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Actividad N° 4: Lectura Inferencial

CÓDIGO NOMBRE

Competencia
Implementar estrategias metacognitivas en cada momento de la lectura a través de
actividades que permitan el fortalecimiento de la comprensión de textos a nivel literal e
inferencial.

Guía de la actividad

Estimado(a) estudiante, por favor lea las instrucciones que se encuentran a continuación y
posteriormente disponga del tiempo suficiente para resolver los aspectos relacionados
con la guía de lectura inferencial:

1. Lea el texto que se presenta en la guía.


2. Diligencie la información dispuesta en la tabla, en relación con la información
presentada en el texto y el análisis de lectura inferencial.
3. Revise la información consignada en la tabla y realice los ajustes que requiera
antes del envío del archivo. No olvide registrar su nombre y código en el
encabezado de la guía.
4. Revise los criterios de evaluación del docente antes de enviar su trabajo.
5. Guarde el archivo en formato Word, y envíe su archivo por el canal designado y en
las fechas establecidas.
Dostoiewski, F. (1866). Crimen y Castigo. Recuperado de
https://www.academia.edu/20450459/CRIMEN_Y_CASTIGO

CRIMEN Y CASTIGO

PRIMERA PARTE

En los primeros días de julio, en esa época tan calurosa del año, salió un joven una noche de su
cuartucho, situado en la calle S., descendió la escalera y, lentamente, con aire irresoluto, encaminóse
hacia el puente K...

Pudo ganar la calle sin ser visto por su patrona.

Su buhardilla, situada debajo del techo de aquella casa de cinco pisos, parecía más bien un retrete
que una habitación. La patrona, que también hacíale la comida, ocupaba en el piso inmediato un
departamento independiente. Por esta circunstancia, para salir a la calle veíase obligado a pasar
delante de la cocina, cuya puerta, que daba a la escalera, permanecía casi siempre abierta de par en
par.

Cada vez que tenía que hacerlo, el joven, experimentaba una sensación de embarazo y malestar, de la
que se avergonzaba, y la que le hacía fruncir el ceño. Estando atrasa do en el pago, procuraba no
enfrentarse con ella.

Esto no quiere decir que estuviese acobardado o abatido, no; pero, desde hacía algún tiempo era tal
su estado de irritación nerviosa que rayaba en la hipocondría. Vivía a tal punto concentrado en sí
mismo y en un aislamiento tan completo que temía todos los encuentros, y no ya sólo el de la
portera. Agobiado por el peso de su miseria y su desamparo, terminó, sin embargo, por no pesarle.
Hizo abandono de las ocupaciones que en otro tiempo le procuraron el pan cotidiano, y no se
preocupaba por conseguir otras. En realidad, no era por temor que huía de su patrona, cuales quiera
que fuesen los propósitos que pudiera abrigar contra él.

Pero detenerse en el rellano, prestar oído a la eterna cantinela acerca de temas que no le interesaban
en absoluto, oír luego con insistencia amonestaciones sobre la obligación de pagar el alquiler, y sus
recriminaciones, sus quejas, y, lo que es peor, verse obligado a recurrir a subterfugios, inventar
excusas, mentir... No, más valía deslizarse silenciosamente como un gato por la escalera y
desaparecer sin ser visto por nadie.

Esta vez él mismo se asombró, cuando estuvo en la calle, del temor de encontrar a su acreedora.

“¿Debo asustarme de semejantes pequeñeces cuando proyecto un golpe tan atrevido? -se decía,
sonriendo de un modo extraño-. Sí... Es cierto... Todo está en las manos del hombre, y todo lo deja
escapar, por cobardía... Es un axioma... Me agradaría saber qué es lo que más temen los hombres...
Dar un paso hacia adelante, pronunciar una palabra de su propia cosecha: he aquí lo que temen más
que nada. Pero hablo demasiado... Y es muy posible que sea este hábito mío de monologar el que me
priva de hacer nada... Pero de igual modo puede ser a la inversa: hablo mucho porque no hago nada.
En efecto; llevo ya mucho tiempo, meses quizá, monologando, acurrucado en un rincón días enteros,
con el espíritu perturbado por ideas raras. Vamos a ver: ¿por qué voy ahora allá? ¿Soy capaz de dar el
golpe? ¿En realidad, es esto una cosa seria? No, no lo es. Me estoy engañando con una ilusión, y esto
me causa placer. Es una distracción, sí, es más bien una distracción...”

