde estuvo dispuesto a perder
eficiencia el sistema punitivo de la Sociedad Contemporánea, en pos de
evitar que las personas no se autoincriminasen forzadamente? ¿Hasta
dónde está dispuesta la Sociedad de Información a no afectar la

60
Una permanente recurrencia a la confesión para la que también se usa la tortura y el abogado
defensor era normalmente empleado de la Inquisición, que también procuraba el reconocimiento de
la desobediencia y pedido de perdón (cfr. Binder, A. M., cit., p. 285).
61
Ver Garibaldi, G., “Las Modernas Tecnologías de Control y de Investigación del Delito”, Cap.
IX, Ad Hoc, Buenos Aires, 2010.

19
dignidad de personas engañadas, para obtener la verdad a través de la
propia actuación de la persona?
Las diferencias entre uno y otro sistema se muestran “neutrales”
no obstante, en buena medida, porque no es definitivamente
inaceptable sostener como prioridad para la defensa de un sistema
procesal penal, la búsqueda de la condena de quienes cometen delitos,
confiando en una investigación estatal neutral como el modo preferible
de hallazgo de la verdad. Una que en todo caso, es ilustrada por la
discusión entre partes.
Existen en cambio otras características del acusatorio,
reveladoras de aquello que acepta y no negocia el actual estado de
evolución de las ideas en materia de juzgamiento penal. La separación
entre jurisdicción-acusación, la publicidad y oralidad del debate, así
como la igualdad de partes, son irrenunciables. Nadie defendería
racionalmente a sabiendas, un sistema de fusión Juez-Fiscal que
afectase la igualdad de armas, ni un procedimiento secreto y
completamente escrito. Por cierto que las variantes en punto a la
rigidez de aquella separación y luego, la medida de la igualación, son
motivo de controversia.
En cualquier caso, es algo exagerado a esta altura de la evolución
de los sistemas procesales, presentar al acusatorio como paradigma de
lo democrático y denostar todo elemento inquisitivo como reflejo de un
derecho penal autoritario. Lo es, pese a que como el TEDH, la
jurisprudencia de la SCJN ha considerado necesario destacar
reiteradamente en la última década, que la Constitución Nacional

20
Argentina “… optó por un proceso penal abiertamente acusatorio...” 62 y
por ejemplo, que la imparcialidad “… es una manifestación directa del
principio acusatorio y de las garantías de defensa en juicio y debido
proceso…”. 63
He referido que se presentan las diferentes tradiciones como un
juego de opuestos. Considerar al delito como desobediencia o
infracción a una voluntad superior, frente a considerarlo como un
conflicto entre partes que reclama la intervención del Estado para evitar
la violencia o abuso del poder. Entender que el juez es parte de una
estructura vertical jerarquizada, frente a entenderlo como
independiente, garante de la evitación de abusos de poder y sin
vínculos con éste. Una presentación que admite la posibilidad de
combinaciones (v.gr. entender el conflicto entre partes que debe ser
resuelto por un juez parte de la estructura jerarquizada), afirmando que
ellas explican muchos de los desordenes que se perciben en el
funcionamiento de la justicia.64

IV. Características e influencias de los sistemas acusatorio e


inquisitivo en el enjuiciamiento regulado por dos Códigos de
Procedimiento Penal de Argentina
Haré aquí referencias generales y particulares, tomando el
Código de Procedimiento Penal de la Provincia de Buenos Aires, la

62
CSJN, “Casal”, Fallos 328-3399.
63
CSJN, “Llerena” (considerando 9, voto mayoría), Fallos 328-1491.
64
Así, Binder, A. M., cit., pp. 261-263.

21
Ley Provincial 13.433 de Mediación y Código de Procedimiento Penal
de la Nación, con referencias al modelo vigente antes.
Se sostiene que el proceso de reforma de la justicia penal se
desarrolló en las últimas décadas insistiendo tenazmente en superar la
65
inquisición, pero esa insistencia se ha debido enfrentar por un lado,
con un Código Procesal federal mixto sancionado hace poco más de
dos décadas, cuando ese proceso estaba francamente en marcha y por
el otro, con una tradición que boicotea notablemente esos cambios
legislativos.

a) Código de Procedimiento Penal de la Provincia de Buenos


Aires
El CPPBA rige el procedimiento penal desde 1998. Muchas
reformas fueron básicamente adaptando la legislación a las
posibilidades concretas de juzgamiento en esa jurisdicción provincial66
y en alguna medida, procuraron superar dificultades que evidenciaba la
aplicación de ciertas reglas, tal como fueron originariamente
concebidas.67 Con idas y venidas vinculadas a la coerción personal
65
Así, Binder, A. M., cit., p. 256.
66
La aspiración de juzgamiento por un Tribunal colegiado de Jueces profesionales, de todos los
delitos de pena superior a 3 años de prisión que no fueran resueltos por suspensión del juicio a
prueba (probation) o por acuerdo de juicio abreviado (bargaining) que tenían originariamente, el
límite de 8 años de prisión, fue paulatinamente remitiendo hacia un sistema ciertamente menos
garantizador, en el que los límites de juzgamiento por juez unipersonal y las posibilidades de
formulación de acuerdos, fueron extendidos a límites inapropiados. Se sumó, que en la jurisdicción
provincial siempre fue interpretada de modo amplio la posibilidad de suspender un juicio a prueba,
cuando en otros ámbitos territoriales, se discutió tal amplitud de aplicación con mayor intensidad y
diversidad de argumentos.
67
Así, v. gr., para combatir una praxis burocrática y desganada, la celebración de la audiencia
preliminar, preparatoria del futuro debate, dejó de ser obligatoria y como consecuencia visible, dejó
de celebrarse al menos, hasta la introducción del sistema de jurados como regla general de
juzgamiento de delitos de pena superior a 15 años de prisión; o para limitar discrecionalidades de
los Jueces, se les prohibió la valoración de pautas agravantes que no hubieran sido propuestas por la

