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Caso González y otras Vs México

"CampoAlgodonero": Claudia Ivette González,


Esmeralda Herrera Monreal y
Laura Berenice Ramos Monárrez
Casos No. 12.496, 12.497 Y12.498

CECILIAMEDINA QUIROGA, PRESIDENTA


Atención

SR. PABLOSAAVEDRA ALESSANDRI, SECRETARIO 27 ABR 2009


CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS
Presenta-

En resolución del 18 de marzo del presente, la Presidenta de la Corte Interamericana de Derechos


Humanos, me convocó a presentar un peritaje, vía affidavit, respecto del caso "Campo
Algodonero: Claudia Ivette González, Esmeralda Herrera Monreal y Laura Berenice Ramos
Monárrez Casos No. 12.496, 12.497 Y 12.498", para considerarse en el marco de la audiencia
pública del caso durante el XXXIX Período Extraordinario de Sesiones de la Corte
Interamericana, a celebrarse en la República de Chile, en la Ciudad de Santiago, los días 28 y 29
de abril del presente mio.

La suscri , Elizabeth Lira Kornfeld, psicóloga, en mi condición de perita ofrecida por las
víctimas y sus representantes en el caso "Campo Algodonero: Claudia Ivette González,
Esmeralda Herrera Monreal y Laura Berenice Ramos Monárrez Casos No. 12.496, 12.497 Y
12.498", presento ante esta Honorable Corte Interamericana de Derechos Humanos el siguiente
peritaje en relación a la demanda interpuesta por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos contra el Estado mexicano, y declaro solenmemente que ejerceré mis funciones con
todo honor y toda conciencia.

Firmó y ratificó aNte mi doña Elizabeth Lira Kornfeld, en la calidad


en que comparece.-
Santiago, 21 de Abril de 2009.-
HU3338
Antecedentes
l.-He examinado los informes psicológicos realizados por Adriana Linares, Alejandra Orozco
Irigoyen, Feliza Daghmar Galindo Insurriaga, en calidad de peritos en dos casos que
corresponden al caso "Campo Algodonero"y he analizado los testimonios presentados en 9 casos
análogos a estos, los que me fueron proporcionados por profesionales relacionados con las
familias víctimas de Ciudad Juárez quienes me solicitaron este informe.

N° 12,496, Informe 16105 sobre Claudia Ivette González. Esta víctima forma parte del caso
conocido en Ciudad Juárez (Estado de Chihuahua, México) como "el Campo Algodonero",
donde ocho jóvenes sufrieron cautiverio y asesinatos violentos con móviles sexuales.

El informe señala que Claudia Ivette, de 20 años fue reportada como desaparecida en noviembre
de 2001; Es peticionaria la señora Josefina González, madre de la víctima y la Red Ciudadana de
NO Violencia y Dignidad Humana. En el informe se establece que la Sra. González recibió malos
tratos de parte de las autoridades desde el inicio de la búsqueda de su hija. Se señala además que
sobre las denuncias e informes oficiales correspondientes a la desaparición de Claudia se detectó
una trayectoria de obstrucciones al debido proceso. Ambos aspectos han sido destacados por
cuanto la familia describe que ha sido tratada "sin compasión ni respeto a su dignidad" en
presencia de sus representantes legales de defensores de derechos humanos y otros testigos.

La madre y la familia de la víctima han sido evaluadas con instrumentos psicológicos y


psiquiátricos y entrevistas basadas en los criterios psicológicos del Protocolo de Estambullos que
han permitido diagnosticar que la madre y los miembros de la familia presentan signos del
trastorno de estrés postraumático (TEPT) que puede ser descrito principalmente por las
reacciones angustiosas permanentes y generalizadas asociadas a toda circunstancia vinculada al
paradero de su hija, duelo alterado y enfermedades somáticas diversas, que han afectado su salud
y su calidad de vida. Los trastornos físicos y psicológicos que presenta en especial la Sra.
González se entienden como una reacción ante la pérdida traumática de su hija, los que han
adquirido una cronicidad progresiva dada la imposibilidad de cerrar la situación que le afecta
desdeel.¡:J.untQ.,de••vista.judicial,PQlitic? .y social. . Particular-menciónlllerecela. imposibilidad de
llevar a cabo los rituales acostumbrados para sepultar a su !i.Ija y la a1tenición del proceso de
duelo, dadas las condiciones de la desaparición y las adversas condiciones de la búsqueda de su
hija, la falta de esclarecimiento del crimen y la vulnerabilidad y desprotección percibida por la
familia desde el momento en que iniciaron las denuncias.

