El coaching es una metodología que permite el máximo desarrollo personal y
profesional de los individuos e influye en la transformación de éstos, provocando cambios de perspectiva, aumentando la motivación, el compromiso y la responsabilidad, y como no, el aprendizaje.
Los profesores pueden tener sesiones con profesionales del coaching o
aprender distintas estrategias de coaching para educar mejor a sus alumnos. Pero la relación entre el coach-profesor o profesor alumno, no es una relación de experto, es decir, que el coach no está por encima del coachee. Sino que la relación se encuentra en el mismo nivel, y el coach facilita las estrategias para el autoaprendizaje de uno mismo. El coach es una acompañante en este proceso educativo.
Una de las claves del coaching educativo es que no tiene la finalidad de
enseñar, sino de buscar la mejora del rendimiento de manera individual. Es común observar en algunas aulas que se les enseña exactamente lo mismo a todos los alumnos sin tener en cuenta sus habilidades y sus puntos fuertes, limitando enormemente su potencial y creatividad.
El coaching educativo incide en la individualidad de las personas, en el potencial
cada uno de tus alumnos. Y es que en muchas ocasiones, aquello que se pretende enseñar no debe limitar el potencial que tienen los alumnos para el aprendizaje. De ahí que el coaching educativo ofrezca una manera distinta de aprender. Por tanto, el coaching promueve cambios cognitivos, emocionales y conductuales que amplían la capacidad de acción de la persona. Posiblemente, uno de los cambios más notorios que puede aportar el coaching en el aula es que esta metodología no consiste en enseñar de forma directiva, sino que permite crear las condiciones propicias para aprender y crecer. Es una metodología experiencial, en la que tanto profesores como alumnos llegan a soluciones a través de su propia autorreflexión. El coaching deja atrás las barreras que pueden imponer las creencias limitantes y los individuos que lo prueban conectan con el aquí y el ahora de manera que se convierten en más resolutivos y creativos. El coaching educativo no se basa en la instrucción directiva por parte del coach, sino que ayuda a crear las condiciones apropiadas para aprender y crecer.
El coaching se centra en un diálogo (llamado el método socrático) entre los
actores que permite el desarrollo de habilidades específicas. Para los profesores, permite conocer sus propios errores para poder modificarlos, y también ayuda a crear entornos educativos y estrategias en el aula más experienciales y enriquecedoras para los alumnos, que también se benefician de estas sesiones tan productivas.
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