Está en la página 1de 8

Universidad De Oriente

Núcleo Bolívar

Escuela de Ciencias de la Salud

Departamento de Enfermería

Unidad Numero 6

Prof: Bachilleres

Lic. Yeniffer Devera Ana Pérez

Mayra Yanez

Cortez Nathaly
Tercer grado

Una quemadura de tercer grado penetra por todo el espesor de la piel;


incluyendo terminaciones nerviosas, vasos sanguíneos, linfáticos, etc. Se
destruyen los folículos pilosebáceos y las glándulas sudoríparas, se
compromete la capacidad de regeneración. Este tipo de quemadura no duele al
contacto, debido a que las terminaciones nerviosas fueron destruidas por la
fuente térmica.

Signos:

• Pérdida de capas de piel.

• A menudo la lesión es indolora, porque los nervios quedan inutilizados


(puede que el dolor sea producido por áreas de quemaduras de primer grado y
segundo grado que a menudo rodean las quemaduras de tercer grado).

• La piel se ve seca y con apariencia de cuero.

• La piel puede aparecer chamuscada o con manchas blancas, cafés o


negras.

• Ruptura de piel con grasa expuesta.

• Edema.

• Superficie seca.

• Necrosis.

• Sobre infección.

Causas:

• Fuego.

• Exposición prolongada a líquidos u objetos calientes.

• Contacto con electricidad.

• Explosiones.
Cuarto grado

Hay daños de músculos y huesos. Suelen presentarse en quemaduras por frío


extremo y congelación. Puede desembocar en necrosis y caída de las
extremidades (brazos o piernas).

Las quemaduras también se clasifican en base a su extensión:

Menores: Cuando la superficie corporal no rebasa del 10% de la superficie total


del cuerpo.

Moderadas: cuando la superficie lesionada esta entre un 10-20% de la


superficie total del cuerpo.

Severas: cuando la superficie total dañada rebasa el 20% y más.

Basándonos en su extensión se aplica la regla de Pulasky y Tennison, mejor


conocida como la regla de los nueve

Fracturas

Casi la mitad de los niños, nada menos que un 42 por ciento, tiene
posibilidad de sufrir una fractura de hueso a lo largo del periodo de crecimiento.
En la niñas, tal vez porque participan en juegos menos acitvos, la probabilidad
es algo menor, del 27 por ciento.

Las fracturas de huesos en los niños son episodios bastante habituales,


aunque normalmente se resuelven en poco tiempo y sin dejar secuelas. La
fractura más frecuente en la infancia se produce en los huesos del antebrazo
(radio o cúbito) y en el codo, y aproximadamente tres de cada cuatro fracturas
de antebrazo en los niños involucran el extremo del radio que corresponde a la
muñeca.

Al ser los huesos de los niños diferentes a los de los adultos (son mas
elásticos, más porosos), las fracturas también son diferentes, y por tanto el
tratamiento suele ser más sencillo debido a la alta capacidad de regeneración y
remodelación del esqueleto en crecimiento.
Clasificación de las fracturas de huesos en los niños

Tienen patrones muy característicos y bien diferenciados de los adultos.


Dependiendo de sus características, las fracturas en los niños se clasifican en:

• Fractura de Torus (del latín cordón). También se conoce como “fractura


de toro”, “fractura en rodete” o “caña de bambú”: La capa superior del hueso es
comprimida, causando que el otro lado se doble hacia afuera del cartílago de
crecimiento. Es una fractura estable y no hay desplazamiento de los huesos.

• Fractura en tallo verde: recibe ese nombre porque el trazo de la fractura


es similar al producido cuando se intenta romper un tallo verde. No se quiebra
completamente sino que se produce una inflexión del hueso desde sus
extremos.

• Fractura del cartílago de crecimiento: se produce en las placas


epifisarias, placas compuestas cartílago cerca de los extremos de los huesos, y
puede tener repercusión en el crecimiento de ese hueso.

• Fractura metafisaria: la fractura cruza la porción superior o inferior del


cuerpo del hueso y no afecta al cartílago de crecimiento.

Fracturas más frecuentes en los niños

• Fractura de antebrazo y codo: son las más frecuentes en la infancia por


caídas sobre la mano.

• Fractura de tobillo y tibia: puede presentarse al torcerse o doblarse el pie


hacia arriba. Frecuentemente ocurren como consecuencia de una caída, un
golpe, un accidente o la práctica de algún deporte.

• Fractura de húmero: puede producirse en recién nacidos por un parto


dificultoso. También la pueden presentar niños mayores por un golpe muy
fuerte.

• Fractura de clavícula: puede producirse durante el parto, especialmente


en niños de gran tamaño o partos difíciles. Se resuelven sin secuelas. También
se puede dar en los niños mayores por un golpe fuerte en el hombro.
Tratamiento de las fracturas en los niños

Las fracturas en los huesos de un niño comienzan a soldar mucho más


rápido que los huesos de un adulto. Por tanto, si se sospecha que el niño
puede haber sufrido una fractura porque hay dolor o hinchazón, es importante
que reciba atención médica de forma inmediata. Así los huesos se podrán fijar
para que empiecen a soldar adecuadamente.

Cuando hay sospecha de fractura se debe inmovilizar la extremidad del


niño hasta llegar al centro de asistencia.

Cada fractura tiene su tratamiento específico, dependiendo además de


la edad del niño, pero en términos globales, el objetivo es conseguir la
consolidación del hueso de forma rápida y efectiva, evitar los desplazamientos
y evitar la aparición de complicaciones.

Las fracturas leves sólo requieren de una férula o yeso durante 3 o 4


semanas hasta que suelden.

