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El artículo 123° establece que: "todos tenemos el derecho de habitar en un ambiente saludable,
ecológicamente equilibrado y adecuado para el desarrollo de la vida y la preservación del paisaje y
la naturaleza. Todos tenemos el deber de conservar dicho ambiente"
"Es deber del Estado preservar y controlar la contaminación ambiental".
¿Debe una empresa adaptarse a las creencias religiosas que dificultan el uso de equipo
deprotección personal (barbas que interfieren con las máscaras de seguridad,
pañuelos en lacabeza que impiden llevar cascos de seguridad, etc.)
La discriminación religiosa incluye distinciones basadas en la expresión de creencias
religiosas o la pertenencia a un grupo religioso. Si bien no debería permitirse la discriminación
sobre la base de las creencias religiosas, podrían existir bases legítimas para imponer en el
lugar de trabajo exigencias que restrinjan la libertad del trabajador para practicar una religión
en particular.

Una religión puede exigir un tipo especial de ropa incompatible con el equipo de protección
personal (EPP). En estos casos, es necesario encontrar un compromiso entre el derecho del
trabajador a la práctica plena de su fe o creencia en el lugar de trabajo y la necesidad de
cumplir con requisitos justificados en materia de seguridad.

Se exhorta a las empresas a que hagan esfuerzos razonables para adaptarse a ciertas
costumbres religiosas. Los trabajadores, y en particular sus representantes, deberían ser
consultados sobre las medidas que pudieran adoptarse para tener en cuenta las prácticas
religiosas.

Las organizaciones nacionales de empleadores y de trabajadores podrían tener otras


sugerencias y ofrecer orientación sobre el EPP y las posibles adaptaciones compatibles con
las costumbres religiosas.

¿DE ACUERDO A LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ, A QUÉ SE


REFIEREN LOS PRINCIPIOS DE SOSTENIBILIDAD, PREVENCIÓN Y
PRECAUTORIO?

De acuerdo con la Constitución, el Estado promueve el desarrollo sostenible


con criterios de racionalidad; esto es, buscando combinar el crecimiento
económico con la necesidad de prevenir graves riesgos para el medio
ambiente. En función a ello, la Ley General del Ambiente ha establecido el
principio precautorio, el principio de prevención, y otros que por su
importancia constitucional serán analizados a continuación.

1. Principio de Precaución

La definición inicial del principio precautorio o de precaución se adoptó en la


Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo
de Rio de Janeiro en 1992, al señalar que: “Cuando haya peligro de daño
grave o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá
utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces en
función de los costos para impedir la degradación del medio ambiente”.

En el ordenamiento jurídico peruano, la Ley General del Ambiente -Ley N°


28611- establece en el Artículo VII del Título Preliminar que: “Cuando haya
peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza absoluta no debe
utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces y
eficientes para impedir la degradación del ambiente”.

En ese entendido, el Tribunal Constitucional  ha señalado que el instituto de


la  precaución es un principio que garantiza la tutela de un medio ambiente
adecuado y equilibrado frente a situaciones de amenaza de un daño al
mismo, en las que existe falta de certeza científica sobre sus causas y los
peligros o daños que podría causar. En concreto, se ha indicado lo
siguiente:

«Al principio precautorio se le pueden reconocer algunos elementos. Entre


ellos: a) la existencia de una amenaza, un peligro o riesgo de un daño; b)
la existencia de una incertidumbre científica, por desconocimiento, por no
haberse podido establecer evidencia convincente sobre la inocuidad del
producto o actividad, aun cuando las relaciones de causa-efecto entre éstas
y un posible daño no sean absolutas, o incluso por una importante
controversia en el mundo científico acerca de esos efectos en cuestión; y,
c) la necesidad de adoptar acciones positivas para que el peligro o daño sea
prevenido o para la protección del bien jurídico como la salud, el ambiente,
la ecología, etc.»[1].

La aplicación del principio se sustenta en determinados parámetros que se


desprenden de lo señalado por el Tribunal Constitucional y por el Grupo de
Expertos de Naciones Unidas sobre el principio precautorio. En concreto, en
el caso de la protección del medio ambiente, el principio precautorio debe
aplicarse cuando: a) Existe una incertidumbre acerca de la naturaleza y
magnitud del peligro y/o daño; b) Los motivos de incertidumbre sean
plausibles o científicamente defendibles; c) El riesgo tenga consecuencias
poco conocidas; d) Los peligros sean inaceptables[2].

