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Criminología, Presente y Futuro
Criminología, Presente y Futuro
SUMARIO:
RESUMEN.
2. EL OBJETO DE LA CRIMINOLOGIA.
CONCLUSIONES.
RESUMEN.
Se pretende exponer como es hoy la Criminología y la funcionalidad que puede tener mañana como
ciencia multidisciplinar e investigadora de la criminalidad. Para ello, se analiza de una manera breve
qué es la Criminología, a través de su concepto y caracteres; y para qué sirve, desarrollando su objeto,
métodos y relaciones con otras ciencias, para finalmente llegar al presente y futuro de la Criminología;
que creo (modestamente) debe estar en la legislación criminal, es decir, la Criminología debe estar
aplicada a los problemas sociales de origen criminológicos, para coadyuvar a los poderes públicos a dar
solución a los mismos.
Este carácter empírico lo describe perfectamente E. SEELIG: "Como quiera que los fenómenos reales
sólo pueden ser conocidos por medio de juicios de percepción (experiencia), la Criminología pertenece
a las ciencias empíricas que se sirven del método inductivo (por oposición al as ciencias apriorísticas,
como la Matemática, que extraen conclusiones deductivamente). Por ello no se puede cultivar en un
gabinete; nunca se podría descubrir por medio de operaciones puramente mentales cómo son realmente
los delitos y cómo reacciona la sociedad ante los delitos cometidos, sino que el investigador tiene que
interrogar a la vida misma ateniéndose con todo rigor a los hechos de la experiencia. De ahí que haya
que rechazar las tendencias que propugnan dentro de la Criminología métodos especulativos".
Como bien dice DENIS SZABO[8] la Criminología, para existir como disciplina, debía constituirse en
una ciencia y en una profesión. Una ciencia; es decir, una disciplina que desarrolla sus conocimientos a
partir de un "vaivén" continuo entre la reflexión técnica y la investigación empírica. Una profesión; es
decir, una praxis que articula los conocimientos y la ación, tanto en un plano de políticas criminales
como de intervención directa respecto de individuos y grupos. Lo uno y lo otro se fundamenta al
amparo de la multidisciplinariedad.
2. EL OBJETO DE LA CRIMINOLOGIA.
Según la definición de Criminología, el objeto de esta disciplina viene integrado por el delito, el
delincuente, la víctima y el control de la conducta desviada.
b) El delito. Sigue siendo objeto básico de la investigación criminológica, pero el concepto de "delito",
en cuanto implica una referencia obligada a "normas", cambia con la evolución de la sociedad y de la
cultura. Es, temporal y espacialmente, relativo, circunstancial. Del mismo modo que el contenido y
volumen de las conductas que se criminalizan ha variado ostensiblemente en los últimos cien años[10].
Sin embargo, a la moderna Criminología le interesan diversas facetas más llamativas del "crimen" que
su delimitación formal, conceptual; preocupa, por ejemplo, su problematización, las funciones positivas
que pueda cumplir como instrumento e indicador del control social, el volumen estructura y
movimiento de la criminalidad, las estrategias criminalizadoras y descriminalizadoras, el efectivo
reparto de la criminalidad entre los distintos estratos sociales, etc.
d) El control social. Finalmente, el análisis científico del control social del comportamiento desviado ha
ampliado y enriquecido el objeto de la investigación criminológica en los últimos lustros. El mérito es
debido, en buena medida, según GARCIA-PABLOS[13], al labelling approach o social reaction
approach, impulso de una Criminología más dinámica e interaccionista, que desplaza el centro de
interés de aquélla del delito y el delincuente al control social, a la propia reacción social: de las teorías
de la "criminalidad" a las de la "criminalización", cuestionando el propio paradigma "etiológico".
