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BASTA DE GENTE TOXICA

Facebook Fundación ALCO: 29/08/2015

No permita que su estado de ánimo ni su bienestar depen-


dan de cruzarse o no con alguien de este tipo. Arme sus
propias defensas para disfrutar de su vida a pleno.
En el camino de la vida nos encontramos con distintas
personas y personalidades. Podemos usar la denominación
“personas tóxicas” para hacer referencia a gente que habla
repetidamente de sí misma, se queja en forma constante,
hace preguntas incómodas y suele promover un clima de
tensión que se respira y se contagia.
Aunque por lo general estas personalidades buscan recono-
cimiento, afecto y aprobación, lo único que consiguen con sus
actitudes es precisamente lo contrario: tendemos a alejarnos,
a ser cautelosos o a sentir incomodidad o tensión en su pre-
sencia, todo lo cual hace que la relación sea difícil.

Qué les pasa


Aunque no todas las corrientes de pensamiento sostienen lo
mismo respecto de la toxicidad en la personalidad, sí concuer-
dan en que existe.
Para las neurociencias estas personalidades surgen cuando
existen fallas relacionadas con los neuroquímicos responsa-
bles de la estabilidad emocional. En estos casos las conduc-
tas llegan a ser patológicas y la coexistencia con estas per-
sonas es una misión imposible si no realizan un tratamiento
que les devuelva el equilibrio.
Desde la psicología se habla de vínculos y comportamientos
"tóxicos" más que de personas que lo sean, ya que lo que es
"tóxico" para unos puede ser perfectamente aceptable para
otros. En cualquier caso, acuerdan en que el “comportamiento
tóxico” se sustenta en la falta de empatía, con la dificultad de
percibir lo que el otro puede sentir.
Desde la filosofía la “toxicidad” puede definirse sólo a partir
del tipo de encuentro que se tenga con el otro. Habrá enton-
ces encuentros que potencien nuestras energías y nos den
alegría, mientras otros las disminuyen y nos producen tristeza.

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Qué nos pasa
Dado que tendemos a sentir empatía con quienes nos ro-
dean, por lo general nos ponemos en sintonía con sus emo-
ciones. Por eso, a pesar de haberse levantado enérgico y
radiante, si usted se cruza o comparte algún tiempo con al-
guien que irradia nerviosismo, tristeza o queja perpetua, es
altamente probable que termine sintiéndose de la misma for-
ma y sin causas personales aparentes. Ese es el primer efec-
to nocivo que generan las personas tóxicas. Cuando esta si-
tuación se hace sostenida, erosiona el bienestar, baja las de-
fensas, favorece enfermedades o afecta el estado de ánimo.
Estas personalidades no gustan de andar solas. Tratarán de
absorber su tiempo y su energía para hacerle entender que lo
que ellos dicen, hacen, opinan y sienten, es la verdad más ab-
soluta e incuestionable… e intentarán arrastrarlo a su círculo
de toxicidad.

Cómo identificarlos y evitarlos


Si aceptamos que nadie es completamente sano física ni
psicológicamente, comprenderemos que habrá grises, entre
ellos, ciertos comportamientos “tóxicos” que pueden ser tole-
rados si aparecen de manera esporádica. Los siguientes ras-
gos, que en la mayoría de las personas se presentan en forma
pasajera y frente a hechos puntuales, en la personalidad tóxi-
ca son permanentes. Aprender a reconocerlos es el primer pa-
so para armar su escudo. Aunque siempre lo mejor será ale-
jarse, hay relaciones que por cercanía o necesidad (un vecino,
un vendedor, un compañero de trabajo, su jefa) no admiten
fácilmente esta solución. Para esos casos compartimos alter-
nativas efectivas.
♦ EL ENOJADO CON LA VIDA. El ceño fruncido, el grito fácil, el
nerviosismo, la reacción impulsiva. Genera rechazo, a ve-
ces sumisión por temor, enojo y resentimiento. Qué hacer:
ignorarlo. Si no es posible, usar la técnica del disco rayado
contestando sistemáticamente “ok”, “de acuerdo” o “no me
interesa”. En cualquier caso, no se enganche y evite una
discusión siempre que pueda.

