Está en la página 1de 6

Prof.

Cristino Garcia Estrella

Ética

Cualidades del ciudadano ético

4 de noviembre del 2020

Santo Domingo, DN
Introducción

La ética podría definirse como ciertas normas o costumbres las cuales la sociedad hace
referencia a. Pues los ciudadanos, como entes importantes de la sociedad, deben saber
comprender la relación entre las actitudes éticas y los comportamientos al momento de
conocer casos cuyos procedimientos no vayan muy apegados a la ética. Pues la ética
ciudadana busca básicamente que permanezca tanto el bien común y el rescate de las
buenas conductas de los ciudadanos tanto en un ámbito público como privado. Además
busca promover no solo la responsabilidad sino también la ética para que esta se vuelva
parte de los diferentes estilos de vida y a su vez, busca reconstruir un saber práctico
cotidiano e intuitivo. Por otro lado, al pensar en la ética para ciudadanos, además de la
tradición en la que se caracterizó el ethos precisamente en el contexto de la “polis” y
también críticas en cuanto a los desarrollos de la modernidad, también se caracteriza por
propuestas entre el racionalismo y el nihilismo en cuanto al habitante de la ciudad
contemporánea. Pues la ética ciudadana no solo busca darle más sentido al encuentro de
las personas, sino también a la comunicación entre los ciudadanos.

La Polis griega y el “poder comunicativo”

Este capítulo es referente al enfrentamiento que existe entre la igualdad y la libertad que
ha sido principalmente analizado por Hannah Arendt basada en el pensamiento griego
que dice que la igualdad nunca será un peligro para la libertad sino todo lo contrario. Dice
que la igualdad no se debía a que todos los hombres nacían iguales o hayan sido creados
iguales si no es que por naturaleza los hombres eran diferentes y se requería de una fuerza
externa artificial llamada “ la polis” que los hiciese iguales.

En el pensamiento griego la igualdad de la polis era un atributo la misma y no a los


hombres quienes sólo iban a ser iguales en virtud de ciudadanos y no de nacimiento,
serían representados a sí mismo como ciudadanos y no como personas privadas o sea
individuos. Este pensamiento es lo que le da un valor específico a la política deliberativa
y da sentido real a la democracia y la participación del ciudadano, la misma se fundamenta
en la autonomía privada y la autonomía pública de ellos.

Según explica Arendt los griegos consideraban que nadie podía ser libre sólo entre sus
iguales aunque estos se sintieran totalmente liberados y autónomos de sus obras eran
únicamente libres de la poli en relación a sus propios conciudadanos; el pensamiento
griego decía que la libertad de reunión tributo evidente de ciertas personas y actividades
que la vida de un hombre libre necesitaba la presencia de otros y por ende la libertad en
sí, necesita un lugar donde puede concretizarse.

Este pensamiento determinante de lo que era el poder político explica por qué el factor
indispensable de aquel entonces y del origen del Poder del hombre era la reunión de los
mismos ya que se necesitaba la relación entre los hombres para que existieran acciones
como la de mantener el poder entre los mismos.
El lenguaje de la ciudad moderna

Ante los problemas que arrastra el hombre, la ciudad moderna está llamada a responder
a necesidades materiales y/o sociales, eso llama a una vida en sociedad que invita al
funcionalismo moderno facilitando el encuentro, la solidaridad, la cooperación y la
convivencia de los ciudadanos.

Existen múltiples necesidades para vivir en sociedad y entre esas se encuentra la


comunicación tanto entre personas como con el Estado, sin embargo, actualmente los
principales focos son el poder y el dinero dejando de lado las necesidades y/o principios
básicos. El teólogo alemán, Albert Schweitzer1 , afirma que el primer paso en la evolución
de la ética es un sentido de solidaridadconotrossereshumanos,a
lrelacionarnoscreamosvínculosquepudieranserparte del diario vivir e influenciar y/o ser
parte de un crecimiento fructífero en la vida.

