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DESCRIPCIÓN BREVE

El término psicopatología (psyché (psyjé), alma


o razón; páthos (pazos), enfermedad; y logía o
lógos, discernimiento o discurso racional)

Kenya Sandoval Lopez


Psiquiatría Forense

PSICOPATOLOGIA Profesora
Mardeli Santos Garduno

DE UN HOMICIDA
Ed Gein “el carnicero de Plainfield”
¿Quién fue ED GEIN?
Ed Gein nació y se crió en una granja a las afueras
de un pueblo llamado Plainfield (condado de La
Crosse, Wisconsin), fruto de la unión de George, un
alcohólico maltratador que se caracterizaba por
su falta de devoción hacia su familia, y Augusta.
Ella, que era una fanática religiosa con fuertes
convicciones que despreciaba a los hombres,
consideraba a las mujeres el objeto de pecado
del que debía mantener alejados a sus dos hijos,
Henry (1902) y Ed (1906).

Este matrimonio se caracterizó por un estilo de


crianza deficiente que supuso el primer factor relevante que contribuyó
a crear la personalidad antisocial de Ed: muchos sociópatas lo son no solo
por características inherentes que los moldean de esa forma, sino mucho
más importante, por haber recibido una educación de sus progenitores
que los han alejado de toda actividad prosocial y los han abocado hacia
una socialización desviada, volviéndolos incapaces de asumir
responsabilidades y/o adaptarse a las reglas y expectativas de la
sociedad en la que viven.

Por ello, la infancia de Ed y su hermano fue muy dura: su


madre les impuso una estricta disciplina y constantemente les
castigaba y daba palizas, incapaz de mostrar nunca ningún
afecto o amor por sus hijos; mientras el padre gastaba todo su
dinero en la taberna del pueblo. Contrariamente a lo que
años después pudiera parecer, Ed Gein sentía una gran
aversión por la sangre y las matanzas o sacrificios de
animales, actividades por otro lado típicas en pueblos
dedicados a la ganadería. De hecho, quedó muy marcado
cuando, de adolescente, presenció a hurtadillas a través del
cristal de la puerta del matadero de la tienda de sus padres
cómo él sostenía a un cerdo por las patas mientras la otra,
armada con un largo y afilado cuchillo, le abría el vientre en
canal y le sacaba las tripas con una gran habilidad al animal,
que agonizaba entre estridentes chillidos.
Una adolescencia tormentosa.
A pesar de esto, también es cierto que Ed se
aficionó a leer cómics, revistas y libros acerca de
asesinatos, muerte o violencia ("Tales from the
Crypt", entre otros) e incluso sobre las torturas que
se llevaron a cabo en los Campos de
Concentración nazis. Estos temas causaron una
gran fascinación en él, llegándole a absorber y
aislar hasta perder la noción de la realidad.
Aunque asistía a la escuela, su madre le prohibió
forjar ninguna amistad con sus compañeros ( y
mucho menos compañeras) alegando, Biblia en mano y a golpe de
versículos, que éstos eran pecadores y debía alejarse de ellos.

Si bien la primera responsabilidad parental consiste en proporcionar las


necesidades básicas de los hijos (alimentar, cobijar y proteger), la
segunda función más importante es la socialización de los mismos, y
pueden llevarla a cabo los dos progenitores, el padre o la madre. En este
caso, la madre. De modo que debido a la incompetencia de Augusta en
educar a Ed, otorgarle los recursos necesarios para poder vivir en
sociedad y permitirle socializar con sus pares, éste aumentó su tendencia
al retraimiento, la marginalidad y la soledad, refugiándose en las fantasías
de muerte y depravación de los cómics y libros que leía encerrado en su
cuarto. Esta predisposición ermitaña y obsesiva compondrían el segundo
factor que forjó su personalidad y lo definieron para el resto de su vida.

La muerte del padre, George Gein


Tras años de borracheras, palizas a su mujer e hijos, vejaciones y
constantes desprecios, George Gein murió en 1940 a los 66 años. Desde
ese momento, el negocio familiar empezó a ir mal, y Ed y Henry tuvieron
que buscar trabajo y aportar dinero a casa. Esto hizo que su relación se
estrechara, no obstante se volvió tensa cuando Henry observó la relación
de dependencia y el evidente complejo de Edipo desarrollado por su
hermano pequeño.

El Complejo de Edipo es una expresión que Sigmund Freud utilizaba para


referirse al supuesto conflicto que experimentan los niños al sentir un
deseo incestuoso por su madre, mientras que hacia su padre y cualquiera
que amenace esa relación los sentimientos son de hostilidad e ira.

Por eso Henry optó por alejarse e intentar mantenerse al margen de esa
relación tan tóxica, oponiéndose a las órdenes de su madre.
Murió en extrañas circunstancias en un incendio causado por unos
rastrojos que él y su hermano quemaron tras el jardín de su granja, y
aunque su cadáver presentaba evidentes golpes en la cabeza realizados
con un objeto contundente, en el informe de defunción se catalogó la
muerte por asfixia. Corría el año 1944. Poco después, Augusta Gein sufrió
un ataque al corazón y Ed la cuidó devotamente hasta su muerte doce
meses después. Tras lo sucedido, cerró con llave la habitación de su
madre, conservándola intacta tal y como ella la había dejado, y empezó
a realizar pequeños trabajos para sus vecinos.