22
durante el proceso68 y desde 2014, introduciendo un sistema de jurados
populares, como regla general de juzgamiento para delitos de cierta
gravedad: Aquellos cuya pena máxima, es superior a 15 años de
prisión.69
La investigación preliminar de los delitos está a cargo de los
Fiscales, quienes actúan bajo control del Juez de Garantías, 70 quien
tiene injerencia en aquellas medidas que se vinculan con el programa
constitucional.
Se previó una investigación rápida y desformalizada, 71 con
juzgamiento en audiencia oral que puede desarrollarse frente a un único
Juez, un Tribunal colegiado de tres jueces profesionales o ante un
Tribunal de doce jurados populares, estableciéndose un sistema de
recursos diferente en el último caso.
Particularizaré a continuación respecto de sus características más
salientes.

Fiscalía.
68
En numerosas ocasiones fue modificado el sistema de excarcelaciones.
69
Que puede ser objeto de renuncia por el acusado, optando por el juzgamiento a través de un
Tribunal colegiado integrado por jueces profesionales.
70
Numerosas críticas, en sentidos contrapuestos, ha recibido la Justicia de Garantías en el ejercicio
de esa tarea. Por quienes critican consecuencias de la aplicación de principios del acusatorio y por
quienes sostienen que esa justicia, no termina de comprender cuál es su rol, en ese modelo de
proceso.
71
Criticada no sin razón en ocasiones por superficial, deficitaria y arbitraria. La Ley de Ministerio
público 12.061, prevé unas muy convenientes reglas, que autorizan prescindir de la formalización
de pruebas que se consideran innecesarias para requerir el juzgamiento de una persona; que se debe
cumplir con las formalidades indispensables para garantizar la validez y entidad de convicción de
los actos (art. 55); que es posible formar un legajo en el que se reúnen todas las anotaciones
relacionadas con la producción de diligencias; que se debe evitar en cuanto sea posible la
confección de actas; y que en el legajo se pueden volcar por simples anotaciones, actos susceptibles
de reproducción en el debate (art. 56).

23
La acción pública corresponde al Ministerio Público Fiscal por
regla general, sin perjuicio de la participación que se concede a la
víctima y al particular damnificado (art. 6).
La Fiscalía promueve y ejerce la acción penal pública y realiza la
Investigación Penal Preparatoria con control y convalidación del Juez
de Garantías, únicamente en los actos para los que está expresamente
previsto tal límite. Quien ejerce la acción debe racionalizar y otorgar
eficacia a sus intervenciones, pudiendo aplicar criterios de oportunidad
en cualquier etapa del proceso. Especialmente, a través de institutos
que propicien la reparación de la víctima y el juicio abreviado (art. 56 y
59).
Puede disponer el archivo de actuaciones respecto de uno o
varios hechos y de uno o más partícipes, en caso de afectaciones o
aportes insignificantes respecto de delitos cuya pena no sea superior a 6
años de prisión; o cuando el daño sufrido por el imputado torne
superflua o inapropiada la aplicación de pena y no medien razones de
interés público; o si la pena en expectativa es irrelevante con relación a
la de los otros imputados. Para eso, debe considerar especialmente la
composición con la víctima y la reparación u ofrecimiento de
reparación del daño (art. 56bis).
La Ley 13.433 por su parte, ha creado una oficina dependiente
del Ministerio Público, para la utilización de mecanismos de resolución
de conflictos a través de la mediación y la conciliación, con fines
pacificadores (arts. 2 y 4). Esa oficina toma intervención en causas

24
correccionales72 y la ley contiene una enumeración de casos
especialmente susceptibles de ser sometidos a ese régimen. 73 El
acuerdo de las partes que dan por satisfechas sus pretensiones, permite
al Fiscal archivar las actuaciones (art. 20).
El dictado de la prisión preventiva y en general, de cualquier
medida de mantenimiento de la coerción personal, requiere solicitud de
la Fiscalía (art. 158 y 161).
El acuerdo entre Fiscal/Fiscal General, cuando no hay particular
damnificado, provoca el dictado de sobreseimiento por el Juez de
Garantías (art. 334bis).
El particular damnificado tiene facultades autónomas respecto de
la Fiscalía, en punto a requerir la elevación de una causa a juicio y
recurrir (art. 79 y 334bis).
El Fiscal actúa en el juicio oral ante el órgano respectivo (art.
59).
Todos los procedimientos son públicos y el secreto se puede
disponer por auto fundado, por un lapso que en ningún caso supera las
72 hs. (art. 280).
El Fiscal formula requerimiento de elevación de la causa a juicio,
cuando estima contar con elementos suficientes para el ejercicio de la
acción y no es procedente la aplicación de criterios de oportunidad o
abreviación del proceso (art. 334).