Informe Psicológico Forense del caso 12,498, Informe 18/05 sobre la situación de Laura Berenice
Ramos Monárrez que forma parte del caso conocido en ciudad Juárez como "el Campo
Algodonero", donde ocho jóvenes sufrieron cautiverio y asesinatos violentos con móviles
sexuales.

En el caso de Laura Berenice es peticionaria Benita Monárrez, su madre. La desaparición de su


hija de 16 años de edad ocurrió en noviembre de 2001; posteriormente fue hallado un cuerpo que
correspondería a Laura Berenice. De acuerdo al informe en referencia, desde el m.2m~!1!Q..e¡:I."lue""-"-1
se iniciaron las denuncias, la familia de la víctima declara que ha sido objeto de af:osos, ~sp~ \
y formas de intimidación sin que hayan sido identificados los autores, sokpedliapd<i\"'b ¡:lSJ () \
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funcionarios oficiales. Hasta septiembre del 2006, el cadáver de Laura Berenice n2Jt~l1í~itf~
plenamente identificado a pesar de las reiteradas peticiones de la familia, la que no Jirila~ !il~M~¡o­
al cadáver. Este fue cremado lo que dificultó su identificación, requiriendo otros análisis
forenses. .

La madre y la familia de la víctima han sido evaluadas con instrumentos psicológicos y


psiquiátricos y entrevistas basadas en los criterios psicológicos del Protocolo de Estambullos que
han permitido diagnosticar: Trastorno de estrés postraumático (TEPT) que puede ser descrito
principalmente por las reacciones angustiosas permanentes y generalizadas asociadas a toda
circunstancia vinculada a su hija, duelo alterado y enfermedades somáticas diversas que han
afectado su salud y su calidad de vida.

Las enfermedades físicas y psicológicas que presenta la Sra. Monárrez se entienden como una
reacción ante la pérdida traumática de su hija, las que han adquirido una cronicidad progresiva
dada la imposibilidad de cerrar la situación que le afecta desde el punto de vista judicial, político
y social. De acuerdo al informe en referencia, las actuaciones de las autoridades han agravado la
condición de salud mental y física de la familia principalmente debido a la imposibilidad d
identificar a su hija durante mucho tiempo y poder darle sepultura, afectando severamente las
condiciones del duelo familiar.

La tramitación de la denuncia enmarcada en una actuación oficial negligente y agresiva con la


familia de Laura Berenice ha expuesto a sus miembros a la reexperimentación del trauma al tener
que estar acudiendo continuamente a la Fiscalía a solicitar información y al estar involucradas en
un proceso judicial cuyas irregularidades exacerban la angustia y el padecimiento de la familia.
Las informaciones filtradas a la prensa por parte de las autoridades sin conocimiento de la familia
víctima, reagudizan su victimización y su impotencia ante las acciones estatales. Las peritas
mexicanas concluyen que la vida de la familia víctima cambió radicalmente en términos
negativos alterando su estado de salud psicológica, física, espiritual, familiar y social, agravado
por la indefensión y la impunidad del crimen.

He leído y analizado los testimonios de otras 9 víctimas, anteriores y posteriores a los casos en
litigio, que ilustran un contexto de crímenes con características semejantes y en los que se
destaca la indefensión de las familias y el mal trato de funcionarios en las distintas instancias
policiales y judiciales. Doy importancia a estos testimonios en cuanto confirman las
características de las desapariciones de estas mujeres, las condiciones en las que han sido
encontrados algunos cuerpos, la penosa trayectoria de las familias tras las huellas de sus hijas así
como las reacciones físicas y emocionales ante el hecho traumático que deviene en cuadros
crónicos que se agravan con el paso del tiempo, constituyendo a la familia de la desaparecida
como víctima de estos hechos.