La pérdida de su madre significó el tercer factor que moldeó la


personalidad de Ed Gein y supuso el detonante de los asesinatos y actos
que cometió, que tuvieron dos claros motivos: el primero, la voluntad de
mantener viva la idea o ilusión de que su madre seguía con vida y en
casa. El segundo, la obsesión por el género femenino producto de años
de represión, reprimendas y castigos que Augusta había ejercido sobre
él.

Sus primeros asesinatos


El 8 de diciembre de 1954, un granjero del pueblo llamado Seymour Lester
entró en la taberna de los Hogan y la encontró desierta a pesar de estar
la puerta abierta y las luces encendidas. Al ver que nadie salió a
atenderle, indagó por la estancia y encontró un cartucho calibre 32 junto
a un rastro de sangre seca que empezaba justo detrás de la barra y
conducía hasta más allá la puerta trasera.

El rastro conducía hasta el aparcamiento de detrás del local, donde el


hombre pudo observar que el coche de la propietaria, Mary Hogan,
seguía aparcado en su sitio habitual y que el río de sangre se perdía junto
a unas marcas de neumáticos recién hechas en la nieve.

La noticia acerca de la desaparición de Mary Hogan causó un gran


impacto en la pequeña localidad de Plainfield y se dispersó por los
pueblos de los alrededores. Todos los habitantes del pueblo especulaban
acerca de lo que le podía haber sucedido. El dueño del aserradero
recordó haber visto a Ed Gein sentado al fondo de la barra de la taberna
de Hogan, solo y absorto en sus pensamientos, contemplando a la
propietaria con ojos fríos e inexpresivos. Él y muchos otros vecinos que
habían conversado con Ed, recordaron cómo éste bromeaba
frecuentemente sobre el paradero de Mary Hogan con frases como “No
ha desaparecido… De hecho está ahora mismo en mi granja”.
Pero ninguno de estos comentarios alarmó nunca a nadie, puesto que lo
atribuían a otra muestra más del comportamiento excéntrico del
granjero.

Sangre fría
El 16 de Noviembre de 1957, cuando el caso ya empezaba a quedar en
el olvido, Ed Gein asesinó a la dueña de una ferretería, Bernice Worden,
disparándole un tiro en la cabeza con un rifle de caza. De la misma
manera que tres años antes, arrastró el cuerpo hasta la parte trasera del
local, cargándolo en su furgoneta y llevándoselo de allí. Pero esta vez
cometió un error: Ed había entrado con la excusa de comprar líquido
anticongelante para su furgoneta y su nombre figuraba apuntado en el
libro de contabilidad de la tienda como último cliente.

Mientras dos agentes de policía arrestaban a Ed, otros dos fueron a


registrar su granja y lo que vieron al entrar en el cobertizo de las
herramientas les heló la sangre: el cadáver de una mujer colgaba boca
abajo de unas poleas, decapitado y desnudo. Había sido abierto en
canal desde el pecho hasta la base del abdomen y vaciado por dentro.
Las tripas estaban metidas dentro de una bolsa de esparto y en otra bolsa
apareció la cabeza de Bernice Worden. Tenía unos garfios atravesando
las orejas, preparada para colgar del techo a modo de decoración.

Los actos macabros de Ed Gein

Al seguir inspeccionando la granja, además de una gran acumulación


de basura y desperdicios, encontraron un espectáculo macabro: una
colección de cráneos humanos, algunos enteros y otros cortados
transversalmente para ser usados como cuencos, máscaras hechas con
piel humana que decoraban la habitación de Ed Gein, así como sillas y
varias prendas de vestir confeccionadas de la misma manera. Había
cajas con huesos humanos dentro, y en la cocina hallaron una olla
hirviendo con el corazón de Bernice Worden en ella. También hallaron La
cabeza de Mary Hogan en una de las bolsas. La única habitación de
toda la casa que estaba intacta era la de su madre, que estaba sellado
con tablones de madera desde que falleció.
Ya en comisaría, Ed
admitió que muchas
veces sentía la
necesidad de acudir
al cementerio y
exhumar los
cadáveres de las
mujeres muertas que
le recordaban a su
madre, muchas de las
cuales había
conocido en vida. A
veces se llevaba los
cuerpos enteros,
mientras que otras veces simplemente aquellas partes que más le
interesaban. Según dijo, nunca había mantenido sexo con los cuerpos,
porque decía que “olían mal”.