El control social, esto es: el estudio de los "mecanismos" a través de los cuales la sociedad despliega su
supremacía sobre los individuos que la componen, consiguiendo que éstos acaten sus normas, y de
modo muy particular los de carácter "penal" (el control social penal destaca entre todos los controles
sociales por sus fines y medios, representando la dirección normativa de estructura más formalizada y
racional). Debe, pues, ensanchar el ámbito tradicional de su objeto, incorporando al mismo el análisis
científico de los diversos sistemas normativos del control social (religión, moral, ética, usos y
costumbres, terapias varias), de sus portadores e instancias (Iglesia, opinión pública, ciencias, familia y
escuela, profesión, etc.), estrategias (prevención, socialización, represión), de sus sanciones (positivas y
negativas) y destinatarios, según sus respectivos estratos sociales[14].
Derecho Penal y Criminología son dos ciencias distintas: la ciencia penal es una ciencia "jurídica",
"cultural", "normativa", del "deber ser"; la Criminología una ciencia "empírica", una ciencia del "ser".
La ciencia penal, en sentido amplio, se ocupa de la delimitación, interpretación y análisis teórico-
sistemático del delito (concepto formal), así como de los presupuestos de su persecución y sus
consecuencias. El objeto de la ciencia penal viene dado por las normas legales (objeto normativo), y
quienes cultivan la misma emplean un método "deductivo-sistemático" para analizar el hecho
"criminal". La Criminología, por el contrario, se enfrenta al delito como fenómeno "social", y se sirve
de métodos empíricos para examinarlo[15]. Como dice KAISER[16], compete a la Criminología el
análisis, despojado hasta donde sea posible de valoraciones, de las circunstancias y formas reales de
aparición relacionadas con lo que concierne a génesis, desarrollo y control del delito. Sin embargo,
aunque difieren en el planteamiento de los problemas, el proceder metódico y los intereses
cognoscitivos, el delito y el control del delito proporcionan puntos de referencia y de partida comunes.
A este respecto HERRERO[17], reseña que los sujetos de estudio de la Criminología son, muy a
menudo, los sujetos activos del Derecho Penal. Y éste ha asumido instituciones que tienen o han tenido
su origen en el campo de aportación criminológica: la individualización de la pena, la dirección de ésta,
la acogida de no pocas medidas de seguridad, la libertad condicional, la condena condicional, la
sustitución de penas…
Actualmente parece haberse asumido la idea de que no pueden disociarse la especulación teórica y el
análisis empírico. Que la supresión y control eficaz de la criminalidad requieren de ambas.
Criminología y Derecho Penal deben coordinar sus esfuerzos, sin pretensiones de exclusividad o
intransigencias, pues una y otra disciplina gozan de autonomía por razón de sus respectivos "objetos" y
"métodos", pero están llamadas a entenderse, son inseparables[18]. Un Derecho Penal distanciado de la
investigación criminológica, sin respaldo empírico, corre el riesgo de convertirse en mero
"decisionismo"; la actividad de los juristas, en simple "especulación" teórica; y la política criminal que
lo inspire, poco sensible a la realidad social y a los conocimientos científicos, carecerá del rigor y
seriedad que garantizan la propia efectividad de las leyes. Una praxis criminológica, desconectada del
Derecho penal, renuncia al único instrumento que posibilita la aplicación práctica del saber empírico
con absoluto respeto de las garantías de seguridad e igualdad que rigen en un Estado de Derecho.
La legislación y la praxis son cada vez más receptivas y sensibles al conocimiento criminológico. Y la
Criminología se preocupa, cada vez más, por inspirar científicamente ambas. La Dogmática penal se
vuelca, se abre hacia la "realidad social", y las ciencias empíricas ofrecen su colaboración al legislador.
En este proceso de recíproca aproximación ha jugado un papel decisivo la Política Criminal[19].
La política criminal se refiere, como parte de la política, a la protección de la sociedad con base
jurídico criminal[20]. Como quiera que ningún sistema conocido de defensa de la sociedad, medido por
la criminalidad y sus indeseables efectos, resulta satisfactorio, el centro de gravedad de la política
criminal se halla siempre en la renovación del Derecho penal, la reforma de la Administración de
Justicia penal y del sistema de penas. Por ello no raras veces se consideran sinónimos Política criminal
y reforma del Derecho penal. Por lo tanto, la política criminal, apunta sobre todo al análisis científico
de las correspondientes reflexiones y procesos de formación de la voluntad del legislador, en especial a
la renovación del concepto de delito y del sistema de sanciones. Pero la política criminal no puede
renunciar a la valoración de los datos empíricos, si es que trata de ser convincente.