Ahora bien, se puede afirmar que en la doctrina existen dos posturas sobre
el principio precautorio. La primera es la minimalista, en la que el principio
precautorio solo se aplica en caso de riesgo inminente de graves daños
irreversibles. La otra es maximalista, donde el principio precautorio busca
alcanzar un nivel de riesgo “cero”, a partir del cual la acción pública puede
darse en condiciones incluso de ignorancia científica. Al respecto, el
Tribunal Constitucional inicialmente aplicó la postura maximalista del
principio de precaución. En el caso de las antenas Nextel, el primero de los
fallos emitido en el año 2003, declaró fundada la demanda y el
consiguiente retiro de las antenas, basado en el eventual peligro a la salud
de la radiación de las antenas retransmisoras de la telefonía móvil[3].

Sin embargo, esta postura cambió, aplicando un criterio minimalista, en el


segundo de los fallos del caso Nextel emitido en el año 2007, cuando se
declaró infundada la demanda que solicitaba el retiro de otras antenas, ya
que no existía acreditación de un riesgo razonable ni suficiente para la
salud y el medio ambiente. En ese sentido se adoptó una posición
minimalista dado que no se había acreditado un riesgo real. Por eso, el
Tribunal Constitucional sobre el principio precautorio estableció que:

«(…) El principio precautorio se aplica ante la amenaza de un daño a la


salud o medio ambiente y ante la falta de certeza científica sobre sus
causas y efectos. Si bien el presupuesto esencial para la aplicación del
principio precautorio es precisamente la falta de certeza científica –aun
cuando no sea imprescindible demostrar plenamente la gravedad y realidad
del riesgo–, sí resulta exigible que haya indicios razonables y suficientes de
su existencia y que su entidad justifique la necesidad de adoptar medidas
urgentes, proporcionales y razonables»[4].
De acuerdo con lo mencionado, la aplicación del principio precautorio debe
ser proporcional y, en ese sentido, debe señalarse que una prohibición total
de una actividad no necesariamente es la respuesta más adecuada en
todos los casos. En efecto, tal como lo ha señalado el Tribunal
Constitucional: “no siempre la prohibición absoluta de determinada
actividad es la única vía para alcanzar determinado grado de protección,
pues, dependiendo del caso, el mismo puede ser alcanzado mediante la
reducción de la exposición al riesgo, con el establecimiento de mayores
controles y la imposición de ciertas limitaciones”[5].

En efecto, el principio precautorio debe fundamentarse no sólo en una duda


razonable sobre la supuesta violación de derechos constitucionalmente
protegidos; sino que requiere implementarse mediante de un test mínimo
de razonabilidad o proporcionalidad consagrado en la jurisprudencia
constitucional en el cual se realizan los tres subjuicios: adecuación,
necesidad; proporcionalidad en sentido estricto.

2. Principio de Prevención

El principio de prevención se aplica en la gestión ambiental y tiene como


objetivos prioritarios prevenir, vigilar y evitar la degradación ambiental. De
modo que, cuando no sea posible eliminar las causas que la generan, se
adoptan las medidas de mitigación, recuperación, restauración o eventual
compensación que correspondan, conforme a lo que señala la Ley General
de Ambiente (artículo VI).

La regla riesgo-beneficio se encuentra estrechamente ligada al principio de


prevención. De hecho, en la teoría tradicional, el principio de prevención es
el que se aplica para evitar que un riesgo comprobado genere un daño o
una afectación al medio ambiente o a la salud de las persona.

En efecto, cabe reiterar que el principio de prevención se aplica en el


supuesto en que el riesgo se encuentra acreditado, pero se acuerda un
nivel aceptable respecto del mismo. La diferencia con el principio
precautorio es que este se aplica en los casos en los que existe una
incertidumbre sobre el riesgo, es decir, cuando hay una probabilidad de un
riesgo con consecuencias poco conocidas.

