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La suscri , Elizabeth Lira Kornfeld, psicóloga, en mi condición de perita ofrecida por las
víctimas y sus representantes en el caso "Campo Algodonero: Claudia Ivette González,
Esmeralda Herrera Monreal y Laura Berenice Ramos Monárrez Casos No. 12.496, 12.497 Y
12.498", presento ante esta Honorable Corte Interamericana de Derechos Humanos el siguiente
peritaje en relación a la demanda interpuesta por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos contra el Estado mexicano, y declaro solenmemente que ejerceré mis funciones con
todo honor y toda conciencia.
N° 12,496, Informe 16105 sobre Claudia Ivette González. Esta víctima forma parte del caso
conocido en Ciudad Juárez (Estado de Chihuahua, México) como "el Campo Algodonero",
donde ocho jóvenes sufrieron cautiverio y asesinatos violentos con móviles sexuales.
El informe señala que Claudia Ivette, de 20 años fue reportada como desaparecida en noviembre
de 2001; Es peticionaria la señora Josefina González, madre de la víctima y la Red Ciudadana de
NO Violencia y Dignidad Humana. En el informe se establece que la Sra. González recibió malos
tratos de parte de las autoridades desde el inicio de la búsqueda de su hija. Se señala además que
sobre las denuncias e informes oficiales correspondientes a la desaparición de Claudia se detectó
una trayectoria de obstrucciones al debido proceso. Ambos aspectos han sido destacados por
cuanto la familia describe que ha sido tratada "sin compasión ni respeto a su dignidad" en
presencia de sus representantes legales de defensores de derechos humanos y otros testigos.
Informe Psicológico Forense del caso 12,498, Informe 18/05 sobre la situación de Laura Berenice
Ramos Monárrez que forma parte del caso conocido en ciudad Juárez como "el Campo
Algodonero", donde ocho jóvenes sufrieron cautiverio y asesinatos violentos con móviles
sexuales.
Las enfermedades físicas y psicológicas que presenta la Sra. Monárrez se entienden como una
reacción ante la pérdida traumática de su hija, las que han adquirido una cronicidad progresiva
dada la imposibilidad de cerrar la situación que le afecta desde el punto de vista judicial, político
y social. De acuerdo al informe en referencia, las actuaciones de las autoridades han agravado la
condición de salud mental y física de la familia principalmente debido a la imposibilidad d
identificar a su hija durante mucho tiempo y poder darle sepultura, afectando severamente las
condiciones del duelo familiar.
He leído y analizado los testimonios de otras 9 víctimas, anteriores y posteriores a los casos en
litigio, que ilustran un contexto de crímenes con características semejantes y en los que se
destaca la indefensión de las familias y el mal trato de funcionarios en las distintas instancias
policiales y judiciales. Doy importancia a estos testimonios en cuanto confirman las
características de las desapariciones de estas mujeres, las condiciones en las que han sido
encontrados algunos cuerpos, la penosa trayectoria de las familias tras las huellas de sus hijas así
como las reacciones físicas y emocionales ante el hecho traumático que deviene en cuadros
crónicos que se agravan con el paso del tiempo, constituyendo a la familia de la desaparecida
como víctima de estos hechos.
Tanto los testimonios registrados como los informes periciales que se mencionan caracterizan
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otros casos los cuerpos no habrían sido encontrados. Los testimonios e informes disponibles
indican que en la mayoría de los casos las familias no han contado con e! apoyo adecuado de las
instancias policiales ni gubernamentales para encontrar a las desaparecidas después de la
denuncia de su desaparición; tampoco para identificar plenamente a las víctimas al aparecer
cadáveres anónimos ni para esclarecer el crimen e identificar y sancionar a los responsables. La
denuncia de casos análogos a los que corresponden a las víctimas de este informe, lleva más de
15 años en la comunidad en que ha ocurrido, afectando principalmente a sectores sociales
vulnerables. Se trata en la mayoría de los casos de jóvenes adolescentes que no tienen más
protección que la de sus familias y que han debido trabajar precozmente para contribuir a la
subsistencia del grupo familiar, combinando estudios y trabajo en condiciones muy difíciles
como se puede apreciar en los testimonios de los casos mencionados.
