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VII

EL PLAN DE ESTABILIZACION MONETARIA DE 1956 


 

     Los decretos originados de este llamado plan, fueron aprobados por el gobierno del Dr. Hernán Siles
Zuazo, el 15 de diciembre de 1956. En líneas generales, esta política de estabilización tendió a detener el
proceso de la inflación que se incremento en el periodo 1952-56 y que “culmina en ese último año, con un
ritmo creciente en el aumento mensual de los precios y con una acentuada baja de las cotizaciones del
boliviano en el mercado libre.9 

     El  gobierno inicio esa política de estabilización, creando el consejo nacional de estabilización monetaria,
presidido por el primer mandatario e integrado por varios ministros, el presidente del banco central y otros
altos funcionarios, con el asesoramiento de expertos del gobierno de los Estados Unidos y el fondo monetario
internacional, entre los cuales se destacaba el señor George Jackson quien, prácticamente, trazo el plan. 

     “La nueva política –escribe Gonzalo Martner- postulo la supresión del sistema de cambios múltiples, la
devaluación del boliviano y el establecimiento de un tipo de cambio único y fluctuante mas acorde con las
condiciones del mercado; la eliminación de los controles y las prohibiciones sobre la exportación e
importación, y la implantación de un régimen de libertad en el comercio exterior y en el mercado cambiario,
sujeto solo a los derechos arancelarios y al pago de regalías de exportación; la supresión de los subsidios
fiscales directos e indirectos a los artículos de primera necesidad y de los controles interiores de precios, con
excepción de los alquileres; la congelación de los sueldos y salarios, previa su elevación para compensar a los
trabajadores por el alza de precios derivada de la devaluación y de la eliminación del sistema de pulpería
barata, el control del crédito bancario y la adopción de medidas fiscales para equilibrar el presupuesto
nacional y para reemplazar por arbitrios impositivos mas normales las entradas que provenían del antiguo
sistema cambiario”. 

   El programa de estabilización monetaria, utilizó los siguientes instrumentos de política: económica: 10 

a. Devaluación del boliviano, modificándose la paridad cambiaria con respecto al dólar de 190 a 7.700
bolivianos.
b. Suspensión de los diferentes tipos de cambios que regían, por una parte, para las importaciones y
exportaciones y, por otra, para subsidios a los alimentos y materias previas de la industria.

c. Aumento de sueldos y salarios a fin de compensar la perdida del poder adquisitivo en l ingreso de los
distintos estratos sociales.

 
 

d. Establecimiento de un presupuesto único de divisas para todo el gobierno y limitación de los gastos
del sector publico.

 
e. Nuevo régimen arancelario y tributario, con la consiguiente fijación de regalías para las
exportaciones, a objeto de reemplazar los ingresos fiscales provenientes de los cambios múltiples y
creación de un arancel “ad-valoren” que suprimió los diversos derechos arancelarios.

 
 

f. Elevación del encaje legal y limitación de los depósitos que podrían recibir los bancos comerciales, a
7 veces su capital pagado y reservas con el propósito de evitar su aumento exagerado del crédito
bancario a las actividades privadas.

g. Creación de un fondo de estabilización mediante prestamos externos de 25 millones de dólares.

 
 

h. Modificación de los impuestos, a la renta, por servicios personales y de los impuestos del global
complementario.

i. Inclusión de todos los presupuestos de las entidades estatales en el presupuesto general de la nación,
con el fin de equilibrar los ingresos y gastos del sector público y de las empresas autónomas.
Ninguna de estas podría recurrir al banco central para su financiamiento.

   “La política de estabilización de 15 de Diciembre de 1956 –señala Basaure Ocampo- logro casi la mayoría
de sus objetivos al controlar las manifestaciones de la híper-inflación y sentó las bases necesarias para un
cuadro de estabilidad financiera que perdurara hasta octubre de 1972”. Sin embargo, “el programa de
estabilización –sostiene el mismo autor- contribuyo a que persistiera el estancamiento de la economía, debido
a que el producto interno bruto se mantuvo en un nivel estacionario por varios años. El país no pudo entrar a
un solo modelo de desarrollo hacia adentro, vía sustitución de importaciones, para superar el subdesarrollo”. 

   Los decretos se estabilización monetaria de 1956 no constituyen en realidad un  plan de desarrollo, sino un
conjunto de medidas para eliminar la inflación desmesurada y para ordenar las finanzas publicas, además de
establecer nuevas formas al comercio exterior. 

   Eliminadas como fueron las fuentes de recursos, como el presupuesto fiscal y el crédito publico para las
inversiones estatales, muchos proyectos e desarrollo fueron abandonados y el país soporto durante muchos
años, un periodo de pasividad económica que recién comenzó a dinamizarse en 1960, o sea 4 años después de
dictadas las medidas. 

   Por su parte, el sector privado, aun con las facilidades otorgadas al comercio exterior, dada la liberalidad
otorgada en el régimen de importaciones y exportaciones, tampoco pudo arrancar rápidamente. 
   Las endebles económicas privadas, especialmente industriales, fueron incapaces de ordenar su economía
competitiva a las nuevas condiciones del comercio exterior. Su estructura de costos, apoyada principalmente
en la subvención de los insumos no pudo estabilizarse, a la par del funcionamiento del mercado interno de
productos importados, los cuales fueron desplazando rápidamente a los productos industriales nacionales que,
hasta entonces, habían sobrevivido gracias a los cambios diferenciales del dólar americano. En tales
circunstancias, no podía esperarse que el sector privado hubiera realizado esfuerzos para invertir. 

   Como ocurre siempre en la aplicación de estas medidas, la clase trabajadora recibió el impacto mayor en
sus economías. En efecto sus ingresos fijos, no recibieron el correlativo suficiente y su devaluación en gran
medida. A las disposiciones de estabilización siguió una sucesión de cierres de fábricas y pequeñas empresas
que aumentaron la desocupación, a lo cual contribuyo, también, la desocupación creada por el sector fiscal, a
la vista de la disminución de los gastos públicos. Un registro estadístico de las huelgas de hambre, brazos
caídos o “trabajo a desgano” seguramente daría a este periodo de cuatro años, un record impresionante, en
comparación con las que se sucedieron en los últimos 25 años. 
 

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