Daño psicológico experimentado por las familias

Tanto los testimonios registrados como los informes periciales que se mencionan caracterizan
~na ~ituación inicial.de ~~cuestro y des.aparic~ón de mujeres en ~u mayoría meno~.e.~d}~'1ue-·l
finaliza con la localización de un cadaver días o meses despues de su desaparición, a~efl.c
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otros casos los cuerpos no habrían sido encontrados. Los testimonios e informes disponibles
indican que en la mayoría de los casos las familias no han contado con e! apoyo adecuado de las
instancias policiales ni gubernamentales para encontrar a las desaparecidas después de la
denuncia de su desaparición; tampoco para identificar plenamente a las víctimas al aparecer
cadáveres anónimos ni para esclarecer el crimen e identificar y sancionar a los responsables. La
denuncia de casos análogos a los que corresponden a las víctimas de este informe, lleva más de
15 años en la comunidad en que ha ocurrido, afectando principalmente a sectores sociales
vulnerables. Se trata en la mayoría de los casos de jóvenes adolescentes que no tienen más
protección que la de sus familias y que han debido trabajar precozmente para contribuir a la
subsistencia del grupo familiar, combinando estudios y trabajo en condiciones muy difíciles
como se puede apreciar en los testimonios de los casos mencionados.

Las madres relatan que se les ha insistido- por parte de autoridades, policías y funcionarios- que
la responsabilidad de! desaparecimiento radica en la conducta de la propia desaparecida,
señalando que dicha conducta era moralmente reprochable. Estos juicios producen confusión y l
angustia en los familiares, especialmente en aquellos casos en que les consta que la vida que .
llevaban sus hijas no concuerda con estas versiones, como ocurre en la mayoría de ellos. Las
madres insisten en e! agravio experimentado por la negligencia de las autoridades y la
inhumanidad con que han sido tratadas, subrayando en cada caso el padecimiento agravado por
ese maltrato, por desalentar la denuncia que tal vez hubiera permitido encontrarlas con vida y por
la falta de información durante todo el proceso.

Las familias se han sentido especialmente maltratadas cuando se enfrentan al reconocimiento de


los cuerpos y vestimentas de cadáveres que han sido encontrados mutilados y destruidos y
señalan que no se han realizado las investigaciones efectivas para garantizar la identificación de
esos cuerpos. Este antecedente pone en duda en la familia que los restos que les han sido
entregados para darles sepultura correspondieran a la identidad atribuida, sin embargo los
familiares no han tenido posibilidad de hacer valer su falta de certezas sobre el cuerpo entregado.
Los testimonios indican cómo las familias han sido estigmatizadas y maltratadas por los distintos
funcionarios con 19squeh¡¡11entradoen eo~tacto enlabúsqueda de sus hijas y por ello la
recépcíondé losrestos ño necesáriámentepérñííteiniciar un procese de duelo ni cerrar la etapa
de la búsqueda. En casi todos los casos la falta de investigación judicial y forense apropiada deja
abierta la duda acerca de! destino final de su hija y la desconfianza ante la información oficial,
manteniendo un estado emocional marcado por la angustia permanente y la imposibilidad de
procesar la pérdida y hacer el duelo.

Es importante señalar que en estos casos se observan dos hechos centrales:


- el impacto desorganizador y traumático de la desaparición de la hija sobre el conjunto de
la familia, haciendo sujeto del daño moral y emocional a la familia y,
- la mantención de este efecto sobre la salud física y mental de cada uno sus miembros de
acuerdo a su edad y vulnerabilidad debido a la prolongación indefinida de un proceso, que se
inicia con la búsqueda de la desaparecida pero que no se agota con el hallazgo de cadáveres ni
con la supuesta identificación de los restos, debido a la fragilidad de las evidencias que podrían
permi.tir r~con~cer efectivamente a la desapareci~a. La impuni~a? de estos crí~enes.- ~~!)Iihr'"~-'~l
expenencia de Impotencia, desamparo e indefensión de estas familias. ! ;-._~.-\ 0\
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En muchas familias la ausencia - desaparición de la hija ha podido ser vivida con ambivalencia y
culpa en relación con la desaparecida por no haber previsto el riesgo y por no haberla cuidado
adecuadamente. Esta percepción se agrava con la culpabilización efectuada por terceros que
atribuyen a las familias o a la propia desaparecida la suerte corrida y, por ende, atentan contra el
ambiente de protección adecuado y necesario en relación con los otros niños de la familia.