La Política criminal, en cuanto disciplina que ofrece a los poderes públicos las opciones científicas
concretas más adecuadas para el eficaz control del crimen, y las alternativas legales consiguientes, ha
facilitado la recepción de las investigaciones criminológicas y su transformación en preceptos
normativos. Ha sido el puente necesario entre el saber empírico (Criminología) y su concreción
normativa (legislación penal). La Criminología está llamada a aportar el sustrato empírico del mismo,
su fundamento "científico". La Política Criminal, a transformar la experiencia criminológica en
"opciones" y "estrategias" concretas asumibles por el legislador y los poderes públicos. El Derecho
Penal, a convertir en proposiciones jurídicas, generales y obligatorias, el saber criminológico esgrimido
por la Política Criminal con estricto respeto de las garantías individuales y de los principios de
seguridad e igualdad propios de un Estado de Derecho[21]. Por ello, se comparte hoy dia la opinión de
que Criminología, Política Criminal y Derecho Penal son tres pilares del sistema de las "ciencias
criminales", recíprocamente interdependientes.
No existe una opinión unánime en torno a las disciplinas que integran la Criminología y las relaciones
entre ellas. Tradicionalmente existe una abierta pugna entre dos concepciones, la amplia que patrocina
la escuela austríaca (concepción enciclopédica) y la estricta.
Para la concepción estricta, por el contrario, algunas disciplinas que la concepción enciclopédica
incluye en las ciencias criminológicas quedan segregadas, excluidas.
De acuerdo con la concepción enciclopédica pertenecen a la Criminología[22] las disciplinas
siguientes:
g) La Sociología criminal, que analiza el delito como hecho social, como magnitud colectiva.
a) La Criminalística, que versa sobre el modus operandi más adecuado para el esclarecimiento
de los hechos e identificación del autor, y se ocupa de las pruebas, analizando los métodos
científicos existentes para demostrar fehacientemente una determinada hipótesis. Son
subdisciplinas de la Criminalistica, entre otras, la Medicina forense, la Toxicología, la
Dactiloscopia, la Pericia caligráfica, etc.
b) La Pedagogía correccional, que se preocupa de orientar la ejecución del castigo de modo que
puede significar un impacto positivo, de reinserción social, en el penado.
c) La Profilaxis criminal, que tiene como meta prioritaria la lucha contra el delito, articulando
las estrategias oportunas para incidir eficazmente en los factores individuales y sociales
criminógenos, anticipándose al crimen.
Psicología y Criminología operan, también, como círculos concéntricos y como planos secantes, con
puntos de interés comunes y con intereses y valoraciones diferentes. La Psicología estudia la "vida
psíquica llamada normal" o, si se prefiere, "la conducta y la experiencia no patológica de cada ser
viviente, de los grupos y colectivos, sobre todo del hombre" y se ocupa del crimen sólo marginalmente.
La Psicología forense aporta, desde luego, una importe red de conocimientos valiosos sobre el crimen,
pero la Criminología analiza éste desde una óptica interdisciplinaria más amplia que trasciende el
enfoque psicológico y no se circunscribe a la persona del autor.
La Sociología persigue, como es sabido, un tratamiento científico sistemático de las reglas que rigen la
vida social y de los mecanismos de control y efectividad de dichas reglas. El "delito" (esto es, la
conducta que se "desvía" de un determinado tipo de "normas": las jurídico penales) interesa, también, a
la Sociología (criminal), aunque no agote el estudio de éste su objeto, ni tenga en el mismo un lugar
prioritario.
Ahora vamos a ver de modo breve y elemental esos métodos, que no quiere decir que no existan otras
medidas y otras técnicas, sino que se trata de ver simplemente las más frecuentes y específicas de la
Criminología.
1) Estadísticas.
En España existen, fundamentalmente, como estadísticas oficiales: las confeccionadas por la Policía,
las elaboradas por Instituciones Penitenciarias, las elaboradas por el Ministerio Fiscal y las Judiciales.
2) Encuestas y cuestionario.
