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La energía eólica es una de las formas de energía más antiguas usadas por la humanidad. Desde el principio de los
tiempos, los hombres utilizaban los molinos de viento para moler cereales o bombear agua. Con la llegada de la
electricidad, a finales del siglo XIX los primeros aerogeneradores se basaron el la forma y el funcionamiento de los molinos
de viento. Sin embargo, hasta hace poco tiempo no la generación de electricidad a través de aerogeneradores no ha jugado
un gran papel.
Con la primera crisis del petróleo en los años 70, sobre todo a partir de los movientos contra la energía nuclear en los años
80 en Europa, se despertó el interés en energías renovables. Se buscaron nuevos caminos para explotar los recursos de la
Tierra tanto ecológicamente como rentables económicamente. Los aerogeneradores de aquella época eran demasiado
caros, y el elevado precio de la energía que se obtenía a través de los mismos era un argumento para estar en contra de su
construcción. Debido a esto, los gobiernos internacionales promovieron la energía eólica en forma de programas de
investigación y de subvenciones, la mayoría de las mismas aportadas por los gobiernos regionales.
Así se crearon institutos como el Instituto Alemán de la Energía Eólica (DEWI) o el Instituto de Investigación Danés (Risø),
que poco a poco han llevado a cabo una estandarización de las instalaciones y de los métodos de seguridad ha llevado y
está llevando a cabo un mejor rendimiento económico de las instalaciones.
Los altos costes de generación de electricidad a partir del viento se redujeron considerablemente en 1981 al 50% con el
desarrollo de un aerogenerador de 55 kW. Las organizaciones ecológicas consideran la energía eólica una de las fuentes
de energía más económicas si incluimos los costes externos de generación de energía (por ejemplo, los daños del medio
ambiente).
El término eólico viene del latín Aeolicus, perteneciente o relativo a Eolo, Dios de
los Vientos en la mitología griega. La Energía Eólica ha sido aprovechada desde la
antigüedad para mover los barcos impulsados por velas o hacer funcionar la
maquinaria de molinos al mover sus aspas.
La energía del viento está relacionada con el movimiento de las masas de aire que
se desplazan de áreas de alta presión atmosférica hacia áreas adyacentes de baja
presión, con velocidades proporcionales al gradiente de presión.
Los continentes absorben una menor cantidad de luz solar, por lo tanto el aire que
se encuentra sobre la tierra se expande, y se hace por lo tanto más liviana y se
eleva. El aire más frío y más pesado que proviene de los mares, océanos y
grandes lagos se pone en movimiento para ocupar el lugar dejado por el aire
caliente.
Para poder utilizar la energía del viento, es necesario que este alcance una
velocidad mínima que depende del aerogenerador que se vaya a utilizar pero que
suele empezar entre los 3 m/s (10 km/h) y los 4 m/s (14,4 km/h), velocidad
llamada "cut-in speed", y que no supere los 25 m/s (90 km/h), velocidad llamada
"cut-out speed".