Ahora bien, la obligación de señalar un riesgo determinado o, lo que es lo


mismo, la imposibilidad de legitimar medidas preventivas ante peligros
abstractos, obliga desde esta perspectiva a una distinción entre precaución
y prevención. Está no está basada en la distinción entre riesgo hipotético y
riesgo potencial, o entre posibilidad y probabilidad, sino entre riesgos
potenciales afirmados más o menos unánimemente por la comunidad
científica y riesgos potenciales sobre los que existe disenso científico o
incertidumbre. Adicionalmente, en el caso del principio de prevención se
podría decir que tiene una relación directa con el principio de “diligencia
debida”, a partir del cual se busca adoptar previsiones para asegurarse
que, en condiciones normales, los objetos, elementos o actividades
riesgosas no causen perjuicios a terceros.

Así, en el caso de las licencias y permisos para la explotación de actividades


mineras y petroleras, el principio de prevención cobra especial relevancia,
ya que es plenamente aplicable a la relación riesgo-beneficio, dada lo
regular presencia de contaminación ambiental. Pero en la práctica, en la
explotación de los recursos naturales se requiere que el beneficio de su
empleo sea superior a los riesgos que pueda generar. En la práctica, los
permisos de la mayor parte de las empresas mineras y petroleras implican
un cierto riesgo que debe tratar de reducirse al máximo. Así, el Tribunal de
Fiscalización Ambiental ha aprobado una resolución como precedente
administrativo de observancia obligatoria, mediante la cual se establece
que el artículo 5 del Reglamento para la Protección Ambiental en la
Actividad Minero-Metalúrgica, aprobado por el Decreto Supremo N° 016-
93-EM, imponiendo al titular minero dos obligaciones: 1) adoptar con
carácter preventivo las medidas necesarias para evitar e impedir que las
emisiones, vertimientos, desechos, residuos u otros que se produzcan como
resultado de las actividades realizadas o situaciones generadas en sus
instalaciones puedan tener efectos adversos en el ambiente, sin que sea
necesaria la verificación ambienta; y, 2) no exceder los límites máximos
permisibles[6].

En esa línea, frente a los riesgos comprobados le sigue el principio de


gestión del riesgo que se deriva del propio principio de prevención y que
consiste en sopesar los riesgos y los beneficios derivados de una actividad
extractiva potencialmente contaminante, y seleccionar estrategias que
modifiquen dichos niveles. Así, se debería tener en cuenta una serie de
pasos o principios sobre la materia, que se resume de la siguiente manera:

a) Proporcionalidad de las medidas que se adopten  al nivel de la protección


deseada, teniendo en cuenta que jamás se puede alcanzar un riesgo cero.

b) No discriminación, en virtud de la cual situaciones comparables no han


de tratarse de manera diferente y situaciones diferentes no deben tratarse
de la misma forma.

c) Consistencia de las medidas, por cuanto  tienen que ser comparables a


las que se han adoptado en circunstancias similares o utilizando enfoques
parecidos.

d) Estudio de los beneficios y los costes de las acciones y de la falta de


acción, que es realizar un análisis del coste-beneficio, de la eficacia, del
impacto económico y social y, en determinadas circunstancias,
consideraciones no economicistas[7].

En concreto, en  materia ambiental, el principio de prevención involucra


que se incorporen en los planes de gestión de riesgos, el modo en que el
riesgo de contaminación debe ser prevenido o minimizado; realice estudios
o actividades para profundizar el conocimiento sobre la seguridad ambiental
de la actividad extractiva y/o transformadora; también comprobar si
existen  factores de riesgos para desarrollar los efectos adversos; así como
la evaluación de las medidas de las actividades de reducción de los riesgos.

Asimismo, el principio de prevención también implica que la autoridad


administrativa tenga el deber de exigir la actualización del plan de gestión
de riesgos de acuerdo a la nueva información de las actividades extractivas,
de transformación o manufacturación. En efecto, el Tribunal de Fiscalización
Ambiental en el caso de una empresa minera estableció que la obligación
de prevención se encuentra directamente dirigida a que el titular minero
adopte no solo un plan de manejo ambiental, sino también otras medidas
necesarias con la finalidad de evitar que se afecte negativamente al
ambiente con todas aquellas actividades que se generan al interior de la
concesión minera, más allá de que se superen o no los límites máximos
permisibles[8].