72
En la Provincia de Buenos Aires, delitos con pena no superior a 6 años de prisión.
73
Hechos suscitados por motivos de familia, convivencia o vecindad, causas cuyo conflicto es de
contenido (exclusivamente) patrimonial (art. 6).

25
Los delitos con pena prevista de hasta 15 años de prisión, son
juzgados por un único Juez, a menos que el imputado o su defensor
requieran la integración colegiada de jueces profesionales o se trate de
aquellos cometidos por funcionarios públicos en el ejercicio de sus
funciones (art. 22).
Los delitos cuya pena prevista es superior a 15 años de prisión,
son juzgados por Tribunal de jurados, a menos que el imputado
personalmente o por medio de su Defensor, renuncie al jurado y
entonces, interviene un Tribunal colegiado de Jueces profesionales (art.
22bis).
En casos de flagrancia, las partes pueden acordar la continuación
del proceso fijando puntos litigiosos (juicio directísimo) para solicitar
prueba limitada al litigio. Luego, el debate tiene lugar siguiendo las
reglas del juicio ordinario (art. 403bis)
Los acuerdos probatorios a los que arriban en la audiencia
preliminar al juicio ante el Tribunal de jurados respecto de puntos en
los que no hay controversia, sólo pueden ser rechazados por el Juez si
importan renuncia a derechos constitucionales (art. 338, inc. 6).
Tanto el Juez como los jurados, tienen prohibido formular
preguntas a quienes comparezcan a declarar al juicio frente al Tribunal
de jurados (art. 342bis).
Los Jueces sólo pueden excepcionalmente, formular preguntas
aclaratorias en el juicio ante jueces profesionales (art. 364).
Rigen reglas de examen y contra examen de testigos en el juicio
ante Tribunal de jurados (art. 342bis).

26
El interrogatorio de testigos en el debate ante Jueces
profesionales está sujeto a reglas menos estrictas (art. 360).
En general y salvo excepciones expresamente previstas, las
actuaciones de la Investigación Penal Preparatoria no pueden ser
utilizadas para fundar la condena del acusado (art. 366).
A la Fiscalía incumbe la prueba de la culpabilidad (art. 367).
Se pueden alcanzar acuerdos de juicio abreviado de hasta 15
años de prisión que es posible presentar al Juez o Tribunal, hasta 30
días antes de la fecha de debate fijada (art. 395 y 397). Tal acuerdo no
importa confesión para el acusado (arts. 396 y 398; art. 69, “último
párrafo”, Ley 12.061).
El consentimiento Fiscal para conceder la suspensión del juicio a
prueba, es vinculante para el Juez, salvo ilegalidad o irracionalidad de
las obligaciones a imponer. A la vez, son discutibles los límites y
efectos de la oposición Fiscal (art. 404).
Si en cualquier estado del debate la Fiscalía desiste de acusar, el
Juez o Tribunal debe absolver al acusado, a menos que el particular
damnificado sostuviera la acusación (art. 368).
El veredicto del jurado es irrecurrible. Solamente hay recurso
contra la sentencia condenatoria derivada del veredicto de culpabilidad
o medida de seguridad que se impone con motivo del veredicto de no
culpabilidad por razones de inimputabilidad (art. 371quáter y 452).
La cesura de juicio es obligatoria frente al veredicto
condenatorio de un Tribunal de jurados y facultativa en los demás
casos (art. 372).

27
Existe la posibilidad de que en función de no alcanzar las
mayorías legalmente previstas, un jurado se declare estancado (art.
371quáter)
El Juez tiene la excepcional facultad de decretar la nulidad del
debate y ordenar la realización de un nuevo juicio, si estima que el
veredicto de culpabilidad dictado por un Tribunal de jurados es
manifiestamente contrario a la prueba producida (art. 375bis).
El imputado puede ser llamado a declarar en tal condición
durante la investigación preliminar, sobre la base de acreditación de
cierto estándar de sospecha (art. 308). Más allá de la facultad de
declarar en el debate las veces que lo considere oportuno (art. 358), no
está previsto que sea siquiera preguntado respecto de si ejercerá en ese
momento, su derecho de guardar silencio.

b) Código de Procedimiento Penal de la Nación


Entre 1991 y 2015, el procedimiento penal de la Capital Federal
y de Argentina respecto de delitos federales, estuvo regido por el
llamado Código Levene. Una ley inspirada en el llamado sistema
mixto, cuya novedad central consistió en el reemplazo del sistema
escrito que regía la etapa del juicio por el juzgamiento de los delitos en
un debate oral.74 Su texto original ya había resuelto algunos aspectos de
modo curioso, permitiendo al Juez de Instrucción, por ejemplo, delegar
en la Fiscalía la dirección de la investigación de los delitos de acción

74
Esa ley logró en el Congreso Nacional, el progreso que no había conseguido el proyecto
acusatorio en que trabajaron los juristas Maier, J. y Binder, A., promediando la década de 1980.

