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Con las recientes firmas de tratados de libre Comercio (TLC) por parte del Gobierno
colombiano, y las negociaciones que se efectúan con otros países, no hay duda de que
una economía libre y globalizada es el futuro. No obstante, esto pone en el panorama
algunas dificultades y necesidades de reforma e inversión, sobre todo en un país como
el nuestro con tanto camino por delante para alcanzar el desarrollo.
Por: Carolina Bernal Ramírez
Cámara de Comercio e Integración Colombo China
12 nov 2014
Estos son algunos de los retos y oportunidades que podría presentar un TLC con el
gigante asiático en la economía colombiana.
Oportunidades para Colombia.
El agro
Fue uno de los sectores más afectados por el TLC con EE UU y sería uno de los más
beneficiados. Esto es así porque China demanda cada vez más alimentos, así lo afirmó
Juan Camilo Restrepo “ahora tenemos la oportunidad preciosa de jugar de as y no de
comodín porque los tratados van a ser con países que demandan, que están buscando
alimento por todas partes. A diferencia del TLC con EE UU, un país exportador de
alimentos, China es básicamente un comprador de muchos renglones en los que
Colombia es competitiva.”
Está claro que esta sería una oportunidad para el agro colombiano, un sector que se ve
estancado a comparación con sus competidores internacionales. No obstante, para poder
aprovecharla es necesaria una tecnificación y organización de este, que permitan
satisfacer la gran demanda que presenta China de estos productos.
Por otra parte, el problema del dumping puede ser un gran contra en un TLC con
China, ya que muchos de los exportadores del país asiático reciben subsidios del
Gobierno, los que les permiten exportar a precios por debajo del valor de mercado. Esto
se debe evaluar en las negociaciones e incluir en el tratado políticas antidumping, y
sanciones como las “Manifestaciones de Intención” del artículo 17 y 18 del Decreto
299 de 1995 de la Presidencia de la República o los “Price Undertakings” que
consagra en el artículo 8 del Agreement on Implementation of article VI of the General
Agreement on Tariffs and Trade 1994 de la Organización Mundial de Comercio
(OMC).
Para el sector industrial un acuerdo como este representa una amenaza, puesto que
Colombia no tiene las características productivas que tiene el país asiático y, en
especial, porque la industria colombiana está pasando por un mal momento, al
contraerse en más del 2% en sus tres indicadores (empleo industrial, producción real y
ventas reales), para el período comprendido entre enero y octubre del 2013. En todo
caso, para eso están las negociaciones, y es perfectamente posible la exclusión de
ciertos sectores en estos tratados.
Un gran problema que enfrentaría Colombia ante una negociación de un TLC con China
sería la diferencia entre el costo de la mano de obra del país asiático y este. Hay dos
razones, principales para que sea así, la primera, es que no se puede controlar la
cantidad de oferta de trabajo que hay, y la segunda es la falta de garantías laborales para
los trabajadores chinos, quienes trabajan largas jornadas por salarios bajos y pocas
garantías, lo que hace que el costo de contratar trabajadores sea menor. Esto último, ha
venido cambiando con nueva normatividad como la Ley de Contratos Laborales de la
República Popular China, que entró en vigencia en el 2008, y que protege a los
trabajadores contra el despido injustificado, le impone una carga económica al
empleador para contribuir a la seguridad social del trabajador y define salarios para el
trabajo en horas extra y para los trabajadores en período de prueba. Dicha Ley además
fue enmendada en el 2013, para brindarles garantías a los trabajadores empleados por
Agencias de servicios de contratación laboral.
De todas formas queda mucho por decir y por estudiar de un posible escenario en el que
Colombia y China puedan realizar acuerdo comercial de este tipo. Pero es importante
recordar que las cosas no son solo blancas o negras, sino que tienen muchos matices, y
que al asumir los retos de la manera correcta se abre el camino para las oportunidades.
Referencias
3.
os datos de la balanza cambiaria mostraron que en junio el país andino recibió flujos
netos por 166 millones de dólares, en comparación con los 2.988 millones de dólares
que ingresaron en el mismo mes de 2014.
En el sexto mes del año, la inversión foránea directa hacia la cuarta economía de
América Latina bajó un 31,7 por ciento interanual, a 1.008 millones de dólares.
Sólo la inversión en petróleo y minería se redujo un 40,1 por ciento interanual, a 746
millones de dólares, mientras que la destinada a otros sectores de la economía subió un
13,4 por ciento, a 261,6 millones de dólares, precisó el reporte del ente emisor.
Pero analistas lo asociaron con la disminución del peso de la deuda pública interna
colombiana en el índice GBI-EM Global Diversified del banco de inversión JPMorgan,
a partir de fines de mayo, por la salida de unos títulos y el ingreso de otros en la
ponderación del indicador.
En los primeros seis meses del año, la inversión foránea directa disminuyó un 17,2 por
ciento, a 6.695 millones de dólares, explicada por una baja del 23,8 por ciento en los
recursos dirigidos hacia petróleo y minería.
Mientras que la inversión de extranjeros en carteras locales acumuló una caída de 76,5
por ciento en el primer semestre, a 1.458 millones de dólares, la destinada a otros
sectores de la economía subió un 16,4 por ciento, a 1.539 millones de dólares.
Reuters
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