A partir de lo mencionado, el test de proporcionalidad debe ser el


instrumento aplicable también en situaciones de riesgo comprobado. El
examen en mención permitiría determinar si prevalece el riesgo o el
beneficio de una actividad que pueda ser contaminante. De hecho, en las
medidas de protección ambiental en base al principio de prevención, el
Estado mediante la Ley N. 28694 ha incorporado la regla de contaminador-
pagador, para las empresas de generación de energía en base a
combustibles contaminantes como el carbón y sus derivados, estableciendo
un rango  de pago proporcional a la contaminación producida. De modo
que, la determinación del riesgo-beneficio al medio ambiente se viene
utilizando la razonabilidad y proporcionalidad de las medidas limitativas de
las actividades peligrosas o dañinas al medio ambiente y a la salud.

¿Qué es la Certificación Ambiental y cuáles son las tres Categorías de EIA que se manejan en el
Perú?

La certificación ambiental es el instrumento previo que todo proyecto de inversión debe


elaborar antes de ser ejecutado, previendo los impactos ambientales negativos significativos
que podría generar. Equivale a la hoja de ruta del proyecto, donde están contenidos los
requisitos y obligaciones del titular, así como las actividades que deberá llevar a cabo para
remediar los impactos negativos.
Toda persona natural o jurídica, de derecho público o privado, nacional o extranjera, que
pretenda desarrollar un proyecto de inversión en el Perú que sea susceptible de generar
impactos ambientales negativos de carácter significativo, debe gestionar una certificación
ambiental ante la autoridad correspondiente.

No podrá iniciarse la ejecución de los proyectos ni las actividades de servicios y comercio y


ninguna autoridad nacional, sectorial, regional o local podrá aprobarlas, autorizarlas,
permitirlas, concederlas o habilitarlas si previamente no cuentan con la certificación
ambiental.

¿Cuáles son los Criterios de Protección Ambiental que maneja la Ley del Sistema Nacional de
Evaluación de Impacto Ambiental?

Criterios de protección ambiental Para los efectos de la clasificación de los proyectos de inversión
que queden comprendidos dentro del SEIA, la autoridad competente deberá ceñirse a los
siguientes criterios:

a) La protección de la salud de las personas;

b) La protección de la calidad ambiental, tanto del aire, del agua, del suelo, como la incidencia que
puedan producir el ruido y los residuos sólidos, líquidos y emisiones gaseosas y radiactivas;

c) La protección de los recursos naturales, especialmente las aguas, el suelo, la flora y la fauna;

d) La protección de las áreas naturales protegidas;

e) La protección de los ecosistemas y las bellezas escénicas, por su importancia para la vida
natural;

f) La protección de los sistemas y estilos de vida de las comunidades; g) La protección de los


espacios urbanos;
h) La protección del patrimonio arqueológico, histórico, arquitectónicos y monumentos
nacionales; e,

i) Los demás que surjan de la política nacional ambiental.

¿A que se denomina CONTAMINACIÓN AGRAVADA de acuerdo a la Normativa


Peruana?
305.- Formas agravadas ambiente La pena privativa de libertad será no menor de cuatro años ni
mayor de siete años y con trescientos misibles, provoque o realice des- a mil días-multa si el
agente incucargas, emisiones, emisiones de rre en cualquiera de los siguientes gases tóxicos,
emisiones de ruido, supuestos: filtraciones, vertimientos o radiaciones contaminantes en la 1.
Falsea u oculta información soatmósfera, el suelo, el subsuelo, las bre el hecho contaminante, la
canaguas terrestres, marítimas o tidad o calidad de las descargas, subterráneas, que cause o
pueda emisiones, filtraciones, vertimiencausar perjuicio, alteración o daño tos o radiaciones
contaminantes grave al ambiente o sus compo- referidos en el artículo 304, a la nentes, la calidad
ambiental o la autoridad competente o a la inssalud ambiental, según la califi- titución autorizada
para realizar la cación reglamentaria de la auto- bores de fiscalización o auditoría ridad ambiental,
será reprimido ambiental. con pena privativa de libertad no menor de cuatro años ni mayor de seis
años y con cien a seiscientos días-multa. Si el agente actuó por culpa, la pena será privativa de
libertad no mayor de tres años o prestación de servicios comunitarios de cuarenta a ochenta
jornadas.

http://www.minam.gob.pe/wp-content/uploads/2013/10/07delitosambientales.pdf
6) ¿Cuáles son las Categorías de Areas Naturales Protegidas que contempla en
territorio peruano?