28
pública.75 Luego, en su relativamente corta vida, fue objeto de la
introducción de institutos recibidos también en códigos de inspiración
acusatoria. Así, la “instrucción sumaria” en casos de flagrancia -que se
puso a cargo del Ministerio Fiscal- y un “juicio abreviado” que incluyó
la admisión de la participación intimada al acusado.
El nuevo Código Procesal Penal de la Nación en cambio,
estableció expresamente principios del acusatorio: Igualdad entre
partes, oralidad, publicidad, contradicción, concentración, inmediación,
simplicidad, celeridad y desformalización (art. 2). Afirmó que los
representantes del Ministerio Público Fiscal no pueden realizar actos
propiamente jurisdiccionales y que los Jueces no pueden realizar actos
de investigación o que impliquen el impulso de la persecución penal
(art. 9).
La acción pública es ejercida por la Fiscalía, quien debe iniciarla
de oficio si no depende de instancia privada. Ese ejercicio no puede
suspenderse, interrumpirse, ni hacerse cesar, salvo en los casos
expresamente previstos por la ley (art. 25). Tiene a su cargo la
investigación de los delitos y la promoción de la acción contra los
autores y partícipes (art. 88).
Las declaraciones de los testigos durante la investigación
preparatoria se rigen por el principio de desformalización, aunque se
debe exigir juramento y garantizar su contenido (art. 154).

75
Probablemente, creyendo que las críticas que se formulaban a la institución Juez de Instrucción,
no tenían que ver con la pérdida de imparcialidad del Magistrado y luego, que se corregían
permitiendo que aliviara su carga laboral.

29
Se forma un legajo de investigación que tiene por objeto la
preparación de los planteos y no puede ser consultado por el órgano
jurisdiccional. Allí, sin formalidades legalmente previstas, se enumeran
documentos y elementos de convicción y se realiza un resumen de
diligencias practicadas y datos obtenidos (art. 197).
Cuando la investigación previa a la formalización tiene un
posible autor individualizado, se exige la comunicación de su
existencia y derechos al imputado y a su Defensa. Desde entonces, rige
un plazo para formalizar la investigación en audiencia ante el Juez de
Garantías (art. 220). Tal formalización se produce cuando existen
elementos suficientes de acreditación de la materialidad y la
participación (art. 222).
La Fiscalía puede disponer de la acción en base a criterios de
oportunidad, conversión de la acción pública en privada,76 conciliación
y suspensión del proceso a prueba (art. 30).
Entre los criterios de oportunidad, contempla: Hecho que por su
insignificancia, no afecta gravemente el interés público; intervención
poco relevante del imputado, a la que puede corresponder pena de
multa, inhabilitación o prisión de ejecución condicional; padecimiento
de daño físico o moral grave por el imputado, que torna innecesaria y
desproporcionada la aplicación de sanción; pena a imponer carente de
importancia en consideración a la ya impuesta o a la que cabe esperar
por los demás hechos que se investigan (art. 31).

76
Cuando el Fiscal Superior confirma la aplicación del criterio de oportunidad (arts. 32, 33 y
219).

30
Imputado y víctima pueden realizar acuerdos conciliatorios en
casos de delitos de contenido patrimonial, cometidos sin grave
violencia sobre las personas y en delitos culposos, en los que no se
hubieran producido lesiones gravísimas o la muerte. El cumplimiento
del acuerdo extingue la acción penal (art. 34).
La Fiscalía tiene la facultad de oponerse a la concesión de la
suspensión del proceso a prueba, por razones fundadas de política
criminal (art. 35).
Los acuerdos de juicio abreviado, tienen como límite la
imposición de una pena de prisión inferior a 6 años. Requiere
aceptación expresa de los hechos motivo de acusación y los
antecedentes de la investigación que la fundan. Pueden tener lugar
desde la formalización de la investigación preparatoria hasta la
audiencia de control de la acusación (288). El Juez puede declararlo
inadmisible si no cumple con los requisitos legales (art. 290).
Los Jueces tienen previstas diferentes funciones: Garantías,
juicio y Tribunales de jurados, entre otros (art. 52).
Los primeros, controlan la etapa preparatoria, la acusación, los
acuerdos de procedimiento abreviado y la suspensión del juicio a
prueba (art. 55).
Quienes tienen funciones de juicio, conocen en forma
unipersonal en delitos en los que la Fiscalía pretendiera una pena
privativa de libertad inferior a tres años de prisión. En casos de penas
superiores a esa, intervienen tres jueces en el juicio oral (art. 54). Los

31
Tribunales de jurados serán determinados por una ley aún no
sancionada (art. 249).
Los jueces no pueden incorporar de oficio prueba alguna (art.
128).
Se prevé una audiencia de control de la acusación en la que el
Juez resuelve exclusivamente sobre la prueba presentada por las partes,
en forma previa al auto de apertura del juicio oral (arts. 246 y 247).
El debate se divide en dos etapas. Una, vinculada a las pruebas
de la materialidad, calificación legal y responsabilidad penal del
acusado. La otra, tras el veredicto de culpabilidad, tiene por objeto la
determinación de la sanción a imponer (art. 250).
Los jueces no pueden formular preguntas durante el juicio (art.
264) y el principio de correlación entre acusación y sentencia,
comprende la calificación legal, que no podrá ser distinta de la
propuesta por la Fiscalía, salvo que sea más beneficiosa para el acusado
y en ese caso, siempre que haya sido objeto de debate. No se puede
imponer una pena más grave que la solicitada por los acusadores,
debiendo absolver en caso de que así lo requiriesen (art. 273).
Todas las partes tienen legitimación para impugnar, incluida la
Fiscalía (arts. 305/308).
Expresamente prevé que el imputado no será citado a declarar,
aunque podrá hacerlo cuantas veces quiera (art. 69). Cuando la Fiscalía
formaliza la investigación preparatoria, solicita al Juez la realización de
una audiencia en la que expone verbalmente la imputación y a
continuación, el imputado puede manifestar lo que estime conveniente

32
(arts. 224 y 225). Durante el debate, simplemente se prevé que el
llevado a juicio podrá hacer las declaraciones que considere oportunas
(art. 261).