Se pudiera ver ejemplificado la ciudadanía moderna en las polis griegas por el hecho de
que llegó a ser lugar de la libertad ciudadana, centro de la vida cultural, eje de las
relaciones entre sociedad civil y Estado, en este sentido, fue escenario privilegiado del
sistema democrático. No solo su manera de dirigir fue relevante, sino que su arquitectura
invitaba a las relaciones
1
Ludwig Philipp Albert Schweitzer fue un médico, filósofo, teólogo y músico francoalemán.

comunicativas por su configuración especial de expresiones, significados y lenguaje, pero


sobre todo a el respeto mutuo y cumplimientos de deberes para su ciudad.

En la actualidad, cada vez más los intereses se ven alejados de la población deteriorando
consecuentemente la cultura ciudadana, no obstante, una ética ciudadana nos da la idea
de algún tipo ideal de buen ciudadano y las competencias cívicas que éste debería tener.
Ejerce la ciudadanía con ética aquel ciudadano que respeta las normas de convivencia
participa activa y responsablemente dentro de su sociedad, que es solidario, tolerante,
aquel que conoce sus deberes y los cumple.

Como sociedad nos corresponde proteger y protegerse como garante del bien común, esta
ayuda viene vía la justicia y las leyes con una ética propositiva, proponer el bien hacer,
pero no se puede dejar un lado ese trabajo en conjunto de ciudadano + Estado, Adela
Cortina expone que corresponde entonces como meta moral el lograr que tanto el
servidor público como el usuario, toda la población se convierta en ciudadano y
construyamos una ciudadanía política y moral basada en la identidad y la co-
responsabilidad.

Ética comunicativa para ciudadanos

Ciertamente que una ética para los ciudadanos, de acuerdo con lo planteado al inicio de
este trabajo, no es sólo una rehabilitación de la urbanidad. Esta, entendida en el sentido
más amplio del término "urbanitas" -propia de quienes viven en la urbe-, debería ser
objetivo primordial de los primeros esfuerzos educativos. De hecho, esta urbanidad puede
caracterizarse como condición necesaria, aunque no suficiente de la convivencia. En este
sentido la tradición tiene mucho que aportar a la renovación de la identidad ciudadana.
Pero dicha urbanidad siempre debe ser entendida en un marco más amplio de perfiles
éticos y políticos, en los cuales encuentra su justificación, para dejar sin piso a quienes
siguen proclamando métodos autoritarios de educación ciudadana. Es el autoritarismo
dogmático el que forma ciudadanos intolerantes, se encuentren estos en las mayorías o
reclamen privilegios a título de ser minorías.

Robert Hughes ha caracterizado con ironía los extremos a los que puede llevar una
"cultura de la queja" en nombre de las minorías, cuando se pretende que las diferencias
raciales, religiosas, sociales, y de género deben ser no sólo reconocidas políticamente sino
recompensadas jurídicamente mediante la discriminación afirmativa que implanta un
multiculturalismo mal entendido. "El discriminar está en la naturaleza humana. Elegimos
y emitimos juicios a diario. Estas elecciones son parte de la experiencia real. Están
influidas por los demás, desde luego, pero fundamentalmente no son el resultado de una
reacción pasiva a la autoridad. Y sabemos que una de las experiencias más reales de la
vida cultural es la desigualdad entre libros, composiciones musicales, pinturas y otras
obras de arte. Algunas nos parecen mejores que otras, más articuladas, más llenas de
contenido. Quizá nos cueste decir por qué, pero la experiencia pasa a formar parte de
nosotros. El principio del placer es enormemente importante, y aquellos que lo quieren
ver postergado en favor de la expresión ideológica me recuerdan a los puritanos ingleses
que se oponían a cazar osos con trampas, no por el sufrimiento del oso, sino porque
divertía a los espectadores" (Hughes 1994, 215-6).

