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Geopolítica y Desarrollo Social

BOGOTÁ
2008

EQUIPO UNIVERSIDAD VIRTUAL - ESAP

Jaime Antonio Quiceno / Luis Farley Ortiz / Luis Miguel Cabrera G / Karla Salguero / Rodolfo Prada / Sergio Chica
Diseño Gráfico. Monica Silva Elías / Fredy David Gil R / Camilo Carrillo
Geopolítica y Desarrollo Social

TEMA 2: Geopolítica y desarrollo social

Le Monde Diplomatic, edición Colombia N° 18, Nov. 2003

El más poderoso grupo de análisis e intervención política mundial

TREINTA AÑOS DE LA COMISIÓN TRILATERAL

Por Olivier Boiral∗

Democracia para 300 privilegiados. Para solaz de visiones conspirativas del acontecer
histórico, este think tank creado por David Rockefeller en 1973 conjugó temores y
necesidades de las industrias y bancas transnacionales, transformándolos en
lineamientos políticos que luego son asumidos por Presidentes y altos funcionarios, a
menudo miembros de ese club exclusivo que decide en buena medida el destino del
mundo.

Por iniciativa de David Rockefeller, figura emblemática del capitalismo estadounidense,


nacía hace treinta años – en Jjulio de 1973 – la Comisión Trilateral (CT). Cenáculo de la
élite política y económica internacional, ese club exclusivo de altos dirigentes, aún muy
activo, desató muchas controversias, sobre todo en sus comienzos1. La CT se propuso
desde entonces convertirse en un organismo privado de concertación y de orientación
de la política internacional de los países de la tríada (Estados Unidos, Europa, Japón). Su
carta fundadora resume: "Centrada en el análisis de los temas principales a que deben
hacer frente Estados Unidos, Europa del Oeste y Japón, la Comisión se consagra a
desarrollar propuestas prácticas para una acción conjunta. Los miembros de la Comisión
reúnen más de 200 distinguidos ciudadanos provenientes de las tres regiones y
comprometidos en diferentes áreas"2.


Profesor de la Universidad de Laval (Canadá). Traducción: Carlos A. Zito
1
Le Monde diplomatique dedicó varios artículos a ese tema en la década de 1970. Ver particularmente Claude
Julien, "Les sociétés libérales victimes d' elles-mémes", y Diana Johnstone, "Une stratégie trilatérale", Le
Monde diplomatique, Paris, marzo de 1976 y noviembre de 1976, respectivamente.

2
El número de los "distinguidos ciudadanos" admitidos en el seno de la CT fue posteriormente ampliado, y
hoy en dia la organización comprende más de 300 miembros. Raymond Barre, Tbierry de Montbrial y Denis
Kessler participaron en sus deliberaciones. Thierry de Montbrial es también miembro del "Grupo Bilderberg".

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La creación de esa organización poco transparente, donde se codean – a puertas


cerradas y protegidos de cualquier intervención mediática – dirigentes de empresas
multinacionales, banqueros, políticos, expertos en política internacional y hasta
universitarios, coincide con un período de incertidumbre y de turbulencia en la política
interna internacional. El manejo de la economía mundial parece escapar a las élites de
países ricos, las fuerzas de izquierda muestran un cierto poder, en particular en Europa, y
la creciente interconexión entre los principales temas económicos llama a una
cooperación más estrecha entre las grandes potencias. La Trilateral se impondrá
rápidamente como uno de los principales instrumentos de esa concertación,
preocupada a la vez por proteger los intereses de las multinacionales y por "iluminar"
con sus análisis las decisiones de los dirigentes políticos3.

Estudiar la realidad

A imagen de los reyes filósofos de la época de Platón, que contemplaban el mundo de


las ideas para proyectar su sabiduría trascendental a la gestión de los asuntos terrestres,
la élite reunida en el seno de esta institución muy poco democrática – y a la cual la
democracia inquieta en cuanto comienzan a manifestarse sectores hasta entonces
silenciosos – se dedicará a definir los criterios de una "buena gobernabilidad”
internacional. Así introduce un ideal platónico de orden y de supervisión, garantizado
por una clase privilegiada de tecnócratas que colocan su opinión de expertos y su
experiencia por encima de las reivindicaciones profanas de los simples ciudadanos: “Un
lugar protegido, la ciudadela Trilateral., donde la techne es ley. Y apostados en lo alto, los
centinelas velan, vigilan. El recurso a los expertos no es para nada un lujo, sino que
permite poner a la sociedad frente al espejo. El mayor bienestar sólo llega a través de los
mejores, que en sus alturas inspiradas producen criterios para transmitirlos a la base”,
comenta Gilbert Larochelle4.

