Está en la página 1de 4

LA LÁGRIMA DE EDÉN

Lágrima: (Susurros muy leves)


Edén: - ¿Qué? ¿Quién anda ahí? (Con una voz llorosa y débil)
Lágrima: - Soy yo Edén, aquella que yace en el regazo de tus mejillas rojizas y se arrastra en la
piel irritada por donde pasan mis pares. Debajo del puente oscuro, bajo tus ojos que me
enseñan sin palabras el sufrimiento del insomnio. Ese que me muestras, cada vez que vas al
baño a llorar para después quedarte 5 horas sin poder ni pestañear. También soy el mismo que
se encarga de recordarle al cerebro de tu corazón que esa no es la salida.
Edén: -Solo te dedicas a molestar, esto ya no tiene sentido. No me he atrevido a pisar esos
cerámicos que me insultan por intentar salir. Solo te dedicas a matar, lo que le queda de
bondad a mi corazón, viendo a mi madre llorar sin que le falte nada, solo necesita que le falte
yo, para así estar tranquila. Ya no quiero seguir aquí, ya no tiene sentido.
Lágrima: - ¿Estas escuchando lo que dices?
Edén: -Me escucho todas las noches, una y otra vez.
Lágrima: -Das por perdido un hilo de seda que todavía tiene oportunidad de ser tejido. ¿Vas a
dejar que se acabe todo? ¿Así de fácil? Haciéndolo solo, le vas a hacer más daño.
Edén: - ¿Sabes lo que sufro todos los días? Desde que papá fue un egoísta con nosotros
haciendo lo que hizo ¿no tendré el coraje de hacer lo mismo que él? Además, ¿que acaso no
me ves? Me puse elegante, solo se muere una vez. La vida me marcó, como yo marqué mi piel
en busca de una satisfacción que no encuentro, ni con el libro del amor más profundo, Romeo y
Julieta se asustaron la última vez que intente leerlos.
Lágrima: -No puedo comprender como puede tanto egoísmo, odio y miedo, entrar en un cuerpo
tan pequeño. Las marcas que dejas en tu cuerpo no tienen vuelta, son maneras de recordar lo
que te hizo mal. Una especie de portal a los pensamientos podridos.
Edén: -Yo voy fuera de tu comprensión y no necesito que me entiendas, ni siquiera lo intentas.
Recuerdo cuando escribía para buscar consuelo en un cuaderno infinito en el cual las
hojas se pierden en mi pensamiento y dolor. Me cortaba con las palabras que escribía y las
hojas empezaron a tomar rumbo en mi pensamiento cuando les empecé a sangrar.
Lágrima: -Lo que tú no entiendes, es que soy yo el que va fuera de tu pensamiento. Porque sin
que lo sepas, soy parte de tu mente intentando que no cometas algo de lo que te vas a
arrepentir. Doy muchas vueltas. y a veces no te entiendo, somos como la misma persona y a la
vez distinta. Ni siquiera sabes que escondes bajo tu piel, somos complicados y fáciles al mismo
1
tiempo, no tememos al futuro y le temes al ayer. Dejaste de temerle al incierto futuro en el
momento que entendiste esa frase que te mostró tu madre, esa que Epicuro escribió, “El futuro
ni depende enteramente de nosotros ni tampoco es totalmente ajeno, de modo que no debemos
esperarlo como si hubiera de venir infaliblemente ni tampoco desesperarnos como si no hubiera
de venir nunca”
Escribías por placer, para sanar tu alma, ponías el corazón, aunque tiemble bajo cero.
No hay “pero” que te frene, aunque a veces te cueste. Intento hacerte fuerte, pese a quien le
pese pues a pesar de todo somos producto del tiempo, nada más.
Edén: -A veces el hecho de saber que puedo seguir y que sobre mis hojas puedo cultivar un
hermoso sembrado con mis letras, y heredarlos al pensamiento de otra gente, hace que pierda
las esperanzas por no hacerlo, y quedarme en un bucle de dolor.
Lágrima: -No entiendes, lo que intento decirte.
Edén: -No me hace falta entenderte. Me basta con saber que eres nada, que te puedo secar y
seguir con lo que intentaba.
Lágrima: -No has entendido nada, no soy una gota de agua ni un salado mar. Soy una especie
de ángel guardián, que intenta sacarte del pozo sin salida, al cual te intentas lanzar sin saber
las consecuencias, cual una princesa que come una manzana de una bruja.
Edén: -Te odio y me odio a mí mismo. Porque me haces esto, ¿te has dado cuenta que nos
hace daño quien nos quiere y no, quien nos quiere hacer daño? ¿Acaso no te sientes
identificado con eso?
Lágrima: -Quiero salvarte de ti mismo, quiero que aprendas a amar, que no sufras, que tengas
la capacidad de entender el amor como Platón lo hizo en ese banquete de palabras, que no
muchos tuvieron la posibilidad probar…
Edén: -Ya basta, por favor…
Lágrima: -Edén… ¿me has escuchado?
Edén: -He escuchado tanto que me estoy arrepintiendo de lo que quiero hacer y por eso te pido
que te vayas. Había tomado una decisión y quiero cumplir con ella. Cuida de mamá, guíala. No
dejes que llore por mí, ni por nadie más. Hazla entender, que ese no es el camino, que lo que
estoy haciendo yo, no tiene sentido y lo más importante, dile que has hablado conmigo y que la
amo.
Lágrima: - ¿No quieres incumplir una decisión que habías tomado? Llevas años haciendo eso y
en la más importante decides cumplirla, no tiene sentido.
Edén: -No tengo sentido.

2
Lágrima: -Puedes hacerme caso por una sola vez en tu vida. para que veas que tengo razón y
si por alguna casualidad no salen las cosas como yo te estoy nombrando, no volveré a
molestarte en tus decisiones.
Edén: - ¿A cambio de qué?
Lágrima: - Algo que tú y el mundo buscó durante años.
Edén: - ¿Y eso qué es?
Lágrima: - La posibilidad de encontrar el Sumo Bien que Aristóteles nos señaló…
Edén: -Esta bien, lo haré para que veas que las cosas no son como en los cuentos de hadas y
que la vida es más dura de lo que te la pintan.
Lágrima: -Edén, quiero que entiendas que sí eres perfecto, a pesar de esos borrones que
quieren manchar tu lienzo. No quiero que temas perder, sino dar por perdido. Y muchísimo
antes de buscar estar contento, debes estar contigo, que mires a la cuerda para decirle “Sigo”.
Tienes que aprender a aceptar lo que nunca consigues, y no tienes que culparte, fallarte y
mentirte. Tienes que decirte la verdad a ti mismo porque las necesitas. Te ayudarán a estar
mejor contigo mismo.
Eso es todo, espero verte en unos años con una sonrisa en la cara y a tu madre dejando
de llorar por los problemas que tenías. Quiero que sepas que esto no es un adiós, es un hasta
pronto…

15 años más tarde…

Lágrima: -Buenos días Edén. Me alegra saber que estoy aquí por felicidad y no por dolor y
tristeza.
Edén: -Tanto tiempo pasó desde esa última vez, tenías razón, yo estaba completamente
equivocado.
Lágrima: -No entiendo como conseguí que me hicieras caso. Eras tan complicado.
Edén: -Gracias. Simplemente gracias…

Diosito y Licurgo

Bibliografía

Platón, Banquete. Fragmento. Recuperado de: http://www.filosofia.org/cla/pla/img/azf05285.pdf

3
4

También podría gustarte