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LA EDUCACIÓN: UN DESAFÍO EPISTEMOLÓGICO PARA COMPRENDER

SUS SENTIDOS.

MsC. Tirso Hernández

En el transcurrir histórico muchos filósofos y estudiosos de la educación han


disertado el sentido de ésta en cada momento histórico. Desde Sócrates y Aristóteles
en la Antigüedad hasta las más actuales tendencias en Ciencias de la Educación, han
propuesto sus postulados teóricos reflexionando sobre la educación y sus tendencias,
pudiéndose resumir éstas en tres grandes vertientes epistemológicas, que parten de las
primeras acepciones etimológicas que ha tenido la palabra Educación desde tiempos
remotos.

La reflexión sobre la educación es importante porque de ella depende el desarrollo


integral de los ciudadanos y el progreso de una nación. De la educación depende
cómo el hombre se desenvuelve en la sociedad. Los modelos educativos en el mundo
han sido variados, y también variadas son las repuestas del individuo ante su medio.
La educación permite que éste desarrolle sus potencialidades cognitivas, sus destrezas
y habilidades en la complejidad del hacer cotidiano, su mundo psico-socio-afectivo se
vuelve más sensible para actuar frente al otro, y su condición física se adecua al
medio ambiente.

La lexía educación deriva del latín con dos acepciones que comparten el mismo
campo semántico: "educare" (criar, alimentar), y "educere" (sacar de, amaestrar). No
obstante, cada una de ellas tiene su propio rasgo semántico definitorio, el cual es el
alcance epistemológico de cada una de ellas. En la primera sólo se enfatiza el dar
conocimiento, mientras que la segunda se centra en el ser humano activo, que
construye su propio conocimiento y lo usa para desarrollarse en todas sus
dimensiones.

Con respecto a las anteriores apreciaciones Segura, J. (2014:26) afirma que


"educere extrae lo que existe en potencialidad en el sujeto de educación o educando,
mientras que educare significa formar, instruir y guiar en una dirección determinada".
Con sus apreciaciones Segura traza una línea direccional que apunta a que en la
historia de la educación en el mundo "se ocupó más de la trasmisión y guía que de la
explotación o extracción (...) de las potencialidades intelectuales, culturales, morales y
estéticas del educando,..." Esto se institucionalizó desde la Edad Media hasta el Siglo
XX, con el nacimiento de epistemologías constructivistas, que defienden que el ser
humano aprende más por sus propias potencialidades cognitivas que por la
transmisión de información que brinda el docente, quien se convierte en esta
tendencia educativa en facilitador de aprendizaje y acompañante del estudiante en su
proceso de aprendizaje.

Haciendo énfasis en la segunda acepción existen tres direccionalidades diferentes,


desde las cuales se visualiza el proceso de enseñanza aprendizaje, de éstas el autor
comparte aquella que defiende la idea de que el estudiante es el centro del proceso
educativo y del aprendizaje, y en torno a él y a su medio es que deben gerenciarse los
procesos educativos. Por esta razón, en el territorio inconcluso y en tensión de las
reflexiones en torno a la educación, se privilegia en esta disertación la idea de que la
educación es un "proceso multidireccional y multiformato a través del cual se
transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar; o de vinculación y
concientización cultural, moral y conductual, o de socialización formal de los
individuos de una sociedad" (Segura, 2014:26).

De acuerdo a lo señalado supra, se reafirman los ideales Miaralet (1976) sobre los
actores del sistema educativo, sus interrelaciones y los medios que usan para ello.
Actualmente los actores tradicionales del proceso de enseñanza-aprendizaje ya no son
docentes y estudiantes, donde el primero es quien dirige el proceso y el segundo es
sólo un receptor de conocimientos con técnicas repetitivas y mecaánicas. Ese ser
pasivo que era el estudiante se convirtió en el eje central del proceso educativo, es el
creaedor de sus propios conocimientos, decide qué aprender y cómo aprenderlo. Se
acompaña de técnicas interactivas para la apropiación del conocimiento, no sólo
recurre a su profesor y a los libros, sino que también se vale de los massmedia y de la
Tecnología de Información y Comunicación para complementar su educación y sus
procesos de aprendizaje.

El docente de ese estudiante activo e interactivo está formado para facilitar el


aprendizaje y para direccionar de alguna manera la educación, por lo que los
epistemes educativos que guían estos procesos educativos proporcionan los métodos y
técnicas interactivas que el docente ha de usar en su praxis educativa, en función de
estas ideas deja de ser el dador de clases que llena la memoria del estudiante, que
usaba métodos y técnicas repetitivas y memorísticas. También el docente debe
transitar por los senderos complejos de la educación en pleno Siglo XXI, una
educación en la que la ciencia y la tecnología hacen gigantescos avances, quedando
obsoletas ideas y quehaceres de un día para otro.

La educación del Siglo XXI exige de los actores educativos desafíos


epistemológicos, metodológicos y ontológicos para hacer del ciudadano de hoy un ser
humano completo y comlejo. De tal forma en el Siglo de la Pedagogía como
hiperciencia, el compromiso de los docentes es aceptar el reto de las actuales
innovaciones educativas que van a la par de las innovaciones tecnológicas. Del
docente en el estrado más alto desde donde transmitía sus cocimientos a los
estudiantes, se pasa al docente que está al lado de ellos, o en otros casos distanciado
físicamente, con una comunicación muy interactiva y mediados ambos actores
educativos por un computador u otro medio de tecnología de avanzada en las
telecomunicaciones.

Los escenarios actuales en la Pedagogía y en las Ciencias de la educación invitan


a quienes participaan del hecho educativo a estar constantemente en proceso de
actualización de conocimientos y de capacitación en las nuevas tecnologías
educativas, y en los nuevos mecanismos educativos que posibiliten el "educere" y no
el "educare".

REFERENCIAS.

Miaralet, Gastón (1976) Ciencias de la Educación. España: Oikos-tau Ediciones.

Segura, Juan (2014). Yo qué sé. La Educación Argentina en la Encrucijada. Buenos


Aires: Editorial Dunken.

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