El diálogo y la comunicación pueden llegar a constituirse en principio puente único,


absoluto y válido por sí mismo, y convertirse así en principio meramente formal, no muy
distinto de la pura forma del imperativo categórico. La condición para que la
comunicación no se formalice es su vinculación con los aspectos utilitaristas y
pragmáticos de las decisiones con base en intereses y preferencias, la explicitación del
condicionamiento hermenéutico y contextualizador del lenguaje y el reconocimiento de
las diversas posibilidades de llegar a acuerdos sobre mínimos, con base en formas de
expresión más ricas que las de la mera lógica formal, como son, entre otras, la retórica, la
negociación, los movimientos sociales, la misma desobediencia civil, etc.

Conclusión

Frente al riesgo de deconstrucción ilimitado porque es estéril el desafío representando la


participación moral de los ciudadanos, necesitamos reconstruir la ética para ciudadanos,
que

realmente puede echar raíces en nuestra privacidad. En este sentido, los distintos enfoques
que podemos tomar definitivamente aumentarán reconfigurando la relevancia de los
sujetos individuales como participantes sociales. La experiencia individual y colectiva
puede reconstruir la polarización representativa por el despliegue de diferentes procesos
y la modernización contemporánea.

Por tanto, creemos que la ciudadanía es de las externalidades en los campos políticos,
social, económico, legal, ecológico y mediático, el mundo de hoy. Es precisamente la
división y el aislamiento entre privado y público. Obstáculos de la ciudadanía para su
desarrollo integral. Hemos acumulado motivos de esperanza, aunque hay muchos
argumentos que hacen que la gente se sienta pesimista. La ciudadanía más baja, la
realidad política no solo está sesgada, puede reaccionar. Los derechos políticos y los
derechos sociales y culturales son complementarios de la ciudadanía moral debe
integrarse en la voz del arco de los actores sociales, tener la capacidad real de promover
el beneficio y el reconocimiento mutuos. El principio de resistir el tiempo y el viento de
la crítica, razones y derechos.

Sin embargo, la desintegración de los viejos conceptos sociales parece solo salvarnos,
tenemos la capacidad de no pasar ninguna acción. Perseguir el poder o la rentabilidad,
pero desear dignidad y respeto, todos deben ser sujetos y miembros de la comunidad.
Oponerse gradualmente al autoritarismo, fanatismo, ignorancia y aislamiento, abierta al
horizonte sueño sin fronteras.

Pensar en las ciudades de hoy desde una perspectiva ética requiere un alto grado de
confianza en el proceso educativo de los niños y jóvenes y en las actividades de formación
de los ciudadanos. Esta es la única forma de reconstruir la estructura de comunicación
que dinamiza la ciudad y restaura su "laberinto de claridad". Establecer y remodelar la
ética comunicativa de la ciudad no es el arte de la difusión, el arte de los juegos y los
símbolos, ni el renacimiento del racionalismo que busca un consenso absoluto, rígido y
dogmático.Se trata de un proyecto que pretende conectar el discurso y la práctica
inspirados en el utilitarismo y el pragmatismo con la infraestructura de información y
comunicación de la ciudad, el situacionalismo y comunitarismo promovido por la ciudad
como red solidaria, y el nuevo contractualismo de la nueva era. El acuerdo de la ciudad
se actualizó para hacer de la ciudad un verdadero lugar de reunión y diversión.
Referencias:

Phronesis, (2016), Relación entre ética y ciudadanía. Recuperado el 28 de octubre de


2020 https://phronesis-ce.com/eticapublica/relacion-etica-ciudadania/

Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental, (Decreto 486-12, de fecha 21


de agosto de 2012), Los valores para una ciudadanía ética. Recuperado el 28 de
octubre de 2020,
http://www.cnzfe.gob.do/transparencia/images/docs/etica/Los_valores_para_una_ciuda
dania_et ica.pdfv

También podría gustarte