a. Parque nacional: área que constituye una muestra representativa de la diversidad natural del país y de sus
grandes unidades ecológicas. En ella se protege con carácter intangible la integridad ecológica de uno o más
ecosistemas, las asociaciones de la flora y fauna silvestres y los procesos sucesionales y evolutivos, así como
otras características paisajísticas y culturales que resulten asociadas. Esta categoría nacional es equivalente
a la categoría II, «parque nacional », propuesta por la UICN. A la fecha existen 12 parques nacionales
establecidos sobre una superficie de 7’967,119.03 ha.

b. Santuario nacional: área donde se protege con carácter intangible el hábitat de una especie o una
comunidad de la flora y fauna, así como las formaciones naturales de interés científico y paisajístico. Esta
categoría nacional es equivalente a la categoría III, «monumento natural». A la fecha existen 9 santuarios
nacionales sobre una superficie de 317,366.47 ha.

c. Santuario histórico: área que protege con carácter de intangible un espacio que contiene valores
naturales relevantes y que constituye el entorno de sitios de especial significado nacional, por contener
muestras del patrimonio monumental y arqueológico o por ser un lugar donde se desarrollaron hechos
sobresalientes de la historia del país. Esta categoría nacional combina las categorías III y la V que
corresponden a monumento natural y paisaje terrestre y marino protegido, respectivamente. Se han
establecido a la fecha 4 santuarios históricos sobre una superficie de 41,279.38 ha.

d. Reserva paisajística: área donde se protege ambientes cuya integridad geográfica muestra una
armoniosa relación entre el hombre y la naturaleza, albergando importantes valores naturales, estéticos y
culturales. Esta categoría inicial es equivalente a la categoría V, «paisaje terrestre y marino protegido». A la
fecha se han establecido 2 reservas paisajísticas sobre una superficie de 711,818.48 ha.
e. Refugio de vida silvestre: área que requiere intervención activa con fines de manejo, para garantizar el
mantenimiento de los hábitats, así como para satisfacer las necesidades particulares de determinadas
especies, como sitios de reproducción y otros sitios críticos para recuperar o mantener las poblaciones de
tales especies. Esta categoría nacional es equivalente a la categoría IV, «área de manejo de
hábitats/especies». Se han establecido a la fecha 2 refugios de vida silvestre sobre una superficie de
8,591.91ha.

f. Reserva nacional: área destinada a la conservación de la diversidad biológica y la utilización sostenible de


los recursos de flora y fauna silvestres, acuáticos o terrestres. En ella se permite el aprovechamiento
comercial de los recursos naturales bajo planes de manejo, aprobados, supervisados y controlados por la
autoridad nacional competente. Esta categoría nacional es equivalente a la categoría VI, «área protegida con
recursos manejados». A la fecha se han establecido 13 reservas nacionales sobre una superficie de
3’860,181.43 ha.

g. Reserva comunal: área destinada a la conservación de la flora y fauna silvestres, en beneficio de las


poblaciones rurales vecinas. El uso y comercialización de recursos se hará bajo planes de manejo, aprobados
y supervisados por la autoridad y conducidos por los mismos beneficiarios. Puede ser establecida sobre
suelos de capacidad de uso mayor agrícola, pecuario, forestal o de protección y sobre humedades. Esta
categoría nacional es equivalente a la categoría VI, «área protegida con recursos manejados ». A la fecha se
han establecido 8 reservas comunales sobre una superficie de 1’777,466.39 ha.

h. Bosque de protección: área que se establece con el objeto de garantizar la protección de las cuencas
altas o colectoras, las riberas de los ríos y de otros cursos de agua y en general, para proteger contra la
erosión a las tierras frágiles que así lo requieran. En ella se permite el uso de recursos y el desarrollo de
aquellas actividades que no pongan en riesgo la cobertura vegetal del área. Esta categoría nacional es
equivalente a la categoría VI, «área protegida con recursos manejados». A la fecha se han establecido 6
bosques de protección sobre una superficie de 389,986.99 ha.

i. Coto de caza: área destinada al aprovechamiento de la fauna silvestre a través de la práctica regulada de


la caza deportiva. Esta última categoría nacional también es equivalente a la categoría VI, «área protegida
con recursos manejados». A la fecha se han establecido 2 cotos de caza sobre una superficie de 124,735.00
ha.