La encuesta es una técnica destinada a investigar algún fenómeno de carácter social (aquí, la
delincuencia), llevada a efecto mediante el correspondiente cuestionario, cuyo contenido incluye
"revelaciones" cifradas, indicaciones descriptivas y observaciones de diversa índole, elaboradas por el
investigador.
La investigación puede realizarse partiendo del "universo" del fenómeno investigado o, como ocurre
casi siempre, a partir de una "muestra" representativa del mismo. Las muestras se seleccionan por
riguroso azar cuando se trata de las llamadas encuestas probabilistas, que se apoyan, por presente el
método estadístico, en la "ley de los grandes números" y en el "cálculo de probabilidades", en virtud de
los cuales es posible calcular, a su vez, la representatividad de la "muestra" con respecto al
correspondiente "universo"[26].
3) Las entrevistas.
La entrevista es "el método de investigación científica, que utiliza un proceso de comunicación verbal,
para recoger unas informaciones, en relación con una determinada finalidad"[27].
Las entrevistas pueden llevarse a cabo de distintas formas: libre o dirigida, intensiva o extensiva,
panorámica o profunda, entrecruce de preguntas formuladas de forma directa o indirecta …
Además de estos medios y técnicas de investigación y conocimiento existen otros, tales como: la
biología, la biotipología, la antropología, la psiquiatría forense, la metodología clínica, las técnicas
biográficas de delincuentes, etc.
Todos estos medios y técnicas los utiliza la Criminología porque como ya se ha dicho es una ciencia
multidisciplinar. En este sentido, GARCIA PABLOS dice que los propios ámbitos de la investigación
criminológica llevan consigo una metodología impuesta por las características de los mismos.
Para el examen del crimen, de la conducta desviada, se impone un enfoque conductual, porque interesa
explicar el "paso al acto", la dinámica delictiva, los factores múltiples, biológicos, sociológicos,
psicológicos que inciden en la resolución criminal. Esta perspectiva, de particular relevancia en el
marco del proceso, reclama lógicamente una metodología plural e interdisciplinaria. Sin embargo, para
el estudio del criminal, del autor, el método más adecuado es el clínico, ya que el hecho cometido es
sólo el indicador de una personalidad, no se pretenden aquí generalizaciones que excedan el ámbito del
caso concreto. Por último, el análisis de la criminalidad, como hecho colectivo, como fenómeno y
magnitud social, reclama un método básicamente estadístico. Dicho análisis, que interesa en primera
línea a la Política Criminal, impone interpretaciones genéricas y enunciados probabilísticos no
circunscritos al caso concreto[28].
Por lo tanto, el pensamiento criminológico debe dar preferencia temática por ciertas formas de
delincuencia y criminalidad. Formas inevitablemente unidas a los modos de vida y signos de nuestro
tiempo y, por ello, no analizadas por la Criminología tradicional. A este respecto, podemos analizar el
problema de las dimensiones de la criminalidad; teniendo en cuenta el trabajo realizado por LOPEZ
REY, en los países no socialistas con estadísticas más o menos fiables, el aumento de criminalidad es
evidente. Tal es el caso de los países escandinavos, la República Federal Alemana, Francia, Reino
Unido, Canadá, Italia y Estados Unidos. En España los datos estadísticos contenidos en la Memoria de
Actividades de la Policía, 1983, Dirección General de la Policia, muestra un manifiesto aumento de la
criminalidad.
Respecto a otros países, el análisis de las estadísticas periódicamente publicadas por la Organización
Internacional de Policía (Interpol) muestra que aunque se dan fluctuaciones, el aumento de la
criminalidad es evidente.
A la hora actual, la criminalidad está constituida en creciente proporción por la perpetrada oficial y
semi-oficialmente, por afanes ideológicos, económicos y muchos otros en los que el abuso de las
diversas modalidades del poder es evidente. Añadamos que en la sociedad postindustrial de nuestro
tiempo, en la que la ciencia y la tecnología juegan papel manifiesto, la criminalidad culposa aumenta
tanto o mas rápidamente que la intencional.