Las madres relatan que se les ha insistido- por parte de autoridades, policías y funcionarios- que
la responsabilidad de! desaparecimiento radica en la conducta de la propia desaparecida,
señalando que dicha conducta era moralmente reprochable. Estos juicios producen confusión y l
angustia en los familiares, especialmente en aquellos casos en que les consta que la vida que .
llevaban sus hijas no concuerda con estas versiones, como ocurre en la mayoría de ellos. Las
madres insisten en e! agravio experimentado por la negligencia de las autoridades y la
inhumanidad con que han sido tratadas, subrayando en cada caso el padecimiento agravado por
ese maltrato, por desalentar la denuncia que tal vez hubiera permitido encontrarlas con vida y por
la falta de información durante todo el proceso.
Como queda constancia en los informes y testimonios examinados la mayoría de los familiares
han experimentado trastornos del ánimo y del sueño, síntomas angustiosos y depresivos,
irritabilidad y labilidad emocional y muy posiblemente otras alteraciones emocionales que no se
registran específicamente. La mayor parte de las enfermedades y malestares son atribuidos a la
experiencia traumática provocada por la desaparición de su hija (madre, hermana, sobrina, nieta
etc). Los casos que corresponden a esta presentación han sido evaluados psicológicamente y se
ha concluido que presentan un trastorno emocional severo descrito como estrés post traumático
que se ha hecho crónico. A ello se agrega la vivencia de un duelo alterado permanente que
incluye al grupo familiar y que no cesa, porque para dar curso a un proceso de duelo normal se
requieren las formalidades culturales y sociales que permitan dar por terminado el proceso de la
búsqueda, asumiendo la muerte efectiva de la hija perdida con las evidencias necesarias para
cerrar definitivamente los aspectos policiales y legales del caso. Los duelos son procesos
idiosincráticos, es decir se expresan de acuerdo a la manera de ser de la persona, de acuerdo a su
cultura, de sus creencias e ideas acerca de la muerte, de acuerdo a la edad y al vínculo con la
persona perdida. Se puede decir que en estos casos el nudo del proceso ha sido la separación y la
pérdida permanente de la hija, sin posibilidad de cierre afectivo, toda vez que la identificación de
restos ha sido imposible o razonablemente dudosa y no ha sido posible ritualizar legal y
culturalmente el proceso de asumir que su hija (su familiar) se encuentra muerta.
El desaparecimiento instala en la familia los efectos de una separación forzosa, de una ausencia
indefinida, el temor por la suerte del desaparecido y la fantasía de la muerte. ¿Cómo procesar la
pérdida de alguien que no está más, que sin embargo está cada día presente en la vida cotidiana
de quienes lo aman? ¿Cómo procesar la ausencia como una separación forzosa pero t~ansitoli~.,'."--'~'1
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subyace el temor de que haya sido asesinada? ¿Cómo reconocer el dolor por su ausencia si está
teñido por el miedo? La violencia ejercida sobre las familias se ha mantenido al 'prolongarse la
incertidumbre sobre el destino y el paradero de su familiar obligando a vivir la desaparición como
si hubiese sido el resultado de una decisión de la víctima, sabiendo que se trata de un crimen que
debería ser esclarecido.
En síntesis, estas familias han sido afectadas por una situación criminal que es el
desaparecimiento y el asesinato de sus hijas, dislocando todos los elementos que constituyen su
identidad y que les permiten funcionar como familia protegiendo y ayudando a crecer a sus
miembros. Esos miembros viven individual y colectivamente la experiencia traumática de la
desaparición y sus consecuencias, que se cronifica con el paso del tiempo al no tener resolución
efectiva.
