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Arllen Mendoza - Ensayo de Vocacion Ministerial II
Arllen Mendoza - Ensayo de Vocacion Ministerial II
su carácter como cristiano. 1 Tim 3:2-7 dice: “Pero es necesario que el obispo sea
irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto
para enseñar…”. Estas características distintivas son necesarias porque es
contraproducente enseñar la palabra y que dicho ministro tenga doble vida, es antiético
delante Dios y de los hombres tener una doble moral. El mal testimonio que genera para con
sus seguidores y mucho más con los de afuera, es deshonroso un líder con falta de carácter.
En segundo lugar, la ética de un ministro del evangelio debe estar a la altura de su llamado.
No se debe tomar esto de liderar a la ligera, por cuanto lo que administramos son las cosas
santas de la cruz de Cristo.
En tercer lugar, la relación con el equipo de trabajo y el servicio. La relación se debe dar en
el marco del respeto, dentro de los valores espirituales que nos unen en Cristo, como el
amor, el perdón, la obediencia, la unidad, etc. Toda relación encausada en estos principios
bíblicos prosperará. El servicio está basado en el mayor ejemplo que tenemos, Jesucristo.
Ser imitadores de Él es el reto de cualquier ministro. Se debe servir con pasión y amor, no
por obligación. 1 P 5:2 dice: “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros,
cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta,
sino con ánimo pronto…”. Esta debe ser la actitud por la cual servimos a Dios.
En cuarto lugar, el uso de los Dones espirituales. Un ministro que cuente con todo este
arsenal que he mencionado en los puntos anteriores, es capaz de llevar a cavo de manera
ordenada y correcta el uso de los dones, no solo en su vida, sino también a que otros los
descubran y usen correctamente. Un líder es capacitado con las habilidades que da el
Espíritu Santo y se deben usar con sabiduría. La biblia dice que los dones y los ministerios
son para edificar el cuerpo de Cristo.
Para concluir, puedo decir, que es un honor ser llamado al servicio en la obra de Dios desde
cualquier trinchera, desde barrer un templo, dar de comer a los pobres pasando
desapercibido hasta aparecen en la radio y las pantallas de la televisión. No hay mayor
satisfacción que ser reconciliadores de este mundo en nombre de Cristo Jesús. Lo
importante no es cuantas almas ganamos en la vida, mucho menos la cantidad de miembros
de la iglesia, o cuan usado fui por el Señor, nada de eso cuenta, porque serviríamos con una
motivación egoísta. Considero que lo que realmente importa es lo que dijo el apóstol Pablo
en Hechos 20:24: “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí
mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor
Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”. Como pablo, como Billy
Graham y como muchos otros, acabar la carrera con gozo y presentarnos un día delante del
Señor diciéndole que lo hicimos bien y que hicimos nuestro mayor esfuerzo para su gloria,
eso es lo que realmente importa en el ministerio.