V. Observaciones
Formularé dos órdenes de observaciones. Las primeras, alertando
acerca de no subestimar prácticas, tradiciones y modalidades
culturalmente arraigadas, a la hora de proponer modificaciones en un
sistema de juzgamiento. Las segundas, vinculadas al sistema de la
acción legislado desde 1921 en el Código Penal, modificado en 2015,
frente a los Códigos Procesales motivo de análisis.

V. a) Las prácticas culturalmente arraigadas


Es sabido que conocer exclusivamente cierta legislación, puede
llevar a formular conclusiones equivocadas acerca de la realidad social
del lugar donde tiene vigencia la ley. Las tradiciones y la memoria
forman prejuicios, constituyendo elementos que se inscriben en las
prácticas y en el uso del lenguaje.77 La ley procesal de la Provincia de
Buenos Aires se aplica desde hace casi dos décadas. La cultura de
operadores influidos por modales y expresiones aprehendidas, así como
su propia historia de prácticas inquisitivas, condicionan y conforman
una orientación particular de lo legislado. Por lo naturalmente
conservador del ámbito, con mayor intensidad que la natural tendencia
de adaptación de la ley a la propia cosmovisión que caracteriza a la

77
Cfr. Binder, A. M., cit., p. 256.

33
Argentina. Los Jueces de Garantías se convierten con frecuencia en
reaseguro de que la Fiscalía nada olvida en el desempeño de su rol,
antes que en control y puesta de límites a la investigación preliminar a
cargo de los Fiscales; la rapidez y desformalización terminan siendo
superficialidad, arbitrariedad y protocolización burocrática veloz en el
legajo de siempren que luego agrava un sistema de enjuiciamiento que
carece de estándares de calidad para cantidad de delitos bien graves que
así, son resueltos como causa correccional por Juez unipersonal
profesional; la consagración de situaciones facultativas como el juicio
directísimo o la cesura ante jueces profesionales, son institutos
prácticamente inaplicados; la incorporación de piezas leídas que
raramente se leen en forma pública, termina sellando la suerte y sentido
de la decisión adoptada y no responde al sistema de excepcionalidad
legislado; la posibilidad de que los jueces profesionales formulen
preguntas aclaratorias también de modo excepcional, genera prácticas
que terminan abriendo nuevas líneas de interrogación a la Fiscalía; se
confunde la no aplicación del sistema de examen y contra examen de
testigos en esos juicios, con la inexistencia de regla alguna para la
interrogación de testigos; los acuerdos de juicio abreviado en un
sistema que no importa admisión de responsabilidad, se realizan sin
estudio acerca de las posibilidades probatorias que en uno u otro
sentido, genera una investigación preliminar deficitaria, inválida o
contradictoriamente formalizada o peor, directamente se confunde
acuerdo con admisión de participación; es común presenciar cómo se
ejerce con anárquica arbitrariedad la facultad Fiscal de no consentir una

34
suspensión del juicio a prueba peticionada por la Defensa; se ejercita
una atribución no prevista, cual es la de anular el debate ante jueces
profesionales frente a cierto desistimiento Fiscal de la acusación con el
que no se está de acuerdo; se advierte al acusado cuando está
acompañado por su Defensor en el juicio y ciertamente no lo requiere,
acerca de efectos de su silencio y otros derechos.
Es probable que las mismas facultades que la ley concede a los
jueces en países con tradiciones e historias diversas, sean ejercidas de
modo diferente por sus operadores. Difícilmente, por ejemplo, la
facultad excepcional de preguntar, sea utilizada de igual modo y con
frecuencia semejante, por magistrados que siempre tuvieron prohibido
formular preguntas, que por aquellos que hasta allí, recibían
directamente la prueba por sí (art. 364, CPPBA). También será
probablemente diferente el ejercicio de la facultad excepcional de
decretar la nulidad del debate cuando el veredicto de culpabilidad del
Tribunal de jurados es manifiestamente contrario a la prueba
producida, si se tiene tradición en esa forma de juzgamiento, que de lo
contrario (art. 375bis, CPPBA). Repárese en que como sugerí, se ha
declarado la nulidad de debates por simple desacuerdo con el
desistimiento Fiscal de la acusación, imponiendo pretorianamente una
suerte de control de razonabilidad del ejercicio de tal facultad.
Indudablemente, el resabio de una herida mal curada, pese a la claridad
de la previsión legal.
Se ha dicho en síntesis, las tradiciones inquisitiva y acusatoria
coexisten bajo múltiples formas y el sistema inquisitivo se encuentra en

35
permanente conflicto con el sistema adversarial, fundando prácticas
paralelas llevadas a cabo formal o informalmente.78