Como se ha mencionado, el sistema peruano contempla un estatus transitorio denominado zona reservada,


que es un espacio reservado para la conservación de la diversidad biológica y que requiere estudios
complementarios para definir la extensión y categoría que le correspondería como área protegida. En la
práctica, la mayoría de ANP establecidas en los últimos 15 años pasaron por un período previo como zonas
reservadas. Los procesos de categorización han definido casi siempre que las zonas reservadas se
conviertan en una o más ANP del sistema nacional, aunque nada impide que la categorización determine un
área de nivel regional. En algunos casos, la categorización ha significado también la liberación de áreas que
finalmente no forman parte de las áreas protegidas que en último lugar se definen. A la fecha existen 9 zonas
reservadas esperando por su categorización definitiva, que cubren una superficie total de 3’396,364.02 ha.

En este apartado es necesario mencionar otros tipos de áreas protegidas contemplados en la legislación. Por
ejemplo, el reglamento de la ley de áreas naturales protegidas del año 2001 añadió un tipo especial de área
protegida no incluido expresamente en la ley: las áreas protegidas marinas y marino-costeras. Por otro lado,
en el ámbito internacional, diversas instituciones otorgan títulos a algunas áreas protegidas que cumplen con
ciertas condiciones o características especiales. Por ejemplo, la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en el marco del Programa sobre el Hombre y la Biosfera (MaB),
otorga el título de «reserva de la biosfera». Las reservas de la biosfera conservan modelos de ecosistemas
característicos de las regiones naturales del mundo. Constituyen, además, modelos de gestión del territorio
que integran el mantenimiento de la diversidad biológica con su aprovechamiento sostenible.

De acuerdo con nuestra legislación, el SERNANP es la institución nacional encargada de la promoción y


dirección del Comité Nacional del MaB, y en coordinación con el Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE)
tramita ante la UNESCO el reconocimiento de esta categoría.

La UNESCO otorga asimismo el título de «sitio de patrimonio mundial natural» a lugares representativos de la
evolución biológica o que albergan hábitats naturales de especies amenazadas. Estos sitios son áreas
estrictamente delimitadas, reconocidas en la lista de patrimonio mundial administrada por el Comité de
Patrimonio Mundial de la UNESCO. De acuerdo a nuestra legislación, el SERNANP, en coordinación con el
MRE, tramita ante la UNESCO el reconocimiento de esta categoría. En el caso de los sitios de patrimonio
mundial natural y cultural, el trámite para el reconocimiento requiere también la participación del Instituto
Nacional de Cultura (INC).

Por otra parte, acogiéndose a convenios, acuerdos o leyes internacionales, los países firmantes se
comprometen a conservar áreas naturales de acuerdo a las condiciones establecidas en estas leyes o
convenios. Entre otros cabe destacar el Convenio Ramsar, un convenio relativo a humedales de importancia
internacional, especialmente como hábitat de aves acuáticas, ratificado por nuestro país mediante resolución
legislativa 25353.

Indique que parámetros contemplaría en la Evaluación de la Calidad del Aire en una


zona industrial urbana
¿Cuántos supervisores de seguridad son necesarios en las obras en construcción de un
edificio de gran altura?
Se exhorta a los empleadores a proporcionar el grado de supervisión "que garantice la
seguridad y salud de los trabajadores en su trabajo".[1]  No hay un número fijo de
supervisores de seguridad, ya que éste no es el único elemento que se toma en
cuenta. Revisten igual importancia las competencias de los supervisores y la
asignación de responsabilidades y atribuciones bien definidas.