En el caso de los hijos y en muchos casos en los hermanos menores de la desaparecida, a la


desaparición, pérdida y muerte en circunstancias criminales se agrega, muchas veces, una
publicidad estigmatizadora que tiene efectos desorganizadores y que en algunos casos puede
llegar a representar una catástrofe psicológica al introducir confusiones y conflictos en las
percepciones y lealtades más básicas de los niños. Es común observar que en familias afectadas
por la desaparición de uno de sus miembros, los niños y adolescentes han sido descuidados al
focalizarse la atención en la búsqueda desesperada de la desaparecida. Es por ello que algunos de
ellos reaccionan con problemas conductuales, se presentan deprimidos y ansiosos, su horizonte
vital aparece profundamente vulnerado, y en algunos casos presentan síntomas severos
específicos, que es necesario diagnosticar y tratar oportunamente. Se puede concluir que el
desamparo, inermidad y desprotección caracterizan la vida cotidiana de estas familias afectadas
por el impacto traumático de la desaparición de una hija, lo que incide negativamente sobre sus
posibilidades de trabajar y vivir una vida normal y proteger el crecimiento y la vida de los demás
miembros del grupo familiar.

Como queda constancia en los informes y testimonios examinados la mayoría de los familiares
han experimentado trastornos del ánimo y del sueño, síntomas angustiosos y depresivos,
irritabilidad y labilidad emocional y muy posiblemente otras alteraciones emocionales que no se
registran específicamente. La mayor parte de las enfermedades y malestares son atribuidos a la
experiencia traumática provocada por la desaparición de su hija (madre, hermana, sobrina, nieta
etc). Los casos que corresponden a esta presentación han sido evaluados psicológicamente y se
ha concluido que presentan un trastorno emocional severo descrito como estrés post traumático
que se ha hecho crónico. A ello se agrega la vivencia de un duelo alterado permanente que
incluye al grupo familiar y que no cesa, porque para dar curso a un proceso de duelo normal se
requieren las formalidades culturales y sociales que permitan dar por terminado el proceso de la
búsqueda, asumiendo la muerte efectiva de la hija perdida con las evidencias necesarias para
cerrar definitivamente los aspectos policiales y legales del caso. Los duelos son procesos
idiosincráticos, es decir se expresan de acuerdo a la manera de ser de la persona, de acuerdo a su
cultura, de sus creencias e ideas acerca de la muerte, de acuerdo a la edad y al vínculo con la
persona perdida. Se puede decir que en estos casos el nudo del proceso ha sido la separación y la
pérdida permanente de la hija, sin posibilidad de cierre afectivo, toda vez que la identificación de
restos ha sido imposible o razonablemente dudosa y no ha sido posible ritualizar legal y
culturalmente el proceso de asumir que su hija (su familiar) se encuentra muerta.

El desaparecimiento instala en la familia los efectos de una separación forzosa, de una ausencia
indefinida, el temor por la suerte del desaparecido y la fantasía de la muerte. ¿Cómo procesar la
pérdida de alguien que no está más, que sin embargo está cada día presente en la vida cotidiana
de quienes lo aman? ¿Cómo procesar la ausencia como una separación forzosa pero t~ansitoli~.,'."--'~'1
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subyace el temor de que haya sido asesinada? ¿Cómo reconocer el dolor por su ausencia si está
teñido por el miedo? La violencia ejercida sobre las familias se ha mantenido al 'prolongarse la
incertidumbre sobre el destino y el paradero de su familiar obligando a vivir la desaparición como
si hubiese sido el resultado de una decisión de la víctima, sabiendo que se trata de un crimen que
debería ser esclarecido.