V. b) Sistema de la acción
En punto a la regulación del ejercicio de la acción, es posible
realizar varias observaciones.
Es un dato de la realidad legislativa que se remonta a principios
del siglo XX, que el legislador argentino decidió regular la cuestión del
ejercicio de la acción en el Código Penal. Se trata de un tema que en
todo caso, admite discusión acerca de su naturaleza esencialmente
material o procesal y respecto de la conveniencia de regularlo o no en
la ley de fondo. Lo cierto es que el Código Penal Argentino en el Libro
I se refirió tanto al “ejercicio de las acciones” (Título 11, arts. 71 y ss.)
como a su “extinción” (Título 10, art. 59 y ss.). Recién en 1994, se
hizo eco de la idea de prever acuerdos que pudieran conducir a la
extinción de la acción penal al incorporar la suspensión del juicio a
prueba (arts. 76bis/76quater) pese a que desde siempre, el sistema tuvo
herramientas procesales que permitieron prácticas extintivas. En rigor,
funcionaron como respuesta no racionalmente orientada, aunque
imprescindible para la supervivencia de un sistema que encontraba en
el sobreseimiento llamado provisorio, una defensa contra la imposible
tarea teóricamente encomendada por el principio de legalidad procesal,

78
Cfr. Binder, A. M., cit., p. 280.

36
de llevar adelante la acción pública en prácticamente todos los casos de
los que se tomaba conocimiento.79
Las leyes procesales comenzaron a racionalizar tales prácticas y
aún, a legislar extinciones de la acción de modo francamente más
decidido. Apenas se repara en lo regulado por el Código Penal
Argentino y se lo compara con la legislación procesal, se deja de
apreciar varias de las diferencias pretendidas.
Existe una categoría dogmática 80 llamada “punibilidad”, de la
que Zaffaroni/Alagia/Slokar derivan obstáculos que excluyen o
81
cancelan justamente, la punibilidad. Ilustran diciendo que la
doctrina argentina y en general la lengua castellana o española, las
llama excusas absolutorias. Luego, formulan una propuesta que tiende
a superar la referencia a absolución, una expresión con connotaciones
procesales que a juicio de esos autores, desvirtúa su verdadera
naturaleza.82
Veamos ahora cuáles son esos obstáculos “penales” que llevan a
la no punibilidad y comparémoslos con la legislación procesal
expuesta.
Como causas de exclusión que operan al momento del hecho y
donde de acuerdo a la propuesta de Zaffaroni y sus discípulos, sería aún
79
Los operadores de la época conocieron la llamada “plancha”. Se trata de un formulario que
contenía impreso el sobreseimiento provisorio que era antecedente inmediato de la clausura del
caso, representada por su conversión en definitivo, para el que se había generado un segundo
formulario. Vale apuntar que ninguno de los utilizados tenía espacio previsto para incluir
fundamentos y también, que eran provistos por las propias Cortes, cabezas de los Poderes Judiciales
Federal y Provinciales.
80
A la que ocurrente capacidad de descripción se ha llamado “cajón de sastre” (V.gr. por Muñoz
Conde, F., Teoría general del delito, p. 172, Temis, Bogotá, 1990).
81
Zaffaroni, E.R.- Alagia, A. – Slokar, A., Derecho Penal, Parte General, p. 880, 2da. Edición,
Ediar, Bs. As., 2002.
82
Ibidem

37
más claro que no se trata de las que imponen la absolución, mencionan
las siguientes: Ciertos delitos contra la propiedad cometidos entre
parientes próximos (art. 185); minoría de edad respecto de delitos
leves (art. 1, Ley 22.278); tentativa de aborto cometida por la propia
mujer grávida (art. 88); injurias recíprocas, cuando no son un caso de
legítima defensa (art. 116); injurias vertidas en juicio, no dadas a
publicidad (art. 115).
Como causas de exclusión sobrevinientes, que cancelan la
punibilidad, mencionan, entre otras: Prescripción de la pena (art. 65),
indulto y perdón del ofendido (art. 69); retractación en la injuria (art.
117).83
La observación propuesta para superar la referencia a
absolución, aclara poco. Es que la concurrencia de cualquiera de las
causas que excluyen alguna de las categorías del análisis dogmático
tradicional, impone la absolución más allá de su naturaleza excluyente
de la ilicitud o la culpabilidad. En todo caso, repasaré lo regulado en las
leyes procesales aquí tratadas, para comparar los presupuestos previstos
que llevan al dictado de sobreseimiento o absolución, con los llamados
obstáculos que excluyen o cancelan la punibilidad.
En el Código de la Provincia de Buenos Aires, los criterios de
oportunidad permiten el archivo, considerando la composición con la
víctima y la voluntad de reparación del daño, en caso de afectaciones o
aportes insignificantes; cuando el daño sufrido por el imputado, hace
superflua o inapropiada la aplicación de pena; o si la expectativa de

83
Ibidem

38
pena es irrelevante en relación a la que se tiene respecto de otros
imputados. Directamente por acuerdo, si las partes dan por satisfechas
sus pretensiones.
En el Código de Procedimientos Federal, se prevé expresamente
que la Fiscalía puede disponer de la acción con base en criterios de
oportunidad y conciliación, entre otros. La oportunidad, contempla
hechos insignificantes en punto a la afectación del interés público;
intervención poco relevante; padecimiento de daño grave por el
imputado; pena irrelevante en consideración a la que cabe esperar por
otros hechos. Expresamente se prevé que el cumplimiento del acuerdo,
extingue la acción.
Por un lado entonces, el Código Penal estableció que la acción es
por regla general, pública y reguló sobre las causas de su extinción. Por
otro, las leyes procesales permiten a los Fiscales disponer de la acción
y regulan causas de extinción de la acción como la conciliación o
acuerdos, la insignificancia, la expectativa punitiva irrelevante o el
padecimiento de daño por el acusado, no necesariamente contenidas en
el Código Penal, más allá de que en algún momento las haya
incorporado.
En la provincia, la acción pública puede convertirse en privada,
si quien requiere la elevación de una causa a juicio o recurre una
absolución, es únicamente la parte damnificada. En la Nación, también
está contemplado que la acción pública se convierta en privada por
motivos análogos.