Asimismo, Ed Gein reconoció que muchas noches oía la voz de su madre


antes de dormirse y que de alguna manera, le instaba a matar. De
acuerdo con esto, según la clasificación de Holmes y DeBurger (1988) de
los asesinos en serie, formaría parte del tipo de asesino “visionario”, que
es aquel que mata movido por un trastorno mental evidente. Este
trastorno provoca en quien lo padece una ruptura con la realidad y,
debido a delirios y alucinaciones (la mayoría de veces de tipo auditivo),
cumple las órdenes de matar a un tipo de personas, que suelen reunir
unas características comunes entre ellas. Estos mandatos suelen provenir
de seres de otro mundo o del mismísimo diablo, pero también de seres
que, por una razón u otra, han ejercido un gran dominio sobre los
asesinos, los cuales llegan a percibirlos como deidades de innegable
autoridad.

Los traumas del carnicero de Plainfeld


En este caso, los sentimientos de amor y odio que Ed tenía hacia su madre
lo llevaron a verla como alguien que seguía teniendo una enorme
influencia a pesar de llevar años fallecida. Según declaró ante el sheriff,
Mary Hogan y Bernice Worden eran el tipo de mujeres que encarnaban
todo lo que su madre detestaba, así que siguiendo el estricto código
moral que ella le impuso, las asesinó para intentar evitar que continuaran
con su (según creía él) indecente vida pecaminosa. La acumulación de
pruebas forenses en la escena del crimen (el cartucho de escopeta,
rastros de sangre o las marcas en la nieve de la furgoneta, por no hablar
de todo lo encontrado en su granja) sería otro factor más a la hora de
considerar a Ed Gein dentro de esta tipología.

Sin embargo, parece que hay elementos que no encajan, ya que los
asesinos visionarios suelen abandonar el arma y el cadáver en la misma
escena del crimen. Asimismo, sus víctimas son elegidas al azar y, por lo
que alegaron los testigos y el propio Ed Gein, éste les había estado
rondando durante algún tiempo.

Existe un elemento añadido de gran relevancia en esta historia, y es que


el propósito de Ed Gein al matar a aquellas mujeres y desenterrar los
cuerpos del cementerio no era únicamente el de revivir a su madre, sino
que quería convertirse en ella: la confrontación del amor que sentía, con
los sentimientos de ira y frustración por negarle el contacto con mujeres,
mezclados con un desarrollo sexual tardío y anómalo, causaron que, al
morir Augusta, Ed Gein diera rienda suelta a fantasear con la
transexualidad. Estas ideaciones de cambio de sexo y su admiración por
la muerte y los desmembramientos fue lo que llevó a Ed Gein a
confeccionar todas aquellas prendas de vestir con la piel de sus víctimas.
Muchas noches se enfundaba en sus trajes y se paseaba por su casa
imitando los gestos y voz de Augusta, comportándose como si continuara
viva, sentándose en su butaca, etc.

En el interrogatorio policial se le administró la prueba de inteligencia de


Weschler, cuyos resultados reflejaron una inteligencia dentro de la media,
llegando incluso a superarla. Pero también se detectaron grandes
dificultades para expresarse y comunicarse. Complementariamente a
estas conclusiones, los psicólogos del hospital donde fue internado
dictaminaron que padecía un trastorno emocional que le llevaba a
comportarse de forma irracional, combinado con periodos de lucidez
durante los cuales sentía remordimientos por los crímenes que
acumulaba en su historial.

Internamiento y muerte

Ed Gein ingresó en el manicomnio de Mendota en 1958 por tiempo


indefinido, decisión que no gustó a los familiares de las víctimas, que
pedían un juicio que nunca llegó a celebrarse. Tras convertirse en un
recluso modélico, destacando por su buen comportamiento tanto con
guardias como con el resto de los internos, así como realizando labores y
varios trabajos que le valieron una buena reputación, en 1974 pidió la
libertad. El juez que llevaba el caso solicitó que se le practicara un
segundo informe llevado a cabo por cuatro psicólogos, que
determinaron unánimemente que Gein continuara confinado.

Ed Gein murió por una insuficiencia respiratoria el 26 de Julio de 1984 en


el Hospital Geriátrico para Enfermos Mentales de Mendota. De la vida de
Ed Gein podemos extraer ciertas conclusiones acerca de los factores de
riesgo que condujeron su vida criminal hasta el extremo de ser
catalogado como un asesino en serie:

 Su procedencia de un hogar disfuncional, con una historia familiar


de desatención parental, abuso de alcohol y malos tratos, entre
otros, fue el primer componente que posibilitó el desarrollo de su
personalidad psicopática y violenta.
 En segundo lugar, el aislamiento social sufrido durante la
adolescencia le incapacitó para entablar las relaciones sociales
necesarias durante este periodo y así ser capaz de conectar
emocionalmente con las personas.
 Y por último, el retraimiento y la soledad que le llevaron a la
generación de fantasías y al desarrollo del comportamiento
antisocial, basado en la creencia de que el mundo es un lugar
hostil. Cuanto más solitario se volvía Ed Gein, más incrementaba la
dependencia hacia sus fantasías. Con el tiempo, estas fantasías se
volvieron más violentas y retorcidas.

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