En síntesis, estas familias han sido afectadas por una situación criminal que es el
desaparecimiento y el asesinato de sus hijas, dislocando todos los elementos que constituyen su
identidad y que les permiten funcionar como familia protegiendo y ayudando a crecer a sus
miembros. Esos miembros viven individual y colectivamente la experiencia traumática de la
desaparición y sus consecuencias, que se cronifica con el paso del tiempo al no tener resolución
efectiva.

En esta breve, sintética y no exhaustiva enumeración quedan fuera innumerables combinaciones


de perturbaciones que dan cuenta del profundo impacto que estas situaciones tienen sobre los
adultos y los niños, sus relaciones sociales y sus proyectos vitales, interrumpiéndolos o
terminando con ellos. Las dificultades en las familias con niños pequeños se concentran en la
imposibilidad, en muchos casos, de mantener las funciones protectoras de la familia y de
contener el sufrimiento, la angustia y la desesperación que estas situaciones generan. El impacto
causado en todas las esferas de relación y de funcionamiento individuales y en todo el grupo
familiar, así como en muchos casos en la comnnidad a la que ese grupo pertenece, produce una
saturación emocional que se caracteriza por el desgaste y el miedo, al mismo tiempo que se
despliegan distintos tipos de recursos para sostenerse recíprocamente al interior de la familia
como dentro de la comnnidad.

El sujeto víctima es la familia, al mismo tiempo que cada uno de sus miembros. Pero no lo es
solamente por el hecho criminal. La familia es víctima porque secundariamente a la situación
inicial de la desaparición han sido objeto de un trato discriminatorio permanente que se
manifiesta en a) falta de información por parte de las instituciones oficiales ante la situación
denunciada .• de.:la .desapª!ición de .su •hija b) la falta •de.respuestas •adecuadas, oportunas •y
eficientes a lasdemandas concretas de los familiares e) la negligencia de las autoridades en
relación a los procesos de identificación entregando informaciones confusas o equivocadas, lo
que ha afectado severamente a las posibilidades de cierre de la situación e impidiendo el duelo de
las víctimas. d) la falta de verificación o de acceso a los cuerpos y la cremación borrando las
evidencias sobre la forma específica en que la víctima encontró la muerte. e) La estigmatización
de las víctimas y sus familias por su condición de pobreza y f) la sospecha de los familiares de
que la investigación judicial del caso no garantiza ni el conocimiento del destino final de la
víctima, ni la identificación y castigo de los responsables; es decir se confirma la desprotección y
la inseguridad jurídica de los familiares y la impunidad del crimen. De acuerdo a nuestra
experiencia los efectos son acumulativos.

Cada familia ha procesado la experiencia traumática y la ha integrado a su vida cotidiana. Por


ello hay disfuncionalidades en las familias que perturban a sus miembros y hay padecimientos
psíquicos en cada uno de ellos, a los que se agregan las enfermedades crónicas mencionadas, El
fin del proceso de búsqueda y el cierre judicial adecuado del caso puede posibilitar u7.s.~A_ I
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relevante en las posibilidades y rehabilitación de esas familias. Para ello se requiere diseñar un
programa específico de reparaciones en relación con los daños que presentan las personas y
familias:

En cuanto a las medidas de reparación

La reparación de las víctimas debe estar en relación con el daño causado y con el conjunto de
elementos que concurren a agravarlo.

En cuanto a la salud física y mental:

1.- Se ha destacado el impacto de la desaparición en una familia sobre la salud física y mental
de cada uno de sus miembros, por su origen traumático y por su cronificación progresiva. La
primera medida y la más inmediata es exigir que estas familias sean tratadas con dignidad y
respeto en todas las instancias policiales, judiciales, políticas y sociales en las que deben y
deberán entrar en contacto a causa de la desaparición de su hija. Se requiere cuidar que no
agravar la victimización secundaria de la cual han sido objeto las familias, cuidando el trato
respetuoso y la consideración que su situación amerita.