39
Si se decidiera establecer cuáles son las razones de política
criminal que fundan la existencia de excusas absolutorias u obstáculos
que excluyen o cancelan la punibilidad, se torna bizarra la diferencia
de naturaleza, con las previsiones de las leyes procesales que conducen
al sobreseimiento o absolución. Véase.
Obstáculos que excluyen la punibilidad:
a) Delitos contra la propiedad cometidos entre parientes
próximos, para proteger en algún sentido la integridad familiar,
manteniendo ciertas cuestiones ocurridas en familia, fuera de la
persecución penal.
b) Minoría de edad respecto de delitos leves, para que cualquiera
sea la edad del menor, no se lo comprometa con una persecución por
delitos que no revisten suficiente gravedad.
c) Aborto no logrado por razones ajenas a la voluntad de la
madre, para no sumar problemas a la futura relación madre-hijo.
d) Injurias recíprocas, porque en ese caso es preferible dejar al
margen al sistema de persecución penal.
e) Bajo ciertas condiciones, las injurias vertidas en juicio, porque
es un ámbito en el que pueden llegar a comprenderse ciertas
expresiones insultantes.
Obstáculos que cancelan la punibilidad
a) Prescripción de la pena, por el desinterés en hacer cumplir la
sanción impuesta pasado cierto tiempo.
b) Indulto, por el ejercicio de una facultad políticamente
atribuida a un poder diferente del judicial.

40
c) Perdón del ofendido, por el desinterés en el castigo que
manifiesta el propio afectado.
d) Retractación en la injuria, por la satisfacción que representa
admitir que no era cierta la contumelia o difamación motivo de
afectación de la víctima.
Supuestos procesales que extinguen la acción y conducen al
sobreseimiento o absolución.
a) Insignificancia en la afectación o en el aporte, que no justifica
poner en marcha la persecución penal.
b) Daño sufrido por el imputado, que hace inapropiado penar
porque ya tuvo suficiente con lo que le pasó por delinquir.
c) Expectativa irrelevante de la pena con relación a la de otros
hechos u otros imputados, por aplicación de un criterio utilitarista
acerca de en qué vale la pena utilizar los recursos de la persecución.
d) Acuerdo entre partes que se dan por satisfechas, porque el
conflicto queda resuelto para el afectado y carece de sentido perseguir
frente a su desinterés.
Las enunciaciones muestran por de pronto que en algunos casos,
el fundamento es prácticamente el mismo. Así, el desinterés del
ofendido por el perdón del ofensor en delitos de acción privada o por la
satisfacción que repara el honor en caso de retractación de una injuria,
difícilmente se diferencien del acuerdo entre partes que se dan por
satisfechas y resuelven el conflicto.84 Hay incluso una simple extensión
del perdón a delitos que no son de acción privada pero además, no es ni

84
Una cuestión que, por años, ha quedado fuera de la legislación material.

41
mucho menos evidente una diferente naturaleza que permita distinguir
en uno y otro caso, la mayor parte de las causales enumeradas.
Proteger alguna idea de familia, no criminalizar menores en
ciertos casos, no ingresar en problemas de quienes se insultan en juicio
o recíprocamente, no perseguir el cumplimiento de penas impuestas
hace cierto tiempo, permitir que otro Poder del Estado ejerza su
facultad de perdonar en alguna medida o que lo haga el ofendido, no
configuran naturalezas sustancialmente distintas a no perseguir por la
poca importancia de la afectación o del aporte, por el propio daño
sufrido o por inutilidad de perder el tiempo persiguiendo, cuando se
prefiere concentrar esfuerzos en perseguir a otros o respecto de otro
hecho.
Frente a un Código Penal Argentino que rige en todo el territorio
de la República, que se ocupa de cuestiones vinculadas a la acción y
además, regula una cantidad de causas de no punibilidad fundadas en
motivos propios, no vinculables con el ilícito y la culpabilidad por el
hecho cometido o en el que se ha participado, no es censurable el
intento de configuración de una categoría dogmática que analice, por
ejemplo, los efectos del error en cada caso. 85 Pero a la vez, se imponía
admitir que varios de sus componentes son de naturaleza procesal y
luego, es lógico que estén regulados procesalmente. También, que las
leyes procesales locales conservan facultades en la configuración de
causas de extinción de la acción.

85
Como de hecho hacen Zaffaroni- Alagia- Slokar, ob. cit., p. 880 y ss. También en “Error y
Delito”, Garibaldi, G.- Pitlevnik, L., p. 193 y ss., Hammurabi, Buenos Aires, 1995.