Los temas que se debaten en el seno de esa oligarquía de la política internacional, cuyas
reuniones anuales se desarrollan en diferentes ciudades de la Tríada, son tratados con
una discreción tal, que ningún medio parece interesado o en condiciones de darlos a luz.
De esas discusiones surgen informes anuales (The Trialogue) y documentos temáticos
(Triangle Papers), realizados por equipos de expertos estadounidenses, europeos y
japoneses, cuidadosamente seleccionados. Regularmente publicados desde hace unos
treinta años, esos documentos públicos traducen la atención que presta la Trilateral a
problemas mundiales que se supone trascienden las soberanías nacionales y requieren
la intervención global de los países ricos: reforma de las instituciones internacionales,
globalización de los mercados, medio ambiente, finanzas internacionales, liberalización

3
Sobre la red de ese tipo de "ejecutivos", ver Geoffrey Guens, Tous pouvoirs confondus, EPO, Bruselas,
2003.
4
Gilbert Larochelle, L´imaginaire technocratique, Bóreal, Montreal, 1990.

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de la economía, regionalización de los intercambios, relaciones Este-Oeste (al comienzo),


endeudamiento de los países pobres, etcétera.

Esas intervenciones se articulan en torno a unas pocas ideas fundadoras, ampliamente


repercutidas por las instancias políticas. La primera de esas ideas es la necesidad de un
“nuevo orden internacional”. El marco nacional sería demasiado estrecho para tratar los
grandes desafíos mundiales, cuya “complejidad” e “interdependencia” se reitera
permanentemente. Semejante análisis justifica y legitima las actividades de la CT, que es
a la vez observatorio privilegiado y capataz de esa nueva arquitectura internacional.

Así es que los atentados del 11 de septiembre brindaron una nueva ocasión para insistir
– durante la reunión de Washington en abril 2002 – en la necesidad de un “orden
internacional” y de una “respuesta global”, proyectos en los cuales se invita a colaborar a
los principales dirigentes del planeta, bajo la dirección de Estados Unidos. En esa
reunión anual de la Trilateral estuvieron presentes Colin Powell (Secretario de Estado),
Donald Rumsfeld (Secretario de Defensa), Richard Cheney (Vicepresidente) y Alan
Greenspan (Presidente de la Reserva Federal)5.

La segunda idea fundadora, que deriva de la primera, es el papel tutelar de los países de
la tríada, en particular de Estados Unidos, en la reforma del sistema internacional. A los
países ricos se les pide que unifiquen su posición y que aporten su esfuerzo a la tarea de
promover la “estabilidad” del planeta gracias a la generalización del modelo económico
dominante. Las democracias liberales son el “centro vital” de la economía, de las
finanzas y de la tecnología. Los demás países deberán unirse a ese centro y aceptar el
mando que el mismo se autoadjudicó. Sin embargo, el unilateralismo estadounidense
parece haber afectado la cohesión de los países de la tríada. Sus disensiones se
manifiestan en los debates de la CT. Así, en su discurso del 6 de Abril de 2002, durante la
reunión antes mencionada, Colin Powell defendió la posición estadounidense sobre los
principales puntos de discordia con el resto del mundo: negativa a firmar los acuerdos
de Kyoto, oposición a la creación de una Corte Penal Internacional, análisis del “eje del
mal”, intervención estadounidense en Iraq, apoyo a la política Israelí, etcétera.

La soberanía en cuestión

La hegemonía de las democracias liberales refuerza la fe en las virtudes de la globali-


zación y de la liberalización de las economías que se expresa en el discurso de la CT. La
mundialización financiera y el desarrollo de los intercambios internacionales estarían al
servicio del progreso y del mejoramiento de las condiciones de vida de la mayoría de las

5
Los discursos de esos participantes, al igual que muchas otras informaciones y publicaciones de la CT,
pueden consultarse en el sitio oficial dela misma: http://www.trilateral.org

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personas. Pero ello supone el cuestionamiento de las soberanías nacionales y la


supresión de medidas proteccionistas. Ese credo neoliberal está a menudo en el centro
de los debates.