2.- Tal como fue señalado por las peritas mexicanas se recomienda que se les realice un
diagnóstico integral de salud y tratamiento que sean aceptados por la familia y validados por
expertos y agentes de la Red Ciudadana de NO Violencia y Dignidad Humana, cuidando que
no sean expuestos a nuevas condiciones de maltrato en las redes públicas del Estado.

3.- Una vez obtenido el diagnóstico integral es preciso garantizar que recibirán atención
médica y psicológica adecuada y por el tiempo que sea necesario a fin de lograr la
rehabilitación física y mental que requieren.

4.- Dada la prolongación en el tiempo de estas situaciones habitualmente se requieren


tratamientos especializados, lo que hace necesario asegurar que las familias dispondrán de los
recursos económicos suficientes para realizar los exámenes requeridos, para recibir el
tratamiento adecuado y obtener la medicación indicada por el tiempo que corresponda.

5., Es necesario diferenciar el tratamiento terapéutico para la familia y el tratamiento


especializado para algunos de sus miembros, en particular para los niños y adolescentes y
para aquellos miembros de la familia que pudiesen presentar trastornos neurológicos y
psiquiátricos.

6.- Las familias deben contar con un acompañamiento psicosocial durante todo el tiempo que
dure el litigio, pero especialmente en todas las acciones vinculadas al recono~te;.--\
exhumación y sepultura de los restos de sus hijas. r--- JARP,_ '
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En cuanto a la identificación de la desaparecida:

1.- En relación con los casos de este grupo se requiere asegurar la identificación de las
víctimas sobre las cuales no hay todavía identificación satisfactoria, ya sea porque
permanecen sin identificar o porque existen dudas sobre su identidad. La posibilidad de
hacer el duelo de los familiares depende del cierre del caso, es decir de la correcta
identificación de la desaparecida, de un ritual funerario y una sepultura digna de sus
restos cuando sean encontrados.

2.- La identificación se inscribe también en la necesidad de que el Estado mexicano


establezca garantías de no repetición. Parece importante subrayar la necesidad de
implementar todas las medidas y procedimientos que garanticen la correcta identificación
de los restos y la entrega oportuna de ellos a sus familiares en todos los casos análogos. Se
requiere establecer la confianza en que los procedimientos implementados aseguren que
esa identificación es correcta y definitiva.

En cuanto a la reparación social:

l.-La salud mental de los familiares de las víctimas tiene estrecha relación con la
afirmación del derecho a la verdad y la justicia y con las medidas de reparación para cada
una de las familias, especialmente porque estos crímenes han tenido una fuerte
connotación pública que ha repercutido sobre la vida de las familias y de cada uno de sus
miembros.

2.- Por esta razón se requiere establecer expresamente medidas de desagravio a la honra
de las víctimas en los medios de comunicación masiva reafirmando el derecho de toda
persona y de cada una de estas víctimas a ser respetada en su honra y en su dignidad.

3.- Los familiares y sus agrupaciones han propuesto la promoción de políticas de


conmemoración de las víctimas, de su persona, su honra y su vida, así como acciones
progrésivásparaerradicár la violencia y discriminación a las mujeres. Es indudable que
acciones de esta índole pueden llegar a tener un efecto educativo y preventivo sobre la
comunidad local pero también sobre otros grupos sociales en la medida en que sean
asumidos por el conjunto de la sociedad y no solamente por las agrupaciones de víctimas

En cuanto a la Impunidad:

1.- La condición de impunidad agrava el daño emocional de la familia y refuerza su


percepción de indefensión. Es preciso por tanto promover la investigación de estos
crímenes asegurando que puedan ser esclarecidos no obstante los años transcurridos,
permitiendo identificar el patrón criminal de estos asesinatos y el castigo para quienes
resulten responsables, proponiendo medidas de prevención y garantías de seguridad
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Como puede apreciarse la rehabilitación de las víctimas implica estimar de manera
integral el daño padecido en la familia, en la comunidad y en la sociedad y se basa
principalmente en el reconocimiento de los derechos y de la dignidad de cada uno de las y
los afectados por estas situaciones considerando medidas de reparación adecuadas,
oportunas y eficaces.

Santiago, 21 de abril de 2009.

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