Hacía en la calle un calor sofocante: la atmósfera era casi irrespirable. El rumor de la multitud, la vista
de la cal, los andamios, los ladrillos, y ese olor particular tan conocido por los habitantes de San
Petersburgo que no pueden alquilar una casa de campo en el verano, todo contribuía a aumentar la
nerviosidad del joven. El insoportable olor de las tabernas y figones, numerosos en esa parte de la
ciudad, y los borrachos que a cada paso se encontraba, aun siendo un día laborable, acabaron de dar
al cuadro un repugnante colorido.

Hubo un momento en que los finos rasgos del joven reflejaron amargo disgusto. Su figura era, en
efecto, atrayente: de bellos ojos de un azul oscuro, cabello castaño, talla superior a la mediana,
esbelto y bien proporcionado. De pronto pareció quedar sumido en una profunda abstracción, o más
bien en una especie de letargo. Continuó avanzando sin reparar en lo que le rodeaba, sin el menor
deseo de ver nada, por otra parte. De vez en cuando, y sin darse cuenta, se le escapaban algunas
palabras, según su costumbre, como acababa de reconocerlo. En aquel momento advirtió que sus
ideas se embrollaban y confundían, apoderándose de él una gran debilidad: hacía dos días que casi no
comía.

Eran tan miserables sus ropas que otro cualquiera, a pesar de la costumbre, habría tenido reparos en
salir de día con aquellos andrajos. A decir verdad, ese barrio no era como para que causara asombro
una indumentaria como aquélla. La proximidad del Mercado del Heno, con profusión de
establecimientos de un ramo especial, y sobre todo la población, formada por artesanos y jornaleros,
amonto-nada en esas calles y callejuelas del centro de San Petersburgo, daban al ambiente una
animación tan múltiple que no había motivo para sorprenderse por la presencia de una silueta más o
menos rara. Pero era tal el desdén que desbordaba del alma del joven que, a despecho de una
delicadeza que lindaba a veces con la candidez, era en la calle donde menos que en cualquier otra
parte sentía vergüenza de exhibir sus harapos. Otra cosa hubiera sido de encontrarse con alguna
persona conocida o con alguno de sus antiguos camaradas, a los que en general no gustaba
frecuentar. Sin embargo, un ebrio al que conducían en un carro vacío tirado por un caballo le
interpeló al pasar: “¡Eh, tú! ¡Sombrerero alemán!”

Desarrolle los siguientes puntos de acuerdo con la información contenida en la lectura:

ASPECTO DE COMPRENSIÓN INFERENCIAL RESPUESTA

La temática central que muéstra este texto es


Temática central del texto la acción y reacción ya que todo hecho tiene
una consecuencia sin embargo todas estas
¿De qué trata el texto? consecuencias pueden estar encaminadas
hacia bien o hace un mal.

La idea principal que no se encuentra


explícitamente es interponer las acciones que
tiene el tercero sin demeritar las
consecuencias que tienen hacia otros
Inferir ideas principales, no incluidas personajes que están en similares
explícitamente condiciones que el narrador de la historia

(Ideas que no están dispuestas de manera


literal) La segunda es encontrar un símil o una
comparación hacia las funciones que tiene
una persona como esclavo y hacia las
consecuencias de no entregar un pago
acordado hacia la patrona.

Datos principales de las calles o las


Detalles adicionales, según su percepción encrucijadas
como lector, pudieron haberse incluido en el
Mayores descripciones del narrador
texto para hacerlo más interesante. Incluya 3
Diferencia entre el amo y su “esclavo”
La principal causa que termina este autor
para determinar este tipo de texto se hace en
Establezca las causas que indujeron al autor a una comparación hacia la acción que tiene
establecer la idea principal que se maneja en una consecuencia por esto se llama crimen y
el texto. castigo porque todo crimen tiene
eventualmente un castigo sea pequeño o sea
muy grande.

Dentro del final de este texto se le daría un


valor agregado en el nuevo personaje el cual
lo describen como una persona europea en
Qué final le daría al texto. las que se le dan mayor alternancia que al
mismo jefe o amo de familia al cual el
personaje principal se refiere al inicio de la
lectura.

En esta lectura encontramos más de 3 figuras


literarias en las que podemos destacar
primero una símil o comparación entre dos
Identificación de lenguaje figurado en el texto aspectos que sean muy relevantes también
encontramos la metáfora que es una función
Reporte 3 figuras literarias y explique su literaria la cual se trata de generar una
significado comparación hacia cosas imaginarias y la
tercera es una hipérbole que es una
exageración de todas las formas literarias
encontradas hasta el momento.

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