Toda empresa de construcción, cualquiera que sea su tamaño, debe nombrar a uno,
o varios, encargados de la seguridad, el que deberá ser una persona (o personas)
debidamente calificada, cuya principal y especial responsabilidad será la promoción
de la seguridad y la salud.[2] 

Por otra parte, los supervisores de primer nivel ("capataces", “encargados” o “jefes


de cuadrilla”) con responsabilidades bien definidas desempeñan un papel fundamental
para garantizar la seguridad en la obra. Asimismo, cumplen una función esencial para
velar por la seguridad del grupo de trabajadores bajo su mando; como mínimo, cada
empresa representada en la obra debería tener supervisores de ese nivel, cuya
responsabilidad es garantizar [3]  que:

 las condiciones de trabajo y los equipos son seguros;


 la seguridad en el lugar de trabajo sea objeto de inspecciones periódicas;
 los trabajadores reciban la formación adecuada para el trabajo que se espera
de ellos;
 se aplican las medidas de seguridad en el trabajo;
 se adoptan las mejores soluciones utilizando los recursos y capacidades
disponibles, y
 los trabajadores cuentan con el equipo de protección personal necesario y lo
utilizan.
Cada supervisor requiere el apoyo directo de la dirección de la obra en construcción.
[4]  Los supervisores deberían estar debidamente calificados, recibir una formación
adecuada y tener suficientes conocimientos, experiencia y capacidad para poder
desempeñar sus tareas específicas en condiciones de seguridad.[5] 
Cuando dos o más empleadores realicen actividades simultáneamente en una misma
obra, la responsabilidad de velar por el cumplimiento efectivo de las medidas
prescritas en materia de seguridad y salud incumbirán al contratista principal u a otra
persona u organismo que ejerza el control efectivo o tenga la responsabilidad principal
del conjunto de actividades en la obra. Cuando el contratista principal no estuviera
presente en el lugar de trabajo, debería atribuir a una persona o un organismo
competente presente en la obra la autoridad y los medios necesarios para asegurar
en su nombre la coordinación y la aplicación de las medidas prescritas (un supervisor
o coordinador general de seguridad). Sin embargo, cada empleador seguirá siendo
responsable de la aplicación de las medidas prescritas a los trabajadores bajo su
autoridad. Todos los empleadores o trabajadores por cuenta propia que realicen
actividades simultáneamente en una misma obra tendrán la obligación de cooperar en
la aplicación de las medidas prescritas en materia de seguridad y de salud.[6] 

Otro grupo de personas que también pueden considerarse "supervisores" en un


sentido más amplio son los representantes en materia de SST designados por los
trabajadores y los sindicatos. Se ha demostrado repetidamente que los
representantes de los trabajadores en materia de SST cumplen una función de vital
importancia y contribuyen a que las condiciones de trabajo sean más seguras.[7]  La
seguridad en la obra requiere inspección periódica y medidas correctivas. Cuando
reciben formación adecuada, los trabajadores saben reconocer los riesgos y cómo
hacerles frente. Los trabajadores deberían conocer la manera de hacer su trabajo en
toda seguridad.[8]  Los empleadores deberían establecer comités en que participen
representantes de los trabajadores y la administración o tomar otras disposiciones
adecuadas, de conformidad con lo que dispongan la legislación y los reglamentos
nacionales relativos a la participación de los trabajadores para garantizar condiciones
de trabajo seguras.[9] 

En resumen, en cualquier obra en que dos o más contratistas trabajen en un momento


dado, como es el caso de la construcción de cualquier edificio alto, deberá haber un
coordinador/supervisor de seguridad general. Bajo la supervisión del coordinador,
cada contratista velará por la seguridad y la salud de sus trabajadores y de los
subcontratistas bajo su mando. Sus responsabilidades incluyen la provisión de
información, formación, instrucciones sobre las condiciones de la obra (si el contratista
principal no lo hubiere hecho), etc. Deberá haber un máximo de coordinación entre el
coordinador general, el contratista principal y los demás contratistas que trabajen en la
obra. Para decidir si son necesarios otros supervisores de seguridad en la obra
deberán analizarse muchos factores:

 la envergadura y complejidad de la obra;


 el número de empresas que trabajan en la obra;
 algunas de éstas, o todas, pueden tener sus propios supervisores de seguridad
(que pueden estar presentes de manera permanente o solo parte del tiempo,
en el caso de que tuvieran también la responsabilidad de otros sitios);
 las medidas que se deriven de la evaluación del riesgo (en el caso de que se
haya llevado a cabo);
 por ejemplo, la evaluación podría exigir la presencia de supervisores de
seguridad en determinadas zonas y en ciertos horarios;
 la presencia y competencia de los supervisores de cada empresa (capataces);
 la existencia y grado de desarrollo de una cultura de seguridad, y
 el nivel de participación de los representantes sindicales en materia de SST.
Las organizaciones nacionales de empleadores y de trabajadores son también una
fuente muy importante de información en cuanto a la legislación nacional, la
reglamentación y los convenios colectivos relativos a los requisitos de seguridad en
las obras.