42
La Ley 27.147 (promulgada el 17/06/2015) modificó el sistema
de la acción del Código Penal Argentino, sellando una suerte de
capitulación sin condiciones, frente a la realidad legislativa provincial
que así, vino a imponerse ampliamente.
El art. 59, CP, además de los previstos históricamente, contiene
otros tres supuestos de extinción de la acción que simplemente remiten
a leyes procesales.
a) Aplicación de un criterio de oportunidad conforme la
legislación procesal (inc. 5).
b) Conciliación o reparación integral del perjuicio, conforme la
legislación procesal (inc. 6).
c) Cumplimiento de las condiciones establecidas para la
suspensión del proceso a prueba, conforme el Código Penal o la
legislación procesal, según el caso (inc. 7).
Vale decir, la acción penal pública se extingue ahora del modo
como regula el Código Penal o de cualquier otro, según lo que regulen
sobre el punto las legislaciones de cada provincia.
Además, fue introducida por la misma ley, una nueva regla en el
Código Penal, vinculada a las facultades que conceden las leyes
procesales de hacer avanzar el procedimiento y de recurrir, pese a que
la Fiscalía no comparta el criterio. Así, entre las acciones privadas se
incluyeron aquellas que, conforme las leyes procesales, permiten la
conversión de la acción pública en privada o la prosecución de la
acción por parte de la víctima (art. 73, CP). Vale decir, la acción penal

43
pública, se convierte en privada cuando cierto interesado particular
decide continuarla pese al criterio contrario del persecutor público.
Finalmente, también el art. 76, CP, fue reformado en sentido de
subsidiariedad de la aplicación de la ley nacional en caso de suspensión
del juicio a prueba. La probation en adelante, se rige por las leyes
procesales correspondientes y únicamente frente a la falta de regulación
total o parcial, se aplica el Código Penal.

VI. Presupuestos y algunas conclusiones


Los distintos sistemas de juzgamiento penal, difícilmente se
pueden sustraer de la tensión que enfrenta el objetivo de resolver un
conflicto entre partes (sistema acusatorio), con el de lograr reconstruir
la verdad de cierto acontecimiento histórico (sistema inquisitivo). De
una u otra finalidad principal, derivan diferencias sustanciales en la
mayor parte de los aspectos regulados por un Código Procesal.
El Derecho Romano Canónico y la Inquisición, influyeron sobre
los sistemas de juzgamiento de Europa Continental, desplazando a los
procedimientos primitivos de tipo acusatorio.
En Alemania, comienza en la Edad Media un proceso de
asimilación de derecho extranjero y su primer Código Penal (Lex
Carolina) es de 1532 y contenía reglas de Derecho Procesal.
En Francia, la obra cumbre del sistema inquisitivo fue el Code
Louis de 1670, donde la persecución era completamente pública y
ejercida por funcionarios del Rey.

44
A partir del siglo XIX, se buscaron alternativas al proceso del
Antiguo Régimen (siglos XVII y XVIII), despertando interés el
procedimiento penal inglés.
Tras la Revolución de 1789, Francia diseñó un sistema procesal
mixto, que pretendió algo así como una investigación inquisitiva, con
enjuiciamiento acusatorio.
Ese modelo tuvo relevante influencia en América Latina y
especialmente en Argentina a partir de 1940. Su revisión fue
progresivamente más intensa desde mediados de la década de 1980,
con proyectos y leyes de inspiración acusatoria.
Actualmente, las categorías “acusatorio-inquisitivo” admiten
varios usos principales que no sólo abarcan la descripción de tipos
ideales. Las alternativas acusatorias han prevalecido, aunque no
incluyen muchas de las históricas características anglosajonas.
Francia, con lógicas reservas vinculadas a su propia cultura y
tradiciones, ha iniciado a partir de 1990, un proceso de revisión que
en alguna medida, contiene elementos del modelo acusatorio.
Ciertas características distinguen la tendencia general hacia el
sistema acusatorio: a) Especial preocupación por asegurar la tutela del
inocente; b) Desconfianza en las bondades del poder como fuente para
la averiguación de la verdad; c) Concepción de la verdad, entendida
como resultado de una controversia entre intereses contrapuestos.
Otras, son prácticamente indiscutidas por cualquier sistema, al
menos en tanto enunciado: a) Separación entre jurisdicción y
acusación; b) Publicidad del debate; c) Igualdad de armas.

45
Las prácticas, tradiciones y modalidades culturalmente
arraigadas, deben ser consideradas a la hora de modificar un sistema de
juzgamiento, dada la influencia de la conducta de los operadores en el
ejercicio de facultades, cumplimiento de prohibiciones, acatamiento de
reglas generales y prudencia en el uso de las excepciones previstas.
El Código Penal Argentino reguló la cuestión del ejercicio y
extinción de la acción penal, incluyendo a través de una reforma, la
posibilidad de suspensiones del proceso a prueba que conducen a su
extinción. Los Códigos de forma, con el fin de racionalizar prácticas
de selección de casos que no progresan dentro del proceso penal,
concedieron por un lado, facultades a los Fiscales para disponer de la
acción y regularon causas de extinción que en algunos supuestos (v.gr.
insignificancia, padecimiento de daño, ciertas conciliaciones), diferían
y amplificaban las contenidas en el Código Penal aunque en cualquier
caso, no revelaban naturaleza diversa de aquellas legisladas por la ley
de fondo. A la vez, puede la Fiscalía titular de la acción pública, opinar
que no corresponde seguir adelante con la acción y no obstante, un
acusador privado podrá igualmente continuar intentando instar el
procedimiento respecto de una acción que claramente, deja de ser
pública. Una realidad, así como la subsidiariedad de la legislación
nacional en materia de probation, que terminó imponiéndose al mismo
Código Penal Argentino, que capituló su rendición a través de la
reforma introducida mediante Ley 27.147.

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