El sujeto víctima es la familia, al mismo tiempo que cada uno de sus miembros. Pero no lo es
solamente por el hecho criminal. La familia es víctima porque secundariamente a la situación
inicial de la desaparición han sido objeto de un trato discriminatorio permanente que se
manifiesta en a) falta de información por parte de las instituciones oficiales ante la situación
denunciada .• de.:la .desapª!ición de .su •hija b) la falta •de.respuestas •adecuadas, oportunas •y
eficientes a lasdemandas concretas de los familiares e) la negligencia de las autoridades en
relación a los procesos de identificación entregando informaciones confusas o equivocadas, lo
que ha afectado severamente a las posibilidades de cierre de la situación e impidiendo el duelo de
las víctimas. d) la falta de verificación o de acceso a los cuerpos y la cremación borrando las
evidencias sobre la forma específica en que la víctima encontró la muerte. e) La estigmatización
de las víctimas y sus familias por su condición de pobreza y f) la sospecha de los familiares de
que la investigación judicial del caso no garantiza ni el conocimiento del destino final de la
víctima, ni la identificación y castigo de los responsables; es decir se confirma la desprotección y
la inseguridad jurídica de los familiares y la impunidad del crimen. De acuerdo a nuestra
experiencia los efectos son acumulativos.
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relevante en las posibilidades y rehabilitación de esas familias. Para ello se requiere diseñar un
programa específico de reparaciones en relación con los daños que presentan las personas y
familias:
La reparación de las víctimas debe estar en relación con el daño causado y con el conjunto de
elementos que concurren a agravarlo.
1.- Se ha destacado el impacto de la desaparición en una familia sobre la salud física y mental
de cada uno de sus miembros, por su origen traumático y por su cronificación progresiva. La
primera medida y la más inmediata es exigir que estas familias sean tratadas con dignidad y
respeto en todas las instancias policiales, judiciales, políticas y sociales en las que deben y
deberán entrar en contacto a causa de la desaparición de su hija. Se requiere cuidar que no
agravar la victimización secundaria de la cual han sido objeto las familias, cuidando el trato
respetuoso y la consideración que su situación amerita.
2.- Tal como fue señalado por las peritas mexicanas se recomienda que se les realice un
diagnóstico integral de salud y tratamiento que sean aceptados por la familia y validados por
expertos y agentes de la Red Ciudadana de NO Violencia y Dignidad Humana, cuidando que
no sean expuestos a nuevas condiciones de maltrato en las redes públicas del Estado.
3.- Una vez obtenido el diagnóstico integral es preciso garantizar que recibirán atención
médica y psicológica adecuada y por el tiempo que sea necesario a fin de lograr la
rehabilitación física y mental que requieren.
6.- Las familias deben contar con un acompañamiento psicosocial durante todo el tiempo que
dure el litigio, pero especialmente en todas las acciones vinculadas al recono~te;.--\
exhumación y sepultura de los restos de sus hijas. r--- JARP,_ '
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En cuanto a la identificación de la desaparecida:
1.- En relación con los casos de este grupo se requiere asegurar la identificación de las
víctimas sobre las cuales no hay todavía identificación satisfactoria, ya sea porque
permanecen sin identificar o porque existen dudas sobre su identidad. La posibilidad de
hacer el duelo de los familiares depende del cierre del caso, es decir de la correcta
identificación de la desaparecida, de un ritual funerario y una sepultura digna de sus
restos cuando sean encontrados.
l.-La salud mental de los familiares de las víctimas tiene estrecha relación con la
afirmación del derecho a la verdad y la justicia y con las medidas de reparación para cada
una de las familias, especialmente porque estos crímenes han tenido una fuerte
connotación pública que ha repercutido sobre la vida de las familias y de cada uno de sus
miembros.
2.- Por esta razón se requiere establecer expresamente medidas de desagravio a la honra
de las víctimas en los medios de comunicación masiva reafirmando el derecho de toda
persona y de cada una de estas víctimas a ser respetada en su honra y en su dignidad.
En cuanto a la Impunidad:
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Como puede apreciarse la rehabilitación de las víctimas implica estimar de manera
integral el daño padecido en la familia, en la comunidad y en la sociedad y se basa
principalmente en el reconocimiento de los derechos y de la dignidad de cada uno de las y
los afectados por estas situaciones considerando medidas de reparación adecuadas,
oportunas y eficaces.