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♦ EL QUEJOSO PERPETUO. Todo está mal, y si no es así, lo
estará pronto. La desdicha es moneda corriente, siente des-
confianza y miedo, busca ser el protagonista de la vida más
desgraciada... y contársela, claro. Qué hacer: quéjese más.
Si hace un atisbo de lamentar su desgracia aumentará su
queja y lo usará de paño de lágrimas.
♦ EL CRITICÓN. Es propenso a ver “la paja en el ojo ajeno”, se
alimenta de los errores del otro, los critica y enjuicia como
actos imperdonables. Qué hacer: no se sume a los chismes
de pasillo. Aunque a veces es tentador, alimentar esta per-
sonalidad puede ser un boomerang: “¿sabías que fulanito
me dijo que vos…”.
♦ EL “ESTRELLITA MÍA”. Inseguro y emocionalmente inmadu-
ro, depende de la demostración del otro, de la mirada del
otro, de las palabras del otro, de su tiempo, su energía, su
atención… Busca ser el centro, reclama escucha y todo lo
quiere, siempre y ya. Qué hacer: decidir de antemano un
nivel máximo de tolerancia que no atente contra su humor ni
su paciencia. Pasado el límite, inventar excusas, ocupa-
ciones, pendientes... y huir.
♦ EL TEMEROSO. Vive preocupado y ansioso, pendiente de lo
que pasaría si… Todo le genera temor y una consecuente
urgencia de pedir ayuda permanente. Qué hacer: sugerirle
la visita a un terapeuta y asegurarle que puede mejorar su
calidad de vida. Con este “tóxico” no hay otras opciones.
♦ EL CULPABILIZADOR. Si algo sale bien, es mérito de él. Si
algo sale mal, es culpa del otro. Qué hacer: resguardar su
autoestima y recordar que nadie puede hacerlo sentir mal
sin su consentimiento.
♦ EL ENVIDIOSO. Parecido al criticón, vive comparándose.
Como es inseguro y piensa que no puede lograr lo que
desea, siente una profunda angustia que calma descalifi-
cando a quien sí lo posee. Qué hacer: elija a quién contarle
las cosas buenas que le pasan; usted sabe quiénes se
alegrarán con su bienestar.

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♦ EL MANIPULADOR. Usa la información con la que cuenta
para hacer creer a los demás que aquello que sostiene es
útil y necesario, cuando en realidad responde únicamente a
sus intereses. Qué hacer: manténgase alerta. Abundan y
usan piel de cordero. Priorice siempre lo que sea positivo
para usted.

¿La personalidad tóxica puede modificarse?


Es importante no caer en la estigmatización ni subestimar la
capacidad de cambio de las personas. Aunque suene a cuen-
to con final feliz, se puede dejar de ser "tóxico" tanto como es
posible construir otras características positivas de la personali-
dad. Aunque puede ser difícil, con decisión conciente y ayuda
terapéutica en muchos casos es posible desarrollar una per-
sonalidad saludable.
Volvamos la mirada hacia nosotros. Usted, ¿se identifica
con algún rasgo tóxico? ¿Suele preguntarse qué efectos ge-
nera su forma de ser en el otro? ¿Es de los que monologan y
hablan de sí mismos en demasía? ¿Trata de construir una
imagen que no responde a su realidad? ¿Se da cuenta si lo
ven aburrido, irritante, reiterativo, pesimista o mala onda?
¿Eso le importa?
Evaluar el propio grado de toxicidad también es importante
para trabajar en aquellos rasgos que podrían empañar sus re-
laciones. Y si ya identificó a alguna persona de su entorno con
los perfiles que leyó antes, considere las claves que siguen
para armar su escudo y proteger su bienestar emocional.

5 CLAVES PARA REFORZAR EL "ESCUDO ANTITÓXICOS"


1. Pase el menor tiempo posible con personas "tóxicas".
Todos los minutos que comparta con alguien de estas ca-
racterísticas serán menos positivos y productivos. Agende
su teléfono para identificar su llamada, evite planes donde
se lo incluya, manténgase alejado en una reunión.
2. Si recibe una llamada o se cruza con alguien "tóxico" que
quiere ocupar su tiempo para contarle problemas y desgra-
cias, córtelo de entrada: “perdoname, estoy en un mal
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momento”, “te llamo más tarde y hablamos”, “tengo una
reunión dentro de unos minutos, ahora no puedo hablar”.
3. Si debe convivir con un familiar "tóxico" enfrente la relación
con las estrategias que compartimos para cada perfil.
Recuerde que para neutralizar su toxicidad es importante
quitarle poder:
- Impídale el acceso a su intimidad, no cuente todo, ni pida
consejos, ni comparta proyectos, dudas ni ilusiones.
Hablar con alguien "tóxico" de cuestiones íntimas es una
pérdida de tiempo y energía.
- Simule no prestar atención a sus mensajes negativos.
- Evite confiarle un secreto; no sabe guardarlos y aprove-
cha la información en su contra.
- Sea amable; no se muestre perturbado por sus palabras.
- Ponga su foco mental en las cosas positivas de su vida.
La actitud es siempre una elección.
- Si puede, distancie el contacto y las visitas.
4. Si forma parte de su equipo de trabajo:
- Establezca reglas de convivencia y productividad de ante-
mano y con claridad.
- Hágale saber que el equipo pierde eficacia frente a sus
comportamientos.
- No deje pasar por alto los mensajes destructivos ni los
comentarios que no suman. Convérselo inmediatamente
con la persona a solas.
5. Ejercite su autocrítica y revise regularmente qué tipo de ac-
titudes y comportamientos tiene usted para con los demás.
Es posible que descubra rasgos de toxicidad en su perso-
nalidad también. No haga a los demás lo que no desea que
le hagan a usted.

¡Hasta la próxima!
PROF. DR. ALBERTO CORMILLOT

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