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Materiales para Una Historia de La Antipsiquiatría: Balance y Perspectivas
Materiales para Una Historia de La Antipsiquiatría: Balance y Perspectivas
Tatiana Castillo-Parada
Centro de Acción Crítica en Salud mental y del
colectivo “Autogestión Libre-mente” (Chile)
Resumen
El siguiente artículo presenta una reconstrucción histórica de la
antipsiquiatría como movimiento amplio de denuncia u oposición,
alternativas y resistencias hacia a la mirada convencional que la
psiquiatría institucional ha expresado en el campo político y social. A
partir del análisis histórico de diversos colectivos y movimientos
sociales, investigadores, académicos e intelectuales de orientación
crítica, se establece una recopilación breve y muy esquemática de los
principales ciclos históricos que ha presentado la antipsiquiatría
como movimiento contra-hegemónico, acentuando algunos de sus
principales postulados, destacando bajo qué condiciones aquellas
iniciativas han tenido existencia y qué consecuencias e implicancias
han tenido en el espacio social. Finalmente, se establece un balance
provisorio de sus herramientas conceptuales de acuerdo a los
conceptos de oposición en red y política de alianzas así como las
perspectivas críticas y radicales que presenta este movimiento como
horizonte político.
Palabras clave: antipsiquiatría, contra-hegemonía, movimientos
sociales, psiquiatría crítica
Abstract
The present article carries out a historic reconstruction of
antipsychiatry as a wide movement of exposure or opposition,
alternatives and resistance towards a conventional perspective that
institutional psychiatry has expressed in the social and political field.
Throughout the historical analysis of various collectives and social
169
170 Cea-Madrid y Castillo-Parada
Introducción
La antipsiquiatría nace en los años 60, una época en que los movimientos
sociales se oponían a toda forma de dominación y luchaban por los
derechos de autonomía de toda diversidad, incluida la locura (Oliveira,
2011). En este contexto nace un movimiento crítico que cuestionaba los
fundamentos, prácticas e implicancias de la psiquiatría institucional. Su
esencia era la crítica del saber psiquiátrico en tanto institución de verdad y
mecanismo de poder, su voluntad de cambio apuntaba a construir nuevas
formas de pensar y abordar las diferencias subjetivas, teniendo como eje el
rechazo a la realidad establecida y la búsqueda de alternativas como
proyecto político (Marcos, 1979).
El recorrido histórico de la antipsiquiatría es diverso y multifacético.
Muchas corrientes y perspectivas han rechazado situarse en esta línea de
pensamiento y otras iniciativas se han reconocido propiamente en ese
ámbito presentando diferencias esenciales entre ellas (Tizón-García, 1972;
Double, 2006; Heaton, 2006; Whitley, 2012). Sin embargo, más allá de una
definición rigurosa o una limitación estricta de sus lineamientos
fundamentales, en este trabajo se reunirán y condensarán experiencias
diversas bajo el término de antipsiquiatría con el interés de comprender un
Antipsiquiatría clásica
La corriente denominada “antipsiquiatría clásica” (Pérez-Soto, 2012)
representa un movimiento impulsado durante los años 60’ desde el ámbito
principalmente intelectual y profesional, influenciado por las ideologías
radicales, revolucionarias y anti-autoritarias que fueron parte de una
época inundada por el espíritu de lucha y la voluntad colectiva de
transformación social (Cooper, 1970; Oliveira, 2011). Para este
movimiento, las condiciones de segregación y encierro de la institución
asilar expresaban el carácter opresivo de la psiquiatría al interior de la
sociedad, haciendo visible la denuncia de esta disciplina como una
ideología de control social para la adaptación al orden establecido, un
instrumento de dominación del poder de la razón sobre la locura. Estos
postulados sentaron las bases que motivaron y dieron sentido a las
banderas de lucha que enarbolara la “antipsiquiatría clásica”.
1Una excepción muy interesante de destacar fue la participación conjunta de Leonard Roy Frank,
Wade Hudson, Franco Basaglia y David Cooper, junto a otros participantes vinculados al
movimiento antipsiquiátrico “clásico” y organizaciones de “sobrevivientes” de la psiquiatría, en el
Alternativas a la psiquiatría
La potencialidad crítica de la “antipsiquiatría clásica” culminó al
concretizarse algunos de los ejes centrales del movimiento: promover
iniciativas de reforma psiquiátrica y procesos de desinstitucionalización
como superación de las condiciones de segregación y encierro del modelo
asilar (Galende, 1990; Novella, 2008). A su vez, la radicalidad y autonomía
de las agrupaciones de “ex-pacientes” o “sobrevivientes de la psiquiatría”
se vio limitada al verse incorporadas por la institucionalidad, estableciendo
relaciones de dependencia económica, perdiendo su autonomía (Blais,
2002). Por otra parte, los procesos de desinstitucionalización y reforma
psiquiátrica incorporaron una serie de profesionales no médicos para su
desarrollo. La creación de servicios comunitarios promoverá la integración
Conclusiones
Al final de este recorrido histórico, es posible advertir que el concepto
antipsiquiatría reúne un entramado diverso de significados, prácticas,
corrientes y perspectivas. En este sentido, la antipsiquiatría no es un
movimiento homogéneo, más bien constituye una estrategia general de
ruptura con la tradición psiquiátrica dominante. Como movimiento político
y social en oposición al discurso oficial, históricamente no sólo ha
representado perspectivas paralelas y alternativas, también movimientos
reticulares y ascendentes de carácter contra-hegemónico. Así, luego de
haber realizado la reconstrucción histórica de la antipsiquiatría, es posible
establecer un balance conceptual y evaluar las perspectivas políticas que
encarna este movimiento, a partir de tres puntos fundamentales.
En primer lugar, la antipsiquiatría como movimiento histórico, desde
sus inicios ha expresado una estrategia de resistencia y colaboración en
red, es decir, un espacio de lucha compartida y acciones comunes sin
unidad de pensamiento, conjunto doctrinal o praxis estandarizadas
(Cooper, 1978; Marcos, 1979). En este sentido, la antipsiquiatría expresa
un espíritu de lucha y resistencia que reúne experiencias asociativas y
patrones de reciprocidad en la construcción de nuevos imaginarios y
formas de acción colectiva en el campo social. El recorrido histórico de la
antipsiquiatría, expresa un objetivo común: oponerse a la hegemonía de la
psiquiatría dominante. Gramsci (2004) definió como hegemonía el poder de
los sectores dominantes para convencer a los grupos subalternos de que
sus intereses coinciden con los suyos, obteniendo a partir de ahí un
consenso general que les incluye aun cuando sea de manera subordinada.
A través de este concepto, se puede ver cómo el desarrollo histórico de la
antipsiquiatría implica un camino de ruptura con las instituciones
dominantes y una línea de apertura hacia procesos autonómicos y
alternativos, con la finalidad de liberar a sujetos y colectividades del marco
de la hegemonía psiquiátrica.
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