Durante la reunión anual de 2003, en Seúl, se discutió principalmente el tema de la


integración económica de los países de Asia del Sudeste y la participación de China en la
dinámica de la globalización. Las reuniones de los dos años precedentes fueron la
ocasión para el director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Mike
Moore, de proclamar devotamente las virtudes del libre cambio. Luego de vilipendiar el
movimiento anti-globalización, Moore llegó a declarar que era “imperativo recordar una
vez más las pruebas contundentes que muestran que el comercio internacional refuerza
el crecimiento económico”6.

Las frases del director de la OMC contra los grupos que reclaman otro tipo de
globalización – calificados de hippies – subrayan la tercera característica fundadora de la
Trilateral: su aversión por los movimientos populares. Ese sentimiento ya había sido
expresado en el célebre informe de la CT sobre la gobernabilidad de las democracias,
redactado por Michel Crozier, Samuel Huntington y Joji Watanuki7. Ya en 1975, ese texto
denunciaba los “excesos de la democracia”, evidenciados – en opinión de los autores -
por las manifestaciones de oposición que se sucedían en esa época. Esas
manifestaciones, un poco como ocurre hoy en día, cuestionaban la política exterior de
Estados Unidos (el papel de la CIA en el golpe de Estado de Chile, la guerra de Vietnam,
etcétera.) y reclamaban el reconocimiento de nuevos derechos sociales. Por entonces el
informe provocó numerosos comentarios indignados, que dirigían sus críticas contra la
administración demócrata de James Carter, dado que el presidente estadounidense
había sido miembro de la CT, como más tarde lo sería el presidente William Clinton8.

Teoría para la acción

Desde comienzos de la década de 1980, la atención de la prensa por este tipo de insti-
tuciones parece haberse concentrado en reuniones menos cerradas y sobre todo más
mediatizadas, como el foro de Davos. La importancia de los temas debatidos en el seno
de la CT y el nivel de los participantes en las reuniones de los últimos años subrayan sin
embargo su persistente influencia9.

6
Mike Moore, The Multilateral Trading Regime Is a Force for Good: Defend it, Improve It, Reunión de la
Comisión Trilateral del 11-3-01.
7
Michel Crozier, Samuel Huntington y Joji Watanuki, The Crisis of Democracy: Report on the Governability
of Democracies to the Trilateral Commission, New York University Press, 1975.
8
Zbigniew Brzezinski fue uno de los grandes arquitectos de esa organización, para luego convertirse en el
principal consejero del presidente Carter en cuestiones de seguridad.
9
Se puede citar por ejemlo a William Clinton, George H. Bush, Henry Kissinger, George Soros, Valéry
Giscard D´Estaing, Ernesto Zedillo, Madeleine Albright. A esos responsables políticos cabe agregar

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Lejos de ser un ''viejo monstruo marino" que saldría a la superficie para felicidad de
algunos adeptos al esoterismo y a las "teorías conspirativas", la CT es una institución
bien establecida, cuya discreción facilita la colusión entre responsables políticos y
grandes empresas. "Espero verdaderamente que los puntos de vista formulados por esas
personas experimentadas tengan una real influencia en la política internacional", dijo un
ex ministro canadiense que participó en varias deliberaciones de la CT. De esa forma
retomaba las palabras del fundador, David Rockefeller: "A veces, las ideas presentadas
por los informes de la Comisión Trilateral se convirtieron en políticas oficiales. Esas
recomendaciones siempre fueron seriamente debatidas fuera de nuestro círculo y
estuvieron presentes en las reflexiones de los gobiernos y en la formulación de sus
decisiones"10.

Así se dibuja la trama de un poder difuso, opaco, caSi imposible de definir y situar, que
establece sus Vinculaciones a través de clubes cerrados y de reuniones internacionales
de las cuales el foro de Davos es la expresión más ostentosa. En esos lugares de
encuentro, de intercambio, de negociación, gravitan los mismos protagonistas, se
elaboran los análisis y los acuerdos que a menudo preceden a las grandes decisiones. La
Comisión Trilateral – una de las piezas de ese tablero rnultiforme – consolida la alianza
entre el poder de las multinacionales, el de las finanzas y el de la política, gracias a una
red de influencias cuyas ramificaciones se extienden a los principales sectores de la
sociedad.

numerosos dirigentes en ejercicio de las empresas multinacionales Exxon–Mobil, General Electric, Daimler–
Chrysler , Levi Strauss, Kodak, Seros, ABB, Johnson & Jonson, Alcan, Power Corporation, etcétera.
10
David Rockefeller, George Berthoin y Takeshi Watanabe (1978), Prefacio a Task force Reports: 9 – 14,
New York University Press, 1978.

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