Otro aspecto importante, pero no siempre tenido en cuenta, particularmente respecto a determinadas
modalidades de criminalidad oficial, semi-oficial, ideológica y económica es que los delincuentes se
dan hoy mas frecuentemente que antes en las altas esferas política, ideológica, económica industrial,
laboral y demás. Ciertamente, algunos jefes de Estado raramente cometen delitos por sí mismos pero
los hacen cometer. También que la criminalidad organizada, es cada vez mas manifiesta en la sociedad
postindustrial y mas tecnológicamente preparada que antes cual corresponde a la índole de dicha
sociedad. Habría que agregar los delitos cada vez mas numerosos derivados de las múltiples
modalidades del abuso criminal del poder, típico de la sociedad postindustrial de nuestro tiempo en la
que la concentración económica es manifiesta en el poder creciente de algunas multinacionales[30].
Parece evidente que en el siglo XXI España y el mundo entero necesitan más de la Criminología como
ciencia. Debemos preguntarnos qué hacemos para que desaparezca el terrorismo, el paro, la
drogadicción, la distancia entre los países desarrollados y en desarrollo, para solucionar las diferencias
sociales y para lograr mayor igualdad socioeconómica.
Hoy y mañana, la Criminología debe contribuir más a la finalidad nacional y universal: la cultura de la
paz. Para lograrlo debe conseguir aportar su saber empírico a la política criminal para que lo transforme
en legislación y así conseguir la disminución de la delincuencia y de la violencia en general. También
la disminución de la criminalidad organizada y las estructuras sociales injustas.
Como dice BERISTAIN IPIÑA, "Quien trabaja en Política criminal es consciente de que se ha de
conseguir la disminución de la criminalidad y violencia. Para ello, se debe atacar, mejor dicho superar,
con nuevas cosmovisiones e ideologías y técnicas, la actualmente creciente desigualdad económica,
social y cultural de los individuos y de los pueblos, que es una raíz, un factor etiológico, importante de
tanta criminalidad.
No somos ni debemos ser ciudadanos clonados, iguales en todo. Resultaría absurdo y macabro, más
que utópico. Admitimos el derecho de cada persona y cada pueblo a ser diferente. La igualdad jurídica
ni presupone ni pretende una igualdad social antropológica total. Pretende, sí, superar las actuales
desigualdades tan exageradas e inhumanas.
Con otras palabras, el valor superior de la igualdad, que aquí propugnamos, no se opone a la libertad y
diversidad personal. Pero, sí se opone a la actual universal desigualdad económica, social y cultural,
que impide la cultura de la paz y los demás valores humanos, como detallan muchas investigaciones".
CONCLUSIONES.
Para terminar y como corolario a lo aquí expuesto, pienso que el futuro de la Criminología pasa por ser
una ciencia aplicada a los problemas criminales de la sociedad: los hombres violentos en el hogar, la
mujer maltratada, los jóvenes y las drogas, los modernos grupos de jóvenes violentos (Hooligans y
Skinheads), la criminalidad de los extranjeros, la población reclusa y la predicción de la reincidencia, la
victimología, etc.
Solo el estudio y análisis de estos problemas desde una perspectiva empírica y multidisciplinar como es
la Criminología, aportaría el sustrato "empírico-científico" a los poderes públicos y al legislador para
transformarlo en forma de normas eficaces para convatirlos. Y el legislador si realmente quiere leyes
ampliamente consensuadas por la sociedad debe tener más en cuenta a los criminólogos, en otro caso,
tendrá la protesta y el rechazo de muchos sectores, como ha ocurrido recientemente con la Ley de
Extranjería[31]. También tenían mucho que decir y aportar los criminólogos a la nueva Ley del
Menor[32].
