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Santiago Franco Trilleros Cod:201614371

1) Relevancia de la buena fe:

En lo que refiere al periodo anterior a 1936 la buena fe era relevante ya que se requería la
presencia de tres testigos de buena reputación que dieran un testimonio favorable, con el
objetivo de otorgarle un título de propiedad al colono. En el contexto del decreto 71 de
1917 ocurría con frecuencia actos de mala fe que daban lugar a atropellos contra los
derechos de propiedad del colono por parte de los terratenientes; haciendo provecho del
poder económico solían comprar los jueces locales y de esa manera generar
“incumplimientos” de legalidad que surgían en el periodo de estudio. Por otra parte, esto
se vio impedido en el contexto del decreto 47 de 1926 tal como lo declara Catherine
Legrand en su ensayo “Colonización y protesta campesina en Colombia”:

“Hasta 1926 cualquiera podía oponerse a una solicitud de concesi6n por parte de un
colono al aseverar que la tierra era propiedad privada. Los empresarios acudían a
menudo a esta artimaña para apropiarse de las posesiones de los colonos. Después de
1926 eso ya no era posible. La Ley 47 de ese año, que definía procedimientos especiales
de adjudicaci6n para extensiones de menos de 21 hectáreas, no provey6 medidas para
estudiar las objeciones que pudieran formularse. Por lo tanto, en cuanto un colono
llenaba correctamente sus papeles, tenía garantizado el titulo legal a la tierra.”

En este periodo de tiempo el colono se vio con facultad de adquirir terrenos baldíos con
mayor facilidad dado que solo se requería de el memorando y la presencia de los testigos
para que el terreno le fuera adjudicado legalmente. La buena fe no fue de mayor
relevancia en este contexto, dada la imposibilidad de adquirir terrenos en el periodo de
tiempo que sucede a la ley 200 de 1936.
Finalmente, en el periodo posterior a la ley 200 de 1936 se privilegio la posición de los
terratenientes frente a los colonos; consecuencia de los impedimentos para reclamar
tierras y legislaciones que dieron lugar a que no se afectara el latifundio. Sin embargo,
ocurrió en ocasiones no dio buena interpretación de la ley y generó disputas respecto a lo
que el mismo consideraba como un baldío; lo que dio lugar a numerosos enfrentamientos
entre terratenientes y colonos. Este punto fue expresado claramente por Legrand:

“Destinada a. apaciguar a los terratenientes, la confirmación generalizada de títulos de


propiedad buscaba también frenar el movimiento de ocupaciones. La Ley 200 de 1936
desconocía todas las reclamaciones de colonos que hubieran participado en invasiones
después de 1934. Lo que es aún más importante, al revocar la sentencia de la: Corte
Suprema la ley dejaba sin base el argumento de los colonos de que la tierra donde
trabajaban eran baldíos. En adelante los ocupantes de propiedades privadas no podían
aseverar su condición de colonos; se convirtieron en cambio en intrusos ilegales
("ocupantes de hecho" o "detentadores de propiedad ajena") y, en cuanto tales,
expuestos al desahucio. Los invasores que se oponían al desalojo podrían ser
encarcelados por sesenta días.” (Pag 204, Cap 7, Legrand Catherine, Colonización y
protesta campesina en Colombia.)

2)

Los cambios legislativos que sucedieron con el artículo 11 de la ley 200 de 1936, fueron
que se le dieron herramientas al terrateniente para la protección y legalización de los
latifundios, bajo la excusa de que existían terrenos que eran complementarios para su
adecuada explotación. Así mismo se estableció la prescripción extintiva en la cual el
gobierno toma control del aprovechamiento del subsuelo en caso de que este sea de un
provecho mayor al beneficio del suelo. Con la puesta en marcha de este ley se le dio
preponderancia al terrateniente y al latifundista; ya que se le brindó una seguridad jurídica
y libertad para conservar sus dominios. Esto tuvo un impacto en la economía (ya
decadente que acompañaba la crisis económica global iniciada en el año 29, periodo que
se conoce como “la gran depresión”) de tal manera que bajo la producción nacional
agropecuaria; esta ley afectó el colono el cual era el principal medio de explotación de la
tierra, frente al terrateniente y al latifundista que buscaban el dominio sobre el predio por
encima de la producción.

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