¿Qué medidas clave de protección contra la COVID-19 deben tomarse en TODOS los
lugares de trabajo?

 Guarde al menos 1 metro de distancia entre usted y otras personas, a fin de


reducir su riesgo de infección cuando otros tosen, estornudan o hablan. Mantenga
una distancia aún mayor entre usted y otras personas en espacios interiores.
Cuanto mayor distancia, mejor.
 Convierta el uso de la mascarilla en una parte normal de su interacción con
otras personas.

Indicaciones básicas sobre la manera de ponerse la mascarilla:

 Lávese las manos antes de ponerse la mascarilla, y también antes y después de


quitársela.
 Asegúrese de que le cubre la nariz, la boca y el mentón.

Indicaciones específicas sobre el tipo de mascarilla que se ha de usar, y en qué


circunstancias, en función de la magnitud de la circulación del virus en el lugar en
que usted vive, el lugar al que se dirige y quién es usted.

 Utilice una mascarilla de tela, a menos que pertenezca usted a un grupo de riesgo
determinado. Esto es especialmente importante cuando no pueda mantener la
distancia física, en particular en entornos de aglomeraciones y en interiores poco
ventilados.
 Utilice una mascarilla médica/quirúrgica si:
o Es mayor de 60 años
o Tiene enfermedades preexistentes,
o Se siente mal y/o
o Está cuidando a un miembro de la familia enfermo.
 Para más orientaciones sobre mascarillas consulte nuestras Preguntas y
respuestas y nuestros vídeos. También hay una página de Preguntas y respuestas
sobre los niños y las mascarillas
 Para los profesionales sanitarios, las mascarillas médicas son equipo de
protección personal esencial cuando tratan casos sospechosos, probables o
confirmados de COVID-19. Las mascarillas autofiltrantes (entre ellas las FFP2,
FFP3, N95, N99) se deberán utilizar en los entornos donde se realizan
procedimientos generadores de aerosoles, y se deben adecuar para asegurar el
uso de la talla correcta.
 Mirar o leer esta entrevista para obtener más información sobre la manera en que
el virus de la COVID-19 infecta a las personas, y sobre la reacción de nuestro
organismo.

¿Cómo puede planificarse la prevención la mitigación de la COVID-19 en los


lugares de trabajo?

En los lugares de trabajo deben elaborarse planes de acción para prevenir y


mitigar la COVID-19 dentro del plan de continuidad de las actividades y de
acuerdo con los resultados de las evaluaciones de los riesgos y la situación
epidemiológica. 

Es necesario supervisar y actualizar periódicamente el plan de acción y las


medidas preventivas. El acondicionamiento, el seguimiento y la renovación del
lugar de trabajo en el contexto de la COVID-19 deben realizarse en consulta con
los trabajadores y sus representantes y contando con su participación. Es muy
importante controlar la efectividad de las medidas preventivas y su cumplimiento
por parte de los trabajadores, los visitantes, los usuarios, los clientes y los
subcontratistas. Los planes deben actualizarse cuando se dé un caso de COVID-
19 confirmado o sospechoso en el lugar de trabajo.   

¿La OMS recomienda que los trabajadores utilicen mascarillas en el lugar de


trabajo (oficina u otros)? De ser así, ¿qué tipo de mascarilla?

El uso de las mascarillas depende de la evaluación de los riesgos. Para los trabajos y
tareas que conllevan un riesgo medio o alto, para personas de 60 años o más y para
aquellos con afecciones subyacentes, debe proporcionarse una mascarilla médica y
otros elementos del equipo de protección individual. Las mascarillas o caretas de tela
se recomiendan por el momento para las personas más jóvenes y que no presenten
síntomas en contextos donde no se pueda lograr el distanciamiento físico. Esto evita
la propagación del virus de la persona que lleva la mascarilla (que podría tener
COVID-19 pero no presentar síntomas) a los demás. La política sobre el uso de
mascarillas o la cobertura facial en los lugares de trabajo de riesgo bajo debe estar en
consonancia con las orientaciones nacionales o locales. Las mascarillas conllevan
algunos riesgos si no se utilizan correctamente.

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