BIBLIOGRAFIA:
GUNTER KAISER: Introducción a la Criminología (trad. Rodríguez Devesa, J.Mª); Editorial
Dykinson, Madrid 1988.-
CESAR HERRERO HERRERO: Criminología, Parte General; Editorial Dykinson, Madrid 1997.-
HASSEMER, W.: Fundamentos del Derecho Penal; Editorial Bosch, Barcelona 1994.-
ROXIN, C.: Política Criminal y sistema del Derecho Penal (trad. Muñoz Conde, F.); editorial Bosch,
Barcelona 1972.-
JOSE MARIA RODRIGUEZ DEVESA: Derecho Penal Español; Parte General; editorial Dykinson,
Madrid 1992.-
T. MIRALLES: Métodos y Técnicas de Criminología; Comentarios del Código Penal, México 1982.-
LEY ORGANICA 4/2000, de 11 de Enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y
su integración social; B.O.E. núm. 10, de 12 de enero de 2000.-
[1] GUNTER KAISER: Introducción a la Criminologia (trad. Rodriguez Devesa, J.Mª); Editorial
Dykinson, Madrid 1988, pág. 26
[2] CESAR HERRERO HERRERO: Criminología, Parte General; Editorial Dykinson, Madrid 1997,
pág. 24.
[3] GUNTER KAISER: Introducción a la Criminología (trad. Rodriguez Devesa, J.Mª); Editorial
Dykinson, Madrid 1988, pág. 28.
[4] ANTONIO GARCIA-PABLOS DE MOLINA: Manual de Criminología, Introducción y Teorias de
la criminalidad; Editorial Espasa-Calpe, S.A. Madrid 1988, pág. 50.
[6] GUNTER KAISER: Introducción a la Criminología (traducción Rodriguez Devesa, J.Mª); Editorial
Dykinson, Madrid 1988, pág. 31.
[7] CESAR HERRERO HERRERO: Criminologia , Parte General; Editorial Dykinson, Madrid 1997,
pág. 27.
[8] DENIS SZABO: Criminologie et Defense Sociale; en Anales Internacionales de Criminología, vol.
29 de 1991, pág. 73.
[10] GUNTE KAISER: Introducción a la Criminología (trad. Rodriguez Devesa J. Mª); Editorial
Dykinson, Madrid 1988, pág. 62.
[12] HASSEMER, W.: Fundamentos del Derecho Penal; Editorial Bosch. , Barcelona 1984, pág. 90.
[14] GUNTER KAISER: Introducción a la Criminologia, (trad. Rodriguez Devesa J. Mª); editorial
Dykinson, Madrid 1988, pág. 64.
[16] GUNTER KAISER: Introducción a la Criminología (trad. Rodriguez Devesa J. Mª); Editorial
Dykinson, Madrid 1988, pág. 51.
[17] CESAR HERRERO HERRERO: Criminología, Parte General; Editorial Dykinson, Madrid 1997,
pág. 35.
[18] ROXIN, C.: Política Criminal y sistema del Derecho Penal (trad. Muñoz Conde, F.); editorial
Bosch, Barcelona 1972, pág. 77.
[19] ZIPF, H.: Introducción a la Política Criminal; editorial Edersa, Madrid 1979, pág. 9.
[20] GUNTER KAISER: Introducción a la Criminología (trad. Rodriguez Devesa, J.Mª); edit.
Dykinson, Madrid 1988, pág. 52.
[21] ANTONIO GARCIA-PABLOS DE MOLINA: Manual de Criminología, Introducción y teorias de
la criminalidad; edit. Espasa-Calpe, S.A. Madrid 1988, pág. 121.
[22] RODRIGUEZ DEVESA, J.Mª: Derecho Penal Español, Parte General; edit. Dykinson , pág. 73.
[24] CESAR HERRERO HERRERO: Criminología (Parte General); edit. Dykinson, Madrid 1997, pág.
187.
[25] T. MIRALLES: Métodos y Técnicas de Criminología; Comentarios del C.P., México 1982, pág.
307.
[26] CESAR HERRERO HERRERO: Criminología (Parte General); edit. Dykinson, Madrid 1997, pág.
199.
[27] M. GRAWITZ: Métodos y Técnicas de las Ciencias sociales; edi. Hispano-Europea, Barcelona
1975, pág. 188.
[31] LEY ORGANICA 4/2000, de 11 de Enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en
España y su integración social; B.O.E. núm. 10 de 12 de enero de 2000.
[32] LEY ORGANICA 5/2000, de 12 de Enero, reguladora de la responsabilidad penal de los menores;
B.O.E. núm. 11de 13 de enero de 2000.