Las fracturas más severas pueden requerir que el médico tenga que
manipular los huesos para alinearlos debidamente y pueden necesitar
inmovilización durante más tiempo.

La cirugía en caso de fractura en los niños está indicada cuando hay


desplazamientos, cuando los huesos no pueden alinearse de forma manual,
cuando los huesos se han fracturado pasando a través de la piel o cuando han
comenzado a soldarse en una posición incorrecta.

Cuidados Posoperatorios en niños

El niño, en el periodo posanestésico, será vigilado en la sala de


recuperación por pediatra capacitado para el caso, que cuente con lo necesario
para enfrentarse a casos de urgencia (intubación laríngea o masaje cardíaco).
Los signos vitales deberán registrarse cada 10 minutos hasta su completa
estabilización; ante la sospecha de atelectasia, la aspiración y los cambios de
posición resultan de extrema ayuda. El traslado del niño a su cuna se realizará
en una incubadora portátil o en camilla, una vez que la recuperación
posanestésica esté completa. El lugar destinado para el paciente deberá estar
arreglado de acuerdo con las normas generales de la enfermería pediátrica o
con indicaciones especiales de ambiente húmedo oxigenado para fluidificar las
secreciones (se usa también acetilcisteina, isoproterenol, mucomyst o alupent).
También es posible que la vigilancia de la sonda endotraqueal continúe.

La succión nasogástrica o gastrostomía se emplea durante horas o días


en la mayor parte de los casos de cirugía abdominal pediátrica; ésta se retirará
después de que haya cedido la parálisis intestinal, lo que se manifestará por la
presencia clínica de peristaltismo intestinal a la auscultación del abdomen del
niño menor, por la seguridad de la expulsión de gases por el ano y, en el niño
mayor, por la decoloración del líquido extraído por succión o por la franca
disminución del mismo. Cuando la distensión abdominal persista, la dureza
parietal continúe o la extracción de líquido verdoso persista, habremos de
suponer una complicación infecciosa o mecánica que requerirá seguramente
nueva intervención exploradora.

La administración de antibióticos estará sujeta a lo séptico que haya


resultado la intervención o a las complicaciones infecciosas concomitantes
(como se mencionó en la sección de periodo preoperatorio). La sedación del
dolor estará condicionada a los casos en que el trauma quirúrgico haya sido
considerable para la edad, cuando no exista hiperreactividad del niño o alguna
contraindicación y se quiera favorecer el llanto y los movimientos.

La temperatura debe regularse, sobre todo en los niños que tienden a


presentar convulsiones, pero se deberá respetar, cuando ello sea posible, con
fines de diagnóstico (fiebre, deshidratación o infección). En recién nacidos y
lactantes, los movimientos respiratorios provocados (llanto), la movilización
pasiva, el cambio de posición y la fricción son factores coadyuvantes para el
restablecimiento. En niños mayores, los ejercicios respiratorios y corporales así
como la deambulación precoz harán más rápida la convalecencia y el ajuste

En este período el recurso principal de apoyo emocional para los niños


serán suspadres. Sin embargo, se debe preparar en forma adecuada a éstos
sobre lo queverán cuando su hijo regrese del quirófano.El período inmediato es
crítico, el paciente debe ser vigilado atentamente.Debe recibir apoyo físico y
psíquico constante, hasta que los principalesefectos de la anestesia hayan
desaparecido y el estado general se haya estabilizado.

VALORACION

1. Respiración: * Permeabilidad de vía aérea

* Profundidad, frecuencia, carácter.

2. Circulación: * Pulso, temperatura, presión arterial.Color y temperatura


cutánea. Relleno capilar.

3. Estado neurológico: * Nivel de conciencia.

4. Herida operatoria: * Exudados.Tubos que se deben conectar a los sistemas


de drenaje.

5. Bienestar: * Dolor, naúseas y vómitos. Niño en posición cómoda y que


favorezca la ventilación.

6. Seguridad: * Necesidad de barandas.

7. Aparatos: * Líquidos intravenosos: velocidad, volumen en la bolsa,


permeabilidad del sistema de goteo. Sistemas de drenajes: tipo de
permeabilidad del sistema, conexión al recipiente adecuado, carácter y
volumen de drenaje.

ACTIVIDADES

1. Revisar la ficha clínica del niño:

 Diagnóstico postoperatorio.
 Tipo de operación.
 Tipo de reposo.
 Régimen.
 Tipos de medicamentos a administrar.
 Anestesia.
 Pérdida de líquidos.
 Alguna indicación especial.
2. Valorar el estado de conciencia del niño.

3. Permeabilidad vía aérea.

4. Controle signos vitales.

5. Permeabilidad de fleboclisis.

6. Balance hídrico: Líquidos parenterales, drenajes, etc.

7. Administración de medicamentos por microgoteo: analgésicos, antibióticos.

8. Revisión de herida operatoria: apósitos, drenajes.

9. Uso de barandas e inmovilización de extremidades (SOS).

10. Prevenir infecciones.

11. Cambio de posición en las cirugías que lo permitan. (prevención de


escaras).

12. En los niños más grandes emplear frascos para soplar, toser, voltear cada

dos horas.

13. Reportar un drenaje o hemorragia excesivas al médico.

14. Reforzar apósitos según sea necesario.

15. Fijar los pañales debajo de las heridas operatorias (cuando se pueda).

16. Explicar a la familia sobre el diagnóstico postoperatorio e intervención

realizada.

17. Estimular el cuidado del niño por parte de los padres.

18. Permitir las visitas de los padres.

19. Proporcionar una buena higiene personal.

20.Permitirle que tenga sus juguetes u objetos favoritos.

También podría gustarte