Tras anticipar en su artículo 477, que el recurso de casación habrá de fundarse,
como motivo único, en la infracción de normas aplicables para resolver las
cuestiones objeto del proceso, la Ley de Enjuiciamiento Civil de España, del año 2000, exige, en determinados casos, lo que denomina interés casacional, aclarando que se considerará que un recurso presenta interés casacional cuando la sentencia recurrida se oponga a doctrina jurisprudencial del Tribunal Supremo o resuelva puntos y cuestiones sobre los que exista jurisprudencia contradictoria de las Audiencias Provinciales o aplique normas que no lleven más de cinco años en vigor, siempre que, en este último caso, no existiese doctrina jurisprudencial del Tribunal Supremo relativa a normas anteriores de igual o similar contenido.
Cuando se trate de recursos de casación de los que deba conocer un Tribunal
Superior de Justicia, continua la norma, se entenderá que también existe interés casacional cuando la sentencia recurrida se oponga a doctrina jurisprudencial o no exista dicha doctrina del Tribunal Superior sobre normas de Derecho especial de la Comunidad Autónoma correspondiente.
En el Perú y a virtud de la reforma introducida al Código de Proceso Civil, en el año
2009, el artículo 384 dispone hoy que “el recurso de casación tiene por fines la adecuada aplicación del derecho objetivo al caso concreto y la uniformidad de la jurisprudencia nacional de la Corte Suprema de Justicia”.
El modernísimo Código General del Proceso de Colombia de 2013, establece un
recurso extraordinario de casación que “tiene como fin defender la unidad e integridad del ordenamiento jurídico, (...), controlar la legalidad de los fallos, unificar la jurisprudencia nacional y reparar los agravios irrogados a las partes con ocasión de la providencia recurrida.”
Bajo este uniforme panorama internacional general y cuando en el Parlamento
nacional se estudia un nuevo Código Procesal Civil, que, entre otros cambios, persigue reemplazar el recurso de casación en el fondo, este libro del destacadísimo profesor Alejandro Romero Seguel “El Recurso de Casación en el Fondo Civil” (Propuestas para la generación de precedentes judiciales) constituye un elemento determinante y clarificado para el análisis de la propuesta.
El libro pasa revista al sistema de la casación nacional, enfatizando en que el afán
histórico de obtener uniformidad jurisprudencial que, entre otros aspectos, condujo al establecimiento del recurso, comenzó a desperfilarse cuando, en la primera mitad del siglo pasado, la Corte Suprema se dividió en dos salas, para destacar, luego, la reacción que importó la reforma efectuada por la ley 19.374 de 1995, al instaurar las Salas especializadas de la Corte, camino, sin duda, expedito para generar un régimen jurisprudencial atendible por los operadores jurídicos y por los tribunales nacionales, en general. Es que, afirma categóricamente el autor, no tiene base limitar nuestro sistema de casación civil al control sólo de la aplicación de la ley, si el mismo tribunal en el proceso penal y laboral está llamado a cumplir la función unificadora de la jurisprudencia.
Destaca la necesidad de establecer una función generadora de precedentes de la
Corte, entendiendo que se debe llegar a estimar a la infracción del precedente como un motivo más de invalidación del fallo, lo que importa claramente un cambio de paradigma en el proceder del Tribunal Supremo, lo que le lleva a referirse, con gran acierto, tanto al alcance del artículo 3 del Código Civil, como al tema de la independencia interna del Poder Judicial nacional, aspectos ambos usualmente esgrimidos como atentatorios al establecimiento de un régimen de precedente vinculante entre nosotros. Pone el autor en guardia, sin embargo, ante las complejidades que un sistema semejante comporta, recordando que ni aun en los países anglosajones existe uniformidad de pareceres al efecto, no obstante distinguirse, entre ellos, con precisión, la ratio decidendi y el obiter dicta de las sentencias.
Ratio decidendi, escribe, es la razón autónoma y distintiva de la decisión judicial,
que le da sustento fáctico y jurídico. Es en esta parte donde se contiene la regla de derecho que actúa como soporte lógico y necesario de la decisión del caso, que puede ser invocada con posterioridad en la discusión sobre la existencia de un precedente judicial.
Abogando a favor de prácticas semejantes, la obra rinde reconocimiento a criterios
jurisprudenciales que, a la postre, elevaron principios del derecho a estatutos cuya vulneración ha tenido incidencia en el acogimiento de casaciones en el fondo, contrariando la visión estrecha que sólo se detiene en la ley, como la única fuente generadora de normas controlables por casación.
Con un admirable manejo de fuentes históricas, de abundantísima doctrina nacional
y extranjera y un actualizado empleo de la jurisprudencia, esta nueva obra del profesor Romero se inscribe en su ya fecunda producción jurídica, caracterizada por la versación, el talento y el rigor científico implacable, que acompañan al autor.
Las conclusiones principales del libro apuntan a la necesidad de establecer que la
Corte, conociendo del recurso de casación en el fondo –el que no debe ser eliminado–, anule sentencias que hayan prescindido de su doctrina jurisprudencial y genere, efectivamente, precedentes que puedan ser atendidos y observados por los operadores, incluyendo ciertamente a los restantes tribunales y a la propia Corte.
Se trata, concluye el autor, que recurriendo a una interpretación sistemática de
normas contradictorias, la Corte Suprema amplíe el concepto de error decisorio litis y controle, así, la recta aplicación del Derecho en el proceso civil.
El proceso ejecutivo en la jurisdicción de lo contencioso administrativo: Reflexiones en torno a los antecedentes y aspectos procesales resueltos por la jurisdicción de lo contencioso administrativo en procesos ejecutivos